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LA NARRACIÓN
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LEYES DE LA NARRACIÓN
Según Hanlet, la unidad y el movimiento son las leyes fundamentales de la narración
de las que se derivan todas las demás.
1) La unidad de la narración se consigue con la búsqueda del punto de vista, es
decir, el centro de interés de las ideas y de los hechos. Al igual que en la descripción, el
punto de vista nos servirá de guía para seleccionar ideas: las útiles serán conservadas;
las inútiles, rechazadas. Esta es, en esencia, la ley de la utilidad.
Unas veces, el centro de interés de la narración será el personaje; otras, lo
será la acción central; en ocasiones atraerá nuestra atención un objeto del mundo
material; otras veces, será un problema moral el nudo fundamental de la narración.
Los detalles útiles, es decir, conformes con el punto de vista, habrá que
buscarlos entre los elementos de la narración; éste es el trabajo que los autores llaman
invención o búsqueda de ideas. No se olvide que una narración consta de actores, acción,
circunstancias de lugar y tiempo, causas o móviles de los hechos, modo o manera de
ejecución, resultado y juicio (implícito o explícito) de tales hechos.
2) Pero la narración no es una construcción fija, sino algo que se mueve, que
camina, que se desarrolla y transforma. Este movimiento progresivo está regulado
por la ley del interés. Porque narrar es contar una cosa (un hecho o un suceso)
con habilidad, de tal modo que se mantenga constantemente la atención del lector.
El interés
La ley del interés, cuyos recovecos vamos descubriendo, encierra otro problema: el
de la curiosidad. Y para despertar la curiosidad del lector, es preciso que haya novedad.
Pero ¿qué es lo nuevo?
Lo nuevo, en la narración, no es, como en la información, lo noticioso, sino lo humano.
Lo nuevo es lo fuerte, lo vigoroso. No depende, pues la novedad del argumento, sino de
cómo y cuánto se cale en dicho argumento. Lo nuevo es el enfoque personal -sincero
y original- de un hecho o de una idea. Los argumentos posibles de una narración
son limitados. Lo ilimitado es la dimensión humana de tales hechos. Es preciso
convertir lo individual, en general; lo local, en universal. Sólo así, el relato de
algo que no me ha sucedido a mí, podré sentirlo como algo mío, a lo que yo
asisto y cuyo desarrollo me interesa.
Al referirse al interés humano, dice González Ruiz que dicho interés reside "en la
comprensión de los hechos en relación con los tipos de manera que todos sintamos,
al leer, ese estremecimiento que nos produce el toque directo en un fondo común
de humanidad. Sucesos trágicos o pequeños episodios apacibles tienen interés
humano, pero éste procederá siempre de la lógica interna de la acción narradora,
en la cual veamos al hombre enfrentarse con los problemas que a todos nos agitan en
nuestro pequeño vivir diario".
La verdad y verosimilitud
"La narración viva y verdadera -dice Hanlet- saca su interés, su movimiento, de la
realidad, es decir, del recuerdo de unos hechos directamente observados: es la ley de la
verdad."
Este principio conviene comprenderlo en su exacto sentido. La ley de la verdad, bien
entendida, no significa que la verdadera narración tenga que ser una reproducción,
lo más exacta posible, de la realidad. El realismo puro sería el del reportaje filmado:
en arte no se da nunca. Nadie copia la realidad exactamente, sino que todos las
interpretamos, cada uno a nuestro modo o manera, según nuestra personal "estimativa".
Ni siquiera el documental cinematográfico es realismo puro; lo que tales
documentales nos ofrecen, por muy fieles a la realidad que sean, siempre estará limitado
por el enfoque personal del "cameraman".
Pero ¿qué es la Verdad en arte?... Sencillamente: nuestra verdad (ahora con
minúscula), nuestro modo especial y específico de enfocar el mundo y la vida, es decir,
la verdad subjetiva. La verdad objetiva pertenece al mundo de la Ciencia, no al del
Arte.
