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Universidad Rafael Landívar Nombre: Sofía Betancourt Argueta

CFI: ¿Quién fue Jesús de Nazaret? Carné: 1072618


Lic. Gerald Cordonero. Fecha de entrega: 04/11/2019

ENSAYO ARGUMENTATIVO: ¿Vale la pena creer en Dios?


En el presente ensayo argumentativo se expondrán las principales posiciones de
autores como Umberto Eco y Carlo Maria Martini respecto a sus planteamientos
iniciales reflejados en su obra y discusión epistolar sobre aquello que le compete a
la religión de aquello que no, de las defensas de los laicos y la de los creyentes. De
igual forma, se contará con el aporte de autores como Murray J. Harris respecto a
la pregunta central sobre si existió o no Jesús. Siguiendo esta línea, tambien se
contará con el aporte de otros autores más cercanos a las problemáticas de la
actualidad o de los últimos cinco años, como Elmer Huerta (2019), José María
Castillo (s.f), Imer Sanchis (s.f) y de medios comunicativos como Delirante.

Los aportes de Eco y Martini primeramente señalan cual es la perspectiva laica y


cristiana sobre el apocalipsis y como esto influye en la formación del ser humano de
una forma impactante. Al igual que se plantean temáticas contemporáneas como el
aborto y el derecho a la vida con los cuestionamientos tradicionales de estos
debates, enfocados a entender el comienzo y final de la vida. Además de cuestionar
el sacerdocio femenino y la influencia que Jesús tuvo, como un personaje que marco
épocas y planteo perspectivas adelantadas a su tiempo sobre la igualdad de género.
Dichos autores, estarán constantemente discutiendo que campo le corresponde a
la ética y cual les corresponde a ámbitos más empíricos o normativo-jurídicos.

El aporte de Murray J. Harrys por su parte se basará en el análisis de autores no-


cristianos que afirman la existencia de Dios desde el siglo I d.C, a pesar de que
considera que son escasos, reconoce que son suficientes debido a los interés
contextuales conflictuados. Por último, el resto de autores proveen una perspectiva
y argumentación más cercana a la ciencia y su influencia en el desarrollo del ser
humano teniendo por punto transversal a la fe.

La tesis principal que se busca defender es que en efecto, creer en Dios es positivo
para el desarrollo del ser humano, no desde una perspectiva y aportes comunes
para su vida, debido a que los aportes que se sugieren el humano obtienen son más
bien trascendentales y dirigidos una evolución constante y sin fin. Aunque este
ultimo punto, parezca a algunos motivo de temor, enojo, impaciencia o falta de
validez, se retomaran los mismos argumentos que los autores que defienden la
ciencia como factor principal en contra de la creencia de Dios. Estos argumentos se
usarán para demostrar que la creencia en Dios desarrolla proactivamente al ser
humano, su raciocinio, criterio y capacidad de interelacionamiento humano que la
ciencia tanto motiva en la humanidad y que por ende, no hay necesidad de discusión
y enfrentamiento entre ambas áreas.

Primeramente, autores como Umberto Eco y Carlo María Martini (2008) hacen una
distinción dimensional y argumentativa muy importante, señalando que “…hoy en
día se tiende a clasificar también como formas de milenarismo a muchos
movimientos políticos y sociales, y de matriz laica e incluso atea, que pretendían
acelerar violentamente el fin de los tiempos, no para construir la Ciudad de Dios,
sino una nueva Ciudad Terrena” (p. 5). Esta división un tanto platónica de el anhelo
del humano por entender lo terrenal con el mismo deseo que lo hace por entender
lo divino, es lo que ha tendido a muchas personas a considerar Dios como algo
ficticio e irreal.

