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15/12/2019 jurisprudencia 2003- Molina y Molina-Caja de previsión social de los agentes civiles del Estado.

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Reg.: A y S t 192 p 177-182.

En la ciudad de Rosario, a los treinta días del mes de setiembre del año dos mil tres, se reunieron en acuerdo
los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Roberto Héctor Falistocco,
Eduardo Guillermo Spuler y Rodolfo Luis Vigo, con la presidencia del titular doctor Rafael Francisco
Gutiérrez, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados "MOLINA, María del Carmen y MOLINA, Ana
María contra CAJA DE PREVISION SOCIAL DE LOS AGENTES CIVILES DEL ESTADO -Recurso de
Apelación concedido contra la Resolución nro. 190.239- sobre RECURSO DE
INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. nro. 1579, año 1996). Se resolvió someter a decisión las
cuestiones siguientes: PRIMERA: ¿Es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: En su caso ¿es
procedente?; y TERCERA: En consecuencia ¿qué resolución corresponde dictar?. Asimismo, se emitieron
los votos en el orden en que realizaron el estudio de la causa, o sea doctores Gutiérrez, Vigo, Spuler y
Falistocco.

A la primera cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez dijo:

1.1. Según surge de autos, acaecido el deceso de la señora Josefa Luisa Guzmán el 11.10.1990, su hija María
del Carmen solicitó el beneficio el 3.11.1992 (f. 4), pidiendo en esa fecha un anticipo del mismo (fs.18/19),
al igual que su hermana Ana María (fs.20/21).

Mediante resolución nro. 186.711 del 24.02.1993, la Caja resolvió que correspondía abonar el ciento por
ciento (100%) de un seguro de la categoría sexta (6ta.) del decreto nro. 1956/90, que se imputaría a los
sueldos del mes de abril de 1993, mas determinó su equivalencia a la categoría novena (9na.) del decreto nro.
0827/91, lo cual no provocaba perjuicio alguno a las beneficiarias, acordándoseles un anticipo (f. 33),
decisión, ésta, que fue impugnada por Ana María, por sí y en representación de su hermana, mediante
"recursos de revocatoria, apelación y/o nulidad en subsidio", alegando la existencia de error en la
categorización y en la determinación del monto del beneficio (f. 45).

El 21.07.1993, el ente dictó la resolución nro. 190.239, por la cual se adjudicó el importe del beneficio y se
autorizó el pago del saldo; empero, no hizo lugar al recurso de revocatoria deducido, concediendo el de
apelación subsidiariamente interpuesto ante la Sala Civil en turno de la justicia ordinaria (fs. 67/68).

1.2. La causa radicó ante la Sala Segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de
Santa Fe (fs. 80/81).

Las recurrentes se agraviaron por no habérseles reconocido el seguro acorde a la categoría 6ta. del decreto
nro. 1956/90 que les correspondía por regir a la época del fallecimiento de la causante, habiendo la Caja, en
su lugar, establecido la equivalencia a la categoría 9na. del decreto nro. 0827/91, mediante una ilegal e
inconstitucional aplicación retroactiva de esta norma, y resultando de toda lógica la causación de un
perjuicio, pues al abonarse un seguro de categoría inferior, el quantum con sus intereses era menor.
Impugnaron, asimismo, "... la diferencia existente entre el mes de imputación y el pago efectivo por una
categoría que no corresponde, acorde los fundamentos dados por esta Excma. Sala en los autos 'Ingino,
Raquel Eloísa ...'".

En el punto IV de su escrito, ofrecieron prueba informativa de la Caja. Finalmente, pidieron el pago de la


diferencia "entre el seguro que correspondía", con su indexación al 31.01.1991 e intereses del 8% anual, y
luego, tasa pasiva promedio del Banco de la Nación Argentina, expresando que "Esto último también se
aplicará a los intereses por la diferencia entre el mes de imputación y la fecha efectiva de pago" (fs. 83/84).

La demandada, en su responde, entendió que las impugnantes "quieren cobrar un seguro de sexta categoría
del decreto 1956/90, actualizado y con intereses desde la fecha del fallecimiento ...", oponiéndose a ello, en
primer lugar, por no haber sido reclamado en sede administrativa. Agregó que la gestión del seguro había
sido promovida el 3.11.1992, fecha en la que no regían las actualizaciones (ley 23.928), y en cuanto a los
intereses posteriores, por no haber sido recurrido el mes de imputación (abril de 1993) ni en sede
administrativa ni judicial, y no haber sido demostrada la existencia de mora; por el contrario, el saldo había
sido puesto a disposición de las apelantes en el mes de julio de 1993, apenas comunicaron su nuevo
domicilio. Señaló que las consecuencias eran atribuibles a la propia demora de las beneficiarias, y que la

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conversión realizada para la determinación del seguro, no había significado una disminución del monto que
habrían percibido si hubieran actuado con diligencia (fs. 154/159).

