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Concordancia bíblica
Exo_2:1-Deu_34:12;
Act_7:20-44. Nace, Exo_2:1-4;
adoptado por la hija de Faraón, Exo_2:3-10;
educado en la corte egipcia, Act_7:22;
mata a un egipcio, Exo_2:11-12;
huye a Madián, Exo_2:15-20;
se casa con Séfora, Exo_2:21-22;
llamado por Dios, Exo_3:1-4:17;
vuelve a Egipto, Exo_4:18-31;
Moisés y Faraón, Exo_5-11;
cruza el Mar Rojo, Exo_14:1-31;
su cántico de triunfo, Exo_15:1-18;
nombra jefes, Exo_18:13-26;
habla con Dios en Sinaí, Exo_19:3-13;
Exo_ 24:9-18;
construye el tabernáculo, Exo_25-31;
Exo_ 36-40;
airado por la idolatría del pueblo, Exo_32;
habla con Jehová, Exo_33-34;
hace un censo del pueblo, Num_1;
criticado por Aarón y María, Num_12:1-8;
manda espías a Canaán, Num_13:1-20;
consagra a Josué como su sucesor, Num_27:18-23;
Deu_31:23;
relata la historia de Israel, Deu_1-3;
exhorta a Israel a la obediencia, Deu_4:1-40;
cántico de Moisés, Deu_32:1-43;
ve la tierra de Canaán, Deu_3:25-27;
Deu_ 32:48-52;
Deu_ 34:1-4;
bendice a cada tribu, Deu_33:1-29;
muere y es enterrado en Moab, Deu_34:5-7.
Jos_1:5 como estuve con M, estaré contigo; no te
Psa_77:20 condujiste a tu pueblo .. mano de M
Psa_103:7 sus caminos notificó a M, y .. sus obras
Psa_105:26 envió a su siervo M, y a Aarón, al cual
Psa_106:23 no haberse interpuesto M su escogido
Jer_15:1 M y Samuel se pusieran delante de mi
Mic_6:4 envié delante de ti a M, a Aarón y a
Mat_17:3; Mar_9:4; Luk_9:30 M y Elías, hablando
Luk_ 19:8; Mar_10:4 M os permitió repudiar a
Luk_16:29 Abraham le dijo: A M y a los .. tienen
Luk_16:31 dijo: Si no oyen a M y a los profetas
Luk_24:27 comenzando desde M, y siguiendo por
Joh_1:17 la ley por medio de M fue dada, pero la
Joh_3:14 como M levantó la serpiente en el desierto
Joh_5:46 si creyeseis a M, me creeríais a mí
Joh_6:32 no os dio M el pan del cielo, mas mi
Joh_9:29 sabemos que Dios ha hablado a M; pero
Act_3:22 porque M dijo a los padres: El Señor
Act_7:22 fue enseñado M en .. la sabiduría de los
Act_21:21 enseñas a .. judíos .. a apostatar de M
Rom_5:14 reinó la muerte desde Adán hasta M
Rom_10:5 justicia que es por la ley M escribe así
1Co_10:2 y todos en M fueron bautizados en la
2Co_3:7 no pudieron fijar la vista en el .. de M
2Co_3:15 cuando se lee a M, el velo está puesto
2Ti_3:8 que Janes y Jambres resistieron a M, así
Heb_3:3 de tanto mayor gloria que M es estimado
Heb_7:14 Judá, de la cual nada habló M tocante
Heb_9:19 anunciando M .. mandamientos de la ley
Heb_11:23 por la fe M, cuando nació .. escondido
Jud_1:9 disputando con él por el cuerpo de M
Rev_15:3 y cantan el cántico de M, siervo de Dios
MOISÉS
Mini biografías bíblicas
MOISÉS
COMENTARIO BIBLICO CERTEZA
K. A. Kitchen, B.A., Ph.D., Profesor de Egipcio y Copto en
la Universidad de Liverpool, Inglaterra.
El gran líder y legislador por cuyo medio Dios sacó a los hebreos de Egipto, los
convirtió en nación dedicada a su servicio, y los acercó a la frontera de la tierra que les
fue prometida a sus antepasados.
I. Nombre
En Ex. 2.10 se dice que “le puso por nombre Moµsûeh, diciendo: Porque de las
aguas lo saqué (mƒsûéÆt_é÷huÆ)”. La mayoría de los intérpretes supone que la
persona que le puso el nombre fue la hija del faraón, y esto ha llevado a muchos a
suponer que el nombre Moµsûeh es de origen egp., y que el egp. ms, ‘niño’, “(uno que ha)
nacido”, es el vocablo más plausible. No obstante, el antecedente del pronombre
femenino singular (tácito en español) podría, igualmente, ser “la mujer”, es decir la
propia madre y nodriza de Moisés, que “le había puesto por nombre …” (así W. J.
