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POESIAS
DE
Capilla Alfonsina
Biblivtg^j Qng^rsitaria
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K t t & t i Ytfiarii j Itila
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DOS PALABRAS.
LASCAS.
POESIAS
DE
Capilla Alfonsina
Biblivtg^j Qng^rsitaria
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K t t & t i Ytfiarii j Itila
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DOS PALABRAS.
DOS PALABRAS.
L a s piezas que van á continuación no son sino pequeña parte de ta sobre su cima, que toca el cielo, una g r a n piedra desasida y tosca.
m m m i u mm lem
BEWcti u v a ù i I Tsfiu
I
EPISTOLA JOCO-SERIA
AL EDITOR.
Conservo de la injuria,
no la ignominia; pero sí la marca.
¡Sentíme sin honor, cegué de f u r i a ,
y recogílo de sangrienta charcal
¡Infames! Os agravia
que un alma superior aliente y vibre;
y en vuestro miedo, trastrocado en rabia,
vejáis cautivo al que a d u l a r a i s libre.
E n l a vidriera cortina r a l a
tensa y p u r p ú r e a cierne curiosa
lumbre, que tiñe su tenue gala.
Y r o j a l e n g u a cae y se posa
y con delicia treme y resbala
en el erecto botón de rosa!
34 35
II III
VWVIAAAAAA^
DUELO.
U"
¿Qué amigo que no acuda y me acompañe?
P e r l a rica en las b a b a s de un molusco
L a turba, que penetra sin permiso,
encerrado en su concha y escondido
rodea el catre f u n e r a l y plañe;
en el fondo de un mar lóbrego y brusco »
y en el cercano templo el bronce tañe
lento y lúgubre adiós al manumiso.
E n sublime absorción hurgo la mente:
medito con asombro en ese paso
Al pueblo el bardo es g r a c i a y no carcoma. de todas las estrellas á un Ocaso
E s como el floripondio de la linde que allende una ilusión resulta Oriente
que Cándido y triunfal surge y asoma, Y me inclino arrobado y reverente.
y al polvo de la senda torna y rinde
el noble cáliz y el piadoso aroma.
Veracruz. El 4 de enero de 1,895.
;
¡Ay de mí, que rabioso en un erío
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y á mitad de l a ruta estoy parado;
que anhelo y lucho por cruzar un río
y no hallo puente, ni batel, ni vado;
y miro allá, por campo labrantío,
la f a u s t a meta en el opuesto lado,
y el Sol morir, con victorial decoro,
bajo un dosel de p ú r p u r a y de oro!
Diciembre de 1,899.
LA GIGANTA.
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í
ECCE HOMO.
Sé que la h u m a n a fibra
á la emoción se l i b r a ,
pero que menos vibra
al goce que al dolor.
Y en arte no me ofusco;
3" p a r a el himno busco
la estética del brusco
estímulo mayor.
11
Mas no en aleve a u d a c i a
demando á la f a l a c i a
la intensa y c r u d a g r a c i a ,
como un j u g l a r sutil.
A la verdad ajusto
el calculado gusto,
bajo el pincel adusto
y el trágico buril.
62 63
v
¡Oh fe y piedad radiosas,
q u e al polvo de las fosas
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ponéis alas hermosas
con que poder volar!
¡Oh dulces manos bellas,
q u e al son de las querellas
venís de las estrellas
á ungir y a c a r i c i a r !
r
VIGILIA Y SUEÑO.
EJEMPLO.
—VUIAAAA/WWWV
.
CANCION MEDIOEVAL.
AAAAAAAA/
EL FANTASMA.
• m
EL FANTASMA.
L a fiesta de tu boda
será m a ñ a n a .
A la nocturna g l o r i a
vuelves la c a r a ,
linda más que las rosas
de la ventana;
y tu guedeja blonda
vuela en el a u r a
y por azar me toca
la faz t u r b a d a
L a fiesta de tu b o d a
será m a ñ a n a .
Un cometa en l a sombra L a fiesta de" tu boda
prende u n a cabala.
será m a ñ a n a .
E s emblema que llora,
signo que canta.
El astro tiene forma
Junto al cendal que toma
de punto y r a y a :
figura mágica,
representa u n a nota,
Escorpión interroga,
pinta una lágrima!
mientras que su tilia
gritan y espantan
¡Parece que deploran
una desgracia! lAh! Si la T i e r r a sórdida
que por las vastas
L a fiesta de tu boda oquedades enrolla
será m a ñ a n a . su curva esclava,
diese fin á sus rondas
Nubecilla que flota, y resultara
que asciende ó b a j a , desvanecida en borlas
languidecida y floja, de tenue g a s a !
solemne y blanca,
muestra señal simbólica
de doble traza:
L a fiesta de tu boda
finge un velo de novia
será m a ñ a n a .
y una mortaja!