1.3. Por resolución nro. 342, del 4.12.1995, el Tribunal, integrado, resolvió -por mayoría- desestimar el
recurso de apelación con costas a cargo de las recurrentes (fs. 174/181).

2. Contra dicho pronunciamiento, interpusieron las perdidosas recurso de inconstitucionalidad, con


fundamento en la causal del inciso 3ro. del artículo 1ro. de la ley 7.055, por resultar violatorio de las
garantías consagradas en los artículos 95 y 15 de la Constitución provincial, y 17 y 18 de la Constitución
nacional.

Tacharon al decisorio de arbitrario, por prescindir del texto legal sin dar razones valederas, sustentarse en
afirmaciones dogmáticas, contradecir constancias de autos, no decidir cuestión decisiva y falta de producción
de prueba fundamental, e incurrir en autocontradicción.

Señalaron que el fundamento sostenido por la mayoría del Tribunal para rechazar el pedido de actualización
monetaria, por ser la demora atribuible a su parte y no a la Caja, constituía una afirmación dogmática y
"contra legem", por cuanto la ley 9816 no fija plazos para la solicitud del beneficio como tampoco establece
carga o sanción alguna ante su falta de presentación en término.

Reiteraron la crítica expuesta al apelar, en torno a la aplicación retroactiva del decreto nro. 827/91,
puntualizando, luego, que las constancias de autos eran "contundentes" en sentido contrario a lo sostenido
por el A quo acerca de que la equivalencia realizada por el ente no generaba comportamiento constitucional
lesivo en perjuicio de las apelantes.

Alegaron que la prueba informativa ofrecida por su parte en el escrito de expresión de agravios nunca se
produjo porque nunca les fue notificado el decreto que la proveyera, tratándose, según afirmaron, de un
elemento "fundamental" para demostrar la arbitrariedad de la resolución de la Caja.

Bajo el acápite "Autocontradicción", adujeron que el fundamento de la sentencia acerca de que "no se
demostró mora para que pueda ser acogida la actualización monetaria" era "claramente contradictorio" con
las constancias de autos, invocando, a ese respecto, que la resolución nro. 190.239 establecía en su punto 4to.
el descuento a su parte de los aportes correspondientes de Mayo a Noviembre de 1961, actualizados y
ajustados según resoluciones anteriores del ente.

Postularon, por último, como otra prueba "irrefutable" de la arbitrariedad de la Caja consentida por la
sentencia que, conforme constaba a foja 64, se había informado que correspondía un seguro de "7ma."
categoría del decreto nro. 1956/90, pese a que del recibo obrante a foja 22 resultaba claro e incontrovertible
que la causante aportaba a la 6ta. categoría de la aludida norma (fs. 184/188).

3. Mediante resolución nro. 150, del 12.09.1996, la Sala, integrada, resolvió conceder el recurso intentado
(fs. 204/205).

4. En el control que le impone a este Cuerpo el artículo 11 de la ley 7.055, he de pronunciarme por la
inadmisibilidad del presente recurso, no obstante lo dictaminado por el señor Procurador General (fs.
210/211).

4.1. Al ingresar al análisis de los reproches articulados, cabe señalar, liminarmente, que aquéllos dirigidos
contra lo resuelto por el Tribunal al desestimar los planteos de la apelación formulados en torno a la
conversión de categoría efectuada por la Caja mediante la aplicación del decreto nro. 0827/91, no han de ser
atendidos en esta instancia, ante el incumplimiento por las recurrentes del recaudo de la introducción
oportuna de la cuestión constitucional en su expresión de agravios. Ello así, no obstante que los vicios
invocados pudieran suponer la presencia de un supuesto de arbitrariedad sorpresiva ("contradicción con las
constancias de autos" y "dogmatismo"), por cuanto en su desarrollo subyace claramente la crítica al proceder
del ente -convalidado por el Tribunal-, de modo que si ello le ocasionaba algún agravio de índole
constitucional, era aquélla la ocasión para ponerlo en conocimiento de la demandada y del órgano
jurisdiccional, a efectos de lograr un pronunciamiento expreso respecto de las implicancias constitucionales
de dicha cuestión que, en definitiva, hoy quiere someter a consideración de este Cuerpo.

