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Sembrando la Pasión en los Creyentes de Hoy, Que Serán los Misioneros del Mañana.

Seminario Bautista de Venezuela


Estatutos Doctrinales del Seminario Bautista de Venezuela

I. LA ESCRITURA SAGRADA

Creemos que los 66 libros de la Biblia es la Palabra eterna de Dios y son verbalmente y totalmente Inspiradas
por Dios (II Pedro 1:20-21), sin error en los manuscritos originales. Creemos que, aunque Dios ha usado
estilos literarios y capacidades individuales de los diferentes autores, Él mismo escogió las palabras. Creemos
que la Biblia es nuestra autoridad final en materia de fe y práctica cristiana (II Timoteo 3:16-17). Creemos
que Dios ha preservado las Escrituras, incluso a través de copias fiables a fin de que llegaran a nuestras
manos la verdadera Palabra de Dios. Creemos que la Biblia debe ser interpretada literal y gramaticalmente,
respetando su contexto histórico-cultural con el fin de aplicar correctamente los tiempos en que vivimos.

II. LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Creemos en el Dios eterno y tri-uno – Dios Padre, Dios Hijo y Dios el Espíritu Santo – tres personas que
comparten la misma naturaleza o esencia divina (Deuteronomio 6:4; Mateo 3:16-17; 28:18-19; II Corintios
13:1; I Pedro 1:2; Juan 14:16-20). Creemos que las personas de la Trinidad son iguales en toda perfección
divina, que tiene los mismos atributos, que coexisten de forma simultánea en cada una de ellas en equilibrio
perfecto y sin confusión. Creemos que dentro de la economía divina, aun que cada persona realiza oficios
distintos, conviven en perfecta armonía (Juan 10:29-30; Gálatas 4:6-7; I Juan 2:22-23; Hebreos 3:4-7; 9:14).

III. DIOS EL PADRE

Creemos que Dios el Padre es eterno, santo, soberano, omnipotente, omnisciente, omnipresente, y que envió
a Dios el Hijo (Juan 3:16), es también objeto de las oraciones de sus hijos (Hebreos 12:4-10). Creemos que,
aun que no hay superioridad entre las Personas de la Trinidad, debido a su relación con la creación y con el
hombre, la Biblia se refiere a Dios el Padre y el Padre de Jesucristo (Juan 1:14; 2:16, 5:17, 20, 37, 65) y el
padre de los creyentes en Jesucristo (Juan 1:12; 20:17; Gálatas 4:1-7). Creemos que el Padre, en Su
soberanía, ha elegido en Cristo, antes de la fundación del mundo, su hijo para la redención y la
santificación, a causa de su buena voluntad, para alabanza de su gloria (Efesios 1:3-12).

IV. LA PERSONA Y LA OBRA DE CRISTO

"Creemos que Jesucristo es Dios, como lo demuestra su propia declaración (Juan 8:57-59), Preexistente
(Juan 1:1, 14; Miqueas 5:2; Juan 8:58), los milagros, la resurrección, la participación en la creación,
nombres (Isaías 9:6) y atributos. Además, creemos que Él es la imagen del Padre invisible y la imagen
misma de su ser, Aquel por quien y para quien fueron creadas todas las cosas, y por quien todas las cosas
subsisten (3 Juan 1:1-14; Colosenses 1:15-17; Hebreos 1:3). Creemos que Jesucristo, el Hijo eterno de Dios,
se hizo hombre sin dejar de ser Dios, habiendo sido concebido por el Espíritu Santo y nacido de la Virgen

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Sembrando la Pasión en los Creyentes de Hoy, Que Serán los Misioneros del Mañana.

María a revelar a Dios y redimir al hombre pecador (Mateo 1:20-23; Lucas 1:35; Juan 1:1, 2, 14). Creemos
que Jesucristo vivió una vida sin pecado y lleva acabo nuestra redención por medio de Su muerte en la cruz
como un representante y sacrificio sustitutivo, Él fue nuestro sustituto. Nuestra justificación es asegurada por
Su resurrección literal y física de entre los muertos (Mateo 26:6,7; Romanos 4:24-25; 1 Corintios 15:4-8;
Hebreos 2:9; 2 Pedro 1:3-5, 2:24, 3:18). Creemos que Jesucristo ascendió a los cielos y está ahora exaltado a
la diestra del Padre (Hechos 2:32-35, Efesios 1:20; Colosenses 3:1), donde como Sumo Sacerdote, cumple el
ministerio de Representante, Intercesor y Abogado (Hechos 1:9-11; Romanos 8:34; Hebreos 7:25; 9:14; 2
Juan 1:1, 2).

