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De estar estando.

Música popular, educación musical y pensamiento


latinoamericano (*)

Darío Duarte Núñez

(*) En el marco del Panel: “Pensando desde Latinoamérica: hacia una práctica docente crítica y
situada desde nuestras músicas populares” | ver sinopsis del PANEL

Resumen

En el presente trabajo se mencionarán algunos de los tópicos más importantes que


fueron constituyendo un pensamiento latinoamericano propio, crítico y reflexivo y cómo
estas categorías nos ayudan a identificar las tensiones entre lo que es de América y lo
que la conquista nos ha heredado. De tal manera, lo popular es reconceptualizado
como un espacio de resistencia y de experiencia total de una cultura. La producción
estética aparece como un territorio de debates y de preguntas sobre las formas en que
los creadores se apropian de los símbolos y mitos de la cultura propia, antes del
dominio de la cultura hegemónica. Entonces, ¿Cómo pensar una educación musical
situada que considere críticamente a la música popular? Mediante textos de Kusch,
Dussel y Santos Souza, iremos pensando estrategias para “estar” como educadores
musicales en una América compleja.

Educadores musicales en el contexto latinoamericano

Son pocas las oportunidades que tenemos en nuestra vida cotidiana para sentarnos a
pensar sobre nuestras prácticas, por lo que este congreso se nos presenta como una
importante ocasión para intercambiar experiencias, ideas, aprender cosas nuevas, en
definitiva, enriquecer nuestra profesión.
Esta ponencia se titula con el nombre de la canción del gran Cuchi Leguizamón: De
estar estando, que comienza con sus primeros versos diciendo: “corazón alegre de
sólo estar/ andando en la vida”. Esos versos funcionan como motor para articular las
cuestiones que nos convocan a este congreso, la música popular y la educación
musical, en relación a los marcos epistemológicos críticos y reflexivos producidos
desde Latinoamérica. El propósito es tener algunas claves de lectura para “estar”
como educadores musicales “estando” en una América Latina compleja, un territorio
pleno de hibridaciones y de tensiones que hemos recibido como herencia. Se trata de
pensarnos como educadores situados en un contexto que nos invita a reflexionar
continuamente sobre nuestras prácticas.
Tenemos dos preguntas que pueden servirnos de guía en esta reflexión. Una es de
orden epistemológico, ¿cómo pensar una educación musical situada que considere
críticamente a la música popular?, la otra, de orden metodológico ¿Qué estrategias
desarrollamos para pensar “lo propio de América” en nuestras prácticas de
intervención docente? No intentaremos dar una respuesta definitiva a las mismas sino
más bien abrir posibilidades, derivaciones, perspectivas.
Surge la necesidad de hacer una primera consideración necesaria para reflexionar
sobre la producción estética en nuestro continente: la podemos ver, principalmente,
como un territorio de debates cruzado por múltiples producciones discursivas, pero
también como una fuente inagotable de preguntas sobre las formas en que es posible
conocer, comprender y apropiarse de símbolos y mitos de la cultura propia. Con este
posicionamiento, qué lejos estamos de la pretendida postura de la Modernidad que
reclamaba la autonomía de la esfera artística. No reducimos la producción estética a
un conjunto de técnicas o procedimientos inmanentes, le devolvemos así, al arte de
los pueblos, al acto artístico como praxis social, su contexto de producción.

