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“Bendito sea [...] el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda
nuestra tribulación.” (2 CORINTIOS 1:3, 4.)
JEHOVÁ es “el Dios de todo consuelo”. El apóstol Pablo sabía esto por experiencia
personal. Por eso, para animar a sus compañeros cristianos, escribió estas palabras
alentadoras:
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“Bendito sea [...] el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, que
nos consuela en toda nuestra tribulación. [...] Ahora bien, sea que estemos en
tribulación, es para el consuelo y salvación de ustedes; o sea que se nos esté
consolando, es para el consuelo de ustedes, el cual opera para hacerlos aguantar los
mismos sufrimientos que nosotros también sufrimos. De modo que nuestra esperanza
tocante a ustedes es invariable, ya que sabemos que, así como ustedes son partícipes
de los sufrimientos, de la misma manera también participarán del consuelo”. (2 Corintios
1:3-7.)
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Sí, Pablo sabía que Jehová es “el Dios de todo consuelo”. El apóstol había
experimentado los tratos misericordiosos, tiernos y consoladores del Padre,
especialmente al sufrir “por causa de la justicia”. (Compare con Mateo 5:10.) Por eso,
Pablo podía consolar a otras personas y animarlas a aguantar tribulación. Es patente
que, por su ejemplo de fidelidad y sus expresiones de confianza en Jehová, los testigos
cristianos de Jehová que han aguantado tribulación proveen estímulo que impele a los
compañeros de creencia a mantenerse fieles a Dios. Y en cuanto a aguantar
sufrimientos, Pablo fue un ejemplo excelente.
Registro de aguante fiel
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Alrededor del año 55 de la E.C. Pablo escribió bajo inspiración su segunda carta a
los cristianos de la ciudad de Corinto. En esta ciudad había ciertos hombres que se
oponían a él, a quienes él llamó sarcásticamente “apóstoles superfinos”. Valerosamente
defendió su posición apostólica, no por su propio bien, sino “para Dios”, es decir, para
salvar a la congregación que pertenece a Jehová (2 Corintios 11:5, 12-14; 12:11; 5:12,
13). El apóstol explicó que él era igual a sus opositores en lo relacionado con la
genealogía, y entonces señaló que era superior a ellos en labores, sufrimientos, viajes,
peligros y penalidades como ‘ministro de Cristo’. Escribió:
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“¿Son [aquellos opositores] ministros de Cristo? Respondo como loco, más
sobresalientemente soy yo uno; en labores más abundantemente, en prisiones más
abundantemente, en golpes con exceso, a punto de morir, frecuentemente. De los judíos
cinco veces recibí cuarenta azotes menos uno, tres veces fui golpeado con varas, una
vez fui apedreado, tres veces experimenté naufragio, una noche y un día los he pasado
en lo profundo; en viajes a menudo, en peligros de ríos, en peligros por parte de
salteadores, en peligros por parte de mi propia raza, en peligros por parte de las
naciones, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en
peligros entre falsos hermanos, en labor y afán, en noches sin dormir a menudo, en
hambre y sed, en abstinencia de alimento muchas veces, en frío y desnudez”.
(2 Corintios 11:21-27.)
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El libro bíblico de Hechos de Apóstoles (desde 9:3 hasta más o menos 20:4)
menciona algunos de los rasgos susodichos de la vida de Pablo, desde el tiempo en
que llegó a ser cristiano hasta que escribió Segunda a los Corintios. Reflexionemos
ahora sobre su registro de aguante fiel. No hay duda de que esto nos animará a aguantar
tribulación con la confianza de que “el Dios de todo consuelo” está con nosotros.
‘Labores más abundantes y más veces en prisión’
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En labores más abundantemente: Como proclamador de las “buenas nuevas”
Pablo ‘trabajaba más’ que sus opositores (2 Corintios 11:23, Versión Popular). Por
supuesto, había participado en la obra de predicar por más tiempo que ellos y a menudo
lo hacía en territorio sumamente difícil. Por ejemplo, en Éfeso, donde se adoraba a la
diosa pagana Artemis y donde Pablo fue víctima de una chusma, él se esforzó
vigorosamente, a veces a grado conmovedor, en el ministerio y a favor de sus
compañeros de creencia. Pero el resultado fue fruto espiritual excelente. Más tarde pudo
decir apropiadamente a los “ancianos” de la congregación de Éfeso: “No me retraje de
decirles ninguna de las cosas que fueran de provecho, ni de enseñarles públicamente y
de casa en casa. Antes, di testimonio cabalmente tanto a judíos como a griegos acerca
del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesús” (Hechos 20:17,
20, 21, 31; 19:1-41). De modo que antes que se hicieran cristianos aquellos hombres
que para entonces eran ancianos, el apóstol Pablo les había enseñado las verdades
fundamentales del cristianismo en la actividad de predicar de “casa en casa”. Se debió
a que la Palabra de Jehová y el espíritu santo obraran en el corazón de Pablo que él fue
estimulado a trabajar vigorosamente en esparcir las buenas nuevas y promover los
intereses del Reino (Isaías 61:1, 2; Romanos 10:8-10). Al desempeñar aquella actividad
vigorosa, el apóstol dio un ejemplo excelente a los cristianos del siglo veinte.
