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Apoptosis embrionaria y factores de

supervivencia
Prof. José Antonio Uranga Ocio

02 Universidad Rey Juan Carlos

3
BLOQUE

GAMETOS Y EMBRIONES
MÁSTER EN REPRODUCCIÓN HUMANA

Contenido

1. Introducción a la muerte celular: Necrosis y Apoptosis............................................................ 2


2. Morfología y proceso de la apoptosis ....................................................................................... 3
3. Biología de la apoptosis............................................................................................................. 3
4. Regulación genética de la apoptosis. Moléculas anti-apoptóticas y señalización de la
supervivencia celular ..................................................................................................................... 5
5. Regulación epigenética de la apoptosis .................................................................................... 6
ARN-no codificante ............................................................................................................... 7
6. Métodos de detección de la apoptosis ..................................................................................... 7
7. Regulación hormonal y paracrina de la apoptosis .................................................................... 7
8. Apoptosis en el desarrollo embrionario .................................................................................... 8
9. Apoptosis en ovario................................................................................................................... 9
10. Apotosis en testículo ............................................................................................................. 10
11. Apoptosis en ovocitos y desarrollo preimplantado .............................................................. 12
12. Lecturas Recomendables ...................................................................................................... 13

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1. Introducción a la muerte celular: Necrosis y Apoptosis

En contrapartida con la necrosis o muerte celular, provocada por la acción de una noxa, sobre
la apoptosis se han llegado a reconocer rasgos morfológicos precisos y a entender que se trata
de un proceso activo, genéticamente determinado y con una alta significación biológica. El
término de apoptosis, cuyo significado en griego vendría a describir de forma metafórica la
caída de las hojas del árbol, fue propuesto por Kerr JF., Wyellie AH. y Curie AR. (1972) al darse
cuenta que el nombre de necrosis utilizado hasta la fecha para definir un tipo de muerte
determinada por un proceso accidental o pasivo, no era el más adecuado para describir éste
tipo de muerte celular fisiológica, activa o programada.
La apoptosis está también implicada en diversos procesos de atrofia patológica, regresión de la
hiperplasia inducida o involución fisiológica. Son múltiples los ejemplos que pueden
encontrarse en la clínica, en los que la apoptosis está relacionada con éste apartado. Por
mencionar alguno que nos sirva como ejemplo, tendríamos la atrofia prostática tras la
castración, la atrofia de órganos parenquimatosos como el páncreas, la glándula parótida o el
riñón tras la obstrucción de conductos; la misma involución de la mama lactante, la atresia de
los folículos ováricos o la regresión del cuerpo lúteo.
De forma cíclica algunos tejidos adultos experimentan fases con incremento de sus
poblaciones celulares y fases de regresión inducidas por variaciones en los niveles circulantes
de diversos factores de crecimiento y hormonales. Así, por ejemplo, el endometrio humano
muestra por apoptosis un incremento en la pérdida de células epiteliales glandulares en la fase
secretora avanzada y en las etapas premenstrual y menstrual, viéndose los cuerpos y las
células apoptóticas dentro, debajo del epitelio y rara vez próximas a la luz. Del mismo modo,
las células que rodean el blastocisto en los sitios de implantación sufren apoptosis poniendo a
éste en íntima asociación con el estroma del endometrio.
Aunque hemos definido la necrosis, para diferenciarla de la apoptosis, como la muerte celular
producida por una noxa, también hay que decir que dosis bajas de un estímulo nocivo pueden
inducir apoptosis. Ejemplos típicos de éste fenómeno los tenemos en el efecto esperado de
algunos fármacos citotóxicos anticancerígenos, en las lesiones térmicas leves, en las
radiaciones moderadas y probablemente en la hipoxia.
Como podemos ver la apoptosis tendría lugar en la gran generalidad de todos los tipos
celulares y los procesos del desarrollo habiéndose llegado a entender que representaría un
tipo de muerte celular fisiológica controlada para poder corregir señales conflictivas o errores
durante el desarrollo.
Pero donde la muerte celular programada se manifiesta de forma más destacada es durante la
embriogénesis, desde la implantación misma (como ya hemos adelantado más arriba),
pasando por la organogénesis, hasta llegar a la involución del desarrollo (como ocurre, por
ejemplo, en el timo o el ovario entre otros órganos).
Con objeto de entender aún mejor éste fenómeno, pasamos a explicar a continuación las
bases morfológicas y moleculares del desarrollo de la apoptosis, antes de detenernos en
algunos aspectos relacionados con la apoptosis y el desarrollo embrionario.

