avivir REVISTA DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA

Nº 274 JULIO-SEPTIEMBRE 2019

“Solos en la
muchedumbre”
Por Herminio Otero Martínez

“Nacidos para
convivir”
Por José María Jiménez Ruiz

“Las Tribus de
solitarios”
Por José Luis Rozalén Medina

Una sociedad heladora

Incomunicación y frialdad en un mundo hipercomunicado
 SUMARIO

SUMARIO
Carta del director // Los solitarios del WhatsApp // 5
A fondo
Solos en la muchedumbre // 6
Incomunicación en un mundo hipercomunicado.
Por Herminio Otero Martínez
¿Por qué nos aislamos? // 12
Causas psicológicas del aislamiento
Por Alfonso Echávarri Gorricho
Los nuevos solitarios: la soledad elegida // 16
“Quiero estar solo con alguien más que quiera estar solo”.
Por María Guerrero Escusa
Nacidos para convivir // 22
La naturaleza social del ser humano.
Por José María Jiménez Ruiz
Tribus de solitarios en una sociedad sin alma // 26
Contra un déficit de ternura.
Por José Luis Rozalén Medina
Entrevista // 32
Con Myriam García Bartolomé. Psicóloga. 3
Por Gloria Díez Fernández. Fotos: Cristina Bezanilla Echeverría
Cine // 38
De la solitud y la soledad en el cine.
Por Norberto Alcover Ibáñez
A pie de calle // 42
La soledad, una nueva enfermedad. Más de media España se siente sola.
Por Antonio Saugar Benito
Comunicando // 46
El TE estrena sede en León, en la que atenderá a más de 2.600 personas al año // Murcia y el TE se
unen en la promoción de la salud emocional // Medalla de Honor y Gratitud de la isla de Mallorca al
TE // Ana Pastor promete al TE elevar al Congreso un Plan Nacional de Prevención del Suicidio // Gala
benéfica del Teatro de la Esperanza en Málaga // Pedro Villanueva, nuevo doctor en Psicología // Bankia
y Fundación Caja Rioja apoyan al TE // El TE en Castellón alcanza la mayoría de edad // La Diputación
Provincial de Almería apoyando al TE // El Corte Inglés, solidario con el TE en Alicante // Albacete
celebró la IV Carrera Popular a beneficio del TE // El Rincón de las ONG. Las asociaciones de mayores
lanzan sus demandas al futuro Gobierno

Director: Depósito Legal: e-mail: Colaboradores:

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 CARTA DEL DIRECTOR

LOS SOLITARIOS DEL WHATSAPP

Los vecinos de antes eran casi de la familia. Se ayudaban, se regaban las plantas, se
atendían en algún apuro desde la falta de azúcar a llamar a una ambulancia. Hoy, en
la mayoría de las grandes ciudades, son unos perfectos desconocidos. Valgan como
botones de muestra las recientes noticias de personas encontradas muertas durante
meses y a veces años, incluso hasta la momificación, sin que nadie se entere. Para
remediarlo incluso están saliendo aplicaciones para que, a través del Smartphone, conozcas
a tus vecinos. Algo que antes era obvio y natural.

El origen de esta frialdad y desconocimiento mutuo es que en un mundo hipercomunicado crecen como setas los
solitarios. Otro índice significativo de este nuevo fenómeno es la multiplicación de perros. Como la convivencia
se hace difícil, las parejas aguantan poco unidas y cada vez hay más familias monoparentales, se busca un animal
que acompañe y no chiste. Para comunicarnos nos bastan las redes sociales, el email y sobre todo el WhatsApp: ¡la
manera más fácil de hablar con alguien sin mirarse a los ojos y no “perder tiempo” con él!

La consecuencia es que en medio de impactos prometedores de la publicidad y ofertas de amor y sexo de fin de semana
estamos convirtiéndonos en una sociedad gélida, donde apenas nos hacemos compañía, especialmente cuando se
trata de los ancianos y solitarios. Es verdad que la soledad, cuando es elegida y desde una psicología madura, puede
ser fecunda, como sucede con la soledad creadora del místico, el artista o el poeta. Pero como decía Gustavo Adolfo
5
Bécquer, “la soledad es muy hermosa…, cuando se tiene junto a alguien a quien decírselo”.

El problema que analizamos aquí no es la soledad en sí misma ni los diversos tipos de soledad, sino la soledad
impuesta por un modelo de sociedad tecnificada que ha postergado la tertulia de sobremesa, la charla en familia, el
contacto directo con los amigos, vecinos, compañeros de trabajo, incluso la confidencialidad de pareja.

La clave está no tanto en estar solo, sino en saber estarlo. Porque, si se vive en profundidad, nadie está realmente solo,
pues el cosmos no existiría sin la intercomunicación de todas las cosas. Al fin de cuentas unos dependemos de otros.
Lo que es necesario abolir y erradicar es un egoísmo devastador y además mal entendido. Pues solo el amor que hace
salir de uno mismo nos desarrolla; solo el querer, aunque sea gratuitamente y sin palabras, nos hace personas.

Soledad de soledades
¿y todo soledad? No.
Yo canto por soledades.

Y el cantar ya es compañía,
cerré un momento los ojos
y era tu voz la que oía.

Quizás estos versos de Gerardo Diego nos ayuden a cerrar los ojos por unos instantes a la comunicación tecnológica
y abrirlos a la presencial, aprender a comunicarnos en el silencio para volver a empalmar corazones desde lo hondo y
superar la palabra hueca con la palabra llena de una relación cabalmente humana.

Pedro Miguel Lamet

 A FONDO

Solos en la
muchedumbre
Incomunicación en un
mundo hipercomunicado

Nunca hemos estado tan interconectados

y nunca, quizás, nos hemos sentido tan
solos. Vivimos más tiempo con todos
los medios a nuestra disposición, pero
cada vez estamos más solos. Y lo notan
especialmente los jóvenes adolescentes y
las personas mayores.

Por Hermino Otero Martínez


Muchas personas solas tienden
a considerar las redes sociales
como refugios relativamente
seguros.
La soledad, epidemia del siglo XXI
En España, más de un millón de personas ma-
yores viven solas, y la lista engorda cada día. En
concreto, cuatro de cada 10 hogares uniperso-
nales están habitados por alguien de más de 65
años, de los cuales la mayoría (71,9%) son mu-
jeres. Según las últimas proyecciones, en 2033
estas viviendas serán las que más habrán creci-
do (un 25%). Habrá más viejos (87,68 años de
media las mujeres y 82,92 los hombres) y más
solos, al menos en sus casas.
Por ahora, la mayoría de las mujeres mayores
que viven solas (76,9%) son viudas. Pero ya
apunta una nueva soledad: la de quienes enve-
jecen divorciados o solteros. Los varones serán
cada vez más longevos y, al final, también es-
tarán más solos. Y, ahora mismo, mueren cada
día 100 personas dependientes sin recibir los
servicios reconocidos por la Administración. En
los países nórdicos, casi la mitad de los mayo-
res viven solos, frente a un 25% en España.
Pero allí tienen servicios sociales más desarro-
llados, que les permiten vivir en casa ayudados
con más recursos.
Los mayores acusan y lamentan más soledad.
Y, con la misma edad, las mujeres poseen más
recursos. Y sentirse solos –ellos y ellas– tiene
graves consecuencias psíquicas y físicas en un
cuadro progresivo que incluye depresión, ries-
go cardiovascular, deterioro cognitivo y muerte
prematura.
Según Teresa Villanueva, la responsable de
programas de mayores de Cáritas Española, “la
soledad es la epidemia del siglo XXI y repre-
senta un verdadero problema que trasciende y
llega a la esfera pública, porque no podemos
A FONDO
pasar por alto que en España una de cada 10
personas vive sola, y se ha comprobado que
esa situación puede provocar sentimientos de
pérdida, falta de ilusión, pasividad, infravalo-
ración personal e incluso a nivel físico falta de
sueño, fatiga, enfermedades cardiovasculares o
desnutrición”.
Solución: involucrar a toda la comunidad para
prevenir y evitar que las personas mayores
estén solas, sobre todo si es una situación no 7
deseada, para lograr que se vuelvan a vincu-
lar a la vida de su barrio. Y para ello, cultivar
las relaciones sociales, por ejemplo, a través
de programas como Siempre Acompañados, en
el que los vecinos se ayudan en el bloque; o
Grandes Vecinos, que facilita el intercambio in-
tergeneracional en el mismo entorno. Y “crear
una red sensible para que las personas mayo-
res se vuelvan a vincular a la vida de su barrio,
su pueblo o su ciudad”.
Kodokushi o muerte solitaria
El 23 de abril de 2019, la Policía Nacional encon-
tró el cadáver momificado de una anciana de 83
años en su casa madrileña del barrio de Sala-
manca. La mujer había muerto de forma natural
cinco años antes a consecuencia de un ictus. La
humedad de la casa había provocado una momi-
ficación y nadie se había enterado de su ausen-
cia: ni vecinos, ni empleados de los bancos o de
los puestos de venta, ni dos sobrinas que tenía y
que vivían fuera de España. Sólo el portero ha-
bía recogido cientos de cartas que se acumulaban
en su buzón, creyendo que se había marchado
al extranjero. Y no ha sido la única: en 2018 17
ancianos murieron en la capital madrileña sin que
nadie se percatara de ello. Desde 2004, la cifra
suele rondar la veintena de muertos cada año en
esas mismas condiciones.
 A FONDO
Medio mes más tarde, también la Policía Nacio-
nal descubrió otro cadáver momificado en un piso
de Vallecas: un ingeniero de caminos y empleado
de Telefónica, de 70 años, que había fallecido un
año antes por causas naturales. La casa, reple-
ta de basura, pues sufría el Síndrome de Dióge-
nes, había sido su sepultura. No estaba casado y
tampoco tenía hijos y no mantenía relación con
sus familiares: era una persona que no se trataba
con nadie, ni siquiera con los vecinos. Vivía solo
y murió solo.
También a principios de año un vecino de Ferrol
fue localizado en su casa en avanzado estado de
descomposición, después de que los vecinos aler-
tasen a la Policía de que llevaban cerca de un mes
sin verlo. Nadie lo había echado en falta antes.
Y hace un par de años, en la localidad coruñesa
de Culleredo un buzón desbordante y un coche
cubierto de polvo dieron la voz de alarma, siete
años después, de que una vecina de 56 años
hubiese muerto. Cuando el dinero de su cuenta
se acabó y le cortaron la luz por impago, los
vecinos reaccionaron y avisaron de que algo ex-
8
traño pasaba. La mujer, sin familia cercana, ha-
bía muerto siete años atrás, justo cuando había
abandonado su rutina diaria y dejó de salir. No
son casos aislados. Cada día crece el número de
personas mayores que fallecen solas y tardan
días en ser localizadas en sus casas por falta de
lazos familiares.
En Galicia, una comunidad que suma ya 121.500
personas mayores de 65 años que viven en la
más estricta soledad, la cifra de personas que
han sido encontradas tras varios días muertas ha
crecido con respecto a décadas pasadas, hasta
llegar a sumar más de una decena en un solo
mes. Se trata de mayores que sobrepasan los 70
años y que, en muchas ocasiones, no padecen
ninguna enfermedad grave. Viven solos y fallecen
en silencio a causa de caídas ante las que no hay
respuesta o de accidentes cardiovasculares que
exigen atención médica inmediata. Y así cientos
de gallegos mueren al cabo del año sin que nadie
que los acompañe.
Este fenómeno es una epidemia en países como
Japón, donde la han bautizado como kodokushi
o ‘muerte solitaria’ a principios de los años 80.
Cinco de cada 100 muertes en Japón se produ-
cen en esta soledad forzosa. El envejecimiento
progresivo de la población, las prisas, las exi-
gencias laborales y las dificultades para conser-
var los vínculos familiares abocan a decenas de
miles de japoneses a despedirse sin que nadie
los eche en falta.
La soledad en la época de las redes sociales
En las modernas ciudades, estamos poblados de
soledad. Para algunos, cuanta más gente vive en
la ciudad, más contundente es la sensación de
soledad. Tenemos miedo de estar solos. Y necesi-
tamos conjurar ese miedo y relatar cada instante
de nuestra vida a quien pueda y quiera escuchar-
nos. Como no lo hacemos cara a cara, las redes
sociales han venido en nuestra ayuda.
Para algunos, cuanta más
gente vive en la ciudad, más
contundente es la sensación de
soledad.
En las redes sociales –redes programadas para
atraparnos–, todos tenemos muchos amigos,
aunque en realidad todos sabemos que no son
tantos. Pero nos hace ilusión enviar cada minuto
un mensaje, una noticia, un vídeo, una fotografía
que pueda llegar de todas las partes del mundo
y captar un instante de atención. Y a nuestras
pantallas nos siguen llegando mensajes, correos,
fotos, likes y números con centenares o miles de
seguidores para darnos la sensación de que no
estamos solos, pero una de cada tres personas
se siente sola en la sociedad de la hiperconexión
y las redes sociales, porque la generalización del
sentimiento de soledad es asombrosa.
Nadie quiere sentirse solo. Por eso intentamos
establecer relación con otras personas, pero,
con el tiempo, la soledad parece una alternativa
mejor que el dolor del rechazo, la traición o la
vergüenza y eso lleva al retraimiento. Y cuando
la soledad se vuelve crónica, las personas tien-
den a resignarse. “Pueden tener familia, amigos
o un gran círculo de seguidores en las redes so-
ciales, pero no se sienten verdaderamente en
sintonía con nadie”, resume John T. Cacioppo,
autor de Loneliness (Soledad) y catedrático de
Psicología en la Universidad de Chicago. Y si-
gue: “Un análisis reciente -de 70 estudios com-
binados con más de tres millones de participan-
tes- demuestra que la soledad incrementa las
 A FONDO

probabilidades de mortalidad en un 26%, apro-

ximadamente igual que la obesidad. El hecho de
que más de una de cada cuatro personas en los
países industrializados pueda estar viviendo en
soledad, con consecuencias seguramente de-
vastadoras para la salud, debería preocuparnos.
En nuestras investigaciones también hemos ob-
servado que cada medida positiva para mejorar
la calidad de las relaciones sociales mejora la
presión arterial, los niveles de las hormonas del
estrés, las pautas de sueño, las funciones cogni-
tivas y el bienestar general”.

Por eso, cuando una persona está triste e irritable

quizá está pidiendo a gritos que alguien la ayude
y conecte con ella. ¿Lo pueden hacer las redes
sociales? Según como se usen. Si se usan para
enriquecer las interacciones personales, pueden
ayudar a disminuir la soledad, pero causan el re-
sultado opuesto si sólo son el sustituto de una
auténtica relación humana. Muchas personas so-
las tienden a considerar las redes sociales como
refugios relativamente seguros para relacionarse
con los demás, pero la relación en el ciberespacio
es superficial porque resulta difícil juzgar si los
9
otros son dignos de confianza. Y una conexión a
través de Internet no sustituye nunca a una real.
Al niño que se cae y se hace daño en la rodilla,
no le vale una nota de Whatsapp o una llamada
por Skype: nada sustituye al abrazo consolador
de sus padres.

La psicóloga Melissa G. Hunt, de la Universidad

de Pensilvania (EEUU) realizó un estudio exhaus-
tivo y riguroso centrado en el uso de tres redes
sociales: Facebook, Snapchat e Instagram, las
plataformas más populares entre los estudiantes
universitarios. Los resultados mostraron que el
grupo que redujo su uso de redes sociales ex-
perimentó disminuciones significativas en la de-
presión y la soledad. Porque las redes sociales
también causan problemas de autoestima, es-
trés y soledad y lo recomendable sería limitar su
tiempo de uso.

Ya en 1998, el psicólogo social Robert Kraut y su

equipo habían puesto en evidencia en la primera
gran investigación sobre la relación entre inter-
net y la soledad que, aunque el uso de la red
era fundamentalmente comunicativo, se daba
una disminución en la comunicación familiar, un
empequeñecimiento de los círculos sociales y un
incremento de la depresión y la soledad. Y que, a
mayor uso de internet mayores eran sus efectos.
 A FONDO
Los hikikomori o la soledad buscada y elegida
Lo que está claro es que en nuestro mundo hi-
perconectado no resulta fácil desconectar. El flujo
interminable de correos electrónicos, tuits, “me
gusta”, comentarios llamativos y fotos de todo
tipo busca mantenernos constantemente ‘enchu-
fados’ a la vida moderna para darnos la impre-
sión de estar aparentemente comunicados. Pero
la realidad es otra y cada vez más personas viven
como ermitaños modernos aislados en medio de
la muchedumbre.
La parábola de la gente solitaria en nuestra so-
ciedad serían los hikikomori, esas personas que
buscan establecer vínculos sociales, pero no
pueden y, como última estrategia para sobrevi-
vir, se recluyen en su aposento durante meses
o años desconectados de la sociedad y ampara-
dos en unos grados extremos de aislamiento y
confinamiento.
La expresión nació en 1998 en Japón para re-
ferirse a las personas solitarias, sobre todo jó-
venes, que se retiran de todo contacto social
10 y, a menudo, no abandonan su casa en años.
En Japón son ahora más de medio millón, aun-
que muchos expertos creen que la cifra total
es mucho más alta, pues a veces tardan años
en pedir ayuda. Y este fenómeno social no es
exclusivo de Japón: también en Corea del Sur
hay más de 33.000 adolescentes socialmente
aislados (el 0,3% de los habitantes) y en Hong
Kong, en 2014, lo estaba el 1,9% de su pobla-
ción. Y ha llegado también a Estados Unidos,
España, Italia, Francia y otras partes del mun-
do. En todos los casos, al aislamiento físico y
social se suma el sufrimiento psicológico que
puede durar seis o más meses.
Los síntomas pueden variar. Algunos pacientes
tienen explosiones de violencia que se alternan
con comportamientos infantiles como patear a la
madre. Otros pueden ser obsesivos, paranoicos
y depresivos. Se discute si el uso de las tecnolo-
gías como Internet, redes sociales y videojuegos
causa el aislamiento, pero está claro que puede
profundizarlo.
La ‘generación muda’
Resulta que los jóvenes españoles de 14 a 24
años, gastadores impenitentes de datos y bus-
cadores compulsivos de wifis, forman la llama-
da ‘generación muda’, pues apenas llaman por
teléfono: lo tienen todo el tiempo en las ma-
nos, pero cada vez hacen menos llamadas con
él. En 2018, casi 97 de cada 100 personas de
entre 14 y 24 años utilizaron WhatsApp como
canal preferente para comunicarse con familia-
res y amigos. Lo prefieren al teléfono. Y no sólo
ellos: en España, el uso diario de este tipo de
aplicaciones casi duplica al de llamadas por mó-
vil y fijo. En concreto, un 60% de la población
envía mensajes instantáneos varias veces al
día, y tan solo uno de cada cuatro llama desde
su móvil y uno de cada 12 lo hace a través del
fijo, y eso a pesar de las ofertas de llamadas
ilimitadas de algunas tarifas de las compañías
telefónicas. Más: para contactar con familiares
y amigos, la gente usa más el móvil que la pre-
sencia física. Y si, como dice San Juan de la
Cruz, “la dolencia de amor no se cura sino con
la presencia y la figura”, vamos a vivir tiempos
de mucha soledad disimulada.
Los miembros de la ‘generación
muda’ apenas llaman por
teléfono. Lo tienen en las manos,
pero hacen pocas llamadas.
Si nos fijamos en una franja inferior de edad,
resulta que el 83% de los adolescentes de en-
tre 14 y 16 años reconoce que hace un uso in-
tensivo del móvil y de las redes sociales. Pero
esa hiperconexión no los hace más comunica-
dos sino más impacientes, indecisos e indivi-
dualistas y, por tanto, más solos. En relación
con los jóvenes de otras épocas, tienen unos
medios con los que es posible comunicarse más
y mejor, pero toman peores decisiones o ni las
toman. “Pueden pasarse horas en WhatsApp
planificando una quedada para finalmente no
llegar a verse porque no se ponen de acuerdo”,
resume la pedagoga Belén Alvite, madre de
adolescentes y directora del Centro de Estudio
y Prevención de Conductas Adictivas (CEPCA)
del Consejo Insular de Ibiza, un departamento
que realiza de manera regular investigaciones
sobre cómo los adolescentes usan los teléfo-
nos inteligentes.
Ella misma piensa que su atención sostenida
es menor: si quedan con los amigos, no for-
talecen el vínculo con los que tienen delante,
pues, mientras están con ellos, chatean con

