SANCHO EL SABIO
En cent vingt-six pages, Diccionario etimológico de
l’auteur réalise donc cette
gageure de synthétiser l’his-
toire du nationalisme basque
et de la rendre compréhensi-
ble au lecteur français, bien
souvent déconcerté par la
complexité de la question
basque.
SEVERIANO ROJO
HERNANDEZ
234
WW
inequívoco de la dependencia
medicina
Santiago SEGURA
MUNGUÍA
Universidad de Deusto,
Bilbao, 2004, 594 págs.
El Diccionario etimológico
de medicina del profesor
Santiago Segura es un libro
tan sorprendente como provo-
cador. Sorprendente por su
erudición y por su pedagogía;
provocador, porque en
momentos en los que los estu-
dios clásicos van desapare-
ciendo de los planes de estu-
dio y del interés de la admi-
nistración aparece esta obra
para decirnos y recordarnos
que nuestras raíces culturales
y nuestros fundamentos
humanos se encuentran en
gran medida en el mundo clá-
sico. El profesor Santiago
Segura toma el campo de la
medicina como testimonio
cultural y científica del
mundo actual hacia el pasado
clásico. Lo que dice a través
de la medicina lo podría haber
a fi rmado en otros muchos
campos de la ciencia y de la
vida. Inconscientemente vivi-
mos del pasado. ¿Por qué ese
afán de negarlo y de olvidar-
lo? ¿Será consecuencia direc-
ta de nuestra sociedad actual
altamente tecnificada y rabio-
samente consumista, que no
quiere recuerdos ni precisa
puntos de referencia históri-
co-culturales? ¿No será la
prueba definitiva del proceso
de aculturización que está
experimentando a marchas
forzadas nuestra sociedad?
Son simples preguntas, pero
interrogantes encadenadas,
que suscita la lectura de la
presente obra y que descon-
cierta gravemente al lector.
El profesor Santiago Segura,
doctor en Filología Clásica, es
un gran especialista en el
campo de las lenguas y de la
cultura clásicas. Sin exagerar,
se puede afirmar que es uno
de los grandes eruditos
actuales en esta materia.
Catedrático de latín, es actual-
mente profesor emérito de la
Universidad de Deusto, donde
sigue con entusiasmo juvenil
investigando y publicando los
muchos y excelentes frutos de
su estudio. Casi todos los
estudiantes de los cincuenta,
sesenta, setenta, etc., sin
saberlo, hemos estudiado el
latín y el griego en sus
manuales (particularmente

sus diferentes Métodos de
latín), hemos traducido el
latín y el griego en textos clá-
sicos preparados por él
(Horacio, Herodoto, Platón,
Virgilio, Cicerón, Plutarco,
Salustio, Tito Livio, etc.), y
hoy en día sigue sorprendién-
donos con obras de gran altu-
ra científica pero de gran
impacto pedagógico como
Los juegos olímpicos: educa -
ción, deporte, mitología y
fiestas en la antigua Grecia
(Madrid, Anaya, 1992),
Cultura clásica y mundo
actual (Bilbao, Zidor, 1997),
Mil años de historia vasca a
través de la literatura greco-
latina (Bilbao, Deusto, 1997),
El teatro en Grecia y Roma
(Bilbao, Zidor, 2001). Etc.,
etc. A esta labor científico-
divulgadora hay que añadir
sus diccionarios etimológicos
como Nuevo diccionario eti -
mológico latín-español y de
las voces derivadas (Bilbao,
Deusto, 2001) o bien el dic-
cionario que ahora presenta-
mos Diccionario etimológico
de medicina. La labor investi-
gadora del profesor Segura es
sorprendente. Más de cin-
cuenta años entregados al
estudio y a la investigación de
la cultura y de las lenguas clá-
sicas. Fruto de esta dedica-
ción, los casi cincuenta títulos
que conforman y confirman
sus sólidos conocimientos y
su amplia bibliografía. Estas
consideraciones nos llevaban
a afirmar que estamos ante
uno de los grandes especialis-
tas actuales de la filología
clásica.
El Diccionario etimológico
de medicina sorprende por
varias cuestiones. Segura
vuelve a demostrar sus gran-
des conocimientos sobre el
tema tratado. Estamos ante
una obra que rezuma erudi-
ción por todas las páginas.
Cada término estudiado es un
buen ejemplo de un método
sólido de trabajo sustentado
en unos amplios y profundos
conocimientos. Pero a este
saber “conocer” se halla el
saber decir y el saber exponer,
cualidad rara en un científico
de la altura de Santiago
Segura. La razón es sencilla:
conjuga perfectamente la
categoría del sabio con las
cualidades propias del maes-
tro. ¡Qué raro y sorprendente
es encontrar en un estudio
erudición y pedagogía por
partes iguales! Son cualida-
des propias del gran maestro,
en este caso de Santiago
Segura.
