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CONTEXTUALIZACION

Al mirar nuestro alrededor se observa que las plantas crecen, los animales se trasladan y que
las maquinas y herramientas realizan las mas variadas tareas. Todas estas actividades tienen
en común que precisan del concurso de la energía. La energía es una propiedad asociada a
los objetos y sustancias y se manifiesta en las transformaciones que ocurren en la naturaleza.
La energía se manifiesta en los cambios físicos, por ejemplo, al elevar un objeto,
transportarlo, deformarlo o calentarlo. La energía está presente también en los cambios
químicos, como al quemar un trozo de madera o en la descomposición de agua mediante la
corriente eléctrica.

Todas las formas de energía se encuentran en un constante proceso de transformación. La


energía eléctrica se transforma en energía radiante a través de una bombilla; la energía
cinética del viento se convierte en energía eléctrica gracias a un aerogenerador.

No obstante, estas transformaciones no siempre se producen en la dirección deseada. En los


procesos de transformación se produce la degradación de la energía, fenómeno por el cual
cierta cantidad de energía pasa a un tipo de energía "de peor calidad": la energía. Se dice que
esta energía se pierde. Así, por ejemplo, una bombilla transforma una parte de la energía
eléctrica que consume en energía radiante (luz), pero otra parte de esa energía se transforma
en calor que se considera energía perdida.

El color verde es propio de algunas de las formas de vida más antiguas en la Tierra. La
clorofila es la responsable del color verde de las plantas, las cuales a través del proceso de
la fotosíntesis transforman la luz del sol en energía química natural. Es notable la
concentración de las clorofilas en las zonas templadas y polares de los océanos, en las zonas
costeras es también abundante. Es el pigmento fotorreceptor responsable de la primera etapa
en la transformación de la energía de la luz solar en energía química, y consecuentemente la
molécula responsable de la existencia de vida superior en la tierra; se encuentra en orgánulos
específicos, los cloroplastos, asociada a lípidos y lipoproteínas, se puede encontrar como
suplementos nutricionales, tanto en comprimidos como en líquido.

La principal función de la clorofila es la fotosíntesis, el papel de la clorofila en la fotosíntesis


es la absorción de fotones de luz con la consiguiente excitación de un electrón, ese electrón
excitado cede su energía, volviendo al estado normal, a algún pigmento auxiliar (a veces
otras clorofilas), donde se repite el fenómeno; al final el electrón excitado facilita la reducción
de una molécula, quedando así completada la conversión de una pequeña cantidad de energía
luminosa en energía química, una de las funciones esenciales de la fotosíntesis.

La fotosíntesis también recibe el nombre de función clorofílica porque se da gracias a la


clorofila, que se halla en las plantas verdes. En el interior de sus células se encuentran los
cloroplastos, que contienen clorofila. Ésta es una sustancia química capaz de capturar la
energía luminosa del Sol. Para ello, la clorofila absorbe los rayos de luz rojos y azules,
mientras que la mayoría de los verdes son rechazados (por esta razón podemos ver las hojas
de color verde). Con el concurso de la clorofila, la radiación del Sol permite a los vegetales
disociar el CO2.

La clorofila es un pigmento. Un pigmento es cualquier sustancia que absorbe luz. El color


que vemos en un pigmento es el resultado de la longitud de onda reflejada (no absorbida). La
clorofila, el pigmento verde de todas las células fotosintéticas, absorbe todas las longitudes
de onda de la luz visible excepto el verde, que es reflejado y percibido por nuestros ojos. Así,
por ejemplo, un cuerpo negro absorbe todas las longitudes de onda que recibe, y un pigmento
blanco, o de un color muy claro, refleja todas o casi todas las longitudes de onda. Las
sustancias coloreadas tienen su espectro de absorción característico, su patrón de absorción.

La cantidad de energía capturada por la fotosíntesis es inmensa, de aproximadamente 100


teravatios: esto es unas seis veces la energía consumida anualmente por la civilización
humana. En total, los organismos fotosintéticos convierten unos 100.000 millones de
toneladas de carbono en biomasa cada año.