terceros o se dedican a mirar los perfiles de
otros en las redes sociales. Y son más impa-
cientes: llevan mal la espera y les crea frustra-
ción que alguien no conteste sus mensajes en
un breve periodo de tiempo. También son más
volubles. La conexión permanente con diver-
sas personas los lleva a que inmediatamente
cambian de plan si quedan con alguien y una
vez allí se aburren. Y son más individualistas:
tienen tantas opciones a las que acceden de
forma individual desde su dispositivo que “lo
de consensuar, tomar decisiones conjuntas o
ceder en algo se da muy pocas veces”.
Y, a veces, en medio de la indecisión, necesitan
y buscan apoyos descontrolados. Un caso para-
bólico: recientemente una adolescente se suici-
dó en Kuala Lumpur, Malasia, tras preguntar en
A FONDO
11
Instagram si debía hacerlo. La chica pidió a sus
seguidores: “Realmente importante. Ayudadme
a elegir D / L [death o life]”. Muerte o vida. Al
parecer, el 69% de los seguidores de la chi-
ca, de 16 años, eligió la opción “D”. Y la chica
acabó tirándose al vacío desde un tercer piso.
Tres meses antes, en febrero, Instagram había
prohibido las imágenes gráficas y el contenido
relacionado con autolesiones en su plataforma,
y pedía mantener a salvo a los usuarios vul-
nerables. Los padres de una adolescente bri-
tánica lograron ese cambio, pues creían que lo
que había contribuido al suicidio de su hija, en
2017, era ver cuentas de Instagram relaciona-
das con autolesiones y depresión.
Lo que está claro es que nada puede sustituir a la
caricia de una voz cercana o a un abrazo de verdad.
 A FONDO

¿Por qué nos

aislamos?
Causas psicológicas
de la incomunicación
12

Por Alfonso Echávarri Gorricho

 A FONDO

Pero, en verdad, ya estaban dormidos; todo aquel tiempo fue como un largo sueño. La
ciudad estaba llena de dormidos despiertos que no escapaban realmente a su suerte
sino esas pocas veces en que, por la noche, su herida, en apariencia cerrada, se abría
bruscamente. Y despertados por ella con un sobresalto, tanteaban con una especie de
distracción sus labios irritados, volviendo a encontrar en un relámpago su sufrimiento,
súbitamente rejuvenecido, y, con él, el rostro acongojado de su amor. Por la mañana
volvían a la plaga, esto es, a la rutina.

Albert Camus. La peste

Historia de A. estoy en casa”. Así todos los días. Y el fin de se-

Mi nombre es A. Tengo 13 años y mi vida es un
tormento. Desde el curso pasado, todo el mundo
me hace la vida imposible. Unos porque se meten
conmigo, me insultan y hasta me pegan en oca-
siones. Puede decirse que me humillan. No es solo
que yo me sienta humillado. Lo hacen de verdad.
Porque estoy gordo. Y es cierto que estoy pasado
de kilos, pero yo y mis padres sabemos que hago
todo lo posible por bajar alguno de ellos. Lo que te
decía, unos porque me machacan directamente. Y
otros, porque permanecen indiferentes. En el me-
jor de los casos. Porque lo que realmente pienso es
que estos últimos disfrutan desde una segunda fila
cuando se ríen de mí los primeros. Y aunque en el
cole tratan de que esto no ocurra, el caso es que
cuando salimos la cosa se vuelve incontrolable. Ya
no te digo con los mensajitos y estas cosas.
Puede decirse que no tengo amigos. Para qué.
Así que yo me lo como todo, en sentido figurado,
es decir, que no tengo a nadie a mi lado cuando
lo necesito realmente. Bueno, a mis padres, pero
llega un momento que cuando me preguntan qué
tal me ha ido el día, les digo que bien y ya está.
Sé que se preocupan mucho por mí. Echo de me-
nos tener una cuadrilla, como todos, vamos. Sa-
lir, jugar, tontear con chicas. Lo normal. Ser parte
de un grupo, de igual a igual. Pero no. Esto no lo
tengo. Así que, prefiero estar seguro en mi habi-
tación, con mis videojuegos y mis libros.
Como tengo tanto tiempo y no salgo por ahí, es-
tudio bastante y saco buenas notas. Y claro, ade-
más de gordo, empollón. El caso es que estoy
mucho mejor solo. Al menos, nadie me chilla ni
me insulta. En ocasiones yo, pero he decidido no
contarme entre mis abusadores. Salir corriendo
del colegio conmigo mismo y “hola qué tal, ya
mana, más de lo mismo, pero al menos no tengo
tanta angustia, ya que no pueden hacerme daño
aquí en mi casa. Bueno, sé que hablan de mi por
el Whatsapp, pero con no verlo, ya está. Mis pa-
dres me han llevado a un psicólogo y les ha di-
cho que tengo fobia social o algo parecido. Y que
carezco de habilidades sociales. Y que al ser hijo
solo me protegen demasiado. Yo no sé de esas
cosas, pero seguro que de eso algo hay. Que no 13
soy tonto. Pero lo que sé es que sufro un montón
y que me gustaría tener las cosas que tienen los
demás chicos de mi edad. ¿Me preguntas cuál
es la causa psicológica de mi aislamiento? ¿De
verdad quieres saberlo? Miedo. Esa es la causa.
Historia de B.
Me llamo B. Los próximos que celebraré serán
los 53. Soy una persona que tiene una esquizo-
frenia, pero para la mayoría de la gente soy un
esquizofrénico. Y esto, aunque parece lo mismo,
en serio que no lo es. Yo sé lo que hay, de verdad.
Una esquizofrenia no es cualquier cosa. Es una
enfermedad importante, con esa sintomatología
positiva que me hace oír cosas que en realidad
no existen, o que me haga creer que me persi-
guen y esas cosas. Como puedes imaginar, no es
nada que cualquier persona “normal” va a expe-
rimentar en toda su vida, pero que a mí me viene
sucediendo desde los 17 años. Es cierto que con
las pastillas es otra cosa, pero esas voces en mi
cabeza aún me ponen los pelos de punta.
Pero esto no es todo. Antes te he hablado de la sin-
tomatología positiva. Como puedes intuir, hay otra.
La negativa. Con el tiempo, cómo no, he aprendido
a diferenciarlas. Así, para que tú también te acla-
res. Los síntomas positivos son todos aquellos que
una persona con esquizofrenia tiene pero que no
 A FONDO
Sé que, si hay una persona que
en absoluto no es culpable, es la
víctima.
están presentes en el resto de la población. Los
síntomas negativos son los que el resto de la gente
tiene pero que a mí me cuestan mucho más poner-
los en mi vida. Podemos hablar de falta de habili-
dades sociales, del retraimiento social, de la apatía
y de la falta de respuesta emocional. Vamos, que
tengo serias dificultades para relacionarme con los
demás y para expresar cómo me siento.
14 Entiendo que todo esto también genera cierto re-
celo en las demás personas y que, por qué no de-
cirlo, les asusto un poco cuando me descontrolo.
No comprenden que no soy un tipo peligroso y que
no voy a hacerles daño. Lo que pasa es que les
asustan estas cosas. Tal vez porque nadie les ha
explicado de qué va todo esto y por eso no lo en-
tienden. El caso es que, entre su miedo, el mío y
la sensación de estar fuera de un entorno que me
acepte con mi enfermedad a las espaldas, cada vez
me voy viendo más solo. Intento gritar lo que te
decía al principio, que soy una persona con una es-
quizofrenia, que no soy un esquizofrénico. Imagino
que a mis colegas con depresión o con un tras-
torno bipolar les ocurrirá lo mismo. Pero a veces
me vengo abajo y es entonces cuando me retiro a
la habitación del olvido. Y entonces me aíslo ¿Me
preguntas cuáles son las causas psicológicas de mi
aislamiento? ¿De verdad quieres saberlo? Son dos:
Miedo e incomprensión. Estas son las causas.
Historia de C.
Hola. Mi nombre es C. Tengo ya tantos años que
casi ni recuerdo cuántos voy a cumplir. Es broma.
Los próximos que me van a caer serán 92. Se
dice pronto. Noventa y dos. He tenido una vida,
vamos a decir que buena. Con sus cosas, como
todos. Hija, hermana, esposa, madre, abuela y
bisabuela. Si llego a ser militar creo que no me
caben estrellas que ponerme. He vivido tiempos
de todo tipo. Unos favorables y otros no tanto. He
pasado de niña una guerra y sé valorar lo que es
tener un plato de comida y unas alpargatas. Fui a
la escuela, pero comencé a trabajar muy pronto,
con 12 años. Me ocupaba de las cosas de casa de
otras casas. Casi siendo una cría conocí al que
fue mi marido y nos casamos cuando cumplí los
18. Buen hombre. No lo digo en el tópico de tra-
bajador y todo eso. Realmente era muy buena
persona y siempre todo ha sido cosa de dos, aun
cuando los tiempos eran otros con el cabeza de
familia y demás. Hemos tenido seis hijos, cuatro
chicas y dos chicos. El pequeño se fue al cielo a
los dos añitos de una neumonía y es algo de lo
que aún me cuesta hablar. El resto bien. Mi mari-
do también se fue hace nueve años, con la cabe-
za perdida, como se suele decir. Alzheimer. Tengo
17 nietos y tres bisnietos. Así que, como puedes
observar, tengo una familia bastante grande.
Hace cinco años decidieron que mejor que en
una residencia no iba a estar en ningún otro si-
tio. Y que los ahorros eran para cuando se ne-
cesitasen. Pues eso, que llevo cinco años en
esta institución en la que me cuidan de primera.
Como ya estoy algo mayor, me ayudan a levan-
tarme de la cama, a asearme, a ir al salón y
a comer -lo que me conviene-, por supuesto.
Después también me llevan a la butaca para una
siestecita o para ver la tele. Entre la merienda y
las visitas que tienen las demás, llega la hora de
cenar y luego a dormir. Sí, las visitas que tienen
las demás, has leído bien. A mí, casi nunca vie-
nen a verme. Están muy ocupados con sus tra-
bajos, sus estudios, sus vacaciones. Yo lo quiero
entender, pero la realidad es que estoy muy sola
y echo mucho en falta a mi marido. Me gusta-
ría que viniesen mis nietos y que me diesen un
achuchón y que las demás viesen lo guapos, lo

listos y lo que quieren a su abuela. Y que, de vez
en cuando, me trajesen a los más pequeños de
la familia. Sólo de vez en cuando. Tampoco pido
tanto. Pero hace ya bastante tiempo que no han
venido y es tiempo lo que precisamente no me
sobra. Alguna vez me llaman por teléfono, pero
no es lo mismo. Tengo miedo de que llegue un
día que ya ni sepa quiénes son. No comprenden
que, a estas edades, cinco minutos de visita lo
son todo. Cinco minutos, no más. Así que, cada
día que pasa me encierro más en mi mundo.
Y piensan que, ya se sabe, es normal que las
personas mayores nos deprimamos y estas co-
sas ¿Me preguntas cuáles son las causas psico-
lógicas de mi aislamiento? ¿De verdad quieres
saberlo? Son tres: miedo, incomprensión y sole-
dad. Estas son las causas.
Historia de D.
Soy D, de 37 años. Puede decirse que soy lo que
socialmente se conoce como una mujer maltra-
tada. No voy a contarte mi historia ni que he
temido en más de una ocasión por mi vida. Ni
de lo ciega que estuve por no querer ver lo que
muchas otras personas veían. Ya ves que esto
de echarme en parte la culpa aún no lo tengo
del todo resuelto. Sé que si hay una persona
que en absoluto no es culpable es la víctima,
y me da igual cómo se llame. Pero te repito,
aún me cuesta distinguir entre culpabilidad y
responsabilidad. Es verdad que como sociedad
hemos dejado atrás muchos prejuicios que anta-
ño estigmatizaban a las personas para siempre.
Pero nos queda un montón por recorrer. Y esto
es debido a que nos vamos a los extremos con
una facilidad asombrosa y en muchas ocasiones
el sinsentido se instala de una manera chules-
ca imponiendo un particular modelo en esto que
entendemos como relaciones humanas.
A FONDO
No comprenden que a estas
edades cinco minutos de visita lo
son todo.
Puedes comprobar a través de esta última re-
flexión que también algo he conseguido avanzar
en mi proceso de reestructuración personal. Re-
sumiendo, que creo que la mayoría de las perso-
nas son buena gente, pero hay algunas otras que
pueden hacer de tu vida un auténtico infierno. Y
te lo digo por experiencia. Insultos, desprecios
y más insultos. Humillaciones y también golpes.
Y miedo. Sobre todo, mucho miedo. Y tener la
sensación de estar sola en todo esto, de que no 15
se le puede contar a nadie lo que sucede cuan-
do se cierra la puerta de casa, sensación tal vez
alimentada por el error de creer que es una mala
racha y que todo se solucionará algún día. La vio-
lencia no se soluciona a sí misma. Esto también lo
he aprendido. Pero cuesta un montón gritar que
ya no puedes más y llega un momento en el que
prefieres acurrucarte en el sofá y no querer saber
de nadie. Y dejas de salir a tomar un café o a dar
una vuelta con las amigas. A todas ellas la vida
les sonríe. O eso es lo que crees. Parece que a
ninguna de ellas le da un terror infinito escuchar
la puerta del ascensor en el rellano hacia las 11
de la noche. Destapar tus cartas y decirles que
tu pareja te insulta y te pega no es fácil. Aunque
hoy sé que es necesario contarlo para parar todo
este horror y para poder vivir en paz, me ha cos-
tado mucho más de lo que piensas. Sé que esta
sociedad no da cobijo a quien ejerce la violencia
sobre su pareja, pero la realidad es que la violen-
cia se sigue ejerciendo. Sé que soy una víctima,
pero no quiero que la gente me vea como una
pobrecita “que mira qué mala suerte ha tenido
con ese”. Esto sí que me hace aislarme, que me
señalen con el dedo, que me estigmaticen. ¿Me
preguntas cuáles son las causas psicológicas de
mi aislamiento? ¿De verdad quieres saberlo? Son
cuatro: miedo, incomprensión, soledad y estig-
ma. Estas son las causas.
 A FONDO

Los nuevos
solitarios:
la soledad
elegida
“Quiero estar
solo con alguien
16
más que quiera
estar solo”.
Dimitri Zaik

Por María Guerrero Escusa

 A FONDO

Solo basta que echemos un vistazo a nuestro alrededor

para darnos cuenta de que cada día hay más personas que
eligen vivir solas. Parece que ese halo negativo, -ese mito de
que las personas que están solas son hurañas, amargadas
y depresivas-, está dando paso a una visión distinta que
conlleva connotaciones diferentes. Ahora se las percibe como
personas conectadas consigo mismas, conscientes de sus
necesidades, que no necesitan de otros para ser y sentirse a
gusto consigo mismas y con su vida, sin duda, algo sustancial
ha cambiado.