El Diccionario ofrece dos par-
tes diferentes. Una primera
formada por la presentación,
explicación y filosofía del tra-
bajo, y un breve pero intere-
sante estudio sobre “La medi-
cina en Grecia y Roma”,
como pórtico de entrada al
cuerpo central de la obra: el
diccionario. La segunda parte
ofrece el diccionario con un
glosario final de “Palabras
griegas y latinas usadas con
más frecuencia en la forma-
ción de términos médicos!” y
un índice alfabético que per-
L I B RO S
mite la rápida localización del
término que nos puede intere-
sar.
La presentación es una espe-
cie de llamada o de grito de
alerta ante la marginación
palpable y un tanto absurda
que experimenta la cultura y
las lenguas clásicas, especial-
mente, como afirma el propio
autor, al constituir estas disci-
plinas “la savia nutricia de
nuestra civilización moder-
na”. Los ejemplos son palpa-
bles. Utilizamos términos clá-
sicos en la terminología culta
pero también en la popular y
ordinaria. ¿Quién nos iba a
decir que buena parte del
vocabulario futbolístico tiene
un fundamento clásico?
Extraño, pero cierto. El estu-
dio sobre “La medicina en
Grecia y Roma” ofrece un
sucinto pero sabio recorrido
por el mundo de esa medicina
antigua, capaz de dar el salto
definitivo desde lo sagrado a
lo racional, proponiendo las
bases de la medicina científi-
ca o moderna, a través de sus
más importantes representan-
tes: Asclepio, Hipócrates y
Galeno. De la mano de estos
tres grandes médicos de la
antigüedad nos adentramos
en el mundo de las costum-
bres, de los tabúes y de los
códigos de conductas y de
creencias que determinaban
el mundo de la medicina en el
mundo clásico. Igualmente,
conocemos cómo se gestaron
los principios científicos y
deontológicos que formaron
el denominado “Corpus Hippo- 235
 SANCHO EL SABIO
cráticum”, cuya introducción
es el famoso “Juramento
hipocrático”, tan presente,
por razones diversas, en el
contexto de la medicina
actual. Iluminador estudio
que sirve de excelente pórtico
al estudio propiamente dicho.
El cuerpo del diccionario
médico no está ordenado
según el clásico orden alfabé-
tico como es norma actual. El
autor divide el estudio en
siete grandes bloques centra-
dos en los siguientes aparta-
dos: “cuerpo humano”, “per-
cepción sensorial”, “sistema
nervioso”, “aparato respirato-
rio”, “aparato circulatorio”,
“aparato digestivo”, y “apara-
to genito-urinario”. Cada uno
de estos apartados los va divi-
diendo por familias semánti-
cas según el orden interno del
tema tratado. Esta ordenación
puede desconcertar al lector.
Sin embargo, al final de la
obra ofrece un “Índice” que
hace muy sencilla la localiza-
ción del término buscado. A
su vez, cada familia léxica va
precedida de un número. El
diccionario recoge casi cinco
mil familias léxicas, en cada
una de ellas hay un número
“X” de términos analizados,
haciendo que el diccionario
presente fácilmente más de
veinticinco mil voces. Se
llega a la conclusión de que la
medicina actual descansa
sobre premisas y léxico clási-
cos.
¿Qué hace un filólogo transi-
tando por el campo siempre
236 difícil de la medicina?
Santiago Segura parte de un lanzas en esta labor de reivin-
hecho concreto: como filólo- dicación y defensa de los
go no puede inmiscuirse en el valores de la cultura clásica
mundo de la medicina sin por representar lo más pro-
caer en graves errores cientí- fundo y lo más sólido de
ficos y en serias deficiencias nuestras señas de identidad.
explicativas. Por eso y para Mi admiración más sincera
eso, ha recurrido al asesora- hacia la labor en general y
miento de técnicos de la hacia este diccionario en
medicina capaces de supervi- especial del profesor Santiago
sar el aspecto estrictamente Segura.
médico que los enunciados o
explicaciones filológicas JOSÉ ÁNGEL ASCUNCE
ofrecían. Así se aseguraba la
exactitud científica que
garantizaba la validez de los
estudios filológicos.
Desde todos los puntos de
vista, nos encontramos ante
un trabajo altamente merito-
rio que ofrece de forma indis-
cutible la deuda manifiesta de
nuestra cultura en general y
de la medicina en particular
hacia la cultura clásica. ¡Son
tantas cosas y de tal magnitud
las heredadas del mundo
greco-latino, -humanismo,
individualismo, razón, demo-
cracia, arte, etc., etc.- que no
se pude explicar esta dejación
manifiesta por algo que nos
es tan básico para nuestra cul-
tura y para nuestra sociedad!
¡Un primer mundo básica-
mente consumista pide una
población culturalmente tri-
vializada e ignorante! Si esto
fuera así, como seriamente lo
sospecho, nuestra obligación
es reaccionar. La obra de
Santiago Segura Diccionario
etimológico de medicina y la
editorial de la Universidad de
Deusto por la aventura asumi-
da en su publicación rompen