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En prisiones más abundantemente: Clemente de Roma, que escribió a fines del
primer siglo de la E.C., dice que Pablo fue encarcelado en siete ocasiones. Antes de
escribir Segunda a los Corintios, Pablo ya había estado en prisión más veces que los
“apóstoles superfinos”. El registro de Hechos relata uno de aquellos encarcelamientos...
en la ciudad macedonia de Filipos. Es obvio que Pablo y Silas estaban contentos de
sufrir “por causa de la justicia”, pues, mientras estuvieron encarcelados allí, oraron a
Dios y lo alabaron con canciones. Hallaron consuelo al reflexionar sobre las Escrituras
y también porque se daban cuenta de que Dios oía sus oraciones y las estaba
contestando (Salmo 65:2; 119:52). Cuando quedaron libres debido a un terremoto, no
se dieron a la fuga, sino, más bien, “hablaron la palabra de Jehová [al carcelero] junto
con todos los que estaban en su casa”. ¿Cuál fue el resultado? ¡Pues el carcelero y su
casa se hicieron cristianos (Hechos 16:16-40)! ¡Cuánto anima este relato a los testigos
de Jehová que están encarcelados hoy día a aceptar la persecución con gozo piadoso,
a orar, a meditar en la Palabra de Dios y a hablar con denuedo acerca de ésta! (Hechos
4:29-31.)
Intrépido a pesar de recibir golpes y estar a punto de morir
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En golpes con exceso: Pablo había recibido golpes en exceso. También se declara
que con frecuencia estuvo “al borde de la muerte” (versículo 23, Levoratti-Trusso). Esto
pudiera indicar que ciertas golpizas fueron tan severas que los golpes prácticamente le
causaron la muerte.
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A punto de morir, frecuentemente: Esto no necesariamente se refería solo a ciertas
golpizas. Pablo había dicho antes en la misma carta: “Siempre aguantamos por todas
partes en nuestro cuerpo el tratamiento mortífero que se le dio a Jesús” (2 Corintios
4:10, 11). El apóstol había estado en peligros que le habían amenazado la vida o hasta
le habían causado dolor mortífero en Damasco, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra,
Tesalónica y Berea (Hechos 9:23-25; 13:49-51; 14:1-6, 19, 20; 17:1, 5-9, 13, 14). De
hecho, puede que haya estado expuesto a los peligros de muerte por causa de los
juegos romanos, en vista de la referencia que hizo a ‘pelear con las bestias salvajes en
Éfeso’. (1 Corintios 15:32; compare con Hechos 19:23-41; 2 Corintios 1:8-11.) Puesto
que su vida había estado en peligro tantas veces, el apóstol podía decir con certeza:
“Diariamente me enfrento con la muerte” (1 Corintios 15:31). No hay duda de que la
ayuda del espíritu santo de Jehová y la fe que Pablo tenía en las preciosas promesas
de Dios lo sostuvieron cuando a menudo estuvo “al borde de la muerte”. (2 Corintios
1:20-22.)
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De los judíos cinco veces recibí cuarenta azotes menos uno: Pablo indicó que de
las golpizas que sufrió ‘por causa de la justicia’, cinco habían sido a manos de los judíos,
posiblemente en sus sinagogas (versículo 24; Mateo 10:17). La Ley Mosaica permitía
que se golpeara a alguien con un palo o una vara, y los jueces determinaban la cantidad
de azotes de acuerdo con el delito. Pero a manera de mostrar compasión, el castigo se
restringía a 40 azotes, y los judíos lo reducían a 39 para no dar por error más azotes de
los que legalmente se permitían (Deuteronomio 25:1-3). Aquellas golpizas eran muy
dolorosas. Pero “el Dios de todo consuelo” fortaleció a Pablo para que aguantara
fielmente tal trato.
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Tres veces fui golpeado con varas: Según parece, oficiales romanos equipados
con varas fueron quienes le dieron estas tres golpizas severas (versículo 25). Aquellas
golpizas con varas se daban después que a la víctima se le había despojado de sus
prendas exteriores. Como ciudadano romano, Pablo estaba legalmente exento de tales
golpizas. Sin embargo, en Filipos, aquello no impidió que él y Silas recibieran “golpes
con exceso” antes de ir a prisión por ser proclamadores de las buenas nuevas (Hechos
16:19-24, 33, 35-40). Aquellas golpizas podían ser muy brutales, pero, con la ayuda del
espíritu de Dios, Pablo aguantó fielmente aquel trato cruel “por causa de la justicia”. Y
gracias a ese apoyo divino, muchos cristianos del día moderno han mantenido su
integridad a Dios a pesar de sufrir maltrato parecido al que sufrió Pablo.
