Sei sulla pagina 1di 3

JOVEN, ENSEÑORÉATE DE TUS DESEOS

Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo
no me dejaré dominar por ninguna.

1 CORINTIOS 6:12

INTRODUCCIÓN

Cuando hablamos de deseo, estamos hablando de aquello que nos mueve interiormente a la
posesión de algo. Hay que decir, que existen dos clases de deseos, los deseos buenos y los deseos
malos. Los deseos buenos, son aquellos que sin duda nos llevan a un final de satisfacción, de bien,
de felicidad y alegrías y los deseos malos, son aquellos que, ciertamente, conducen a la miseria, la
desgracia y por supuesto al gran lamento. Dios es perfecto, y nada de lo que Él creó quedó por ahí
suelto, Él todo lo hizo completo y bien hecho, y en cuanto a los deseos en la vida del ser humano,
Dios nos diseñó, con la capacidad de ser señores de nuestros deseos. No podemos permitir ser
esclavos de nuestros deseos, al contrario, ellos deben ser nuestros esclavos… Recordemos lo que
Dios le dijo a Caín, allá en Génesis 4:6-7: “(6) Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has enojado
y por qué ha decaído tu semblante? (7) Si hicieras lo bueno, ¿no serías enaltecido?; pero si no lo
haces, el pecado está a la puerta, acechando. Con todo, tú lo dominarás”.

DESARROLLO

Es evidente, que los jóvenes están más expuestos a los deseos pecaminosos que los adultos
mayores. El joven, de alguna manera, comienza a experimentar hasta ahora acontecimientos en la
vida buenos y malos, acontecimientos que ya los mayores, en su mayoría, han vivido y que por
ende alguna amarga experiencia le dejaron y por lo tanto hoy ya no la practican, antes bien, viven
empecinados en advertir a la nueva generación que se levanta, a que no recorran el camino malo
que ellos recorrieron.

Tenemos que decir, que la juventud de hoy se enfrenta a deseos más maldadosos que en épocas
pasadas no existían. La época que hoy vivimos es una época donde, sin duda, se tiene que andar
con mucho cuidado para no tener un futuro lúgubre.

Es muy triste ver, como un río de jóvenes son presa fácil de los malos deseos y fácilmente se dejan
dominar de ellos. Podríamos enumerar en este momento, un listado de aquellos deseos que hoy
dominan y corrompen a mucha juventud:

 Deseos de ver pornografía, a través del internet, la T.V., las revistas, etc.
 El deseo de caer en el famoso “marque”, donde cualquier joven se le puede acercar a
cualquier jovencita y la besa intrusamente, y no es tomado como un irrespeto entre ellos, sino
como un juego, en fin. Ignorando las consecuencias funestas que esto puede traer para ellos
mismos.
 Deseos de masturbación, provocado precisamente por todos estos desórdenes de pornografía
e irrespeto del cuerpo, que es el templo del Espíritu santo.
 Deseos de Fornicación, donde se le dice a la joven doncella que está “out”, que todo el mundo
lo está haciendo, cuando eso no es verdad… Donde algunos noviazgos, disque para cerciorarse
de si la relación funciona, primero piden la llamada “prueba de Amor”. ¡Dios mío, hasta
adonde ha llegado nuestra generación!
 Deseos de escuchar música en diferentes estilos que no agrada a Dios y que por ende
corrompe a la víctima.
 El deseo de consumir sustancias alucinógenas como las drogas, el cigarrillo, sustancias que
infaliblemente destruyen el templo del Espíritu.
 Deseos de consumir alcohol, hasta embriagar su cuerpo y caer en desórdenes tan bajos que
perjudican sus vidas…
 El deseo de no buscar a Dios, porque qué aburrido ir a la iglesia en familia a adorar a Dios
(según piensan algunos) cuando el culto sigue siendo, sin duda, ese medio dejado por Dios
para acercarnos a Él y llenarnos de su poder para vencer.
 Deseos de mal vestir el cuerpo con peinados ostentosos, exhibición de cuerpo, etc.

Estos son algunos de los deseos que lamentablemente dominan a muchos jóvenes y lo más triste
es que algunos de los nuestros se estén dejando dominar de estas cosas olvidando lo dicho en 1
Pedro 1:13-16, que dice:

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la
gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os
llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo.

Pero… ¿Cuál es la solución para ser señores de todos estos deseos malos y guardarnos limpios
para la venida del Señor, que por cierto está cerca?

El secreto, es acercarnos al Señor de veras, de corazón, sentir que de verdad llegamos hasta su
secreto y estando allá en su gran presencia, llenarnos hasta donde más no poder de su potencia,
dominio y autoridad.

Joven, la única manera para que tú seas el Señor de tus deseos, es que te llenes ahora del Poder
del Señor de Señores, de aquél que dominó al diablo y destruyó su imperio (Hebreos 2:14).

En Jueces 15:11-15, encontramos la historia de un Sansón atado con dos cuerdas nuevas, próximo
a ser entregado en manos de sus enemigos, los filisteos. Según el pasaje bíblico, cuando los
Filisteos le fueron a echar mano, el Espíritu de Jehová descendió con Poder sobre Sansón y éste se
desató de las cuerdas que lo ataban y con una quijada de asno mató a mil de sus enemigos.

¡Joven, AHORA, tú puedes ser lleno de ese gran Poder que te desatará por siempre de ese mal
deseo que te ata, de ese mal deseo del que no has podido salir!

Puede que hoy hayan malos deseos que te están desafiando como un gigante y tú no hayas qué
hacer. Yo te recomiendo: ¡Llénate del Poder que tenía David, aquel “pelao” insignificante para sus
propios hermanos y para el rey Saúl, pero que tenía adentro un León que rugía con poder y con
ganas de Vencer! (1 Samuel 17). Esto no es con espada ni con ejército, sino con mi Espíritu ha
dicho Jehová de los ejércitos.

CONCLUSIÓN

En tus manos está si Vencer o ser un vencido más.

¿Qué tenía Pablo en su vida que lo llevó a expresar con toda seguridad estas palabras: “Todas las
cosas me son lícitas, pero no todas me convienen. Todas las cosas me son lícitas, pero YO NO ME
DEJARÉ DOMINAR DE NINGUNA”?

Sin dudarlo una sola vez, Pablo estaba lleno de ese gran Poder de Dios del que le habló a su hijo
Timoteo: “Porque, no nos ha dado Dios Espíritu de cobardía, sino de Poder, de amor y de Dominio
propio” (2 Timoteo 1:7)

Joven, acércate ahora a Dios y llénate de Poder para que venzas y te constituya señor de tus
deseos.

Por:
ELISEO ESTAPER BERMÚDEZ
Tesorero C.P. 2011

Potrebbero piacerti anche