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2 | 2011
Memorias de la Guerra Civil española: transmisión, reapropiación y uso, Europa-América Latina
La permanencia de las memorias del conflicto: un compromiso contra el olvido
Texte intégral
A modo de introducción
1 La historia y la memoria difícilmente pueden separarse o desvincularse al abordar el estudio de la Guerra Civil, de la dictadura y de la
represión franquista, particularmente por lo que respecta a las mujeres como sujetos históricos y a su relación con el binomio represión-
resistencia. Su estudio es un proceso abierto, desarrollado en trabajos que son ya referentes.2 Especialmente, en aquellos aspectos que,
incorporando la perspectiva de género, posibilitan una explicación más compleja de la historia de la Guerra Civil, de la represión y de la
resistencia al franquismo.
2 La reflexión sobre las relaciones entre identidades de género, historia y memoria, es un tema pendiente en el conjunto de debates que
se han desarrollado sobre memoria histórica y memoria colectiva. Está pendiente el desarrollo de una memoria sin exclusiones para una /
historia crítica, desde una perspectiva tanto histórica como política, pues la memoria es siempre una construcción política, con una
existencia simbólica3. Está pendiente también conjugar la memoria individual y colectiva -la pluralidad de memorias- con la exigencia de
un saber crítico, a partir de memorias subalternas o subordinadas, frente a una única «memoria histórica» que puede convertirse
instrumento de poder.4 Entre estas memorias se encuentran las memorias femeninas de la guerra y de la posguerra, y su función como
instrumentos de construcción de identidades femeninas en la resistencia antifranquista.5
3 La reconstrucción del protagonismo de las mujeres republicanas durante la Guerra Civil y la posguerra ha ido adquiriendo relevancia
historiográfica.6, partiendo inicialmente de fuentes biográficas escritas y orales, memorias, diarios. Estos materiales constituyen una
fuente histórica privilegiada -junto a muchas otras- para el análisis de las experiencias de las mujeres en la guerra. Aunque en ocasiones
proporcionen una visión especular respecto a los discursos políticos del momento, muestran la necesidad de analizar las experiencias
femeninas silenciadas no sólo durante el régimen franquista, sino también en la transición democrática, e incluso por parte de la
historiografía especializada.7
4 Entre las definiciones del término «memoria» hay dos particularmente útiles para analizar la memoria femenina de la guerra y su
papel en la formación de las identidades de género. Por un lado, la que entiende que la memoria se constituye a través de la proyección y
el recuerdo de la experiencia individual, y que es -como se ha dicho a menudo- selectiva y generadora de elementos identitarios en el
presente. Por otro lado, la que hace referencia al proceso de apropiación y reconocimiento colectivo de distintas memorias, y, a la vez, de
todo lo que da sentido público a estas experiencias en un período histórico. Y que no puede entenderse como la suma de memorias
individuales.8 La diferencia entre estos dos significados es evidente: el primero alude al recuerdo selectivo y reordenado de lo vivido, y el
segundo se refiere a una creación social que incluye mecanismos de reordenación y apropiación.
5 Partiendo de estos presupuestos, las memorias, las autobiografías o las historias de vida han abierto nuevas posibilidades de acceso a
nuevos sujetos históricos, y a problemáticas históricas poco valoradas tradicionalmente, o poco presentes en las fuentes históricas más
clásicas: a lo cualitativo, a la experiencia humana, lo definido como «lo excepcional normal». Por otro lado, al estudio de «nuevos
sujetos» o de perspectivas históricas vinculadas a la historia cultural o a la historia de las mujeres y del género.
«De niña, yo bajaba a la calle en Carnaval con el gorro frigio y una bandera republicana, y las niñas me preguntaban: ¿De qué vas
vestida? Y yo contestaba: De República
Mi generación leyó mucho. A partir de los doce años, mi tío me ponía el periódico en las manos, el Mercantil Valenciano.
Participé en mítines desde 1933. En mi partido descubrieron que yo podía hablar en los pueblos, y cómo no había muchas mujeres para ir
a los pueblos a hablar, lo tuve que hacer yo.