Martin). Ex. 2.10 claramente liga el nombre de Moµsûeh con el hecho de que fue sacado
de las aguas del río (maµsûaÆ, ‘retirar’, ‘sacar’), Este juego de palabras le resultaría fácil
a un hablante heb. pero no a un egipcio: hecho que favorecería el punto de vista que se
acaba de mencionar de que fue la propia madre de Moisés la que primero le dio su
nombre, y no la hija de Faraón.
La forma Moµsûeh, tal como aparece, es un participio activo que significa “el que
saca”, y podría ser forma elíptica de una frase más larga. En los ss. XIV/XIII a.C. el egp.
mÔsÒ, “niño” (y la forma gramatical relacionada en nombres tales como Ramose, ‘Re ha
nacido’) se pronunciaba aproximadamente maÆs, y no existe razón filológica ni de otro
tipo para suponer que la madre adoptiva egp. de Moisés no hubiese podido asimilar un
aµsûi o Moµsûeh semítico a la palabra/nombre común MÔsÒ, Moµsûeh en su propia
lengua. En nuestros propios días se hacen equiparaciones parecidas en todas las lenguas.
Por ello el nombre de Moisés podría ser sencillamente el semítico asimilado al egp.
estando en Egipto. El punto de vista mayoritario, empero, es que la hija de Faraón le
puso el nombre de Moµse, ‘niño’ (o, menos probablemente, un nombre teofórico en
-mose), que pasó al habla heb. como Moµsûeh. Este parecer, sin embargo, no da cuenta
adecuadamente del juego de palabras semita, y no hay razón objetiva para rechazarlo
como no histórico, ya que se trata de una práctica común en Egipto y otras partes
(incluso en el AT) mucho antes de Moisés; este punto de vista, aun más, se enfrenta con
serias dificultades fonéticas en relación con la ssss y (versículos[s], etc.) siguiente(s) egp.
que aparece como š en Moµsûeh pero como ssss en Ramsés y Finees en hebreo, como lo
señaló hace mucho A. H. Gardiner, JAOS Journal of the American Oriental Society 56,
1936, pp. 192–194; este problema no ha sido adecuadamente resuelto por J. G. Griffiths,
JNES Journal of Near Eastern Studies 12, 1953, pp. 225–231, que es la mejor
presentación de este punto de vista.
a. Linaje
b. Crianza egipcia
Para salvar a su pequeño hijo del edicto de Faraón, que mandaba matar a los
niños hebreos de sexo masculino, la madre de Moisés lo puso en un canastillo de juncos
o papiro, revestido de brea, en el carrizal a orillas del río y le pidió a la hermana del niño,
María, que lo vigilase. Pronto llegó una hija del faraón con sus doncellas a bañarse en el
río, encontró al niño y tuvo compasión de él. Con toda discreción María se ofreció a
buscar una nodriza para el niño (en realidad, su madre) y de este modo Moisés se salvó.
Cuando fue destetado, fue entregado a su “madre” adoptiva, la princesa egipcia (Ex. 2.1–
10). De la vida de Moisés hasta llegar a la madurez adulta en la sociedad de la corte
egipcia no se dan detalles, pero un muchacho en esa posición en los círculos cortesanos
del período del reino nuevo no podía dejar de estar sometido a una formación básica
integral en esa “sabiduría de los egipcios” que le atribuye Esteban (Hch. 7.22).
Lo que se sabe modernamente sobre el antiguo Egipto proporciona un rico fondo
para el conocimiento de la vida de Moisés en Egipto en su infancia. Los faraones del
período del reino nuevo (ca.), aproximadamente, alrededor de 1550–1070 a.C.)
mantenían residencias y haréÆm no sólo en las grandes capitales de Tebas, Menfis y Pi-
Ramesse (Ramsés) sino en otras partes de Egipto. Típico es el haréÆm de larga data en
el Fayum, donde las damas reales supervisaban un activo centro de industrias
domésticas (A. H. Gardiner, JNES Journal of Near Eastern Studies 12, 1953, pp. 145–
149, especialmente pp. 149). Un haréÆm de este tipo tiene que haber sido el primer
lugar de residencia egipcio de Moisés.
