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Filipenses 4:11-13

11-“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a


contentarme, cualquiera que sea mi situación.

12- Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y


por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer
necesidad.
13- Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Mientras Jesús dice en:

Juan 15:5
Porque separados de mí nada podéis hacer.
Pablo dice:
13- Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

Hermanos aquí pablo nos está dando una gran lección de


humildad, sencillez y de paciencia.
Y esto no se logra solo con escucharlos, ni por experiencias
de otros, hay que vivirlos, sentirlo. Así como dice pablo en el
capítulo 11.
11-“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación.
He aprendido a contentarme,
Te diré dos situaciones:
1. Fue Pablo quien aprendió. Hermanos, el
contentamiento es algo que se aprende
individualmente. Cada uno de nosotros en nuestro
carácter particular somos llamados a aprender a estar
contentos, satisfechos, cualquiera que sea nuestra
situación. Esto es algo individual. Nadie lo va a prender
por ti. Tú y solo tú debes aprender esto.

2. Es algo que se aprende. Hermanos, el contentamiento


bíblico es una gracia divina. No es algo con la cual
nacemos, sino algo que Dios nos otorga, algo que se
aprende. Es una gracia que está en acorde con la
doctrina del evangelio y la providencia divina. No
hablamos de la actitud de aquellos que dicen que
debemos embarrarnos de vaselina y que todo nos
resbale. Ni tampoco de aquellos que dicen que
debemos suprimir toda emoción en medio de los
problemas para evitar que nos hagan daño. Eso podrá
ser buena filosofía, pero es mal cristianismo.
Ejemplo: el pastor Santiago, de él hablan mal, cosas
que ni nos imaginamos del mismo hermano que está en
la iglesia y fuera de la iglesia, pero que hace el pastor,
él dice vamos a orar, los bendice, y dobla rodilla, se
sujeta a Dios, busca primero de Dios,
El pastor e una persona que aprendió a contentamiento,
él tiene la gracias de Dios, y eso quienes lo poseen
usted y yo hermano.

El contentamiento de que hablamos es una gracia divina


que está unida a la piedad. 1 Timoteo 6:6 “Pero gran
ganancia es la piedad acompañada de
contentamiento;”
Pablo al escribir esta epístola es la de agradecer a los
filipenses el donativo que le enviaron cuando estaba en la
cárcel.
Cuando Pablo recibe el donativo nos dice en el versículo 10
“En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin
habéis revivido vuestro cuidado de mí”. Y para que nadie
mal entienda estas palabras de Pablo como si fueran una
queja sobre los filipenses, él les dice que, aunque tenían el
deseo de ayudar no habían tenido la oportunidad de hacerlo.

El pastor no se queja de, sus dolencias, no se queja que está


pasando una necesidad, o que la iglesia está pasando por
alguna dificulta económica.
No, el las coloca como les dije en oración, ayuno.
Pablo entonces aclara que sus palabras no son de quejas. Él
no se estaba quejando de ellos ni se estaba quejando de su
condición actual. Mira cómo lo dice dice en el capítulo 11
: “No lo digo porque tenga escasez”. Tengo escasez, pero
no lo digo por esa causa. ¿Por qué? “pues he aprendido a
contentarme [a sentirme satisfecho], cualquiera que sea
mi situación.” Pablo habla del contentamiento en cualquiera
que sea su situación. Generalmente pensamos en que
debemos aprender a estar contentos en medio de la
adversidad, los problemas. El pastor hace una pregunta
¿debemos estar alegres en medio de las dificultades?
Pero Pablo nos enseña que debemos aprender a estar
contentos no solo en la adversidad sino también en la
prosperidad, cuando todo nos va bien. ¿Qué es lo que Pablo
desea enseñarnos aquí? El desea enseñarnos que
“Debemos aprender de Cristo a estar contentos, satisfechos,
en medio de la abundancia y de la escasez”.
Ah pero como así, si yo tengo abundancia pues lógico que
estoy contento.
Bueno aquí le digo que no, porque aunque tengas
abundancia te faltara algo, y es ahí donde llega el espíritu de
envidia.
Entonces cuando estoy con abundancia me doy gustos
extralimitados.

Como así: si tengo abundancias no es malo que me compre


un celular.

Pero más tarde veo a un hermano con un celular mejor, más


capacidad y más caro que el mío y quiero comprármelo.
Y así se van alejando del camino que Dios te ha preparado.
No estas contento, con lo que tienes y estas en abundancia.

