Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La historia del reconocimiento del canon del Nuevo Testamento es una historia
que tristemente ha sido desvirtuada con la intención de poner en entredicho, no
solamente los documentos mismos del Nuevo Testamento sino también el propio
cristianismo.
Estos libros y no otros son los libros canónicos revelados e inspirados por Dios
y por tanto con plena autoridad divina para conformar el canon o regla de fe y
conducta para el pueblo de Dios en la Escritura. En ningún momento la iglesia
cristiana atribuyó canonicidad a los libros sino que simplemente reconoció lo que
ya había en ellos.
2
historia redentora como el cumplimiento de lo anunciado bajo el Antiguo
Testamento.
Por lo que, aun y cuando el proceso de reconocimiento del canon del Nuevo
Testamento no fue uniforme y de consenso común, dentro de un periodo menor a
un siglo dentro del primer siglo los libros canónicos del Nuevo Testamento eran ya
todos ellos una realidad y eran aquellos libros que presentaban continuidad y
discontinuidad, a la luz de la persona y obra de Cristo, con todo el progreso de la
historia redentora y con el mensaje profético narrado en el Antiguo Testamento.
Dios supervisó incluso la formación del canon y esto hace que pueda tenerse
total y plena confianza en que los libros que tenemos en el canon
novotestamentario son los libros que Dios ha querido que su pueblo tenga.
El Canon del NT
3
De todas maneras, aun y la transmisión oral de los primeros años, el mensaje
del evangelio – así como también el de toda la Escritura – no fue un mensaje
destinado a quedar solamente en palabras, Dios mismo determinó que su palabra
debía quedar escrita.
Por lo tanto, el testimonio oral que circuló en los primeros años por parte de los
apóstoles y discípulos en un periodo relativamente corto de tiempo pasó a ser
escrito.
En el proceso de escritura es probable que el primer libro que tomó forma escrita
del Nuevo Testamento fuese la epístola de Santiago sobre la última década de los
cuarenta17 y el último libro en tomar forma escrita fue el libro del Apocalipsis a
finales del primer siglo, alrededor del 95 – 96 d.C. Sea como sea, dentro del
primer siglo todo el Nuevo Testamento quedó escrito.
(1) La crítica formal la cual se centra en una forma oral de proclamación del
evangelio.
(1) La teoría de las 2 fuentes la más popular hoy en día y la cual determina que
Marcos fue escrito primero y Mateo y Lucas tomaron de él. La fuente Q, (una
miscelánea de distintos documentos relativos a Jesús).
Sin duda alguna puede afirmarse que ya en el siglo segundo había un canon
del Nuevo Testamento. Por tanto, la pregunta que puede surgir es, si en el siglo
segundo las cartas de Pablo circulaban como un corpus y los evangelios eran ya
conocidos como un único Evangelio ¿qué necesidad había del reconocimiento de
un canon del Nuevo Testamento? La respuesta puede presentar varios frentes
pero de mera esencial dos de ellos pueden ser mencionados:
¿Cómo fue capaz la iglesia de reconocer los libros canónicos? ¿Tenían algunos
criterios para ello? A continuación de manera breve se mencionar los criterios de
canonicidad seguidos por la iglesia para el reconocimiento del canon.
(1) La inspiración divina de los libros era el criterio esencial. Los libros se sabían
que eran inspirados porque estaban en el canon, por tanto, el principal criterio,
como Orígenes mencionó, no era la apostolicidad sino la inspiración.
5
(2) La apostolicidad en el caso del Nuevo Testamento y el profetismo en el caso
del Antiguo Testamento como garantía de la inspiración requerida. En el caso del
Nuevo Testamento la autoría apostólica o la relación con un apóstol como son el
caso de Marcos o Lucas eran criterios de reconocimiento canónico.
(3) La unidad doctrinal de los libros, es decir, los libros del canon debían estar
acordes con la enseñanza de los apóstoles y de toda la enseñanza bíblica. Si un
libro contradecía la enseñanza de la Escritura no podía ser considerado canónico
ya que Dios no puede contradecirse a sí mismo y, por tanto, contradicción era
signo de no inspiración.
Por último, (6) La antigüedad, si un escrito era obra de un apóstol este debía de
haber sido escrito dentro del primer siglo, es decir, dentro de la era apostólica.
Esto hacía que escritos fechados posteriores al primer siglo fuesen
automáticamente descartados como libros canónicos.
6
era presente. Este cumplimiento inaugurado pero no consumado es la manera en
cómo la Biblia misma establece una legítima continuidad y discontinuidad entre
Antiguo y Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento presenta una visión
escatológica inaugurada, es decir, el fin de los tiempos, el clímax de la historia de
la redención ha sido ya inaugurado en el presente pero no consumado todavía.
Esta escatología inaugurada será el marco dentro del cual los autores del Nuevo
Testamento escribieron y vivieron.
