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Los primeros 5 libros del AT (Gn., Ex., Lv., Nm., Dt.) constituyen la
primera sección, y la más importante, de las 3 partes que comprenden el *canon
judaico. Conocida generalmente por los judíos como seµfer hattoÆraÆ, ‘libro de
la ley’, o hattoÆraÆ, ‘la ley’ (véase Köhler y W. Baumgartner, Hebräisches una
aramäisches Lexicon zum Alten Testament³, 1967, pp. 403, para sugerencias
sobre la derivación de esta palabra, que parece significar básicamente
“enseñanza” o “instrucción”), el Pentateuco (gr. pentateujos, ‘[libro] en 5 tomos’)
se conoce también como los “cinco quintos de la ley”. Desde hace un siglo
aproximadamente, muchos altos críticos, siguiendo a Alejandro Geddes (ca.
aproximadamente, alrededor de 1800), han tendido a ignorar la división
tradicional, inclinándose por un “hexateuco” que comprende el Pentateuco más
Josué (cf. J. Wellhausen, Die Composition des Hexateuchs, 1876–7). Por otra
parte, I. Engnell ha propuesto la palabra “tetrateuco” para separar al libro de
Deuteronomio de los primeros 4 libros (Gamla Testamentet, 1, 1945). Los
presupuestos críticos que están en la base de estas sugestiones se examinan
abajo.
I. Contenido
(3) El uso de Yahweh Elohim (Gn. 2.4–3.24; cf. también Ex. 9.30) ofrece
un problema especial para la teoría de Wellhausen, ya que comprende la
combinación de los nombres divinos que supuestamente constituyen
claves para la separación de documentos; la LXX (vs. gr. del AT) contiene
muchos más casos de esta combinación (p. ej. Gn. 4.6, 9; 5.29; 6.3, 5),
habiendo también considerables pruebas de nombres compuestos para las
deidades en la literatura ugarítica, egp., y gr. (cf. C. H. Gordon en
Christianity Today, 23 de nov. de 1959).
Desde otro ángulo A. R. Johnson nos advierte contra lo que “pareciera ser
un peligro real, en el estudio veterotestamentario en general, de tergiversar lo que
pudieran ser estratos diferentes pero contemporáneos en función de etapas de
pensamiento correspondientes, que pueden disponerse cronológicamente con el
fin de encajar en un esquema evolucionista demasiado simplificado, o en una
teoría semejante de revelación progresiva” (The Vitality of the Individual in the
Thought of Ancient Israel, 1949, pp. 3).
M. Noth (The Laws in the Pentateuch, and Other Essays, trad. ing. 1966
[en cast. Estudios sobre el Antiguo Testamento, 1985]) ha aproximado algunos de
los resultados de la escuela de Uppsala de Engnell et al. sin abandonar el enfoque
documental. Más bien, ha prestado atención preferente a la historia de las
tradiciones orales que subyacen a los documentos, manteniendo al mismo tiempo
un modo de acercamiento a J, EE, y PP que resulta enteramente convencional.
Tal vez su apartamiento de la tradición wellhausiana pueda verse mejor en su
negativa a reconocer un “hexateuco” y su remoción de la mayor parte de Dt. del
ámbito de la crítica del Pentateuco.
e. La posición hoy
La comprensión que se obtiene sobre la base de estas críticas a la hipótesis
de Graf-Wellhausen, juntamente con la prosecución de las investigaciones por
parte de sus exponentes, ha dado como resultado una modificación considerable
de la teoría más antigua. Las perspectivas evolucionistas sencillas acerca de la
religión y la historia de Israel han sido abandonadas. La autenticidad básica de
los relatos patriarcales se reconoce por muchos eruditos, por cuanto la
arqueología ha arrojado luz sobre el ambiente en que se desenvolvieron los
relatos. El ambiente egp. del ciclo de José y del relato de Éxodo ha sido
confirmado mediante consideraciones arqueológicas, literarias, y lingüísticas (cf.
A. S. Yahuda, The Language of the Pentateuch in its Relation to Egyptian, 1931; C.
H. Gordon, The World of the Old Testament, 1958, pp. 139). El papel de *Moisés
como gran legislador y figura dominante en la religión de Israel ha sido
confirmado.
Cualquiera sea el origen del Pentateuco, para nosotros ahora aparece como
un documento que posee una rica unidad interior. Es el registro de la revelación
de Dios en la historia, y de su señorío sobre la historia. Da testimonio tanto de la
respuesta de Israel como de su fracaso. Sirve de testimonio de la santidad de
Dios, aspecto que lo separa de los hombres, y de su amor lleno de gracia, que lo
liga a ellos bajo condiciones establecidas por él mismo. (* Génesis; * Éxodo; *
Levítico; * Números; * Deuteronomio)
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