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EL PAPA FRANCISCO Y LOS MENSAJES DE

CUARESMA
I.- CITA BÍBLICA

“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus


discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron:
«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los
profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó:
«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado
eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino
mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti
te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en
los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» Entonces
mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.

II.- COMENTARIO

Estimados amigos, comenzamos este pequeño escrito referente a los mensajes


de cuaresma de papa Francisco, con una cita bíblica del evangelio de san Mateo, y
encontramos en ella un diálogo muy profundo entre Jesucristo y sus discípulos. En
efecto, este diálogo versa, por una parte, sobre la identidad de Jesucristo y por otra,
las palabras de Jesús que confirman a Pedro en la misión que más tarde habrá de
realizar, es decir en aquella de poseer las llaves del reino, atar o desatar y ser la roca
firme donde la Iglesia será fundada. La intención sin embargo, no es ofrecer aquí la
doctrina sobre la identidad de Cristo (Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo), sino
aquella de examinar la misión que el apóstol Pedro recibe de su Maestro, a fin de
que podamos vislumbrar con mayor razón por qué el Papa, de manera
ininterrumpida, nos sigue enseñando hasta el día de hoy.

En ese sentido, la Constitución dogmática Pastor Æternus, fruto del Concilio


Vaticano I, nos enseña que Nuestro Señor Jesucristo en orden a realizar
permanentemente la obra salvadora de la redención, funda la Iglesia en la que todos
los que la conforman, puedan gozar del vínculo de la unidad. Y suplicando a su
Padre que está en los cielos por los apóstoles y aquellos que creerían en él, dispuso
pastores y maestros hasta la consumación de los siglos. Por ello también para dar
unidad y visibilidad al oficio episcopal colocó al bienaventurado Pedro sobre los
demás apóstoles1.

1
CONCILIO VATICANO I, Constitución Dogmática «Pastor Aeternus», No 1, 18 de julio, 1870.
Por otra parte, un hecho significativo al que no podemos estar retraídos, es
que nuestro maestro, el Señor Jesús, el Hijo de Dios vivo, dedicaba tiempos para
enseñar su doctrina no sólo a sus apóstoles, el grupo de los doce, sino a todos sus
discípulos, por ejemplo, Mc 6, 34 nos narra que «al desembarcar, Jesús vio una
multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor
y se puso a enseñarles muchas cosas».

En ese sentido pues, desde el apóstol Pedro, hasta el magisterio actual de la


Iglesia, con San Juan Pablo II que nos exhortó a una nueva evangelización y los
Papas Benedicto XVI y Francisco, nos enseñan que «la formación de laicos y la
evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituyen un desafío
pastoral importante (EG, 102)». Y respecto a los sacerdotes y miembros de la
jerarquía de nuestra iglesia, recordamos las palabras de papa Francisco en audiencia
general a seminaristas y sacerdotes estudiantes de los Colegios Pontificios
eclesiásticos de Roma que decían “el sacerdote debe ser un hombre siempre en
camino, un hombre de escucha y jamás solo: tiene que tener la humildad de ser
acompañado2”.

Cómo pues, no comprender que cada vez que el Papa, sucesor del apóstol
Pedro, cada vez que nos ofrece una palabra, o un mensaje o un documento, nos
enseña y nos nutre para que nos acerquemos y nos configuremos más a Jesús y nos
comprometamos con la Iglesia que es nuestra Madre. De hecho ahora que
estudiaremos los mensajes de cuaresma que nos ha propuesto durante su pontificado
el Papa Francisco, podemos comprobar esa intención; y por supuesto que buscar la
razón de porqué el Papa nos ofrece esos mensajes cuaresmales sería un tanto
absurda pues, sin pormenores deberíamos concluir que la razón está en que
conozcamos más de cerca a Jesucristo y su misterio Pascual mediante la preparación
de la Cuaresma.

III.- REFLEXIÓN

Como anunciado ya en el título de este breve escrito, queremos proponer de


una forma sintética los mensajes que hasta la fecha el Papa Francisco ha propuesto
para vivir y preparara la Cuaresma. Y si recordamos bien, de estos mensajes ya
tenemos seis, es decir, que desde el año 2014 a la fecha, el santo Padre Francisco
nos ilumina con su reflexión para acercarnos de mejor manera al misterio de la
Pascua. De hecho, una primera lectura de los títulos de estos mensajes, nos hacen
ver perfectamente cuál es el camino que el papa nos propone para esta vivencia
pascual. En efecto, leemos:

2
PAPA FRANCISCO, Audiencia General a seminaristas y sacerdotes estudiantes de los Colegios Pontificios
eclesiásticos de Roma, 16 de marzo de 2018.
 Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza; cfr. 2 Cor 8, 9
(Cuaresma 2014)
 Fortalezcan sus corazones; St 5,8 (Cuaresma 2015)
 Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13). Las obras de
misericordia en el camino jubilar (Cuaresma 2016)
 La Palabra es un don. El otro es un don (Cuaresma 2017)
 Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» Mt 24,12
(Cuaresma 2018)
 La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos
de Dios»; Rm 8,19 (Cuaresma 2019)

Así pues en el primer mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma, se


destaca especialmente el tema de la pobreza: los cristianos, a imitación de Cristo,
tenemos que ser pobres y anunciar el Evangelio luchando contra la miseria
espiritual. Y no sólo eso, la Cuaresma es el tiempo para renunciar a algo que
realmente nos cueste: “La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos
hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a
otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería
válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no
cuesta y no duele”.

Por otra parte, en el segundo mensaje que el papa Francisco nos propone, se
nos invita a superar la indiferencia hacia nuestros hermanos. En esa misma línea,
rezar por los demás, se convierte en gestos concretos de caridad con los hermanos y
pedir al Señor por nuestra conversión: “Tener un corazón misericordioso no
significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un
corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se
deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a
los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias
pobrezas y lo da todo por el otro”.

El tercer mensaje de cuaresma que nos ofrece el Santo Padre, está envuelto en
una dinámica muy especial. En primer lugar porque es el mensaje para la cuaresma
que se vivió en el año de la misericordia; y por otra parte porque era la intención del
papa que la celebración de la cuaresma en ese año se viviera ‘con mayor intensidad:
“La Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento
fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios. ¡Cuántas páginas de la
Sagrada Escritura pueden ser meditadas en las semanas de Cuaresma para
redescubrir el rostro misericordioso del Padre!3”.

3
PAPA FRANCISCO, Misericordiae Vultus, 17.
Así pues, la temática que nos ofrece el Papa Francisco para este mensaje de
cuaresma es de un extraordinario valor.

 En primer lugar nos propone meditar en “María, icono de una Iglesia


que evangeliza porque es evangelizada” pues “María, después de
haber acogido la Buena Noticia que le dirige el arcángel Gabriel,
canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios
la ha elegido”.
 Posteriormente nos invita el Papa a releer y recordar que la alianza de
Dios con los hombres (es) una historia de misericordia. “En efecto,
Dios, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar
en su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión
visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la
infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza
de modo más estable en la justicia y la verdad”.
 Por último, no podía faltar la recomendación tan saludable del Papa a
practicar las obras de misericordia. Y es que en la práctica de estas
obras, la cuaresma se convierte en el tiempo por excelencia para
olvidar nuestra alienación existencial. Además, “mediante las (obras)
corporales tocamos la carne de Cristo en los hermanos y hermanas
que necesitan ser nutridos, vestidos, alojados, visitados, mientras que
las espirituales tocan más directamente nuestra condición de
pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto,
nunca hay que separar las obras corporales de las espirituales”.

En el cuarto mensaje de cuaresma que nos propone el Santo Padre Francisco,


nos invita de nuevo a una conversión profunda; es decir a volver a Dios “de todo
corazón” (JI 2, 12). Esta conversión no nos hace contentarnos con una vida
mediocre, sino que acrecienta nuestra amistad con el Señor. Por ello pues, se vuelve
muy benéfico para nuestro ser de cristianos, “intensificar nuestra vida de espíritu”
por medio del ayuno, la limosna y la oración a través de la meditación frecuente de
la palabra de Dios. En ese sentido podemos recurrir a la parábola del hombre rico y
el pobre Lázaro que “nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos
para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera
conversión”. El otro es un don, el pecado nos ciega, la palabra es un don será el
itinerario propuesto en este mensaje.

En el mensaje número cinco que nos ofrece el Papa Francisco, se nos alienta
a vivir la Cuaresma con mucha intensidad para profundizar en su mismo sentido. De
hecho el papa adjunta a este mensaje un deseo muy personal que bien podría
identificarse con su ser de Pastor universal de la Iglesia: “deseo ayudar a toda la
Iglesia a vivir con gozo y con verdad este tiempo de gracia”. Y es que “Dios nos
ofrece cada año la Cuaresma, como un gran “signo sacramental de nuestra
conversión”, que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el
corazón y con toda la vida”.

Así pues, el programa de vida que se nos presenta por parte del Santo padre
es fundamental: en primer lugar “huir de los falsos profetas: los encantadores de
serpientes y los charlatanes”; luego buscar por todos los medios para “que no se
enfríe nuestro corazón”; para ello no descuidar los santos “remedios: la oración, la
limosna y el ayuno” y por último vivir plenamente “el fuego de la Pascua”.

