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Padre nuestro…

Jesús se dirigía a Dios como una criatura a su padre,


con la misma sencillez íntima,
con el mismo abandono confiado.
(J. Jeremías)

Sentir y gustar internamente


(EE 2)

“Hoy quiero hospedarme en tu casa”


EE8-1.0 Ejercicios
Padre nuestro…

Lc 19, 1-10

. Preparación: dedico un momento a la relajación corporal para caer en la cuenta de la presencia


del Señor en el rato de oración que comienzo.
· Petición: "Señor, pon en mí deseos de ti, para que, deseándote, pueda mejor buscarte y
encontrarme contigo".

1. "Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente"


Trato de ponerme en la situación de Zaqueo. Jesús es Buena Noticia para Zaqueo. En este
momento de mi vida, cuando me acerco para ver a Jesús, Jesús pasa por mi vida. ¿Qué
escucho...? ¿Qué veo...? ¿Cuál es la actitud de él? ¿Cuál es mi actitud?
Intento ver los impedimentos exteriores e interiores que me dificultan el encuentro con el
Señor cuando pase a nuestro lado. Todo aquello que me puede distraer en estos EE
(situaciones, personas, lo que me impide hacer silencio...). El problema es la ocupación y la
preocupación distinta de los EE. Así dice S. Ignacio en la Anot. 20, referido a los EE: "en los
cuales tanto más se aprovechará cuanto más se apartase de todos amigos y conocidos y de
toda solicitud terrena".
Los impedimentos interiores, todos nuestros temores y resistencias. Y el problema no es lo
que uno va a decir en EE, sino si en esos EE va a haber un encuentro con el Señor que como
dice Oseas es como un ciprés siempre verde, siempre nuevo.

2. "Porque era bajo de estatura"


Una primera vivencia espiritual importante es el paso del Señor por nuestra vida. La
segunda vivencia espiritual es nuestra pobreza para encontramos con el Señor, para verle,
para conocerle, y precisamente esta pobreza es lo mejor para encontrarnos con él.
Sentir y conocer nuestra pobreza es conocer nuestra capacidad de recibir. Caer en la
cuenta de que somos bajos de estatura, pobres, pequeños es ya un primer paso para acoger el
paso del Señor por nuestra vida. Es lo que le ocurrió a Zaqueo.
Frente a nuestra pobreza la iniciativa siempre es, de Jesús. Frente a esto hay que abrir
primero el corazón a Jesús, encontrarnos con él, dejarnos interpelar por él. Es lo que dice S.
Ignacio en la Anot. 15: ¡Que el ejercitador deje inmediatamente obrar al Criador con la
criatura y a la criatura con el Criador y Señor!
En este inicio de los EE nuestra disposición debe ser la de la entrega incondicional: “Al que
recibe los EE mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y libertad con su Criador y
Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad para que su divina majestad así de su persona
como de lo que tiene, se sirva conforme a su santísima voluntad" (Anot. 5ª).
. Entro en diálogo con el Señor: Palabras que me dice ahora. Palabras que le quiero decir yo. Le
expreso mi agradecimiento por su paso por mi vida.

· Padre nuestro

· Examina cómo te ha ido la oración, qué sentimientos han prevalecido...

EE8-1.1 Ejercicios
Padre nuestro…

“¿Quieres ponerte sano?”


Jn 5, 1-9

· Preparación: dedico un momento a la relajación corporal para caer en la cuenta de la presencia


del Señor en el rato de oración que comienzo.

· Petición: "Señor, pon en mí deseos de ti, para que, deseándote, pueda mejor buscarte y
encontrarme contigo".

Lee lentamente el pasaje Jn 5, 1-9, tratando de imaginar la escena, las personas que toman
parte en ella, lo que dicen y cómo se encuentran.

1. “Había muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos” (v. 3)


Era fiesta en Jerusalén y seguro que habría mucha vida y alegría por las calles. Pero Jesús va a
aquella piscina llena de enfermos. Chocante una vez más la actitud de Jesús. Jesús quería de
verdad a los enfermos. Eran sus amigos.
Mírate a ti mismo/a. Mira en tu interior, mírate también corporalmente. ¿Tú te sientes
enfermo/a ante ese Jesús que se acerca? Piénsalo un poco: ¿enfermo/a de qué? ¿Qué es lo
que necesitas en la vida? ¿Qué te falta, de qué careces que no te puedes dar?