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2. Morfología y proceso de la apoptosis

En términos generales, los cambios morfológicos que experimentan las células durante la
apoptosis son bien conocidos. Se describe una célula en apoptosis cuando se observa que ha
perdido su tamaño normal, mostrando su citoplasma condensado y con sus orgánulos
agrupados. Esta condensación se hace extensiva también a la cromatina que se aprecia
compactada, llegándose a formar masas en forma de semilunas perfectamente circunscritas,
con su densidad uniforme y adheridas a la envoltura nuclear. La cromatina nucleolar periférica
se dispersa formando agregados que ultraestructuralemente se observan como gránulos
osmiófilos en el centro del núcleo. Resulta también característico que las células apoptóticas
presenten su citoesqueleto desarmado, desestructurándose a la vez los desmosomas, con la
consiguiente pérdida de contacto con las células vecinas; hecho éste que determinará que
éstas células adopten una forma esférica. Cuando avanzamos en el proceso, el ADN nuclear y
en extensión el núcleo, con su cromatina compactada, se fragmenta y se reparte por el
citoplasma. Posteriormente, de la superficie de la célula aparecen diversas protrusiones
formadas por fragmentos nucleares rodeados de citoplasma. Éstas acabarán desprendiéndose
del cuerpo celular convirtiéndose en vesículas apoptóticas. Finalmente, mencionadas vesículas
apoptóticas serán fagocitadas por los macrófagos o por otras células vecinas. Todo éste
proceso, a diferencia de la de las distintas otras formas de necrosis, se produce de forma
asíncrona, sin provocar reacción inflamatoria y sin ni siquiera alterase la propia arquitectura
tisular. Histológicamente, los cuerpos apoptoicos varían considerablemente en su tamaño,
mostrándose como masas de citoplasma redondas u ovaladas que pueden contener o no
material nuclear basófilo, si bien, la mayor parte de los mismos son eosinófilos. Sin embargo, el
tamaño pequeño y la vida media corta de los cuerpos apoptoicos, de una a dos horas, así como
la ausencia de inflamación y el "cierre de filas" por parte de las células vecinas, según van
siendo eliminadas las células apoptóticas, hacen que la apoptosis sea relativamente poco
evidente en histología.
Las semilunas descritas en el párrafo anterior, sí son visibles mediante microscopía electrónica,
pero rara vez se ven en cortes de parafina o extendidos celulares. En su defecto, pueden
apreciarse masas de cromatina densa y uniforme con apetencia basófila. (Dispositivas 2 y 3).

3. Biología de la apoptosis
Los principales mediadores moleculares de la apoptosis son varios grupos de proteasas,
cistein-aspartasas o caspasas, que poseen en común primero un dominio cuyo centro activo es
un residuo de cisteína y segundo el reconocer selectivamente un Asp (aspartato) en la posición
P1 del sitio de hidrólisis. Las caspasas son por tanto enzimas, cisteína endoproteasas, que
inducen la mayor parte de los acontecimientos proteolíticos implicados en la apoptosis. Éste
tipo de endoproteasas se han identificado en forma de procaspasas (sus zimógenos inertes)
tanto en el citoplasma como en el espacio intermembrana de las mitocondrias. En la mayor
parte de los casos la actividad proteolítica de las caspasas ocasiona la inactivación de las
proteínas con las que interactúan, pero también, de forma directa, pueden activar otras
caspasas, mediante la liberación de sus dominios reguladores negativos o indirectamente
mediante la inactivación de una subunidad reguladora.