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Idéntica suerte ha de correr lo alegado en relación a la existencia de "otra prueba irrefutable" de la


arbitrariedad de la Caja consentida por la sentencia, por no haber sido formulado anteriormente, además de
carecer de seriedad para sustentar un planteo constitucional.

4.2. No ha de ocurrir lo mismo, sin embargo, con las restantes tachas de arbitrariedad esgrimidas:
"prescindencia del texto legal", "dogmatismo" y "autocontradicción", con relación al rechazo del reclamo de
actualización monetaria como lo pretendían los recurrentes, y la imputación relativa a "no decidir cuestión
decisiva y falta de producción de una prueba fundamental", en tanto pueden considerarse como propias del
decisorio impugnado.

Sin embargo, conforme expondré, tampoco han de prosperar.

4.2.1. En efecto, al examinar el pedido de reajuste por desvalorización monetaria, el Dr. Depetris entendió
que no cabía "... dispensar la incuria (de las apelantes) en la dilación de la iniciación de este trámite por más
de dos años, por lo que si se ha generado un desmedro patrimonial el mismo no tiene su génesis en la
actuación de la Caja sino en su propia inacción", expidiéndose en sentido concordante la Dra. Lepenies,
quien señaló que si bien había admitido dicho reajuste por el período anterior a la mora en épocas de elevada
inflación -dadas determinadas condiciones-, no podía acogerlo en el sub judice, ya que conforme lo
sostuviera en un precedente ("Scuaglia c. Caja"), debía considerarse a tales fines "... el tiempo transcurrido
desde la petición del seguro, y no la del fallecimiento, porque la demora en solicitar el beneficio no puede, en
principio, ser contemplada y menos cuando no consta circunstancia alguna que justifique analizar si en el
caso concreto corresponde una solución distinta", tal como acontecía en el sub lite, ya que aquéllo no surgía
del autos ni tampoco había sido aclarado por las recurrentes en sus escritos, no obstante que la Caja adujera
que la demora no era imputable a ella.

Los considerandos transcriptos sirven para descartar la tacha de dogmatismo, pues dejan en claro que el
criterio sostenido por los sentenciantes en modo alguno resulta de su exclusivo arbitrio, en tanto los motivos
expresados se apoyan en las constancias de la causa y en jurisprudencia de ese Tribunal, dándole fuerza de
convicción bastante a la respuesta brindada.

En cuanto a la acusada omisión de ley, habrá también de ser desestimada atento a la deficiencia de la
argumentación desarrollada en su sustento. Ello así, por cuanto tal causal de arbitrariedad requiere la
necesaria demostración de haber sido marginada inmotivadamente una norma expresa directamente aplicable
al caso, habiendo el juzgador sustituido la voluntad de la ley por la suya propia (Cfr. A. y S. T. 132, p. 469),
lo cual lejos está de haber sido logrado por las recurrentes, en cuyo planteo se han limitado a invocar un
genérico apartamiento de la ley 9816, sin otra explicación que su particular postura relativa a que si dicha
norma no fija plazos para la presentación de la solicitud del beneficio, mal podía fundarse la improcedencia
de su pedido en su propia demora.

Por su parte, a poco que se analice la hipótesis de autocontradicción, se advierte que lo aseverado al respecto
no condice con los presupuestos condicionantes de la referida tacha (existencia de una irremediable
incongruencia interna entre las proposiciones que integran el decisorio), pero además, tampoco han
explicado las impugnantes cuál es la vinculación entre el fundamento cuestionado -en cuanto a que no hubo
mora de la Caja- y lo ordenado por el ente, acerca de que se les descontaran los aportes de determinado
período, actualizados y ajustados, lo cual impide a este Cuerpo apreciar -siquiera liminarmente- dónde radica
la endilgada incompatibilidad entre lo resuelto y la referida actuación administrativa.

4.2.2. En lo que concierne al reproche de "no decidir cuestión planteada y falta de producción de prueba
fundamental", que refiere a la informativa ofrecida por las recurrentes en la expresión de agravios, la cual no
fue producida, por no habérseles notificado el decreto que la proveyera, tampoco ha de autorizar la apertura
de esta instancia extraordinaria, toda vez que dicho agravio -de existir- deriva de la propia conducta de
aquéllas, quienes consintieron el llamado de autos para sentencia (notificado a foja 161), produciéndose así
los efectos que su ejecutoria supone, por lo que no pueden invocar ahora la violación de los derechos de
defensa en juicio y debido proceso, si contribuyeron con su comportamiento a la situación contra la que se
quejan.