Antiguamente, los hijos de las damas del haréÆm podían ser educados por el
supervisor del haréÆm (“el maestro de los hijos del rey”, F. Ll. Griffith y P. E. Newberry,
El Bersheh, 2, 1894, pp. 40). A su debido tiempo se les asignaba un tutor a los príncipes,
generalmente una persona de alto rango en la corte, o un militar retirado próximo al rey
(H. Brunner, Altägyptische Erziehung, 1957, pp. 32–33); indudablemente Moisés tuvo
una crianza semejante.
Más todavía, como semita en Egipto, Moisés no habría tenido dificultad alguna
para aprender a leer y usar las aproximadamente 20 letras del alfabeto lineal
protocananeo, especialmente si fue sometido a la disciplina mucho más exigente de
ejercitarse en la multitud de caracteres y signos de la escritura egipcia (aunque estos
tampoco requieren gran ingenio, sino sólo aplicación, para aprenderlos). El hecho de que
Egipto y no Palestina era donde residía no sería obstáculo para que se familiarizara con
esta escritura lineal sencilla. Las inscripciones “protosinaíticas” de la primera parte del
ss. XV a.C. son evidentemente nada más que dedicaciones informales, notas de trabajo y
breves epitafios (para ofrendas) por cautivos semitas del delta oriental egipcio (o
asentamientos en Menfis) empleados en las minas de turquesa (cf. W. F. Albright,
BASOR Bulletin of the American Schools of Oriental Research 110, 1948, pp. 12–13, 22),
e ilustran el uso liberal de dicha escritura por los semitas bajo la dominación egipcia casi
2 siglos antes de Moisés. Manifestación más elocuente todavía del uso liberal de la
escritura lineal por los semitas en Egipto es un óstraca del valle de las Reinas en Tebas,
unos 560 km. al SS de Palestina, el Sinaí, o el delta (J. Leibovitch, Annales du Service des
Antiquités de l’Égypte 40, 1940, pp. 119, fig(s). 26, y lam. 16, 19:50); la única palabra
conservada plenamente puede leerse razonablemente como <mht, ‘criadas’ (Albright, op.
cit., pp. 12, n. nota 33).
d. En Madián y Sinaí
Por medio del arbusto maravilloso que ardía pero no se consumía le vino a
Moisés el llamado de Dios, el Dios de sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 3.6) y
no simplemente de sus parientes políticos madianitas/ceneos, excepto en tanto ellos
también eran descendientes de Abraham (cf. Gn. 25.1–6) y pueden haber conservado el
culto al Dios de Abraham. Luego de cierta dilación, Moisés obedeció el llamado (Ex. 3–
4). Aparentemente Moisés había omitido circuncidar a uno de sus hijos, tal vez por
influencia de Séfora. De todos modos, bajo pena de muerte para Moisés por
determinación de Dios, la madre circunsidó al niño, llamando a su marido “esposo de
sangre” (Ex. 4.24–26), por cuanto la circuncisión era obligatoria para él y su pueblo
(pero quizá no para los de ella [?]). Es posible que Moisés haya continuado su viaje solo a
partir de ese momento, porque luego Séfora vuelve a unirse a Moisés después de haber
estado al cuidado de Jetro (Ex. 18.1–6).
En cuanto a ausencia del trabajo, los óstraca egp. (* Papiros) incluyen diarios de
trabajo que ofrecen un registro diario de los ausentes, con nombres y motivos. Un
óstraca muestra que los obreros de la tumba real estuvieron sin trabajar durante un
período de 30 días de un total de 48. Un diario de ausencias anota como motivo de que
varios obreros estuviesen ausentes, “sacrificando a su dios” (A. Erman, Life in Ancient
Egypt, 1894, pp. 124–125), y la anotación lacónica wsf, ’ocioso’, es bastante frecuente en
dichos registros diarios. El hecho de que los hebreos pudiesen andar 3 días de camino
hacia el desierto para celebrar su fiesta y no despertar el antagonismo religioso egipcio
(Ex. 8.26s; 10.9, 25s) es, también, perfectamente realista, como lo señala Montet (op. cit.
pp. 99–101 con referencias), en relación con los animales sagrados, especialmente el
culto al toro en las provincias del delta egipcio (* Becerro de oro).
