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Stefany Flores Vega

Ricardo Santisteban

Lírica Española del Siglo de Oro

16 de Diciembre del 2019

Francisco de Quevedo : Entre el pesimismo y la voluntad de vivir

En este ensayo analizaré el soneto satírico “Pronuncia con sus nombres los trastos y

miserias de la vida” del escritor español Francisco de Quevedo y Villegas. A través del discurso

burlesco, la voz poética ironizará sobre las diferentes etapas del desarrollo humano. Asimismo

hace una exploración y medita, desde un punto de vista muy pesimista, acerca de la trivialidad

del ser humano en el mundo, y que los acontecimientos que uno ensalza y magnifica esconden

los verdaderos vicios y angustias del ser humano.

La vida empieza en lágrimas y caca,

luego viene la mu,con mama y coco,

Siguense las viruelas, baba y moco,

Y luego llega el trompo y la matraca.

En creciendo, la amiga y la sonsaca;

Con ella embiste el apetito loco;

En subiendo a mancebo, todo es poco,

Y después la intención peca en bellaca.

Llega a ser hombre, y todo lo trabuca;

Soltero sigue toda perendeca;

Casado se convierte en mala cuca.

Viejo encanece, arrugase y se seca;


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Llega la muerte, y todo lo bazuca,

Y lo que deja paga, y lo que peca.

El poema está estructurado en cuatro estrofas. Como la mayoría de sonetos, tiene las

dos primeras estrofas en cuartetos: la primera encierra el nacimiento del niño y la niñez,

mientras que el segundo cuarteto describe las etapa de la juventud y el inicio de los impulsos

sexuales. Por otro lado, las dos ultimas estrofas son tercetos los cuales muestran primero al

hombre en su madurez para después retratar la ancianidad como un estado de deterioro en el

cual finalmente sucumbirá ante el inexorable poder de la muerte. De esta manera, a lo largo del

poema se contraponen ideas que reflejan las ideas y sentimientos de tristeza y pesimismo acerca

de la limitación de la vida humana, el peso de los vicios y el castigo que se ha de cumplir en el

otro mundo. Está compuesto en versos de arte mayor, es decir, tiene más de nueve sílabas en

cada verso. En este caso es un endecasílabo. En cuanto a la métrica del soneto, este es de rima

consonante, y sigue el siguiente esquema métrico: rima cruzada para los cuartetos. -ABBA

ABBA- y los tercetos tienen rima CDC CDC. En las sílabas finales de los versos, las cuales

son paroxítonas, se hace evidente el juego fónico pues todas terminan en -ca (caca, bellaca,

cuca, etc.), ello naturalmente tiene como objetivo darle un ritmo y una sonoridad más musical

al poema. También se expresa más el sentido burlón y lúdico del poema.

A diferencia de Luis Góngora, Quevedo no era partidario del uso de neologismos ni de

los cultismos a los que llamaba “conceptillos del asco”, sin embargo; tampoco le gustaba las

palabras vulgares (Ferrari 21). Ello se muestra en Premáticas que este año de 1600 se ordenó

por ciertas personas deseosas al bien común con la critica en donde satiriza, y condena el uso

de refranes, vulgarismos e ideomatismos. Entonces, ¿Cuál era el lenguaje idóneo para

Quevedo? Américo Ferrari explica que Quevedo más allá de la búsqueda de una lenguaje ideal,

lo que criticaba era el carácter artificioso, mecánico y pretencioso del lenguaje el cual

finalmente no expresaba nada y quedaba en el mas absoluto sinsentido (2007:24). Sin embargo,
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en sus prosas como en sus poemas satíricos, este es uno ellos, abundan este tipo de expresiones

vulgares. Con ello busca parodiar y exponer la formas estereotipadas del lenguaje,

precisamente en este poema esas palabras tienen un efecto que acrecienta la decadencia del ser

humano, pues no sólo sus actos están vacíos y llenas de vicios, también lo están sus formas de

hablar.