El principio enunciado quiere decir que no se debe escribir sobre temas, ideas,
asuntos, hechos, paisajes o personas que no se conozcan personalmente. Esta es la
realidad que hay que respetar.
Es lo que los filósofos llaman "la vivencia". Tener vivencia de algo es requisito esencial
para escribir sobre ese "algo”. Narrar, en suma, es evocar lo conocido, aquello de que
tenemos experiencia propia. Incluso los más fantásticos relatos tienen que apoyarse en
esa ley de la verdad, sostén y cimiento de los mismos.
No obstante lo dicho, podemos vernos en la situación de tener que narrar un
suceso del que no hemos sido testigos presenciales. En este caso, lo mejor es contar el
asunto tal y como nos lo hayan narrado quienes lo vivieron y lo vieron. Como ayuda,
la imaginación puede servirnos, siempre que tengamos en cuenta situaciones análogas
a la narrada.
La ley de la verosimilitud, según Hanlet, se expresa así: "No basta con que los
hechos sean verdaderos, es preciso que lo parezcan para ser bien comprendidos;
hay que presentarlos como verosímiles, indicando causas y motivos de las acciones
y el modo como tales hechos se han producido.
Lo verosímil, en esencia, es lo que impresiona por su verdad aunque no haya
sucedido nunca. O como dice el conocido adagio italiano: "Se non é vero é ben trovato".
Cuando una narración no responde a estos principios de verdad y verosimilitud, se dice
que es falsa. Pero la falsedad no depende ni está en relación directa con la exactitud
realista. Un relato puede ser de una exactitud ejemplar y, sin embargo, sonar a falso.
Se cae en falsedad porque no se vio el hecho narrado, es decir, porque no se
comprendió su íntima y esencial realidad.
Tampoco quiere decir la verosimilitud que, para convencer al lector, sea preciso razonar
los hechos como lo haría un filósofo: basta con presentarlos de tal modo que el
lector asista a tales hechos como espectador convencido de su verdad, por muy
fantásticos que tales relatos sean. Un ejemplo: las narraciones de Edgar Allan Poe.
LA NOVELA
La novela es, según la RAE, una obra literaria en prosa en la que se narra una acción
fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la
descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de
costumbres. Como género literario, se desarrolló tardíamente, principalmente en la Edad
Moderna, alcanzando su madurez en el siglo XIX, aunque tiene sus precedentes en épocas
anteriores, tanto en la Antigüedad clásica grecolatina como en las literaturas orientales.
Se han clasificado en cuatro tipos básicos: novelas de viaje fabuloso, novelas amorosas,
novelas satíricas y novelas bizantinas o de reencuentro.
La novela es el más tardío de todos los géneros literarios. Aunque tiene precedentes
en la Edad Antigua no logró implantarse hasta la Edad Media. El
término novella comenzó a utilizarse para nombrar los relatos de ficción con una
extensión entre el cuento y el romanzo. En español, primero se utilizó con la acepción
italiana pasando luego a designar las narraciones extensas (romanzo en italiano
y roman en francés). El relato breve será denominado a partir de entonces novela corta.
En el siglo XVII surge la novela moderna cuyo punto de partida es la obra de Miguel de
Cervantes: Don Quijote de la Mancha. En el siglo XVII se observan las novelas de
aventura como Robinson Crusoe y Los viajes de Gulliver.
En el siglo XX se renuevan las técnicas narrativas ya no solo cuenta historia sino que se
adentra en la psicología de los personajes. Surgen novelistas como Gabriel García
Márquez, Jorge Luis Borges, Vargas Llosa, etc. Esta renovación provoca un nuevo auge
en la novela y los narradores hispanoamericanos alcanzan grandes reconocimientos a
nivel mundial.
Clases de novelas
Procedimiento narrativo
Las novelas están contadas, externamente, por un autor, pero, internamente, el autor
cede su voz a otra entidad llamada narrador, que no tiene coincidir con aquél. La voz del
narrador deja patente que las novelas están contadas desde un determinado punto de vista,
y es necesario que nosotros sepamos bajo que perspectiva nos está contando los hechos
el narrador.