5. Ante la descalificación formal de los reparos articulados, corresponde el rechazo del recurso deducido.

Voto, pues, por la negativa.


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A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Vigo dijo:

Adhiero al voto del señor Presidente, no obstante, estimo conveniente efectuar algunas precisiones al
respecto:

En ese sentido, advierto que en el escrito de expresión de agravios las recurrentes aluden a la violación de
garantías constitucionales en el proceder de la Caja en cuanto aplicó el decreto nro. 0827/91 para la
determinación del beneficio, en lugar del decreto nro. 1956/90 vigente a la fecha de fallecimiento de la
causante (vid. ítem d), f. 83), objeción de la que se hizo cargo el A quo conforme surge de la sentencia
atacada (vid. voto del Dr. Depetris, f. 175).

Entiendo que ha resultado así cumplido el propósito que inspira la exigencia del oportuno planteo de la
cuestión constitucional: que ésta pueda ser debatida y resuelta en las instancias ordinarias del proceso, razón
por la cual ha de tenerse por satisfecho el recaudo previsto en el artículo 1ro. "in fine" de la ley 7.055.

Sin embargo, los agravios vinculados a dicho tópico no han de tener cabida en esta instancia excepcional.

Ello, toda vez que esta Corte ha sostenido que el mecanismo de "conversión" de categoría utilizado por la
entidad ha de ser admitido en tanto y en cuanto no se afecte el derecho sustancial del beneficiario (cfr.
"Ingino", A. y S. T. 122, p. 79, y pronunciamientos posteriores: "Forchetti", A. y S. T. 122, p. 308;
"Fernández", A. y S. T. 124, p. 200; "Demasi", A. y S. T. 142, p. 287, entre otros) y tal extremo fue
descartado en el sub judice por la mayoría del Tribunal, al apreciar que la conversión aplicada
definitivamente en el caso no había inferido menoscabo alguno a las recurrentes, exponiendo motivos
suficientes con sustento en las constancias obrantes en autos que éstas ni siquiera intentaron rebatir en su
postulación constitucional.

Cierto es que en los precedentes mencionados, este Cuerpo, con invocación del criterio adoptado en una
causa de competencia originaria ("Góngora", A. y S. T. 117, p. 58), dejó a salvo la posibilidad de que el
Tribunal subrogante contemplara, en aras de poner a los beneficiarios a resguardo de distorsiones
económicas que afectaran notoriamente la cuantía del seguro a percibir, la excepcionalidad de la situación
imperante, pero lo hizo en directa referencia "al tiempo en que se realizaron los trámites y operaciones
administrativas para el pago del seguro a los actores", no desde la fecha de fallecimiento del causante como
lo pretenden las comparecientes.

En el sub judice, en la época en que las actoras solicitaron el beneficio (3.11.92) y se llevó a cabo esa gestión
ya no se presentaban esas circunstancias extraordinarias. En consecuencia, no se muestra irrazonable que los
Vocales que formaron la mayoría consideraran como óbice a la pretensión de actualización monetaria
articulada la incuria de aquéllas en la dilación de la iniciación de dicho trámite, en tanto no surgía de autos la
existencia de alguna circunstancia especial que justificara analizar si en el caso concreto correspondía una
solución distinta.

Voto, pues, por la negativa.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Spuler y Falistocco expresaron idénticos fundamentos a
los vertidos por el señor Ministro doctor Vigo y votaron en igual sentido.

A la segunda cuestión -en su caso ¿es procedente- el señor Presidente doctor Gutiérrez dijo:

Atento el resultado obtenido al tratar la primera cuestión, no corresponde expedirse sobre ésta.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Vigo, Spuler y Falistocco coincidieron con lo expuesto
por el señor Presidente doctor Gutiérrez y votaron en igual sentido.

A la tercera cuestión -en consecuencia ¿qué resolución corresponde dictar?- el señor Presidente doctor
Gutiérrez dijo:

Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde declarar inadmisible el recurso
interpuesto, con costas (art. 12, ley 7.055).

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Así voto.

A la misma cuestión, los señores Ministros doctores Vigo, Spuler y Falistocco dijeron que la resolución que
correspondía dictar era la propuesta por el señor Presidente doctor Gutiérrez y así votaron.

En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia
RESOLVIO: Declarar inadmisible el recurso, con costas a las recurrentes.

Registrarlo y hacerlo saber.

Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros por ante mí, doy fe.

Fdo.:GUTIERREZ-FALISTOCCO-SPULER-VIGO-Fernández Riestra (Secretaria)

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