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FILOSOFÍA Y PSICOLOGÍA
Michel Foucault

Traducido por: William González V.


PhD. En Filosofía, univ. Paris VIII
Profesor, Deparatmento de filosofía,
Universidad del valle. Cali-Colombia

“Filosofía y psicología” (entrevista con Alain Badiou), Documentos Pedagógicos de la radio-


televisión escolar, 27 de febrero de 1965, pp. 65-71.
Esta discusión proviene de las emisiones producidas por la radio-televisión escolar en 1965-
1966, concebidas por Dina Dreyfus y realizadas por Jean Fléchet.
Estas emisiones han sido reeditadas en cassettes vídeo por el Centre National de
Documentation Pedagogique y las ediciones Nathan en la colección “le temps de
philosophes”. Un número de Cahiers philosophiques (Fuera de serie, junio, de 1993) da una
transcripción literal del contenido de esta entrevista muy alejado de la versión aquí publicada.
Vale la pena recalcar que sólo la versión que aquí presentamos, es la que ha sido revisada por
los autores.

Alain Badiou: ¿Qué es la psicología?

Michel Foucault: Le responderé que no creo que haya que tratar de definir
a la psicología como ciencia, pero tal vez si como una forma cultural; esta se
inscribe dentro de una serie de fenómenos que la cultura occidental ha sufrido
desde hace mucho tiempo, y en los cuales han nacido cosas como la confesión,
la casuística, los diálogos, los discursos, los razonamientos que se podían
hacer en ciertos lugares en la edad media, los cursos de amor, o en lugares
importantes del siglo XVII.

Alain Badiou: ¿Hay relaciones interiores o exteriores entre la psicología


como forma cultural y la filosofía como forma cultural? ¿La filosofía es una
forma cultural?

Michel Foucault: Usted plantea dos preguntas:

1.¿La filosofía es una forma cultural? Le diré que no soy muy filósofo, y por lo
tanto, no estoy bien ubicado para saberlo. Pienso que este es el gran problema
en cual nos debatimos ahora. Tal vez, la filosofía sea en efecto, la forma
cultural más general en la cual podríamos reflexionar sobre eso que es
Occidente.
2.¿Cuáles son las relaciones entre la psicología como forma cultural y la
filosofía? Estamos aquí en un punto de conflicto que opone, desde hace
cincuenta años, a los filósofos y a los psicólogos, este problema es relanzado
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ahora por todas las cuestiones que giran alrededor de la reforma de la
enseñanza.
Creo que se podría decir lo siguiente: primero, que en efecto la psicología y, a
través de la psicología, las ciencias humanas tienen, desde el siglo XIX, una
relación muy enmarañada con la filosofía. ¿Este enmarañamiento de la
filosofía y las ciencias humanas, cómo podría concebirse? Puede decirse que
la filosofía en el mundo occidental había, de manera ciega, de manera vacía,
en la obscuridad, en la noche de su propia conciencia y de sus métodos,
circunscrito un dominio; ese que ella denominaba del alma o el pensamiento,
y que, ahora sirve de herencia y que las ciencias humanas tienen que explotar
de una manera clara, lúcida y positiva. Las ciencias humanas ocuparían con
pleno derecho este lugar un poco vago que había sido señalado, pero dejado
baldío por la filosofía.
He allí eso que se podría responder. Creo que es esto lo que dirían gustosos la
gente que se considera encargada de las ciencias humanas, la gente que
considera que la vieja tarea filosófica que nació en Occidente con el
pensamiento griego, esta vieja tarea, hay que retomarla ahora con los
instrumentos de las ciencias humanas. No creo que esto circunscriba
exactamente el problema. Me parece que esta manera de analizar las cosas
está ligada a una perspectiva filosófica que es el positivismo.
Se podría también decir lo contrario: que tal vez eso hace parte del destino de
la filosofía occidental, que desde el siglo XIX, algo así como una antropología
ha sido posible. Cuando digo antropología, no hablo de esta ciencia particular
que se llama la antropología y que es el estudio de culturas exteriores a la
nuestra; por antropología, entiendo esta estructura propiamente filosófica
que hace que ahora todos los problemas de la filosofía residan al interior de
este dominio que se podría llamar el de la finitud del humana.
Si no se puede filosofar más que sobre el hombre en tanto que es un homo
natura o en tanto que él es un ser finito, ¿en esta medida, toda filosofía no
será en el fondo una antropología? En este momento, la filosofía se convierte
en la forma cultural al interior de la cual todas las ciencias del hombre en
general son posibles.
He allí eso que podría decirse, y que sería, si usted lo desea, el análisis inverso
de eso que yo bosquejaba más arriba y que entonces, recuperaría en el gran
destino de la filosofía occidental a las ciencias humanas, de la misma manera
que ahora rato se podía recuperar a la filosofía como una especie de programa
vacío de eso que deben de ser las ciencias humanas. He allí el
enmarañamiento. Es esto lo que ahora tenemos que pensar, aquí donde nos
encontramos y de manera general en los años futuros.