Pueden ser varios los personajes que narren la historia en primera persona:
el protagonista (nos puede contar lo pasado interpretado desde el presente, puede
escribir unas memorias, diario, cartas, etc.) o un personaje secundario.
D) NARRACIÓN MIXTA
En algunas novelas es posible encontrar casos en los que narran los sucesos
varias personas desde diferentes perspectivas.
Características de la novela
Crea su propio mundo narrativo: Eso quiere decir que presenta una realidad
imaginaria, que no coincide necesariamente con lo real. Este mundo es creado por
el novelista y debe ser verosímil, es decir, dar apariencia de verdadero, y
solamente es real en la medida en que todos y cada uno de los elementos que la
componen concuerdan perfectamente entre sí.
La novela se opone a la historia: Ya que la historia exige que los hechos que se
registran sean reales y hayan sido comprobados. Mientras que la novela sabemos
que todo es recreado.
La novela tiene fuerte carga connotativa: Es decir que vamos a interpretar las
palabras, y las situaciones no con su significado real, sino con un significado
figurado (incluso significados ocultos entre líneas que el lector debe descubrir).
Maneja varias historias simultáneas: Tal como sucede en la vida real, las
anécdotas que forman una novela no se dan de manera aislada sino integrada en
un todo que es el mundo de la novela. Un personaje puede establecer historias
entre otros que a su vez nos cuentan sus propias historias.
La novela tiene muchos personajes: Mientras que el cuento presenta únicamente
un protagonista y un antagonista, en la novela podemos encontrar varios de cada
uno o incluso varios protagonistas y un solo antagonista.
EL CUENTO
Los cuentos más antiguos surgieron en Egipto alrededor del año 2000 a.C. También
cabe destacar las fábulas del griego Esopo (de carácter moralizante) y los escritos de los
romanos Lucio Apuleyo y Ovidio, cuyos temas consistían en temas griegos y orientales
con elementos fantásticos y mágicos.
A partir de ese entonces el cuento tomó una preponderancia tal que se difundió por
todo el resto de las culturas pos-medievales.
Brevedad: Dado que se trata de una estructura más bien simple, desarrollada
normalmente en unas pocas carillas. De allí radica la característica del género, las
palabras deben ser las adecuadas, precisas; no se debe agregar nada que desarrolle
o amplié más de los estrictamente necesario; esto es descripciones detalladas.
Pocos Personajes: Debido a la brevedad, este emplea solo los personajes
indispensables; si bien puede haber varios personajes, solo uno es el centro y foco
de la historia.
Diálogos Concretos: No necesariamente breves, sino como elementos narrativos.
Descripciones Intensas: Sirven para crear una atmosfera que logre atrapar al
lector del principio al fin del relato. Es deseable que quien lee no pueda “cerrar
el libro” y ponerse a hacer otra cosa. El buen cuento debe captar al lector desde la
primera línea y mantenerlo en vilo hasta el final, en un mundo irreal que ha sido
construyendo en su mente gracias a esa lectura.
La unidad del impulso: Determina la tensión del cuento y obliga al lector a leerlo
de principio a fin de una sola vez. Los cuentos están concebidos para ser leídos de
principio a fin sin interrupciones, para poder transmitir el ritmo que el autor eligió.
Sucede algo diferente con la novela, que si se presta a ser leída por partes.
Tiene una línea argumental única: Todos os hechos narrados en el cuento se
entrelazan en una sola sucesión; en la novela pueden existir relatos subsidiarios.
Tipos de cuentos: Los cuentos pueden abarcar una infinidad de temáticas: desde
fantásticos o de amor hasta de suspenso y horror.
Suelen publicarse como antologías: Las antologías son colecciones de
fragmentos de obras escritas por un mismo autor o por varios distintos,
seleccionadas sobre la base de algún criterio, por ejemplo, el tema. Cuentos de la
selva de Horacio Quiroga.
Clases de cuentos
Según Román (2009), hay dos grandes tipos de cuentos: el cuento popular y el
cuento literario.