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25 Plegarias

para orar en Adviento

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1. Llega la hora de la alborada ¡Prepárense para su llegada!
Florentino Ulibarri
Llega la hora de la alborada, ¡En marcha! Esa es la bienaventuranza.
de pasar de la noche al día No basta con soñar caminos nuevos,
y vivir como Dios quiere y manda; hay que recorrerlos sin tardanza,
de dejar atrás pesadillas, en soledad o en compañía,
malos sueños y desganas. para saber qué encierran en su entraña.

Despierten, como lo hace la naturaleza, La vida es un camino abierto,


como la semilla que cae en tierra a veces, por el desierto inhóspito,
o como los árboles que despuntan yemas. otras, por el mar con estelas,
o por el firmamento con estrellas,
Abran las ventanas y respiren; o por la tierra con sus valles y colinas;
oreen todas sus estancias, siempre por el interior de uno mismo.
sacudan miedos y desganas,
lávense la cara con fresca agua Caminen, pues quien no camina
y perfúmense antes de salir a la plaza. renuncia a creer y gozar la vida.
¡Respiren esperanza!
¡Prepárense para su llegada! ¡Prepárense para la sorpresa
que nos trae su llegada!
Póngase en pie sin hacer ruido,
despréndanse de tanta postración acumulada ¡Prepárense para su llegada!
y no vuelvan a añorar normas ni cargas.
2. Después
Enderecen su espalda con libertad y gracia, Isidro Cuervo
asienten los pies en tierra firme, Después, cuando menos lo esperas
dejen que el corazón lleve su ritmo... aparece más fresca la vida.
y láncense hacia el cielo con vuelo sereno. Y cuanto más alto miras,
cuanto más te sorprendes
Dios nos quiere, ahora y siempre, más pequeños, más de rodillas
más de lo que imaginan sus ganas. eres ante Dios.
Después, cuando menos lo esperas
Oteen el horizonte atentamente el tiempo ha marcado su ritmo,
para descubrir sus signos en este tiempo; y un sendero por dentro
no olviden que son vigías y pregoneros ha tejido otra entraña más viva.
de su venida y buena nueva. Entonces apareces más hermano,
más hijo, más... de rodillas.
¡Prepárense para su llegada! Es casi sin querer, al compás del deseo,
de la ilusión, como el hombre
Antes de iniciar su tarea va haciéndose criatura,
oigan a quien es voz y palabra más a la imagen
y les llama a un diálogo sin fronteras. del corazón del amor.
Y después, cuando menos lo esperas
Escuchen el gemido de la creación, no puedes menos que querer de rodillas.
los gritos de los que no tienen voz
y al viento, que a veces susurra y otras arrasa. 3. Constancia de Dios
Valentín Arteaga
He aquí un tiempo propicio No desistas, Señor, sigue insistiendo
para percibir el rumor de los pasos de Dios en venir a nosotros, en hacerte
que no deja de visitar nuestra tierra. vecino del dolor y de la lágrima.
Ven más cada mañana,
No se hagan los sordos a estas alturas; nunca dejes de acercarte.
sean oyentes de la palabra encarnada
que nos llama, habita y ama, Sucede que la arcilla es así,
y dejaos embarazar por ella. que está rajada de añoranza y de amor
y nuestro cántaro

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se nos queda sin sol, se cuela el agua
hacia Ti.

Sigue empeñado, 6. Profecía de la paz


a pesar de nosotros y la aurora, Cf. Isaías 2, 2-5
viniendo a nuestra sed.
Llegará un día Al final de los tiempos,
en que todo estará estará firme el monte de la casa del Señor,
como Tú quieras. descollando entre los montes,
encumbrado sobre las montañas.
4. Esperaré
Benjamín González Buelta, S.J. Hacia él confluirán las naciones,
caminarán pueblos numerosos.
Esperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra. De las espadas forjarán arados,
Pero abonaré la espera con mis hojas secas. y de las lanzas podaderas.
Esperaré a que brote el manantial No levantará la espada nación contra nación
y me dé agua ni se ejercitarán más en la guerra.
Pero despejaré mi cauce
de memorias enlodadas. Casa de Jacob, en marcha.
Caminemos a la luz de Yahveh
Esperaré a que apunte
la aurora y me ilumine. 7. La espera
Pero sacudiré mi noche Valentín Arteaga
de postraciones y sudarios
Esperaré a que llegue Me esperas cada día. Siempre vienes,
lo que no sé y me sorprenda no cesas de llegar desde el silencio
Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado. hasta el sol de mi puerta. Tiras piedras
suaves y pequeñas, transparentes
Y al abonar el árbol, al cristal de mi cuarto y de mis ojos.
despejar el cauce,
sacudir la noche No descorro mi voz. No me doy cuenta
y vaciar la casa, de que Tú estás ahí, que esta hora
la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza es otra vez tu cita. No distingo
tu llamada. Mañana,
5. Cada mañana esta siesta, este ocaso, en esta noche
Patxi Loidi también vendrás, Tú nunca
Cada mañana sales al balcón dejarás de llegar.
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo. Hasta que un día
saldré por fin, lo sabes, y en tus manos
Cada mañana bajas saltando las escaleras pondré cuanto me esperas y me diste.
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos. 8. Salmo de Esperanza