La soledad y la experiencia de la soledad
“La soledad se admira cuando no se sufre, pero la
necesidad humana de compartir cosas es eviden-
te”. Carmen Martín Gaite
Estar solo y tener una experiencia de soledad son
dos cosas diferentes. Hay personas que estando
realmente solas se sienten acompañadas y en-
cuentran placer en el contacto consigo mismas; y
hay otras que, bien por tener escasas habilidades
sociales, problemas afectivos, dificultades para
la comunicación o sea por la razón que sea, se
sienten solas estando rodeadas de gente. Éstas
últimas, viven lo que para mí es una de las expe-
riencias más dolorosas, la soledad en compañía.
La soledad es un espacio donde uno puede encon-
trarse consigo mismo y con el mundo, En él aflora
la creatividad y el mundo interior se ensancha.
Quien ha tenido esta experiencia siempre anhela
regresar a esas sensaciones de calma en las que
no falta nada ni sobra nada porque así está bien;
sin embargo, para tener esta experiencia de la
soledad, se requiere que la persona tenga una
autoestima adecuada y una salud emocional sa-
ludable, de no ser así la soledad se convierte en
una fuente de tristeza.
La experiencia de la soledad es subjetiva y cada
uno la vive desde quien es y desde cómo sea
su instalación en el mundo. Por ejemplo, las per-
sonas que están solas y tienen una instalación
conformista, quizá preferirían estar acompaña-
das, tener pareja o más amigos, pero aceptan su
soledad, se acomodan, y su propio conformismo
les permite vivir tranquilas aun con sus vacíos.
No ocurre lo mismo con quienes tienen una vida 17
social muy activa y superficial pero evitan la in-
timidad y el compromiso, por muchas fiestas a
las que acudan, muchas cenas a las que asistan,
cuando llegan a casa aparece el gran vacío que
le produce infelicidad y, ¿qué decir de las perso-
nas con una instalación victimista que utilizan sus
desgracias para buscar cariño, apoyos o atención
con los que llenar sus vacíos, por el modo como lo
buscan, con negatividad, quejas constantes, dra-
matizaciones y llantos interminables? Consiguen
justo el efecto contrario de lo que persiguen, que
los demás se alejen de su lado y terminan que-
dándose más solas.
La temida soledad
Aunque algunas personas buscan vivir aisladas,
pocas eligen estar solas, pues como expresó el
poeta inglés John Donne en el siglo XVII, “ningún
hombre es una isla entera por sí mismo. Es una
pieza del continente, una parte del todo”.
Las personas vivimos rehuyendo a estar solos,
derivado de la pérdida de la costumbre de encon-
trarnos en un cara a cara con nosotros mismos.
Desgraciadamente, hemos crecido en una cultu-
ra que nos maleduca lejos de educarnos simple-
mente, pues nos es inculcado un cierto temor a la
soledad asociándola con un sinfín de cualidades
negativas.
 A FONDO
Sin duda, tener pareja, amigos y personas cerca
que nos quieran, es altamente gratificante, pero
no es lo único, aunque a veces nos cuesta inte-
grarlo. Desde pequeños nos dijeron que la forma
de ser feliz es estando acompañados porque la
vida es para compartirla. Este mismo mensaje
nos llega a través de las canciones, las películas
y los cuentos infantiles que siempre terminaban
con la misma coletilla: “y vivieron juntos para
siempre y fueron felices y comieron perdices”.
Se nos ha grabado a fuego que terminar como
en los cuentos es la única manera de ser felices,
por lo que nos metemos en búsquedas incesan-
tes del ideal que, en muchas ocasiones, termina
por acarrearnos sufrimiento y frustración.
18
Hay personas que no saben que tienen la capa-
cidad de caminar solas por la vida, gestionando
sus tiempos o tomando sus decisiones, se sienten
pequeñas y necesitan buscar alguien “más gran-
de” que las cuide y gestione sus asuntos, para
ellas no tener pareja es una catástrofe. No en-
tienden que la compañía de uno mismo enseña
a discernir entre lo que uno quiere o no quiere,
a respetarse a defenderse, a responder ante las
distintas situaciones que se puedan crear en su
entorno, y cuando llega el amor estando en este
estado es extraordinario y la compañía es autén-
tica, porque se rompe el mito de la media naranja
y se unen dos naranjas enteras.
Esa ignorancia de sí mismos lleva a otra forma
de relación, el amor-necesidad, ese amor que
esclaviza y es letal para el amor propio, bien
porque nos acoplamos en relaciones infelices
en las que no podemos satisfacer nuestras ne-
cesidades, sometiéndonos, trampeándonos y
olvidándonos de nosotros mismos con tal de
no quedarnos solos, bien yendo de una rela-
ción en otra hasta terminar asqueados y con
el convencimiento de que no somos queribles
o echándole la culpa a la mala suerte. En cual-
quiera de los casos está arraigada la creencia
errónea de que no tener acompañante es algo
terrorífico y la urgencia es esquivar a toda cos-
ta la temida soledad.
Algunas causas que pueden conducir a ele-
gir la soledad
Causas externas: algunas situaciones estresantes
que tienen que ver con aspectos sociales o de re-
lación interpersonal como el divorcio, el despido
laboral, discusiones familiares, decepciones im-
portantes de personas significativas o vivencias
traumáticas, hacen que algunas personas decidan
vivir solas su propia vida. En estos casos, la sole-
dad supone una forma de escapar del malestar y
una manera de prevenir posibles decepciones.
Causas internas: Las personas con miedo al
compromiso sienten un gran malestar emocio-

nal cuando se sienten comprometidas porque
experimentan por un lado falta de control so-
bre sus emociones y por otro, pensamientos
negativos acerca de su competencia en la re-
lación, como puede ser temor a no cumplir las
expectativas del otro, miedo a que su pareja
dependa emocionalmente y se le “cuelgue” o
pueda resultar invasiva. Este sentimiento, ali-
mentado por sus pensamientos, hace que en-
tren en un bucle en el que los fantasmas de
sus miedos no les permiten ser felices, rom-
pan sus relaciones y decidan vivir en soledad,
piensan que al menos así tendrán un poco de
tranquilidad.
El estado de soledad busca
permanentemente estímulos
para paliarla.
Soledad y solitud
Hay dos palabras en nuestro rico castellano para
referirnos a la soledad porque hay formas dife-
rentes de estar solo. Soledad viene del latín soli-
tas, carencia de compañía y se refiere tanto a la
persona que decide estar sola por voluntad propia
como cuando la soledad es involuntaria y sobre-
venida por circunstancias de la vida; y solitud una
palabra que define con precisión e intensidad la
carencia de compañía, la soledad y el aislamiento,
si bien es una palabra anticuada según la DRAE,
actualmente está en plena vigencia porque tiene
una enorme incidencia en la población. Mientras
que la soledad se refiere al sentimiento del que se
A FONDO
siente solo, la solitud es estar solo, lo que permi-
te a cualquiera encontrarse consigo mismo, con
sus recuerdos, sus imágenes o experiencias, así
la solitud es un tipo de soledad buscada, elegida y
representa el placer de poder eludir la compañía.
Mientras que la soledad se percibe como la falta
de alguien que nos complete, esa carencia y el
vacío que la llena, lleva a vivirla como algo ne-
gativo y doloroso, por lo que si no se encuentra
a ese “alguien” el sentimiento es de frustración
permanente y podemos sentirnos solos en medio
de mucha gente. La solitud es la agradable sensa-
ción de estar a gusto con uno mismo, no implica
carencia o falta y por tanto no la percibe como
19
algo negativo sino como un estado agradable y
enriquecedor. Dice Sergio del Molino que la soli-
tud es una soledad elegida en tiempos de ruido.
¿Vivo solo/a, tengo soledad o solitud?, se pueden
preguntar algunas personas. Es fácil de identifi-
car porque el estado de soledad busca perma-
nentemente estímulos para paliarla, distraccio-
nes como televisión, juegos, redes sociales, en
definitiva, ruido, mucho ruido que acalle el silen-
cio, mientras que la solitud disfruta de ese si-
lencio que da paso a la conexión con uno mismo
creando un espacio interior ancho y rico en el que
reina la serenidad y la calma.
 A FONDO
Mi perro, mi mejor amigo
En los tiempos que corren es frecuente encon-
trar personas que viven solas con sus mascotas,
afirmando que su perro o su gato es su mejor
compañía y la fuente de donde mana su alegría
y puede resultar normal que seamos capaces de
sentir más empatía por un animal no humano
que por una persona y es que la empatía no en-
tiende de especies.
Está arraigada la creencia
errónea de que no tener
acompañante es algo terrorífico.
Los sociólogos Amold Arluke y Jack Levin decidie-
ron averiguar en qué medida es cierta la tenden-
cia a empatizar más con los animales de compañía
que con las personas. Para ello mostraron a 240
personas, hombres y mujeres, un texto en el que
se describían actos criminales en los que un asal-
20
tante había propinado una paliza a alguien con un
bate de béisbol. En una versión del artículo, que
sólo era leída por algunas personas, el asaltante
atacaba cruelmente a un cachorro de perro, mien-
tras que en otras versiones del artículo quien re-
cibía los golpes era un perro adulto, un bebé o un
ser humano de 30 años. Los participantes en el
estudio puntuaron en una escala el grado en que
empatizaban con la víctima y se sentían afligidas
por lo que había pasado. Los resultados no deja-
ron en una posición demasiado feliz al ser humano
adulto, cuya historia fue la que dejó más indiferen-
tes a la mayoría. La historia que produjo más
consternación fue la agresión al bebé
humano seguida de cerca por
la del perro cachorro,
quedando en
tercer
lugar la del perro adulto, y es que a la hora de
despertar un sentimiento de empatía importa tan-
to la especie como la edad y el grado de desvali-
miento o indefensión.
En otro experimento realizado por la Universidad
de Georgia, los investigadores se centraron en
analizar en qué medida nos comportamos mejor
con los animales que con las personas usando
una muestra de 573 personas de todas las eda-
des. Los participantes fueron expuestos a una
situación hipotética en la que un autobús des-
controlado ponía en riesgo la vida de dos seres,
un humano y un perro, y debían elegir a cuál de
ellos salvar. A la hora de dar respuesta, los par-
ticipantes tuvieron en cuenta quién era el huma-
no en riesgo y quién era el perro. El 40% de las
personas prefirió salvar al perro cuando éste era
descrito como su mascota y el humano era un
turista anónimo; y sucedió algo parecido cuando
la persona era alguien desconocido de su misma
ciudad, un 37% también salvó al perro, pero sólo
un 14% decidió salvar al perro cuando tanto la
persona como él eran desconocidos. La posibili-
dad de elegir salvar al perro se doblaba cuando
quien respondía era una mujer.
A estos resultados que muestran claramente la
activación de la empatía con los animales de com-
pañía, se unen las experiencias personales trau-
máticas con otros seres humanos lo que
facilita la elección de vivir solos
con nuestra mascota. Algu-
nas de estas creen-
cias pueden
ser:

Un perro es el mejor antídoto contra la soledad,
siempre es más manejable que una relación, si
quieres su compañía siempre puedes comprarlo
o adoptarlo a tu gusto, nunca te abandonará ni
te traicionará ni te dejará por otro/a, siempre te
dará cariño y te recibirá dando saltos de alegría
sin pedirte nada a cambio. Una persona me dijo
en una ocasión “no volveré a tener pareja hasta
que conozca a alguien que me reciba todos los
días como mi perro”.
La soledad es un espacio donde
uno puede encontrarse consigo
mismo y con el mundo.
Quienes eligen la soledad
Las personas que disfrutan de su sole-
dad y que por tanto eligen vivir
solas tienen un perfil que
las define como
personas
A FONDO
seguras de sí mismas, que se saben capaces
de tomar sus decisiones, con altos niveles de
creatividad y de curiosidad y tendentes a la in-
trospección. Si bien frecuentemente se trata de
personas introvertidas no se excluyen las extro-
vertidas que gustan y disfrutan de estar tiempo
consigo mismas. Otro factor que las caracteriza
es la autonomía personal que conlleva ausencia
de dependencia emocional. Las consecuencias
de esta soledad elegida son positivas, supone un
estado de bienestar psicológico que ayuda a la
persona a sentirse satisfecha y responsable de
su propia vida y no desea compartir su tiempo
a no ser que sea con personas que le apor-
ten algo interesante y enriquecedor
lo que repercute en el aumen-
to de la seguridad en sí
mismas.
21
 A FONDO

Nacidos
22

para convivir
La naturaleza social del ser humano
En Para una Filosofía de la Persona Humana, se preguntaba Jacques Maritain:
“¿Por qué razón la persona humana exige de suyo vivir en sociedad?” No parece
albergar al respecto ningún tipo de duda el filósofo francés y se responde con
toda claridad: “Lo exige, en primer lugar, por las perfecciones mismas que
le son propias, pues la persona no es un mundo sin puertas ni ventanas, ya
hemos dicho que es un todo, pero un todo espiritual, abierto (…) La persona
se abre a las comunicaciones espirituales de la inteligencia, del amor, y son
esas comunicaciones que su esencia reclama las que exigen relación con
otras personas, con las cuales constituirá la sociedad (…) Conviene pues, dar
un sentido riguroso al dicho de Aristóteles según el cual el hombre es, por
naturaleza, un animal político, y ello en la medida en que es un animal racional,
pues la razón requiere desarrollarse por la educación, por la enseñanza y el
concurso de los demás hombres”.

Por José María Jiménez Ruiz


Politikón zôion, animal social y político
Sigue Jacques Maritain, como es obvio, la estela
que marcara Aristóteles ya en el siglo IV A.C., y
que con tanta convicción siguió Tomás de Aquino
en el XIII de nuestra era. El hombre es un ser
social por naturaleza, ha nacido para convivir y
sólo alcanza su plenitud, e incluso sólo llega a
ser feliz, cuando está integrado en las diversas
estructuras sociales de las que necesariamente
forma parte. Para el estagirita, la familia es la
primera de ellas. Es, nos dirá, la comunidad pri-
mitiva que hace posible la vida y que provee a las
necesidades más elementales de la cotidianidad.
Surgen luego agrupaciones sociales más comple-
jas, lo que él llama “la aldea” que garantiza bie-
nes a los que cada familia por sí sola no podría
aspirar. El Estado sería, finalmente, la estructura
en la que el hombre puede alcanzar su fin natural
que no es otro que el der ser feliz, por lo que, si el
fin natural del hombre es la felicidad y ésta sólo
es alcanzable en el Estado “es evidente que el
Estado es una creación de la naturaleza, y que el
hombre es un animal político por naturaleza”. Es
decir, el ser humano necesita de los demás para
desarrollar sus propias capacidades y alcanzar la
perfección que le es propia. Esta es inalcanzable
en soledad puesto que nadie puede bastarse a sí
mismo. Argumenta Aristóteles que el don del ha-
bla muestra con absoluta claridad que la natura-
leza destinó al hombre a la vida social, y concluye
con la contundente afirmación de que “el que es
incapaz de vivir en sociedad o el que ninguna ne-
cesidad tiene de ello por bastarse a sí mismo, ese
ha de ser o una bestia o un dios”.
Es decir, la sociedad proporcionaría al hombre las
diversas condiciones de existencia, de satisfac-
ción de sus necesidades y de desarrollo personal
que por sí solo en ningún caso podría alcanzar. Y,
como añade Maritain “no se trata solamente de
A FONDO
La sociedad proporcionaría al
hombre las diversas condiciones
de existencia, de satisfacción de
sus necesidades y de desarrollo
personal.
las necesidades materiales –necesidad de pan,
de vestido y de techo-, cuya satisfacción el hom-
bre sólo puede obtener de sus semejantes, sino
también, sobre todo, de la ayuda que requiere
para hacer obra de la razón y de virtud, obra que
responde al carácter específico del ser humano”.
Y ello es así porque “para lograr cierto grado de
elevación de la vida moral, el hombre necesita
una educación y el socorro de sus semejantes.
Por sí sólo no llegará jamás a la perfección de su
ser específico, ni realizará todo lo que está con- 23
tenido en estas cinco letras: razón”.
Necesidad de los otros
La necesidad, pues, que los unos tenemos de los
otros y la tendencia a recurrir a nuestros seme-
jantes subraya, a todas luces, el carácter social
de la naturaleza humana. Es una evidencia que
el hombre no surge por generación espontánea,
sino justamente en el seno de una comunidad. Si
reparamos en cómo se produce su desarrollo, ob-
servaremos que, en los inicios de su existencia,
su dependencia de los demás es absoluta. Una
de las características con que nos asomamos al
mundo es la llamada “neotenia” o prematuridad.
Ésta hace que, a diferencia de las demás especies
animales, el periodo en que los seres humanos
necesitamos, simplemente para sobrevivir, de la
presencia de nuestros semejantes sea infinita-
mente más prolongado que el de cualquier otro
ser vivo. Pero en la medida en que se va madu-
rando tampoco es posible hacerlo al margen de
la sociedad sin arriesgar nuestro bienestar físi-
co o hacer que no sea posible nuestro desarrollo
psíquico o espiritual. Podemos decir, como acabo
de señalar, que el hombre nace prematuro y su
desarrollo físico, psicológico y moral está inexo-
rablemente ligado al apoyo que pueda recibir de
los demás durante mucho más tiempo, insisto,
que el de cualquier otro ser vivo.
 A FONDO
A este respecto, el caso de los llamados “niños
ferinos” de los que se ha tenido noticia, esas des-
dichadas criaturas que habían sobrevivido mila-
grosamente entre bestias, muestra bien a las cla-
ras que, al margen de la sociedad no le es posible
al ser humano el alumbramiento de las facultades
que le son propias. Amén de las limitaciones que
ello implicaría para su propio desarrollo corporal,
nunca sería posible que alumbraran en él lo que
le habrá de constituir específicamente como tal:
el sentido de la moralidad, de la espiritualidad, de
una trascendencia que le lleve a captar valores
más allá de la simple lucha por la supervivencia.
Por eso pudo decir Martín Buber que “el noso-
tros” precede al yo porque éste, el “yo humano”,
sólo emerge en el seno de una comunidad, de
unos nosotros vitalmente interrelacionados. Sin
el contacto y la ayuda de los demás el desarrollo
personal del ser humano queda evidentemente
frustrado. Huérfano de la rica herencia de expe-
riencias, de conocimientos, de valores, de crea-
ciones de toda índole que, a lo largo de los si-
glos, ha acumulado la humanidad, y que se nos
trasmite a través del lenguaje, no parece posible
una verdadera existencia humana. Esta deja de
24
ser tal cuando carece del acervo cultural al que
sólo es posible acceder desde el corazón de las
diversas organizaciones sociales entre las que se
desenvuelve la vida humana.
Vivir es convivir y existir es coexistir
Dice sobre esa cuestión Bidart Campos y, a mi
juicio, dice bien, que “el hombre no existe, sino
que coexiste, no vive, sino que convive”. No pue-
do estar más de acuerdo. Vivir con los otros es la
condición necesaria, absolutamente irrenunciable
de nuestro modo de ser en el mundo. Nada ayu-
da tanto a un ser humano como la experiencia
de una conexión profunda con los otros, el sen-
timiento de unidad con los demás, la seguridad
que brota de saber que no estamos solos. Bien
pudo escribir E. Fromm que “la solidaridad hu-
mana es condición necesaria para el desarrollo de
cualquier individuo”.
Y lo es no sólo porque somos seres menestero-
sos, necesitados de la ayuda de los demás. Lo
es también porque cada uno de nosotros somos
depositarios de una inmensa riqueza interior que
necesitamos compartir con los otros. El secreto
de un hombre maduro es su capacidad de recibir,
pero también de dar, de pedir, pero también de
ofrecerse, de cultivar su propia intimidad, pero
también de abrirse a relaciones interpersonales
en las que uno no solamente se siente al lado del
otro, sino que experimenta que su propio creci-
miento interior pasa inexorablemente por darse
al otro, por abrirse al otro, por ser, en definitiva,
un “ser-para-otro”.
Nada de esto quiere decir, por supuesto, que el ser
humano deba diluirse en una especie de nosotros
amorfo en que quede diluida la propia personali-
dad. Quiere decir que ésta sólo alcanza su pleno
desarrollo en la convivencia, en el encuentro… Es
decir, proteger la propia identidad individual, nada
tiene que ver con el individualismo y reivindicar la
vida personal es absolutamente ajeno a predicar
el aislamiento o la insolidaridad. Tan perverso se-
ría abrazarse a un individualismo estéril de quien
cree bastarse a sí mismo como caer en esa especie
de “socialización de las conciencias” cuyo objetivo
último podría muy bien ser la disolución de cada
individuo en un “se dice”, “se hace”, “se piensa”
o “se lleva”… anónimo tan alejado del propio yo
individual, orgullo de su propia identidad y celoso
por defenderla, como del “nosotros”, comunitario
y solidario que, a la postre, es la residencia natu-
ral, en cálido habitáculo en el que necesariamente
crecen y maduran los “yos” individuales.
Caemos en la más vacía de
las abstracciones cuando
concebimos al individuo fuera
del contexto de las múltiples
interconexiones sociales.
Inseparabilidad de individuo y sociedad
Hombres y mujeres vivos en sociedades abiertas,
creativas, en sociedades cooperativas que respe-
tan y alientan las identidades personales. Porque
una sociedad puede experimentar crisis y pade-
cer enfermedades. Pero la más peligrosa de to-
das ellas, la que puede resultar irreversible es,
sin duda, la ausencia de individuos inquietos, la
carencia de elementos críticos, la inexistencia de
hombres lúcidos capaces de convertirse en estí-
mulo y motor de transformaciones profundas. Que
bien decía Toymbee que las sociedades y hasta las
civilizaciones no declinan a causa de las invasiones
o de fuerzas externas ajenas, sino sencillamente a
causa del empobrecimiento interior de los propios
individuos y de las propias ideas.

