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Las entrevistas previas del psicoanálisis y sus objetivos.

Ivan Cid Trejo.

El método psicoanalítico es, como lo dice Freud en “El método psicoanalítico de Freud” de 1904[1903],
proveniente del método catártico, método del cuál había dado informe junto con Josef Breuer en 1885 en
los “Estudios sobre la histeria”. Es, por lo tanto, un método que estaba hecho principalmente para lo que
llama las neurosis de trasferencia, añadiendo que el método es mas favorable para los cuadros de
psiconeurosis crónica, descartando los momentos en donde se tenga que hacer una intervención de
urgencia, ya que el método psicoanalítico progresa de manera lenta. En los “escritos técnicos de Freud”,
se nos expone la manera en que se debe proceder, técnicamente, para llevar a cabo el método
psicoanalítico. Aunque, más que unas reglas rígidas a seguir, nos aclara que son consejos, y estos
consejos, que nos presenta Freud según su experiencia, obedecen más bien a los objetivos clínicos. Cada
proceder que hace el psicoanalista, debe estar fundamentado como una intervención clínica, al grado de
que, algunas modificaciones que podrían parecer en un primer momento como erróneas o fuera de la
técnica, pueden estar justificadas clínicamente según la teoría y el caso en particular. Se nos expone las
razones de dicho proceder. Y estos consejos pueden tener algunas modificaciones según el paciente que
llegue, ya que cada individuo es diferente, o como lo dice él mismo…

“La extraordinaria diversidad de las constelaciones psíquicas intervinientes, la plasticidad de todos lo


procesos anímicos y la riqueza de todos los factores determinantes, se oponen, por cierto, a una
mecanización de la técnica, y hacen posible que un proceder de ordinario legítimo no produzca efecto
algunas veces, mientras que otro habitualmente considerado erróneo lleve en algún caso a la meta.”
(Freud, 1913, P.125)

Haciendo una comparativa con el ajedrez, en “Sobre la iniciación al tratamiento” de 1913, nos dice que
los consejos técnicos más exhaustivos y sistemáticos son los concernientes al inicio y al final del
tratamiento. En este texto, como su nombre lo indica, nos expone el proceder técnico del inicio. La
iniciación de la cura comienza con un periodo de prueba que obedece desde el primer momento a la regla
fundamental, por lo tanto, podemos deducir que hay dos momentos de cada psicoanálisis, el periodo de
prueba y el psicoanálisis propiamente dicho. A este periodo de prueba se le conoce también como las
entrevistas previas o entrevistas preliminares.

Las entrevistas previas tienen una importancia alta dentro de la cura analítica. Lacan, en “Hablo a las
paredes” dice, en su la clase “De la incomprensión y otros temas” del 2 de diciembre de 1971, que “No
hay entrada posible en el análisis sin entrevistas preliminares.” (Lacan, 1971, P. 49). Además de hacer
mención que pone mucha insistencia en estas entrevistas. Este periodo de prueba, en el proceder
Freudiano, es de una a dos semanas, teniendo en cuenta que él atendía a sus pacientes diario, a excepción
de los domingos, además aclara que prolongar por mucho tiempo las entrevistas previas puede ser
perjudicial. Para poder ser más certeros en la duración de las entrevistas previas, es necesario dar cuenta
de cuales son las implicaciones clínicas de éstas, cuál es su finalidad y qué objetivos debemos de alcanzar

Estos objetivos se encuentran en estos textos técnicos de Freud principalmente en “Sobre la iniciación
del tratamiento”, y es bueno puntuar que algunos de los objetivos obedecen, principalmente a dos
dimensiones; una clínica y otra practica o pragmática, siendo más importante la dimensión que apoya a
la clínica, recordando que el psicoanálisis tiene principalmente una función clínica.

Sobre el primer objetivo nos dice Freud refiriéndose al trabajo hecho en las entrevistas previas que
“…uno sólo ha emprendido un sondeo a din de tomar conocimiento del caso” (Freud, 1913, P.126) . Por
lo que el primer objetivo es hacer un sondeo, este sondeo nos va a dar los elementos fundamentales del
caso, en distintas áreas, incluso nos va a ayudar a cumplir otros objetivos de las entrevistas previas como
el encuadre, si el paciente es apto, qué estructura subjetiva tiene el paciente, etc. Este sondeo se debe
hacer siguiendo la regla fundamental, en la libre asociación del paciente, ya que desde éstas entrevistas
previas se aplica la regla fundamental.