Cada mañana me cortas la palabra, A ti, Señor, levanto mis ojos


te abalanzas sobre mí a ti que habitas en el cielo
y me rodeas con un abrazo redondo y entre los hijos de los hombres.
el cuerpo entero.
Levanto mis ojos
Cada mañana contratas la banda de músicos de donde viene mi esperanza.
y organizas una fiesta por mí La esperanza me llega a borbotones
por el ancho mundo. de tu inmenso amor,
de que no te olvidas nunca de mí.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera: Muchas personas ponen su esperanza
hoy puedes empezar de nuevo. en que tengan suerte en el juego,
en que todo les salga bien,

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en la solución de sus problemas.

Mi esperanza es pronunciar tu nombre. 11. Dicen que se ve distinto


Mi alegría se llama conocerte, José María R. Olaizola, S.J.
saber de tu bondad infinita,
más allá de donde alcanza mi razón. Dicen por ahí
que si hay Dios está lejos
Tú eres una puerta abierta, que el amor no funciona,
una ventana llena de luz. que la paz es un sueño
cuando los hombres me miran, que la guerra es eterna,
me preguntan por qué sigo creyendo, y que el fuerte es el dueño
por qué tú sigues siendo mi esperanza, que silencia al cobarde
me digo: si te conocieran, y domina al pequeño
si supieran sólo un poco de ti,
si ellos descubrieran lo que tú me has dado, Pero un ángel ha dicho
estoy seguro de que no dirían lo que dicen; que está cerca de mí.
pues tú eres maravilloso, Quien cambia todo esto,
acoges mis pies cansados. tan frágil y tan grande,
tan débil y tan nuestro.
Por eso, por todo y por siempre,
Tú, Señor, eres mi esperanza. Amén Dicen que está en las calles,
que hay que reconocerlo
9. Ven Señor en esta misma carne,
desnudo como un verso,
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora! que quien llega a encontrarlo
Ven pronto, ven, que el mundo gira a ciegas ve desvanecerse el miedo,
ignorando el amor que lo sustenta. ve que se secan las lágrimas
Ven pronto, ven, Señor, que hoy entre hermanos ve nueva vida en lo yermo.
se tienden trampas y se esconden lazos.
Dicen por ahí
Ven, que la libertad está entre rejas que si hay Dios está lejos,
del miedo que unos a otros se profesan. pero tú y yo sabemos,
Ven, ven, no dejes ahora de escucharnos cuando que está cerca, en tu hermano,
tanto camino está cerrado … y está en ti muy adentro
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
12. Tengo Sed del Dios Vivo
¿No has de ser la alegría de los pobres, de los que
en ti su confianza ponen? Podría seguir así, ir tirando más o menos.
¿No has de ser para el triste y afligido consuelo en ¿Por qué complicarme la vida?
su pesar, luz en su grito? Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed del Dios vivo.
¿Quién pondrá paz en nuestros corazones si tu
ternura y compasión se esconden? Quisiera no tener que elegir
¿Quién colmará este hambre de infinito No tener que tomar una decisión,
si a colmarlo no vienes por ti mismo? Preferiría no hacer una opción.
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora! ¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
10. Despiértanos Pero tengo sed del Dios vivo.
Soren Kirkegaard.
Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
Señor Jesús, A mí que no me despierten, estoy cansado.
Tú no viniste al mundo para ser admirado o Ya está bien, ¿no?, total… ¿para qué?
adorado. Pero tengo sed del Dios vivo.
Tú deseaste solamente imitadores.
Por eso, despiértanos, si estamos adormecidos No quisiera renunciar a nada.
En ese engaño de querer admirarte o adorarte, ¿No sería mejor apuntarse a todo?
En vez de imitarte y parecernos a ti. Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.

