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ESTADO SIN NACIÓN

Tras los últimos acontecimientos de octubre, los cuales dejan dividido,


afectado y sensiblemente lesionado a nuestro país, hay un tema que, al
escuchar las declaraciones de la dirigencia indígena, me ha llamado
mucho la atención: el de la nacionalidad ecuatoriana. Ellos ya no hablan
solamente de que el Ecuador es y debería ser pluricultural, multi étnico
y plurinacional. Han mencionado de que los pueblos y “nacionalidades”
indígenas deberían tener su propio ejército, su propio sistema de
justicia, soberanía sobre sus territorios y que incluso autoridades y
funcionarios de gobierno deberían pedir permiso para entrar a las
comunidades. Esto no solo que es descabellado, inconstitucional e
ilegal ya que tiene el germen del secesionismo y sienta las bases para
la creación de un Estado dentro de otro Estado. Incluso va en contra del
numeral 3 del artículo tercero de la Constitución que habla como deber
primordial del Estado de “fortalecer la unidad nacional en la diversidad”.
De igual modo, contradice lo estipulado en el artículo cuarto de la
Constitución cuando se habla de que “el territorio del Ecuador es
inalienable, irreductible e inviolable. Nadie atentará contra la unidad
territorial ni fomentará la secesión”. Aunque parece que está claro para
la mayoría de los ecuatorianos que el Estado es uno solo y, como tal,
veo con preocupación los motivos que llevan a la dirigencia indígena a
hacer propuestas tan desproporcionadas y, hasta cierto punto, carentes
de sentido. No obstante, los esfuerzos que se han hecho de parte del
Estado para dar forma a la nacionalidad ecuatoriana y, como reza la
Constitución, fortalecer la unidad nacional han sido exiguos. Si nos
preocupa tanto las declaraciones de la dirigencia indígena, me
pregunto: ¿Qué han hecho este y los anteriores gobiernos al respecto?
¿De qué hablan los políticos? ¿Qué plantean las élites? ¿De quién es
esta responsabilidad? ¿De todos y, a la final, de nadie? Tenemos que
reconocer, aunque a veces no nos guste, que somos un país sin
identidad. Rafael Quintero decía hace tiempo de que somos es “un país
en ciernes”. Yo creo que somos un Estado sin nación. Un Estado, que
desde sus orígenes fue cooptado por élites poco iluminadas, que nunca
quisieron reconocer que somos un Estado con diferentes
nacionalidades. Pero el problema está entonces en que jamás supimos
incorporar al otro dentro de una sola concepción de Estado – Nación,
reconociendo, en su alteridad y diferencia, su valía. La historia no es
únicamente narración de acontecimientos. Es también una construcción
social. Por ello, las naciones, al igual que la identidad, se crean y, de tal
forma, se las llena de sentido. Eso ha faltado y sigue faltando en el
Ecuador. Esfuerzos por definir una identidad y nacionalidad, como una
sola comunidad diferenciada de tradiciones, costumbres, cultura y
lenguaje. ¿Qué piensa usted?

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