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Alemania interesada en tren desde Bolivia hacia el sur del Perú

El Comercio. 17 de marzo 2017.

Mapa de los proyectos de tren bioceánico atravesando Bolivia y directamente entre Perú y Brasil. (Infografía:
Los Tiempos)

(Reuters) - Alemania está interesada en financiar un proyecto de tren que una Bolivia con
la costa del Pacífico por el sur de Perú, plan que considera una inversión de unos 15.000
millones de dólares, dijo el miércoles el vicepresidente peruano, Martín Vizcarra.

El proyecto es alternativo a otro plan para construir un tren que cruzaría el norte de Perú
hasta Brasil, para el cual China firmó en el 2015 un acuerdo con el Gobierno peruano para
estudiar su viabilidad.

Vizcarra, quien también es ministro de Transporte y Comunicaciones de Perú, dijo que para
dialogar sobre detalles del proyecto boliviano viajará el 22 de marzo a La Paz para reunirse
con sus pares de Alemania y Bolivia.

"Las autoridades del gobierno alemán son los más interesados en financiar este proyecto
(...) desde la zona productiva de Bolivia hasta un puerto en el sur de Perú", afirmó.

El funcionario dijo que el tren partiría de Santa Cruz y como punto de llegada se consideraría
a los puertos peruanos de Ilo, Matarani, Corío y Grau en el sur del país andino. El Gobierno
ha realizado un informe del perfil del proyecto, pero debe hacer un estudio de factibilidad del
tren, agregó.

"Estamos viendo cómo el proyecto beneficia a Perú, sino una alternativa es que hagan el
proyecto y le damos las facilidades, es un proyecto de ellos. Nosotros como país hermano,
que es Bolivia, lo acompañaremos en este proceso", dijo Vizcarra.

El funcionario refirió que el corredor permitirá a Bolivia tener "acceso" al mar que perdió en
una guerra con Chile y colocar sus exportaciones a grandes mercados como Asia.
El tren bioceánico, por Iván Alonso
La idea sería acortar las distancias para desarrollar aún más el comercio
internacional, ¿pero cuánto se acorta realmente?

Ilustración: Andrés Edery.

En su gira por Sudamérica, el primer ministro chino Li Keqiang ha firmado sendos acuerdos
con los presidentes del Perú y Brasil para estudiar la posibilidad de construir un ferrocarril,
digamos, de Río de Janeiro a Piura. China es hoy el principal mercado de exportación y la
principal fuente de importaciones para ambos países. La idea sería acortar las distancias
para desarrollar aún más el comercio internacional.

Se trata de un proyecto colosal con desafíos no menos colosales. Para empezar, el costo.
Se ha hablado de 10.000 a 30.000 millones de dólares. Que podrían ser 35.000 porque los
grandes proyectos tienen la mala costumbre de terminar costando más de lo originalmente
presupuestado. Pero aún si se queda en el límite inferior de ese rango, no va a ser fácil
justificar la inversión.

¿Cuánto se acorta la distancia realmente? Con la ayuda del sitio www.distance.to podemos
calcularlo. De Río a Piura por tierra, más o menos 5.500 kilómetros; de allí a Shanghái, otros
16.000. Saliendo de Río por barco hacia el norte, son 7.500 kilómetros al Canal de Panamá
y 15.000 más hasta Shanghái. En total, el proyecto del ferrocarril reduce la travesía unos
1.000 kilómetros, o sea, no más de 5%.

Puede ser que el ahorro de tiempo sea más importante. Mientras que un buque de carga
navega a 30 kilómetros por hora, el tren, dependiendo de la geografía y el tipo de rieles (y,
por lo tanto, de la inversión que se haga), podría alcanzar, en promedio, 60 o 90 kilómetros
por hora. Incluyendo el transbordo del tren al barco o viceversa, el viaje se podría abreviar
unos cuantos días: tres o cuatro, digamos. Ese sería quizá el principal atractivo comercial
del proyecto.

Pero el ahorro de tiempo y distancia tiene que traducirse en una tarifa competitiva que
genere suficiente volumen de carga. Y no estamos pensando en que el proyecto sea
rentable o no desde el punto de vista financiero. Si no hay carga para mover, el ferrocarril
no tiene sentido. Hay mejores maneras de gastar 10.000 millones de dólares.

En el caso peruano, es difícil imaginar qué se va a transportar. Los espárragos y las uvas
que se envían a China se cultivan en la costa. El cobre que se produce en Áncash o más al
sur sale por otros puertos. Un tren que entra por Pucallpa, sube hasta Yurimaguas y dobla
hacia Piura quizá pueda llevar café, tabaco o madera, pero primero habría que ver si hay
quién los compre. Es una de las interrogantes que el estudio de factibilidad que se anuncia
(optimistamente) para mayo del 2016 tendrá que despejar.

De primera impresión, parecería que el proyecto descansa casi exclusivamente en las


exportaciones brasileñas de soya y minerales. La primera se produce principalmente en el
sur de Brasil, o sea que está en la ruta del ferrocarril. Los segundos están diseminados por
todo su territorio. A algunos les convendrá usar el tren; a otros no.

No hay que perder de vista, finalmente, que Río de Janeiro está en las antípodas de
Shanghái y que la ruta más corta entre Brasil y China no es a través del Océano Pacífico,
sino pasando por el cabo de Buena Esperanza, al sur de África, y cruzando el Océano Índico
hacia el oriente. Una ruta que, según la opinión del especialista Jean-Paul Rodrigue que
publica el BID en su página web, “ofrece una alternativa a las crecientes relaciones
comerciales entre Brasil y Argentina y China”.

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