f. De Sucot al Sinaí
Sobre la fecha del éxodo, véase *Cronología del AT; tamb. J. J. Bimson, Redating
the Exodus and Conquest, 1978; para la ruta de Ramsés a Sucot al salir de Egipto, véase
*Campamento junto al mar, *Pitón; para viajes en Sinaí, véase *Campamento junto al
mar. Cuando Israel acampó junto al yam suÆf, ‘mar de juncos’, el faraón y su gente
imaginaron que los hebreos estaban arrinconados (Ex. 14.1–9). Para la cifra de más de
600 carros (Ex. 14.7), compárense las cifras de 730 y 1.092 (e. d. 60 + 1.032) carros sirios
capturados en Canaán en 2 campañas por Amenofis II (ANET J. B. Pritchard, Ancient
Near Eastern Texts, 1950; ² 1965; ³ 1969, pp. 246–247); sobre el papel de los carros en
el ejército egipcio, cf. R. O. Faulkner, JEA Journal of Egyptian Archaeology 39, 1953,
pp. 43. Pero Dios dividió las aguas, condujo a su pueblo a lugar seguro, e hizo que las
aguas cubrieran a las fuerzas egipcias. Luego Moisés y los hebreos elevaron un cántico
sobre el triunfo de Dios (Ex. 15).
Israel acampó al pie del mte. Sinaí y Moisés subió a hablar con Dios y a recibir los
términos del pacto (los “10 mandamientos” de Ex. 20), que sirvieron de fundamento
para el subsiguiente papel de Israel como pueblo de Dios (siendo él su gran Rey),
también la serie de estatutos que reglamentaban los mandamientos (Ex. 21–23).
En su 2º año fuera de Egipto (Nm. 10.11), Israel partió del Sinaí y llegó a Cades-
barnea. Desde allí Moisés mandó espías a Canaán. El país era excelente, pero sus
habitantes eran poderosos (Nm. 13.17–33). Ante este informe, los israelitas infieles se
rebelaron, pero Moisés rogó a Dios que perdonara a Israel (Nm. 14.5–19). Por ello Dios
decretó, en cambio, que los viajes de Israel en el desierto durarían 40 años, hasta que la
generación rebelde hubiese muerto y dado lugar a una nueva (Nm. 14.20–35).
Es muy fácil olvidar que, antes de este trágico episodio, Israel debía cruzar desde
Egipto—por el Sinaí—directamente a la tierra prometida en el lapso de unos cuantos
años; los 40 años en el desierto representaban sencillamente una sentencia conmutada
(Nm. 14.12, 20–30, 33), y no parte constitutiva del plan “original y más conveniente”
para Israel. Esto debe tenerse en cuenta cuando se leen las leyes en Ex. 22–23, relativas a
la agricultura, los viñedos, etc.; al llegar al Sinaí Israel había experimentado 4 siglos de
Egipto en un contexto pastoril y agrícola (cf. Dt. 11.10); ni ellos ni sus antepasados
patriarcales fueron nunca verdaderas nómadas del desierto (cf. Gn. 26.12 y 37.6–8), y en
Sinaí bien podían calcular que estaban a una distancia suficiente de la tierra prometida
como para atacarla, y se trataba de una tierra donde dichas leyes tendrían aplicación
inmediata. Israel no tenía necesidad de establecerse en Canaán para que pudiesen
dársele dichas leyes, como se afirma con tanta frecuencia (cf. Kitchen, op. cit., pp. 13–
14).
Por fin, Israel acampó en los llanos de Moab (Nm. 22.1; 25.1). Se llevó a cabo un
segundo censo y comenzaron los preparativos para asignar la tierra prometida a las
tribus. Se llevó a cabo una guerra punitiva contra Madián, y las tribus de Rubén, Gad y la
media tribu de Manasés recibieron autorización para apoderarse de la Transjordania
como porción para ellas, con la condición de que ayudaran a sus hermanos del otro lado
del Jordán después de la muerte de Moisés.
a. El líder
b. Profeta y legislador
Moisés hablaba mucho con Dios (Ex. 24.18) y con frecuencia (p. ej. Ex. 33.7–11),
como lo hicieron profetas posteriores (cf. la vida de oración de Samuel, 1 S. 7.5; 8.6;
12.23; 15.11). Así como el pacto fue declarado y renovado (Dt. 29.1) por medio de Moisés,
también los profetas posteriores a su turno reprocharon repetidamente a Israel el que
quebrantara el pacto y sus cláusulas (p. ej. 1 R. 18.18; 2 R. 17.15, 35–40; 2 Cr. 15.1s, 12;
Jer. 6.16, 19; 8.7s; 11.1–5, 6–10; Os. 6.7; Am. 2.4; Hag. 2.5; Mal. 2.4ss), aunque Jeremías
(31.31–34) también podía mirar hacia adelante, hacia un nuevo pacto.