La persona y la sociedad están indisolublemente
unidas como lo están el cuerpo y el alma, la pared
y los cimientos, el tronco de un árbol y sus raíces.
Claro que se podría entrar en discusión, como ha
hecho la Filosofía a lo largo de los siglos, de cuál
de esos dos elementos es más importante. Me
identifico con Martí Buber quien, tras rastrear en
la historia de esa reflexión, llegaba a la conclu-
sión de que no era posible la elección: había que
asumir dialécticamente individuo y sociedad por-
que ambas realidades son inseparables.
Y antes que Martín Buber, Emmanuel Mounier
elaboró una concepción de la persona cuya nota
esencial es su “relacionabilidad” radical. Ser per-
sona significa, para él, relación y compromiso:
“Es necesario recordar aún que la persona no está
aislada. El esfuerzo hacia la verdad y la justicia
es un esfuerzo colectivo. Esta “relacionabilidad”
se debe caracterizar por un compromiso radical
cuyo límite no está situado en el temor purista
a ensuciarse las manos, sino, únicamente, en la
fidelidad a los valores a los que la persona sirve
(…) Por lo mismo rehusar el compromiso es re-
nunciar a la condición humana”.
A FONDO
La sociabilidad no se elige
Así y no de otra manera entiendo que debe ser en-
tendida la condición humana. Como afirmó Aris-
tóteles, y vuelvo a los inicios de este artículo, el
hombre es un ser social por naturaleza. Por eso, tal
sociabilidad no es algo, ni siquiera, que podamos
elegir; es un modo de existir enraizado en los más
profundo de nuestro ser, es, utilizando un término
filosófico, un genuino “existencial” de la vida huma-
na. De acuerdo en esto con Marx, podríamos decir
que caemos en la más vacía de las abstracciones
cuando concebimos al individuo fuera del contexto
de las múltiples interconexiones sociales entre las
que transcurre su modo de ser en el mundo.
Vivir con los otros es la condición
necesaria, absolutamente
irrenunciable de nuestro modo de
ser en el mundo.
Eso sí, estoy pensando en individuos autónomos, 25
libres, responsables, celosos de su originalidad,
resistentes a poderes que en nombre de una fal-
sa socialización pretendan su domesticación o
su renuncia a ser ellos mismos. Estoy pensando
en hombres y mujeres capaces de asumir críti-
camente sus propias condiciones personales y
sociales y de diseñar las líneas maestras de su
futuro en solidaridad con quienes comparten su
propia existencia.
Y estoy pensando, ¡cómo no!, en organizaciones
sociales que no persiguen la domesticación de los
individuos sino que los reconocen como valor ab-
soluto al que todo debe estar ordenado, en socie-
dades humanas en las que es posible el desarro-
llo de las capacidades individuales, en estructu-
ras sociales que no se nutren de la aquiescencia
infantil de sus miembros sino que se muestran
abiertas a su creatividad, a sus anhelos de tras-
formación y mejora…, estructuras sociales que
no encorsetan sino que potencian, que no limitan
sino que se alzan como el cauce desde el que es
posible aproximarse al pleno desarrollo personal.
Porque desde la imperiosa inclinación de la na-
turaleza y de su necesidad ineludible de vivir en
sociedad sabe muy bien el hombre que su propio
respirar es “correspirar”, la vivencia de su mis-
midad, “convivencia”, su “existencia”, “coexisten-
cia”, su “humanidad”, “cohumanidad”.
 A FONDO

Tribus de
solitarios
en una
26
sociedad
sin alma
Contra un
déficit de
ternura

Por José Luis Rozalén Medina

 A FONDO

En su reciente y sugerente novela Mañana tendremos otros nombres,

Premio Alfaguara de Novela, 2019, el escritor Patricio Pron presenta al
lector un panorama inquietante: el de la soledad y el egocentrismo de
una pareja de jóvenes que, en medio de una sociedad supertecnificada,
con todo los medios económicos y virtuales a su disposición, actúan
egoístamente, con el corazón helado y hermético, incapaces de abrirse
a los demás en una actitud definitivamente generosa y entregada. Se
cierran en banda, satisfechos de sí mismos. Y ahí quedan petrificados,
muertos en vida.

Se expone en esta obra una de las grandes pa-
radojas de nuestro tiempo: en una época en que
es posible una total comunicación global, un en-
riquecimiento absoluto de pensamientos y expe-
riencias con los demás, muchas personas, mu-
chos jóvenes y mayores, viven en la más ate-
rradora soledad, encerrados en su caparazón de
confort y aislamiento.
Sociedad heladora y egoísta
En efecto, contemplamos constantemente esce-
nas cotidianas en las que esta sociedad del dis-
frute y la inmediatez, deshumanizada y gélida,
aparece insensible al dolor de los demás, con una
absoluta falta de “inteligencia emocional”, como
si no le interesase nada la vida del OTRO, del
PRÓJIMO, sino únicamente el culto desaforado y
enfermizo al YO PROPIO, cada vez más solitario,
vano y empobrecido.
con selfi incluido) cualquier acontecimiento que
se tenga delante, por catastrófico que sea, aun-
que la vida del prójimo esté en peligro. Se pro-
duce, por ejemplo, una desgracia, un fuego, un 27
atropello, una muerte, un naufragio, un terremo-
to…, y en vez de ser solidarios, de intentar salvar
a los heridos, de consolar al que lo necesita, de
atender a esa persona en peligro inminente, hay
gente desalmada que graba, graba y graba sin
sentimiento de humanidad alguno, como ‘Narci-
sos necios’, emborrachados de sí mismos, que lo
único que les interesa es enseñar después la foto,
aunque haya muertos y heridos alrededor. Es una
lamentable actitud: en vez de VIVIR y CON-VIVIR
con los DEMÁS… SE GRABA ANSIOSAMENTE. El
colmo de la insensatez vanidosa es cuando, por
aparecer en la foto como héroes intrépidos en
circunstancias peligrosas, estos ‘descerebrados’
se despeñan y pierden la vida.

Cuando las relaciones interdisciplinares quedan
cosificadas y no hay verdadero amor, el individuo
no crece adecuadamente en el terreno afectivo:
“Le faltan la ternura, el amor gratuito, la entre-
ga confiada al otro, el verdadero interés por las
demás personas, el perdón mutuo, la intimidad
enriquecedora”, en acertadas palabras del escri-
tor José A. Pagola.
Como ejemplo claro (y ridículo) de este exhibicio-
nismo egoísta e individual, de esta obsesión por
afirmar el YO, aparece frecuentemente el fenó-
meno disparatado de grabar, grabar y grabar con-
tinuamente con el teléfono móvil (muchas veces
Sabemos, por supuesto, que hay otros muchos
miles de jóvenes y mayores que viven gene-
rosamente su vida abiertos a los demás, ayu-
dando, colaborando, abriéndose a otras vidas
para hacerlas más felices y libres, pero en este
artículo nos vamos a ocupar principalmente de
aquellos individuos que, por circunstancias di-
ferentes, están encerrados en su caparazón,
felices de conocerse a sí mismos, encarcelados
en su frágil y pobre YO, olvidando que no pode-
mos llegar a ser PERSONAS COMPLETAS y AR-
MÓNICAS, si no nos hacemos en sintonía CON
LOS DEMÁS SERES HUMANOS.
 A FONDO
Y es que, si buceamos un poco, nos damos cuen-
ta rápidamente de que, en este mundo nuestro,
tan sugestivo y desquiciado a la vez, tan rico y
tan pobre, con tanto progreso tecnológico y tanto
deterioro ético, nos encontramos muchas veces
con gente solitaria, que vive sola, que sufre sola,
que enferma sola, que muere sola y que nadie
se da cuenta de que se ha muerto. Los medios
de comunicación nos informan todos los días de
gente de todas las edades (principalmente perso-
nas mayores) a los que han encontrado, después
de muchos meses o años, muertos en sus domi-
cilios, rodeados de pobreza y olvido. ¡Qué dura
realidad, qué inmensa soledad!
28
Horizontes de Esperanza
Es verdad que, como he apuntado más arriba, a
pesar de las experiencias desagradables que po-
demos contemplar cada día, sabemos también que
existen grupos de jóvenes, universitarios y no uni-
versitarios, que abren sus almas a los demás, que
atienden y conviven con estas personas mayores,
solitarias, muchas de ellas enfermas o desvalidas,
a las que ayudan a sobrellevar su soledad y sus
carencias, paliando de alguna forma el olvido y la
tristeza vital a los que las diversas Administracio-
nes los han sometido. Grave responsabilidad, por
cierto, la de estos organismos oficiales que tienen
la obligación política y ética de atender la soledad,
el abandono, las carencias de estas desgraciadas
gentes a las que la vida las ha arrojada sin piedad
a las fronteras de la desesperación.
Muchos de estos voluntarios y voluntarias, dialo-
gan con estas personas, las escuchan, comen con
ellas, leen con ellas, las acompañan en sus paseos,
van al cine, al teatro, a los conciertos con ellas…
en definitiva, les dan la alegría, la vida, el afecto
que perdieron injustamente hace ya muchos años.
Hace unas semanas hablaba con Rafael, joven
madrileño de 25 años, y me confesaba que él ha-
bía sido durante muchos años un joven hermé-
tico, solitario, cerrado a la vida de los demás; él
tenía sus problemas materiales resueltos: carre-
ra, piso, coche…, pero siempre estaba triste, va-
cío de sentido, pensando sólo en sí mismo, has-
ta que, a través de una ONG, entró a conocer y
ayudar a mucha “gente solitaria”, triste, hundida,
fracasada, gente que había perdido su ilusión, su
profesión, su familia, sus proyectos de vida… Allí,
me decía emocionado, “encontré mi felicidad, allí
pude ver cómo los ojos apagados de hombres y
mujeres desesperados, olvidados, empezaban a
Los jóvenes de hoy son más
solitarios y herméticos que los
jóvenes de otras épocas.
brillar con la esperanza de una vida nueva… No
he encontrado mayor satisfacción personal, ma-
yor plenitud en el corazón que aprender a devol-
ver la sonrisa y la mirada a gente que las habían
perdido… Poner en sintonía mi corazón con otros
corazones que sufren y esperan es lo más grande
y gratificante que me ha pasado en mi vida”.
Y esto es así. No es puro sentimentalismo. Como
le escuché hace unos días al académico Juan
Antonio Sagardoy: “La vida no puede ser una
´pasión inútil´. La vida es una pasión creativa y
creadora, animosa y animada, ilusionante e ilu-
sionada, siempre con el espíritu vivo empujando
hacia lo que tenemos que hacer de modo positivo
en beneficio de los demás. Y cuando sean el do-
lor físico, la enfermedad, el olvido… los que nos
atenazan, hay que buscar el alivio y la ayuda es-
piritual dentro de nosotros mismos, y sobre todo
en el apoyo y el abrazo generoso de los demás”.

¿Son los jóvenes de hoy más solitarios que
los de otras épocas?
Según los últimos estudios y sondeos realizados
en 237 países, coordinados por distintas univer-
sidades del mundo, se ha detectado claramente
que, en líneas generales, los jóvenes de hoy son
más solitarios y herméticos que los jóvenes de
otras épocas. Más solitarios, incluso, que la gente
mayor actual de más de 60-70 años.
Ahora bien, esta soledad no es siempre depresión o
tristeza, sino que es ‘soledad buscada’, querida por
el joven adolescente para tener su propia intimidad y
aislamiento; aunque, a veces, sí puede desembocar
Tenemos que educar a las jóvenes
generaciones en la apertura y el
diálogo con los demás.
en una soledad peligrosa, negativa, autodestruc-
tiva. Los padres y educadores deben estar muy
atentos para distinguir claramente entre lo que es
una ‘soledad buscada y positiva’ y una ‘soledad,
enfermiza y destructiva, crónica’, que en algunas
ocasiones pudiera desembocar en problemas de
salud mental, incluso en intentos de suicidio.
Según los expertos, hay algunas razones que po-
drían explicar los “comportamientos de retraimien-
to y cerrazón” de estos jóvenes y adolescentes: los
niños ya no suelen nacer en familias numerosas,
incluso muchas veces son hijos únicos; muchas ve-
ces viven con un solo progenitor; tienen menos ex-
periencias compartidas con otros hermanos y ami-
gos para regular sus emociones; manejan multitud
de aparatos, móviles, redes… que los saturan, los
distraen, y los apartan de una relación presencial y
honda con los demás, la cual consideran, a veces,
innecesaria e inútil… Están interconectados con
A FONDO
mucha gente, se intercambian tuits y emoticonos,
pero apenas se comunican. En realidad, están ce-
rrados en sí mismos, empobrecidos, sin comunicar-
se nunca entre ellos las vivencias más profundas,
sin abrir el alma. Existe, como dice acertadamente
el filósofo Josep María Esquirol, “una pantallización
de la vida, una evasión permanente, una especie
de droga virtual que elimina la gravedad y el mis-
terio de la existencia”.
Ahora bien, conviene no alarmarse ante estas si-
tuaciones de aislamiento. El psicólogo Miguel de
Zubiría recomienda a padres y profesores con-
versar frecuentemente con sus hijos y alumnos y
medir cuantitativamente sus niveles de soledad y
depresión. Todo puede tener arreglo. Sugiere ha-
cerles con franqueza estas preguntas: ¿Tienes me-
tas e ilusiones en tu vida? ¿Tienes compañeros y
amigos, grupos con los que te reúnes y hablas de
vez en cuando de problemas personales de verda-
dero interés? ¿Tienes buena valoración de ti mis-
mo? ¿Es tu vida satisfactoria? ¿Tienes algún sufri-
miento o estrés que no te deje ser feliz? ¿Tienes
ideas pesimistas sobre la vida?... A través de estas
preguntas, y otras parecidas, se puede conocer si
29
la soledad de sus hijos es algo pasajero y normal
en esas edades, o es algo más serio y preocupante.
Claves para una educación del futuro
Lo que no cabe duda es que tenemos que educar
a las jóvenes generaciones en la apertura y el diá-
logo con los demás. Hay que educar en la fami-
lia y en la escuela a ser fraternales y no aislados
y solitarios. Hay que entender que no se puede
llegar a ser PERSONA COMPLETA, EQUILIBRADA,
ARMÓNICA, si no es mano con mano, corazón con
corazón, mente con mente, abiertos a los demás.
El que nuestra civilización pueda sobrevivir, o no,
a los malos tiempos, el que la solidaridad entre los
seres humanos triunfe sobre la insolidaridad, y la
convivencia esté por encima de la soledad egoísta
y estéril depende de nuestra capacidad de pensar,
de sentir, de crear nuevas formas de vida.
Nuestro Miguel de Unamuno estaba convenci-
do de la fuerza extraordinaria del corazón y la
voluntad en nuestras decisiones vitales: No son
nuestras ideas abstractas las que nos impulsan
hacia arriba, sino que es nuestro optimismo vi-
tal, nuestra noble y creadora ilusión por ser me-
jores con nosotros mismos y con los demás los
motores que generan nuestras ideas y proyectos
más excelentes. El pensador vasco, a pesar de
sus luchas interiores entre su fe y su razón, en-
 A FONDO
contraba en la actitud optimista y abierta ante
la vida el principal motor de la acción moral e
intelectual del ser humano. No son las ensoña-
ciones ni las especulaciones abstractas las que
dirigen nuestro vivir, sino que son el poder del
optimismo y el talante vital hermanado con los
demás, las fuerzas que nos mueven a obrar, las
que hacen que no nos rindamos ante la adversi-
dad y luchemos como Don Quijote por un mundo
más justo y solidario. “Murió don Quijote y bajó
a los infiernos, y entró en ellos lanza en ristre,
y libertó a todos los condenados, como a los ga-
leotes. Cerró sus puertas y quitando de ellas el
rótulo que allí viera el Dante (“Abandonad toda
esperanza”) puso el que decía: “¡Viva la Espe-
ranza! y, escoltado por los libertados que de él
se reían, se fue al cielo”.
30
Aunque nuestra sociedad, endurecida y deshu-
manizada, esté dejando de comportarse como
correspondería a sus raíces cristianas, humanis-
tas, ilustradas, personalistas, liberales… Aunque
esta sociedad permita con los ojos cerrados la
miseria y el sufrimiento, la injusticia y la ignoran-
cia, la frívola renuncia a la verdadera cultura, la
quiebra de los valores éticos, el olvido del que su-
fre, la soledad solitaria y ciega de muchos jóve-
nes… yo creo que cabe la Esperanza, si cada uno
de nosotros (padres, educadores, instituciones,
medios de comunicación…) nos esforzamos en lo-
grar una ‘Nueva Civilización’ del entendimiento y
el diálogo entre todos los seres humanos.
Estoy convencido de que, a pesar del duro vatici-
nio de Alain Finkielkraut en su celebrada obra La
derrota del pensamiento, en la que anuncia que la
Barbarie ha acabado por apoderarse de la Cultu-
ra, y que a la sombra de esta manoseada palabra
ha crecido la intolerancia, la cerrazón mental y el
infantilismo…, a pesar de que la identidad cultu-
ral actual que nos domina rechaza la escucha y la
compasión del otro, a pesar de que la industria del
ocio ´atontador´ de la era tecnológica reduzca a
pacotilla las obras del espíritu…, a pesar de todas
esas negras perspectivas que nos vaticina el escri-
tor francés, yo estoy convencido de que el Homo
Sapiens será capaz de vislumbrar a una ‘Nueva
Era’ más racional, más justa, más libre y feliz, en
donde las tribus solitarias y egoístas se conviertan
en personas solidarias y comunicativas.
Hay otros muchos miles de
jóvenes y mayores que viven
generosamente su vida abiertos
a los demás.
Porque, en definitiva, todos los hombres y mu-
jeres que viven con nosotros, o incluso los que
han vivido antes que nosotros, están en el fondo
de nuestro ser y no cesan de hacernos oír sus
voces… Es la Humanidad entera la que actúa y
habla dentro de nosotros y no podemos dejar de
escucharla siempre, si no queremos morir de ais-
lamiento, de pobreza, de hastío, de soledad.
A FONDO

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 ENTREVISTA

32

Por Gloria Díez Fernández

Fotos: Cristina Bezanilla Echeverría

Myriam García Bartolomé

Psicóloga
“Cada vez somos más individualistas,
porque ese es el mensaje que recibimos:
que tenemos que poder con todo”
 ENTREVISTA

Dice su currículum, que Myriam García Bartolomé es una psicóloga orienta-

da hacia la terapia cognitiva y mindfulness. Señala, además, que se ha es-
pecializado en la valoración intelectual de personas con altas capacidades
y que ha trabajado como neuropsicóloga en el sector hospitalario. Hoy, su
consulta se encuentra en la sede del Instituto Europeo de Psicología Posi-
tiva de Madrid. Forma parte del equipo de este centro. Pero lo que ningún
currículum puede trasmitir es que, colocada en una circunstancia adversa,
esta mujer sabe hacerle frente empleando las técnicas que conoce y reco-
mienda. Y eso tiene un gran mérito. Afirma Myriam: “El trabajo con las per-
sonas lo entiendo como un acompañamiento desde la honestidad. Poder
ayudar a otros a (re)descubrirse y a mirarse con profundo respeto y ama-
bilidad, es el hilo conductor de mi experiencia profesional como psicóloga.”
Con profundo respeto y amabilidad atiende a esta entrevista sobre una so-
ciedad en la que la amabilidad y el respeto son valores en peligro.