V. LA PERSONA Y LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

Creemos que el Espíritu Santo eterno es una persona con una naturaleza divina, que estuvo involucrado en la
creación del mundo y está activo en su conservación (Salmo 104:30). Creemos que el Espíritu Santo tiene
una obra especial en el hombre no regenerado, convenciendo lo de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8-11).
Creemos que el Espíritu Santo regenera sobrenaturalmente al pecador y lo bautiza en el momento de la
conversión, introduciéndolo en el cuerpo de Cristo. Creemos que Él habita en cada creyente, sellándolo para
el día de la redención (Juan 14:16,17; 16:6-11; Romanos 8:9; I Corintios 12:12-14; II Corintios 3:6; Efesios
1:13, 14). Creemos que el Espíritu Santo es el maestro divino (Juan 14:26) y consolador (Juan 14:16, 26,
15:26), que habita en cada creyente para iluminarlo, es decir, que lo guía a toda verdad (Juan 16:13, I
Corintios 2:10-16) y le dará fuerza en el testimonio, el servicio y la experiencia de una vida separada del
pecado y dedicada a Dios (Gálatas 5:16-17). Creemos que el Espíritu distribuye sus dones conforme a Su
voluntad soberana a todos los creyentes en Cristo, para la edificación y la unidad del cuerpo de Cristo
(Romanos 12:6-8; I Corintios 12:4-1; Efesios 4:7-14), y que estos dones se deben ejercer sólo de acuerdo
con los parámetros bíblicos (I Corintios 12-14). Creemos que hay algunos dones temporales cuya principal
función era la de autenticar el mensaje durante el establecimiento de la Iglesia, mientras se completaba la
plena revelación del Nuevo Testamento (I Corintios 13:8-13; 14:1-4, 19, 27, 33, 40).

VI. CREACIÓN

Creemos que la creación fue un acto sobrenatural y literal de acuerdo como se relata en Génesis. Él trajo a la
existencia el universo y todo lo que existe en 6 días de 24 horas, por la mediación de Jesucristo y la obra del
Espíritu Santo. Creemos que el libro de Génesis es un relato histórico en el cual podemos confiar (Génesis
1:2, 26, 27, 31; 2:7; Éxodo 20:9-11; Colosenses 1:16).

VII. DEPRAVACIÓN TOTAL DEL HOMBRE

Creemos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, pero en el pecado de Adán, la raza
Humana cayó, heredó una naturaleza pecaminosa, y llegó a ser un ser corrupto totalmente separado de Dios.
Creemos que el pecado ha afectado lo que el hombre piensa, siente y hace; es totalmente incapaz por sí
mismo de remediar su condición perdida (Génesis 1:26, 27; 3:22, 23; Eclesiastés 7:29; Romanos 1:18-32;
3:9-18, 22, 23; 5:12; Gálatas 3:10, 22; Efesios 2:1-3, 12; Salmos 51:5; Isaías 64:6).

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Sembrando la Pasión en los Creyentes de Hoy, Que Serán los Misioneros del Mañana.

VIII. SALVACIÓN

Creemos que la salvación es un don de Dios para el hombre por gracia y recibido por fe personal en el Señor
Jesucristo, que derramó su sangre en pago total por nuestros pecados y la reconciliación con Dios. Creemos
que el hombre es merecedor de condenación eterna en el infierno como resultado del pecado, pero Dios en su
misericordia sacrificó a su Hijo en nuestro lugar. Creemos que la salvación es un patrimonio que pertenece a
los hijos de Dios – los que creen en Cristo (Juan 1:12), y que nada más que el sacrificio de Cristo, puede dar
la salvación al hombre (Juan 14:1-6; Romanos 3:10, 23-26, 5:8-9, 6:23, 10:9, 10, 13; Efesios 1:7; 2:5, 8-10;
Filipenses 2:8; Tito 3:5; I Pedro 1:18-21).