Mi primer discurso y único en el Ayuntamiento de Valencia –porque el franquismo no permitió que hiciera más- fue decir que yo estaba
allí representando a las mujeres valencianas, y que yo iba a defender a las mujeres valencianas y a los niños.»27
23 Guillermina recordaba el trato escasamente igualitario de dirigentes políticos como el propio presidente Azaña, ante la presencia
femenina en la política. Así, en sus recuerdos sobre el discurso que Manuel Azaña pronunció en el Ayuntamiento de Valencia el 21 de
/
enero de 1937, relata el siguiente episodio:
«…Cuando el alcalde, Cano Coloma, me hizo el honor de presentarme como la única mujer concejal del Ayuntamiento y miembro
destacado de nuestras juventudes de Izquierda Republicana, don Manuel, que no creo que fuera uno de los paladines de la emancipación
de la mujer, me dio ligeramente la mano, mi miró a través de sus gafas midiendo seguramente mi pequeñez y mi juventud…y sin más
comentarios me volvió la espalda para conversar con Largo Caballero y Rafael Supervía, que sería mi compañero durante todos los años
de nuestro exilio.»28
24 Por su parte, la biografía de Alejandra Soler muestra su enorme activismo político y su «agencia» femenina a lo largo de toda una vida
en el seno de la cultura comunista. Una vida con recuerdos desde el final de la dictadura de Primo de Rivera hasta su regreso a España
desde el exilio en la Unión Soviética a comienzos de los años setenta.29 Alejandra nació en Valencia en 1913. Durante el Bienio Negro
ingresó en las Juventudes Comunistas y fue miembro del comité provincial del Partido Comunista. Licenciada en Filosofía y Letras, fue
profesora de historia en el instituto de Tarrasa durante la guerra, a la vez que trabajó en tareas políticas, en campañas de alfabetización y
en la Ayuda al Frente.
25 Finalizada la guerra se exilió primero a Francia junto a su marido, el periodista Arnaldo Azzati. Estuvo en el campo de concentración
Le Pouliquen en Saint Nazaire. Su exilio continuó en la URSS, donde trabajó en Moscú como profesora de historia y de español en la
Escuela Superior de Diplomacia. Desde 1963 dirigió el Departamento de Lenguas Románicas de la Universidad de Moscú, y la edición de
diccionarios de ruso-español. Después de treinta y dos años de exilio regresó a Valencia en 1971. El activismo político de mujeres como
Alejandra Soler adoptó nuevas características identitarias durante la guerra y el exilio, como resultado de la interrelación entre su
militancia antifranquista y su activismo femenino.
26 Sus recuerdos son un observatorio privilegiado para el análisis de la construcción de una específica identidad de género, como
muestran, a modo de ejemplo, estas palabras:
«La llegada de la República a Valencia fue espectacular. Todo el mundo se lanzó a la calle. Yo estaba en el Partido Comunista cuando las
elecciones del Frente Popular. Íbamos a dar mítines dos mujeres y yo. Guillermina Medrano por Izquierda Republicana; Enriqueta Agut
por las Juventudes Socialistas Unificadas, y yo por el Partido Comunista. A mi me han llamado la mar de cosas, me llamaban la
«palometa del Front Popular».
En la guerra hubo un gran movimiento de trabajo de las mujeres. Mujeres Antifascistas existían ya. También estaban las mujeres
libertarias, muchísimas estuvieron como milicianas, más que Mujeres Antifascistas.
Yo daba clases y formaba parte de un organismo adscrito al gobierno, «Ayuda al Frente». Mi trabajo era hacer ropa, enseñar a la gente a
leer y a escribir.
Las mujeres estaban muy atrasadas. Eran el estrato de la sociedad más apartado del desarrollo. La Republica tuvo conciencia de su
marginación. La de las mujeres era otra guerra. Toda una serie de reivindicaciones que se nos debía. Porque las mujeres no eran siervas,
eran personas con derechos, y no habían conocido más que deberes.
En marzo del 38 hubo una semana que cada dos horas venían a bombardear. La gente estaba pendiente de los bombardeo El exilio fue
tremendo. Fue muy doloroso, el desgarramiento interno que uno siente cuando tiene que dejar su casa, su patria, todo a lo que está
acostumbrado, y piensa « ¿hasta cuándo?, ¿y qué va a pasar?».
No hemos aprendido las lecciones de la historia que debiéramos sabernos de memoria, no hemos aprendido. Porque la Historia es una
gran maestra, y ¡ay de aquél que no sepa aprender las lecciones de la Historia!.»30
27 A partir de la adquisición de la igualdad política con la República, se produjo un salto cualitativo en la construcción de una específica
«identidad de género». Una identidad vinculada a loas culturas igualitarias, que se transmitió posteriormente al lenguaje de la
resistencia antifranquista. Particularmente a las mujeres que militaron desde su entorno familiar y doméstico, con prácticas domésticas /
con capacidad de repercutir en el espacio público.31 Las experiencias de las mujeres republicanas en el exilio muestran, desde una
enorme pluralidad política, la necesidad de cuestionar estereotipos masculinos de heroísmo y de resistencia, desde la puesta en valor de
las relaciones entre mujeres, guerra, antifascismo y resistencia.