El término “código” que a menudo se usa en relación con diversas partes del
Pentateuco resulta engañoso: Moisés no fue simplemente promulgador de algún tipo de
“code Napoleón” civil ideal para Israel. Hay documentos-tratados contemporáneos del
Cercano Oriente pertenecientes al ss. XIII a.C. que muestran que Moisés fue movido por
Dios para expresar la relación de Israel con Dios en la forma de un tratado o *pacto de
“soberanía”, por el que un gran rey (en este caso, Dios, el Rey de reyes) ligaba consigo
mismo un pueblo vasallo (aquí, Israel), siendo dicha forma trasmutada de un modo
único al plano religioso y espiritual. Se trata de un tipo de formulación que sería
comprendido universalmente en esa época. Para Israel, las estipulaciones básicas de su
pacto fueron los 10 Mandamientos, en realidad una ley moral como expresión de la
voluntad de Dios; y las obligaciones pactuales detalladas adquirieron la forma de un
estatuto “civil” arraigado en la ley moral de los 10 Mandamientos (p. ej. Ex. 21–23; Dt.
12–26, etc.), e incluso la de prescripciones que gobernaban los tipos permitidos y
autorizados de prácticas religiosas (p. ej. Ex. 25.1ss; 35.10ss; Lv.); la vida de Israel en
todas sus formas debía caracterizarse por la justicia y la santidad basadas en la
obediencia al pacto o, en otras palabras, en el cumplimiento de la ley. El éxito, empero,
requería provisiones divinas adicionales; cf. Gá. 3.23ss (tamb. 15–22, esp. 21s).
c. El autor
En épocas modernas las estimaciones del papel de Moisés como autor han
variado, pasando por toda suerte de opiniones entre puntos extremos, el de atribuirle
hasta la última sílaba del Pentateuco actual, o el de negar su misma existencia.
El que el nombre de Moisés estaba ligado a ciertas partes del Pentateuco desde el
comienzo mismo se evidencia claramente por el texto bíblico mismo. Así, como mínimo
absoluto, a Moisés como escritor se le acredita innegablemente lo siguiente: un breve
documento sobre el juicio de Dios contra Amalec (Ex. 17.14); el “libro del pacto” (Ex.
24.4–8; sobre la base de los paralelos externos, este libro debe incluir Ex. 20 y 21–23, los
mandamientos y las leyes relacionadas con los mismos); la restauración del pacto (Ex.
34.27, con referencia a 34.10–26); un itinerario (Nm. 33.1s, con referencia al documento
que proporcionó 33.3–40); la mayor parte de Dt. hasta 31 (Dt. 31.9–13, 24ss, con
referencia a la renovación del pacto y la reimplantación de sus leyes que precede a 31); y
2 poemas (Dt. 32; cf. 31.22; y Sal. 90 por el título, no habiendo pruebas objetivas que lo
pongan en duda). Referencias posteriores a Moisés en el AT y el NT en relación con esto
han sido reunidas por diversos especialistas, p. ej. E. J. Young, IOT Introduction to the
Old Testament, 1949, pp. 50s.
d. Fama posterior
Desde Josué (8.31; cf. 1 R. 2.3; 2 R. 14.6; Esd. 6.18, etc.) hasta la época del NT
(Mr. 12.26; Lc. 2.22; Jn. 7.23), el nombre de Moisés se ha asociado con el AT,
especialmente el Pentateuco; nótese 2 Co. 3.15, donde “Moisés” representa, la parte por
el todo, el AT. Moisés y Elías, los representantes de la ley y la profecía
veterotestamentarias, fueron justamente los que estuvieron con Cristo en el monte de la
transfiguración (Mt. 17.3s).
Bibliografía.
°E. J. Young, Una introducción al Antiguo Testamento, 1981;
O. Skrzypczak, “Moisés”, °EBDM Enciclopedia de la Biblia (en 6 t), dirigida por
A. Díez-Macho y S. Bartina, 1965, tomo V, cols. 244–266;
W. F. Albright, De la edad de piedra al cristianismo, 1959, cap(s). IV;
J. Bright, La historia de Israel, 1970;
R. de Vaux, Historia antigua de Israel, 1975, tomo I, pp. 315ss;
H. Seebass, “Moisés”, °DTNT L. Coenen, E. Beyreuther, H. Bietenhard,
Diccionario teológico del Nuevo Testamento, en 4 t. (título original en alemán
theologisches Regriffslexicon zum Neuen Testament, 1971), edición preparada
por M. Sala y A. Herrera, 1980–85, t. III, pp. 110–113;
W. Eichrodt, Teología del Antiguo Testamento, 1975, t. I, pp. 263ss;
G. van Rad, Teología del Antiguo Testamento, 1976, pp. 362–369;
M. Buber, Moisés, 1949;
S. Freud, Moisés y el monoteísmo hebreo, s/f.