Continuando con la interpretación del poema, el primer verso evoca el principio de la vida, el

nacimiento, a través de dos elementos que tradicionalmente se han considerado de forma

diferente: las lágrimas y el excremento. El primero siempre ha estado asociado a un estado de

nobleza de un sentimiento de alegría o pena, mientras que el segundo no es un término, al

menos no de manera tan directa, muy comúnmente utilizado en el ámbito poético por su

evidente repugnancia. Góngora lo llamaría de modo eufemístico lodo con hierbabuena y perejil

en su poema “A la confusión de la corte”. Además “caca” está puesta en relieve por su sitio al

final del verso. Las lagrimas pueden referirse a la alegría de la madre al ver a su hijo recién

nacido, sin embargo, al estar enlazada con caca, pierde ese carácter noble que la caracteriza.

Así, lagrimas y caca no evocan el lado sentimental del nacimiento, por el contrario, simbolizan

el aspecto sucio del parto. En este verso se usa una sinécdoque generalizante para designar

aquello que para la voz poética es repugnante. Quevedo ya lo mencionaba en El Discurso de

todos los diablos donde unos condenados hablan de no querer volver a nacer:

[…]Yo he de ser aposentado en unos riñones, y dellos, con más vergüenza que gusto

diciendo que hagan allá a los orines, he de ir a ser vecino de la necesaria; nueve meses

he de alimentarme del asco de los meses; y la regla, que es la fregona de las mujeres,

que vacía sus inmundicias, será mi despensera; andaré sin saber lo que hago; antes de

ver, lleno de antojos; para nacer traeré más dolores que el mal francés […](Quevedo

175)
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La voz que narra la escena describe con evidente repugnancia la parte fisiológica del

alumbramiento -llega al extremo de comparar el dolor del parte con el de la sífilis- la cual

contrasta con la idea de feliz maternidad de la época en donde el alumbramiento era visto como

un acto inmaculado y sagrado. En este párrafo, al igual que en el poema, Quevedo no se

complace con lo repugnante, sino que la usa como un referente burlesco e incluso, como

veremos más adelante, como referente moral. Estas alusiones a lo escatológico no solo son

parte de sus obras satíricas, sino en toda su creación poética ya que en esas obras burlescas

Quevedo usa el ingenio para hacer hincapié en el contexto corrupto y decadente que rodea su

época (Roig 57). El discurso escatologico continúa en el primer verso. Palabras infantiles como

mu, mama y coco se envuelven en esa repugnancia del anterior verso y hace que estos terminos

carguen un significado sucio. En síntesis, el cuerpo infantil se convierte en una especie de

organismo del que sólo emanan repetidamente sustancias sucias. En el siguiente verso al igual

que en el anterior, Quevedo se sumerge en el mundo infantil y no sólo capta el lenguaje de los

niños, sino también sus costumbres. El trompo y la matraca aluden a los juegos favoritos de

los niños en el tiempo de Quevedo y que probablemente, debido a la bulla de la excitación

infantil, lo molestaba. Para la voz poetica, el ruido no es síntoma de alegría, sino de fastidio.

En el primer cuarteto, la voz poética totalmente pesimista describe que el hombre ya

desde su nacimiento está condenado a sufrir. El feto vive refugiado y protegido en el vientre

de su madre, sin embargo, su estancia en esa “cueva” es efímera pues deberá salir hacia un

mundo el cual poco a poco lo irá corrompiendo. Incluso el termino lagrimas puede no solo

referirse a las lagrimas del infante -también lo menciona en Discurso de todos los diablos- sino

también a las de su madre la cual mediante un acto brutal y doloroso abre su paso al ciclo de la

vida.

En el segundo cuarteto desaparece lo escatologico y aparece el niño convertido en un

adolescente el cual ya inicia su camino hacia vicios como la mentira y la lascivia. Se hace
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alusión a los amores solo por la pasión y no por amor, o sea, amores venales que se dejan

comprar. El artículo determinado (la amiga y la sonsaca) generaliza la existencia de esas

realidades, ya que por medio de él resultan ser algo conocido. Para Quevedo. la juventud es

una época de pecado dominada por el apetito loco como lo demuestra la estructura a partir del

verso seis. La sintaxis se vuelve caótica como la vida del joven, además hay animalización

con “embiste”, que se refiere a la fuerza del deseo. El joven cambia su forma humana y se

convierte en un toro que desenfrenado no sólo se pone en peligro a sí mismo, sino también a

los que le rodean. Para ser más expresivo recurre a la antítesis “todo es poco” la cual es una

paradoja en donde se identifican dos términos opuestos: “Todo” se refiere a lo mucho que cree

conseguir el mancebo y “poco” puede tener dos interpretaciones, o al joven le parece

insuficiente todo lo que posee y anhela más o todo lo que consigue en realidad carece de un

significa, o sea, es nada.