El m a r con débil ola
1
tiembla en l a playa,
y no i n u n d a ni ahoga
pueblos, ni n a d a .
Del fuego de Sodoma
no miro b r a s a ,
y la centella es i-ota
flecha en a l j a b a . 1
L a fiesta de tu boda
será m a ñ a n a .
¡Oh T i r s a ! Y a es la hora.
Valor me f a l t a ;
y en un trino de alondra
me dejo el alma.
Un comienzo de aurora
tiende su n á c a r ,
y Lucifer asoma
su perla pálida.
El m a r con débil ola
1
tiembla en l a playa,
y no i n u n d a ni ahoga
pueblos, ni n a d a .
Del fuego de Sodoma
no miro b r a s a ,
y la centella es i-ota
flecha en a l j a b a . 1
L a fiesta de tu boda
será m a ñ a n a .
¡Oh T i r s a ! Y a es la hora.
Valor me f a l t a ;
y en un trino de alondra
me dejo el alma.
Un comienzo de aurora
tiende su n á c a r ,
y Lucifer asoma
su perla pálida.
ENGARCE.
H a s t a el pecho la b a r b a se le desliza,
como espuma de arroyo por cana y riza.
L a diestra d u r a y fuerte, como una m a r r a ,
enseña entre u ñ a s corvas, como de g a r r a ,
pipa roja con aire de cruenta triza.
—La mano es tan aleve como maciza.
'AnA/wui/m'vw
IDILIO.
•A
IDILIO.
L a h u é r f a n a ignara y creyente
Infantil por edad y estatura,
busca sólo en los cielos el rastro;
sorprende ostentando sazón p r e m a t u r a :
y de noche imagina que siente
elásticos bultos de tetas opimas;
besos ¡ay! en los hilos de un astro.
y á juzgar por la equívoca traza,
¿Qué ilusión es tan dulce y hermosa?
no semeja sino una rapaza
Dios le ha dicho: «séplácida y bella;
que reserva en el seno dos limas! y en el duelo que marque una fosa
pon la fe que contemple una estrella»/
Blondo y grifo é inculto el cabello, ¿Quién no cede al consuelo que olvida?
y los labios turgentes y rojos, L a piedad es un santo remedio;
y de tórtola el g a r b o del cuello, y después, el ardor de la vida
y el azul del zafiro en los ojos. urge y clama en la pena y el tedio
Dientes albos, parejos, enanos, y al tumulto y al goce convida.
que a p a g a d o coral prende y liga, De la zafia el pes-ar se distrae,—
que recuerdan, en curvas de granos, desplome de polvo y ascenso de nube.
el maíz cuando tierno en la espiga. ;Del tizón la ceniza que cae
L a nariz es impura, y atesta 3- el humo que sube!
una carne sensual é impetuosa;
y en la faz, á rigores expuesta,
l a nieve d a en ámbar, la p ú r p u r a en rosa,
y el júbilo es g r a c i a sin velo L a madre reposa con sueño de piedra.
y en cada carrillo produce un hoyuelo. L a muchacha medra.
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Y por siembras y apriscos divaga El Sol meridiano fulgura,
con su padre, que duda de serlo; suspenso en el Toro;
y el infame la i n j u r i a y estraga y el paisaje, con varia verdura,
y la triste se obstina en quererlo. parece artificio de t a l l a y pintura,
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según está quieto en el oro.
Llena está de pasión y de bruma,
tiene ley en un torpe atavismo,
El fausto del orbe sublime
y es al cierzo del mal una pluma
¡Oh pobreza! ¡Oh incuria! ¡Oh abismo! rutila en urente sosiego;
y un derribo de paz y de fuego
b a j a y cunde y escuece y oprime.
L a z a g a l a se t u r b a y empina
Y alocada en la fiebre del celo,
lanza un g r i t o de gusto y de anhelo
¡Un cambujo patán se avecina!
L a z a g a l a se t u r b a y empina
Y alocada en la fiebre del celo,
lanza un g r i t o de gusto y de anhelo
¡Un cambujo patán se avecina!
ni
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A TI.
——'vwjwvuuvuw^—
GRIS DE PERLA.
GRIS DE PERLA.
wi/iAAAAAAnn/w—
CLAUDIA.
CLAUDIA.
Huye del trato y se resiste al brillo; Porta en alto su nombre, como el lirio
y busca en el encierro una q u i m e r a : su estambre, la palmera su verdura,
la paz del corazón puro y sencillo. su airón el casco, su fulgor el cirio,
¡Como si por milagro consiguiera, la fe su emblema y el volcán su a l b u r a ;
al golpe de la puerta en el pestillo, y á veces los antojos de un delirio
burlar sus cuitas y d e j a r l a s f u e r a ! infiernan á la e x t r a ñ a criatura.