Pensamiento latinoamericano: hacia una estética de la resistencia

Hablar de pensamiento latinoamericano es referirse a una corriente de producción


reflexiva y crítica que trata de encontrar estrategias que nos conduzcan a propias
categorías con las cuales analizar los problemas propios de América. En su trabajo
Transmodernidad e interculturalidad, Enrique Dussel plantea una filosofía situada que
tiene en cuenta las “propias experiencias culturales” (Dussel, 2005, pág. 17). Al decir
de Dussel, nuestro continente tiene una originalidad que se hace presente en el arte y
en su estilo de vida que muchas veces desde discursos pronunciados desde la
racionalidad Moderna es presentada en términos subsidiarios de la historia occidental
(Dussel, 2005, pág. 4). Pensar a América en relación con Europa en términos de
disparidad, trae como consecuencia una cultura latinoamericana con dependencia de
los procesos europeos.
A esta mirada hegemónica es posible presentar como alternativa una “cultura popular
post- capitalista” que se funda en un proyecto liberador, en la que los oprimidos pasan
a ser protagonistas (Dussel, 2005 pág. 10); no sólo se “localiza” geográficamente a
las culturas distintas a la europea-norteamericana, sino que se la “sitúa”, se le da la
posibilidad de su existencia misma (Dussel, 2005, pág. 12). La idea de Trans-
modernidad nos permite superar los mencionados esquemas estáticos de centro-
periferia para constituir un replanteo de la forma en que comprendemos nuestras
culturas, ya que esta idea “indica todos los aspectos que se sitúan ‘más allá’ (y
también ‘anterior’) de las estructuras valoradas por la cultura moderna europeo-
norteamericana y que están vigentes en movimiento hacia una utopía (Dussel, 2005,
pág. 18). Fundar la Trans- modernidad nos permitiría encontrar mediante un diálogo
intercultural aquellos aspectos que nos acerca como culturas; producciones estéticas
en los que encontramos lo profundo del “ser y estar humanos” en la cultura. Sabemos
que la Modernidad ha presentado sus valores como rasgos esenciales en la
constitución del sujeto: sobre conceptos claros, distintos y ciertos. Valores implicados
son el modelo de las ciencias naturales sobre el paradigma positivista, pero aun en
ellos hay una confianza en el futuro que con el coletazo del posmodernismo parece
derribar toda posibilidad de crear mejores condiciones para la humanidad. En este
sentido y siguiendo a Boaventura de Sousa Santos (2003) la teoría del fin de la historia
es probablemente la forma de entenderla que más se identifica con la burguesía. Al
ver que el futuro entendido en términos de cambio y transformación podría ser
peligroso para mantener las matrices del orden capitalista, los discursos posmodernos
con intenciones de borrar el contexto, buscan con tesis como la mencionada detener la
marcha de la historia en el presente, lo que significa asentarse en la lógica de la
repetición y la reproducción de las estructuras que generan desigualdades sociales,
evitando cualquier posibilidad de un contradiscurso emancipador.
La ficción de lo popular en los medios de comunicación mediante apelaciones a la
nostalgia y a la cristalización de práctica esencializadas, no contribuyen a la necesidad
de la emancipación para alcanzar un pensamiento propio. La nostalgia de lo popular
como tradición inmóvil y lo popular como masa confluyen en una misma aporía que
cristalizan el presente que lo hace sonar como reproducción de una misma matriz. Es
necesario desandar reflexivamente las redes de los dispositivos que ha desplegado la
Modernidad sobre nuestra cotidianeidad y que hace quebrar nuestra relación con lo
real concreto.

Pensar deconstructivamente
Llegado este punto, es necesario referirse a otro gran pensador latinoamericano que
es Rodolfo Kusch. Este pensador elaboró dos conceptos desde los cuales es posible
pensar las oposiciones entre lo europeo y lo americano: hedor y pulcritud. Ambos son
imágenes simbólicas con que Kusch representa las formas de estar en América: la
primera se refiere a la tierra, a lo mítico, con sus formas del mestizaje en su ser, en
donde naturaleza y dioses aparecen como escena y personajes para la vida concreta;
la segunda, nos remite a la idea de progreso ilimitado que se tiene en las ciudades
poniéndose del lado de la “civilización”. Ambas, constituyen la tensión fundante de lo
propio de América.
Pero los procesos políticos en América han negado el hedor, tratando de borrar
cualquier marca del mismo en los pueblos. Este pensamiento de sociedad higienista,
divorciada de la naturaleza, confiada en la Razón omnipotente, también ha encontrado
formas de negar los sonidos que plantean la disidencia: el hedor tiene su correlato
sonoro en prácticas de ejecución y de composición en las que los sonidos detentan su
grano total, en donde no ocultan las formas de emisión sonora, sino que se acentúan,
y que invitan a lo tenebroso para devolvernos una producción sonora concreta.
Muchos enfoques que enseñamos desde el lenguaje musical provienen desde una
mirada que reduce lo musical a aquellos casos en que la tonalidad sigue siendo un
paradigma indiscutible.
En Anotaciones para una estética de lo americano Kusch describe la actitud del artista
de nuestro contexto cuando utiliza como insumo para su creación material proveniente
de América:
[El artista] se refugia inmediatamente en esa predisposición al estrado, a lo formal, a lo
estable, llevado por una especie de pánico de que lo que está abajo pudiera destruir lo
de arriba. Y en el caso de rozar algo muy hondo, que penetre lo americano, el artista o
el escritor tienden sobre esa hondura un barroco conceptual sutilmente entretejido
para cerrar toda posibilidad de visión o de resquicio hacia lo viviente. (Kusch, pág.
781)