Por último, en el mensaje que el Papa Francisco propone para vivir la


cuaresma de este año 2019, nos ofrece tres puntos de reflexión: la redención de la
creación, la fuerza destructiva del pecado y la fuerza regeneradora del
arrepentimiento y del perdón. Sin embargo, antes de la propuesta de esos tres
puntos, el Papa señala que la Cuaresma es un camino que nos oriente a la Pascua,
además la Resurrección nos da la esperanza y es por esa razón por la que tiene
sentido este tiempo de conversión que es la Cuaresma.

La temática que aparece es la siguiente:


1. La redención de la creación
2. La fuerza destructiva del pecado
3. La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón

IV.- CONCLUISIÓN

Como bien ya sabemos, el misterio pascual es el centro y punto más álgido de


nuestra fe. La resurrección de Jesucristo es, entonces, el centro de la vida del
cristiano y, con todo, es de un valor inestimable. Comprenderla o al menos meditarla
debería de provocar en nosotros un espíritu como el que finalmente tuvieron los
apóstoles y los primeros cristianos, padres de nuestra fe. Como olvidar por ejemplo
aquellas palabras de San Pablo a los Corintios, “y si Cristo no resucitó, vuestra fe es
vana: estáis todavía en vuestros pecados. Por tanto, también los que durmieron en
Cristo perecieron”. (1Cor 15, 17-18). O por ejemplo aquella oración de san San
Gregorio Nacianceno que decía, “Pascua del Señor, Pascua; lo digo por tercera vez
en honor de la Trinidad; Pascua. Es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la
solemnidad de las solemnidades, que es superior a todas las demás, no sólo a las
fiestas humanas y terrenales, sino también a las fiestas del mismo Cristo que se
celebran en su honor, igual que el sol supera a las estrellas”. (San Gregorio
Nacianceno, Oración 45, 2).

Por otra parte en la reflexión teológica de este Santo misterio de Cristo,


podemos enumerar un sinfín de aseveraciones y reflexiones que nos muestran cuan
sublime es la Resurrección de Cristo. Por ejemplo, en libro «Jesús el Señor» del
cardenal Angelo Amato y citando a Karl Rhaner leemos, “La muerte de Jesús es tal
que, por su propia naturaleza, se anula en la Resurrección, desemboca y muere en
ella”. Eso significa que la muerte de Jesús (…) esa muerte es destruida por la
sobreabundante plenitud y poder de su vida divina4”.

Cómo pues, delante de esta verdad tan excelsa, podemos renunciar a


preparamos por el camino cuaresmal que la Iglesia nos propone. En otras palabras
podemos decir que si comprendemos el valor del Misterio Pascual, es decir de la
pasión, muerte y resurrección de Cristo, no podemos aventurarnos a celebrarlo como
si fuera un simple evento que se repite año con año en nuestra vida de Cristiano.
Recordemos que fue por la Resurrección Cristo que tenemos vida y que por ella la
muerte fue vencida y aniquilada para siempre dejándola sin poder sobre nosotros.
Preparemos pues nuestro corazón para acercarnos de nuevo a este misterio. Y el fiel
medio para hacerlo es la Cuaresma. Esos cuarenta días en que ayudados por la
oración, el ayuno y la penitencia, buscamos convertirnos en mejores cristianos.
Buscamos una perfecta metanoia.

Ahora bien, si a parte de todos estos medios que nos preparan y que la
cuaresma nos ofrece, buscamos profundizar en nuestra preparación, no dejamos de
leer meditar los mensajes que el papa Francisco nos ha ofrecido para celebrar la
cuaresma. Como hemos expuesto son instrumento seguro y benéfico para lograr
nuestra configuración con Cristo en el camino cuaresmal hacia la Pascua.

V.- PREGUNTAS

1.- ¿Cuántos mensajes del papa Francisco conozco y he leído?


2.- ¿define con tus palabras que es la pascua para ti?
3.- ¿aparte de estos mensajes, te preparas para la pascua en otro modo?
4.- ¿Qué sentido y qué valor tiene la resurrección de cristo para tu vida?
5.- ¿consideras que la pascua es una fiesta que se debe celebrar en familia?
6.- ¿Cómo crees que debe ser la celebración de la pascua en familia? ¿Sería
igual que navidad?

VI.- APLICACIÓN

¡Cristo Vive! ¡Escúchalo y acompaña a tu hermano!

4
ANGELO AMATO, Jesús el Señor, BAC, Madrid, 2009, P. 615.

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