Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1. Introducción
De estas reglas que contiene la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público
sobre los convenios entre entes del sector público conviene destacar el
contenido de su artículo 47. 1, en el que se establece que “los convenios no
podrán tener por objeto prestaciones propias de los contratos. En tal caso,
su naturaleza y régimen se ajustará a lo previsto en la legislación de
contratos del sector público”, prescripción que con mayor detalle viene a ser
reiterada por el artículo 6. 1 LCSP 2017, a cuyo tenor “quedan excluidos del
1
En general sobre esta regulación, vid., BESUSAN MARTÍN, M. P.: “La nueva regulación de los
convenios: La conversión en derecho positivo de una práctica administrativa”, Revista Andaluza de
Administración Pública, nº 96, 2016, 1346.
2
Moción a las Cortes Generales sobre la necesidad de establecer un adecuado marco legal para el empleo
del convenio de colaboración por las Administraciones públicas. A ella se refiere, para justificar la
regulación de los convenios entre entes del sector público, la exposición de motivos de Ley 40/2015, de 1
de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público.
ámbito de la presente Ley los convenios, cuyo contenido no esté
comprendido en el de los contratos regulados en esta Ley o en normas
administrativas especiales celebrados entre sí por la Administración
General del Estado, las Entidades Gestoras y los Servicios Comunes de la
Seguridad Social, las Universidades Públicas, las Comunidades Autónomas
y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, las Entidades locales, las
entidades con personalidad jurídico pública de ellas dependientes y las
entidades con personalidad jurídico privada, siempre que, en este último
caso, tengan la condición de poder adjudicador”; junto a la cual,
seguidamente, el propio artículo 6. 1 LCSP 2017 establecen otros límites a
la actividad convencional que puedan desarrollar entre sí los entes
integrantes del sector público al margen de la legislación de contratos del
sector público, de todo lo cual nos ocuparemos más adelante 3.
3
También ha de quedar, aunque sea simplemente anotado, que los apartados 2 y 3 del artículo 6 LCSP 2017
prevén también, respetivamente, sendas exclusiones a la aplicación de esta ley a los convenios que celebren
las entidades del sector público con personas físicas o jurídicas sujetas al derecho privado, siempre que su
contenido no esté comprendido en el de los contratos regulados en esta Ley o en normas administrativas
especiales; y a las encomiendas de gestión reguladas en la legislación vigente en materia de régimen jurídico
del sector público.
de colaboración que celebrara la Administración General del Estado con la
Seguridad Social, las Comunidades Autónomas, las entidades locales, sus
respectivos Organismos autónomos y las restantes entidades públicas o
cualquiera de ellos entre sí, exclusión que por vía interpretativa alcanzó a
todos convenios interadministrativos con independencia del objeto que
tuvieran.
4
Estudiado por J. L. ÁVILA ORIVE: Los convenios de colaboración excluidos de la Ley de Contratos de
las Administraciones Públicas, Civitas, Madrid, 2002, pp. 158 y ss., y, haciendo especial hincapié en la
doctrina emanada de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa, también ha sido tratado por D.
SANTIAGO IGLESIAS: “Las relaciones de colaboración entre poderes adjudicadores excluidas de la
normativa de contratación del sector público: una propuesta de transposición de la regulación contenida en
las Directivas de contratación al ordenamiento español”, Revista General de Derecho Administrativo, nº
38, 2015. pp. 19 y 20.
5
En dicha sentencia se aprecia que el Reino de España, mediante el artículo 3.1 c) del entonces vigente
texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, en la medida en que excluía de
forma absoluta de su ámbito de aplicación a los convenlos de colaboración que celebren las
Administraciones con las demás entidades públicas y, por lo tanto, a los convenios que constituían contratos
públicos a los efectos de las Directivas 93/36 y 93/37, entonces en vigor, incumplió las obligaciones que le
incumbían en virtud de dichas directivas.
consultoría y asistencia o de servicios y el importante superara determinada
cuantía, previsión que ya entonces cerraba la posibilidad de que los
convenios interadministrativos que tuvieran por objeto alguno de los
contratos regulados por la legislación de contratos de las Administraciones
públicas entonces en vigor, quedaran al margen de su aplicación; aunque,
ciertamente, con anterioridad a ese cambio normativo, nuestra
jurisprudencia, en aplicación de la normativa de contratos del Estado,
también había diferenciado los contratos de los convenios celebrados entre
entes públicos y entidades dependientes de estas sobre la base del objeto de
la relación 6.