El miedo a lo propio produce expresiones cristalizadas, estereotipadas. Lo formal se


constituye en una pauta por la cual el artista es disuelto en el producto de su trabajo, la
obra. Pero para Kusch, eso implica una estética de la mentira que se contenta con la
placidez de una contemplación sin sobresaltos, sin perturbaciones. Pero no es la
estética que buscamos porque el arte, con su sistema de símbolos siempre abiertos al
devenir, se las arregla para enfrentarnos a situaciones que nos ponen del lado de la
vida. Miedo es tener que reconocer los márgenes de los postergados de la historia, de
las músicas que se han silenciado y aún siguen siendo silenciadas.
Transitados por la tensión de lo heredado y lo nuevo, en Rodolfo Kusch, encontramos
ecos de las estrategias deconstructivas cuando señala lo tenebroso como la
posibilidad de realzar el margen y la periferia. Se trata de pensar desde nosotros,
desde nuestras categorías, comprendiendo nuestro devenir histórico, la contingencia y
avatares de nuestra política y proceder a una re- fundación de la Estética desde
nosotros como estrategia de descentramiento de un discurso para reflexionar sobre
nuestras producciones que nos ha resultado en muchas ocasiones extraño.
Pensar deconstructivamente es también una estrategia para considerar al artista como
gestor cultural, encontrando las líneas hegemónicas y totalitarias que habitan en los
discursos cristalizados y en las interpretaciones fijas y construyendo textos móviles
que se replanteen el tema de la “identidad”.
Frente a estas ideas, es necesario repensar la educación musical como práctica
situada, que considere la totalidad de la cultura y que opere en una selección curricular
que le devuelva a la música popular su categoría de símbolo y no de objeto delimitado
y estático como hacen los folclorismos (García Canclini, 1990).

Consideraciones finales
El compromiso por lo latinoamericano requiere que realicemos investigaciones
profundas, sobre las diferentes formas en que se ha dado la producción estética en
nuestro continente, advirtiendo los cruces entre lo occidental europeo y lo propio
americano. En esa dialéctica, plena de hibridación, de tensiones tales como las que
escuchamos en la conferencia inaugural de este congreso, es posible poner en
marcha un proceso en que las categorías para reflexionar sobre nuestra música sean
situadas.
Reconocer el pueblo que late en lo sonoro, habilitar lo sonoro como contestación,
constituir lo tenebroso, lo inquietante, lo que no es pulcro, el sonido que desborda y
amenaza a las categorías fijas para empezar a pensarnos en devenir, en constante
reconstrucción. Generar producciones deseantes, que quiebren el estatismo de un
presente continuo desencantado, promulgado por los diferentes posmodernismos
teóricos, por uno que se ponga del lado vital, con un compromiso por la existencia; se
trata de convocar a una estética de lo dinámico, del cambio, de la alteridad y de lo
propio, que es propio de los que no se ven. Examinarnos en la cotidianeidad de la
música del pueblo, en donde se produce el hombre total. Pensar lo nuestro nos abre a
desafíos, a replanteos y a debates en los que los educadores musicales tenemos la
responsabilidad para interpretar nuestros materiales sonoros, nuestra identidad
latinoamericana emancipada que está por venir.

Bibliografía

DE SOUZA SANTOS, B. La caída del Angelus Novus: Ensayos para una nueva teoría social.
Colección En Clave de Sur. 1ª ed. ILSA, Bogotá D.C. Colombia, enero de 2003.

GARCÍA CANCLINI, Néstor. (1990). La puesta en escena de lo popular. En Culturas híbridas,


estrategias para entrar y salir de la modernidad (pp. 191-235). México: Grijalbo.

KUSCH, R. (2007). Obras completas tomo 4. Rosario: Fundación Ross.

KUSCH, R. (1978). Esbozo de una antropología filosófica americana. Buenos Aires: Castañeda.

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