Y en el espasmo súbito que al vuelo ¡Mirífico el paisaje! Cromáticos vapores
de la colgante y columpiada soga ruedan en copos fúsiles, que un hálito desliga;
muerde y crispa las carnes del chicuelo,— y de arrebol purpúreos los bueyes aradores
Claudia, gime, se increpa, se desfoga, surcan los mondos predios y mugen de fatiga.
y á pezones erguidos mira el cielo,
y aun osa blasfemar, porque se ahoga.
En áspera y herbosa l a d e r a que dilata
sus pliegues en profuso y ameno desarrollo,
Y luego ante una efigie se arrodilla;
lanuda grey blanquea, como bullente p l a t a
y ¡ay! no logra en la espuma del torrente
que sobre ponto glauco revela oculto escollo.
aferrarse á l a r a m a de la orilla.
P l a ñ e y ora, confusa y penitente;
dase á Dios, azorada y a m a r i l l a ; En el confín las cumbres, c u b i e r t a s de celajes,
y en un vértigo va por l a corriente! suspenden y subliman la extremidad agreste.
Así en pos de una procer las manos de los pajes
¡Ciega y tenaz la religión del triste levantan y sustentan la fimbria de la veste.
que demanda mercedes que no alcanza t
y en adorar por obtener insiste! El fango en la hondonada r e s u l t a pedrería;
¡Cándida y portentosa confianza los pájaros gorjean en tumultuario coro;
en una Providencia que no existe y oblicuo el trapo túrgido, el barquichuelo estría
en otra inmensidad que la esperanza! un mar que a r r u g a en rasos el índigo y el oro.
Y de g r a c i a mi espíritu se viste;
y entonces me pregunto si la suerte
Costumbre de i n q u i r i r , s a b i a y notoria,
h a r á otra miel como la paz del fuerte
á la que rindo y p a g a r é tributo,
y otro esplendor como el placer del triste.
movióme á interrogar. Y oí una historia.
¿A quién? A un servidor del instituto,
á un cubano feraz en viles tretas,
Holgábame una vez en tal encanto; á un practicante crapuloso y pigre,
y u n a moza, con rostro de delirio, á un mancebo de s ó r d i d a s chancletas,
pasó, blanca y derecha como un cirio, facha de orangután, gesto de tigre.
lírica y turbadora como un canto, Pero atended.—Su relación incluye
odorífera y prócer como un lirio. un imán de rumor de a g u a que fluye.
«La doncella gentil se l l a m a Dea. Por hemorragia sucumbió al puerperio.
Su padre, J u a n Falot, vino de zuavo; El cadáver cayó bajo el imperio
y aquí, como en I t a l i a y en Crimea, de la Química, numen de las cosas,
ganó prez en las lides como bravo. y es en el más humilde cementerio
Herido y preso en Camarón, no pudo polvo siempre fecundo en tuberosas.
seguir, camino á F r a n c i a , el regimiento; Pero alma de valer, limpia y cristiana,
y y a en salud y en libertad, á rudo yergue aliento que nunca se consume;
t r a b a j o demandó noble sustento. y aquélla se f u é á Dios, como un perfume,
Cansado de l a b r a r , y con su ahorro, disuelta en el carmín de la mañana.
adquirióse un tenducho y un ventorro.
Y casó con l a reina del poblacho,
una mujer de singular t r a p í o , «El pobre viudo encaneció en un día.
modesta y cauta sin ficción ni empacho, ¡Cuán tierno y delicado á la pequeña
y enemiga mortal de todo lío. el que antes, por su indúctil ardentía,
Y los meses corrieron; y la esposa resultaba feroz bajo la enseña!
engordaba, soñando con querubes; Arrapiezo el «BEBÉ», y en la dulzura
y una chica nació s a n a y hermosa, del mimo, y al alcance de la mano,
con un cutis de pétalos de r o s a campó sin probar gota de amargura.
y un olor como de astros y de nubes. ¡Frágil y bullidor, lindo y ufano
colibrí del vergel de la ventura!
Su aspecto de pictórico angelito,
su inventiva, su charla, su despejo,
«¡Qué suplicio el del parto! ¡Cuál estreno!
aliviaban con bálsamo exquisito
Fruto de humano amor cumple lo escrito:
el ulcerado corazón del viejo.
no se d e s g a j a sin romper u n seno
y no respira sin lanzar un grito!
Fausto auroral surgió del horizonte;
y á la sangrienta luz que despuntaba, «¡Precoz muchacha! Con presteza suma
y en el aroma del cercano monte, se adiestraba en su hogar, según crecía;
y en las perlas de un trino de sinsonte, y llegó con el medro de la espuma
¡ay! la madre infeliz agonizaba. á la nubil y sacra lozanía.