Alain Badiou: Usted dijo, en la primera óptica, que en suma la filosofía era
concebida lo que prescribe su dominio a una ciencia positiva que, en
seguida, aseguraría la elucidación efectiva. En esta óptica, ¿que es lo que
puede asegurar la especificidad de la psicología, con relación a otros tipos
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de investigación? ¿El positivismo puede y trata, por sus propios medios, de
asegurar esta especificidad?

Michel Foucault: En una época cuando, en efecto, las ciencias humanas


recibían su problemática, su dominio, los conceptos de una filosofía que era,
en general esa del siglo XVIII, creo que la psicología podía ser definida o bien
como ciencia, digamos del alma, o como ciencia de la conciencia; o mejor aún
como ciencia del individuo. En esta medida, creo que la división que ya era
posible con relación a las otras ciencias humanas que ya existían, podía
hacerse de una manera bastante clara: se podía oponer la psicología a las
ciencias de orden fisiológico, de la misma manera que se opone el alma al
cuerpo; se podía oponer la psicología a la sociología, de la misma manera
como se opone el individuo a la colectividad o al grupo, y si se define la
psicología como la ciencia de la conciencia, ¿a que se le va a oponer? Para una
época que esa que va, de manera amplia de Schopenhaeur a Nietzsche, se dirá
que la psicología se opone a la filosofía, como la conciencia se opone al
inconsciente. De otro lado yo pienso que es alrededor, precisamente, de la
elucidación de eso que es el inconsciente que la reorganización y el nuevo
corte de las ciencias humanas se hizo, es decir, esencialmente alrededor de
Freud, y esta definición positiva, heredada del siglo XVIII, de la psicología
como ciencia de la conciencia, después de Freud, no puede ser valida.

Alain Badiou: Ubiquémonos ahora en la otra perspectiva: la problemática


del inconsciente, que a usted le parece es el principio de la reestructuración
del dominio de las ciencias humanas. ¿Qué sentido le asigna usted desde el
instante en que se considera a las ciencias humanas como un momento en el
destino de la filosofía occidental?

