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COMPORTAMIENTO

AUTODESTRUCTIVO INDIRECTO Y
RASGOS DE PERSONALIDAD

Lucero González Franco Haghenbeck


Universidad Iberoamericana México, Distrito Federal
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Lucero González lucas_gfh@yaho

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Introducción
El comportamiento autodestructivo (CADI) pasa desapercibido, frecuentemente negado,
menospreciado o deformado tanto por el sujeto que lo realiza como por la gente que lo
rodea. La diferencia entre comportamiento autodestructivo directo e indirecto es que el
directo es consciente e intencionalmente autodestructivo, mientras que el indirecto no. El
CADI se puede considerar como un suicidio lento, inconsciente y a largo plazo siempre y
cuando las conductas se repitan y tienda a aumentar la intensidad con las que se presentan.
El Comportamiento Autodestructivo Indirecto
Freud (1920) declaró que ningún hombre es capaz de imaginar su propia muerte porque no
puede integrar su no existencia a través de sus fantasías de inmortalidad. El aparato anímico
funciona bajo el principio de constancia; definido por Breuer y Freud en sus Estudios sobre
la Histeria como: “La tendencia a mantener constante la excitación intracerebral” (Breuer,
1985 en Freud, 1920 p 15); esto es la búsqueda del equilibrio de energía. Se introduce el
concepto de instinto de muerte como una pulsión biológica que lo empuja a retornar a lo
inorgánico, “…deriva una pulsión de la necesidad de restablecer un estado anterior” (Freud,
1920/1955 p. 56) o bien “el organismo reacciona ante toda perturbación con la tentativa de
recuperar el status quo” (Segal, 1984. en Widlöcher, 1991 p.35).
La compulsión a la repetición es la manifestación de la pulsión de muerte, es un intento de
regresar a un estado previo para mantener la constancia. La pulsión de muerte opera casi
siempre de manera silenciosa por lo que es difícil observar sus manifestaciones en estado
puro, solamente podrán ser percibidas cuando se fusionan con la libido. Segal (1984 en
Widlöcher, 1991) propone que el principio de Nirvana es una idealización de la muerte y de
la pulsión de muerte, afín a la de una fusión con el objeto, como en el sentimiento oceánico.
Reckhardt (1984 en Widlöcher, 1991) afirma que el equipamiento primario de preservación
de sí del organismo incluye algunas funciones de repliegue y desplazamiento. En
consecuencia, las primeras derivaciones de la pulsión de muerte se manifiestan por la
indiferencia y la destrucción. El instinto de muerte se manifiesta en suicidio encubierto y
comportamiento autodestructivo. Anteriormente se consideraba a una persona suicida si
hablaba de suicidio, lo intentaba o tenía éxito, pero estudios posteriores indicaron que había
más factores interactuando como el comportamiento, el tiempo, la intención y la actividad.
También se introdujo el concepto de tendencias suicidas inconscientes porque el sujeto
parecía no darse cuenta o negar que sus acciones tenían el propósito de dañarse.
Durkheim (1999) se refiere al suicidio como todo caso de muerte que resulte, directa o
indirectamente, de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, sabiendo
ella que debía producir este resultado. En la definición anterior, es importante resaltar que
el suicida está consciente de su acto y las consecuencias de este.
Litman (1983; en Farberow, 1984) explica que la diferencia entre comportamiento
autodestructivo directo e indirecto es la meta consciente de la conducta. Si la meta principal
es dañarse a sí mismo, el término conducta autodestructiva es correcto y el suicidio es su
forma extrema. En el comportamiento autodestructivo indirecto el dañarse a sí mismo no es
la meta principal, sino un efecto indeseado e incluye errores relativamente insignificantes,
auto-castigo y pequeños riesgos que sumados aumentan la posibilidad de lesiones serias y
la muerte. De esta manera, comienza a fallar la prueba de realidad y se activan esquemas de
