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ADORACIÓN MATUTINA

Anthony Morris III

Sigamos percibiendo cuál es la voluntad de Jehová (Lev. 19;18)

Hablemos sobre la necesidad de percibir —o tener muy claro— lo que espera


Jehová de nosotros, especialmente cuando tomamos decisiones. Pensé en
analizar este asunto puesto que el comentario del texto de hoy comienza así:
“Para agradar a Dios, debemos obedecer siempre sus leyes y principios, y nunca
restarles importancia ni adoptar una actitud indiferente”. Los mandamientos de
Jehová nos dan a conocer su voluntad fuera de toda duda. Por ejemplo, él prohíbe
claramente cosas como la idolatría, la fornicación, el adulterio y el robo. Sin
embargo, hay muchas situaciones para las que no existe un mandato específico. Y
alguien pudiera pensar que, a falta de una ley bíblica clara, uno puede hacer lo
que le plazca. Bueno, sabemos que el Diablo saltaría de contento si lograra
llevarnos a quebrantar la ley de Jehová. Pero si somos sabios y obedientes de
corazón, comprenderemos la necesidad de aferrarnos a los principios bíblicos y
aplicarlos en la vida. Sabemos, por experiencia, que quienes se acostumbran a
pasar por alto estos principios terminan violando alguna de las leyes de Jehová.
Por eso, debemos reflexionar en lo que señala Efesios capítulo 5, versículos 15 al
17. Lo que allí dice nos ayudará a no caer en la tentación de violar principios
bíblicos cuando tomemos decisiones. En Efesios 5 encontramos las conocidas
palabras de los versículos 15 al 17: “Así es que vigilen cuidadosamente que su
manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo
el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos. Por esta razón dejen
de estar haciéndose irrazonables, sino sigan percibiendo cuál es la voluntad de
Jehová”. De modo que es muy importante que el cristiano siga percibiendo cuál es
la voluntad de Jehová. Y para lograrlo, primero tiene que aplicar los principios
bíblicos en su propia vida. En el pasaje bíblico que leímos, la palabra percibir a
veces se traduce como “tener discernimiento” o “tratar de entender”. Pero el
término “percibir” es correcto porque significa comprender o conocer algo. Así que
necesitamos conocer y comprender claramente la voluntad de Dios. ¿Cómo
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podemos percibir la voluntad de Dios cuando tomamos decisiones? Analicemos


dos ejemplos: primero, nuestra música preferida. Obviamente, la música de la
organización de Jehová siempre es una buena opción. Pero no queremos ser
exagerados y decir que no podemos oír otra clase de música. No, Jehová no es
dogmático. Sin embargo, al escoger qué música vamos a escuchar, ¿deberíamos
decir: “Pues esta es la que más me gusta y punto”? No haremos eso si queremos
poner en práctica lo que aprendimos en Efesios 5:17 antes de tomar una decisión
cuando no haya un mandato específico sobre ese tipo de canciones o de música.
Más bien tomemos en cuenta lo que Jehová piensa y siente. ¿Lo que siente?
¿Jehová tiene sentimientos? Claro que sí, y si realmente lo amamos, entonces
procuraremos que Jehová nunca se sienta ofendido por las decisiones que
tomamos. Una persona sabia de corazón siempre aplica los principios bíblicos en
su vida y no se atrevería a disfrutar de una canción sin reflexionar en cómo se
sentirá Jehová cuando la escuche. Por eso, meditemos en estas preguntas antes
de seleccionar la música o las canciones que escucharemos: ¿puedo pensar en
Jehová mientras escucho esta canción? ¿Puedo oírla sin que me moleste la
conciencia? ¿Es apropiada la letra para alguien que asegura amar a Jehová y sus
principios? Preguntas como estas nos ayudarán a percibir cuál es la voluntad de
Jehová y a mantener una conciencia limpia. Pero si la respuesta es no a
cualquiera de estas preguntas, entonces es preferible no violar los principios
bíblicos. Pensemos ahora en otro ejemplo: nuestra forma de vestir cuando
predicamos. Por supuesto, el modo de vestir varía de una región a otra en todo el
mundo. Y así lo vemos en nuestros programas de JW Broadcasting. Allí hemos
observado los diferentes tipos de ropa que usan los hermanos en varias partes de
la Tierra, y todos son aceptables. Pero siempre es bueno considerar qué principios
bíblicos respaldan nuestras decisiones. Veamos, por ejemplo, 2 Corintios capítulo
6; y mientras leemos, pensemos en nuestra apariencia cuando salimos a predicar,
que es parte de nuestro servicio sagrado. Segunda a los Corintios capítulo 6,
versículo 3: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para
que no se encuentre falta en nuestro ministerio”. Aquí dice claramente lo que
siente Jehová: ¿verdad que él se ofendería si la ropa que usamos en la
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predicación hiciera tropezar a otros? Cuando predicamos, estamos representando


a Jehová y, sin duda, no querríamos ser una causa de tropiezo para nadie. Si
nuestra apariencia no refleja que somos ministros de Dios, podríamos hacer
tropezar a quienes nos escuchan. Y eso es lo que queremos evitar. Claro, no
necesitamos una larga lista de reglas; solo preguntémonos: ¿es posible que
alguien tropiece debido a mi apariencia? Además, a fin de percibir la voluntad de
Jehová al tener que decidir sobre asuntos para los que no existe una norma
específica, podemos considerar lo que dijo, en 2003, un artículo de La Atalaya
titulado “¿Hace falta siempre un mandato bíblico?”. ¡Qué buena pregunta! Bajo el
subtítulo “Agudicemos nuestras facultades perceptivas”, encontramos esta
pregunta: “¿Cómo podemos desarrollar nuestras facultades perceptivas para
saber lo que le agrada a Jehová aun cuando no haya dado directrices específicas
sobre un asunto?”. Este artículo nos aconseja leer la Palabra de Dios diariamente,
estudiarla con frecuencia y —a esto quisiera darle mucho énfasis— meditar en lo
que leemos. Si lo hacemos, el artículo dice que nuestra percepción mejorará. Por
supuesto, esto no ocurre de la noche a la mañana: tal como sucede con el
desarrollo físico de un niño, el crecimiento espiritual es gradual y no se percibe de
inmediato. Por eso, el artículo también recomienda tener paciencia y no frustrarse
si no se observa una mejora inmediata. Pero luego advierte: “El simple transcurso
del tiempo no agudiza de por sí nuestras facultades perceptivas”. Y añade: “El
tiempo debe ocuparse examinando la Palabra de Dios y aplicando su contenido
hasta donde lo permita nuestra capacidad”. ¡Qué reflexión tan interesante! Y
pienso que aún más profundas son las palabras que encontramos en el siguiente
párrafo, pues apelan a nuestro corazón. Allí dice: “Puede afirmarse que, mientras
que las leyes de Dios ponen a prueba nuestra obediencia, sus principios ponen a
prueba la profundidad de nuestra espiritualidad y nuestro deseo de agradarle”. Eso
vale la pena repetirlo: “Mientras que las leyes de Dios ponen a prueba nuestra
obediencia, sus principios ponen a prueba la profundidad de nuestra espiritualidad
y nuestro deseo de agradarle”. ¡Qué hermoso! Así que una persona espiritual se
rige por principios bíblicos y así evita violar las leyes divinas. Por lo tanto,
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resolvámonos a agradar a Jehová, a percibir su voluntad al mayor grado posible y


a dejarnos guiar por los principios bíblicos cuando tomemos decisiones.

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