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"Dinámicas subjetivas de combatientes en el conflicto Armado Colombiano".

1. ¿Cómo entiende el concepto de guerra, de agresión y de violencia desde el


psicoanálisis?

Desde el psicoanálisis se entiende que el hombre desde sus primeras relaciones


humanas, hace reconocimiento entre sujeto y objeto, tomando inconscientemente
ciertos rasgos y características del otro para instáuralas como propias y a su vez se
constituye como unidad diferente, pero también el hombre identifica que ese
modelo de objeto externo que va a seguir, puede ser alguien que genere amor u
odio, o la ambivalencia de los dos sentimientos.
Por tal razón a medida que el hombre va evolucionando y fortaleciendo su Yo, se
encuentra con ciertos factores sociales y culturales que van a influir en su
aprendizaje y comportamiento, ya sea de manera positiva o negativa, teniendo en
cuenta que el hombre dentro de sí tiene un apetito de odio y destrucción que puede
reprimirse en el inconsciente, pero al momento de exponerse a alguna situación,
puede hacer que esos deseos de agredir y destruir se hagan conscientes, generándole
placer en el actuar.

De ahí se entiende que el ser humano en algún momento experimentara la agresión,


la violencia y la guerra. Siendo la agresión una condición humana de cierta aptitud
que caracteriza a los sujetos; se evidencia que la agresividad se experimenta desde
la infancia y progresa de acuerdo con las particularidades culturales en las cuales se
desarrolla el niño. También otros factores influyentes pueden ser el trato que los
padres le dan a los hijos y la manera en que los enseñan a sobrevivir creando ellos
una subjetividad de la manera adecuada para enfrentarse a ciertas situaciones o
problemas. Debido al narcisismo del Yo, por medio de la agresión se pretende crear
un ente de poder y autoridad para de esta manera el Yo poder defender aquello que
desea para continuar deseando y por tanto viviendo.

Por otra parte, se entiende que la violencia es una consecuencia que tiene su raíz en
la agresividad humana que, al tener contacto directo y una transgresión del cuerpo
entre sujetos, estos quieren por medio de la violencia buscar la destrucción del otro,
generándoles sufrimiento, y a cambio recibir goce, satisfacción y placer por ver la
devastación del otro; encontramos, entonces, una relación recíproca entre la
agresividad y la violencia. La violencia como lo esencial en la agresividad en cuanto
forma de relación interhumana en la que se articula la pulsión con la fantasía
fundamental de las relaciones del sujeto con el objeto, mostrando el deseo de tomar
al otro como objeto de goce mediante la transgresión del cuerpo y la ley.

Por consiguiente, en el contexto de la agresividad y la violencia sobresale el


fenómeno de la guerra, que tiene como objetivo establecer la superioridad de una
de las partes, y consiste en una compleja creación para eliminar al semejante y en la
cual un Estado opera como ente regulador en el orden simbólico en el sentido que
señala al enemigo interno y ejerce un monopolio sobre los medios violentos para
encauzar y regular la agresividad. Por medio de la guerra se evidencia que el
hombre muchas veces actúa de manera primitiva, dejándose guiar por otros que no
experimentan el sentimiento de culpa al generar tanto daño a terceros llegando hasta
el punto de destruirlos, pero por el deseo de sobrevivir, los sujetos se someten a
estas posturas de poder, utilizando armas no pensando en las consecuencias que esta
trae, o que en un momento de enfrentamiento pueden perder la vida o acabar con la
de otro, pero inconscientemente para los sujetos que están vivenciando estas
situaciones, esto es necesario, ya que de esta manera identifican su objeto a seguir,
evidenciándose que el otro es necesitado por el sujeto para constituir el Yo.

2. Desde la lectura; ¿cómo se explica las actuaciones del Estado - Gobierno; de los
sujetos de la guerra y de la actividad bélica?

Según la lectura, se analiza que la guerra es la forma de imponer la voluntad o los


ideales políticos del Estado sobre el opositor, haciendo de ella un instrumento para
alcanzar sus metas. Por tal razón, se evidencian dos posiciones que se relacionan: la
política y el Estado, siendo la primera un instrumento del estado para el cumplimiento de
sus ideales, entre ellos el mantenimiento del poder, y la sociológica, que envuelve una
discordancia en la distribución de los recursos.
En este sentido, se entiende que la guerra política, ocurre porque existe un desacuerdo
respecto de la distribución de recursos materiales o simbólicos que suscita una divergencia
de intereses, y por eso el Estado, implemento las fuerzas militares para de esta manera
imponer poder y luchar contra sus enemigos por sus intereses, que muchas veces son para
lucrarse personalmente, por eso por medio de tecnología, entrenamiento, equipos y
personal militar, se fortalecen estos grupos para que en el momento de un
enfrentamiento, se evidencien las estrategias para doblegar a su contrincante.

