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La Agenda Global del Desarrollo y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son

un hito importante para Colombia, por al menos, dos razones. La primera es que Colombia
conceptualizó e impulsó desde 2011, la idea de los ODS en el marco de las conversaciones
sobre Rio+20 y la agenda de desarrollo post 2015.

La segunda, es que los ODS se están


considerando como un referente
clave para la definición de política
pública, en 2015 se creó una
Comisión interinstitucional de Alto
Nivel que tuvo como objetivo
buscar una efectiva implementación
de los ODS a través de políticas
públicas, y en ese año también se
lanzó el Plan Nacional de Desarrollo
que incluyó 92 de las 169 metas de
los ODS. En esta misma dirección,
se han creado y puesto en línea una
serie de herramientas que ayudan a
los alcaldes y gobernadores a
desarrollar su plan de desarrollo en la
escala municipal y departamental en
relación con los ODS. (Ver más info
en http://kiterritorial.co/, disponible
en español).

Los ODS son un asunto muy importante para la conceptualización de la política pública.
Sin embargo, no es claro cómo la importancia de los ODS se traducirá en un mayor
impulso a los negocios inclusivos. Si bien en los ODS no se mencionan mecanismos
específicos para lograr las metas, y por ello no se mencionan este tipo de negocios, para
quienes trabajamos en este campo, es claro que los negocios inclusivos
pueden ser mecanismos concretos y efectivos desde el sector privado para
contribuir al logro de metas en varios objetivos. Revisando los primeros 8
objetivos se ve de forma clara su potencial incidencia en los objetivos 1 (pobreza), 2
(hambre y seguridad alimentaria), 3 (salud), 5 (empoderamiento de la mujer), 6 (agua), 7
(energía) y 8 (crecimiento económico sostenido).

Los negocios inclusivos en el Plan Nacional de Desarrollo de Colombia


En el caso del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 Todos por un nuevo
país los temas de negocios inclusivos aparecen de variadas maneras. De forma directa se
incluyen como una estrategia para el desarrollo territorial de la zona Caribe y de los
Santanderes. En ellos se menciona que se impulsarán para que favorezcan la generación de
ingresos y el mejoramiento de la calidad de vida de la población pobre y vulnerable, por lo
que se promoverá su vinculación en la cadena de valor de las empresas en calidad de
proveedores, distribuidores, minoristas o empleados.

De forma más amplia se incluyen en el objetivo de desarrollo económico incluyente, el


Plan establece que “el Gobierno trabajará de la mano con el sector empresarial y los
gobiernos locales para desarrollar estrategias públicas y alianzas público-privadas que
fomenten la generación de empleo entre la población pobre y vulnerable, y la creación de
nuevas empresas y líneas de negocios que involucren a esa población en su cadena de valor,
no solo como empleados y proveedores, sino también como consumidores”.

De forma indirecta aparecen en el marco de negocios verdes, incorporados en el marco de


una estrategia de crecimiento verde. Allí se habla de propiciar emprendimientos para la
comercialización de productos frutales amazónicos, si bien no se habla de negocios
inclusivos propiamente, dadas las características de la población objetivo, es claro que la
lógica de estos negocios será necesaria.

Es interesante y esperanzador que los negocios inclusivos aparezcan en el Plan de


Desarrollo, aunque parecen no abordarse en todo su potencial. Es importante que sean
mencionados como el camino a través del cual se logra que el sector privado participe de
temas de desarrollo; sin embargo, es necesario seguir trabajando para que además de ser
vistos como vehículos de inclusión productiva, se entienda su potencial para propiciar
nuevos escenarios de acceso a servicios de salud, energía, agua y para impulsar el
empoderamiento económico de la mujer, entre otros.

¿Qué hace falta?


Si bien hay un importante desarrollo del tema en el país, todavía es latente la
desarticulación de los actores que impulsan, promueven y desarrollan negocios inclusivos.
Hay algunas instancias, pero están enfocadas en grandes empresas en algunas regiones. En
Innove, en nuestro ejercicio de promoción del tema, hemos llegado a la observación de una
paradoja del sector, existe un vasto conocimiento logrado en la práctica de negocios
inclusivos, pero, no parece haber una comunidad de práctica que permita construir sobre la
experiencia agregada de todos que están en este camino. Así que aunque existe una
abundante experiencia, no hay suficiente conocimiento local, lo que hace que hoy persiste
una marcada orientación a buscar consejo de expertos internacionales.
Organizar la experiencia lograda en la práctica de negocios inclusivos en el país, analizarla
y aprender de ella es una tarea urgente. Solo así se podrá aprovechar este panorama, que
reconoce la importancia de los ODS, el rol de la empresa para alcanzarlos y que necesita
vislumbrar a los negocios inclusivos como un vehículo concreto y eficiente para dirigir esta
contribución.

Pedro Elí Pérez Rueda

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