Michel Foucault: Este problema del inconsciente es en realidad muy difícil,


ya que aparentemente se puede decir que el psicoanálisis es una forma de
psicología, que se agrega a la psicología de la conciencia, que redobla a la
psicología de la conciencia con una capa suplementaria que sería esa del
inconsciente. Y en efecto rápidamente se percibió que descubriendo el
inconsciente se drenaba al mismo tiempo una cantidad de problemas que no
concernían, precisamente, ya sea al individuo, ya sea al alma en tanto que
opuesta al cuerpo, sino que se traía al interior de la problemática propiamente
psicológica eso que, hasta ahora estaba excluido, ya sea a título de fisiología, y
se vuelve a introducir el problema del cuerpo; ya sea de la sociología, y se
introduce nuevamente el problema del individuo, con su medio, el grupo al
cual él pertenece, la sociedad en la cual esta preso, la cultura en la cual él y sus
ancestros no han cesado de pensar. Esto hace que el simple descubrimiento
del inconsciente no sea solo una adición de dominios, no es una extensión de
la psicología, es realmente la confiscación, a través de la psicología, de la
mayor parte de dominios que cubrían las ciencias humanas, de tal manera
que se puede decir que a partir de Freud todas las ciencias humanas se han
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convertido, de una manera u otra, en ciencias de la psique. Y el viejo realismo
a la Durkheim, que pensaba la sociedad como una substancia que se opone al
individuo, el cual, es una especie de substancia integrada al interior de la
sociedad, este viejo realismo me parece ahora impensable. Igual sucede con la
vieja distinción entre alma y cuerpo, que era valida, incluso para la
psicofisiología del siglo XIX. Esta vieja oposición ya no existe, ahora que
sabemos que nuestro cuerpo hace parte de nuestra psique, o hace parte de
esta experiencia a la vez consciente e inconsciente a la que la psicología se
dirige, de tal manera que en el fondo, ahora solo hay psicología.

Alain Badiou: Esta reestructuración que desemboca en una especie de


totalitarismo psicológico se efectúa alrededor del tema –y retomo su
expresión- del descubrimiento del inconsciente. Ahora bien, la palabra
descubrimiento está ligada en general, a un contexto científico. ¿Cómo
comprende usted el descubrimiento del inconsciente? ¿De qué tipo de
descubrimiento se trata?

Michel Foucault: El inconsciente ha sido literalmente descubierto por


Freud como una cosa. Él lo percibió como un cierto número de mecanismos
que existían a la vez en el hombre en general y en el hombre particular.
¿Es que Freud ha condenado así a la psicología a una cosificación radical,
contra la cual enseguida no han cesado de reaccionar toda la historia de la
psicología, hasta Merleau-Ponty, y hasta los pensadores contemporáneos? Es
posible, pero es tal vez en este horizonte absoluto de las cosas que la
psicología ha sido posible, así solo fuese a título de crítica.
Pero de otro lado, para Freud, el inconsciente tiene una estructura de
lenguaje; no hay que olvidar que Freud es un exegeta y no un semiólogo; es un
interprete y no un gramático; en fin, su problema, no es un problema de
lingüística, es un problema de desciframiento. Ahora bien, ¿qué es
interpretar? Qué es, tratar un lenguaje no como lingüista, sino como exegeta,
como hermenéuta, sino precisamente admitir que existe una especie de grafía
absoluta que tenemos que descubrir en su materialidad –primer
descubrimiento- y de la cual tenemos en seguida que reconocer que es
significante -segundo descubrimiento- pero de la cual también tenemos que
descubrir eso que ella quiere decir –tercer descubrimiento- y de la cual, en
fin, tenemos que descubrir según qué leyes estos signos quieren decir eso que
ellos quieren decir –cuarto descubrimiento-. Es en este momento preciso y
sólo en este, que se encuentra la capa de la semiología, es decir, por ejemplo
los problemas de metáfora y metonimia, los procedimientos por los cuales un
conjunto de signos pueden de decir algo. Pero este cuarto descubrimiento no
es cuarto más que con relación a los otros tres, mucho mas fundamentales, y
estos tres primeros descubrimientos son el descubrimiento de algo que está
aquí, delante de nosotros, es el descubrimiento de un texto que hay que
interpretar, el descubrimiento de una especie de suelo absoluto para una
hermenéutica posible.
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Alain Badiou: Los especialistas en el desciframiento de textos distinguen


entre descifrar y decriptar (décryrter) el desciframiento consiste en
descifrar un texto del cual uno tiene la clave, mientras que decriptar se
refiere a un texto del cual no se tiene la clave, la estructura del mensaje. ¿Los
métodos psicológicos son del orden del descifrar o del decriptar?