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Pero tengo sed del Dios vivo.

Pienso que Jesús fue un buen hombre 14. Conversión


Que dijo cosas buenas y las hizo, José María Olaizola, S.J.
Lo mataron cruel e injustamente.
Soy un admirador de su figura histórica. Señor,
Pero tengo sed del Dios vivo. pronuncio nombres
que en mí no se han convertido
Creo en Cristo y en su mensaje, en tu imagen,
La suya sí que es verdadera religión.
Creo que tengo fe, cargo golpes
A pesar de tanta duda y confusión que en mí no se han convertido
Creo que aún me queda esperanza en tu ternura,
A pesar de lo que veo.
Pero tengo sed del Dios vivo. me escuecen insultos
que en mí no se han convertido
Soy bastante religioso a mi manera. en tu humildad,
Ni soy un santo de altar
Ni una mala persona, creo yo. me cercan situaciones
Un cristiano de siempre, de toda la vida que en mí no se han convertido
Vamos, como todos en tu esperanza.
Un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad. Conviérteme, Señor, en
Pero tengo sed del Dios vivo. tu imagen,
tu ternura,
13. Necesito tu humildad,
Benjamín González Buelta, S.J. tu esperanza.

Necesito ¡Conviérteme, Señor, en ti!


tu presencia, un tú inagotable y encarnado
que llena toda mi existencia, 15. Enséñame, Señor, tus caminos
y tu ausencia, que purifica mis encuentros Florentino Ulibarri
de toda fibra posesiva. Son tantos los lugares recorridos
y tantos los sueños tenidos
Necesito creyendo y afirmando
el saber de ti que da consistencia que no hay más caminos
a mi persona y mis proyectos, que aquellos que marca el caminante,
y el no saber que abre mi vida que hoy mi palabra duda y teme alzarse.
a tu novedad y a toda diferencia.
Pero desde este lugar en que me encuentro,
Necesito a veces sin rumbo y perdido,
el día claro en el que brillan los colores a veces cansado y roto,
y se definen los linderos del camino, a veces triste y desilusionado,
y la noche oscura en la que se afinan a veces como al inicio,
mis sentimientos y mis sentidos. te susurro y suplico:

Necesito Enséñame, Señor, tus caminos;


la palabra en la que te dices y me digo tus caminos verdaderos,
sin acabar nunca de decirnos, tus caminos desvelados y ofrecidos,
y el silencio en el que descansa seguros, limpios y fraternos,
mi misterio en tu misterio. tus caminos de gracia, brisa y vida,
tus caminos más queridos,
Necesito tus caminos de "obligado cumplimiento",
el gozo que participa de tu alegría, tus caminos a contracorriente
última verdad tuya y del mundo, de lo que la propaganda ofrece,
y el dolor, comunión con tu dolor universal, que se recorren en compañía
origen de la compasión y la ternura. y nos dejan a la puerta de tu casa solariega.