Y en g u s t o y dignidad honró penates,
Musca j e r g a y nevada m u s e l i n a
y en c u i d a r su conducta puso esmero;
ofrecen á la mártir hechicera
y escuchando episodios de combates,
disfraz de prodigiosa golondrina,
retempló su virtud como un acero.
p a l m a en inmarcesible primavera».
J a m á s anduvo en triscas de festines;
y sola con sus caras aficiones,
Veracruz. Hospital de S a n S e b a s t i á n . Mayo de 1,895.
vivió en intimidad con sus jazmines
y h a b l á b a s e de tú con sus gorriones.
S u pensamiento, si salvaba el muro,
e r a de fijo en el espacio, allende,
como el soplo sutil, cimero y puro
que por alto pinar vibra y trasciende».
—El mísero p a t á n busca y remueve; el espíritu aun es; —y con sus celos,
que percibe un albor como de nieve. y colérico y solo por los cielos.
del otro, muertos en la flor del beso! ¡ay! porque su tormento es infinito!»
NOTA.
Cubierto de j i r a s ,
al ábrego h i r s u t a s
al p a r que l a s mechas
crecidas y r u b i a s ,
el pobre chiquillo
se postra en l a t u m b a ;
y en voz de sollozos
revienta y m u r m u r a :
«Mamá, soy P a q u i t o ;
no h a r é t r a v e s u r a s . »
Y un cielo impasible
despliega su curva.
3
Y un cielo impasible «Me acuesto en rincones
De l a c á n d i d a oveja
que á sombra trisca en hondonada bruna,
ó la cabra bermeja
que asoma en a l t a d u n a
su hocico rojo de carmín de tuna,—
3
É g l o g a virgiliana A la culta ó s a l v a j e
abre y r a d i c a en tu heredad el seno, corriente del vivir m a r c a s y ahondas
y de tu boca m a n a recto y seguro encaje,
en trasunto sereno que por a r e n a s blondas
y con a l m í b a r oloroso á heno. al mar la lleva en s o s e g a d a s ondas.
L a madre t i e r r a es leve
¡Plácidos los que orean
al cadáver que allí se desmorona,
mi frente, que á baldón opone orgullo,
que sólo á u n sauce debe,—
hálitos que menean
en los palmos que abona,—
l a s frondas, con murmullo
copioso llanto y l i b e r a l corona.
grato al reposo, cual materno arrullo!
M a s no Favonio engríe
el délfico laurel. Zozobras calma,
y s u s u r r a n d o ríe
de la ceñida palma,
con un desprecio que perfuma el alma!
-—-»^/\nAAArU\AA'VW'—
P a r d a s ó g r i s e s , donde no musgosas,
tres t a p i a s ; y c u a d r a n d o el vergelillo,
reja oculta en verdor florido en rosas,
que son como de un ámbar amarillo.—
un trasunto se b o r r a en u n a nube:
A UNA ARAUCARIA.
el de un ángel monstruoso por deforme. -
Gloria. Silencio. P a z . — L a D u n a sube
del término del mar, flava y enorme.
i
Y ardo en estro de amor, y no h a y rocío
como el que cubre l a s que á Dios envío
A UN JORNALERO.
ansias de que me cure al ángel mío.
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1
Xalapa. Septiembre de 1,896. || J
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51
11 i •
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A UN JORNALERO.
L í r i c a g r a c i a exorna y ennoblece
¡oh proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la p l a n t a que florece,
la j a u l a con el p á j a r o que trina.
Arrostra por la g r a c i a l a d i a t r i b a ,
y en empinados vórtices p a s e a
el abismo de abajo en el de a r r i b a !
A LA SEÑORITA SOFIA MARTINEZ.
A LA SEÑORITA
SOFIA MARTINEZ.
X a l a p a . 1,899.
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LA SEÑORITA JULIA ZARATE.
A LA SEÑORITA
JULIA ZARATE.
X a l a p a . 1,899.
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IN HOC SIGNO
IN HOC SIGNO-
X a l a p a . 1,899.
195
( En un establecimiento fotográfico.)
X a l a p a . El 16 de junio de 1.901.
OPALO.
202 "Ï
Trepadora vivaz orna la tumba,
que al estrago del tiempo se derrumba,
exenta de inscripción;
y en la cruz u n a r á f a g a menea
follaje que parece que chorrea
lastimero festón!
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202 "Ï
Trepadora vivaz orna la tumba,
que al estrago del tiempo se derrumba,
exenta de inscripción;
y en la cruz u n a r á f a g a menea
follaje que parece que chorrea
lastimero festón!
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Avernus j^q
Paquito j--
Beatus ille
Pinceladas
A una a r a u c a r i a 171
A un jornalero 175
¡Audacia! ^g
A la señorita Sofía Martínez 183
A la señorita J u l i a Z a r a t e 187
In hoc signo jgj
Entre dos lentes.— [En un establecimiento fotográfico).... 195
Ópalo 199