Sin embargo, esta diferencia es uno de los ejes basicos que los autores utilizan,
inclusive para admitir sus puntos argumentativos débiles, es decir, admiten que
muchos debates deben ser dejados a quienes los estudian a profundidad,
planteamiento que Jesús resumiría en su momento como “Dadle al Cesar lo que es
del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Es simple, si se va a hablar de Dios
planteémoslo desde su ámbito de estudio y desde su terreno teórico y no
pretendamos que responda a los caprichos teóricos de otras áreas del saber que si
bien, autores como Murray han podido defender con Jesús como hijo de Dios, no
es honesto continuar pensando que Dios se manifestará en un laboratorio químico
en una probeta o que se verá algún dia obedecerá a alguna simulación de
computadora.
Retomando a Harrys, sus argumentos giran principalmente a algo que ya
mencionaba Pagola en su conversatorio llamado “Encuentro con Jesús”, planteando
que “…hoy por hoy es imposible hacer una biografía total de Jesús, al menos una
biografía entendida de forma contemporánea (…) Sin embargo, ¿qué tanto
conocemos de Platón, Aristóteles y los grandes personajes antiguos? Conocemos
lo que los hizo grandes, no más”.

Desde el análisis histórico de Harrys, Jesús existió, demostrándolo con autores e


historiadores de la época como Talús que catalogó que tras la muerte de Jesús
hubo un terremoto y un eclipse solar. Aunque actualmente se sabe que hubo
exageraciones al respecto, se acepta que tras su muerte hubo grandes tinieblas
fuera de los normal. Otros como Pinillo El Joven aceptaron que Cristo fue querido
“casi como a un Dios”, frase importante para Harrys, debido a que señala que la
peculiaridad de Cristo es que a diferencia de otros dioses, este era un Dios
encarnado que había vivido en la Tierra.

Para autores como Tácito, Jesús fue un revoltoso judío que fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato y que llegó al grado de provocación social que movió al
propio Nerón a quemar diez de los catorce distrito de Roma, culpando luego a los
cristianos y sus creencias, a modo de que lo acontecido fue un castigo a sus
osadías. Por ende, se puede aceptar que Jesús tuvo una influencia trascendental
en el desarrollo de las pequeñas y marginadas sociedades dentro del Imperio
Romano y que estuvo a la altura de personalidades como Poncio Pilato y Nerón, de
quienes nadie recaba en sus biografías, ni tampoco nadie niega su existencia.
Aunque para creer en Dios o simplemente, creer, no se necesite más que eso, las
evidencias y los contextos en los que se desarrollan existen y ayudan a sentar paz
y certeza en aquellos que creen.

La historia para Umberto Eco y Carlo María Martini (2008) señalan un principio
esencial sobre la historia y sobre la función critica que puede tener la creencia en
Dios en nosotros mismos y nuestro crecimiento personal: “…para que una reflexión
sobre el fin estimule nuestra atención tanto hacia el futuro como hacia el pasado,
para reconsiderarlos de manera crítica, es necesario que este fin sea «un fin»”. Esto
se dirige a que el humano, en reconocimiento de su mortalidad, tambien sepa
reconocer este inevitable futuro en su presente.

La reflexión de Dios provoca esto en nuestras vidas, como mencionan psiquiatras


como Manfred Lütz, citados en medios como Delirante (2019) que plantean que en
el fondo, aquellos que niegan a Dios muchas veces están motivados por el deseo
de no encontrarse con una realidad más profunda. Mientras autores como Sanchis
(s.f) han identificado dentro de su vida profesional a nivel médico que basándose en
que la OMS nos dice que en el 2020 la segunda causa de enfermedad y de baja
laboral serán la depresión y la ansiedad. Despertar la conciencia, intentar
comprender, es para Sanchis (s.f) este gran remedio. Y esa es mi idea de ayudar,
con toda humildad y como médica de cabecera al pie del cañón viendo 30 pacientes
al día desde hace más de 25 años. Que muchas enfermedades se deben a la
pérdida de sentido en la vida. Cuando el sentido de la vida es realizar esa unión
entre espíritu y materia. El cerebro, independientemente de todo tipo de creencia,
como explican doctores como Elmer Huertas, se puede nutrir de la idea de Dios, de
su concepto y de su significado para las preguntas más cruciales de la vida.