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Llévame por tus avenidas de paz y justicia,
por tus rotondas solidarias y humanas,
por tus autopistas de libertad y dignidad, 17. Dios del silencio
por tus cañadas de austeridad y pobreza, Florentino Ulibarri
por tus sendas de utopía y novedad, No anuncias la hora de tu llegada,
y si es preciso, ni pregonas tu presencia
campo a través siguiendo tus huellas con trompetas, campanas o cañones.
y por la calle real de la compasión y misericordia. Ya no nos convocas, como antaño,
con signos y prodigios, a ver tu gloria.
Y que al llegar a la puerta de tu casa solariega No quieres espectáculos.
pueda lavarme y descansar en el umbral, Te pierdes por calles secundarias,
oír tu voz que me llama, y entrar plazas públicas y mercados de barrio
para comer y beber contigo donde no hay pedestales ni estatuas.
y sentirme hijo y hermano en el banquete
preparado por ti y tus amigos. Tú no eres un dios de aplausos, gritos y vítores.
Eres el Dios de la brisa y el silencio.
16. La voz que clama Tú llegas al corazón
Florentino Ulibarri y susurras palabras de vida.
Llévame al desierto Y, en las encrucijadas, miras y miras.
y susúrrame, en el silencio, tu palabra. Y te quedas si te aceptamos;
y te vas si te rechazamos.
Condúceme por la ciudad
y grítame, entre el tráfico y el barullo, tu palabra. Eres la salvación y te ofreces a todos,
siempre y gratis, pero sólo te acogen
Dirígeme por tus caminos los que saben de silencios
y dime, quedamente, tu palabra. y encuentros trinitarios:
contigo, con los otros y con ellos mismos.
Acompáñame por valles y montañas
y repíteme, con eco y fuerza, tu palabra. Dios silencio.
Dios encuentro.
Guíame a la periferia de siempre Dios trino.
y enséñame, con paciencia, tu palabra.
18. Dios está muy cerca
Álzame por encima de mis problemas Florentino Ulibarri
y desvélame, con gracia y ternura, ¡Levántense, se acerca su liberación!
tu palabra. Hay signos a vuestro alrededor.
¿No los ven en el barrio, en la fábrica,
Lánzame al agua en esos que acampan indignados,
y hazme beber, serenamente, tu palabra. en la comunidad, en su propia casa
y en ustedes mismos, sin ir más lejos?
Transpórtame a cualquier oasis
y refléjame, claramente, tu palabra. Restriéguense los ojos,
miren con esperanza el horizonte,
Conviérteme a Dios y su reino escuchen las buenas nuevas,
y anímame a escuchar déjense despertar por la brisa.
en este tiempo propicio tu palabra. ¡Dios está muy cerca!

Bautízame con Espíritu Santo y fuego ¡Venga, levántense,


e imprime en mi ser para siempre alcen la cabeza y el corazón!
tu palabra. La gente se angustia por todo
y anda sin aliento, dando tumbos
Ponme en los lugares más necesitados, de acá para allá, viviendo sin vivir,
y que me empape serenamente cargada de miedos y responsabilidades,
tu palabra. echando a perder su vida,
corriendo tras fuegos fatuos,
Déjame en el corazón de las personas espejismos del desierto,
y espera, Señor, que crezca en mí y vagas añoranzas.
tu palabra.

6
Recobren el aliento. ¡Dios está muy cerca! Este es tiempo de andar por valles,
de cantar por las cárceles que se abren,
¡Ánimo, levántense de romper grilletes, cadenas y fuerzas,
y permanezcan despiertos! de ceñirse coronas de servicio y dignidad,
No se les embote la mente y de madurar como las hojas que vuelan .
ni desboque el corazón
con tanta preocupación sobreañadida: Este es tiempo de Isaías y Juan Bautista,
¿Qué les pasará mañana, de María y de José, sin pesadillas,
cuánto ganarán y podrán gastar, embarcados en la aventura divina
cuándo sucederá eso y porqué, y pasando en vela sus horas nazarenas.
cómo escaparán de la red de la moda,…? Es tiempo que gesta las promesas.
Les toca nadar contra corriente.
¡Dios está muy cerca! ¡Este es tiempo de Buenas Noticias!

¡Levántense 20. Esperar


y caminen con ilusión renovada! Florentino Ulibarri
Oteen el horizonte con serenidad y agudeza. Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Vivan atentos a los susurros, Esperar caminando, pero no adelantándonos.
lloros, gritos y risas Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
de la humanidad entera. Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.
Dejen lo vano y lo estéril.
Preparen sus entrañas para la acogida. Esperar entre niebla,
Broten a la vida. pero no perdidos en esta tierra.
Su rocío ya nos llega. Esperar con velas encendidas,
¡Dios está muy cerca! pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos,
19. Anunciar el adviento pero no vendiéndonos.
Florentino Ulibarri Esperar preparando tu camino,
Este es tiempo de espera y anhelo, pero no encorvándonos.
de ilusión, de salir a los cruces y caminos. Esperar en silencio,
Es un tiempo de ojos abiertos, pero cantando al Verbo encarnado.
de miradas largas como el horizonte
y de pasos ligeros por calles y plazas. Esperar gestando, no abortando.
Esperar acogiendo, no reteniendo.
Este es tiempo de salas de espera, Esperar dándonos, no reclamando.
de viajes que llegan con sorpresa , Esperar en silencio, no alborotando.
de caminatas alegres y largas, Esperar compartiendo y disfrutando.
de sueños buenos que se realizan
y de embarazos llenos de vida. Esperar aunque sea de noche
y no veamos signos en el horizonte.
Este es tiempo de pregones y sobresaltos, Esperar a cualquier hora del día
de vigías, centinelas y carteros, aunque nos quedemos solos y se rían.
de trovadores, profetas y peregrinos, Esperar en soledad... ¡y en compañía!
y de todos los amantes de la utopía
que van en pos de la estrella que brilla. Esperar con mucha paz,
pero pellizcados por los hermanos.
Este es tiempo de luces, candiles y velas. Esperar anhelando,
de puertas y ventanas entreabiertas, pero mecidos en su regazo.
de susurros, sendas y pateras, Esperar mirando a lo alto,
de huellas en el cielo y la tierra pero con los pies asentados.
y, también, en el corazón de las personas. Esperar refrescándonos
en tus manantiales vivos y claros.
Este es tiempo de pobres y emigrantes, Esperar encarnados
de exiliados y desplazados, y ya naciendo a tu Reino.
que se empapan y mojan en la calle
y de todos los que no tienen nombre. Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.