33

En la sociedad de la comunicación instan-
tánea, cada vez hay menos estímulos sen-
soriales, no nos oímos, no nos vemos. Sim-
plemente transmitimos pensamientos, pala-
bras. ¿Eso es sano?
Hay una cosa que quizá con el tiempo se nos está
olvidando, y es que tenemos un cuerpo, el cuerpo es
donde habitamos. Nos encantaría que nuestro cuer-
po tuviera la misma velocidad que nuestra mente y,
a veces, somos como caballos desbocados: agota-
mos al cuerpo. No está mal comunicarnos de mente
a mente, pero no deberíamos olvidar que uno de los
objetivos por los que estamos en este mundo es el
de comunicarnos de cuerpo a cuerpo.
¿Qué perdemos cuando nos comunicamos ex-
clusivamente a través de la palabra escrita?
Las palabras, al fin y al cabo, representan con-
ceptos, representan pensamiento, representan
ideas, somos seres pensantes, pero si perdemos
la función del “tú a tú”, perdemos muchos ma-
tices, estamos perdiendo probablemente lo que
nos une como humanidad, como personas, esa
sensación de empatía, de mirarnos a los ojos y
de poder entender y descubrir también lo que tú
estás sintiendo.
Estamos perdiendo la
comunicación cuerpo a cuerpo.
Estamos hablando de perder el lenguaje no
verbal.
Efectivamente.
¿Y qué ganamos? Porque algo ganaremos…
Yo creo que ganamos en inmediatez, podemos
agilizar y sintetizar muchas cosas, la inmediatez
también tiene un punto positivo. Además, si ope-
ramos a través de una comunicación más rápida,
nos evitamos comunicar cosas que no nos gustan,
conversaciones difíciles, la parte más desagrada-
ble, esa a la que no nos queremos enfrentar.
Un mundo de extraños
Apenas conocemos a los vecinos. Compra-
mos en grandes almacenes. Circulamos por
autopistas. ¿Se ha roto la “vecindad”? ¿To-
dos somos extraños?
Hay un concepto que se llama “humanidad com-
partida”, que es importante en mindfulness, y que
 ENTREVISTA

tiene que ver con el proceso de compasión con uno

mismo. Lo que necesitamos en este momento es
precisamente compasión para con nosotros y con
nuestro entorno, porque estamos perdiendo la co-
nexión con “el otro”. En Estados Unidos, por ejem-
plo, se observa que cada vez hay un mayor ais-
lamiento de personas mayores y están surgiendo
movimientos muy bonitos, como crear redes en los
barrios, asociaciones donde pueden hacer un inter-
cambio de favores, de necesidades, de forma que
las personas estén conectadas. Afortunadamente,
en países como España, todavía no estamos lle-
gando a ese punto, porque la familia y los amigos
son muy importantes para nosotros. Y eso es algo
de lo que deberíamos sentirnos orgullosos, pero,
desgraciadamente, cada vez nos encaminamos
más hacia la pérdida de conexión con los demás.

¿Estamos generando nuevas formas de so-

ledad?
Totalmente y, además, hay algo importante, y es
que cada vez somos más individualistas, porque
ese es el mensaje que recibimos, que tenemos
que poder con todo: yo puedo gestionar mi vida
34
sola, puedo hacerme cargo económicamente de
mí misma… Pero lo cierto es que quizá esto es
verdad cuando somos más jóvenes ¿no?, a los
30, a los 40… pero, cuando nos hacemos mayo-
res, nos damos cuenta de que necesitamos más
de los otros. Esa idea de independencia total, es
algo que, primero, nos aísla, y segundo, no nos
nutre. Hemos sobrevivido en este mundo porque
nos han cuidado, nos han amado, nos han pro-
tegido y nos vamos de él necesitando que nos
traten de la misma manera.
Los animales de compañía, cuyo número se
ha disparado, ¿son una especie de paliati-
vo? ¿Es más fácil convivir con un perro que
con una pareja incómoda?
Un perro protesta menos, protesta menos… Los
animales cada vez nos ayudan más para hacer
ecoterapias, para que determinados colectivos,
o determinadas personas, puedan establecer un
vínculo seguro, de amor y de aceptación con una
figura que le va a amar incondicionalmente. Eso
es lo que todos buscamos realmente: que nos
quieran incondicionalmente. Es evidente que una
mascota no va a sustituir nunca a una pareja o a
una familia, pero sí que produce un sentimiento
de satisfacción y unos niveles de armonía muy
importantes. Por ejemplo, su presencia en resi-
dencias de la tercera edad, en hospitales o en
colegios… a mí me parece una figura maravillosa.
Lo que necesitamos en este
momento es precisamente
compasión para con nosotros y
con nuestro entorno.
Soledad y multitarea
Todos estos procesos de aislamiento cómo
llegan a la consulta del psicólogo, ¿en forma
de angustia, de depresión?
Hay dos variables. Una es la sensación de sole-
dad, de insatisfacción con la vida, y la otra es la
multitarea, estamos en tantas actividades, que
eso nos desconecta de otro tipo de cosas. La so-
ledad y la multitarea están también un poco aso-
ciadas, son dos de las cosas fundamentales por
las que vienen a la consulta.
¿Y cómo afecta a los adolescentes y a los niños?
Bueno, en el tema de las nuevas tecnologías, su
caso es muy diferente al de los adultos. Cuanto
más pequeños son, más integrada tienen toda esta
dinámica, para ellos es mucho más natural. Un
niño o un adolescente ya han nacido con ese esti-
lo de comunicación, con lo cual, no ve las mismas
barreras que nosotros. Yo creo que lo que ellos
necesitan es un tipo de educación que les enseñe
cómo poder relacionarse de manera más efectiva.

No es negativo el que haya una comunicación di-
gital, pero puede que no se den cuenta del daño
que pueden causar a otros con los mensajes y las
imágenes que se mandan o con los contenidos que
se comparten. Esa es una parcela que hay que tra-
bajar desde el minuto cero. Hay que ayudarles a
reflexionar sobre cómo se pueden sentir las otras
personas. En ese sentido, es también un ejercicio
de amor y de empatía hacia los demás.
¿Algún caso qué recuerde?
Casos tenemos muchos, encontramos chavales
que no son conscientes de lo que tienen entre
manos, y chavales que están recibiendo mensa-
jes agresivos e intimidatorios, mensajes que no
respetan ni la privacidad, ni la libertad, ni el de-
recho a estar tranquilo, a gusto y feliz, que es
como deben estar a esa edad. Para mí la activi-
dad fundamental es la prevención. No hay que
tener miedo a que se utilicen estas tecnologías,
ENTREVISTA
35
porque ellos ya han nacido con ellas, pero la pre-
vención es el aspecto más importante sobre el
que debemos incidir.
¿Las nuevas tecnologías pueden favorecer
el aislamiento en los chavales?
Si el niño es más cerrado, quizá le pueda ser-
vir para situarse detrás, pero también le puede
servir para escribir un blog o para comunicar de
otra manera. Todo depende del uso que se le esté
dando y de las estrategias que esos niños puedan
tener.
La recompensa inmediata
¿Nos refugiamos en la realidad virtual?
Todos, de alguna manera, si no somos muy rea-
listas con nosotros mismos, nos escondemos de-
trás de un perfil más amable, más atractivo, por-
 ENTREVISTA
36
que eso refuerza nuestra autoestima. Los adultos
nos podemos enganchar con las series y estar
cuatro o cinco horas de una tarde de domingo
viendo capítulo tras capítulo, lo mismo que un
niño puede estar jugando a Fortnite. El meca-
nismo es el mismo: un circuito de recompensa
inmediata. Después de una semana dura, una se-
mana estresante, una semana en la que quizá no
hemos conseguido lo que queríamos, buscamos
momentos de placer.
Zygmunt Bauman habla de una sociedad lí-
quida, con relaciones líquidas, amor líqui-
do… ¿Y eso satisface? O es tan líquido que
quita la sed, pero no nos alimenta.
Hay una inercia muy fuerte en ese sentido. Una
fuerza que puede llegar a ser más grande de lo
que nosotros podemos controlar. Y sin una toma
de conciencia de quiénes somos realmente, sin
un redescubrimiento de nosotros mismos, si no
vamos a esas raíces de las que hablábamos, a
nuestro cuerpo, a la piel con piel, a la relación
con la familia, a lo que pueden ser relaciones ver-
daderas, nos vamos a ver empujados hacia esa
sociedad liquida. La única estrategia es parar y
analizar lo que nos está ocurriendo. Si no para-
mos, no vamos a poder evitar que el entorno nos
arrastre a un modo de vida que nos lleva a bus-
car permanentemente la recompensa inmediata,
a una sociedad donde cada vez tenemos menos
tolerancia a la frustración, precisamente por eso,
porque lo queremos todo “ya”.
Una mascota no va a sustituir
nunca a una pareja o a una
familia, pero sí que produce un
sentimiento de satisfacción.
Hay movimientos que proponen una vuelta
a una vida más natural. ¿Es eso posible?
A nivel personal me encantaría, y es algo que los
psicólogos recomendamos muchísimo, el darse
un baño de bosque, irte a hacer una ruta el fin
de semana, es algo que revitaliza, que rejuvene-
ce y nos devuelve a nuestras raíces, no es algo
utópico, es algo verdadero, algo que necesita-
mos realmente. Yo deseo que así sea, que haya
sociedades más ecológicas, y que podamos te-
ner una reconexión y una vuelta a la naturaleza.

En los colegios se está apostando, cada vez
más, por poner un huerto donde los alumnos
puedan ver el proceso de siembra, el paso de las
estaciones, la recogida de los frutos… y eso me
parece maravilloso.
Hablando de fortalezas
¿Qué puede aportar la psicología positiva en
todo esto?
La psicología positiva intenta potenciar las forta-
lezas que todos tenemos, esos talentos que nos
pueden llevar a un mayor estado de bienestar.
La psicología positiva intenta que redescubramos
nuestras habilidades para que florezca nuestra
sabiduría interior y nos podamos enfocar hacia
las cosas que realmente necesitamos. Esto tiene
una gran importancia, porque no es sólo trabajar
con la falta, con el síntoma, con lo malo que nos
está ocurriendo, sino que nos permite acercarnos
al bienestar. Pero una vida de mayor bienestar no
puede surgir sin autoestima y sin un redescubri-
miento de nuestras auténticas fortalezas.
La directora del Instituto Europeo de Psi-
cología Positiva (IEPP), Dafne Cataluña, ha
ENTREVISTA
37
desarrollado una herramienta que se llama
Forte IEPP. ¿En qué consiste?
Es un método con el que podemos constatar, de
forma científica, qué tipo de fortalezas pode-
mos tener, tanto las fortalezas que quizás utili-
zamos demasiado…
¿Qué quiere decir con “demasiado”?
Es que puede que, en muchos aspectos de
nuestra vida nos manejemos muy bien, sea-
mos muy organizados, tengamos mucha ca-
lidad, pero, en determinadas circunstancias,
quizá estemos “sobre-utilizando” esas forta-
lezas, cuando podríamos emplear otras más
equilibradas que también tenemos. Y eso tam-
bién se puede ver en el test. Imagínese que
podamos responder ante determinadas situa-
ciones con gratitud, con amabilidad, con otro
tipo de talentos que, a lo mejor, no utilizamos
tanto. ¿Qué ocurre? Que nos podemos fijar
una serie de objetivos que nos ayuden a con-
seguir un mayor bienestar y también a reducir
la sintomatología negativa o el dolor. Es decir,
un estudio de fortalezas nos puede aportar un
mayor disfrute de la vida cuando estamos bien
y nos puede ayudar a gestionar mejor los mo-
mentos negativos o dolorosos.
 CINE

38

De la solitud y
la soledad en el cine
El mismo año en que los universitarios parisinos tomaban la Sorbona
y en Berkeley comenzaban a expandirse las teorías transgresoras de
Chomsky, con fervorosas resonancias de la Primavera de Praga, de la he-
catombe norteamericana en Vietnam, y en España las conmociones sin-
dicales y universitarias, las pantallas se vieron alteradas por una película
que preanunciaba un desconcertante futuro y nos obligaba a reflexionar
sobre la relación “hombre-máquina” de forma intempestiva pero a la vez
alucinante. En 1968, esas mismas pantallas nos chocaron con Odisea en
el espacio: 2001, del maestro indefinible que fue, es y será por siempre
Stanley Kubrick.