2. Jesús le vio y le dijo: “¿Quieres curarte?” (v. 6)


Jesús se te acerca hoy también a ti en persona. ¿Qué sientes ante él? ¿Cómo te encuentras
ante ese Jesús que quiere estar contigo? ¿Qué sentimientos brotan ante ti?
"¿Quieres curarte?", le preguntaba Jesús al enfermo. “¿Quieres curarte?” te pregunta también
hoy a ti. ¿Qué respuesta te sale de dentro?

3. Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y anda". (v. 8)


Jesús curó a aquel hombre que llevaba ¡38 años! esperando. Algo vio Jesús en él, que nadie
antes había visto, pues nadie le había ayudado a tirarse al agua al agitarse ésta. Déjate mirar
por Jesús. Déjate calar por su mirada: ¿Qué es lo que Jesús ve en ti? ¿Cómo se siente contigo, a
tu lado?

· Coloquio: Quédate un rato hablando con Jesús y dile cuáles son tus deseos en esta última
temporada, cuáles son también tus deseos para estos próximos días.

· Padre nuestro

· Examen de la oración

EE8-1.2 Ejercicios
Padre nuestro…

“Dame de beber”
Jn 4, 1- 42

· Preparación
· Traigo la historia: leo en el Evangelio este relato de encuentro de deseos, el de la mujer que
busca un agua que sacie y el de Jesús que quiere encontrarse con ella.
· Petición: Pon en mí deseos de ti, para que, deseándote, pueda mejor buscarte y encontrarme
contigo.

1. “Dame de beber”, v. 7
Es Jesús quien toma la iniciativa, sin mediar otras palabras. El va directo, saltándose
convencionalismos sociales y la distancia cultural entre los samaritanos y los judíos que, por
desprecio, no trataban con aquéllos.
Así sucede también en nuestras vidas, que Dios toma la iniciativa. Él nos desea desde siempre,
nos creó y acompaña en nuestro crecimiento para invitarnos a entrar en su vida.
>>> Repaso los momentos en que Jesús me ha ido saliendo al paso en mi historia: en invitaciones,
en presencia, en encuentros... Y me detengo en aquéllos que hoy se me aparecen más
importantes.
2. “Si conocieras quién te habla…, tú le habrías pedido de beber”, v. 10
Jesús se insinúa ante la mujer con el doble lenguaje de la seducción, como los hombres y las
mujeres han hecho desde siempre. Así comienza ese diálogo cruzado entre dos aguas que
tardan en mezclarse, diálogo de sed y deseos entre lo divino y lo humano.
Nuestra vida es lucha interior, colisión entre lo humano que se resiste y lo divino que nos gana.
El Señor es el amante tenaz que nos busca a cada uno/a, que nos quiere llevar al desierto y
hablar al corazón (Os 2, 16).
3. “Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed...”, v. 15
La mujer cede. Se encuentra cansada de acudir todos los días a una fuente que nunca le sacia,
que sólo alivia por un rato el deseo, pero que al poco vuelve a avivarse. Va a mediodía, para no
ser vista por nadie, por sentirse avergonzada.
>>> ¿Cedo yo también? ¿Quiero yo también de esa “agua viva” que el Señor me ofrece?
4. “No tengo marido”, v. 17
Es una mujer por cuya vida han pasado varios hombres, pero ninguno ha dejado huella. Ella se
siente vacía, sola, huérfana. No conoce marido, alguien que la acoja y la quiera. Es una herida
que lleva consigo, que le hace sufrir, avergonzarse, sentirse pequeña, incapaz de ser querida,
despreciada.
>>> ¿Qué necesidades sin cubrir o vacíos internos –límites, fracasos, miedos, soledades…– siento
que me hacen sufrir o me paralizan a cada paso?
· Coloquio: junto a Jesús, el que tiene deseos de mí, el que me quiere para sí, más allá de mis
habilidades, de mi “utilidad” para el Reino, que me mira y sonríe, viendo en mí un rostro
que yo no soy capaz de imaginar.

EE8-1.3 Ejercicios
Padre nuestro…

· Padrenuestro · Examen

EE8-1.4 Ejercicios

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