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BUNYAVÍRÍDAE Y ARENAVÍRÍDAE

 Las familias Bunyavírídae y Arenaviridae comparten diversas similitudes. Los virus pertenecientes a
estas familias son virus de ácido ribonucleico (ARN) de cadena negativa, dotados de envoltura y con
mecanismos semejantes de replicación.
 Producen zoonosis y casi todos los Bunyaviridae, pero no los Arenaviridae, son arbovirus. Muchos de
los patógenos incluidos en estas familias originan encefalitis o enfermedad hemorrágica.
Bunyavírídae
Los Bunyaviridae constituyen un «supergrupo» que engloba, al menos, 200 virus de ARN segmentado y
de cadena negativa dotados de una envoltura. El supergrupo se divide, a su vez, en los siguientes
cuatro géneros, basándose en características estructurales y bioquímicas: Bunyavirus, Phlebovirus,
Nairovinis y Hantavirus

La mayoría de los virus de la familia Bunyaviridae son arbovirus [transmitidos a través de artrópodos)
que se diseminan por mosquitos, garrapatas o moscas, y son endémicos en el entorno del vector. Los
hantavirus son una excepción a esta afirmación, ya que se transmiten a través de roedores. Todavía se
siguen descubriendo nuevos virus, como el virus del síndrome de trombocitopenia con fiebre elevada,
transmitido por garrapatas y descubierto en China en 2011.

Estructura
Los virus de la familia Bunyaviridae son partículas prácticamente esféricas de 90 a 120 nm de diámetro
(cuadro 61-1).
La envoltura del virus contiene dos glucoproteínas
(G 1 y G 2), e incluye tres moléculas de ARN de
cadena negativa, los ARN grande (L), medio (M) y
pequeño (S) que van asociados a proteínas para
formar las nucleocápsides (tabla).
Los segmentos del genoma de los virus de La Crosse
y relacionados con la encefalitis de California son
circulares. Las nucleocápsides incluyen una ARN
polimerasa dependiente de ARN [proteína L) y dos
proteínas no estructurales (NSs, NSm) (fig-).
A diferencia de otros virus de ARN de cadena negativa, los
Bunyaviridae no poseen ninguna proteína de matriz. Los géneros de
Bunyaviridae se distinguen por diferencias en
1) el número y tamaño de las proteínas del virión
2) la longitud de las cadenas de genoma L, M y S
3) su transcripción.

Replicación
Los Bunyaviridae se replican de la misma forma que otros virus ARN
de cadena negativa con envoltura. En la mayor parte de los
miembros de esta familia, la glucoproteína G1 interacciona con (3-
integrinas de la superficie celular y el virus se internaliza por medio de un proceso de endocitosis. La
fusión de la envoltura con las membranas endosómicas como consecuencia de la acidificación de la
vesícula comporta la liberación de la nucleocápside en el citoplasma y el comienzo de la síntesis del
ARN mensajero (ARNm) y de proteínas. Al igual que el virus de la gripe, los bunyavirus toman la porción
con cabeza del extremo 5’ del ARNm para iniciar la síntesis de los ARNm víricos; sin embargo, a
diferencia de aquél, este proceso tiene lugar en el citoplasma celular. La cadena M codifica la proteína
no estructural NSm y las proteínas G1 (de adhesión vírica) y G 2; la cadena L codifica la proteína L
(polimerasa) (tabla).

La cadena S del ARN codifica dos proteínas no


estructurales, N y NSj. En el grupo Phlebovirus
la cadena S es de doble sentido, de modo que
una proteína se traduce a partir de la cadena
positiva (-H) y la otra lo hace a partir del molde
de ARN de cadena negativa. La replicación del
genoma realizada por la proteína L también
genera nuevos moldes para la transcripción,
aumentando de esta forma la tasa de síntesis
de ARNm. Las glucoproteínas se sintetizan y se
glucosilan en el retículo endoplásmico, tras lo cual se transfieren al aparato de Golgi pero no se
traslocan hacia la membrana plasmática. Los viriones se ensamblan introduciéndose en el aparato de
Golgi para después ser liberados por lisis celular o exocitosis.

Patogenia
La mayoría de los Bunyaviridae son arbovirus y muchos de los mecanismos patogénicos que poseen son
iguales a los de los togavirus y los fiavivirus (cuadro 61-2). Por ejemplo, el virus se transmite a través
de un vector artrópodo y es inyectado en la sangre iniciando una viremia. Pasada esta fase, la
progresión hasta una viremia secundaria y la posterior diseminación del virus puede hacer que éste
alcance los sitios que habitualmente son afectados por esa enfermedad vírica en concreto, como el
sistema nervioso central, el hígado, el riñón y el endotelio vascular.
Muchos virus pertenecientes a la familia Bunyaviridae provocan lesiones neuronales y ghales y edema
cerebral, lo que produce encefalitis.
En determinadas infecciones víricas (p. ej., fiebre del Valle del Rift) puede aparecer necrosis hepática.
En otras (como la fiebre hemorrágica de Crimea Congo y la enfermedad hemorrágica de Hantaan), la
lesión principal consiste en la extravasación de plasma y eritrocitos a través del endotelio vascular. En
esta última infección, estos cambios son más evidentes en el riñón y se acompañan de una necrosis
hemorrágica renal.
Como los togavirus, los flavivirus y los arenavirus, los bunyavirus son buenos inductores del interferón
1. La enfermedad por bunyavirus se debe a la combinación de la patogenia inmunitaria y la vírica. A
diferencia de los restantes bunyavirus, los roedores constituyen el reservorio y el vector de los
hantavirus, y el ser humano adquiere el virus al respirar gotas transportadas por el aire contaminadas
por la orina infectada. El virus inicia la infección y permanece en el pulmón, donde provoca destrucción
tisular hemorrágica y una enfermedad pulmonar letal.
Epidemiología

La mayoría de bunyavirus son transmitidos a los


roedores, las aves y los animales superiores a
través de mosquitos, garrapatas o moscas
Phlebotomus infectados (cuadro 61-3). De este
modo, los animales se transforman en
reservorios del virus y perpetúan el ciclo
infeccioso. Las personas se infectan al entrar en
contacto con el entorno del insecto vector (fig.
61 -2) pero en general son hospedadores finales.