Michel Foucault: Yo diría que es son del orden del decriptar , y sin embargo
no del todo. Los conceptos descifrar y decriptar son conceptos esencialmente
definidos por los lingüistas para recuperar eso que, a mi modo de ver, es
irrecuperable para toda lingüística, es decir la hermenéutica, la
interpretación. En fin, admitamos si usted lo desea, la palabra de decriptar. Le
diré que en efecto Freud decripta, es decir que él reconoce que allí hay un
mensaje, él no sabe eso que quiere decir ese mensaje, no sabe según que leyes
los signos pueden querer decir eso que quieren decir. Es necesario así pues
que él descubra, al mismo tiempo y en un solo movimiento, eso que quiere
decir el mensaje y cuales son las leyes por las cuales el mensaje dice eso que
quiere decir; dicho de otra manera, es necesario que el inconsciente comporte
no solo eso que él dice, sino igualmente la clave de eso que dice. Y es por eso,
de otro lado, que el psicoanálisis, la experiencia del psicoanálisis, el lenguaje
psicoanalítico han apasionado a la literatura. Hay una especie de fascinación
de la literatura contemporánea, no solamente por el psicoanálisis, sino
igualmente por todos los fenómenos que provengan de la locura. Qué es la
locura en el mundo contemporáneo, sino un mensaje, un lenguaje, signos de
los cuales se espera digan algo, ya que sería demasiado espantoso sin ello, y de
los cuales no se sabe eso que quieren decir y cómo lo dicen. En consecuencia
hay que tratar a la locura como un mensaje que tendría en sí mismo su propia
clave. Esto es lo que hace Freud frente a un síntoma de histeria, es lo que hace
la gente, que ahora, trata de abordar el problema de la psicosis.
Después de todo, qué es la literatura sino un cierto lenguaje del cual se sabe
que él no dice eso que dice, puesto que, si la literatura quisiera decir eso que
ella dice, diría simplemente: “la marquesa salió a las cinco...” sabemos que la
literatura no dice eso, así pues, sabemos que es un segundo lenguaje
replegado sobre él mismo, que dice otra cosa diferente a eso que él dice. No
sabemos qué es este lenguaje que hay debajo, se sabe simplemente que al final
de la lectura de la novela, se debe descubrir lo que esto quiere decir, y en
función de qué leyes el autor ha podido decir eso que quería decir, se debe
haber hecho la exégesis y la semiología del texto.
En consecuencia hay algo así como una estructura simétrica de la literatura y
de la locura que consiste en el hecho de no poder hacer semiología más que
haciendo la exégesis, no se puede hacer la exégesis más que haciendo
semiología, y esta propiedad, creo, es absolutamente indesatable. Digamos
simplemente que hasta 1950, se había comprendido de manera muy
aproximativa y mala, con relación al psicoanálisis o a la crítica literaria, que se
trataba de algo así como de una interpretación. No se había visto que había
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allí todo un lado semiológico, de análisis de la estructura de los signos. Ahora,
se descubre esta dimensión semiológica, y en consecuencia, se oculta el lado
interpretativo. Y en efecto esta es la estructura de envolvimiento, de
enrrollamiento, que caracteriza al lenguaje de la locura y al lenguaje de la
literatura, y es por eso que se llega a esto; no solamente todas las ciencias
humanas son psicologizadas, sino que también la crítica literaria y la
literatura son psicologizadas.

Alain Badiou: Si el inconsciente se presenta en suma como un objeto-texto,


para conservar su perspectiva cosista, en donde el mensaje se descubre en
todo instante como adherente a su código, de tal manera que no existe
código general en el fondo del cual el mensaje pueda, de manera a priori,
mostrar su sentido, de aquí resulta que una psicología no puede ser una
ciencia general. Ella solo tiene que ver con textos que, en tanto que son
portadores de su propio código específico, son radicalmente singulares, y la
psicología es, así pues, ciencia del individuo no solamente en su objeto, sino
finalmente en su método. ¿Dónde existe entonces una hermenéutica general?