3. Los límites entre los convenios y los contratos celebrados por los entes
del sector público en la primera legislación de contratos del sector
público
6
En efecto, con ser cierto el cambio normativo operado por el Real Decreto-ley 5/2005, de 11 de marzo,
y el fundamento del mismo en la jurisprudencia del TJUE a que se ha hecho referencia, no lo es menos que
incluso con anterioridad al citado Real Decreto-ley y al impulso de la jurisprudencia europea a que dicha
norma obedeció, nuestros tribunales, con base en la normativa de contratos públicos anterior a 1995 ya
venían distinguiendo los contratos de los convenios que pudieran celebrar los entes públicos por su objeto,
para deducir de ello su sometimiento o no a la normativa de la contratación pública. De esos
pronunciamientos judiciales constituye un buen ejemplo la STS de 4 de julio de 2003 (TOL294.505), en la
que con independencia de que el fundamento del fallo se base de forma principal en argumentos cercanos
a lo que después se ha formulado como contratación in house, lo cierto es que para negar que la relación
convencional entre Administraciones y entidades societarias de capital público que suscitó el conflicto
judicial debiera haber quedado sometida a la legislación de contratos públicos entonces aplicable,
manifiesta, con apoyo en la cita de otras sentencias anteriores (STS de 7 y 16 de marzo de 1987 y de 13 de
octubre de 1999), que “aunque los Convenios de colaboración tienen ciertas concomitancias con los
contratos, en cuanto corresponden a una concurrencia de voluntades coincidentes sobre determinados
objetivos orientados a una específica finalidad, rebasan o exceden el específico concepto del contrato”,
para seguidamente, ya con referencia al asunto objeto de la litis, afirmar que “en el caso examinado, el
objeto del Convenio de cooperación que se examina no es propio de un contrato de obra, gestión de
servicios o de suministros, contratos típicos regulados en la Ley de Contratos del Estado y entiende la
Sala que no tiene encaje estricto en el Decreto 1005/74 de 4 de abril, frente a la calificación jurídica de la
sentencia recurrida, al considerarlo como un contrato de asistencia que celebra la Administración del
Estado o sus organismos autónomos con empresas consultoras o de servicios, puesto que la amplitud con
que figura redactado el objeto del Convenio de Cooperación y Asistencia Técnica y el análisis del resto
de su articulado, permite constatar que no puede configurarse como objeto típico de un contrato
de asistencia o de servicios, excediendo de las prestaciones características de estos contratos, al no existir
obstáculo para la celebración de un Convenio de cooperación de los previstos en el apartado séptimo del
artículo segundo de la Ley de Contratos del Estado”.
por el Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, la línea
divisoria entre los convenios excluidos del ámbito de aplicación de dicho
texto legal y los contratos sometidos al mismo en el caso de que las partes
sean entidades del sector público, la perfilaba su artículo 4.1 c), conforme al
cual quedaban excluidos de su aplicación “los convenios de colaboración
que celebre la Administración General del Estado con las entidades gestoras
y servicios comunes de la Seguridad Social, las Universidades Públicas, las
Comunidades Autónomas, las Entidades locales, organismos autónomos y
restantes entidades públicas, o los que celebren estos organismos y
entidades entre sí, salvo que, por su naturaleza, tengan la consideración de
contratos sujetos a esta Ley”. Por lo tanto, era la naturaleza del acuerdo de
voluntades lo determinante para su consideración como convenio de
colaboración o como contrato del sector público, de lo que se debía derivar
la inaplicación de la legislación de contratos del sector público en el primer
caso y, por el contrario, cuando se concluyera que se trataba de un contrato
como consecuencia de la propia naturaleza del acuerdo, debía ser aplicada la
legislación de contratos del sector público.
7
Una síntesis de quienes han defendido esa posición y los argumentos de que se han servido en D.