Castro (2001) propone una mirada psicoanalítica de la guerra haciendo una


reflexión sobre la implicación necesaria del sujeto en la destrucción del otro
en cuanto búsqueda de reconocimiento y demostración de superioridad. Pero
hay un aspecto adicional que consiste en una relación de deseo que se sostiene
en la competencia: la rivalidad sin límite hasta la eliminación del otro del que
no quede rastro alguno. Esta rivalidad se enmarca dentro de la constitución
del yo a partir del otro, en la que el otro puede ser nombrado como enemigo
y se intentará ser diferente del otro a toda costa, lo que desembocaría en una
necesidad marcada de rivalidad y competencia que logra su satisfacción en la
búsqueda de ese reconocimiento y, por supuesto, en la superioridad, sin dejar
de lado que existe un placer y un más allá del placer: un goce.
Después de abordadas algunas explicaciones de diversos autores acerca de la
guerra, es preciso tener en cuenta las posiciones que indagan sobre el sujeto
de la guerra, aquel que ingresa por diversas razones y forma parte de manera
voluntaria de este complejo mundo. En este contexto, Sampson (2001) afirma
102 Abordajes psicoanalíticos a inquietudes sobre la subjetividad III
que el sujeto que ingresa a la guerra debe tener condiciones especiales que
implican un exhaustivo entrenamiento. Como segunda condición aparece
la importancia de una figura que puede ser el jefe, el comandante, el oficial,
que convoca la obediencia de las tropas. Ante esta figura la sumisión humana
prácticamente no conoce límites. La tercera condición es el vínculo horizontal
con los miembros del grupo, que lo hace compacto y solidario al punto de que
ante una amenaza no da marcha atrás.
La actividad bélica se explica como una masa artificial en la que a partir de las
identificaciones de los miembros con un líder se sustituye el ideal del yo de cada
persona que la conforma. Ello implica que los combatientes se mantienen en
una actitud de fascinación por su líder independiente del ideal (Freud, 1915),
en la que se da una minimización de las desventajas psíquicas para protegerse
de la pérdida colectiva de inteligencia y se reserva la toma de decisiones a determinados
individuos según la jerarquía (Freud, 1921).
Por su parte, el proceso de entrenamiento debe basarse en la disciplina, la subordinación,
la responsabilidad y el respeto por los superiores. En las escuelas
de formación se enfatiza en la figura de autoridad como la persona que toma
las decisiones, dirige, delega y acompaña el cumplimiento de las órdenes y a la
que se le guarda respeto y por lo tanto sumisión. Milgram y Zimbardo (citados
por Sampson, 2005), llevaron a cabo un estudio alrededor de la identificación
total con una organización y su figura de autoridad, que implica una renuncia
a la responsabilidad personal la cual se sustituye por el honor y la satisfacción
de cumplir con lealtad el deber encomendado. La tropa que logra la identificación
con su comandante o jefe no refutará la orden que este le impone, en
concordancia con lo que le han enseñado durante su formación. Por su parte,
el vínculo entre compañeros aparece como una relación en la cual se idealiza
e identifica un rasgo común basado en el lazo social, cuyo objetivo es crear
las condiciones para su desencadenamiento colectivo (Zafiropoulos y Asoun,
citados por Castro, 2005).
Freud (citado por Castro, 2001), afirma que el sujeto que ingresa a participar de
la guerra muestra una actitud particular hacia la muerte al desafiarla y convocarla
mediante sus actos. Ingresar a la guerra se iguala a ser un héroe, ya que forma
parte de una elección soportada en la osadía y en el ideal de inmortalidad de su
propia vida. En caso de morir, su vida será entregada a una gran causa, lo que la
hace trascendente y quien sea investido como héroe nunca morirá. Esta noción
Dinámicas subjetivas de combatientes en el conflicto armado colombiano 103
se ubicará en el lugar de la búsqueda de sentido, si aceptamos la afirmación de
Freud (1921): “Si la vida no tuviese fin alguno perdería su valor” (p. 93).
El hecho de querer ser nombrado y recordado como héroe tiene un claro tinte
narcisista relacionado con la posición superior que se adquiere por los actos a
los que se enfrenta y la osadía y el valor que ostenta el sujeto al enfrentar a su
enemigo, que también, en ocasiones, se muestra como un ideal colectivo de
patria que lleva a otros a que se sumen a la organización.
De esta forma se evidencia la implicación y naturaleza de la guerra. Hay un
sujeto que forma parte de una tropa y al pertenecer a esta se identifica tanto
con su autoridad como con sus compañeros de guerra. Es él quien basado en su
lealtad asume como propia la forma de pensar y actuar de su líder. En combate,
estas acciones forman parte de una estrategia política en la que se persigue
poder, reconocimiento y superioridad. Sin embargo, este de quien se habla es
un sujeto que posee un inconsciente constitutivo de su deseo y su goce de los
cuales nada conoce, pero todo cuanto hace está delineado por ese deseo y por su
satisfacción pulsional. Al mirarlo a la luz de la guerra, es un motivo que permite
un posicionamiento frente a ella y en este sentido el combate puede ser una de
las formas de satisfacer ese deseo enmarcado dentro de su pulsión que da paso
al goce y en el que a partir del sufrimiento se genera algo más allá del placer.