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Las caspasas son una gran familia de proteínas, altamente conservadas durante la evolución,
que pueden encontrarse desde los humanos hasta los insectos, en los nematodos y en la hidra.
Se han llegado a identificar en nuestros días en el humano más de doce caspasas de las cuales,
un tercio parecen estar implicadas en la apoptosis. Éstas enzimas se componen de tres
dominios: un prodominio N-terminal, y dos dominios p20 y p10. La enzima madura estaría
formada por un heterotetrámero que contiene dos p20/p10 heterodímeros y dos sitios activos
(Diapositivas 4).
En los mamíferos existen dos sistemas conocidos que controlan la apoptosis manteniendo a las
caspasas inactivas o provocando su activación (Diapositiva 5):
 Mediante la asociación con una subunidad reguladora intracelular (Vía intrínseca): Es
propia de la respuesta a estímulos internos como el estrés oxidativo, la ausencia de
factores de supervivencia, el daño genético irreparable, etc. La salida del citocromo c
(CytC) presente en el espacio intermembrana mitocondrial estimula a las moléculas
Apaf-1 (apoptotic protein-associated factor) que se asocian con la procaspasa 9
formando el apoptosoma, estructura citoplasmática donde maduran las procaspasas
(Diapositiva 6). La familia de proteínas Bcl-2 incluye algunas que inhiben la salida del
citocromo, como la propia Bcl-2 y por lo tanto resultan antiapoptóticas, y otras como
Bak que la inhiben y resultan apoptóticas.
 Señales apoptóticas extracelulares (Vía extrínseca): En los mamíferos existen
receptores en la membrana plasmática que pueden, al unirse con su lingando,
desencadenar la activación de la caspasa 8. Éstos receptores, el CD95 (Apo1/Fas), TNF-
R1 y DR3/WL-1, tienen en común un dominio intracelular en una región denominada
"death domain". Una vez activada la caspasa 8 se asocia con otra molécula de
procaspasa 8 para formar una caspasa madura. Esto desencadena una reacción en
cadena, que de forma directa e indirecta activará a las caspasas 3, 6 y 7 que
conducirán directamente a la muerte celular.
La maquinaria de la apoptosis en los vertebrados es sustancialmente similar a la de los
invertebrados aunque está más elaborada y sofisticada. Esto es así, en primer lugar
porque, como ya hemos dicho, los mamíferos tienen una familia de receptores cuyos
ligandos pueden directamente disparar la activación de la caspasa-8 por vía del FADD (Fas-
associated death domain). Los representantes principales de esta familia de receptores
son el TNF-R1 y el CD95 (ligando Fas) ya comentados. Del mismo modo ya se ha indicado
que muchos de los daños pro-apoptóticos van a incidir directamente sobre la mitocondria
para inducirle agrietamientos de sus membranas con la consiguiente liberación de varios
polipéptidos pro-apoptóticos como el citocromo c. Será en los mamíferos donde las
proteínas Bcl-2, con su destacado papel anti-apoptótico, reguladas por las distintas señales
de supervivencia que inciden sobre ellas, intentarán estabilizar la integridad de la
mitocondria para prevenir la liberación de mencionados polipéptidos pro-apoptóticos
(Diapositiva 7).
Si bien los mecanismos moleculares de activación final de la apoptosis varían con los
distintos tipos celulares (en algunas células el proceso es automático, mientras que en
otras se desencadena cuando desaparecen determinados factores tróficos), el resultado es
la activación de la fosfolipasa-c que provocará la salida de Ca2+ del retículo endoplásmico

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al citosol, el cual activará la disociación de los filamentos de actina del citoesqueleto y


finalmente a una endonucleasa, la deoxirribonucleasa CAD (caspasa-activated
dexosyribonuclease o endo-nuclease G, ENDO-G) que es la enzima que ocasiona la
fragmentación de la doble cadena del ADN. Sin embargo, algunas células no precisan ni el
influjo de Ca2+ ni de ENDO-G.
Como resultado de todo esto, la cromatina nuclear es escindida en fragmentos de peso
molecular elevado (50-300 kbp) y posteriormente se forman fragmentos del tamaño de los
nucleosomas (180 bp).
Con respecto a la endonucleasa, se conoce que existe en las células vivas formando un
complejo inactivo junto con su subunidad inhibidora ICAD. La activación de CAD está
mediada por la caspasa 3 que la liberaría de su subunidad inhibidora formándose los
factores de fragmentación.
La acción catalítica de las caspasas explicaría también muchos de los cambios morfológicos
descritos anteriormente. Así, la contracción y las protrusiones nucleares se deberían al
desarme de las láminas nucleares. La pérdida de la forma celular estaría causada, bien por
la acción del factor de fluidificación dependiente de calcio, gelsolina, el cual se ha
identificado también como sustrato de la caspasa 3 y/o por el desarme de la frodina (la
espectrina no eritroide). Pero esto son sólo algunos de los cientos de sustratos conocidos
de las caspasas. De hecho, algunos de los "subprogramas" de la apoptosis los entendemos
todavía de forma muy limitada.

4. Regulación genética de la apoptosis. Moléculas anti-apoptóticas


y señalización de la supervivencia celular

Hasta nuestros días son muchas las circunstancias y factores humorales a los que se les
reconoce una acción inhibidora o inductora de la apoptosis. Así, parece claro que la apoptosis
está reducida por el efecto, entre otros, de ciertas drogas que inhiben las topoisomerasas, por
la exposición o acción de diversos inhibidores de las cinasas, por la interferencia en la
homeostasis del calcio, por el efecto de un shock térmico breve, en algunas infecciones virales
o la exposición a linfocitos T citotóxicos (Maillet M, 2002).
En algunos casos por tanto, la muerte celular programada está controlada genéticamente o
por la acción de diversas moléculas anti-apoptóticas. Veamos algunos ejemplos:
 Las proteínas de la familia Bcl-2, derivadas del proto-oncogén blc-2, como hemos visto
ya, intervienen en la regulación de la apoptosis. Aquellas células que expresan Bcl-2
son resistentes a la apoptosis promoviendo de esta manera la supervivencia celular,
pero también facilitando con esa supervivencia la adquisición de mutaciones y la
transformación maligna (Ver Diapositiva 9).
 La proteína Myc, derivada del proto-oncogén myc, promueve, según las
circunstancias, la muerte celular o su proliferación.
 La proteína p53, producida por el gen supresor de tumores p53, estabiliza a la célula
en la fase G1 del ciclo a fin de controlar la existencia de daños en el ADN; pero en