SANTIAGO IGLESIAS. “Las relaciones de colaboración entre poderes adjudicadores excluidas de la
normativa de contratación del sector público…”, cit., pp. 24-26.
8
Como párrafo c) del apartado 1 del artículo 3, del texto refundido de la Ley de Contratos de las
Administraciones Públicas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio.
9
D. SANTIAGO IGLESIAS: “Las relaciones de colaboración entre poderes adjudicadores excluidas de la
normativa de contratación del sector público…”, cit., p. 26.
económica de una de las partes en favor de la otra, se estaría ante un contrato
del sector público 10.
10
J. PASCUAL GARCÍA: “La regulación de los convenios en la ley de régimen del sector público”, Revista
Española de Control Externo, nº 54, 2016, pp.169 y 170.
indicará a continuación, a precisar los términos en que se pueden materializar
ambas posibilidades.
11
Sobre esa jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, además de lo que se indicará
seguidamente en el texto principal, vid., I. GALLEGO CÓRCOLES: “¿Contrato o convenio? La
cooperación institucional en la jurisprudencia del TJUE”, Contratación Administrativa Práctica, nº 135,
2015, pp. 76 a 80; y D. TIAGO FERREIRA: “El régimen de la contratación in house según las nuevas
Directivas de contratación pública”, Contratación Administrativa Práctica, nº 139, 2015, especialmente, pp.
57-59.
de dinero por una de las partes a la otra pueda suponer otros movimientos
financieros diferentes a aquellos que corresponden al reembolso de la parte
de los gastos generados por la prestación, sin que esta pueda ser la única
contrapartida que ha de soportar una de las partes (fundamentos 41, 42 y 43).
12
“(…) hace falta precisar en qué casos los contratos celebrados en el sector público no están sujetos a la
aplicación de las normas de contratación pública.
Esta precisión debe guiarse por los principios establecidos en la correspondiente jurisprudencia del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea”.
contratos, de manera que, por contraste con lo exigido por vía
jurisprudencial, las directivas omiten en su articulado dos de las exigencias
impuestas por la doctrina del TJUE, a saber: que los convenios se celebren
por entidades públicas, es decir, sin participación privada; y que los
convenios no prevean transferencias financieras entre las partes a excepción
del reembolso de los gastos generados por el cumplimiento del convenio 13;
es más el considerando 33 de la Directiva 2014/24, al igual que el 47 de la
Directiva 2014/23, expresamente admiten la posibilidad de que las partes
realicen transferencias financieras en el marco del contrato, aunque
ciertamente puede deducirse de su inciso final, en la medida en que se hace
referencia en relación a las mismas al interés público, que en dichas
transferencias no quepa incluir ninguna cantidad a título lucrativo en favor
de alguna de las partes del convenio.
13
Así ha sido apreciado también por D. SANTIAGO IGLESIAS: “Las relaciones de colaboración entre
poderes adjudicadores excluidas de la normativa de contratación del sector público…”, cit., p. 18, quien,
ante la trascendencia de ambas omisiones, duda de que se trate de omisiones involuntarias o simples olvidos
del redactor de ambas directivas.
14
Por su interés para la interpretación de este apartado, vid. el considerando 33 de la Directiva 2014/24, a
cuyo tenor: “Los poderes adjudicadores han de poder optar por prestar de manera conjunta sus servicios
a) que el contrato establezca o desarrolle una cooperación entre los poderes
adjudicadores participantes con la finalidad de garantizar que los servicios
públicos que les incumben se prestan de modo que se logren los objetivos
que tienen en común; b) que el desarrollo de dicha cooperación se guíe
únicamente por consideraciones relacionadas con el interés público; y c)
que los poderes adjudicadores participantes realicen en el mercado abierto
menos del 20 % de las actividades objeto de la cooperación”; y del artículo
17.4 de la Directiva 2014/23 15 “(…) concurran todas las condiciones
siguientes: a) que el contrato establezca o lleve a cabo una cooperación
entre las entidades o poderes adjudicadores participantes con el fin de
públicos mediante cooperación sin verse obligados a adoptar una forma jurídica particular. Dicha
cooperación puede abarcar todo tipo de actividades relacionadas con la ejecución de los servicios y
responsabilidades que hayan sido asignadas a los poderes participantes o que estos hayan asumido, como
las tareas obligatorias o facultativas de las autoridades locales o regionales o los servicios conferidos a
organismos específicos de Derecho público. Los servicios prestados por los distintos poderes participantes
no han de ser necesariamente idénticos; también pueden ser complementarios.
