Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Ser anticapitalista hoy situado dentro de los linderos de América Latina exige
impulsar movimientos políticos que enarbolen los siguientes postulados:
Los países que viven de una copiosa renta internacional del suelo como Venezuela,
vieron malograr su futuro industrialista que se había iniciado con la sustitución de
importaciones en los años cincuenta del pasado siglo, por no tener claro el papel de
los salarios en economías dependientes de ese emolumento internacional (Baptista
Asdrúbal. Teoría del capitalismo rentista. Caracas. Caracas. BCV. 2010)
A parir de los años setenta de la pasada centuria, el capital decidió darle carta de
retiro al keynesianismo y en su lugar, le abrió las puertas al neoliberalismo como
teología económica legitimadora de las medidas económicas que se tomarían tanto
en el centro como en la periferia, para amortiguar la caída tendencial de la tasa de
ganancia del capital. En tal sentido, las elites gobernantes del capital se
propusieron la desvalorización del salario y de las materias primas. De esta
manera los tanques pensantes del capital idearon la doctrina del “Patrimonio
Común de la Humanidad” y el Régimen Legal Ingles y los Tratados Bilaterales de
Inversión (TBI), para esquilmarle al mundo periférico toda su naturaleza
mercantilizable. La reprimerizacion de Latinoamérica a partir de esos años, si bien
en un primer momento provocó al auge de las comodities, en en largo plazo
apunta a condenar a la región a seguir presa de la división clásica internacional
delas trabajo y a entregarle gratuitamente al capital imperial su riqueza natural.
Así, es comprensible que detrás del Neoliberalismo Salvaje y de los procesos de
neofascistizacion que se están dando en esta parte del mundo, tienen como telón
de fondo la aspiración imperial por apoderarse de los recursos naturales
latinoamericanos. Los casos de la Venezuela petrolera y la Bolivia del litio son
indicadores fehacientes de lo que aquí aseveramos. Por consiguientes, la lucha
contra el capital en estos linderos debe centrarse también en una defensa a ultranza
de nuestros bienes naturales, en el entendido que dichos bienes valorizados, nos
generaran renta del suelo internacional, y como ya lo demostró Carlos Marx, la
renta del suelo es una categoría económica anticapitalista.
Uno de los aprendizajes que no debemos desdeñar para empujar nuestros países
hacia el socialismo es el aportado por el llamado constitucionalismo revolucionario
que tuvo su origen en las primeras constituciones haitianas del siglo XIX y llega
hasta la Constitución Bolivariana de 1999. Mediante este expediente, se le pueden
abrir troneras al estado liberal que permitan la erección de implantes socialistas en
formaciones sociales dominadas por el modo de producción capitalista. Se pueden
crear empresas de propiedad colectiva pertenecientes a los trabajadores y
demostrar con ellas que las nuevas relaciones sociales allí concretada, son más
beneficiosas para el trabajo que las dominadas por el capital. Un implante
socialista nos ahorraría millones de horas dedicadas a la teoría de la transición al
socialismo.
La tarea política que nos conduzca por la expedita transición al socialismo, necesita
nuevos conocimientos sobre el origen y destino del excedente de las economías del
subcontinente; así como también, se necesita teoría sobre el Estado periférico, los
movimientos políticos, la estructura de clases, el poder obediencial y tantas otras
parcelas de la ontología social de estas tierras.