Michel Foucault: Aquí como en otros lugares hay que distinguir lo general
de lo absoluto. No hay hermenéutica absoluta, en este sentido no se puede
jamas estar seguro de obtener el último texto, que esto no quiere decir otra
cosa detrás de eso que quiere decir. De igual manera, no se puede estar jamas
seguro, del otro lado, de hacer una lingüística absoluta. Así pues, por un
extremo o el otro, no se puede estar seguro jamás de alcanzar la forma
absolutamente general o el texto primero.
Dicho esto, sin embargo yo creo que existen estructuras generalizadas más o
menos grandes, y que, por ejemplo, pueden existir en muchos individuos, un
cierto número de procedimientos que son idénticos, que se pueden encontrar
de igual manera en uno y otros, y no hay ninguna razón para creer que las
estructuras que se han descubierto uno de ellos no estén en el otro.

Alain Badiou: ¿La psicología sería en última instancia, la ciencia de las


estructuras o el conocimiento del texto individual?

Michel Foucault: La psicología es el conocimiento de las estructuras, y la


eventual terapéutica que no puede no estar ligada a la psicología es el
conocimiento del texto individual. Es decir, que yo no creo que la psicología
pueda disociarse jamás de un cierto programa normativo. La psicología, es tal
vez como la filosofía, una medicina y una terapéutica, es ciertamente una
medicina y una terapéutica, y no es porque bajo sus formas más positivas, la
psicología se encuentre disociada en dos subciencias, que serían la psicología
y la pedagogía por ejemplo, o la psicopatología y la psiquiatría, que esta
disociación en dos momentos tan aislados sea otra cosa distinta al signo que
es necesario reunir. Toda psicología es una pedagogía, todo desciframiento es
una terapéutica, no se puede saber sin transformar.
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Alain Badiou: En muchas ocasiones usted parece decir que la psicología no


se contenta con establecer relaciones, estructuras, por más rigurosas y
complejas que sean, entre los elementos dados; sino que ella comporta
siempre interpretaciones, y que al contrario de las otras ciencias cuando
estas encontraban datos para interpretar no podían hacerlo, y usted parece
decir entonces, que la psicología debía entrar en escena. ¿Si esto es exacto en
expresiones como “psicología humana” y “psicología animal”, la palabra
psicología le perece tener el mismo sentido?

Michel Foucault: Estoy muy contento que usted me haya hecho esta
pregunta, porque en efecto, yo soy responsable de un deslizamiento. Primero
que todo, he dicho que la articulación general de las ciencias humanas había
sido enteramente remodelada por el descubrimiento del inconsciente y que la
psicología había paradoxalmente tomado una especie de imperativo sobre las
otras ciencias, y después yo he comenzado a hablar de la psicología en una
perspectiva estrictamente freudiana, como si toda la psicología no pudiera ser
más que freudiana. Ha habido un nuevo corte general de las ciencias humanas
a partir de Freud, es un hecho que considero innegable y que incluso los
psicólogos más positivistas no podían negar. Esto no quiere decir que toda la
psicología, en sus desarrollos positivos, se haya convertido en una psicología
del inconsciente, o en una psicología de las relaciones de la conciencia con el
inconsciente. Una cierta psicología fisiológica se mantiene, una cierta
psicología experimental permanece; después de todo, las leyes de la memoria,
tal como han sido establecidas por mi homónimo hace cincuenta o sesenta
años, no tienen nada que ver con el fenómeno del olvido freudiano. Esto sigue
siendo lo que es, y no creo que a nivel del saber positivo y cotidiano, la
presencia del freudismo haya cambiado realmente las observaciones que se
pueden hacer ya sea sobre los animales, ya sea incluso sobre ciertos aspectos
del comportamiento humano. Se trata de una especie de transformación
arqueológica más profunda que esa del freudismo, no es una metamorfosis
general de todo el saber psicológico.