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sentido contrario, si éstos fueran peligrosos para las células hijas, activaría la
apoptosis.
 La proteína p35 (baculoviral IAP repeat-containing 2), descubierta en los bacuolavirus
pero presente también en los vertebrados superiores, inhibe la apoptosis.
 Los mamíferos poseen una familia de genes que codifican potentes inhibidores de las
caspasas, cuyos productos de expresión se conocen como proteínas inhibidoras de la
apoptosis (IAP). A propósito de éstos inhibidores, también se conocen sus
correspondientes neutralizadores de la actividad anti-apoptótica como serían las
proteínas Smac (second mitochondrial-derived activator of caspases) o DIABLO (direct
IAP-binding Protein with low pI).
 Se han descrito también moléculas bajo el nombre de "receptores cebo" como el DcR3
(decoy receptor 3) que se sobreexpresan en algunas neoplasias como las de pulmón o
las de colon y que actuarían uniéndose al FasL, bloqueando con ello su unión con el
receptor Fas, con la consiguiente inhibición de la apoptosis.

La señalización mediante el TNF y otros polipéptidos relacionados, hemos visto que


representan un proceso activo en el que la activación de los correspondientes receptores de
muerte celular inducen la apoptosis. En sentido opuesto, otras vías de señalización promueven
la supervivencia celular mediante la inhibición de la apoptosis. Así, muchas células dependen
de diversas señales de supervivencia que varían desde factores secretores (factores de
crecimiento extracelulares como por ejemplo el factor de crecimiento nervioso NGF) o por la
interacción directa célula a célula. La ruta principal de señalización intracelular responsable de
la supervivencia celular comienza en la enzima PI-3 quinasa que se activa, bien por la proteína-
tirosina quinasa, bien por receptores asociados a proteínas G. (ver diapositiva 8 para un
esquema general del proceso, y 9 para un detalle del mismo).
No debemos olvidar tampoco que añadido al influjo endocrino ocurre también un sistema de
compensación nerviosa que está estrechamente regulado a nivel central desde el hipotálamo
hasta la acción del nerviosa periférica simpática y que alcanza a todo tejido, órgano y sistema.

5. Regulación epigenética de la apoptosis


Puede ocurrir fundamentalmente mediante dos mecanismos, la metilación de ADN con lo que
se inhibe la trascripción del mismo y mediante la acción de micro ARN (miARN). Los MicroARN
son una clase de secuencias cortas de ARN no-codificante que regulan la expresión de los
genes en muchos eucariotas. Fueron descubiertos inicialmente en Caenorhabditis elegans en
el laboratorio de Victor Ambors en 1993 (Lee et al., 1993). Simultáneamente en el laboratorio
de Gary Ruvkun's se identificaba el primer gen diana de un microARN (Wightman et al., 1993).
Este nuevo mecanismo de regulación post-transcripcional consiste en la unión de estos miARN
a proteínas formando el complejo RISC que tiene la facultad de destruir el ARN mensajero
citoplasmático con el que presenta complementariedad, impidiendo por lo tanto su traducción
en el ribosoma.

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ARN-no codificante

El dogma central de la biología molecular es que el ADN genómico se transcribe a ARN


mensajero (ARNm) el cuál es traducido a una secuencia proteica. Este dogma ha sido puesto
en duda porque algunos segmentos de la transcripción de ADN que se transcriben a
precursores de ARNm (ARNpre-m) no se traducen necesariamente a proteínas. En su lugar,
éstos ARN regulan la expresión de otros genes. Los segmentos de ADN cuya función directa es
la de participar como ARN regulador, en lugar de codificar productos proteicos, son conocidos
como ARN no-codificante. En el genoma humano, la mayor parte del ADN (95%) pertenece a
esta variedad de genoma no codificante. Con relativa frecuencia se ha podido relacionar como
causas de algunas enfermedades al mal funcionamiento del ARN no-codificante.