acción narcisistas.
CADI, es una forma de vida, un rasgo de carácter repetitivo, un hábito. Se presenta
lentamente, de forma inconsciente y las consecuencias se manifiestan a largo plazo. Es una
manera de evitar el dolor. Es un intento de mantener el control y la predicción; locus de
control interno contra externo. Individuos con poca capacidad de introspección explicarían
las consecuencias como productos de la suerte, el destino o víctimas del ambiente. El daño
se produce poco a poco cada vez que se presenta la conducta como en el consumo de
tabaco, alcohol y drogas, alteraciones del cuerpo (tatuajes, piercings, etc.), trastornos de la
alimentación (obesidad, anorexia y bulimia) y relaciones sexuales de alto riesgo. El daño es
potencial por la repetición de la conducta y el aumento del riesgo. Se presenta en: apuestas,
actos delictivos leves, accidentes y deportes de alto riesgo. Farberow (1984) considera que
aquellas personas que presentan una o más de las conductas descritas anteriormente, de
manera repetitiva, tienen en común los siguientes rasgos: El razonamiento tiende a ser
hueco y superficial; Su comportamiento autodestructivo no se presenta en condiciones de
estrés, La motivación es dirigida a la obtención de placer y las acciones se dirigen hacia sí
mismo; Pueden mantener su comportamiento por su fuerte capacidad de negación; Tienen
poca capacidad para visualizarse a largo plazo, se muestran intolerantes a los retrasos y los
compromisos pospuestos; Son incapaces de explicar su conducta y ésta siempre parece ser
impulsiva y difícil de entender, pero la justifica el placer mismo que produce la actividad.
Mantienen relaciones inestables ya que la principal preocupación es la persona misma y no
el otro.
Casillas y Clark (2002) investigaron a individuos con alta dependencia e impulsividad y
con una tendencia a conductas autodestructivas para después correlacionarlo con la
personalidad tipo “B” la cual consiste en una combinación de rasgos de la personalidad
antisocial, limítrofe, histriónica y narcisista. La combinación de las tres coincide con las
características de personalidad señaladas por Farberow (1984).Por otra parte, El DSM IV
(1994) señala algunas conductas de la personalidad tipo “B“que son similares a las
propuestas por Farberow.
Retomando a los autores antes citados se puede decir que las personas que presentan
Conductas Autodestructivas Indirectas presentan las siguientes características de
personalidad:
Búsqueda de placer inmediato y poca tolerancia a la frustración:
• Tendencia a la negación
• Angustia de pérdida del objeto
• Omnipotencia
• Falta da planeación a largo plazo
• Necesidad de estimulación constante
• Relaciones interpersonales superficiales
• Fuerte sentimiento de individualismo
Conclusiones:
El CADI es difícil de observar en una sola conducta, además de esto, cada persona lo
expresa de una manera distinta y por eso es tan complicado de medir. Es el cúmulo de éstas
y su tendencia a la repetición, lo que lo convierte en un factor importante de riesgo para el
individuo que puede llevarlo a la muerte.
Bibliografía
• American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and statistical manual of
mental disorders (4a. Ed.) Washington, DC, EE. UU. : Autor.
• Casillas, A & Clark, A. (2002). Dependency, Impulsivity, and Self-harm: Traits
hypothesized to underlie the association between Cluster B personality and
Substance use disorders. Journal of Personality Disorders. 16 (5), p. 424 – 441. New
York, USA.
• Durkheim, E. (1999). El suicidio. México, DF. : Ediciones Coyoacán
• Farberow, N (1984). The Many Faces of Suicide: Indirect Self-destructive
Behavior. Nueva York, Estados Unidos. Mc Graw- Hill Book Comapany.
• Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. Buenos Aires, Argentina:
Amorrortu Editores. Tomo XVIII.
• Widlöcher, D. (1991). La pulsión de muerte. Buenos Aires, Argentina: Amorrotu
Editores.

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