A demás, en este sondeo se debe considerar el paciente lleve una demanda analítica, una demanda acerca
de su verdad, y que pueda sostener su deseo de ser analizado. Por lo que el paciente tiene que ir por su
mismo deseo, y como menciona en “Sobre psicoterapia” de 1905 [1904], el psicoanálisis no es aplicable
a personas que son llevadas por terceros, y que no van por su deseo de sanar. Este deseo de la verdad, va
a ayudar a que se instaure la transferencia al poner al analista como sujeto supuesto saber, al ponerlo
como un sujeto que tiene el saber a cerca de su ser. Nos explica Lacan sobre el Sujeto supuesto saber
“…que el sujeto, por la transferencia, es supuesto al saber por el cual consiste como sujeto del
inconsciente y que es eso lo que es transferido sobe el analista, o sea, ese saber en la medida en que no
piensa, ni calcula, ni juzga para no por ello producir menos efecto de trabajo.” (Lacan, 1973, P. 557)

El segundo objetivo es, según las palabras de Freud, “…decidir si es apto para el psicoanálisis.” (Freud,
1913, P. 126) Sobre esto, en los textos de “Sobre psicoterapia” y “El método psicoanalítico de Freud”,
nos va a dar algunos parámetros que él considera necesario para delimitar quien es apto para el
psicoanálisis. Aunque de una manera más ética, se podría decir, que, desde el punto de vista del
psicoanalista, uno debe considerar estos puntos para saber a que pacientes les va a funcionar verdadera
mente el psicoanálisis, a quienes les será de provecho, aceptar que el psicoanálisis tiene limitantes, que
para algunos padecimientos es mejor una intervención diferente.

Sobre los requisitos que necesita la persona, dice Freud “…tiene que ser capas de un estado psíquico
normal; en épocas de confusión o de depresión melancólica, no se consigue nada ni si quiera en el caso
de una histeria. Además, corresponde exigirle cierto grado de inteligencia natural y de desarrollo ético…”
(Freud, 1904, P.241)

Se le exige al paciente que tenga la capacidad de tener en su mayoría estados psíquicos normales.
Teniendo muy en claro que el concepto de “normalidad” en psicoanalisis no existe en la medida en que
no existen personas normales, se debe aclarar que los estados anormales pueden ser los estados de
alcoholismo, drogadicción o confusión; no le es de provecho el psicoanalisis a una persona que llegue
muy alcoholizada o drogada, ni tampoco a las personas que están en un estado de depresión melancólica.
ya que les será difícil el trabajo que el psicoanálisis y la regla fundamental requieren. Ni tampoco se
podrá hacer nada en las psicosis con el método psicoanalítico como está planteado en estos textos.

Pide, además, que el paciente tenga un grado de inteligencia natural, un grado de inteligencia suficiente
para que el paciente pueda hablar, asociar y reelaborar. En pacientes con un retraso mental grave, el
psicoanálisis no podrá hacer mucho, y no le ayudará en lo mínimo. Se le va a exigir también que tenga
un desarrollo ético, porque se le exige que sea él quien quiera ser analizado, y que tenga un nivel ético
para poder hacerse responsable de esos procesos inconscientes que le ocurren.

Por último, es desfavorable aplicar el psicoanalisis a personas que tengan poco dominio sobre la masa
del material psíquico, ya que puede convertirse en un tratamiento muy extenso.

El siguiente objetivo es que el paciente conozca y se familiarice con la técnica psicoanalítica, mas
específicamente, espera que el paciente aprenda la regla fundamental, la asociación libre, ya que, como
mencioné anteriormente, ya desde estás entrevistas previas opera la regla fundamental, es necesario que
cuando el análisis propiamente dicho empiece, el paciente tenga muy en claro lo que debe hacer, cómo
es que va a actuar, cual es su papel dentro de la cura. Y la mejor manera de lograrlo es mediante este
ensayo, por según Freud (1913) “No se dispone de otra modalidad para ese ensayo de puesta a prueba:
como sustituto no valdrían pláticas ni inquisiciones en la hora de la sesión, por mas que se las
prolongase.” (P. 126).

