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NEUROCIENCIA Y PERSONALIDAD

A pesar de que hace décadas hubiera parecido improbable, el encuentro entre la personalidad
y el cerebro era inevitable ¿Dónde si no iba a localizarse la personalidad?, el avance en las
técnicas de neuroimagen ha permitido buscar los sustratos cerebrales de constructos
meramente teóricos o empíricamente derivados, como son los rasgos de la personalidad. En
el momento actual puede afirmarse que existen indicios suficientes para considerar que la
experiencia individual interacciona con la dotación genética para modificar, mediante
mecanismos de plasticidad neuronal, la arquitectura cerebral y permitir de algún modo la
formación de reglas de comportamiento: una especie de manual de instrucciones que permite
al sujeto anticipar las consecuencias de su conducta y reducir la incertidumbre, pero dicho
esto ¿de qué modo la personalidad influye en la toma de decisiones? Si se relaciona este
cuestionamiento con el cerebro se ha descubierto en la actualidad para la toma de decisiones,
proviene de la corteza prefrontal la cual esta responde ante diferentes situaciones
(oportunidades, amenazas, desafíos), ahora bien, todo parte desde la “conciencia” es en sí
todo un problema. ¿Hay dudas de que los humanos, los bebés y tal vez algunos animales
“superiores” tienen consciencia? Seguramente no es una reacción primaria a los estímulos,
ya que una rana descerebrada puede mostrarlos. Las computadoras avanzadas pueden
evidenciar complejas reacciones a los estímulos, respondiendo a ellos de una manera
“inteligente”; programas informatizados de ajedrez puede jugar mejor que los humanos. La
consciencia no debería ser rebajada a nada más que la inteligencia, ni siquiera a la
racionalidad. Los robots más avanzados muestran cierto grado de intencionalidad, lo mismo
que las máquinas jugadoras de ajedrez, éstas parecen tener lo que los filósofos han llamado
“intencionalidad”, lo que tiene que ver con el hecho de que no se puede tener conocimiento
si no es acerca de “algo”.
Inversamente, todos estamos seguros de experimentar sentimientos premeditados: tristeza,
felicidad, ensueños, las emociones no nos proporcionan información sobre el mundo externo,
pero nos pueden aportar un enorme conjunto de datos acerca del estado interno de la propia
mente. Por ejemplo, el enojo no me dice que estoy enojado con una persona, aunque la
imagen mental de la misma refiere inmediatamente al hecho de que yo estoy pensando en
ella, sin decirme mayor cosa respecto de lo que estoy pensando de ella; emociones tales como
el enojo o el placer nos dicen que estamos dispuestos a cierto tipo de actitudes, expectativas
y acciones que nos son propias. El problema de fondo es que dejando de lado ciertos estados
inusuales como la meditación, no estamos nunca conscientes de nada concreto. La
experiencia consciente siempre implica representaciones que reflejan fantasías y/o
sensaciones que son interna o externamente generadas, en una mezcla con emociones
(simples, como el miedo, la felicidad) o complejas (deseos, urgencias, anhelos).
El sistema nervioso central es un factor determinante en la conciencia, el procesamiento de
información es llevado a cabo de manera rápida por todo el cuerpo; por lo tanto, diferentes
módulos (cerebro, cerebelo) computan información simultáneamente y envían las respuestas
a otros módulos (medula espinal) de tal forma que la energía total de la red mayor es
ejecutada con una respuesta final. Se dice, entonces, que la información está distribuida en
esos sistemas; en otras palabras, las representaciones están codificadas por patrones de
activación e inactivación a través y dentro de los módulos neurales. La red neuronal total
opera buscando su energía mínima en respuesta a la nueva información que fluye a ella dentro
del sistema.
El contexto mencionado anteriormente le podríamos dar el nombre de una experiencia
“consciente”, pero también hay procesos neurales, de forma “inconscientes”, que mezclan
los diferentes inputs, acumulan información, y emiten salidas que expresan la estabilidad
resonante de un módulo neuronal específico activado. En lugar de un agente que controla
“dentro del cerebro” esto es, un homúnculo que dirige el procesamiento de información y la
uniforma dentro de la consciencia el modelo predice que el “controlador” es una propiedad
emergente surgiendo de la mezcla de inputs, outputs y una mezcla de información
almacenada que se va acumulando a lo largo del tiempo.
Estudiar el cerebro ha sido un desafío para grandes pensadores y científicos hay algunos que
opinan que “todo está en el cerebro” lo que se sabe de este órgano es que no puede ser
estudiado prescindiendo del concepto de interacción solamente. En efecto, puede que todo
esté en el cerebro, pero éste está en permanente cambio por efecto de la interacción con el
ambiente. Cada nuevo aprendizaje, cada nueva experiencia, se transforma de inmediato en
cambios estructurales del cerebro que los vivencia. Ubicar el concepto de personalidad como
algo estable en un órgano en perpetuo cambio es una tarea excitante a la cual debe prestarse
atención.

“El cerebro es un complejo órgano biológico de gran poder computacional que construye
nuestra experiencia sensorial, regula nuestros pensamientos y emociones y controla nuestras
acciones.” Eric Kandel – Premio Nobel de Medicina

Bibliografías
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Meditation experience is associated with differences in default mode network activity and
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