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MANEJO PSICOLÓGICO PARA EL TRATAMIENTO DEL DOLOR CRÓNICO

En la mayoría de las investigaciones realizadas en procesos de dolor es más común


encontrar estudios que demuestran que los factores psicológicos juegan un papel clave en el
proceso del dolor. Antes de entrar de lleno a hablar de los hallazgos realizados y el manejo
que se debe tener a los pacientes que poseen dolor crónico se debe hacer un hincapié en la
diferencia entre dolor, dolor crónico y en la diferencia que existe entre nocicepción y dolor.

Según Campero, M. en 2005 La nocicepción es un causa sensorial que es


determinada por la activación de receptores del dolor y la transmisión de la información
nociceptiva que viene asociada con una lesión, injuria o perdida. Esta viene desde la
periferia hasta el sistema nervioso central (SNC); es, por tanto, un fenómeno fisiológico. En
cambio el dolor es un proceso perceptivo, una actividad de mayor complejidad en la que
intervienen los centros nerviosos superiores (Castel, V. García, F. y Tornero J., 2006). La
Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (Cf. González, 1999) lo describe como
«Una experiencia sensorial y emocional asociada a una lesión real o potencial». El término
“emocional” convierte al dolor no sólo en una experiencia fisiológica sino también
psicológica, mientras el vocablo “potencial” sugiere que se puede experimentar dolor sin
que exista una lesión real. La inclusión de estos dos términos permitiría hablar de dolor en
personas en las que no se detecta causa física (Moix, J, 2005). Aceptamos que el dolor se
produce en el cerebro, no en los tejidos donde el cerebro localiza la sensación.

Por consiguiente se determina que el dolor crónico es un dolor persistente, con una
duración de al menos 6 meses, y que se resiste a los tratamientos médicos convencionales.
La mayoría de las veces resulta difícil identificar el daño físico o la lesión que mantiene el
dolor. El dolor crónico es un problema importante de salud pública que no sólo causa un
tremendo sufrimiento personal, sino también una pérdida una pérdida económica enorme
para los individuos y la sociedad (Castel, V. García, F. y Tornero J., 2006).

El desarrollo del dolor resulta de la interacción es un fenómeno complejo y


multifactorial que depende de la interacción de factores fisiológicos, genéticos,
psicológicos y socioculturales. Ninguno de esos factores por sí solo explica adecuadamente
las causas de dolor crónico. Por tanto, cualquier evaluación e intervención terapéutica
debería integrar los diferentes aspectos de la enfermedad (Palanca, I., Puig, M., Somoza, E.
Bernal, J., Paniagua, J., 2011) ya que el dolor es en algún grado discapacitante y aqueja a la
mayoría de las áreas de la vida: laboral, tiempo libre, sexual, sueño… Es usual que las
personas se perciban como inútiles, su humor se altere y todo ello incida también en los
afectos provocando un deterioro en sus relaciones con los demás (Moix, J, 2005)

Según Moix, J, en el 2005, No sólo existe una alteración a nivel emocional, sino
también a nivel cognitivo (puesto que los pacientes presentan deterioros en los procesos
atencionales y de memoria). En el proceso de desarrollo afectivo, muchos se sienten
incomprendidos por la mayoría del contexto donde se desenvuelven. La depresión y la
ansiedad son sin duda las dos emociones más usuales entre los pacientes con dolor crónico
(Palanca, I., Puig, M., Somoza, E. Bernal, J., Paniagua, J. 2011).

Partiendo de estos factores es posible distinguir que los pacientes presenten


asociado a su desarrollo del dolor pensamientos y emociones que pueden intervenir
directamente sobre las respuestas fisiológicas; y los factores psicológicos afectan también
al enfrentamiento del dolor, con aspectos como los sentimientos de indefensión que pueden
incrementar el dolor, o las interacciones con otras personas que pueden reforzarlo (C. J.
van-der Hofstadt y M. J. Quiles. 2001)

El interés por estudiar los factores psicológicos a la experiencia de dolor ha traído


consigo el desarrollo y la aplicación de múltiples técnicas, siendo característica común de
las diferentes aproximaciones la consideración del dolor como un trastorno
multideterminado y así logrando un mayor progreso en los proceso de tratamiento del dolor
de manera interdisciplinar.