Alain Badiou: Pero, si el termino psicología acepta aspectos tan


diferentes, ¿cual es el sentido común a estos aspectos? ¿Hay una unidad de
la psicología?

Michel Foucault: Si, si se admite que cuando un psicólogo estudia el


comportamiento de una rata en un laberinto, eso que él busca definir, es la
forma general del comportamiento que podría valer tanto para un hombre
como para una rata; siempre se trata de eso que se puede saber del hombre.

Alain Badiou: ¿Aceptaría usted, entonces, que se diga: el objeto de la


psicología es el conocimiento del hombre y las diferentes “psicologías” son
otros medios de este conocimiento?
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Michel Foucault: Si, en el fondo lo admitiría sin osar decirlo, puesto que
eso parece ser muy simple...Pero es mucho menos simple si se piensa en que,
al principio del siglo XIX, apareció este curioso proyecto de conocer al
hombre. Allí se encuentra uno de los hechos fundamentales en la historia de
la cultura europea, puesto que, así hayan existido en los siglos XVII y XVIII,
libros que se llamaban Tratado del hombre1 o Tratado de la naturaleza
humana2, estos no hablaban del hombre como lo hacemos nosotros cuando
hacemos psicología. Hasta el final del siglo XVIII, es decir hasta Kant, toda
reflexión sobre el hombre es una reflexión segunda con relación a un
pensamiento que es primero, y que es –digamos- el pensamiento de lo
infinito. Siempre se trata de responder a preguntas como estas: dado que la
verdad es eso que ella es, o que la matemática o la física nos han enseñado tal
o cual cosa, ¿cómo es posible qué percibamos como percibimos? ¿qué
conozcamos como conocemos? ¿qué nos equivoquemos como nos
equivocamos?
A partir de Kant se hace el giro, es decir que no es a partir de lo infinito o de la
verdad que se va a plantear el problema del hombre como una especie de
sombra que nos persigue; después de Kant lo infinito no está dado, solo existe
la finitud, y es en este sentido que la crítica kantiana lleva consigo la
posibilidad –o el peligro- de una antropología.

Alain Badiou: En nuestras clases en una cierta época se agitó, a propósito


de las ciencias humanas, la distinción entre “explicar” y “comprender”. ¿Le
parece que esto tenga un sentido?

Michel Foucault: No arriesgo afirmarlo, pero me parece que la primera vez


en donde “explicar” y “comprender” han sido distinguidos y propuestos como
formas epistemológicas radicales, absolutas e incompatibles la una con la
otra, es con Dilthey. Sin embargo esto es muy importante, es precisamente él
quién hizo, sino me equivoco, la única historia, un poco aproximada, pero
muy interesante, de la hermenéutica en la historia occidental. Ahora bien,
creo que eso que hay de profundo en él, es el sentimiento que él tenía de la
hermenéutica, la cual representaba un modo de reflexión muy singular, en el
cual el sentido y el valor arriesgaban de ser ocultados por modos de
conocimiento diferentes más o menos prestados a las ciencias de la
naturaleza, y él sentía perfectamente que él modelo epistemológico de las
ciencias de la naturaleza iba a ser impuesto como norma de racionalidad a las
ciencias del hombre; a sabiendas que esas mismas ciencias del hombre no
eran probablemente más que avatares de las técnicas hermenéuticas que no
habían cesado de existir en el mundo occidental desde los primeros