El cuarto objetivo de las entrevistas preliminares, tiene como motivación hacer un tipo de diagnóstico,
se debe saber la estructura subjetiva. Dado que el método psicoanalítico funciona principalmente en lo
que Freud llama las neurosis de transferencia, es necesario saber que efectivamente se está trabajando
sobre una neurosis o descartar que el paciente tenga una psicosis. Para este punto se pueden necesitar
algunas entrevistas preliminares, ya que no es tan fácil detectar una psicosis. El analista tiene que estar
atento y no confundir los síntomas histéricos y neuróticos con un estadio previo de la esquizofrenia, la
estructura psicótica no siempre muestra sus síntomas y puede confundir al analista.

En el caso Schreber dice Freud (1911) “…sólo tengo oportunidad de echar una mirada más profunda
dentro de la estructura de la paranoia en casos excepcionales: sea porque la incertidumbre del diagnóstico,
no siempre fácil, justifica el ensayo terapéutico…” (P.11).

Es entonces para Freud muy justificado el ensayo en las entrevistas previas para poder descartar e
identificar una estructura psicótica, y poder aceptar que, tal como se presenta el método psicoanalítico,
no se le podrá dar mucha ayuda al paciente y tal vez no le sea de mucho provecho.

El ultimo objetivo que encontramos de las entrevistas preliminares es lo que concierne al encuadre.
Tiempo, dinero y espacio del trabajo analítico es lo que se debe acordar con el paciente para que la cura
sea favorable. Es importante recordar que la técnica no es rígida, y cada elemento del encuadre prestará
más bien su uso al motivo de la cura, en su dimensión clínica y pragmática.

Sobre el tiempo podemos habar de la frecuencia y la duración que tendrá cada sesión. Freud nos dice su
manera de operar en el tiempo, dice que a cada paciente le asigna una hora de sesión, y que trabaja con
ellos de lunes a sábado normalmente. Pero también nos habla de la flexibilidad, con respecto al tiempo
que se puede tener “En ocasiones, además, uno se encuentra con enfermos a quienes es preciso
consagrarles más tiempo que el promedio de una hora de sesión...” (Freud, 1913, P. 129) Tomando esta
flexibilidad en el tiempo, según el sondeo y cada caso en particular, y recordando la atemporalidad de
los procesos inconscientes, podemos platear lo fundamental sobre el tiempo.