En la creación de intervenciones psicológicas surgen de técnicas tales como el


control de la actividad fisiológica (relajación y biofeedback, principalmente);
procedimientos basados en el control de contingencias y técnicas cognitivo-conductuales de
adquisición de habilidades de afrontamiento, en especial la inoculación de estrés, estas han
brindado alternativas para integrar en tratamientos efectivos. Desde el punto de vista
médico esta ayuda psicológica es bien recibida (Vallejo, M. 2009). El paciente de dolor
crónico no es una persona con problemas psicológicos (psicopatológicos en sí), sino que
dichos problemas suelen acontecer como consecuencia de padecer un síndrome de dolor
crónico. En el campo de los denominados trastornos psicofisiológicos. Los objetivos
principales se tratan en ayudar (apoyar) a una persona “normal” a sobrellevar o adaptarse al
padecimiento de un problema médico impuesto (Vallejo, M. 2009).

Abordaje psicoterapéutico:

Para iniciar un proceso terapéutico desde la psicología es preciso iniciar con un


proceso valorativo de los pacientes puesto que se evalúan con un rigor científico buscando
describir, clasificar, predecir y, en su caso, explicar y controlar tal conducta (Castel, V.
García, F. y Tornero J., 2006 citan a Fernández Ballesteros).
Los objetivos fundamentales de una evaluación psicológica en el paciente con dolor crónico
según Castel, V. García, F. y Tornero J., 2006 son 3:

1. Definir las características psicológicas o el estado mental del paciente:


2. Aclarar si el paciente es un candidato apropiado para un tratamiento determinado.
3. Evaluar una intervención terapéutica. El empleo de pruebas psicológicas antes y
después del tratamiento para determinar sus efectos constituye otro objetivo. El
objetivo fundamental de la evaluación psicológica de los pacientes con dolor
crónico es determinar el papel de los factores psicológicos y sociales en la
experiencia de dolor.

Además de los aspectos anteriormente mencionados la literatura científica también


