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La Oralidad en el Proceso Civil

Alumno: Emmanuel Brando Quilla Romero

Empecemos definiendo la oralidad procesal, es un principio el cual señala que en los procesos
deberá haber una manifestación a viva voz de las partes, este principio da lugar a un sistema no
absolutos que darán cierta predominancia a los actos orales (Audiencias) por sobre los escritos,
en contraposición a este sistema existen otros que pone el peso del otro lado o incluso aquellos
que buscan un equilibrio de prioridades e importancias tanto para los actos orales como para los
escritos

A raíz de los últimos años en donde ha surgido una enfatización en la importancia de la oralidad
en el desarrollo procesal dentro del ámbito penal y laboral es que ha comenzado a hablarse
sobre si en el proceso civil debería optarse también por un sistema oral, y es que a pesar que la
premisa de la oralidad ya se había planteado en el código procesal civil de 1993 en un sistema
hibrido escrito-oral siempre ha existido una cierta predominancia que ha tenido el primero sobre
el segundo en donde se relega a este mismo al punto en que se ve a la oralidad como un añadido
opcional del que se puede prescindir hasta en una misma defensa que un abogado puede ejercer
en favor de su representado, reservándose la palabra en el momento de los alegatos finales; o
también es muy común el ver el mal uso que se le da a esta cuando el abogado lleva tal
interrogatorio por escrito y repite testigo tras testigo las mismas preguntas, creyendo que
verbalizar es sinónimo de “oralizar”.

Hay una suma de factores que creo yo han producido esta merma de la presencia de la oralidad
en el proceso civil peruano, por una lado tenemos una razón histórico-tradicional, puesto que a
lo largo de la historia procesal civil peruana esta siempre ha funcionado como un sistema escrito,
esto bajo la creencia que el proceso escrito es el mejor medio para perpetuar la ocurrencia de
un hecho o manifestación de una voluntad; también es necesario mencionar a modo de ejemplo
que en el código civil anterior existía una disposición ubicada en el artículo 470 que permitía al
juez, bajo consentimiento expreso de las partes, delegar al escribano la toma de declaraciones,
esto es solo un ejemplo de la disposición despectiva que se tenía sobre la inmediación y
prefiriendo la mediación en el antiguo código procesal, esto es importante, puesto que denota
una cultura procesal arraigada sobre la oralidad ya que pone de manifiesto la prescindibilidad
que se tenía sobre inmediación del juez en el proceso y pues recordemos sin inmediación, no
hay oralidad.

Ahora existe también una razón más actual, y es que como mencioné anteriormente, el código
procesal civil de 1993 se creó bajo la intención de formar un sistema escrito-oral, plasmando la
oralidad a través de la existencia de audiencias. Sin embargo, lo que ha pasado es que con el
tiempo en el proceso civil se han ido suprimiendo algunas de estas audiencias en el año 2008 se
suprimió la audiencia de conciliación y de paso también se suprimió la audiencia a los efectos de
fijar los puntos controvertidos, siendo reemplazada por un previo intercambio de escritos entre
las partes, tras lo cual el juez fija los puntos controvertidos, por escrito. Por último, la audiencia
de pruebas quedó reducida solo cuando fuera necesario actuar pruebas. 1

Como se indicó, la idea del Código Procesal Civil era que, excepto en la demanda, contestación,
excepciones y similares (que tenían que presentarse por escrito), las demás actuaciones se
realizarían en audiencias, así se evitaba la dilación innecesaria del proceso por articulaciones
procesales dilatorias o presentación desordenada de escritos y/o medios probatorios.

Esta supresión sistemática se debió a que estas serie de audiencias demoraban los procesos,
puesto que ante la gran demanda de procesos que se solicitan en el país era inconcebible que
se pudieran realizar cierto número de audiencias en un día para mantener un déficit equilibrado
entre el número de audiencias realizadas y aquellas que aún no, llegando a postergarse días,
semanas o meses una audiencia debido a la enorme carga procesal de los juzgados, este mismo
problema se presentaba en Uruguay, pero debido a una serie de reformas en su sistema procesal
y un compromiso solidario, serio y cooperación entre juristas, jueces, políticos, abogados y,
en general, todos los operadores del sistema de justicia uruguayo se produjo un sistema oral
que funcione, el abogado Daniel Reyna Vargas en su tesis llamada: La Oralidad en el Proceso
Civil Peruano, presentada en la Universidad de Piura, describe el surgir y el funcionamiento de
este sistema:

“[…]Como medida previa al inicio de la modificación normativa del proceso


judicial uruguayo, se elaboró un proyecto de diagnóstico del estado del
servicio de justicia, trabajo realizado conjuntamente por autoridades del
gobierno, autoridades judiciales, sociólogos y abogados. Al contar con esta
información, se determinó que lo necesario era una reforma integral, pues
la situación era tan crítica que se llegó incluso a considerar que la justicia
era «inexistente». Tal como se indicó al describir el esquema
procedimental regulado por el Código Modelo, el Código General del
Proceso uruguayo contempla, luego de una fase postuladora escrita, la
realización de una audiencia preliminar y –solo de ser necesaria–una
audiencia complementaria, la cual culmina en sentencia para el caso del
proceso ordinario (de cognición plena). En el caso del proceso extraordinario
(de cognición sumaria), las dos audiencias son concentradas en una sola.
Según una investigación llevada a cabo por el Centro de Estudios de Justicia
de las Américas, a cargo del profesor Santiago PEREIRA CAMPOS, al 2007
–dieciocho años luego de la reforma– los resultados eran sumamente
positivos, contando con bajos porcentajes de inasistencia a las audiencias,
(En el caso de la audiencia preliminar, la asistencia del demandante era
superior al 97% y la del demandado era superior a 85%; en el caso de
la audiencia complementaria, la asistencia del demandante era superior al

1
Antonio María Lorca Navarrete, Eugenia Ariano, Omar Sumaria, Giovanni Priori. (06 de Julio del 2015).
La Oralidad en el Derecho Procesal Civil ¿Solución o Perjuicio?. Derecho & Sociedad, 38, 6.
95% y la del demandado era superior a 88%) moderadas proporciones de
culminación autocompositiva del litigio y una duración comparativamente
corta de los procesos, inferior a los dos años en la tramitación ante dos
instancias. Cabe precisar que la reforma procesal civil uruguaya contó
con el decidido respaldo de sus actores gubernamentales, lográndose
que todas las agrupaciones políticas apoyaran el proyecto en su iter
legislativo. Asimismo, se elevó el número de jueces, de modo que
los nuevos magistrados fueran quienes se encargaran de aplicar la
nueva normativa procesal a exclusividad, medida que logró mantener
una elevada proporción entre la población y el número de jueces en los años
sucesivos. También fueron vitales los esfuerzos de capacitación, a cargo de
la entonces recién creada Escuela Judicial, la que se centró en formar
adecuadamente a los magistrados, nuevos y antiguos, sin dejar de brindar
capacitación a los estudiantes, abogados, y demás operadores jurídicos. Por
último, cabe resaltar que se reforzó la infraestructura de la judicatura,
brindando ambientes y mobiliario separados para cada juzgado,
incluyendo una sala de audiencias propia para cada uno[…]”.

Algo curioso de esto es cierta similitud que se puede apreciar entre el índice de aprobación que
se tenía sobre el sistema judicial en Uruguay antes de la reforma con la situación actual del Perú,
y es como señala el Dr. Carlos E. Polanco Gutiérrez en la revista Actualidad Civil:

“Hoy en día, es innecesario realizar profundos estudios para saber la gran


desaprobación de parte de la ciudadanía, litigantes y abogados hacia la
justicia civil, que en la mayoría de sus casos da respuesta tardía,
contradictoria y poco transparente a los pedidos que las partes formulan. La
aceptación de la labor judicial en su conjunto, independientemente de la
encuestadora que lo realice no supera, en el presente año, el 20 %, en
promedio” 2

Ahora señalado esto quisiera decir que tal vez un sistema procesal oral además de velar por una
inserción más directas de las partes con el proceso y también de un acercamiento más “carnal”
por así decirlo entre el juez y el asunto de interés de tutelas jurisdiccional puesto que es labor del
juez fomentar y permitir un debate que le proporcione información de calidad, lo que no se
consigue en un proceso escrito., también tendría un acercamiento más amigable, y humano entre
el proceso y las personas poco doctas en el derecho, puesto que estas personas conciben a
estos procesos como largas carreras burocráticas complicadas, deshumanizadas y desalmadas;
de alguna manera creo yo que pasar a un sistema verdaderamente oral ayudaría a estas

2
Carlos E. Polanco Gutiérrez . (04 de Marzo del 2019). ¿Es posible la litigación oral en materia civil?.
Actualidad Civil, 56, 298.
personas a percibir las sentencias como una verdadera manifestación del poder de las justicia
de su país, puesto que la han visto actuar de primera mano, como bien dicen ver para creer.

