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Misti
Juan Carlos Soto .
A na mira una mosca nadando en un plato de sopa. Dice: ¡guacala !, una manera de expresar repugnancia . Asqueado
por la misma escena, su abuelito Sixto exclama: ¡atatau ! Dos interjecciones para definir la misma sensación de
desagrado. Guacala proviene de Centroamérica y forma parte del vocabulario común del peruano, sobre todo de jóvenes
adultos que fueron seguidores del Chavo del 8. Ana tiene 21 años y confiesa haberlo escuchado en repetidas ocasiones a
La Chilindrina. En cambio, el atatau es un arequipeñismo, palabras que aún se oyen en la boca de antiguos characatos,
aquelloschololos de paladares curtidos que devoran rocotos a dentelladas.
El historiador Juan Guillermo Carpio Muñoz ha sido uno de los estudiosos más
aplicados de este modo de hablar. En 1999 publicó tres tomos coleccionando más de
3,500 palabras que fraguaron a lo largo de la historia mistiana. La mayoría resultan
una mezcla de castellano, quechua y aimara mal hablados . Otras tienen raíces inglesas,
por ejemplo, a los chimpunes de fútbol se les llama chuzos , un derivado de shoes, zapatos
en inglés. Un niño llorando es un jedeque , una expresión que nace de headache , que en
inglés significa dolor de cabeza. Fue el aporte de la migración europea que comenzó a
llegar a finales del siglo XIX a asentarse al pie del volcán. La mayoría eran comerciantes
de lana, un negocio activado con la construcción del ferrocarril. Meter en breque a alguien
es someterlo a rigor y esa expresión nació de breque , freno de trenes.
Reynaldo Roberts Billig es uno de esos descendientes. Este empresario nació en la Ciudad
Blanca, pero tiene origen británico y alemán. Su abuelo paterno inglés llegó a Mollendo
para trabajar en la lanera Stanford, una acopiadora de la fibra de alpaca de la sierra que
luego se despachaba en barco para fabricar el casimir inglés. A los 64 años Roberts no solo
es un coleccionista de autos antiguos, también de arequipeñismos. De joven los escuchaba
en la calle, en la chacra o en su casa. Aún recuerda la década del cincuenta cuando estudió
en Esan en Lima, y como un loco comenzaba a comunicarse en ese lenguaje con sus
paisanos characatos. Los limeños los miraban extrañados o reían. Roberts llegó al Congreso
Constituyente Democrático (CCD), la salida que ideó Fujimori para salir del autogolpe que
había dado en 1992. En una de esas soporíferas reuniones, Roberts le entregó dos hojas
repletas con arequipeñismos a Carpio Muñoz. Ambos eran representantes por Arequipa.
-Salvo un par, tengo todos- le dijo Carpio, quien después de abandonar la política se dedicó
en cuerpo y alma al estudio del habla arequipeña. En el bolsillo obsesivamente llevaba un
lápiz y papel donde anotaba las palabras extrañas que oía en conversaciones.
-Mi derrotero era el diccionario. Si no estaba ahí, entonces era un arequipeñismo- dice el
historiador.
Carpio y Roberts han sellado una sociedad para difundir estas voces que forman parte de la
tradición añeja de la ciudad volcánica. Han publicado una reedición de bolsillo de los
diccionarios del historiador que se reparten en colegios de Arequipa. Quieren que los
estudiantes de ahora sepan cómo hablaron sus abuelos.
La morada del historiador es en San Lázaro, uno de los primeros barrios coloniales de la
Ciudad Blanca. Desde su estudio, un altillo ubicado en el tercer piso, el panorama resulta
espectacular. Son visibles la cúpula del templo de Santa Catalina y las callejuelas de piedra
del convento. “Esta arquitectura es árabe. Quienes nos conquistaron fueron nuestros
abuelos moros”, sentencia el historiador. Los moros fueron una etnia árabe-musulmana que
invadió España en el siglo VIII, a quienes expulsaron ocho siglos después. Luego se
produjo la conquista del Perú con parte de esa descendencia. La influencia árabe también
aportó a la lengua: las perfumadas semillas de anís provienen de Medio Oriente, de estas se
obtiene el licor que da nombre al anisado, de igual forma elalfajorillo , que por sentido
común puede aludir a un alfajor pequeño con miel de caña, en Arequipa, se le llama así al
pastel de capas circulares con manjar blanco, sin importar el tamaño.Empero, el peso mayor
de los arequipeñismos proviene del quechua (35%), español (30%) y aimara (15%).