No podemos decir a ciencia cierta quien sigue los pasos del grupo guerrillero
más antiguo de Latinoamérica, pero podemos afirmar que no faltaron las
oportunidades en Colombia, luego de desarticular los carteles de Medellín y Cali en la década de 1990, el negocio multimillonario floreció con la cocaína. Desde entonces, los paramilitares, la guerrilla y los grupos al margen de la ley están dividiendo la torta de los ingresos que genera el narcotráfico, el periódico “The Economist” estima que al cierre de año 2012 las Farc habrían acumulado un capital de U$10.4 mil millones solamente por la actividad del narcotráfico, La economía del narcotráfico en Colombia tiene ventajas competitivas específicas como la ubicación y configuración geográfica y es cultivada en áreas tradicionales de la mafia, la alta informalización de la economía, la fuerte migración de colombianos a EE. UU., la especulacion de retorno y debilidad del estado. Para la economía colombiana, la economía del narcotráfico integrada e independiente tiene un gran potencial de amenazas y rescate debido a su alta disponibilidad de excedentes y las mejores perspectivas de crecimiento interactuando con la economía ilegal y legal, esta se basa en la fragmentación regional, principalmente las FARC y las AUC paramilitares quienes se financiaron a través de este negocio siendo regionalmente diferenciada, indisciplinada y oportunista para lograr su objetivo político-militar. Por lo general, las estructuras ilícitas de los narcotraficantes se han representado como "carteles" u organizaciones de gran magnitud y ampliamente ramificadas, estas estructuras ilegales están más en línea con los patrones organizativos de empresas descentralizadas modernas, trabajó a nivel internacional, con equipos y técnicas de última generación, realizando análisis de mercado y desarrollando nuevas estrategias de ventas, productos y procesos de producción. Las personas que trabajan en el sector de las drogas son libremente intercambiables como en la economía legal. En un estudio, el diario El Espectador declaró en 1994: "Además de los hermanos Rodríguez Orejuela, todos los demás empresarios son académicos: abogados, economistas, administradores de empresas a quienes les gusta rodearse de jóvenes graduados universitarios que pueden aportar nuevas ideas a la empresa". Luego de la destrucción del cartel de Medellín y del asesinato en diciembre de 1993 de Pablo Escobar y el cartel de Cali en 1995, la estructura del negocio de la cocaína continuó diversificándose en Colombia y aunque han surgido nuevas organizaciones, como el Cartel del Valle, la estructura del negocio de la cocaína, según el Observatorio Geopolítico de Drogues de París (OGD), corresponde a una densa red de unas 2.400 organizaciones pequeñas y 40 medianas tener al menos 500 pistas secretas, los narcos colombianos lavaron la mayor parte de su dinero ilegal en negocios legales afectando en forma directa la economía Colombiana con efectivo circulante y la inflación a la que conlleva. El gobierno estima que aproximadamente 10,000 personas trabajan en esta área, 2500 como intermediarias. Según cifras oficiales, a principios de la década de 1990, 300 pandillas juveniles se dedicaban al microtráfico en Medellín, la producción de amapola para fabricar la heroína en el mercado estadounidense ha crecido rápidamente en Colombia desde 1990. Con una producción estimada de más de 20 toneladas de heroína al año, Colombia se ha convertido en el cuarto mayor productor de heroína del mundo después de Birmania, Afganistán y Laos.