Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La confianza del hombre en los recursos de su inteligencia y del progreso técnico industrial,
agiganta los valores humanos y aparta su recurso a Dios. El hombre se va alejando de la
interioridad, descendiendo al nivel de una vida ordinaria, comprometida en las necesidades
inmediatas: lo útil, lo cómodo, el placer, las distracciones, el bienestar y el confort; va
pasando de una vida que estaba dirigida a lo profundo, a otra vida más rápida, en la que se
mira como fin la utilidad, a la que se ordena como instrumento la investigación científica.
Puede decirse que hay una ausencia de Dios que podríamos llamar científica: o sea, ni la
experiencia, ni la ciencia tropieza con Dios. Por eso, un astronauta pudo decir, después de
descender majestuosamente de las alturas, en su nave espacial: he subido, he dado la vuelta
por el cielo, y no he visto a Dios.
1
(Roget, 1956, pág. 28)
2
(Antonio, 2004)
La ciencia, mientras más perfecta es, logra traspasar límites, barreras, obstáculos, pero
siempre dentro de una frontera exclusivamente terrestre. O sea, la investigación, el trabajo
continuo del hombre, descubre cada vez más un campo hasta ahora ignorado: ahí está la
física, la biología, la química, con las alas abiertas, con las velas desplegadas para todo
aquello que la razón y los sentidos pueden abarcar; un terreno todavía en los umbrales de la
exploración, sin saberse con certeza que queda por saber, por dominar. Nos espera un
horizonte nuevo, abierto a la sorpresa continua. Y ahí, en la experiencia, en la comprobación
y en el cálculo no se encuentra a Dios se halla al átomo, al virus, al electrón, al astro, a la
idea.
Referencias
Antonio, J. (15 de Enero de 2004). Diario Córdoba . Obtenido de
http://www.diariocordoba.com/noticias/sociedad/fenomeno-ateismo-
actual_100316.html
3
(Cases, 2017)