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Esperar disfrutando lo que se nos ha dado. a practicar
Esperar viviendo y amándonos. sin descanso el Evangelio;
ayúdanos a vivir
Esperar como Isaías, viviendo y profetizando. solidarios con los que sufren,
O como Jeremías, sufriendo, pero enamorados. con quienes, hoy como ayer,
O como Juan Bautista, pregonando en Belén no tienen lugar.
lo que nos has dado.
Esperar, para que no pases de largo. Te cantamos Padre Bueno
Esperar, aunque no entendamos a tu Espíritu a la esperanza.
Santo.
23. Tiempo de gestación (oración para la
21. Él viene siempre dulce espera)
Rabindranath Tagore Marcelo A. Murúa

¿No oíste los pasos silenciosos? En tus manos, Padre Bueno,


Él viene, viene, viene siempre. te confío mis anhelos,
En cada instante y en cada edad, mis proyectos y mis sueños.
todos los días y todas las noches, Los nombres que ya he pensado,
Él viene, viene, viene siempre. las caricias que voy guardando,
las fuerzas que a veces me faltan,
He cantado en muchas ocasiones el cansancio de algunas noches,
y de mil maneras; la felicidad serena de muchos días,
pero siempre decían sus notas: las dudas y los miedos
Él viene, viene, viene siempre. que me acompañan,
la confianza y la fe
En los días fragantes del soleado abril, que me dan aliento.
por la vereda del bosque,
Él viene, viene, viene siempre. El tibio pulso de la vida
que llevo dentro,
En la oscura angustia lluviosa crece conmigo
de las noches de julio, y me llena de alegría.
sobre el carro atronador de las nubes, Compañía inseparable
Él viene, viene, viene siempre. de tu presencia,
fruto de un amor sincero
De pena en pena mía, acrisolado en tu voluntad fecunda,
son sus pasos los que oprimen mi corazón, presencia del misterio divino
y el dorado roce de sus pies en el encuentro profundo
es lo que hace brillar mi alegría. del amor humano.
22. Tiempo de Adviento
Marcelo A. Murúa
Compañía…
Tiempo de Adviento, que da sentido a la existencia.
tiempo de espera. Sorpresa…
Dios que se acerca, que altera el ritmo de la vida.
Dios que ya llega. Proyecto…
Esperanza del pueblo, que se multiplica para adelante.
la vida nueva. Misterio…
El Reino nace, que crece y me colma día a día.
don y tarea. ¿Sabes? Pienso en María,
y esos largos nueve meses de silencio,
Te cantamos Padre bueno y tomo fuerzas, en ella,
a la esperanza. madre buena,
para seguir adelante con alegría,
entusiasmo y entrega generosa.
Con María, ayúdanos Señor,
a vivir generosos en la entrega,
Tiempo de gestación.
a ofrecer nuestra vida como ella,
Larga estación de esperanza,
a escuchar tu Palabra
anhelo palpitante del encuentro,
en todo tiempo,

8
confiada espera que camina a nuestro lado,
en el Señor que da la vida. que nos sostiene en los momentos duros.

