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No es raro que los padres se sientan incómodos, resentidos y hasta desalentados al escuchar información sobre la conducta de sus
hijos en la escuela. Esto se aplica especialmente a los padres cuyos hijos manifiestan constantes problemas. Los maestros pueden no
saber muy bien cómo dirigirse a los padres en lo que se refiere a las dificultades académicas y las conductas problemáticas de sus
hijos. Los padres pueden estar a la defensiva y con reparo, incluso incómodos por las conductas de sus hijos. Esta barrera de
comunicación impide que los padres y los maestros unan sus fuerzas para comenzar a desarrollar un plan con el objetivo de acceder a
los servicios que atiendan las necesidades del niño.
El establecimiento de una colaboración positiva entre los padres y la escuela constituye un paso importante para la instauración de las
bases del apoyo conductual positivo. En 1975, se aprobó la Ley de Educación para Niños Minusválidos (Education for All
Handicapped Children Act) a fin de proteger los derechos de los niños con discapacidades. Esta ley fue enmendada en 1997 y
actualmente se conoce como Ley de Educación para Individuos con Discapacidades (IDEA o Individuals with Disabilities Education
Act). Una de las enmiendas introducidas en la ley es el mayor énfasis puesto en la colaboración entre padres y escuelas, ya que exige
“la participación activa de los padres durante todo el proceso educativo e incluso durante el desarrollo del Programa Educativo
Personalizado del niño". Por lo tanto, los padres tienen el derecho legal de estar en comunicación con la escuela de sus hijos y de
participar en la planificación de su programa educativo.
La forma con que los padres enfoquen esta colaboración puede determinar el grado de efectividad a la hora de abogar por sus hijos.
He aquí algunas sugerencias para forjar una colaboración efectiva entre los padres y las escuelas.
A fin de que la colaboración entre los padres y la escuela sea valiosa, es importante que los padres y maestros sepan cuáles son las
intervenciones y adecuaciones efectivas de que disponen para ayudar al niño a aprender y desempeñarse mejor en la escuela. Cuando
los padres saben cuáles son las intervenciones utilizadas con éxito en sus hijos por maestros y educadores, deben tomar nota de ellas
para compartirlas con futuros maestros. Además, es importante aprender qué técnicas demostraron ser efectivas en niños con
dificultades similares. Por ejemplo, Pelham (2002) observó que uno de los componentes del tratamiento conductual científico-
estadístico integral para niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) incluye la implementación de un
Boletín Diario (DRC). El DRC consiste en una tabla de conducta que se utiliza para atender y dar forma a las conductas de un niño.
Se identifican conductas específicas y los maestros evalúan el progreso del niño durante todo el día mediante el intercambio verbal y
tildando o colocando pegatinas en la tabla. Los niños llevan el DRC a su casa todos los días para que los padres refuercen sus logros
de conducta. He aquí ejemplos de las conductas escolares sobre las que se puede poner atención en niños con TDAH: Rosalina
comenzará el trabajo en clase con X recordatorios; Amelia completará por lo menos el X% del trabajo en clase y Jenelle felicitará a un
amigo con X recordatorios.
Este tipo de intervenciones puede utilizarse para ayudar a niños que presentan otros retos. Por ejemplo, se puede ayudar a niños
ansiosos a enfrentar situaciones que aumentan su ansiedad, como levantar la mano para hablar en clase; y a niños con trastornos
generalizados del desarrollo a tener conductas más apropiadas en el ámbito social (como ampliar temas de conversación) y a reducir
la manifestación de conductas socialmente inadecuadas. Si bien a primera vista, el DRC puede parecer simple, se necesitan
conocimientos de principios conductuales para que la intervención sea eficaz. Un médico con capacitación conductual puede ser de
gran ayuda para padres y maestros que desean desarrollar una intervención como ésta y ayuda a los padres a abogar por sus hijos
durante las reuniones escolares al hacer posible una buena relación de cooperación entre los padres y la escuela.
El mantenimiento de una colaboración positiva entre los padres y la escuela exige tenacidad. El compromiso permanente de los
padres y la escuela, apoyado en la comunicación abierta, el apoyo mutuo, el respeto y el conocimiento de técnicas efectivas, es
esencial para establecer las bases para el éxito del alumno.
Referencias
• Bos, C., Nahmias, M., & Urban (1999). Targeting home-school collaboration for students with ADHD (Focalización de la colaboración
entre la casa y la escuela para alumnos con TDAH) LD Online in assoc. National Joint Committee on Learning Disabilities.
• Cotton, K. and Wikelund, K. (2001). Parent involvement in education (Participación de los padres en la educación) Northwest
Regional Educational Laboratory.
• The ARC of New Jersey. (2007). Parent-teacher collaboration: assigning roles (La colaboración entre padres y maestros: asignación de
roles) Education Advocate.
• Lawrence, E., Heller, M. (2001). Parent-school collaboration. The utility of a competence lens (La colaboración entre los padres y la escuela:
La utilidad de la vía de la competencia) Canadian Journal of School Psychology. Vol 17(1), 5-15.
• Pelham, W. (2002). ADHD and behavioral modification (El TDAH y la modificación conductual) Drug Benefit Trends. Vol
13(SupplC), 11-14.
Referencias en línea
• http://www.ed.gov/policy/speced/leg/idea/history.pdf
Escrito por Kimberly Williams, Psy.D. y Suzi Naguib, Ph.D. del NYU Child Study Center. Para consultas, por favor llame al
(212) 263-6622.
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