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Una vez fui apedreado: En Listra, judíos fanáticos “apedrearon a Pablo y lo
arrastraron fuera de la ciudad, imaginándose que estaba muerto”. Por supuesto, el
objetivo de aquel apedreamiento era matar a Pablo. (Compare con Levítico 20:2;
Hechos 7:58-60.) Pero “cuando lo cercaron los discípulos, se levantó y entró en la
ciudad” para reanudar sus viajes ministeriales al día siguiente mismo. (Hechos 14:19-
22.)
Naufragio y peligro en el mar
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Tres veces experimenté naufragio: El libro de Hechos registra solamente un
naufragio, el cual ocurrió después que Pablo escribió a los corintios. Sucedió cuando
Pablo iba rumbo a Roma (Hechos, capítulo 27). Sin embargo, antes de aquel naufragio
el apóstol hizo muchos viajes en embarcaciones que se hacían a la mar, y no era raro
que ocurrieran naufragios durante viajes por las costas. Por eso, aunque las Escrituras
no suministran detalles sobre los tres naufragios que él menciona, es patente que los
peligros de viajar en el Mediterráneo no hicieron que Pablo emprendiera menos viajes
en el interés de las buenas nuevas.
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Una noche y un día los he pasado en lo profundo: Por supuesto el apóstol no dice
que milagrosamente aguantó un período de 24 horas debajo del agua. Como víctima de
naufragio, puede que durante aquellas horas peligrosas haya pasado parte del tiempo
luchando por nadar en aguas turbulentas o agarrado de algún trozo de madera o de
escombros de la nave naufragada. Aun si hubiera estado en una balsa, tal experiencia
angustiosa (que no se menciona en ninguna otra parte de las Escrituras) hubiera
requerido que el apóstol ejerciera aguante valeroso hasta que lo rescataran o lograra
llegar a tierra firme. Sin duda Pablo ‘clamó a Jehová en su angustia, y de los apuros en
que se halló, Dios lo sacó’. (Compare con Salmo 107:23-31.) Este mismo “Dios de todo
consuelo” puede contestar nuestras oraciones también. (Compare con 1 Juan 5:13-15.)
Nuestro Dios provee consuelo seguro
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Hemos considerado algunas de las fuentes de consuelo que ayudaron a Pablo a
permanecer fiel a Jehová a pesar de la tribulación. Éstas merecen énfasis, puesto que
pueden ayudar a los testigos de Jehová del día actual a aguantar sufrimientos “por
causa de la justicia”.
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La ayuda del espíritu santo de Jehová es de valor incalculable. Especialmente
durante tribulaciones debemos pedir en oración el espíritu, dejar que éste nos guíe y
manifestar sus frutos (Lucas 11:13; Salmo 143:10; Gálatas 5:22, 23). Cuando el espíritu
de Jehová obra en nuestro corazón nos hace conscientes de Su amor, y esta garantía
consoladora nos ayuda a aguantar tribulación. (Romanos 5:3-5; 8:35-39;
2 Tesalonicenses 3:5.)
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El tener fe en las preciosas promesas de Dios, que se exponen en las Escrituras,
también nos consuela (Romanos 15:4). Recuerde que “por el gozo que fue puesto
delante de él [Jesucristo] aguantó un madero de tormento” (Hebreos 12:1, 2). Aunque
sufriéramos hasta el grado de morir, tenemos la maravillosa perspectiva de la
resurrección y la vida eterna en el nuevo orden de Dios, sea que tengamos la esperanza
de ir al cielo o de vivir en la Tierra (Mateo 10:28; Lucas 23:43; Juan 5:28, 29; 17:3;
1 Corintios 15:53; 2 Pedro 3:13). ¡Qué “momentánea y liviana” es la tribulación cuando
tenemos la perspectiva de vivir una eternidad! (2 Corintios 4:16-18.)
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El que Dios nos dé tranquilidad de ánimo y fortaleza, en contestación a nuestras
oraciones, también es una magnífica fuente de consuelo durante tribulación. (Vea Lucas
22:32; Hechos 4:23-31; Santiago 5:16-18.) Jesús suplicó y rogó encarecidamente a
Jehová, “que podía salvarlo de la muerte, [...] y fue oído favorablemente por su temor
piadoso”. Sí, Jehová envió a un ángel para que fortaleciera a Jesús durante un período
de prueba (Hebreos 5:7; Lucas 22:43). No hay duda de que recibimos consuelo al ver
que Jehová contesta nuestras oraciones cuando sufrimos tribulación.