1
Descartes (R.), Traité de l’homme, Paris, Clerselier, 1664. In oeuvres et lettres, éd. A. Bridoux, Paris,
Gallimard, coll. “Bibliotheque de la Pléiade”, 1953, pp. 803-873).
2
Hume (D.), A trestise of human Nature, Being an attempt to introduce the experimental Method of
reasoning into moral subjets, Londres, J. Noon, 1739-1740, 3vol.
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gramáticos griegos, en los exegetas de Alejandría, en los exegetas cristianos y
modernos. Creo que Dilthey sintió a que contexto hermenéutico
históricamente general de nuestra cultura pertenecían la psicología y las
ciencias del hombre en general. Es esto lo que él definió, de una manera un
poco mítica, como la comprensión opuesta a la explicación. La explicación
sería el mal modelo epistemológico; la comprensión, es la figura mítica de una
ciencia del hombre llevada a su sentido radical de exégesis.

Alain Badiou: ¿Considera usted que se puede decir de la psicología como


ciencia y como técnica, eso que se dice de las ciencias exactas y rigurosas, es
decir, que hacen su filosofía ellas mismas, es decir que ejercen ellas mismas
la crítica de sus métodos, de sus conceptos, etc.?

Michel Foucault: Yo creo que eso que sucede hoy en el psicoanálisis y en un


cierto número de otras ciencias como la antropología, es algo así. Que después
del análisis de Freud, algo así como el análisis de Lacan sea posible, que
después de Durkheim algo así como el análisis de Levy-Strauss sea posible,
eso prueba en efecto que las ciencias humanas están instaurando en si
mismas y por si mismas una cierta relación crítica, que no es la de la física o
las matemáticas, así se piense en ellas; es igual para la lingüística.

Alain Badiou: ¿Pero no para la psicología experimental?

Michel Foucault: Hasta ahora no. Después de todo cuando los psicólogos
hacen estudios sobre el aprendizaje, cuando prueban los resultados ¿en que
medida los análisis sobre la información pueden permitir formalizar los
resultados así obtenidos? Es igualmente una cierta relación reflexiva,
generalizadora, y fundadora la que la psicología establece para si misma.
Ahora bien, de la cibernética o de la teoría de la información, no se puede
decir que sea la filosofía de la psicología del aprendizaje, de la misma manera
que no se puede decir que eso que Lacan hace actualmente, o que eso que
hace Levy-Strauss, sea la filosofía de la antropología o del psicoanálisis. Es
más bien una cierta relación reflexiva de la ciencia sobre si misma.

Alain Badiou: Si usted se encontrara en una clase de filosofía, que


enseñaría usted de la psicología tal como es hoy?

Michel Foucault: La primera precaución que tomaría, si fuese profesor de


filosofía y deba enseñar psicología, sería la de comprarme la mascara más
perfeccionada que pueda imaginar y la más alejada de mi fisionomía normal,
para que mis estudiantes no me reconozcan. Trataría, como Anthony Perkins
en Psicosis, de tener otra voz, de manera que nada de la unidad de mi
discurso pueda aparecer. He allí la primera precaución que tomaría.
Enseguida, trataría, en la medida de lo posible, de enseñar a mis alumnos, las
técnicas vigentes actualmente en psicología, métodos de laboratorio, métodos
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de psicología social; trataría de explicarles en que consiste el psicoanálisis. Y
después en la hora siguiente, levantaría mi mascara, retomaría mi voz y
haríamos filosofía, a riesgo de volver a encontrar, en ese momento, a la
psicología, como esa especie de callejón sin salida absolutamente inevitable y
absolutamente fatal en el cual se encuentra comprometido el pensamiento
occidental desde el siglo XIX. Pero cuando diga que es un callejón sin salida
absolutamente inevitable y fatal, no criticaría a la psicología como ciencia, no
diría que no es una ciencia tan positiva, no diría que es algo que debería ser
más filosófico o menos filosófico: diría simplemente que hubo una especie de
sueño antropológico en el que la filosofía y las ciencias del hombre se han, de
alguna manera, fascinado y dormido las unas por las otras, y que es necesario
despertarse de ese sueño antropológico, como en otro tiempo, uno se
despertaba del sueño dogmático.

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