Los contratos para la prestación conjunta de servicios públicos no han de estar sujetos a la aplicación de
las normas establecidas en la presente Directiva, siempre que se hayan celebrado exclusivamente entre
poderes adjudicadores, que la aplicación de dicha cooperación esté guiada únicamente por
consideraciones de interés público y que ninguna empresa de servicios privada se encuentre en una
situación ventajosa frente a sus competidores.
Con el fin de cumplir esas condiciones, la cooperación debe estar basada en un concepto cooperador.
Mientras se hayan contraído compromisos de contribuir a la ejecución cooperativa del servicio público de
que se trate, no es necesario que todos los poderes participantes asuman la ejecución de las principales
obligaciones contractuales. Además, la ejecución de la cooperación, incluidas todas las transferencias
financieras entre los poderes adjudicadores participantes, debe únicamente regirse por consideraciones
de interés público”.
15
Por su interés para la interpretación de este apartado, vid. el considerando 47 de la Directiva 2014/23, a
cuyo tenor: “Los poderes o entidades adjudicadores contemplados en el artículo 7, apartado 1, letra a),
pueden optar por prestar conjuntamente sus servicios públicos mediante la cooperación y sin verse
obligados a adoptar una forma jurídica concreta. Dicha cooperación puede incluir todo tipo de actividades
relacionadas con la ejecución de los servicios y responsabilidades que hayan sido asignadas a los poderes
participantes o que estos hayan asumido, como las tareas obligatorias o facultativas de los poderes locales
o regionales o los servicios confiados a organismos específicos de Derecho público. Los servicios
prestados por los diferentes poderes o entidades participantes no han de ser necesariamente idénticos, sino
que también pueden ser complementarios. Los contratos para la prestación conjunta de servicios públicos
no deben estar sujetos a la presente Directiva, siempre que se hayan celebrado exclusivamente entre
poderes o entidades adjudicadores, que la aplicación de dicha cooperación esté guiada únicamente por
consideraciones de interés público y que ningún prestador de servicios privado se encuentre en situación
ventajosa frente a sus competidores.
A fin de cumplir estas condiciones, la cooperación debe estar basada en un concepto cooperador. Mientras
se hayan contraído compromisos de contribuir a la ejecución cooperativa del servicio público de que se
trate, no es necesario que todos los poderes participantes asuman la ejecución de las principales
obligaciones contractuales. Además, la ejecución de la cooperación, incluidas todas las transferencias
financieras entre los poderes adjudicadores participantes, ha de regirse en la práctica únicamente por
consideraciones de interés público”.
.
garantizar que los servicios públicos que han de realizar se prestan con
miras a alcanzar los objetivos que tienen en común; b) que la aplicación de
dicha cooperación se base únicamente por consideraciones relacionadas
con el interés público; y c) que las entidades o poderes adjudicadores
participantes realicen en el mercado abierto, menos del 20 % de las
actividades de que se trate mediante la cooperación”.
Pues bien, sobre el particular no parece que de las previsiones que contiene
el artículo 12.4 de la Directiva 2014/24 y la directriz que contiene el
considerando 33 de la misma –lo mismo vale decir de lo dispuesto sobre este
extremo en la Directiva 2014/23- , necesariamente haya deducirse la regla
que prevé el primer párrafo del artículo 6.1 LCSP 2017 en cuanto que sensu
contrario solamente admite la celebración de convenios entre entes públicos
al margen de la legislación de contratos del sector público en el caso de que
“su contenido no esté comprendido en el de los contratos regulados en esta
ley o en normas administrativas especiales”, pues dicha limitación a la
celebración de convenios de colaboración resulta claro que no viene exigida
por las previsiones específicas que contiene el artículo 12.4 de la Directiva
2014/24/UE sobre contratación pública, según ha quedado anotado
anteriormente.