6. Métodos de detección de la apoptosis


Aparte del reconocimiento de las características morfológicas mediante microscopía óptica o
ultraestructural ya descritas, se han desarrollado en nuestros días un número considerable de
métodos que permiten estudiar la apoptosis tanto en poblaciones celulares como en células
individuales.
1. Electroforesis en gel de agarosa
2. Técnicas de marcaje in situ
3. Citometría de flujo
4. Marcaje fluorescencia
5. Inmunohistoquímica

7. Regulación hormonal y paracrina de la apoptosis

Las hormonas esteroideas son potentes reguladores de la apoptosis en órganos inmunológicos


y reproductivos tales como el timo, el útero, la vagina, la glándula mamaria, las próstata, el
ovario y los testículos. Igualmente factores de crecimiento como el epidérmico, el nervioso, el
derivado de plaquetas y el derivado de la insulina tipo I, entre otros, actúan como elementos
promotores de la supervivencia al inhibir la apoptosis mediante alguno de los mecanismos
descritos anteriormente. No obstante, su actuación no es la misma en todos los tejidos,
observándose diferencias entre unos y otros. Un caso paradigmático de la importancia que
tiene el control de la apoptosis en los órganos reproductivos lo tenemos en la síntesis por
parte del trofoblasto embrionario del ligando Fas el cual, al interaccionar con su receptor
situado en los linfocitos maternos activados, promueve la entrada de éstos en apoptosis y así
evita la respuesta inmune materna en el momento de la implantación.
A continuación pasaremos a describir el papel que juegan estas hormonas y factores en la
regulación de la apoptosis en los dos últimos órganos citados: en el ovario y en los testículos.

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8. Apoptosis en el desarrollo embrionario

En los organismos multicelulares en desarrollo, tan importante como la división celular y su


migración es la regulación programada de la muerte celular que permite al organismo
controlar estrechamente el número de las células y el tamaño de los tejidos, y autoprotegerse
de aquellas celulas que pudieran poner en compromiso la homeostasis general del organismo.
Durante el desarrollo y la ontogénesis de muchos órganos, la mayor parte de los organismos
tienden a sobreproducir celulas que posteriormente requerirán ser remodeladas para
completar sus estructuras y funciones tisulares finales. Este remodelado, constante en todos
los metazoos, tiene lugar gracias a la apoptosis que suele producirse en los estadios finales del
desarrollo, donde numerosas estructuras que se han formado son finalmente eliminadas. Por
ejemplo, el conducto para-mesonéfrico de Müller que dará lugar en la mujer al útero y a los
ovarios, degenera por apoptosis en el varón quedando como reminiscencias el denominado
apéndice del testículo y el utrículo prostático. Inversamente el conducto de Wolf, que en el
varón determinará el desarrollo de su órganos reproductores, en la mujer es suprimido. Los
determinantes principales de estos cambios serán factores hormonales de supervivencia
celular androgénicos o estrogénicos según el caso (Diapositiva 10).
Además, como explica Pascal Meier, los organismos poseen un remanente de códigos
genéticos que fueron utilizados en su día por nuestros ancestros o que representan rutinas
irrelevantes sin uso alguno. Durante el desarrollo la apoptosis se encargará de expurgar tales
estructuras. Un ejemplo de esto lo tenemos en el desarrollo temprano de los vertebrados, en
los que el sistema pronéfrico (los primeros nefrotomas que se forman y que desarrollarían
riñones funcionales en el pez y en larvas de los anfibios) experimenta su regresión completa en
los mamíferos degenerando por apoptosis.
Los intrincados sistemas, nervioso central e inmune de los vertebrados sufren una activa
selección de sus poblaciones celulares durante su desarrollo de tal forma que, por ejemplo,
más de la mitad de las células nerviosas generalmente tienen como destino su muerte tan
pronto como han sido formadas. Martín Raff fue el primero en postular que la muerte celular
es el destino final por defecto de todas las células en los metazoos, las cuales deberían estar
continuamente preservadas por la acción de señales de supervivencia de su entorno. Ejemplos
de estas señales de supervivencia serían diversas citoquinas y hormonas, las conexiones
sinápticas o la interacción física directa con células hetero-tróficas vecinas o con la matriz
extracelular. Por consiguiente, las células somáticas de cada parénquima tienen un alto grado
de dependencia del microambiente especializado que les proporciona el estroma sobre el que
se asientan. Un ejemplo palpable de que esto es así lo tenemos en las células epiteliales y en
las células endoteliales que espontáneamente entran en apoptosis cuando se desprenden del
contacto con sus vecinas o de su estroma basal, al verse privadas de las señales de
supervivencia proporcionadas por las integrinas o la cadherina. A ésta apoptosis inducida por
el desprendimiento celular se ha denominado anoiquis, y representa un destacado mecanismo
mediante el cual se desarrollan y remodelan tejidos y órganos.
Diversos modelos experimentales en animales transgénicos nos han desvelado la relevancia y
el papel que desempeñan algunos de los polipéptidos pro-apoptóticos comentados con
anterioridad. De ésta forma, por ejemplo, se ha podido constatar que la ausencia de las