Odisea en el espacio: 2001 de Stanley Kubrick. Por Norberto Alcover Ibáñez

CINE
De la Odisea de Homero a esta otra Odisea, el
Mediterráneo se traslada al espacio sideral para
enfrentarnos no a las sirenas, sino a un supe-
rordenador de nombre HAL 9000. La nave es
nuestra sociedad. El comandante David Bowman
somos cada uno de nosotros. Y HAL 9000 es esa
fiebre tecnológica en la que estamos sumergidos
y que nos arrastra a todo lo positivo, pero tam-
bién a precipicios jamás sospechados. Al final, la
soledad más dolorosa junto a una solitud de me-
moria, de reflexión, de interrogación. El nuevo
viaje se llama solitud en soledad. Ensimismados
con un solo juguete.
El caso del comandante Bowman
La nave espacial persigue una misteriosa onda
de radio en el infinito, emitida desde algún punto
misterioso también. Y en la pantalla descubrimos
el periplo humano desde los primeros simios in-
tuitivos hasta una situación post humana, pro-
tagonizada por el comandante Bowman y sus
compañeros de tripulación que desaparecen unos
tras otros. Si los simios daban con el fascinan-
te monolito perfectamente metálico y de nombre
TMA-1, al que adoraban, Bowman penetrará en el
artefacto y de esta manera se abrirá un presente
y un futuro modificados o insospechados: Bow-
man contempla su retorno al estado fetal, con lo
que la experiencia se retrotrae hacia los simios
del comienzo… La onda de radio perseguida en
el silencio de los ámbitos estelares y emitida por
el monolito, sitúa al baqueteado Bowman ante el
misterio en estado puro, el mismo que ha venido
desarrollándose desde los simios violentos has-
ta aquel año de 2001, tras asistir nosotros a tal
odisea en el espacio en las pantallas de 1968. El
mundo explosionaba y nosotros con él.
A FONDO
Porque soledad es carencia
de referentes, más o menos
absoluta.
De lo conocido a lo desconocido
Y había sucedido algo también fascinante: la
apertura al universo de infinitud del silencio es-
telar –un mundo nuevo y una humanidad nue-
va– se producía en la soledad de Bowman en la
nave, sin más referentes que su propia perso-
na, sin testigos, sin nadie a quien poder contár-
selo. Lo mayor desde lo menor. La transforma- 39
ción silenciosa y solitaria. Una trashumanidad
ensimismada. Llevada a plenitud la experiencia
tecnológica (simios, monolito, nave intersideral
y TMA-1) nos abríamos al universo desconocido
y distante. Repetimos: de lo menor a lo mayor,
conjugadas formas diferentes instrumentales en
una misma odisea. Viaje y misterio. De la soledad
más abrumadora a la posible solitud fecunda en
el interior de la nave y en la persona de Bowman.
Porque soledad es carencia de referentes, más o
menos absoluta, interior o exterior, mientras so-
litud es una soledad que nos permite viajar hacia
el interior de nosotros mismos y hacia el exterior
de lo/los demás… y desde ahí a su interioridad.
Diferencia que ha comentado muy bien Andrés
Ortega en su artículo Solitud, sin soledad, el 12
de mayo del presente en El País.
Entre Soledad y Solitud
De esta manera, Bowman, volvemos a ello, con-
juga soledad espacial (Bowman en la nave) con
solitud personal (Bowman reflexivo sobre cuanto
contempla desde el estupor). ¿Estamos ante la
célebre “soledad sonora” de los clásicos? Tal vez.
Algo, sin embargo, es cierto: la mayoría de edad
antropológica del comandante (de nuestra espe-
cie humana) se produce cuando ha eliminado a
HAL 9000 de manera cruel pero probablemente
necesaria. Porque esta experiencia de solitud so-
 A FONDO
Ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica.
40 litaria tiene un precio exorbitante: el asesinato
de la tecnología, de la supercomputadora. A cuya
muerte asistimos paralizados porque la máquina
se queja y nos dice que quiere subsistir… hasta la
desconexión total. Un precio muy alto para viaje
tan alto. En soledad de solitud. En soledad sono-
ra. Puede que una solitud traspasada de soledad.
Pura metafísica en imágenes alucinantes, todo
ello en una pantalla de una sala cualquiera de
aquel 1968 torpedeado por la explosión del sis-
tema social. Bowman somos todos y cada uno,
uno. Cada vez más. Un niño con su magnífico
ordenador y alejado de todo y de todos. Lo más
en lo menos. O lo menos en lo más.
La contemplación del comandante
Bowman está sentado ante el universo cinemato-
gráfico que se muestra ante sus ojos penetrantes:
la pantalla es el cosmos: todo sucede rapidísimo,
películas y más películas. Rostros y más rostros,
de ellos y de ellas. Contempla al mismo Kubrick. Y
al maestro Rossellini y su Roma, ciudad abierta. Y
a David Lean, reflejado en los mares de La hija de
Ryan. Y de pronto, comienza a hacer un zapping in-
teresado en películas sobre la soledad y la solitud…
…Ahí está el pobrísimo obrero de Ladrón de bici-
cletas (1948), y esa historia de soledad casi abso-
luta, solamente compartida por su hijo, siempre a
CINE
la búsqueda de su instrumento de trabajo, la bi-
cicleta robada en una Roma implacable. El blanco
y negro dirigido por De Sica, alcanza pasiones es-
condidas en el corazón y en los músculos agarro-
tados por la ira impotente. Hasta que al final cae
en la tentación y su vergüenza le aplasta. Repe-
timos que siempre le acompaña su hijo, pero que
no rompe esa solitariedad ensimismada del prota-
gonista, que acaba por perderse en la multitud. Es
una cierta soledad del desamparo sin excepción
posible. Se llama Mateo Ricci, carne de barriada.
…Ahí está La vida secreta de las palabras (2005),
y esas dos almas perdidas que, en plena soledad,
se descubren y se entregan completamente: de la
nada de sentimientos se trasladan a la riqueza de
la mutua compasión, en el sentido más humanis-
ta de la palabra. Isabel Coixet filma una historia
que entusiasma al comandante Bowman, tan solo
él. Y descubre que el tacto es sagrado cuando es
instrumento de amor personal, cuando rompe la
soledad de los cuerpos y abre a la identificación
de los espíritus. Hombre y mujer con cicatrices.
…Ahí está nada menos que el viejo Johan, egoísta
y del todo introvertido, que en su vejez contempla
la llegada de Marianne, su antigua esposa, y tiene
que enfrentarse a los demonios de su “brillante ais-
lamiento”. Bowman, el comandante, queda perplejo
ante esta historia de amores rotos por la insensibili-
CINE
dad humana de un artista excelente. Bergman aca-
ba por llevarnos de la soledad en absoluto sonora a
un reencuentro de los dos protagonistas desnudos
en la cama, como si los momentos dialogales hayan
producido un “retorno a los orígenes”. Y un detalle
relevante: es ella quien le acoge a él y es él quien de-
cide ser acogido por ella en una secuencia magistral.
Una maravilla. Se trata de Saraband, (2003) el tes-
tamento del director sueco. Un testamento eterno.
Otras contemplaciones del comandante
Pero a su vez, el comandante Bowman tropieza,
en su dilatado zapping, con otras películas com-
plementarias, en las que la soledad y la solitud
se dan la mano hasta intercambios fascinantes…
…Ahí está esa grandísima obra de comunicación y
de relato histórico que es Apocalipsis now (1979)
siempre a la búsqueda del renegado comandante
Kurtz, sumido en una soledad en la que piensa y
rehace su propia desesperación, solitud misteriosa
en su escondite. El colmo de la soledad y el colmo
de la solitud al mismo tiempo, tanto que lleva a la
locura: no se pueden mezclar a la vez ambas sin
duras consecuencias. Se crean dicotomías insalva-
bles. Es el ámbito y el rostro del comandante Kurtz
como rostro e interpretación de Marlon Brando, de
la mano de Francis Ford Coppola. Una película que
siempre nos lleva hasta las zonas más hondas de
nuestra propia (y escondida) personalidad
…Ahí está Lost in traslation (2003) y su historia
de dos desconocidos que tropiezan entre sí en
un Tokio desolado de gente que va y que vie-
ne aparentemente sin sentido. Tumbados en sus
respectivas camas, cercanos y a su vez lejanos,
acompañan su soledad con la más estricta cerca-
nía corporal, pero sin extralimitarse jamás. Y ahí
mismo, en esa soledad compartida casi en silen-
cio, encuentran lugar para una solitud inespera-
da. Charlotte piensa en su matrimonio/pareja y
Bob en la inutilidad de su decadencia artística. Y
al final, todo sigue igual. Un film olvidado, pero
siempre necesario. Vuelvan a él, please.
…Ahí está la historia de Francesca y de Johnson,
un amor repentino y caliente en el Sur de USA,
agrícola y ganadero. Están decididos a romper con
sus propios pasados, con sus propias soledades, él
y sus fotografías/reportaje, ella y su familia ma-
ravillosa y cansina, pero al final no lo consiguen:
Francesca argüirá “la fuerza de los detalles”. En
pareja y con hijos, y el periodista la respetará con
una mueca repetida de dolor. Más tarde, sabre-
A FONDO
mos más, pero… En el baile en el zaguán, uno de
los momentos más bellos del cine de Eastwood,
la soledad ha roto y los cuerpos se abrazan, pero
a la postre, el hombre marcha y la mujer queda,
de nuevo, sola, tal vez con una dimensión de soli-
tud escondida. Una historia bellísima, en absoluto
sentimentaloide. Se trata de Los puentes de Madi-
son (1995) que realmente existen.
…Ahí está El Reino (2018) el reino de un grupo po-
lítico, que tanto es de este mundo, y un Antonio de
la Torre que personifica las heridas de la soledad
interior mientras alrededor le secundan superiores
e inferiores para destrozarle. ¿Descubrimos algún
momento de solitud auténtica en la que este hom-
bre, obligado a cargar con la culpa del partido,
pueda redimirse? Sí, ese momento en que, en su
casa deshabitada, cae realmente en la cuenta de
que nadie lo ampara, lo acoge, lo ama, salvo, tal
vez, su mujer. Entonces se da cuenta del “absoluto
de soledad” que le amenaza, solamente entonces.
Y en un monologo interior evidente, decide reac-
cionar, en una palabra, vengarse para salvarse.
Rodrigo Sorogoyen dirige bien esta historia que,
sin embargo, está falta de “profundidad interior”.
41
Pero es valiente, y un pelín manipuladora.
La pantalla es el cosmos: todo
sucede rapidísimo, películas y
más películas.
Odisea en el espacio
Así, contemplando películas, junto a otras dis-
tracciones, pasa los días el comandante Bowman,
mientras da vueltas y vueltas al espacio sideral, en-
tre nostalgia de los simios originarios y su propia
y nueva especie de “posthomínido”. El tiempo ha
desaparecido. Todo es un perfecto ahora. La odisea
del viaje no ha hecho más que empezar, porque en
ese ahora permanente y hecho de infinitud, Bow-
man ya no está completamente solo, como había-
mos escrito: existe en una solitud habitada por re-
cuerdos, interrogantes y deseos. Dialoga con ellos.
Seguramente les responderá. Hasta que un día,
cuando la tecnología se humanice hasta lo inima-
ginable, descubrirá otra nave, habitada por alguien
que soportó también la fuerza del monolito y que
viaja su propia odisea en el espacio. ¿Recuperará la
vida HAL 9000? No se sabe, pero...
 A FONDO

Más de media A PIE DE CALLE

España se siente
sola

La soledad,
una nueva
‘enfermedad’
42 En la sociedad de las telecomunica-
ciones y la interconexión global, la
soledad, cada vez más, llena la vida
de muchas personas. Algunas de ellas
ocupan espacio en los medios de co-
municación porque son encontradas
muertas en sus hogares sin que na-
die les echara de menos. Parece que
el ser humano se cobija en la soledad,
que no quiere saber nada del que vive
en el piso de al lado.

Por Antonio Saugar Benito

A PIE DE CALLE
Tres mujeres protagonizaron dos noticias casi en
la misma semana. No eran famosas, no participa-
ban en ningún reallity de televisión. Sólo tenían
dos cosas en común: fueron encontradas muertas
en sus casas, y nadie les echó de menos duran-
te días, meses o años. Vivían en la más absoluta
soledad. En Aragón, por ejemplo, la muerte de 20
ancianos en soledad activó las alarmas. También
murieron en sus casas sin que nadie les extrañara.
Noticias como esta son cada vez más comunes
en los medios de comunicación. En el siglo de
comunicaciones, en el que un mensaje tarda se-
gundos en atravesar el mundo, los seres huma-
nos se aíslan en sus casas, en sus trabajos, cuan-
do viajan... Quienes utilizamos a diario el Metro,
por ejemplo, cada vez vemos que más personas
lucen unos grandes cascos que, supuestamente,
les sirven para escuchar música o audiolibros.
Pero, en realidad, lo que hacen es aislarles de
quienes les rodean. Se convierten en islas en el
mar de gentes que entran y salen de los vagones,
caminan por los pasillos y andenes, y suben o
bajan por las escaleras mecánicas. Y si, además,
sus ojos no se levantan de la pantalla de su mó-
vil, el aislamiento, la soledad, es aún mayor.
Este tipo de soledad es, quizás, la menos grave.
Pero cuando se leen noticias como las señaladas
al principio de este texto, hay que empezar a pre-
guntarse qué está pasando. Más de cuatro millo-
nes de personas se sienten solas en España. Y más
de la mitad de la población española admite haber
experimentado la sensación de soledad. Así lo se-
ñala el informe La soledad en España, promovido
por Fundación AXA y Fundación ONCE. Este estu-
dio ha sido elaborado por investigadores de Aná-
lisis Sociológicos, Económicos y Políticos (ASEP),
dirigido por el sociólogo Juan Díez Nicolás, con la
coordinación de María Moreno. Es un análisis de-
tallado de uno de los problemas más relevantes de
la sociedad actual, que estudia las características,
circunstancias y número de personas que tienen
un sentimiento de soledad.
El informe destaca que hay que diferenciar entre
soledad y aislamiento social. No es lo mismo vivir
solo que hacerlo aislado socialmente. Son muchas
las personas que viven solas, pero tienen una vida
social muy rica: viajan, van al cine, cenan con sus
amistades o familiares, practican deporte o cual-
quier otra actividad que les permite relacionarse
con quienes les rodean y no se convierten en una
isla. Pero una persona que vive acompañada pue-
A FONDO
de estar aislada al no tener relaciones sociales con
personas distintas con las que convive.
La investigación de este estudio señala que alrede-
dor de un 20 por ciento de los españoles mayores
de 18 años viven solos. De ellos, un 59 por ciento
afirma que lo hace de forma voluntaria; y el 41 por
ciento admite que vive solo porque no tiene otro
remedio. Esto supondría que un 7,9 por ciento de
la población se puede considerar que está aislado.
¿Quién vive solo?
Entre quienes viven solos predominan los hom-
bres (53 por ciento) sobre las mujeres (47 por
ciento). El informe concluye que un 37 por ciento
de los que viven solos tiene 65 o más años. El 40
por ciento de quienes viven solos son jubilados o
pensionistas. Un 55 por ciento de los que viven
solos por obligación lleva en esa situación cinco o
más años. Según su nivel de estudios, un 40 por
ciento de los que habitan solos de forma volun-
taria cuenta con estudios universitarios; y más
de un 40 por ciento de los ‘obligados’ sólo tiene
completos los estudios primarios.
43
La sociedad está en continuo cambio. En algunos
casos, este cambio lleva a una evolución, pero en
muchas ocasiones el cambio no es positivo, ya que
puede llevar al aislamiento social. Hace años, en las
grandes ciudades, los vecinos de los edificios se co-
nocían, se veían casi a diario, se encontraban en la
escalera, los patios, el portal o en mercados y co-
mercios cercanos. Los edificios eran un escenario de
socialización. En la actualidad, muy pocos conocen a
quienes viven en el piso de al lado o en los de la mis-
ma planta. Incluso no se dan cuenta de que algún
vecino ha dejado el edificio hasta meses después de
haberlo hecho. Los horarios de trabajo, el pasar la
mayoría de la jornada fuera de casa, la movilidad
laboral son algunas de las causas de este desconoci-
miento vecinal.
Escenas que hace años eran muy habituales, como
pedir sal, un limón o un huevo a quien vive en el
piso de al lado, ahora son muy raras de ver. Como
se suele decir, cada uno va a lo suyo, y si a alguien
le hace falta algo lo soluciona con su teléfono móvil
con las aplicaciones que permiten encargar cualquier
producto, a cualquier hora, para que se lo lleven a
casa. Y no tiene que llamar al timbre del vecino.
Soledad y tecnologías
Y esto lleva a comentar la soledad que producen las
Nuevas Tecnologías. Todos hemos visto a grupos de
 A FONDO
gente, alrededor de una mesa en un restaurante,
cada uno tecleando en su móvil o revisando si le lle-
gan mensajes por diferentes canales, en vez de en-
tablar amenas conversaciones entre ellos. ¿Para qué
se reúnen si apenas van a intercambiar palabra?
Hace tiempo, un cumpleaños, el nacimiento de
un hijo o la celebración de cualquier asunto se fe-
licitaban utilizando el teléfono fijo, lo que conlle-
vaba a mantener una conversación más o menos
larga. Ahora, con los mensajes por WhatsApp,
escritos o de voz, se cumple con este trámite. Se-
gún este estudio de Fundación ONCE y Fundación
AXA, alrededor de tres de cada cuatro españoles
de 18 y más años utiliza a diario su móvil; y sólo
un tercio utiliza diariamente Twitter, Skype y de-
más redes sociales en mayor proporción que los
que viven acompañados, excepto Twitter, que se
utiliza de forma similar por ambos grupos.
En el siglo de las comunicaciones,
en el que un mensaje tarda
segundos en atravesar el mundo,
44
los seres humanos se aíslan.
Las Nuevas Tecnologías modifican las relaciones o
llevan a no tenerlas. Las relaciones cara a cara em-
piezan a ser algo del pasado. WhatsApp, Skype,
etc. permiten tener una vida especial sin salir de
casa. Suponiendo que el intercambiar mensajes,
fotos, vídeos y demás sea una forma de relacio-
narse con los demás. Es comprensible que se utili-
cen estas tecnologías entre personas de una familia
que viven en países o ciudades diferentes, pero re-
lacionarse con gente cercana casi exclusivamente
con las Nuevas Tecnologías no parece lógico. Da
la sensación de que la sociedad, cada vez, se aísla
más; y parece que no se le da importancia a este
fenómeno de aislamiento. Incluso en reuniones de
trabajo, las Nuevas Tecnologías sirven para aislarse
de aquello que no resulta interesante. Hay ocasio-
nes en las que algunos de los reunidos, sin disimu-
lo, comienza a manipular su móvil.
Soledad y discapacidad
Hay grupos de personas que, se puede decir, son
más proclives a la soledad. Entre ellos se encuen-
tran las personas con discapacidad. Hay casos de
personas que se quedaron ciegas y, casi a la vez,
en la más absoluta soledad. Muchos de quienes
les rodeaban antes de perder la vista les abando-
A PIE DE CALLE
naron por la única razón de que, según ellos, ya
no eran como antes. Algo ilógico, ya que, con o
sin vista, la persona es igual. Lo mismo ocurre
con quienes, por accidente o enfermedad, tienen
que utilizar silla de ruedas.
Mientras que el 10 por ciento de los españoles
adultos afirma haber sentido soledad con mucha
frecuencia, entre las personas con discapacidad
el porcentaje se eleva hasta el 23 por ciento. Si
entre la población general un 27,5 por ciento de
los que viven solos asegura no haber sentido la
soledad en ningún momento, entre las personas
con discapacidad el porcentaje baja al 9,5 por
ciento. Poco más de la mitad de los españoles
que viven acompañados se han sentido solos al-
guna vez; entre las personas con discapacidad el
porcentaje llega al 87,6 por ciento.
Edificios con poca o nula accesibilidad obligan a
muchas personas con movilidad reducida a no sa-
lir de casa, aislándose de la sociedad. Viven ro-
deados de familiares y alguna que otra amistad,
pero no pueden disfrutar de una vida social plena.
El estudio de Fundación AXA y Fundación ONCE se-
ñala que las personas con discapacidad que viven
solas voluntariamente presentan un nivel de socia-
bilidad más elevado que las que viven acompaña-
das y, también, que el de la población en general.
La accesibilidad y el empleo se convierten en he-
rramientas para que las personas con discapa-
cidad no se sientan solas. Salir de casa, poder
entrar en tiendas, restaurantes o lugares de ocio,
disfrutar de un trabajo digno y duradero les per-
miten olvidar la soledad e integrase totalmente
en la sociedad.
Las personas con discapacidad también utilizan
las redes sociales que, en muchos casos, les sir-
ven para salir de su aislamiento. Más del 60 por
ciento de los españoles de 18 y más años con dis-
capacidad utiliza el correo electrónico y WhatsApp
a diario. Los que viven solos utilizan diariamente
las redes sociales en menor proporción que los
que viven acompañados, exceptuando Skype o
herramientas similares, WhatsApp y otras redes
sociales, que se utilizan diariamente en mayor
medida por los que viven solos.
Soledad y riesgo de muerte
La soledad puede incrementar el riesgo de muer-
te, según algunos estudios que tratan de averi-
A PIE DE CALLE
guar qué relación hay entre la soledad y los pa-
trones de mortalidad. La soledad crónica tiene
riesgos. La soledad puede producir estrés, afec-
tar al sistema inmunitario, alterar la presión san-
guínea, entre otras enfermedades.
Esto es preocupante, porque en los países más
desarrollados cada vez hay más gente viviendo
sola o con pocas relaciones con familiares o gen-
tes cercanas. El problema se agrava, ya que gran
parte de la población en riesgo de aislamiento
social es la que tiene más delicada su salud: los
mayores. En los próximos años, la población en-
vejecerá y la esperanza de vida será mayor. Lo
que puede provocar que un mayor número de
personas caiga en la soledad agravando los pro-
blemas de salud que puedan tener.
El estudio de la Fundación ONCE y la Fundación AXA
propone el siguiente decálogo contra la soledad:
1. Vivir acompañado es el mejor antídoto con-
tra la soledad.
2. Hay que utilizar todos los medios posibles
para mantener relaciones sociales, incluso
los que ponen a nuestra disposición las ins-
tituciones.
3. Mantenerse laboralmente activo durante el
mayor tiempo posible.
4. Continuar aprendiendo cosas nuevas a lo
largo de la vida.
5. Mantenerse actualizado en el campo de las
nuevas tecnologías telefónicas e informáticas.
6. Mantener y cuidar las relaciones con fami-
liares y amigos.
7. Participar activamente en actividades de
grupo.
8. Tener hobbies y pasatiempos, y practicarlos
siempre que se pueda.
9. Mantenerse bien físicamente mediante la
práctica del deporte.
10. Profundizar en uno mismo para detectar los
motivos de nuestro sentimiento de soledad.
Cantar a la soledad
Voluntaria u obligada, la soledad es parte de la vida
de las personas. Es un sentimiento que, como tal,
también tiene su espacio en la música. Son muchos
los cantantes que han compuesto canciones dedi-
cadas a la soledad. Una de ellas es Laura Pausini,
con su canción La soledad, en la que muestra lo so-
litaria que queda una persona al perder a la perso-
na amada. En el caso de las canciones, la soledad
que deja la falta de amor es el tema habitual.
A FONDO
Otro ejemplo es Alejandro Sanz, con Mi soledad
y yo, en la que canta a la mujer que ha perdido
porque se ha marchado con otro, y a la que ex-
plica cómo se siente durante una conversación
telefónica en la que muestra lo mal que se lleva
con la soledad que le ha quedado. Soledad tam-
bién es el título de una canción de Jorge Drexler,
en la que, paradójicamente, busca compañía en
la soledad porque “nunca supe muy bien cómo
estar solo”.
En Una canción llamada soledad, José Luis Pera-
les trata también del amor perdido y del vacío que
deja. Y Joaquín Sabina compuso todo un himno al
amor perdido en su Que se llama soledad.
Aunque la soledad que deja una ruptura amo-
rosa duele, es mayor el dolor de aquellos que
viven solos de forma obligatoria –especialmen-
te los ancianos-, porque no les queda nadie de
su familia o porque están lejos de ella. Un dolor
que no pueden comunicar a nadie, no para des-
ahogarse, sino para dejar de estar solos. Algu-
nas de estas personas se cierran en sí mismas
y sería necesario que, a través de sus médicos,
45
a los que visitan frecuentemente, o de los Ser-
vicios Sociales de las diferentes Administracio-
nes, se ponga coto a esta ‘enfermedad’. Cada
vez es mayor el número de personas ancianas,
por lo que aumenta el riesgo de soledad en este
sector de la población. Es necesario actuar con-
tra la soledad que les aqueja.
El presidente del Grupo Social ONCE, Miguel
Carballeda, comentaba hace unos días, duran-
te una presentación de cupones, que muchas
personas ancianas se dirigen a los vendedores
de la Organización no sólo para comprarles un
cupón, sino para hablar con ellos porque, en
muchas ocasiones, sólo intercambian palabras
con ellos o con quienes les atienden en una pa-
nadería del barrio.
También está en manos de la sociedad acabar
con todo tipo de soledad. La que afecta a las
personas que, por cualquier problema, deci-
den no relacionarse con los demás tienen que
ser ayudadas. En primer lugar, por su familia,
después por sus amistades, y también por sus
vecinos. La sociedad no puede ser un témpa-
no de hielo, entre todos debemos llevar calor
a quienes están a nuestro alrededor y evitar
que la gente viva y muera en la más absoluta
soledad.
 COMUNICANDO HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA

El Teléfono de la Esperanza estrena sede en León, en la que atenderá a más de 2.600 personas al año

280 metros para la escucha

Acto de inauguración de la sede del Teléfono de la Esperanza en León.