La transmisión se produce durante el verano,


pero a diferencia de casi todos los arbovirus
restantes, muchos virus de la familia
Bunyaviridae pueden sobrevivir durante el
invierno en los huevos del mosquito y
permanecer en la zona. Muchos de los
representantes de esta familia se encuentran en
Sudamérica, el sudeste de Europa, el sudeste
Asiático y Africa, y llevan los exóticos nombres
de sus nichos ecológicos.
Los virus del grupo de la encefalitis de California
(p. ej., virus de La Crosse) se transmiten a través
de mosquitos que habitan en los bosques de
Norteamérica (fig. 61-3). En EE.UU. se registran
cada verano hasta 150 casos de encefalitis,
aunque la mayoría de las infecciones son
asintomáticas. Estos virus se transmiten
principalmente a través de los vectores Aedes
triseriatus, que se alimentan vorazmente
durante el día y se reproducen en el agua de los agujeros de los árboles y en los neumáticos
abandonados.
Los hantavirus no tienen un vector artrópodo sino que se transmiten a través de una especie concreta
de roedor específica para cada virus.
El ser humano se infecta por contacto directo con los roedores o por la inhalación de orina de roedor
pulverizada.

Enfermedades clínicas
Los miembros de la familia Bunyaviridae son virus transmitidos a través de mosquitos que acostumbran
a provocar un cuadro inespecífico febril de tipo gripal que guarda relación con la viremia (v. tabla 61-
1) y que no se puede distinguir de las enfermedades provocadas por otros virus. El período de
incubación de estas enfermedades es de unas 48 horas, y la fiebre dura típicamente 3 días.
La mayoría de los pacientes que han contraído una infección, incluso los que están infectados por
patógenos conocidos que provocan enfermedades graves [p. ej., el virus de la fiebre del Valle del Rift,
el virus de La Crosse) presentan una entidad de carácter leve. Las encefalitis (p. ej., virus de La Crosse)
aparecen siibitamente tras un período de incubación de aproximadamente 1 semana, y se manifiestan
con fiebre, cefalea, letargia y vómitos.
El 50% de los pacientes con encefalitis padecen convulsiones, habitualmente al principio del proceso.
También pueden observarse signos de meningitis.
La enfermedad dura de 10 a 14 días. Solamente es mortal en menos del 1% de los pacientes, aunque
puede dejar secuelas en forma de convulsiones hasta en el 20% de ellos. Las fiebres hemorrágicas,
como la fiebre del Valle del Rift, se caracterizan por hemorragias petequiales, equimosis, epistaxis,
hematemesis, melena y hemorragias gingivales. Hasta la mitad de los pacientes con síntomas
hemorrágicos puede morir.
El síndrome pulmonar por hantavirus es una enfermedad muy grave que se manifiesta con un pródromo
de fiebre y mialgias, seguido rápidamente de edema pulmonar intersticial, insuficiencia respiratoria y
muerte a los pocos días.

Diagnóstico de laboratorio
La detección de ARN vírico mediante la reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inversa (RT-
PCR) se ha convertido en el método aceptado de detección e identificación de bunyavirus. Los
hantavirus, el virus Sin Nombre y el virus de Convict Creek se identificaron inicialmente por medio de
RT-PCR utilizando cebadores con las secuencias características de los hantavirus. Generalm ente para
confirmar el diagnóstico de una infección por bunyavirus se hacen análisis serológicos. Para
identificarlos se puede recurrir a las pruebas de neutralización del virus. Para documentar una
infección aguda se recurre a análisis específicos de inmunoglobulinas M [IgM). Se utiliza la
seroconversión o el incremento al cuádruple del título de anticuerpos IgG para demostrar una infección
reciente, si bien son frecuentes las reacciones cruzadas dentro de un mismo género vír ico. El análisis
de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA) puede detectar el antígeno en muestras clínicas de
pacientes con viremia intensa (p. ej., fiebre del Valle del Rift, fiebre hemorrágica con síndrome renal,
fiebre hemorrágica de Crimea-Congo) o en los mosquitos.

Tratamiento, prevención y control


No existe ningún tratamiento específico frente a las infecciones provocadas por los virus incluidos en
la familia Bunyaviridae. La enfermedad del ser humano se previene al evitar el contacto de las personas
con el vector, ya sea un artrópodo o un mamífero. Los vectores artrópodos se controlan 1) eliminando
las condiciones de crecimiento del vector, 2) pulverizando con insecticidas, 3) instalando mosquiteras
en puertas y ventanas, 4) llevando ropa protectora y 5) controlando la infestación por garrapatas de
los animales. El control de los roedores reduce al mínimo la transmisión de muchos virus,
especialmente los pertenecientes al género hantavirus.

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