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caspasas-9 y 3 o del Apaf-1 ocasionan una hiperproliferación neuronal manifiesta y diversos


desordenes del sistema nervioso, mientras que la deficiencia de blc-x ocasiona un incremento
tal de la apoptosis neuronal que hace a los embriones inviables.
Aunque la lesión de muchos de los genes implicados en la apoptosis son letales, tanto en la
embriogénesis como en el periodo neonatal, éstas muertes tienen lugar como resultado de
fallos focales y específicos de diversos tejidos. Así, como ya hemos adelantado, la ablación de
las caspasas 3 y 9 afecta al desarrollo del cerebro aunque la pérdida de la caspasa-8 incide
principalmente sobre el corazón. Aún más, las pérdidas de los receptores TNFr y CD95
ocasionan alteraciones, principalmente sobre el sistema inmune, o la inactivación de Apaf-1
conduce a una muerte embrionaria en los periodos finales del desarrollo, con defectos que
afectan principalmente al cerebro, alteraciones craneofaciales y esterilidad de los machos que
sobreviven.
Uno de los paradigmas clásicos en los que se demuestra el papel de la apoptosis en la
morfogénesis es el del desarrollo de los apéndices digitales de las manos y los pies como
resultado de la desaparición de las membranas interdigitales. En ratones knockout Apaf-1 (a
los que se ha retirado este gen mediante ingeniería genética) éstas membranas persisten
como si fueran las extremidades de un platelminto.
Podemos deducir por tanto, dadas las evidencias experimentales que hemos repasado, que es
muy importante el papel que desempeña la apoptosis en el desarrollo embrionario de los
vertebrados.

9. Apoptosis en ovario
Los ovarios fetales humanos contienen hasta 7 millones de células germinales que sufrirán
masivos procesos de apoptosis ya que la mayoría degenerarán antes de la formación de los
folículos primordiales, de modo que en el momento del nacimiento sólo quedan un 20% de la
cantidad original. Igualmente, más del 99.9% de estos folículos ováricos nunca llegarán a la
ovulación sino que sufrirán atresia, una forma de apoptosis regulada hormonalmente. La
atresia se encuentra por lo tanto mediada fundamental-mente por factores endocrinos como
la FSH y la LH pero también paracrinos como el IGF-I, el EGF, el bFGF, la activina, la interleucina
1b y el Factor de Células Madre (SCF). Igualmente la exposición a quimio o radioterapia, los
productos químicos industriales e incluso el humo del tabaco pueden acelerar el proceso
dando como resultado una menopausia prematura.
La investigación del efecto que cada uno de estos elementos tiene sobre la maduración
folicular es problemática debido a la heterogénea población de folículos presentes en el ovario
en un momento determinado así como a la imposibilidad de estudiar los efectos hormonales in
vivo. Por este motivo, se han desarrollado modelos de cultivo in vitro con poblaciones
foliculares homogéneas provenientes fundamentalmente de rata:
• Folículos primordiales: Durante este estadio temprano se considera que la apoptosis sufrida
por el oocito es la responsable de la subsiguiente degradación folicular. Dicha apoptosis está
mediada por la caspasa 2 y entre los factores que la inhiben se encuentran la interleucina 1 (IL-

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1), el ácido retinoico, el Factor Inhibidor de la Leucemia (LIF), el IGF-I, el SCF con su receptor Kit
y el Factor de Crecimiento y Diferenciación 9 (GDF-9).
• Folículos preantrales: Estos folículos se caracterizan por su lento crecimiento ya que en el
caso humano alcanzan este estadio varios meses antes de la ovulación. Sin embargo se sabe
poco acerca de los mecanismos implicados en la supervivencia de los mismos. En todo caso
parece que el mecanismo de la apoptosis en aquellos que la sufren es el mismo que en el caso
anterior (caspasa 2). En cuanto a la protección intervienen factores locales como el Factor de
Crecimiento de Queratinocitos (KGF) producido por células de la teca, el FGF y los estrógenos.
• Folículos antrales: Se trata éste de un momento crítico del desarrollo ya que a partir de aquí
los folículos se vuelven sensibles a la FSH. En realidad la Hormona Folículo-Estimulante es el
más importante factor de supervivencia que impide la apoptosis del folículo, y con ella del
oocito que en este caso, de ocurrir, acontecería vía caspasa 3. La ausencia de FSH promueve
como ningún otro elemento el bloqueo en el desarrollo y la entrada en apoptosis. Otros
factores juegan un papel semejante, aunque de menor entidad: IGF-I, IL-1,LH, EGF, bFGF,
activina y GH.
• Folículos preovulatorios: En este momento los folículos comienzan a expresar receptores
para la LH, contribuyendo esta hormona de manera principal junto con la FSH en la inhibición
de la apoptosis. Entre los otros factores con efecto protector podemos citar al EGF, al bFGF, a
la insulina y a la GH.
• Folículos periovulatorios: Los folículos que han sobrevivido hasta este momento son
dependientes de la LH como elemento protector de la apoptosis mediada por caspasa 3. Tras
la ovulación son particularmente más insensibles a la degradación apoptótica que en los
estadios anteriores, desconociéndose el mecanismo, si bien, se considera que la progesterona
juega un papel determinante, encontrándose su receptor tanto en células de la granulosa
como del cuerpo lúteo.
En definitiva, el desarrollo folicular se caracteriza por presentar altos niveles de factores tanto
de proliferación como de apoptosis y que, además, éstos fenómenos se encuentran
estrechamente regulados gracias a un equilibrio entre factores de crecimiento locales y
hormonas que varían según la fase de maduración del oocito. Pocos son, sin embargo, los
folículos que consiguen superar dichas fases con éxito, evitando la masiva apoptosis que
acontece en el ovario a lo largo de la vida.