El Teléfono de la Esperanza estrena sede en León. Un espacio de 280 metros

46
para atender a las 2.648 personas que recurren al año a esta oenegé que no
es sólo un número al que llamar cuando se tienen problemas asistenciales,
psicológicos, familiares o de soledad.
José María Jiménez, vicepresidente nacional del
Teléfono de la Esperanza, recordó la frase de
Adenauer: “Siempre es tiempo de renacer”, y
arrancó el aplauso de un auditorio de voluntarios,
representantes de entidades sociales y cultura-
les, que se dieron cita para inaugurar la nueva
sede del Teléfono de la Esperanza en León, dos
pisos unidos que suman 280 metros, que se dis-
tribuyen en espacios pensados para la escucha,
lugares que amplifican los sentidos y la coopera-
ción, aunque la obra de restauración los haya in-
sonorizado para una mayor privacidad. Por estos
lugares pasarán, de una manera o de otra, 2.648
personas que anualmente recurren a la oenegé,
bien a través de la línea telefónica o participando
en los 26 talleres que organizan al año.
sidente nacional del Teléfono, y no se olvidó de
pedir al alcalde “que sea generoso con nosotros,
porque multiplicaremos los recursos”.
Silván calificó de “gran día” la apertura de la nue-
va sede. “El ambiente que se respira es de absolu-
ta solidaridad y trabajo comprometido”, para que
“cada día, la gente se sienta más segura y arro-
pada para que cuando se produzca un momento
de dificultad cuenten con una mano amiga que da
resultado”. El alcalde de León destacó el trabajo
de atención que realiza el Teléfono de la Esperan-
za, “24 horas al día, 365 días al año”. El regidor
agradeció sobre todo el trabajo de los voluntarios,
“por estar siempre ahí, permanentemente, alerta
y transmitiendo apoyo, cariño y solidaridad”.

El alcalde de León, Antonio Silván, fue el encar-
gado de clausurar un acto que estuvo cargado
de gestos. “Todos los que nos dedicamos a la es-
cucha sabemos que el paralenguaje, lo no ver-
bal, tiene mucho significado”, aseguró el vicepre-
El Ayuntamiento de León y Teléfono de la Espe-
ranza tienen un convenio de colaboración para
la atención de un centenar de personas mayores
que viven solas. Los profesionales del Teléfono
realizan una media anual de 3.010 llamadas para
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA COMUNICANDO

paliar la soledad de las personas seleccionadas
por los técnicos municipales. El servicio va más
allá de la llamada. Los participantes en este pro-
yecto se reúnen periódicamente en la sede de la
oenegé. A partir de ahora lo harán en este nuevo
piso, situado en el Pasaje Ordoño II. Avenida Re-
pública Argentina, nº 31, 1º C.
único que pedía era tener una sede propia. Hoy
la tenemos y es un día maravilloso. Tenemos un
buen espacio que ponemos a disposición de los
leoneses que quieran venir a trabajarse emo-
cionalmente y ser más felices”.

Alma y corazón
Detrás del Teléfono de la Esperanza hay un ejército
que no mide sus fuerzas por su número sino por
su compromiso. Cuatro psicólogos, 61 voluntarios,
tres trabajadoras sociales y dos asesores legales
conforman “el alma y el corazón”, como los definió
Jiménez, de un proyecto “del que ya tenemos cuer-
po”, en referencia a la sede. Para el vicepresidente,
la inauguración “supone un motivo de satisfacción”,
porque “tenemos muchas esperanzas puestas para
que desde el local de León se pueda hacer una tarea
muy bonita de ayuda a la sociedad leonesa, para
ayudar a quienes acuden porque sufren algún tipo
de crisis o quienes quieren que se las acompañe
para incorporarse a un proceso de cambio personal”.
47

La presidenta de la asociación, Mercedes Mar-

tínez, no desaprovechó la ocasión para pedir
más respaldo económico. “Para abrir esta sede
se necesita dinero, más socios. Queremos am-
pliar proyectos. Cuando empezamos en 2007 lo
Mercedes Martínez.
El arquitecto Rogelio Geijo explicó el proceso de
renovación del espacio y las obras realizadas para
que la sede respire confortabilidad.

La huella de la desesperanza
tercer libro de la colección
Estrategias de Prevención y Afrontamiento

Toda vida es importante en esta sociedad

Javier Urra busca ayudar,

y lo hace desde el respeto
también a los silencios.

Por los que se bajaron de este tren en marcha,

y por quienes siempre les esperarán.
 COMUNICANDO
Murcia y el Teléfono de la Esperanza
se unen en la promoción de la salud
emocional
Para trabajar en la prevención de la conducta suicida y de trastornos
mentales.
El consejero de Salud, Manuel Villegas, y la presidenta
48
del Teléfono de la Esperanza en Murcia, María Joaquina
Guerrero, firman el acuerdo.
El consejero de Salud, Manuel Villegas, y la pre-
sidenta del Teléfono de la Esperanza en Murcia,
María Joaquina Guerrero, han firmado un con-
venio de colaboración, dirigido a la atención de
personas que se encuentren en situación de vul-
nerabilidad psicológica o emocional, con atención
preferente a aquellas que han sufrido intento o
ideación suicida.
La finalidad de este convenio “es ofrecer a es-
tas personas herramientas de apoyo que les ayu-
den a superar esa situación, sin que ello suponga
acceso a datos personales de carácter clínico, y
también a sus familiares”, explicó Villegas. Se fa-
cilita la atención telefónica, así como la asistencia
a talleres y a intervenciones individuales de per-
sonas que así lo requieran.
El suicidio “es un problema complejo que consti-
tuye la principal causa de muerte no natural en
España y las actividades de prevención exigen
la coordinación y colaboración de múltiples fac-
tores de la sociedad”, subrayó Villegas. Por este
motivo, es importante contar con la participación
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
de entidades como el Teléfono de la Esperanza,
que ofrece atención ininterrumpida, orientada a
personas en situaciones vitales complejas como
duelo, enfermedad o ruptura de pareja.
La firma de este convenio no conlleva coste eco-
nómico para el Servicio Murciano de Salud. El ti-
tular regional de Salud quiso destacar “la impli-
cación de la Atención Primaria en el diagnóstico
y tratamiento de este tipo de trastorno, teniendo
en cuenta que en torno a un 40 por ciento de
las consultas que se realizan por medicina de
familia está relacionado con la salud mental y
se resuelven en los propios centros de salud, sin
tener que ser remitidos a recursos específicos,
a los que se derivan entre un cinco y un 10 por
ciento de los casos”.
Alrededor de 67.000 personas fueron atendidas el
pasado año por el SMS en la Red de Salud Mental.
Un total de 24.600 de los casos recibieron aten-
ción por cuadros de depresión y ansiedad (3.935
por primera vez), para lo que precisaron más de
130.000 consultas en el año, del total de 500.000
consultas anuales de salud mental. La Administra-
ción regional dispone de un importante número
de recursos asistenciales específicos para salud
mental, entre los que cabe destacar 18 Centros de
Salud Mental, centros de atención a drogodepen-
dientes y un hospital de día infanto-juvenil, en el
Centro de Salud Mental de San Andrés.
El Teléfono de la Esperanza recibió el año pasado
8.022 llamadas, 481 más que en 2017. Un total de
775 personas fueron atendidas por los profesio-
nales del centro y se realizaron 2.612 entrevistas
terapéuticas y de asesoramiento. Además, más de
600 personas asistieron a los diferentes talleres.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
Medalla de Honor y Gratitud de la
isla de Mallorca al Teléfono de la
Esperanza
El galardón se entregó durante el acto de celebración de los 40 años del
Consell de Mallorca
Al fondo de la imagen, representantes de las entidades galardonadas.
El Consell de Mallorca ha celebrado, en el Audito-
rio de Alcúdia, los 40 años de existencia con un
acto institucional al que asistió la presidenta del
Gobierno, Francina Armengol, y durante el que
se han entregado los Honores y Distinciones de
la isla de Mallorca, una de las cuales fue para el
Teléfono de la Esperanza. El presidente de la ins-
titución insular, Miquel Ensenyat, recordó durante
su parlamento el inicio del Consejo en 1979, y
clamó por “la equidad y la igualdad de oportuni-
dades”. “Las personas son la base de la sociedad,
pero también de la economía. Ninguna economía
puede funcionar de manera eficiente si no garan-
tiza que las personas puedan desarrollar sus po-
tencialidades y tener una vida digna”, manifestó.
Premios Jaime II y Medallas de Honor
Los galardonados con los premios Jaime II fue-
ron, además de Cata Coll y Patricia Guijarro,
COMUNICANDO
49
la asociación Ángeles sin Alas; Carles Bover,
director del documental galardonado con un
Goya titulado Gaza; y los municipios de Artà,
Capdepera, Manacor, Sant Llorenç des Car-
dassar y Son Servera, encargados de hacerlos
extensivos a los servicios de emergencia que
actuaron en estas localidades durante la to-
rrentada de Levante.
En cuanto a las Medallas de Honor y Gratitud
de la isla de Mallorca, los galardonados fueron
el Teléfono de la Esperanza; la Asociación de
Amigos de los Molins de Mallorca; la trabajadora
social Rosa Togores; la Fundación Guillem Cifre,
de Colonya; Gabriel Riera, uno de los últimos
supervivientes de las prisiones y de los campos
de concentración franquistas; la exdirectora de
Cáritas Margalida Maria Riutort, y la Universitat
de les Illes Balears.
 COMUNICANDO
Durante su visita la sede de la Organización en Toledo
Ana Pastor promete al Teléfono de la
Esperanza elevar al Congreso un Plan
Nacional de Prevención del Suicidio
50
Ana Pastor, con parte del equipo del Teléfono de la Esperanza de Toledo.
La expresidenta del Congreso de los Diputados
Ana Pastor se comprometió con el Teléfono de
la Esperanza a elevar a la Cámara Baja un Plan
Nacional de Prevención del Suicidio. Así lo confir-
mó Pastor, en declaraciones de los medios, des-
pués de visitar y conocer el trabajo del Teléfono
de la Esperanza de Toledo que, formado por vo-
luntarios, “hacen una función muy importante a
la hora de apoyar a muchas personas que se en-
cuentran solas y necesitan apoyo y ayuda y que
la encuentran en la sociedad civil”, señaló Pastor.
“He acordado con ellos que vamos a apoyar en
el Congreso de los Diputados un Plan Nacional
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
para prevenir el suicido, uno de los problemas de
nuestra sociedad, del que se conoce muy poco.
Tenemos que comprometernos en la prevención,
sobre todo en edades tempranas”, defendió Ana
Pastor, que añadió que la candidata del PP a la
Alcaldía toledana, Claudia Alonso, también im-
pulsará apoyo y ayuda a esta organización “que
hace tantas cosas por los ciudadanos”.
La también diputada nacional destacó la labor de
la sociedad civil y de las organizaciones no gu-
bernamentales, “que nadie visita, pero que de-
dican muchas horas del día a tratar y a cuidar a
esas personas que tanto lo necesitan”.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA COMUNICANDO

Gala benéfica del Teatro de la

Esperanza en Málaga
Respuesta masiva del público que acompañó a un gran elenco de artistas.

El Teatro Cervantes se llenó con motivo de la na Estrella Morente levantó los aplausos del
gala benéfica del Teatro de la Esperanza. El público. También intervinieron Arturo Pareja
presidente, Juan Sánchez Porras, agradeció la Obregón y la sevillana María Vidal, acompaña-
respuesta masiva de los malagueños al lla- da por el pianista José María Vaquero.
mamiento para contribuir con los costes que
tiene nuestra actividad de organizar e impar-
tir cursos, talleres y grupos de desarrollo per-
sonal y la atención a personas en crisis. Tam-
bién mostró su satisfacción por la presencia
en la gala de Francisco de la Torre, alcalde de
Málaga, y Mar Torres, concejala del Área de
Gobierno de Derechos Sociales, el apoyo de
51
instituciones, voluntarios y socios económicos
“que hacen que cada vez más el Teléfono de
la Esperanza sea una realidad cada vez más
emergente en esta ciudad tan solidaria que es
Málaga”.

El presidente recordó que, en 2019, se cum-

plen 46 años de la presencia del Teléfono de
la Esperanza en Málaga. Se refirió a la iden-
tidad de nuestra ONG, señalando que “somos
el Teléfono de la Esperanza y animamos a no
perderla nunca. El más terrible de los senti-
mientos es tener la esperanza perdida. Deseo
que disfrutéis de esta magnífica gala. El cartel
que la conforma ha sido posible, gracias a la
persona que la presenta, Antonio Montiel. Y
gracias, a los magníficos artistas por su parti-
cipación desinteresada, demostrando un gran
espíritu altruista y solidario”.

Los artistas fueron apareciendo sobre las ta-

blas con el telón de fondo de las imágenes de
la Málaga nocturna, realizadas por el fotógra-
fo Juan Antonio Romero. Actuaron el Ballet de
José Lucena; la malagueña Virginia Gámez,
que presentó su último trabajo, Baúl, acom- Un momento de la Gala del Teléfono de la Esperanza de
pañada por Chaparro de Málaga. La granadi- Málaga.
 COMUNICANDO
52 Pedro Villanueva, en el centro, con los miembros del tribunal y sus directores de tesis (izquierda).
Pedro Villanueva, nuevo doctor
en Psicología
Defendió su tesis, sobre las características de usuarios del Teléfono de la
Esperanza con ideas suicidas
Tras un periodo intenso de cuatro años de traba-
jo, nuestro compañero Pedro Villanueva defen-
dió, el 17 de mayo, en la Universidad Pública de
Navarra, su tesis doctoral Características de los
usuarios del Teléfono de la Esperanza con idea-
ción suicida: utilidad de un proceso informatizado
para la evaluación del riesgo de suicidio.
La tesis consta de dos partes. La primera, de
corte teórico, en la que se recogen el suicidio
y su problemática a nivel mundial, los modelos
que lo explican y los conceptos que actualmen-
te se manejan; los factores de riesgo y señales
de alarma, los instrumentos de evaluación y los
enfoques actuales; la prevención y el papel que
juegan las nuevas tecnologías, las redes sociales
y las helplines.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
La segunda parte es de carácter práctico, y se
basa en la herramienta ATENSIS (atención en cri-
sis), diseñada por Pedro Villanueva como base de
datos para registrar, medir y, además, incorporar
un proceso para evaluar el riesgo de suicidio, iden-
tificando los factores de riesgo y evaluando todo lo
que rodea a la ideación suicida. También incorpora
las teorías más sólidas sobre el paso de la ideación
suicida al intento de suicidio y ofrece pautas de
intervención, así como conectividad con el 112 a
través de SMS en los casos más graves.
El tribunal felicitó a Pedro por su tesis y por lo
que en ella aporta de ayuda para la actuación
frente a conductas suicidas y en materia de pre-
vención del suicidio, otorgándole la máxima ca-
lificación académica.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA COMUNICANDO

Bankia y Fundación Caja Rioja apoyan

al Teléfono de la Esperanza
Bankia y la Fundación Caja Rioja apoyarán los
programas sociales de un total de 26 asociacio-
nes riojanas que han presentado sus iniciativas a
la ‘Convocatoria de Acción Social 2019’. Las ini-
ciativas seleccionadas centran su actividad en los
ámbitos del empleo, tercera edad, discapacidad
y desarrollo rural, y tienen por objetivo mejorar
la vida de mayores, personas con discapacidad
y personas en riesgos de exclusión social. Entre
la entidades seleccionadas está el Teléfono de la
Esperanza en La Rioja y su ‘Programa de Preven-
ción del Suicidio y Concienciación Social’ en la Representantes de asociaciones que reciben apoyo de
Comunidad Autónoma. Bankia y Fundación Caja Rioja.

El Teléfono
de la Esperanza
53

en Castellón
alcanza la
mayoría de edad
El Teléfono de la Esperanza de Castellón ya ha
cumplido la mayoría de edad, 18 años. Para ce-
lebración de este aniversario, la entidad prepa-
ró varios actos. Uno de ellos fue la conferencia
Convivencia y conflicto, a cargo de la psicóloga
Nieves Pons, en el Espacio Cultural Menador. Por
otro lado, junto con la Banda Municipal de Cas-
tellón, se organizó un concierto benéfico en el
Auditorio y Palacio de Congreso.