Para acompañar esto que acabo de señalar me valdré de las palabras de Priori Posada quien
señala las características mínimas que debe tener un sistema de litigación por audiencias:

• Existencia de por lo menos una audiencia donde se haga vigente la inmediación del juez
para que tenga la versión personal y directa de las partes en sus posiciones iniciales.

• El juez que desarrolla la audiencia de juzgamiento (pruebas) es el que sentencia.

• Se debe concentrar la mayor cantidad de actuaciones procesales posibles, sin descartar


las audiencias adicionales que sean próximas en el tiempo. La razón de ello es que, en
plena actuación, el juez va viendo como los medios probatorios “hablan” y va extrayendo
conclusiones.

• Respeto y efectivo ejercicio del contradictorio, en la actuación

de las partes, peritos, testigos y el debate entre los abogados no sobre el derecho, sino
sobre el derecho en litigio y las pruebas que han presentado las partes al respecto, para lo
cual se requiere abogados y jueces debidamente preparados. La no preparación del
abogado será evidente y no le permitirá participar adecuadamente en tal debate.

• Valorar las actuaciones orales tanto como las escritas, y en caso de contradicción
entre lo escrito y lo declarado, el juez pueda elegir lo oralizado, fundamentando sus
razones.

• Restricción en la impugnación de resoluciones de articulaciones e interlocutorias.

• Dictar la sentencia en audiencia

Ahora como último punto a señalar me gustaría regresar al inicio de este trabajo, en donde
señalamos a la oralidad como un principio, y es que un principio no es una garantía, un principio
es la base de una garantía, y creo que es aquí en donde hay cierta incidencia con la defensa en
el juicio, la oralidad te concede esta única oportunidad de manifestar indubitablemente sin
posibilidad de declarar contra ti mismo una defensa, en sumatoria todo esto forma lo que
llamamos: El debido Proceso, y para admitir esto es necesario reconocer en la gestión de un
proceso por audiencias una nueva configuración del debido proceso, no como un conjunto de
reglas que deben de ser cumplidas a pie juntillas, sino como aquellas que puede prescindir de
ciertas etapas en favor de una rápida tutela jurisdiccional pero sin faltar a la oportunidad que
tienen las partes para declarar.

Como reflexiones finales me gustaría añadir que sería un error considerar que la instauración de
un sistema oral supone la supresión absoluta de los escritos (siempre la demanda y su
contestación, serán escritas), vuelvo a repetir los sistemas que producen tanto el principio de
oralidad como el escrito no son absolutos, siempre habrá cierta dependencia entre ambos.
Finalmente, añadir a todo esto que un sistema oral, además de humanizar el proceso, llegar a
acelerarlo tal como sucedió en Uruguay, mejorar el índice de aprobación que tienen los
ciudadanos sobre la justicia en el país y una mayor transparencia del sistema judicial, supondría
también un acercamiento al sistema conocido como Common Law, sistema por el cual siento
cierta debilidad, puesto que está basado en ciertos principios liberales propios de los países en
donde se funciona bajo este sistema, y créanme cuando digo que la introducción de estos
principios a estos lares del mundo a través de algo tan básico y fundamental de cualquier país
como lo es la Justicia supondría un buen estandarte para señalar y decirle a los demás países
de la región que el Perú está predispuesto al cambio para bien, una nueva época de florecimiento
intelectual podría comenzar y como digo sería sumamente poético que este primer avance
provenga de aquel poder del estado que ha sido tachado con los peores adjetivos, llamémoslo
una forma de redención espiritual, el legado que podría dar esta generación de juristas que se
encuentre frente a la difícil tarea de lidiar con un sistema roto tanto por dentro como por fuera, el
cambio es bueno y necesario.

BIBLIOGRAFIA:

Antonio María Lorca Navarrete, Eugenia Ariano, Omar Sumaria, Giovanni Priori. (06 de Julio del
2015). La Oralidad en el Derecho Procesal Civil ¿Solución o Perjuicio?. Derecho & Sociedad, 38

Carlos E. Polanco Gutiérrez . (04 de Marzo del 2019). ¿Es posible la litigación oral en materia
civil?. Actualidad Civil, 56.

uan Morales Godo. (12 de Abril del 2012). LA ORALIDAD EN EL CODIGO PROCESAL CIVIL
PERUANO. Revista Pucp, 2068, 22.

Daniel Reyna Vargas. (2017). LA ORALIDAD EN EL PROCESO CIVIL PERUANO. Lima: Universidad
de Piura.

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