10. Apotosis en testículo


La producción de espermatozoides maduros es un proceso complejo que comienza cuando las
células germinales primordiales (PGC) colonizan las crestas genitales y establecen una estrecha
relación con las células de Sertoli. Dichas células serán las responsables del sostenimiento de
las células germinales en cualquier estadio de desarrollo. A partir de este momento algunas
PGC sufren apoptosis mientras que las restantes se diferencian a gonocitos. La primera
espermatogénesis comienza cuando, entre el nacimiento y los 6 meses de edad, los gonocitos
se diferencian a espermatogonias, la mayor parte de las cuales se diferenciarán a
espermatocitos y en la pubertad entrarán en meiosis. Esta primera tanda de diferenciaciones

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se acompaña de un extenso número de apoptosis, considerándose éste un mecanismo de


ajuste de las células germinales que van a ser mantenidas por las de Sertoli de manera
efectiva. En el adulto, la espermatogénesis se caracteriza por una maduración continua de las
células germinales hacia el centro de los túbulos seminíferos: proliferación mitótica de
espermatogonias, división meiótica de espermatocitos, diferenciación de espermátidas y
finalmente liberación de espermatozoides.
Para conseguir una correcta homeostasis es necesario un equilibrio entre proliferación y
apoptosis (Dispositiva 11), siendo ésta especialmente importante ya que se considera que el
75% de los espermatozoides potenciales degeneran antes de completar su maduración. Se
considera que son 3 los factores que determinan la apoptosis en las gónadas masculinas: falta
de hormonas, la fase del ciclo espermatogénico y el estadio de desarrollo. Así, por ejemplo, el
porcentaje de espermatocitos apoptóticos es significativamente mayor en hombres de más de
55 años comparado con jóvenes. No todas las células germinales muestran sin embargo las
clásica morfología apoptótica. En concreto los espermatocitos y las espermátidas elongadas no
presentan el típico patrón nuclear, quizás debido a la particular configuración del ADN en estas
células. Igualmente la muerte de espermatozoides no parece estar mediada por caspasas ya
que no se han encontrado estas proteasas en su escaso citoplasma. En cualquier caso, la
apoptosis está regulada por señales provenientes de la células de Sertoli así como por señales
originadas en el exterior del testículo. Entre los factores que promueven una proliferación
celular y por lo tanto protegen de la muerte están la IL-4, el bFGF, una forma soluble del SCF y
la Proteína Morfogenética del Hueso del tipo 4 (BMP-4). El Desert Hedgehog (Dhh) por su
parte es un factor homólogo al Hedgehog de Drosophila que secretado por las células de
Sertoli induce la supervivencia germinal de manera indirecta, al estimular a las células de
Leydig.
Igualmente importante en este proceso son las inducciones mediadas por el contacto directo
de las células de Sertoli sobre las germinales. En primer lugar hay que citar al SCF de
membrana que se encuentra con receptores (Kit) sobre las espermatogonias de manera que
una inhibición de la unión provoca una menor proliferación y un aumento de la apoptosis de
espermatogonias y espermatocitos. Del mismo modo las células de Sertoli también expresan el
FasL, encontrándose su receptor en las espermatogonias adyacentes. Se ha observado que
sustancias tóxicas especificas contra las espermatogonias estimulan la síntesis de FasL y con
ello la apoptosis de células geminales. En lo que respecta a hormonas, la FSH y la LH protegen
frente a la apoptosis, mientras que los estrógenos inducen apoptosis en todas las células
geminales. La gonadotropina coriónica humana produce el mismo efecto inductor sobre las
espermatogonias. Resulta por todo evidente que existe una intrincada red de señales
endocrinas, paracrinas y de contacto directo que se combinan para mantener el equilibrio de
cada estadio de desarrollo en el epitelio germinativo del testículo.
Todos los factores anteriores generan cascadas de señales intracelulares que son las
responsables últimas del destino de las células germinales al activar o inhibir a las
correspondientes caspasas. Especialmente importante es la familia de proteínas Bcl-2, algunos
de cuyos miembros promueven la supervivencia (p.e. Bcl-2, Bcl-w, Mcl-1, A1) mientras otros
son antagonistas de la misma (Bax, Bak y Bim). En cualquier caso, la presencia relativa de cada
una de estas moléculas en las distintas fases de desarrollo geminal es característica de la
mayor o menor sensibilidad a la apoptosis.