A mediados de los años 1880, Charles Fritts fabricó la primera célula solar formada por
selenio recubierto con una fina capa de oro y con una eficiencia del 1%. Sin embargo, no fue
hasta 1954 cuando los Laboratorios Bell descubrieron accidentalmente la que sería la primera
célula solar comercial, con el silicio como base. Desde entonces, la tecnología de las celdas
solares ha evolucionado mucho y, hoy por hoy, el futuro pasa por las celdas 'fotosintéticas',
un sistema que imita la actividad de la clorofila en las hojas de las plantas. En esta línea
trabaja el grupo ‘Coloides y Celdas Solares Nanoestructuradas’, encabezado por Juan
Antonio Anta, de la Universidad Pablo de Olavide.
Actualmente coexisten en los laboratorios de investigación tres generaciones diferenciadas
de células solares, que aportan distintas soluciones a un mismo problema: usar el sol como
fuente de energía renovable. Las más extendidas, las de silicio, fueron las primeras en llegar
al mercado y son también las más avanzadas desde un punto de vista técnico, por su larga
trayectoria.

Una prueba de ello es que, pese a haber cumplido los 54 años, todavía se sigue trabajando
con ellas. En este sentido, lo más novedoso es la obtención del llamado ‘silicio negro’ por
parte de investigadores de la Universidad de Hardvard, que permitirá fabricar células solares
con una sensibilidad a la luz, según estimaciones, de entre 100 y 500 veces superior al silicio
normal.

El segundo paso que se ha dado en esta materia son las células de película delgada.
Continuando con el uso de materiales inorgánicos, donde destaca de nuevo el silicio en
distintas variantes, estas placas presentan hasta ahora una eficiencia sensiblemente menor
que la anterior generación, pero cuentan con un buen rendimiento en el espacio.

No obstante, la línea más actual abierta en este campo apuesta por el uso de materiales
orgánicos. Y es que la dificultad de obtener los elementos inorgánicos con la calidad
necesaria para servir como material fotovoltaico, hace estos dispositivos demasiado caros.
Por ello, desde la Universidad Pablo de Olavide se está trabajando en el marco de varios
proyectos, entre ellos el Consolider Hope del Ministerio de Ciencia e Innovación, en la
optimización de la llamada célula de Grätzel, que imita de manera artificial el fenómeno de
la fotosíntesis y tiene, según pruebas realizadas por distintos laboratorios, una eficiencia del
11%.

A grandes rasgos, las células de Grätzel son dispositivos fotovoltaicos introducidos a inicios
de los años 90, que aprovechan la combinación de un semiconductor nanoestructurado
(dióxido de titanio, principalmente) y un colorante orgánico que hace las veces de captador
de luz solar. Este colorante, según señala la investigadora del equipo, Elena Guillén, puede
ser tanto sintético como natural, e incluso permite el uso de la clorofila en este tipo de células.

la clorofila de una planta se realizan reacciones fotoquímicas para formar la molécula de la


glucosa (el alimento de las plantas).“Cuando las plantas absorben la radiación solar se
generan transiciones electrónicas del estado base de la molécula hacia estados de mayor
energía (estados excitados), a partir de los cuales los electrones se transportan hacia la
superficie y, posteriormente, hacia los electrodos de la celda donde son colectados. Los
lugares vacantes (huecos) en la molécula excitada se comportan como cargas positivas.
Después extraemos la carga eléctrica que generó el colorante. En una celda solar se aprovecha
la generación tanto de cargas negativas como positivas. Aprendemos de la naturaleza que los
colorantes en una planta absorben la radiación solar y que después la transforman en energía
química. En una célula solar se absorbe la radiación y se transforma en energía eléctrica”,
indicó. Así, emulando el proceso de la fotosíntesis, los investigadores utilizan nanopartículas
del semiconductor de dióxido de titanio (TiO2) que, al ser teñidas con colorantes naturales o
artificiales, estos absorben la luz y generan un electrón en el estado excitado de la molécula,
el cual migra hacia los niveles de conducción del semiconductor.

JUSTIFICACION

La elaboración de células solares a partir de clorofila es necesaria ya que reduce el consumo


de fuentes de energía fósil que pueden contaminar el ambiente y además, son fuentes no
renovables, por lo tanto, se puede utilizar la clorofila y pigmentos vegetales para poder captar
la luz solar y aprovecharla para generar energía y transformarla en energía eléctrica que será
mucho más utilizable y puede ser concebida a cualquier hora del día con la mínima cantidad
de luz presente ya que los pigmentos vegetales pueden captar los rayos solares y convertirlos
en energía necesaria y sustentable a largo plazo.

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