IX. SEGURIDAD ETERNA DEL CREYENTE

Creemos que todos los redimidos y sellados, una vez salvos, son guardados por el poder de Dios y por tanto
están seguros en Cristo para siempre (Juan 6:37-40; 10:26-30; Romanos 8:1, 38, 39; I Corintios 1:4-8;
Efesios 1:13-14; I Pedro 1:5). Creemos que es privilegio de los creyentes regocijarse en la seguridad de su
salvación por el testimonio de la Palabra de Dios (Romanos 13:13-14; Gálatas 5:13; Tito 2:11-15).

X. EL ESTADO ETERNO

Creemos en la resurrección corporal de todos los hombres, los salvos para vida eterna, los incrédulos a la
condenación eterna (Mateo 25:46; Juan 5:28, 29; 11:25, 26; Apocalipsis 20:5, 6, 12, 13). Creemos que en la
muerte, los salvos van inmediatamente en la presencia de Dios, que en la felicidad consciente esperan la
primera resurrección, cuando se reunirán glorificados para siempre con el Señor (Lucas 23:43; 15:50-58; II
Corintios 5:8; Filipenses 1:23; 3:21; I Tesalonicenses 4:16, 17; Apocalipsis 20:4-6). Creemos que los
incrédulos que mueren aún existen en consciente miseria en el infierno hasta la segunda resurrección,
cuando se reunirán el alma y el cuerpo y comparecer ante el Gran Trono Blanco (Apocalipsis 20:11-15) para
ser juzgado y luego arrojados al lago de fuego, donde van a sufrir la maldición consciente eterna (Mateo
25:41-46; Lucas 16:19-26, Hechos 24:14, 15; II Tesalonicenses 1:7-9; Judas 6,7).

XI. IGLESIA UNIVERSAL / LOCAL

Creemos que la Iglesia, que es el cuerpo y esposa de Cristo, es un organismo formado por todas las personas
regeneradas durante la gracia (I Corintios 12:12-14; II Corintios 11:2; Efesios 1:22-23; 3:5-7). Creemos que
el Nuevo Testamento enseña claramente y define el establecimiento y continuación de las iglesias locales y
autónomas (Hechos 14:27; 20:17, 28-30; I Timoteo 3:1-13; Tito 1:3-11). Creemos que los creyentes en
Cristo deben participar en la Iglesia como parte del cuerpo local (I Corintios 12:14-27; Hebreos 10:25).

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Sembrando la Pasión en los Creyentes de Hoy, Que Serán los Misioneros del Mañana.

XII. ORDENANZAS

Creemos en dos ordenanzas, Bautismo y Cena. Creemos que el modo del bautismo debe ser por inmersión,
en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, y que el bautismo infantil es contrario a la Escritura (Mateo
28: 18; Hechos 8:36-37; 18:8; Romanos 6:3-5). Creemos que el Señor Jesucristo instituyó la Cena, que se
celebrará por los creyentes en recuerdo de su sacrificio, y que los elementos de Cenas sólo representan el
cuerpo y la sangre de Cristo (Mateo 26:26-29; I Corintios 11:23-34).

XIII. SEPARACIÓN

Creemos que todos los creyentes deben vivir de una manera que no ofenda el nombre de Cristo, y que Dios
requiere la separación de toda apostasía religiosa, placeres, prácticas, asociaciones mundanas y pecaminosas.
Creemos que la iglesia debe estar separada del estado (Romanos 12:1, 2; 14:13; II Corintios 6:14-18; II
Timoteo 3:1-5; I Juan 2:15-17; II Juan 9:11).

XIV. MISIONES

Creemos que es deber de todos los creyentes difundir el evangelio a todos los hombres (Mateo 28:18-20;
Marcos 16:15; Hechos 1:8; II Corintios 5:19-20). Cumpliendo así el mandato de Cristo en la gran
comisión. Y que cada iglesia local debe involucrarse en el proceso de plantar nuevas iglesias.

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FIRMA DEL ALUMNO FIRMA DEL PASTOR

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