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PUNTO PRINCIPAL

En este artículo se evidencia que el ciberbullying empieza por los hogares ya que los
menores tienen el acceso a los celulares y otros dispositivos a temprana edad sin control
ni normas de ningún tipo, el poder del anonimato, la influencia de programas de televisión,
videos o redes sociales, donde se difunden juegos de moda que pueden conducir al
suicidio, como el de la Ballena Azul-, la falta de programas educativos preventivos, la
escasa formación del entorno familiar o como consecuencia de la imitación adolescente
de ciertos comportamientos del mundo adulto.

El acceso a la red comienza desde muy temprana edad. Este inicio precoz genera que las
supuestas habilidades y destrezas del niño ante la máquina se conviertan en el caldo de
cultivo para comportamientos posteriores que no respeten a las otras personas. La
libertad de acceso a Internet exige responsabilidad en el uso y alguien tiene que enseñar
y educar a los jóvenes en este aspecto. Familias y educadores necesitan formación y
actuaciones. Actualmente existen buenos manuales o guías, cursos, webs especializadas
como ‘ciberbullying’ o ‘Informática forense de Colombia’ y grupos como la Fundación
Amigos Unidos –Stop Bullying Colombia, que aportan medios para la prevención y la
orientación para la búsqueda de soluciones. No obstante, el profesorado y las familias han
de ser conscientes de que su papel presencial es básico.

La familiarización de los niños con los celulares y con las redes sociales puede
desembocar en la exposición pública de la privacidad, sin atender a las normas de uso de
cada red ni haber tenido un acompañamiento por parte de los adultos. Un clic gratis es
una fuente de información para las aplicaciones que utilicen los usuarios y a medida que
más información se aporte, más vulnerable puede llegar a ser. Los datos personales se
cotizan muy alto y la responsabilidad en su manejo a menudo se origina después de ver
las consecuencias de una mala utilización: hackeo de cuentas, virus, fraudes, publicidad
engañosa o en casos más extremos caer en la órbita de redes de pedófilos, venta de
drogas o traficantes de intimidades.

Los casos que se publican demuestran una realidad de acoso, de soledad y de


desamparo familiar, así como de la crisis en que cae quien es víctima de los mensajes
que se comparten por las redes. Las denuncias abundan, se han de hacer ante las
autoridades, y descubren el sufrimiento que se provoca. La dureza de
los testimonios (como el de la adolescente colombiana de 14 años que sufrió acoso
escolar físico y luego virtual) puede servir para convertirlos en estudios de caso en aulas y
familias , de los cuales se pueden extraer grandes aprendizajes y criterios de actuación.
Las cifras publicadas en la prensa digital son preocupantes: más de 400 niños en
Colombia se han suicidado por el ciberbullying.

http://www.colombiaaprende.edu.co/es/agenda/noticias/detectar-el-ciberbullying-en-ocho-pasos

http://www.scielo.org.co/pdf/recig/v12n14/v12n14a09.pdf

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