28 El camino hacia la legitimación de la presencia femenina en el espacio público quedó truncado con la victoria franquista, cuando la
inflexión de la guerra permitía mostrar la relatividad de las construcciones simbólicas de género. Sin embargo, a lo largo del franquismo,
desde la diversidad de la herencia política republicana, las mujeres antifranquistas continuaron desarrollando identidades de género en
las culturas políticas de la clandestinidad, del exilio y de la oposición a la dictadura.
/
33 Lejos de la subalteridad que se les atribuye, las actividades y las prácticas políticas de las mujeres fueron esenciales para la misma
existencia de la resistencia antifranquista. En su condición de posibilidad, actuaron tanto los lenguajes políticos igualitarios como los
vínculos personales y familiares, de forma que lo político se convertía en personal. Estos lenguajes, igualitarios e identitarios -un
«nosotras» plural- permitieron a las mujeres, desde estas culturas políticas, desarrollar actuaciones y prácticas específicas, en lo público
y en lo privado, y dotarlas de un significado político transformador.
34 A modo de conclusión, estos elementos identitarios se reflejan y se sintetizan en estas palabras de Remedios Montero, en las que
legitima la acción política desde la rebeldía individual, y desde la herencia ideológica de la República como referente utópico de la
resistencia antifranquista: « ¿Ante tanta injusticia se podía dejar todo por miedo? Te daba más rabia y te trasmitía muchos más valor
para seguir adelante. Había que seguir adelante para volver a conquistar todos esos derechos que la República nos había dado por
una gran mayoría en las urnas.»33
Notes
1 Este trabajo participa del Proyecto I+D+I AR 2008-03970/HIST del Ministerio de Ciencia e Innovación.
2 Es un referente fundamental el trabajo pionero de Di Febo, Giuliana, Resistencia y movimiento de mujeres en España, Icaria, Barcelona, 1984.
También Mangini, Shirley, Recuerdos de la resistencia. La voz de las mujeres en la Guerra Civil española, Barcelona, Península, 1997. Vinyes, Ricard,
Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas, Temas de hoy. Historia, Madrid, 2002. Romeu, Fernanda, El silencio roto.
Mujeres contra el franquismo, Gráficas Summa, Oviedo, 1994. Hernández, Fernando, Mujeres encarceladas. La prisión de Ventas : de la República al
franquismo, Marcial Pons, Madrid, 2003. Cuevas, Tomasa, Testimonios de mujeres en las cárceles franquistas, Huesca, Instituto de Estudios
Altoaragoneses, 2004. Verdugo, Vicenta, « Dones i represssió durant el franquisme », Afers. La repressió franquista, 45, 2003. pp. 299-317. Yusta,
Mercedes, « Las mujeres en la resistencia antifranquista, un estado de la cuestión », Arenal., 12, nª 1, 2005, pp. 5-34. Una visión global en : Casanova,
J., Espinosa, J, Mir, C. y Moreno, F., Morir, matar, sobrevivir. La violencia en la dictadura de Franco, Crítica, Barcelona, 2002. También : Molinero, C.
Sala, M. y Sobrequés, J.(eds.), Una inmensa prisión. Los campos de concentracióny las prisiones durante la Guerra Civil y el franquismo, Crítica,
Barcelona, 2003.
3 Entre los coloquios sobre este tema : Memoria e identidades. VII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Santiago, Universidad de
Santiago, 2004. Las Fuentes Orales entre la Memoria y la Historia : La complementariedad con otras fuentes, Barco de Ávila, 2007.
4 Pérez Garzón, Juan Sisinio, « Una historia crítica para una historia sin exclusiones » en Gálvez, Sergio y Hernández, Fernando, Presas de Franco.
Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM), Madrid, 2007, pp. 25-27.
5 Llona, Miren, « Memoria e identidades. Balance y perspectivas de un nuevo enfoque historiográfico » en Borderías, Cristina (ed.), La historia de las
mujeres : perspectivas actuales, Icaria, Barcelona, 2009, pp. 355-390. p. 359.
6 Nash, Mary, Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, Taurus, Madrid, 1999.
7 Aróstegui, J. y Godicheau, F. (eds.), Guerra Civil. Mito y memoria, Marcial Pons, Madrid, 2006.
8 Tavera, Susana, « La memoria de las vencidas : política, género y exilio en la experiencia republicana », Ayer. República y republicanas en España,
60, 2005, pp. 197-224, p. 202. Halbwachs, S., La memoria colectiva, Prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza, 2004. Del mismo autor Los marcos
sociales de la memoria (1925), Antrhopos, Barcelona, 2004.