Lo que parece ser es que los días postreros, supondrán un cambio irreversible
donde la nación del pacto bajo el reinado y liderazgo de Judá será guiada al
cumplimiento del ideal de la creación marcado en Génesis 1-2 y del rol adámico
de reinar, sojuzgad y cumplir el poner los enemigos bajo sus pies cómo es visto en
Génesis 3:15. Otros textos a lo largo de la revelación sustentan la visión de
Génesis 49:1 como un cambio radical en relación a la era presente.
La relación establecida entre estos textos es varia: (1) Parece ser que Isaías 2:2
y Miqueas 4:1 son un desarrollo en el progreso de la salvación de Génesis 49:10,
en los postreros días los pueblos se congregarán en Siloh y de igual manera las
naciones se congregan en el monte de Jehová en Isaías y Miqueas. (2) Los
postreros días se caracterizan por el monte de Jehová establecido como el monte
más alto.
8
Deuteronomio 4:30 “cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas
cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyes su voz”
Los dos textos de Deuteronomio mencionan y relacionan los postreros días con
dos ideas clave en la historia de Israel; (1) tiempo de tribulación y (2) la realidad
del exilio. Los últimos días conllevarán tribulación para el pueblo, el exilio y el
llamado de volverse a Dios. Jeremías enfatiza dichos aspectos.
La visión del Antiguo Testamento es que la era presente acabará con la venida
del Mesías y esto supondrá la llegada de los últimos días con todas las
realidades que ello supone. El Antiguo Testamento presenta una visión lineal o en
una secuencia cronológica. Con la llegada del Mesías los últimos días llegan, la
era presente tal y como la conocemos terminará para dar paso a los postreros
días y a la era venidera.
10
El Nuevo Testamento siendo el cumplimiento del progreso de la redención
iniciado en el antiguo pacto, presentará la visión de que los últimos días ya han
sido inaugurados en el presente, la escatología redentora del Antiguo Testamento
de restaurar el ideal de la creación, ahora pasará a ser escatología inaugurada
bajo el Nuevo Testamento, es decir, las realidades de la creación son finalmente
inauguradas. La visión del Nuevo Testamento y de sus autores será una visión de
escatología inaugurada, “el inicio de la historia Cristiana fue percibido por los
primeros cristianos como el inicio de los últimos días pero no su consumación
final.
Uno de los aspectos cruciales del Nuevo Testamento es entender que éste
mismo desarrolla el cumplimiento de las promesas, expectativas, esperanzas en el
Antiguo Testamento, “nadie puede captar el mensaje del Nuevo Testamento si la
historia de la redención no entra en escena.
Diversos ejemplos son dados en el Nuevo Testamento pero dos de ellos pueden
servir para ejemplificar lo dicho.
11
El concepto de Reino de Dios es uno de ellos. La idea de reino de Dios es
preeminente en el Nuevo Testamento, en especial en los evangelios.
Existe una relación intertextual entre Isaías 2:2 y Hechos 2:17 debido al hecho
de que dicha expresión en Griego tanto en el Nuevo Testamento como en la LXX
solamente aparece en Isaías 2:2 y Hechos 2:17 por lo tanto es muy probable que
Lucas esté aludiendo a los postreros días definidos en Isaías 2:2, la realidad
escatológica de los postreros días en los que el monte santo de Jehová será hecho
el monte más alto y las naciones acudirán a servir a él. Por otro lado, con esta
conexión intertextual resulta interesante ver qué relación se establece con Joel
2:28-32. El texto de Joel es el foco principal de Hechos 2:17, con el trasfondo de
los postreros días de Isaías 2:2 perece ser que Pedro interpreta la profecía de Joel
a la luz de los postreros días de Isaías, por lo tanto dos realidades escatológicas
de los últimos días están puestas a la par, por un lado, el monte santo de Dios y
las naciones acudiendo a él y por otro lado el derramamiento del Espíritu de Dios.
En este punto parece aparente que la promesa del Espíritu sobre Israel es
anticipada como una promesa para ser cumplida entre los gentiles algo que el
resto del libro de Hechos demostrará.
Siendo los últimos días lo que se vive en este solapamiento de eras, realidades
de los días postreros son ya presentes en esta vida. Éste solapamiento de eras
genera una continuidad y discontinuidad legítima en el progreso de la meta-
12
narrativa al tiempo que trae el entendimiento de la tensión que todo creyente vive,
“estamos en éste mundo pero no somos de este mundo” vivimos en la tensión de
la era caída y la gloria de la era por venir
Con todo esto, puede observarse que el Nuevo Testamento tiene la visión de que
los últimos días ya han sido inaugurados y por lo tanto las condiciones de los
mismos son condiciones presentes. En este respecto, la gran discontinuidad en el
cambio de estructura de la historia de la salvación genera un último aspecto
imprescindible cuando se considera el marco teológico del Nuevo Testamento, lo
que se conoce como la tensión del ya pero todavía no.
La tensión del ya pero todavía no, es algo que está implícito en la escatología
inaugurada del Nuevo Testamento. Los cristianos de todos los tiempos, incluidos
nosotros vivimos en este solapamiento de eras y en esta tensión del ya pero
todavía no, esta es la razón por la cual todavía existe lucha entre realidades de la
era caída, pecado, tentación, tribulación, etc.
14