Queremos agradecer a todas aquellas personas

que han participado en nuestros actos, a las vo-
luntarias que se han implicado en la organiza-
ción y a los medios de comunicación por darnos
Celebración de los 18 años del Teléfono en Castellón. visibilidad.
 COMUNICANDO
La Diputación Provincial de Almería
apoyando al Teléfono de la Esperanza
La Diputación Provincial de Almería comenzó la en-
trega de subvenciones a Organizaciones No Guber-
namentales y colectivos sociales de la provincia, por
264.500 euros, con los que financiará proyectos so-
ciales de 62 asociaciones procedentes de todos los
puntos de la geografía almeriense. Entre las organi-
zaciones subvencionadas se encuentra el Teléfono
de la Esperanza de Almería. Gracias a este apoyo
podrá seguir atendiendo a las personas en crisis de
la provincia, realizando su labor de prevención del
suicidio y promocionando la salud mental/emocional
y el voluntariado entre la población almeriense.
Javier A. García, presidente de la Diputación, des-
tacó la labor que realizan estas entidades. El pre-
54
INFORMACIÓN PROTECCIÓN DATOS
De conformidad con lo establecido en la nor-
mativa vigente en Protección de Datos de
Carácter Personal, le informamos que sus
datos están incorporados al sistema de tra-
tamiento titularidad de ASOCIACION INTER-
NACIONAL TELEFONO DE LA ESPERANZA con
CIF G85590685 y domicilio social sito en C/
FRANCOS RODRIGUEZ Nº 51 - CHALET 44
28039, MADRID, con la finalidad de poder
gestionar su suscripción a la REVISTA AVIVIR.
En cumplimiento con la normativa vigente,
ASOCIACION INTERNACIONAL TELEFONO DE
LA ESPERANZA informa que los datos serán
conservados durante el periodo legalmente
establecido. Asimismo, le informamos de que
trataremos sus datos exclusivamente para la
remisión de la REVISTA y las gestiones deriva-
das de dicho envío.
Podrá ejercer los derechos de acceso, rectifica-
ción, limitación de tratamiento, supresión, por-
tabilidad y oposición/revocación y a presentar
reclamaciones ante las autoridades de control,
así como otros derechos, como se explica en
la información adicional, dirigiendo su petición
a la dirección postal indicada más arriba o al
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
sidente tuvo unas palabras para agradecer el tra-
bajo de los voluntarios/as y componentes de estas
asociaciones y de los técnicos/as de la Diputación.
La Diputación Provincial de Almería entrega subvenciones
a ONGs.
correo electrónico protecciondatos@telefo-
nodelaesperanza.org
A su vez, le informamos que puede contactar
con el Delegado de Protección de Datos de
ASOCIACION INTERNACIONAL TELEFONO DE
LA ESPERANZA, dirigiéndose por escrito a la
dirección de correo dpo.cliente@conversia.
es o al teléfono 902 877 192.
Podrá dirigirse a la Autoridad de Control com-
petente para presentar la reclamación que
considere oportuna.
Si en el plazo de 30 días no nos comunica lo
contrario, entendemos que sus datos no han
sido modificados, que el receptor de la revista
se compromete a notificarnos cualquier varia-
ción y que tenemos el consentimiento para tra-
tarlos a fin de poder tramitar sus donaciones y
el envio de la REVISTA AVIVIR.
Puede consultar la información adicional y de-
tallada sobre Protección de datos en nuestra
página web: http://www.telefonodelaes-
peranza.org/rgpd
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA COMUNICANDO

El Corte Inglés, solidario con el

Teléfono de la Esperanza en Alicante
El Corte Inglés de Alicante se suma al traba-
jo que realiza el Teléfono de la Esperanza, en
el acompañamiento a personas mayores que se
encuentran en situación y/o riesgo de soledad
y aislamiento. El programa iniciado en la sede
alicantina de “Acompañamiento a personas ma-
yores” ha exigido la remodelación de espacios,
para facilitar la atención telefónica y presencial
de los mayores. El Corte Inglés de Alicante se
ha involucrado en estas actividades solidarias y
altruistas, mediante la donación de los muebles
necesarios para adecuar las instalaciones. Des-
de aquí queremos expresar nuestro más sincero
agradecimiento a El Corte Inglés.

55

Una de las salas del Teléfono en Alicante.

Albacete celebró la IV Carrera

Popular a beneficio del Teléfono de
la Esperanza
El concejal del área de Deportes del Ayunta- tener la frecuencia y calidad de sus servicios, y a
miento de Albacete, Francisco Navarro, asistió a que cada día más personas de Albacete conozcan
la celebración de la IV Carrera Popular a bene- la excelente labor que desarrollan.
ficio de la Asociación Teléfono de la Esperanza
que se celebró por las calles de Albacete. Destacó
el excelente trabajo que llevan a cabo desde el
Teléfono de la Esperanza, asociación dedicada a
promover la salud emocional de las personas y
especialmente, de aquellas que se encuentran en
situación de crisis.

El titular municipal de Deportes señaló que la

aportación de los más de 200 corredores que par- El presidente del TE de Albacete, Joaquín Fresneda, con
ticiparon ayudará de una manera directa a man- corredores y un grupo de zumba, tras la carrera.
 COMUNICANDO
EL RINCÓN DE LAS ONG
Las asociaciones de mayores lanzan
sus demandas al futuro Gobierno
Plataforma del Voluntariado de España
El colectivo de mayores se ha reunido en
una sola voz para exigir un decálogo de
medidas, tras las elecciones, solicitando
que se contemplen las necesidades de las
personas mayores. Los grupos participan-
tes son: Unión Democrática de Pensionis-
tas y Jubilados de España (UDP), Confe-
deración Española de Organizaciones de
Mayores (CEOMA), Confederación Nacio-
56 nal de Jubilados y Pensionistas de Espa-
ña (CONJUPES), Confederación Estatal de
Asociaciones y Federaciones de Alumnos y
Exalumnos de los Programas Universita-
rios de Mayores (CAUMAS), Nagusilan, la
Confederación Española de Aulas de Ter-
cera Edad (CEATE), Asociación Grupo de
Mayores de Telefónica (AGMT) y la Fede-
ración Estatal de Pensionistas y Jubilados
de Comisiones Obreras y la Unión Estatal
de Jubilados y Pensionistas de UGT.
Esta iniciativa, liderada por el periodista Fer-
nando Ónega, pone de manifiesto la relevan-
cia del colectivo de mayores en los comicios
que se han celebrado. Las personas mayores
representan el 19% de la población, suman
cerca de nueve millones de personas, pero
la realidad es que apenas cuentan con re-
presentación y voz dentro de las institucio-
nes. Tal y como aseguran desde las propias
asociaciones, se sienten invisibles e ignora-
das. De ahí la unión de estas asociaciones
de mayores, que quieren ser relevantes en
las instituciones, ya que uno de cada cuatro
potenciales votantes es mayor de 65 años.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
De cara al 28A, estas fueron las princi-
pales reivindicaciones que plantearon las
personas mayores al futuro Gobierno:
1. Pensiones dignas. Que se garanti-
ce el poder adquisitivo y el futuro de las
pensiones públicas dignas con su blinda-
je, además de la derogación de la refor-
ma laboral de 2013, para generar empleo
de calidad, más estabilidad y salarios
adecuados.
2. Defensa del Estado de Bienestar.
Dedicar suficientes esfuerzos a mantener
y defender el Estado de Bienestar, “tan
seriamente amenazado con la crisis finan-
ciera”. Consideran que las instituciones
públicas deben velar por la seguridad eco-
nómica, servicios públicos, eliminación de
desigualdades y lucha contra la pobreza.
3. Reforzar el sistema nacional de sa-
lud. Ante el importante deterioro sufrido
por la sanidad pública por la disminución
del número de profesionales y servicios,
las personas mayores reclaman reforzar el
Sistema Nacional de Salud y su capacidad
de respuesta ante el envejecimiento, la
cronicidad y la mayor demanda derivada
de las patologías asociadas a la edad. So-
bre el copago farmacéutico, piden modi-
ficar los tramos establecidos para que no
suceda como ahora, que hay personas con
muy bajos ingresos que tienen que pagar
por los medicamentos.
HILO DIRECTO: TELÉFONO DE LA ESPERANZA
4. Aumentar los servicios de ayuda
a domicilio. Las personas mayores re-
claman que se aumenten los servicios de
ayuda a domicilio y que la Ley de Depen-
dencia se implante de la misma manera
en todas las comunidades autónomas.
También piden la regularización académi-
ca y laboral de los cuidadores de mayo-
res y enfermos y reconocer el derecho de
las personas mayores con discapacidad a
trabajar o acceder a otras posibilidades
de obtener ingresos sin que se les obligue
a jubilarse por la edad.
5. Implantar y desarrollar planes de
envejecimiento activo. Remarcan la im-
portancia de promover la actividad física
de los mayores, actuar sobre su riesgo
de fragilidad, promover una alimentación
saludable y la disminución de consumos
nocivos y de riesgo. También destacan la
necesidad de la implantación de planes de
envejecimiento activo en las Comunida-
des Autónomas.
6. Ayudas para evitar la soledad no
deseada. En España hay 1.960.000 ho-
gares en los que vive una persona sola de
más de 65 años. De esa cifra, 1.410.000
son mujeres y 550.000 hombres. Los
mayores abogan por la creación de una
Comisión contra la soledad no deseada y
ayudas para evitarla.
7. Medidas contra el maltrato y el eda-
dismo. Las personas mayores consideran
de importancia que se tramite una Ley por
los derechos y el buen trato a las personas
mayores, y crear una oficina especializada
en la atención al maltrato, con un teléfono
adscrito a esa oficina, gratuito, sencillo de
memorizar, al estilo del que ya existe de
violencia de género. En relación al edadis-
mo, piden un plan contra la discriminación
por razón de edad.
COMUNICANDO
8. Combatir la pobreza. Exigen medidas
para facilitar el acceso a una vivienda dig-
na, con inversión pública estatal, especial-
mente a aquellas familias con mayor grado
de necesidad y/o vulnerabilidad. En este
sentido, también proponen la implantación
de ayudas, para que los hogares tengan
servicios automatizados, limpieza, ventila-
ción y calefacción. También defienden con-
seguir un IVA menos regresivo y ayudar
desde la fiscalidad a abaratar el precio de
los bienes y servicios básicos. La propuesta
es grabar la electricidad, el gas y la cale-
facción, que tributan al 21%, con el 10%.
9. Participación. Las personas mayores
exigen ser escuchadas. Consideran que se
están tomando decisiones que les afec-
tan directamente sin que tengan ni voz
ni voto. Defienden que haya un 20% de 57
personas mayores en las cámaras de re-
presentación de los ciudadanos, así como
que las asociaciones de mayores estén
presentes en el Pacto de Toledo. Proponen
que el Congreso de los Diputados tenga
un Consejo/Oficina de los Mayores.
10. Fomentar el aprendizaje y la forma-
ción a lo largo de toda la vida. Reclaman
que se ofrezca el acceso al conocimiento a
todas las personas mayores, sin distinción de
residencia geográfica (rural o urbana) y sin
necesidad de acreditar ninguna formación
académica, adaptando la formación a lo lar-
go de toda la vida al heterogéneo grupo de
las personas mayores. Desde CEATE abogan
por que el futuro Ministerio de Cultura cree
un Bono Cultural Mayor, de 500 euros, para
todas las personas que cumplan 65 años, fa-
cilitando su acceso a los bienes culturales en
su primer año de jubilación. También piden
que las cantidades económicas que invierten
los mayores en su formación permanente
puedan desgravarse en el IRPF, y la creación
de una Agencia Estatal de Cultura Mayor.
 DIRECTORIO

Atención en Crisis
CENTROS DEL TELÉFONO DE LA ESPERANZA EN ESPAÑA
717 003 717
ALBACETE CASTELLÓN MURCIA
C/ Federico García Lorca, 20-1º C/ Segorbe, 8 C/ Ricardo Zamora, 8
02001 ALBACETE 12004 CASTELLÓN 30003 MURCIA
Tel.: 967 52 34 34. Fax: 967 52 34 48 Tel.: 964 22 70 93. Fax: 964 22 02 58 Tel.: 968 34 34 00. Fax: 968 34 35 66
E-mail: albacete@telefonodelaesperanza.org E-mail: castellon@telefonodelaesperanza.org E-mail: murcia@telefonodelaesperanza.org
ALICANTE CÓRDOBA NAVARRA
C/ Benito Pérez Galdós, 41-Entr. C Plaza de Cañero nº 31 1º A C/ San Blas, 13 - bajo
03005 ALICANTE 14014 CÓRDOBA 31014 PAMPLONA
Tel.: 96 513 11 22. Fax: 96 512 43 49 Tel.: 957 47 01 95 Tel.: 948 24 30 40. Fax: 948 38 20 34
E-mail: alicante@telefonodelaesperanza.org E-mail: cordoba@telefonodelaesperanza.org E-mail: pamplona@telefonodelaesperanza.org
ALMERÍA GRANADA SALAMANCA
C/ Francia, 131 C/ Horno del Espadero, 22 Paseo de San Vicente nº 81
04009 ALMERÍA 18005 GRANADA 37007 SALAMANCA
Tel.: 950 26 99 99. Fax: 950 26 07 89 Tel.: 958 26 15 16. Fax: 958 26 15 06 Tel.: 923 22 11 11. Fax: 923 22 62 35
E- mail: almeria@telefonodelaesperanza.org E-mail: granada@telefonodelaesperanza.org E-mail: salamanca@telefonodelaesperanza.org
ARAGÓN HUELVA SANTIAGO DE COMPOSTELA
C/ Lagasca, 13 - 1º Avda. de Andalucía, 11 - Bajo C/ San Pedro de Mezonzo, 26 bis 2ºB (Viviendas San Fernando)
50006 ZARAGOZA 21004 HUELVA 15701 SANTIAGO DE COMPOSTELA
Tel.: 976 23 28 28. Fax: 976 23 41 40 Tel.: 959 28 15 15. Fax: 959 54 07 27 Tel.: 981 51 92 00
E-mail: zaragoza@telefonodelaesperanza.org E-mail: huelva@telefonodelaesperanza.org E-mail: santiago@telefonodelaesperanza.org
ASTURIAS ISLAS BALEARES SEVILLA
Avda. de Bruselas, 4 bajo C/ Miguel Marqués, 7 - 1º Avda. Cruz del Campo, 24
33011 OVIEDO 07005 PALMA DE MALLORCA 41005 SEVILLA
Tel.: 985 22 55 40. Fax: 985 27 65 00 Tel.: 971 46 11 12. Fax: 971 46 17 17 Tel.: 95 457 68 00. Fax: 95 458 23 75
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BADAJOZ JAÉN TOLEDO
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06002 BADAJOZ 23001 JAÉN 45003 TOLEDO
Tel.: 924 22 29 40. Fax: 924 25 65 08 Tel.: 953 26 09 31 Tel.: 925 23 95 25
E-mail: badajoz@telefonodelaesperanza.org E-mail: jaen@telefonodelaesperanza.org E-mail: toledo@telefonodelaesperanza.org
BIZKAIA LA RIOJA VALENCIA
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48013 BILBAO 26003 LOGROÑO 46008 VALENCIA
58 Tel.: 944 100 944 Tel.: 941 49 06 06 Tel.: 96 391 60 06. Fax: 96 392 45 47
E- mail: bilbao@telefonodelaesperanza.org E-mail: larioja@telefonodelaesperanza.org E-mail: valencia@telefonodelaesperanza.org
CÁCERES LEÓN VALLADOLID
Avda. de los Pilares, 1- bloque 8-3ºB Av. República Argentina 32 1ºC (Pasaje C/ San Fernando, 7 - Local
10002 CÁCERES Ordoño II) 24004 León 47010 VALLADOLID
Tel.: 927 62 70 00. Tel.: 987 87 60 06 Tel.: 983 30 70 77
E-mail: caceres@telefonodelaesperanza.org E-mail: leon@telefonodelaesperanza.org E-mail: valladolid@telefonodelaesperanza.org
CANARIAS MADRID ZAMORA
C/ Mesa de León, 4 - 3º dcha. C/ Francos Rodríguez, 51 - Chalet 44 Plaza del Seminario, 2, despacho 4.
35001 LAS PALMAS DE G.C. 28039 MADRID 49003 ZAMORA
Tel.: 928 33 40 50. Fax: 928 33 60 60 Tel.: 91 459 00 50. Fax: 91 459 04 50 Tel.: 980 535 365
E-mail: laspalmas@telefonodelaesperanza.org E-mail: madrid@telefonodelaesperanza.org E-mail: zamora@telefonodelaesperanza.org
CANTABRIA MÁLAGA
C/ Santa Lucía, 43. Entresuelo, puerta 1 C/ Hurtado de Mendoza, 3 - “Villa Esperanza”
39003 SANTANDER 29012 MÁLAGA
Tel.: 942 36 37 45 Tel.: 95 226 15 00. Fax: 95 265 26 51
E-mail: santander@telefonodelaesperanza.org E-mail: malaga@telefonodelaesperanza.org

CENTROS EN EL MUNDO CONVENIADOS CON EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA DE ESPAÑA

LA CEIBA (HONDURAS)
Avenida Morazan.
Calle al Hospital D’Antoni, Casa nº 17.
Tels.: 9978-2335, 9992-1002
Teléfono crisis: 150
E-mail: laceiba@telefonodelaesperanza.org
MEDELLÍN (COLOMBIA)
Dirección Calle 33 Nº 78-161 Int.101
Tel.: (00 57 4) 284 66 00
E-mail: medellin@telefonodelaesperanza.org
PARÍS (FRANCIA) TEGUCIGALPA (HONDURAS)
14 Avenue Rene Boylesve Col. Florencia Norte. 1ª Calle, 1ª Avenida.
75016 PARIS Casa 4058, 2ª Planta
E-mail: paris@telefonodelaesperanza.org TEGUCIGALPA
Tel.: (00 504) 2232-1314
Teléfono crisis: 150
SAN PEDRO SULA (HONDURAS) E-mail: tegucigalpa@telefonodelaesperanza.org
Colonia Alameda, 13 y 14 Avenidas, 5ª calle, N.E.
Tel.: (00 504) 2558-0808
Teléfono crisis: 150 ZÚRICH (SUIZA)
E-mail: sanpedrosula@telefonodelaesperanza.org Bederstrasse 76
8002 ZÚRICH
Tel.: (00 41 43) 817 65 65
E-mail: zurich@telefonodelaesperanza.org