9 Hernández Sandoica, Elena, Los caminos de la historia. Cuestiones de historiografía y método, Síntesis, Madrid, 1995.
10 Vinyes, R. : Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las cárceles franquistas. Temas de hoy. historia. Madrid : 2002, pp. , 58. El análisis sobre
esta investigación de Vallejo Nájera está también recogido en : Nadal, A, « Experiencias psíquicas sobre mujeres marxistas malagueñas. Málaga 1939 »,
en Las mujeres y la Guerra Civil Española. III Jornadas de estudios monográficos. Salamanca, octubre 1989. Ministerio de Asuntos Sociales. Instituto
de la Mujer, 1989, pp. 340-350.
11 Nash, Mary, « Dones i transició a Catalunya : memoria i vivències » en Rafael Aracil y Antoni Segura (ed.), Memoria de la Transició a Espanya i a
Catalunya. Sindicalisme, gènere i quesito nacional. vol. II, Edicions Universitat de Barcelona, Barcelona, Centre d´Estudis Històrics Internacionals,
2001, pp. 83- 103.
/
12 Hernández Sandoica, Elena, Los caminos de la historia, pp. 150-151.
13 Scott, Joan, « El eco de la fantasía : la historia y la construcción de la identidad », Ayer. Más allá de la historia social, 62, 2006, pp. 111-138.
14 Soler, Alejandra, La vida es un río caudaloso con peligrosos rápidos, Edición de la autora, Valencia, 2005.
15 Montero, Remedios, Historia de Celia. Recuerdos de una guerrillera antifascista, Railla, Valencia, 2004.
16 Serna, Justo y Pons, Anaclet, Cómo se escribe la microhistoria, Cátedra-Universidad de Valencia, Madrid, 2000.
17 Hernández Sandoica, Elena, « Joan Scott y la historiografía actual », en Cristina Borderías (ed.), Joan Scott y las políticas de la historia, Icaria,
Barcelona, 1996, pp. 259-283. p. 276.
18 Nash, Mary, Rojas. Las mujeres republicanas en la Guerra Civil, Taurus, Madrid, 1999.
19 Immagini nemiche. La guerra civiel spagnola e le sue rappresentazioni (1936-1939). Bologna, Compositori, 1999.
20 Echebéhére, Mika, Mi guerra de España, Barcelona, Plaza y Janés, 1987.
21 Prueba de la simpatía que despertó la URSS en los medios progresistas españoles, incluso antes de la guerra, fue la Asociación de Amigos de la Unión
Soviética, que contaba con mujeres como Victoria Kent o Clara Campoamor.
22 Tavera, Susana, « La memoria de las vencidas : política, género y exilio en la experiencia republicana », Ayer. República y republicanas en España,
60, 2005, pp. 197-224. Moreno, Mónica, « Republicanas y República en la Guerra Civil : encuentros y desencuentros », Ayer.República y republicanas
en España, 60, 2005, pp. 165-195.
23 Williams, Raymond, Marxismo y literatura, Península, Barcelona, 1980.
24 Gagliani, Dianella, « La guerra totale e civile : il contesto,la violenza e il modo della politica » en Donne, guerra, política. Esperienze e memorie della
Resistenza, CLUEB, Bologna, 2000.
25 Entrevista a Guillermina Medrano 25 octubre 2001. Exposición coordinada por Ana Aguado Dones del 36, Universidad de Valencia, Valencia, 2001.
26 Este centro durante la República se denominó Asilo de San Eugenio, y durante la guerra pasó a llamarse Casa de la Infancia Giner de los Ríos.
27 Entrevista a Guillermina Medrano, 25 Octubre 2001.
28 Ibid. También en Medrano, Guillermina, « Rescatando el pasado » en Nuevas raíces. Testimonios de mujeres españolas en el exilio, Editorial
Joaquín Mortiz/Grupo Editorial Planeta, México D.F., pp. 290-291.
29 Entrevista a Alejandra Soler, 14-7-2002.
30 Ibid.
31 Gagliani, Dianella, « La guerra totale e civile : il contesto, la violenza e il modo della politica », p. 41.
32 Yusta, Mercedes, « Rebeldía individual, compromiso familiar, acción colectiva : las mujeres en la resistencia al franquismo durante los años
cuarenta », en Historia del Presente, 4, 2004, pp. 63-92.
33 Entrevista a Remedios Montero, Valencia, 30 Octubre 2003.
Auteur
Ana Aguado
/
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