En conclusión, quizá simplemente es eso, la existencia humana esta limitada a un


cierto grado y capacidad de raciocinio. Aceptarlo no es mucho más funcional que
negarlo de forma terca y caprichosa. Esto, por supuesto, no debe suponer nuestra
decepción y desagrado por la vida, al contrario, la enriquece de muchas formas.
Iniciando por hacer de nuestra vida y nuestros logros intelectuales asi como
racionales acerca de lo divino, algo complementamente individualizado, personal y
único. El reconocer que la esfera de lo divino y la esfera de lo terrenal son objetos
de estudio complemente diferentes y sus competencias son abismalmente diversas,
no significa que no debamos reconocer que estas dimensiones de la realidad se
complementan y vinculan precisamente por nuestra curiosidad y capacidad de
comprensión.

Por ende, siguiendo a los autores y sobre todo a los últimos autores de medios
comunicativos como Fe Adulta y Delirante, creer en Dios es algo enriquecedor para
la experiencia de vida individual de ser humano y al contrario de lo que plantearían
muchos fundamentalistas, es un ámbito abierto, diverso y completamente racional.
Sin embargo, si este es nuestro objetivo, es de vital importancia que revisemos
constantemente si nuestras creencias nos acercan a la plenitud o más bien a una
lucha que como expresa Umberto Eco (2008), parece una batalla entre aquellos que
mejor demuestren ser los “…adeptos a una raza o a un secta privilegiada que
podrán celebrar sus flamígeros holocaustos” (p. 7).

Dios, al igual que el crecimiento personal, debería ser una relación complemente
individualizada y disfrutada según aquellos aportes y descubrimientos que vivamos
con ese ser divino o con ese sentido de trascendencia. No debería, por lo tanto,
alejarnos de nosotros mismos, del amor hacia los demás, tanto de aquellos que
amamos con devoción como de aquellos con los que no concordamos totalmente
(como ocurre con la relación entre Eco y Martini). La religión y nuestras creencias
no deben limitarnos, ni encerrarnos entre las piedras eclesiásticas, sino debe ser un
llamado y una constante invitación a descubrirnos más, reflejarnos y proyectarnos
en los otros y en entender aquello que sabemos jamás podremos entender
complementamente. Finalmente, Dios es una pregunta compleja y extensa, con una
respuesta inacabada y de constantes dudas, a la cual debemos aventurarnos no
con el deseo de solucionarla, sino con el simple motivo de conocerla al máximo
posible, problematizarla constantemente, amarla y sentirnos en plenitud por lo que
reconozcamos de ella.

Referencia bibliografica:

1. Castillo, J. (s.f). La religión está más presente de lo que imaginamos cuando


los ciudadanos votan. Feadulta. Recuperado de:
https://www.feadulta.com/es/art2col1.html
2. Delirante. (2019). Tú crees en Dios… ¡Yo en unicornios rosas! ¿Cuál es la
diferencia? Delirante.org. Recuperado de: http://delirante.org/?p=906
3. Eco, U. & Martini, C. (1997). ¿En qué creen los que no creen? Madrid,
España: Ediciones Temas de Hoy. pp. 5 – 25.
4. Huerta, E. (2019). ¿Cuál es la relación entre el cerebro y la fe? CNN News.
Recuperado de: https://cnnespanol.cnn.com/video/elmer-huerta-doctor-
cerebro-religion-estudio-camilo-sot/
5. Jarris, M. (2005). 3 preguntas clave sobre Jesús. Barcelona, España:
Editorial Clie, Calidad en Literatura Evangélica. pp. 1 – 31.
6. Sanchis, I. (s.f). La vida duele y no se trata de anestesiarla. Feadulta.
Recuperado de: https://www.feadulta.com/es/art2col2.html

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