menciona que se debe tener en cuenta en el proceso de evaluación y proceso terapéutico
aspectos tales como: estado médico en general; Variables sociodemográficas; desarrollo
psicosocial y familiar; interacción con redes de apoyo; Impacto del dolor en el paciente;
Estilo cognitivo y estrategias de afrontamiento (Tobón, S., Vinaccia, S. & Sandín, B. 2004).;
Repercusión en calidad de vida; Creencias del paciente sobre el dolor y su alivio; Estado
emocional: psicopatología; Características de personalidad; Situación legal, laboral,
económica (Rodríguez, MJ. Esteve, R. & López, A. 2000).
A lo largo de las páginas anteriores se ha encontrado suficiente fundamentación
para justificar una intervención psicológica en los pacientes con dolor crónico. En algunos
casos de forma directa, a través del aprendizaje de determinadas técnicas, y en otros de un
modo indirecto, a partir del manejo de otras variables psicológicas como las emociones
negativas, que como ya se ha comentado ejercen un efecto claro sobre el dolor (Moix, J.,
Casado, M. & Coautores del Manual del Dolor 2011). Los trabajos que han revisado las
intervenciones psicológicas llevadas a cabo en los pacientes con dolor crónico señalan
como las técnicas más empleadas son:
Relajación
La relajación puede utilizarse de forma aislada o dentro de una terapia
multicomponente. Los dos ejemplos más empleados son la relajación progresiva de
Jacobson y el entrenamiento autógeno de Schultz. La aplicación de esta técnica en sujetos
con dolor se fundamenta en la idea de que el dolor provoca tensión y frecuentemente
ansiedad, lo cual puede a su vez aumentar el dolor. A través de la relajación se consigue
una disminución de la actividad adrenérgica y un aumento de la actividad parasimpática
que se supone ayudan a disminuir la ansiedad, la tensión e indirectamente el dolor (Moix,
J., Casado, M. & Coautores del Manual del Dolor 2011).
Terapia de aceptación y compromiso
La terapia de aceptación y compromiso se basa, como su nombre indica, en aceptar
el sufrimiento, y por tanto en dejar a un lado la evitación como estrategia de afrontamiento,
y en comprometerse con los valores u objetivos vitales. La aplicación de esta terapia parece
muy indicada. De hecho, se ha comprobado que los pacientes que aceptan más su dolor son
los que puntúan más bajo en intensidad de dolor, presentan menos emociones negativas y
disfrutan de una mayor calidad de vida (Moix, J., Casado, M. & Coautores del Manual del
Dolor 2011).
Terapia cognitiva – conductual
Según Navarro, M. (2006) Las intervenciones cognitivas parten de la base de que el
paciente cuenta con una conceptuación inadecuada acerca de su problema de dolor, lo cual
genera expectativas, creencias, actitudes, emociones y estrategias de afrontamiento
desajustadas o desadaptadas que agravan el problema de dolor e impiden su recuperación.
Es usada para cambiar los patrones negativos de auto derrota a otras actitudes que generen
acciones y emociones positivas. Estrategias de distracción, control de la atención,
imaginación, conceptuación del problema, reestructuración cognitiva de creencias y
valores, entrenamiento de estrategias de afrontamiento, resolución de problemas, auto
instrucciones, o hipnosis, son algunas de las técnicas cognitivas más usadas en el manejo
del dolor crónico.
Las anteriores técnicas mencionadas intentan mostrar a grandes modos algunas
intervenciones a realizar en el proyecto ya que el objetivo principal del tratamiento
psicológico es actuar sobre el dolor de modo que los sistemas de regulación natural operen
adecuadamente y, en segundo lugar, atendiendo a la persistencia del dolor impedir que éste
se haga dueño de la vida del paciente. Ambos objetivos precisan reconocer el dolor y
aceptar su existencia.
El primero debe permitir, atendiendo a las sensaciones percibidas y a las respuestas
fisiológicas relacionadas con el dolor, hacer más efectivos los sistemas de regulación
fisiológica del dolor (Vallejo, M. 2009). El segundo, requiere reconocer los problemas y
ponerse a recuperar las actividades que se consideran valiosas. La técnica de relajación y
otros procedimientos de naturaleza psicofisiológica han mostrado su utilidad al control
fisiológico del dolor. Por otro lado la terapia cognitivo conductual procura los medios
adecuados para que la persona recupere el control de su vida, haciendo de su
comportamiento, según sus valores, el elemento clave de su vida (Vallejo, M. 2009)..
Referencias:

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Campero, M. dolor neuropatico. En: Nogales, J. Tratado de Neurología Clinica, Colección


Textos universitarios, primera edición, Editorial Universitaria, 2005: 161-164.

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Moix, J. (2005). Análisis de los factores psicológicos moduladores del dolor crónico
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Castel, V. García, F. & Tornero J. (2006). Evaluación psicológica en el dolor crónico.


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Palanca, I., Puig, M., Somoza, E. Bernal, J., Paniagua, J. (2011). Unidad de tratamiento de
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C. J. van-der Hofstadt y M. J. Quiles. (2001). Dolor crónico: intervención terapéutica desde


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Vallejo, M. (2009). Tratamiento psicológico del dolor crónico. En Evaluación y tratamiento


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Moix, J., Casado, M. & Coautores del Manual del Dolor (2011). Terapias Psicológicas para el
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Tobón, S., Vinaccia, S. & Sandín, B. (2004). Modelo procesual del estrés en la dispepsia funcional:
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