Ahora bien, sobre esa sentencia ha de hacerse notar que es bastante anterior
a las dictadas en 2009, 2012 y 2013, siendo estos pronunciamientos los que
han guiado a los redactores de las Directivas 2014/24 y 2014/23, y son estas
directivas las que expresamente habilitan la celebración de convenios entre
poderes adjudicadores sin sujeción a la regulación que contienen estas
directivas para los contratos del sector público, y en ellas, como se ha
indicado, no se expresa ni siquiera cabe deducir la estricta limitación al
contenido de los convenios que celebren los entes públicos dispuesto por el
primer párrafo del artículo 6.1 LCSP 2017.
16
Textualmente, el fundamento 38 de la STJUE de 13 de enero de 2005, manifiesta que “Conforme al
artículo 1, letra a), de la Directiva 93/36, basta, en principio, con que el contrato haya sido celebrado
entre, por una parte, un ente territorial y, por otra, una persona jurídicamente distinta de éste. Sólo puede
ser de otra manera en el supuesto de que, a la vez, el ente territorial ejerza sobre la persona de que se trate
un control análogo al que ejerce sobre sus propios servicios y esta persona realice la parte esencial de su
actividad con el ente o los entes que la controlan (sentencia Teckal, antes citada, apartado 50)”.
17
SSTJUE de 9 de junio de 2009 [Comisión/República Federal de Alemania, asunto C-480/06]; de 19 de
diciembre de 2012 [Azienda Sanitaria Locale di Lecce), asunto C-159/11] y de 13 de junio de 2013
[Piepenbrock Dienstleistungen GmbH), asunto C-386/11].
Derecho de la Unión Europea, por lo que mediante la transposición, en
particular, de las Directiva 2014/24/UE y 2014/23/UE podría haberse
admitido la celebración de convenios entre poderes adjudicadores, aun
cuando ninguno de ellos tuviera la consideración de medio propio en relación
con la otra parte, con objetos o contenidos que pudieran coincidir con los
que constituyen los propios de los contratos regulados por la normativa de
contratación pública. Sin perjuicio, claro está, de otras limitaciones, como
las que, según se ha dejado indicado, expresamente impone el Derecho de la
Unión Europea en los artículos ya citados, en particular el 12.4 de la
Directiva 2014/24/UE, limitaciones referidas al interés común de las partes,
al interés público subyacente a la celebración del convenio y al límite
cuantitativo del 20% impuesto a las actividades que vengan desarrollando
los sujetos intervinientes cuando sea coincidente con el tipo de actividad que
constituye el objeto del convenio; todo ello en aras de que se produzca una
verdadera y real cooperación entre poderes adjudicadores para la satisfacción
de un interés común, y no una mera relación convencional entre un poder
adjudicador y un proveedor de prestaciones y servicios que, al margen de la
naturaleza jurídica que este sujeto ostente, tenga la consideración de mero
operador en el mercado al venir actuando en él conforme le sean demandas
prestaciones o servicios propios de su giro o tráfico mercantil.
18
Vid., igualmente el artículo 2.1 LCSP 2017, en el que se reconoce como contratos del sector público,
sometidos a dicha ley, a los contratos onerosos.
del interés público como fundamento de la relación convencional, debiera
haber contribuido a perfilar, junto con el cumplimiento o no del resto de
exigencias impuestas por el artículo 12.4 de la Directiva, la línea divisoria
entre los convenios de colaboración entre entes públicos y los contratos
públicos a celebrar entre dos entes públicos, por parte del legislador estatal
al transponer al Derecho interno la Directiva 2014/24, pues, insistiendo en la
idea ya expuesta, en los primeros las partes del contrato, aunque sean entes
públicos, actúan solvendi causa, mientras que en los segundos las partes lo
hacen conveniendi causa 19, lo cual se compadece absolutamente con que,
como admitió la STJUE de 9 de junio de 2009 (asunto C-480/06), en su
fundamento 43, las partes, como forma de cumplimiento de lo acordado al
margen de la regulación de los contratos públicos, puedan efectuar
transferencias financieras entre ellos solo para reembolsar los gastos en que
aquellas hayan incurrido, pero no en otros conceptos ajenos a los gastos
efectivamente realizados, por lo que la doctrina jurisprudencial excluye de
los convenios de colaboración el ánimo de lucro de alguna de las partes de
la relación y este criterio seguramente hubiera sido suficiente para guiar al
legislador al redactar el artículo 6. 1 LCSP 2017.