Es interesante como en el primer terceto la voz poética alude al hombre y su relación

con las mujeres: primero con las prostitutas y después con su esposa. En sus poemas amorosos,

Quevedo reflexiona acerca de lo que es realmente amar y querer. Mientras que en el primero

hay un deseo de eternidad que lucha por no marchitarse en el paso del tiempo; el segundo, uno

vez que está satisfecho solo produce hartazgo y tristeza (Ferrari 26). En este poema satírico,

Quevedo se burla de ese concepto de amor eterno pues en el mundo real la vida es una lucha

constante entre la voluntad y el deseo de querer poseer al otro no por la “virtud ardiente del

amor” sino por lascivia, vanidad o ambición o simplemente por poder. Esto se demuestra desde

la juventud del hombre, el cual trabuca todo. Según la Real Academia Española, trabucar es

trastornar o descomponer el orden de algo. Así el hombre pone de cabeza su vida producto de

la mala voluntad que es inherente en su naturaleza, de está manera recurre a las prostitutas y el

dinero, fuente primaria de poder que corrompe todos los ámbitos según Quevedo, para

satisfacer sus deseos sexuales, los cuales antes, por lo menos, eran basados en el mutuo apetito
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de poseer. Con esto no queremos decir que Quevedo deteste el dinero que al fin y acabo permite

la compra y distribución de mercancía; lo que le molesta es que el ser humano, por su egoísmo

natural, quiera utilizar como producto mercantil su alma y el alma de otras personas (Ferrari

27). Tras la soltería, aparece en yuxtaposición, uno de los otros estados del hombre: el

matrimonio. Si antes estaba con la rameras ahora es engañado por su mujer, con ello se infiere

una degradación espiritual tanto de hombres como de mujeres pues ambos se han dedicado a

manchar el sacramento del matrimonio llevados solo por sus necesidades personales. José

Manuel Blecua menciona en unas notas acerca del significado de “mala cuca” el cual alude al

cuclillo, que pone sus nidos huevos ajenos. Esta avecilla aparecerá también en “Discurso de

todos los diablos”: “Y ahora nos hallamos en en los infiernos condenados cuclillos” (Quevedo

199).

El último terceto está dedicado a la ancianidad, la muerte y lo que está más allá de esta.

Hay un aceleración del tiempo a través de la enumeración de verbos (encanece, arrúgase, seca).

El sujeto pasa a ser codificado por esos verbos que también se podrían usar para describir a una

fruta en estado de descomposición. Continuamente, la aliteración de la /s/ evoca el sonido de

un cuerpo ya seco. En el verso trece, que representa el fin del sujeto, al agregar el verbo llegar

la muerte adquiere un carácter de persona pues es como si fuera una visita que solo a partir de

su mera presencia trastoca todo. Y en efecto, la visita de la muerte todo lo bazuca (todo lo

altera, lo agita, “bazucar es revolver una cosa líquida en un recipiente), ahí hay otro rasgo

prosopopéyico. También hay una efecto de desorden a partir de la paronomasia (paga/peca).

Asimismo, el verso catorce es una epifrasis moral pues se amplia el enunciado mediante una

expansión que puede acentuar o corregir la idea expresada con anterioridad (Roig 2007). En el

mismo verso hay una especie de sentencia profética en la cual la voz poética anuncia que el

hombre, inminentemente, tendrá que pagar por su pecados quizás no en está vida sino en la

otra. Precisamente esto se materializa en las primeras páginas del Discurso de todos los Diablos
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la cual cuenta la penitencia de todos los condenados y la espera de su expiación o la continuidad

de sus vicios en el más allá.


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BIBLIOGRAFÍA

Ferrari, Américo "Sobre algunos aspectos de la sátira en Quevedo" Críticon (2007)

Quevedo y Villegas, Francisco Poesía Escogida.

Quevedo y Villegas, Francisco Obras satíricas y festivas. Madrid: Ediciones Ibéricas. 1958

Roig, Marie "Escatología y filosofía en Quevedo". Revista de Literatura Hispánica (1976)


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