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Por último cabe señalar que la existencia de factores exógenos como las radiaciones o el
aumento de temperatura también inducen la apoptosis mediante mecanismos selectivos como
el promovido por la proteína p53 de manera que las células dañadas no transmitan sus
posibles anomalías genéticas a la descendencia.

11. Apoptosis en ovocitos y desarrollo preimplantado


La calidad de los ovocitos ovulados puede ser definida en función de sus habilidades para
fertilizar, madurar y originar una descendencia viable. Entre los numerosos factores que
pueden considerarse como responsables de dicha calidad es, sin duda, el de la edad de la
mujer uno de los fundamentales. Los mecanismos que determinan una disminución de la
calidad ovocitaria con la edad están lejos de aclararse si bien se ha comprobado que el ratio de
apoptosis que sufren los ovocitos inmaduros de pacientes de cierta edad es significativamente
mayor que el de los pacientes jóvenes. Se considera que la excesiva producción con la edad de
radicales libres de oxigeno (ROS) provoca la apertura de poros de la membrana mitocondrial
(mPT) con la subsiguiente salida del citocromo c y la activación de las caspasas. Las proteínas
de canal o poros mPT son canales no selectivos responsables, cuando abiertos, del
hinchamiento y degradación mitocondrial y se ha demostrado que tanto los ROS, la activación
de proteínas de la familia Bcl-2, así como la elevación de la concentración de calcio por encima
de un límite, inducen su formación (Wang et al., 2009).
Del mismo modo ha podido comprobarse que las anomalías mitocondriales susceptibles de
inducir apoptosis en los ovocitos afectan a las células del cúmulo ya sea liberándose factores
proapoptóticos paracrinos o vía uniones tipo gaps. Así, mitocondrias con actividad normal y
distribuídas homogéneamente por el ovocito se correlacionan con niveles bajos de actividad
oxidativa y de apoptosis en las células que las rodean mientras que las mitocondrias sometidas
a situaciones de estrés y agrupadas en gránulos inducen mayores niveles oxidativos y
apoptosis en las células del cúmulo (Qiao et al., 2008).
En cuanto al desarrollo embrionario preimplantado puede citarse que la apoptosis está
presente en el estadio de blastocisto, tanto en la masa celular interna como en el
trofoectodermo, si bien con una sensibilidad diferente de ambas estructuras a los factores
inductores (Diapositiva 12). En ambos casos el objetivo es acomodar el número de células a las
necesidades del desarrollo embrionario de manera que anomalías en el proceso apoptósico en
este estadio implican malformaciones fetales e incluso la muerte del embrión. Cabe citar
finalmente la importancia de la apoptosis en la modelación de las membranas
extraembrionarias ya desde el momento de la implantación, habiéndose observado éste
fenómeno en el trofoblasto humano y bajo condiciones fisiológicas, tanto regulado por Bcl-2
como por el receptor del ligando Fas (Brill et al., 1999).

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12. Lecturas Recomendables

Wang, L., Wang D., Zou, X., Xu C. 2009. Mitocondrial functions on oocytes and preimplantation
embryos. J. Zhejiang Univ Sci B 10: 483-492.

Qiao, T.W., Liu, N., Miao, D.Q., Zhang, X., Han, D., Ge, L., Tan, J.H., 2008. Cumulus cells
accelerate aging of mouse oocytes by secreting a soluble factor(s). Mol. Reprod. Dev., 75:521-
528.

Luense L.J., Cartetti M.Z., Christenson L.K., 2009. Role of Dicer in female fertility. Trends.
Endocrinol. Metab., 20(6):265-272.

Fujino K, Yamashita Y, Hayashi A, Asano M, Morishima S, Ohmichi M. Survivin gene expression


in granulosa cells from infertile patients undergoing in vitro fertilization-embryo transfer. Fertil
Steril. 2008 Jan;89(1):60-5.

Brill A, Torchinsky A, Carp H Toder V. 1999. The role of apoptosis in normal and abnormal
embryonic development. J Assis Rep Gen., 16(10): 512-519.

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