Sobre la duración de cada sesión, se acordará que tendrá una duración aproximada, y la intervención
como analista, será guiándose según los procesos inconscientes lo vayan marcando, se le dirá al
paciente que a veces puede durar menos o a veces un poco más, esto para prever el cierre de cada
sesión con una escansión que pueda puntuar algo importante a trabajar de la sesión. Lacan dice sobre el
fin de las sesiones y la escansión en “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”
texto de 1953:
“Así, es una puntuación afortunada la que da su sentido al discurso del sujeto. Por eso la suspensión de
la sesión de la que la técnica actual hace un alto puramente cronométrico, y como tal indiferente a la
trama del discurso, desempeña en él un papel de escansión que tiene todo el valor de una intervención
para precipitar los momentos concluyentes. Y esto indica liberar a ese término de su marco rutinario
para someterlo a todas las finalidades útiles de la técnica” (P. 245).
Sobre la frecuencia en que se deberán ver, estará directamente estipulado por el sondeo, según sea cada
caso, tomando como fundamento la atemporalidad de los procesos inconscientes, en donde si es difícil
verse de manera regular, se puede estipular verse una vez a la semana, a la quincena o al mes. O en
caso de que el analista considere que el caso amerita que se vean con mas regularidad que las que el
analista está normalmente acostumbrado, se le puede citar más veces por semana.
Otro punto importante con relación al tiempo lo podemos deducir con lo que dice Freud (1913): “A
cada paciente le asigno cierta hora de mi jornada de trabajo disponible; es la suya y permanece
destinada a él, aunque no la utilice” (P.128), Y es que cada paciente cuenta con una hora que fue
preciso determinar, según su disponibilidad y la del analista. Y es también una hora que es solo del
paciente, sin importar lo que el paciente haga con esa hora, si decide asistir, o si decide irse a otro
lugar, o si decide asistir, pero no hacer trabajo analítico, es una hora que le corresponde a él, y entonces
le corresponde pagarla, sin importar lo que decida hacer con ella.
Esto último referente al cobro es parte, también de otro elemento del encuadre, el dinero, su función
dentro del psicoanalisis. Y es que el psicoanalista debe tener los honorarios necesarios para sustentar su
vida, como cualquier trabajo. Tenemos, además, una ganancia para la clínica que refiere al dinero, y es
que hay una grande estima del dinero. De manera social, el dinero represa un costo, porque cuesta
ganarlo. “El analista no pone en entredicho que el dinero haya de considerarse en primer término como
un medio de sustento y de obtención de poder, pero asevera que en la estima del dinero coparticipan
poderosos factores sexuales.” (Freud, 1913, P. 132)
El dejar demasiado barato, el tratamiento no ayuda a que el paciente aumente la estima por el
tratamiento, al contrario de esto, aumenta las resistencias, por lo que el dinero en este sentido debe de
ayudar a eliminar las resistencias. Freud en “Sobre la iniciación al tratamiento” (1913) nos cuenta que
por diez años hizo análisis de manera gratuita, esto con la intención de disminuir las resistencias, pero
los pacientes al no valorar el tratamiento, porque no les costaba, incrementaron las resistencias. Por lo
que se puede concluir que un tratamiento que le cueste al paciente, aunque no sea caro, tiene los
beneficios a favor de la cura. El paciente intentará aprovechar en lo máximo posible el tratamiento que
le está costando, en muchos sentidos, dentro de la sesión trabajará de la mejor manera posible, no le
será tan fácil entregarse a las resistencias. Aprovechará también el tiempo en todos los sentidos, no
llegará tarde, intentará aprovechar cada segundo de las sesiones, y dado que se le cobrará la sesión,
aunque no vaya, intentara en lo posible no faltar. Por último, el paciente intentará sacar el mejor
beneficio a esa inversión costosa, por lo que concluirá el tratamiento.
El último punto dentro del encuadre tiene que ver al momento en que inicia el segundo momento del
análisis, el lugar del diván. Y, a pesar de que tiene un contexto histórico, por el uso que tenía el diván
dentro de la hipnosis, tiene también algunas implicaciones dentro del psicoanálisis. Freud en “Sobre
psicoterapia” (1905[1904]) nos muestra la manera de proceder con el uso del diván, los invita a
acostarse cómodamente. Y ese es una primera función, que el paciente esté cómodo, pero también le
brinda comodidad al psicoanalista, ya que, al estar detrás del paciente, puede también tomar posturas
más relajadas y menos tensas. Pero hay también otro uso del diván, más en la dimensión clínica, dice
Freud
“Y como, mientras escucho, yo mismo me abandono al decurso de mis pensamientos inconcientes, no
quiero que mis gestos ofrezcan al paciente material para sus interpretaciones o lo influyan en sus
comunicaciones. Es habitual que el paciente tome como una privación esta situación que se le impone y
se revuelva contra ella, en particular si la pulsión de ver (el voyeurismo) desempeña un papel
significativo en su neurosis. (Freud, 1913, P.135.)
El elemento clínico en la práctica psicoanalítica del diván es que el paciente pueda someterse a la
técnica fundamental de la mejor manera que el paciente pueda, e intentar que nada lo distraiga, ni si
quiera el mismo analista.
Referencias

FREUD, S. (Las referencias son a Sigmund Freud Obras Completas 24 vol. 1a ed. 1976. Ordenamiento,
comentarios y notas de James Strachey, con la colaboración de Anna Freud. Traducción de José L.
Etcheverry). Ed. Amorrortu: Argentina.

⎯ (1904[1903])). El método psicoanalítico de Freud. Vol. 7.

⎯ (1905 [1904]). Sobre psicoterapia. Vol. 7

⎯ (1911 [1910]). Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides)


descrito autobiográficamente. Vol. 12

⎯ (1913). Sobre la iniciación del tratamiento. Vol. 12

⎯ (1926). ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial. Vol. 20

⎯ LACAN, J. Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. En Escritos 2, Siglo XXI,
México, 1994.

⎯ LACAN, J. (2012) De la incomprensión y otros temas. En Hablo a las paredes 1971-1972, Paidos,
Buenos Aires, 1994.

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