Se ha visto que un piloto militar se expone a la


muerte con frecuencia, exposición conocida de manera consciente por quienes
ejercen esa labor.

Ahora bien, aunque el aparato psíquico tolere


el displacer por un tiempo, la pulsión de muerte siempre busca ser satisfecha
y en ese intento aparece una forma de encontrar su meta: la compulsión de
repetición, premisa mediante la cual la pulsión en su afán de buscar la satisfacción,
encuentra un objeto para cumplir (parcialmente) su meta y logra llevar
al sujeto a que repita la acción mediante la cual encontró su satisfacción.

esto es posible porque el sujeto


sustituye el ideal del yo, el cual entra en conflicto con las exigencias de la guerra
y hace que se enfrente a los impulsos de crueldad reprimidos en la infancia, lo
que produce que en su vida adulta se genere un conflicto entre los polos de su
naturaleza que lo obliga a modificar y transmutar los valores anteriores y adoptar
unos nuevos, generando así nuevas reglas de comportamiento y asumiendo que
algunas ideas antes reprimidas por su yo ideal, son ahora permitidas en ciertas
circunstancias. Estas situaciones se inscriben en la legalidad, pues el piloto en
cuanto militar está regido por una condición particular que le ofrece el Estado
y le confirma que las acciones ejecutadas en su nombre son legales.

3. Teniendo en cuenta sus pre saberes y el contenido del artículo, ¿cómo entiende la
construcción del enemigo y la pulsión en el entorno de la guerra?; en este punto,
argumente los diferentes tipos de enemigo.

SIEMPRE QUIERE SER SUPERIOR ANTE LOS DEMAS


nemigo puede funcionar como adjetivo y como sustantivo que se utiliza para
nombrar a algo o alguien que resulta contrario o antagónico a uno mismo o a lo
propio. La enemistad surge por un desacuerdo extremo e intolerante entre personas
o entes de distinto tipo.

La enemistad suele ser el primer paso de una guerra.


En la guerra, la construcción del enemigo
implica en primera instancia un factor político que permite identificar y hacer
conocer de manera pública quién es el enemigo, y en segundo nivel un factor
social que valida al enemigo como tal. el opositor hace posible que el sujeto se
identifique con el valor que debe tener para confrontarlo y en esta vía algunos
militares encuentran que poseen el valor de enfrentar a su enemigo y se sienten
identificados como opositores. En este sentido, será descrito el aspecto imaginario
en el que la construcción del enemigo se convierte en la posición desde la cual
el sujeto estructura su accionar.
Gallo (2013) afirma que el enemigo deviene en necesario, ya que permite
reconocerse
a sí mismo en relación con la presencia del otro, ese otro como diferente
de mí y que da paso a la afirmación de sí mismo: la propia identidad es definida
y justificada a partir de la existencia de dicho enemigo y da consistencia a los
hechos violentos de la guerra.

Sin embargo, no se puede dejar de lado a la sociedad, ya que el enemigo está


ligado a una comunidad social en la que subsisten sentimientos hacia él que
generan una identificación acompañada del vínculo social. Es el enemigo el que
forja esos vínculos y por tanto los afectos serán equivalentes a los de la sociedad
(Gallo, 2013). Así mismo, se debe tener en cuenta el lugar del enemigo en dicha
sociedad, ya que si se marca como diferente daría legalidad a las acciones de
guerra en su contra y por tanto se podrá ubicar en el lugar del enemigo (lugar
simbólico y disponible) desde el cual lleva a cabo una competencia a nivel de
relaciones de poder. Por tanto, este lugar puede ser cambiado y ocupado por
un nuevo opositor.

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