Las cebollas aportan numerosos beneficios a la salud, desde
prevenir el cáncer y los accidentes cerebrovasculares hasta aliviar el dolor de la artritis y mantener una buena digestión.
Normalmente, cuando uno pasa tiempo seguido cortando cebolla,
siente la sensación de irritación de sus ojos y comienza a lagrimear, lo cual nos deja con la interrogante de saber el porqué de ésa reacción.
Según National Geographic en Español: “La acción de cortar una
cebolla hace que se mezclen dos sustancias que como resultado producen un gas que contiene azufre y que al contacto con el agua, como los ojos que son húmedos, se descompone en ácido sulfúrico. Entonces, el cerebro reacciona diciéndole a los conductos lacrimales que produzcan más agua, es decir lágrimas, para diluir el ácido y proteger así los ojos”.
Es decir, que dentro de las células de la cebolla existen dichos
compuestos que contienen azufre y que cuando la cortamos, se rompen las células y estos compuestos sufren una reacción química que los transforma en moléculas sulfuradas más volátiles, que son liberadas al aire. Así es cómo estos compuestos sulfurados reaccionan con la humedad de los ojos generando ácido sulfúrico, que produce una sensación de quemazón. Las terminaciones nerviosas en los ojos son muy sensibles y detectan esta irritación. Entonces el cerebro reacciona diciéndole a los conductos lacrimales de los ojos que produzcan más agua, es decir lágrimas, para diluir el ácido y proteger así los ojos.
El factor lacrimatorio evoluciona como un mecanismo de defensa
que protege a las cebollas contra microbios y animales como nosotros, ya que al cortar una cebolla, este activa sus defensas y a medida que las células se descomponen y se desata una reacción química.