Siempre hay algo más. Por eso dice Eclesiastés 1:8 “nunca
se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.”
Así que Pablo nos llama a estar contentos, satisfechos, en
medio de la abundancia. ¿Cómo yo hago esto?
1. Reconociendo que ésta proviene de Dios. Es la bendición
de Dios la que prospera. Eclesiastés 5:18 “Asimismo, a
todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da
también facultad para que coma de ellas, y tome su parte,
y goce de su trabajo, esto es don de Dios.”

Todo lo que podemos adquirir lo tenemos de parte de Dios.


Dale gracias por las mismas.
2. Reconociendo que somos mayordomos de los bienes de
Dios. Todos los bienes que tenemos son de Dios. Hay un
solo dueño de todo y ese es Dios. Salmo 24:1 “De Jehová
es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él
habitan.” Somos llamados a cuidar de lo que le pertenece a
otro.

3. Evitando poner nuestra felicidad en los bienes materiales.


Fue Jesús quien dijo en Lucas 12:15 “Y les dijo: Mirad, y
guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee.” No
es que no los disfrutemos, sino que estos bienes nos lleven
a Dios. Que veamos a Dios detrás de cada uno de ellos.

4. En usarlos para ayudar a los demás. Dios nos bendice


para que de la abundancia que nos da demos a los que
necesitan. 2 Corintios 8:14 “sino para que en este tiempo,
con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de
ellos, para que también la abundancia de ellos supla la
necesidad vuestra, para que haya igualdad,”

5. En estar preparados, por si acaso Dios nos llama a


abandonarlos. Pablo nos dice que él aprendió a vivir en
abundancia y a vivir en escasez. Y en toda circunstancia él
estuvo contento o satisfecho. Conociendo los cambios que
Dios en su providencia hace es importantes aprender a vivir
despegados que los bienes que tenemos. Es bueno tener
acondicionador de aire, un buen abanico, agua fría, internet,
etc. Pero nada de eso es la base de nuestra felicidad. Pero
nosotros lo hacemos así.
Lo primero que podemos ver del pasaje es que no podemos
estar contentos a menos que hayamos aprendido a estar
contentos. Pablo dice: “pues he aprendido”.
11 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido
a contentarme, cualquiera que sea mi
situación”. “Debemos aprender de Cristo a estar contentos,
satisfechos, en medio de la abundancia”.

Lo segundo que deseo que veamos del pasaje es que el


contentamiento es algo que aprendemos de Cristo Jesús.
13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Pablo
aprendió de Cristo el estar contento, satisfecho, en
cualquiera que sea su situación. No solo aprendió de Cristo
el estar contento en medio de la escasez sino también en
medio de la abundancia. Su tranquilidad en medio de
cualquier situación se debió no a su increíble habilidad de
analizar todo y dejar todo bien cuadrado. No se debió a que
su voluntad era fuerte. No se debió a que era una persona
segura en sí misma y que no dejaba que sus emociones la
dominaran.
Su contentamiento en medio de cualquier circunstancia se
debió a Cristo Jesús.

Es de Jesús que nosotros aprendemos a estar contentos en


medio de la abundancia y en medio de la escasez.
Es de Jesús que nosotros debemos buscar la fortaleza, la
paz y el sosiego para estar contentos cualquiera que sea
nuestra condición.
Para ello necesitamos de Jesús. Él vivió su vida satisfecho
de la suerte que Dios le marcó. Él era rico siendo Dueño y
Señor de todo como Dios. Él vivía en la íntima, tranquila y
dulce comunión con el Padre. Los ángeles se servían en todo
momento. Pero él no tuvo problemas en dejarlo todo y
hacerse pobre por nuestra salvación. Jesús se humilló: vivió
en una condición baja, pobre, sujeto a la ley de Dios, a la
burla y escarnio del mundo, a las dificultades de la vida, a la
escasez. Quien decía que no tenía donde recostar su
cabeza. Que las aves del cielo y las zorras estaban mejor
que él, con casa propia. Por eso es que de él necesitamos
su fortaleza, su gracia, su humildad y ausencia de codicia y
envidia para poder estar contento cualquiera que sea nuestra
situación. Busca aprender de Jesús a estar contento en
medio de la abundancia.

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