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Si estamos esforzándonos sinceramente por perseverar con fidelidad como
testigos cristianos de Jehová, “el Dios de todo consuelo” está con nosotros, tal como lo
estuvo con el apóstol Pablo. Hasta ahora hemos considerado las labores y los
sufrimientos de Pablo. Pero la defensa que él presentó como ‘ministro de Cristo’
demuestra que también superó a los “apóstoles superfinos” de Corinto en viajes,
peligros y penalidades. ¿Qué podemos aprender de aquellas experiencias?
¿Recuerda usted estos puntos?
□ ¿Por qué sabía el apóstol Pablo que Jehová es “el Dios de todo consuelo”?
□ ¿Cómo pueden los cristianos que han aguantado tribulación animar a sus compañeros
de creencia a mantenerse fieles a Jehová?
□ ¿Qué obra incluían las ‘labores más abundantes’ del apóstol?
□ ¿Cómo podemos beneficiarnos de las experiencias que tuvo Pablo cuando estuvo en
prisión?
□ ¿De qué maneras provee Jehová Dios consuelo seguro?
[Preguntas del estudio]
1, 2. En 2 Corintios 1:3-7, ¿qué dijo el apóstol Pablo en cuanto al consuelo en tiempos
de tribulación?
3. a) ¿Por qué conocía Pablo a Jehová como “el Dios de todo consuelo”? b) ¿Con qué
como base pueden otros Testigos recibir consuelo y estímulo para aguantar
tribulación?
4, 5. a) ¿Cuándo escribió Pablo Segunda a los Corintios? b) ¿En qué sentido era Pablo
igual a los “apóstoles superfinos” de Corinto, pero en qué sentido era superior a
ellos?
6. a) ¿Dónde podemos hallar un registro de algunos rasgos de la vida cristiana de Pablo
antes que él escribiera Segunda a los Corintios? b) ¿Cómo nos beneficiamos de
reflexionar sobre el registro de aguante fiel de Pablo?
7. a) ¿A qué obra se refieren las ‘labores más abundantes’ de Pablo? b) De acuerdo
con lo que el apóstol dijo a los “ancianos” de la congregación de Éfeso, ¿cómo
efectuó Pablo su ministerio? c) ¿Qué estimuló a Pablo a efectuar vigorosamente
labores a favor de las buenas nuevas y de los intereses del Reino?
8. a) ¿Por qué podía decir Pablo que había estado “en prisiones más abundantemente”
que los “apóstoles superfinos”? b) Sin duda, ¿en qué hallaron consuelo Pablo y
Silas cuando estuvieron encarcelados en Filipos, y qué hicieron después de
quedar libres debido a un terremoto? c) ¿Qué estímulo podemos derivar de las
experiencias de Pablo relacionadas con su encarcelamiento en Filipos?
9. ¿Qué denotan las palabras “golpes con exceso”?
10. a) ¿Cómo estuvo Pablo “a punto de morir, frecuentemente”? b) ¿Qué parece haber
fortalecido al apóstol cuando estuvo “al borde de la muerte”?
11. ¿En qué consistían las golpizas que Pablo recibió de los judíos?
12. a) Según parece, ¿a qué trato se refirió el apóstol cuando dijo “tres veces fui
golpeado con varas”? b) ¿Qué ayuda hay para aguantar golpizas “por causa de
la justicia”?
13. ¿Dónde fue apedreado Pablo? ¿Detuvo aquello su ministerio?
14. ¿Qué experiencias de naufragio mencionó Pablo, y qué efecto tuvieron éstas en sus
viajes a favor de las buenas nuevas?
15. a) ¿Qué quiso decir Pablo con las palabras “una noche y un día los he pasado en lo
profundo”? b) ¿Cómo ayudó a Pablo en aquel caso “el Dios de todo consuelo”,
y, por eso, qué confianza podemos tener al respecto?
16, 17. ¿Por qué puede decirse que la ayuda del espíritu santo de Jehová es de valor
incalculable cuando sufrimos “por causa de la justicia”?
18. Cuando sufrimos tribulación por ser cristianos, ¿cómo puede consolarnos la fe que
tenemos en las preciosas promesas de Dios?
19. ¿Cómo nos consuela el orar en medio de tribulaciones?
20. ¿De qué otras maneras superó Pablo a los “apóstoles superfinos” de Corinto, las
cuales consideraremos en el siguiente artículo?
[Ilustración en la página 12]
Pablo estuvo en prisión muchas veces, como cuando él y Silas fueron encarcelados en
Filipos
[Ilustración en la página 14]
Pablo experimentó naufragio cuatro veces durante su ministerio
*** w83 15/5 págs. 16-22 Podemos ‘perseverar hasta el fin’ ***
Podemos ‘perseverar hasta el fin’