Con independencia de que lege data, una vez transpuestas las Directivas
2014/24/UE y 2014/23/UE mediante la aprobación de la LCSP 2017, sea
difícil fundamentar una interpretación de su artículo 6.1, párrafo primero “in
fine”, que dote de cobertura a la celebración de convenios de colaboración,
al margen por lo tanto de esta ley, entre entes adjudicadores cuyo contenido
coincida con alguno de los que son propios de los contratos regulados por
ella o por normas administrativas especiales, parece oportuno realizar una
19
PASCUAL GARCÍA, J.: “La regulación de los convenios…”, cit., p. 171.
reflexión sobre los posibles pros y contras –libre mercado/eficiencia
económica- que, a nuestro juicio, se derivan de la opción restrictiva por la
que se ha decantado el legislador estatal al redactar la previsión legal en los
términos que nos constan.
Pues bien, con este objeto lo primero que ha de advertirse es que la razón del
sometimiento de todas las relaciones convencionales que traben los poderes
adjudicadores que tengan alguno de los contenidos propios de los contratos
regulados en la LCSP 2017 o en normas administrativas especiales a la
legislación de contratos del sector público se debe al objetivo de la normativa
europea de conseguir la libre circulación de los servicios y la apertura a la
competencia de la contratación pública entre los operadores económicos de
todos los países miembros, objetivo que, sin embargo, conoce límites, como
el que supone el hecho de que la propia normativa europea, al amparo de la
jurisprudencia del TJUE, admita la contratación in house, es decir, que los
encargos que realicen los poderes adjudicadores a las entidades que tengan
la consideración de medios propios, aun cuando tengan por objeto alguno de
los que son específicos de los contratos regulados en la LCSP 2017 o en
normas administrativas especiales, puedan realizarse al margen de lo
dispuesto en la legislación de contratos del sector público.
En nuestra opinión no solo podría, sino que debería haberse hecho, lo cual
hubiera abierto la posibilidad a que los poderes adjudicadores mediante
convenios de colaboración pudieran -en los casos en que concurrieran las
circunstancias determinantes del interés compartido y público y con el límite
relativo a la actividad desempeñada por las partes en relación con la que fuera
objeto de convenio (artículo 6.1, párrafo segundo LCSP 2017)- obtener las
prestaciones requeridas para la satisfacción de sus fines públicos,
eventualmente mejorando las condiciones del mercado, algo que no es
inimaginable, pues por imposición del Derecho europeo estos convenios,
como se ha señalado anteriormente, no son onerosos, por lo que más allá de
las prestaciones que de forma congruente se obliguen las partes a realizar
como forma de contribuir al cumplimiento de una misión de servicio público
común a ellas, solo resultaría admisible que aquellas pudiera obtener la
compensación correspondiente a los gastos efectivamente realizados para el
cumplimiento del convenio, sin que en ellos debiera incluirse cantidad
alguna destinada a satisfacer una suerte de beneficio industrial,
contrariamente a lo que sucede acudiendo al mercado conforme a la LCSP
2017, pues en él intervienen operadores económicos legítimamente movidos
por ánimo de lucro.
Por las consideraciones que se han ido realizando, puede concluirse que la
opción por la que se ha decantado el legislador estatal al redactar la LCSP
2017 en este extremo puede no ser indiferente desde la perspectiva de la
eficiencia en la realización del gasto público.
8. Otra forma de cooperación entre entes del sector público: la
contratación conjunta
Como forma específica de cooperación entre los entes del sector público, los
apartados 2 y 3 del artículo 30 LCSP 2017 contemplan la contratación
conjunta por parte de dos o más de ellos con terceros, con la que se incorporó
a la tramitación parlamentaria del proyecto de ley de contratos del sector
público, casi textualmente, el artículo 38 de la Directiva 2014/24, en el cual
se prevé esa posibilidad.