En tus manos, Padre Bueno, II.


me confío esperanzada.
Tú conoces mi voz, María, creíste y te jugaste la vida.
mi sentir y mi silencio. Y no te fue fácil.
Tú sabes lo que te pido También pasaste
sin que murmure palabra. tiempos de incertidumbre,
Tú, que conoces de no entender las cosas que pasaban,
el corazón de cada persona, de sufrimiento y soledad.
busca en el mío y encuentra
mi espera de madre que te llama Y saliste adelante,
y te pide, con buen ánimo y entrega.
con sencillez y esperanza, Nos enseñaste con tu ejemplo
por la llamita de vida que para dar vida
que alojas en mí. hay que entregar la vida,
Por ella o por él te pido, Señor, todos los días,
te doy gracias, y me entrego, confiada, en las buenas, en las malas,
en tus manos de Padre. y en las más o menos.

24. María de la Esperanza Siendo una joven,


Marcelo A. Murúa estando comprometida,
I. corriste el riesgo de decir sí
al plan de Dios.
María de Nazaret Confiaste en El
madre de nuestro Señor, y el sueño de Dios se hizo realidad.
compañera de nuestras marchas,
ven a visitarnos, quédate con nosotros. III.
Te necesitamos, madre buena,
vivimos tiempos difíciles, Madre,
atravesamos bajones, en nuestros días Dios sigue soñando.
tenemos caídas, nos agarra la flojera, Su Reino de hermanos
nos inmoviliza la apatía, está muy lejos de ser realidad.
nos da rabia la solidez de la injusticia. Y nos pide,
como a vos en Nazaret,
María, virgen de la Esperanza. que demos lo mejor de nosotros
Contágianos tu fuerza, para ayudarlo a realizar su Proyecto.
acércanos el Espíritu que llena tu vida.
Ayúdanos a vivir con alegría, María,
a pesar de las pruebas ¡cómo cuesta decirle sí al Señor!
y de las cruces que encontramos Cómo cuesta decir sí
en el seguimiento de tu hijo. más allá de las palabras,
decir sí con los hechos, con actitudes,
Que no nos desaliente con gestos... ¡con la vida!
la lentitud de los cambios,
que las espinas de la vida Enséñanos a esperar en el Señor,
no ahoguen la semilla del Evangelio. a confiar en su palabra,
Que no perdamos la utopía, a dejarnos guiar por su Espíritu,
de creer que es posible otro mundo a llenarnos de su buen humor y alegría.
y otra sociedad.
Enséñanos a escuchar su voz,
Que no bajemos los brazos en la realidad de todos los días,
en la lucha por la justicia en el sufrimiento de tantos,
y en la práctica de la solidaridad. en las ansías de liberación y cambio,
Que no se enturbie nuestra mirada, en la sed de justicia de las mayorías.
al punto que no veamos la luz del Señor
que nos acompaña siempre,

9
Enséñanos a orar
para no perder la Esperanza
y para darle raíces sólidas.
Enséñanos a orar 25. María, aurora de los nuevos tiempos
para discernir donde poner los esfuerzos H. Emili Turú, S.G.
y descubrir nuestro lugar y misión.
Enséñanos a orar Te damos gracias porque siempre lo has hecho
para no desalentarnos todo entre nosotros y así sigue siendo hasta el día
en las dificultades y contratiempos. de hoy. Nos ponemos confiadamente entre tus
manos y nos abandonamos a tu ternura.
IV.
Te confiamos también a cada una de las personas
María, que, como nosotros, se sienten privilegiadas de
camina cerca de nosotros, llevar tu nombre. Renovamos nuestro deseo de
acompáñanos madre buena, amarte y nuestra firme voluntad de contribuir a
fortalece nuestra esperanza construir una Iglesia que refleje tu rostro.
para que sea el motor de nuestra entrega
el pozo donde beber para seguir, Tú, fuente de nuestra renovación, acompañas
el refugio donde descansar nuestra fidelidad, como acompañaste la de
y retomar fuerzas. quienes nos precedieron. Sentimos tu presencia
junto a nosotros y por ello te damos las gracias.
Anuda nuestra esperanza Amén.
al proyecto del Padre.
Danos firmeza
para seguir adelante.
Llena nuestros corazones
de la esperanza que libera
para vivir el amor solidario.

Lo que se espera
se consigue con esfuerzo,
con trabajo y con la vida.
Nos confiamos en tus manos
para que nos hagas
fuertes en la fe
comprometidos en la solidaridad
y firmes, muy firmes,
en la Esperanza del Reino.

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