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ENSAYO: LA PARADOJA DEL VOCABULARIO DEL DÉFICIT

Catalina Aguirre Sarmiento


catasarellie@gmail.com
Jorge Cortés Iriarte
ginkoki62@gmail.com
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El psicodiagnóstico responde a un proceso de evaluación psicológica, tarea comúnmente


llevada a cabo por muchos psicologos y psicologas donde el campo por excelencia es la
psicología clínica. Sin embargo, desde los inicios de la psicología con Sigmund Freud en el
siglo XX hasta el posicionamiento de la psicología como ciencia el día de hoy, la disciplina no
ha estado exenta de una determinada forma de desenvolver la praxis durante más de cien
años, hablamos de la paradoja del vocabulario del déficit (Gergen, 1996).

Hemos sido testigos de como bien dijo Maturana (2008) en su momento, el lenguaje construye
realidades, las cuales tienen una implicancia cultural y por tanto, un componente político,
social, económico, moral, espiritual y educacional. La forma en que un terapeuta exprese su
discurso clínico acerca de un paciente, cliente o usuario, determinará la realidad que
construya esa persona sobre sí misma, lo que en muchas ocasiones generará una narrativa
del paciente en torno a sus debilidades y dificultades. En este sentido, cuestionamos el labor
preponderante que se le otorga a la psicología el determinar esa realidad, como también la
función utilitaria para la sociedad mercantil ¿Tiene utilidad el que le digamos a otra persona
su padecimiento? ¿Existe un fin económico detrás del uso del vocabulario del déficit? ¿La
psicología vela por la salud o en realidad por la ausencia de enfermedad?.

¿Quienes somos nosotros para hablar como expertos en la salud mental del otro? Seamos
realistas, de qué sirve que le digamos a la persona que padece de un determinado
diagnóstico, después de todo no es como si pusiéramos fin a sus complejos, dolores y dudas,
las cuales precisamente hemos sido nosotros/as en un acto irresponsable de no ser
consecuentes con nuestra labor profesional. Si vemos al Chile actual podemos ver que hasta
el día de hoy no existe ley de salud mental, mientras que paralelamente hay una alza en lo
que son los trastornos mentales y el malestar psicológico como la depresión, la ansiedad, el
estrés y el suicidio, sobre todo evidenciada en las altas tasas actuales ¿Y quién es el culpable
de estas cifras? Probablemente, todos/as nosotros/as.
Si una persona cree que en sí misma hay debilidades, hará lo posible por contrarrestar este
estado, lo que la o lo motivará a “sanarse” por múltiples medios posibles. Esta idea es
sumamente funcional para el sistema de mercado que nos rige actualmente, puesto que al
vender medicamentos, coachings, intervenciones, terapias complementaria o alternativas, la
rueda de la economía sigue girando para el beneficios de unos pocos. La ética tampoco se
escapa de tener sus falencias, en Chile y en muchos lugares del mundo la labor psicológica
tras quebrantar el código ético es sancionado por medio de una multa, reduciendo la
transgresión de derechos y deberes a algo meramente económico.

Según Gergen (1996), el problema radica en la visión pictórica que rige la sociedad. Propone
que el lenguaje puede ser tanto pictórico (crear términos que reflejarán las condiciones
existentes en la mente) o pragmático (describir el estado mental tiene como función provocar
reacciones en los individuos). En nuestra sociedad, se acepta la autopercepción de estados
mentales como algo válido sin cuestionar su existencia. Este punto da un enorme poder al
psicólogo como dispositivo de control social ante lo que transgrede o sale de la “norma” frente
a una persona que solamente quiere encontrar sentido a su malestar o padecimiento o hasta
quizá algo tan básico como su forma de ser. ¿Somos conscientes del poder profesional que
rige nuestra profesión? Esperamos realmente y de todo corazón, que así lo sea hoy y en el
futuro, por el bienestar de las personas.

En conclusión, cuando hablamos de paradoja nos referimos a que hay una prevaleciente
contradicción en la forma de ejercer el psicodiagnóstico, donde bajo el supuesto de que
buscamos sanar y el bienestar psicológico, paralelamente creamos etiquetas sociales,
enfermedades, transgresiones de derechos y ética, control social, status quo, además de
perfiles y expectativas sociales irreales, formando una sociedad que evita hablar del displacer
y lo negativo creando contradictoriamente medios que tienen un peso social que causa
desagrado con uno mismo/a.
REFERENCIAS
Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones: Aproximaciones a la construcción social.
Recuperado de: https://www.academia.edu/3798319/Gergen_-
_realidades_y_relaciones?auto=download

Maturana, H. (2008). Modo de vida y Cultura. Revista Gaceta de Psiquiatría Universitaria,

4(2), 180-192.

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