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Profesionalización y código de

ética para el licenciado en


comunicación

Tema: Ética y moral pública

Luis Angel Castro


Ante una necesidad de un código de ética para el licenciando en comunicación
surge la necesidad de profundizar e ir más allá del tema, es decir, anterior a una
propuesta de código ético se requiere contextualizar e ir unos pasos atrás. Lo que
se requiere es una profesionalización del licenciado, no solo de comunicación sino
también del sociólogo y politólogo respectivamente.

Muchas ocasiones el tema de la profesionalización se ve enfocado al servidor


público por la necesidad de eficiencia en este sector, sin embargo, esto tiene
alcances mayores y alcanzaría a cubrir todas las licenciaturas y especialidades
académicas, sin enfocarse n una sola área. Lo anterior debido a la relación y
responsabilidades que tienen algunos profesionales con la sociedad, pues como
menciona Dora Elvira (2010) “los profesionales se deben a la sociedad y no a la
inversa”.

Antes de avanzar hay que recordar las características que hacen de una persona
un profesional. Dora Elvira (2010) la define como la “facultad u oficio que alguien
ejerce y por el cual percibe una retribución”. Si se remite a al nivel anterior que es
el de estudiante se puede decir que ese es el fin del estudioso: percibir una
retribución a cambio de su trabajo. Ese mismo fin hará actuar o tomar decisiones
que repercutirán en la vida del sujeto mismo o de terceros, por ello la idea que más
adelante se presenta de generar un código de ética para el estudiante y licenciado
en comunicación.

El tema de la profesionalización es abordado en la mayoría de los casos desde la


parte administrativa propia del servidos público, en este caso se presentará desde
dicha perspectiva y desde la óptica dual entre profesión y ética, que es lo que
interesa en este ensayo.

En primer lugar desde la perspectiva que acompaña la profesionalización se tiene


que esta se da a partir de las capacidades del servidor público. A la vez la
profesionalización está ampliamente ligada con la burocracia, en este sentido se es
profesional según Contreras (2010) cuando el individuo de la burocracia:

a) Es un especialista. Cada persona está especializada en las actividades que


demanda su puesto, sin embargo, su especialización varía según el nivel
jerárquico. Mientras las personas que ocupan puestos en la cima de la
organización tienen habilidades muy generales, a medida que se desciende
en los escalafones jerárquicos, las que ocupan puestos más bajos van siendo
gradualmente más especializadas.
b) Es un asalariado. Las personas que se encuentran participando en la
administración burocrática perciben salarios de acuerdo al puesto que
ocupan, “cuanto más alto sea el puesto en la escala jerárquica, tanto mayor
será el salario y, evidentemente el poder” (Weber, 2012: 86). En la
burocracia, el trabajo representa la fuente principal o única del personal
administrativo.
c) Es el ocupante de un puesto. El personal administrativo de la burocracia
ocupa un puesto que representa su principal actividad dentro de la
organización.
d) Es nombrado por su superior jerárquico. El profesional es seleccionado y
escogido por su superior jerárquico de acuerdo a su competencia y
capacidad, éste le otorga su nombramiento, determina su salario y le
concede ascensos dentro de la administración burocrática.
e) Su encargo es por tiempo indeterminado. El tiempo que permanecerá el
empleado será de modo indefinido de acuerdo a las reglas y normas que
prescribe la organización.
f) Hace carrera dentro de la organización. A medida que un individuo
demuestre méritos, capacidad y competencia podrá ser ascendido a otros
puestos superiores, es premiado con ascensos de modo que hace carrera
dentro de la organización.
Los puntos abordados anteriormente hacen referencia a la productividad y eficiencia
de una organización, la burocracia en este caso. El objetivo de la profesionalización
en este espacio es para favorecer el aparato gubernamental y administrativo, más
allá de mejorar el servicio público, que necesariamente se debe realizar, por lo cual
el mejor de los resultados que se podría obtener es confianza por parte de los
ciudadanos.
Como aporte a lo anterior la postura de Dora Elvira ayuda a unificar más de una
licenciatura o especialidad cuando menciona que a pesar de la ruptura que se ha
dado entre carreras, la aplicación de la profesionalización y posteriormente un
código de ética son imprescindible tanto para los licenciados como para los
ingenieros. Aun aplicando la profesionalización a una sola área como el servidor
público, los parámetros mencionados anteriormente aplicarían para la gran mayoría
de las disciplinas.

La segunda acepción y que es la de mayor aportación e interés para en ensayo es


la que tiene una postura un tanto más filosófica. Aquí se diferencia entre el
profesional y el profesionista: “se es profesional, en el sentido ético; y se es
profesionista, porque se profesa o se ejerce una profesión u oficio” (Juan Manuel
Silva, 2003, p.14). De esta postura se derivan dos caminos de los cuales uno se
refleja en la visión de profesionalización vinculada con la burocracia y servidor
público. Tanto profesionales como profesionistas están insertos en estos dos
caminos, Juan M. Silva (2003) presenta sus dos visiones, en primer lugar
“plausiblemente, la adopción (voluntaria o gremial) de una responsabilidad ética
propia de la profesión. En segundo lugar, inquietantemente, la capacidad, en el
mismo sujeto, para ser buscador de la verdad y para resolver problemas prácticos”.
La segunda postura relacionada la eficacia y mejoramiento de la labor, tanto
administrativa como d cualquier carrera.

En el Caso de la comunicación el profesional tiene una responsabilidad pues las


capacidades con las que cuenta podrían tener repercusiones en cuestiones
mediáticas para con el resto de la sociedad. A diferencia de los demás profesionales
o los que pertenecen a las “ciencias duras” el licenciando en comunicación tiene
una cercanía mayor con la población debido a que interactúa con ellos para hacer
su labor, de cierta manera la sociedad es su materia prima para elaborar un
producto final comunicativo.

Por ejemplo, el licenciado en comunicación es profesionista explícitamente, sobre


ser profesional implica algunas otras cuestiones éticas que definirán su ocupación.
Poniendo una situación cotidiana se puede aclarar esta postura. Digamos que dos
personas, un licenciado en comunicación y otra persona sin licenciatura laboran en
algún medio de noticias. Ambos cuentan con información confidencial para la
empresa, el ciudadano sin licenciatura resguarda dicha información con todo
cuidado mientras que el licenciado en comunicación intercambia los datos a cambio
de algún beneficio. Aquí se cumple la postura de Juan M. Silva, ya que el ciudadano
está siendo profesional en el sentido ético, además de cumplir con su profesión,
respectiva a al cumplimiento de su trabajo.

En el camino del profesional se encuentran diversos obstáculos para realizar su


labor de forma adecuada y apegada a los principios de su vocación. El primero de
ellos es él mismo, pues se verá tentado a distorsionar o cambiar la perspectiva o
enfoque de sus proyectos para fines propios o de terceros. Después están
presentes agentes externos como los propios medios de comunicación, la sociedad
en la que se desenvuelve, censura en muchos casos, etc.

Muchos de los trabajos que de inmediato los relacionan con el comunicólogo tal
como el periodismo cuentan con un código de ética profesional, que más que un
código es un manual para laborar. Aquí la cuestión es que son códigos que abarcan
de manera general a todos los empleados o intermediarios que se relacionan directa
o indirectamente con el respectivo medio. La idea sería entonces generar un código
de ética que tenga un alcance mayor para los profesionales de la comunicación,
iniciando desde su formación académica hasta su inserción en el campo laboral.

La necesidad de un indicador ético se debe gestionar desde la preparación, es ahí


donde entra el concepto de ética cívica propuesto por Dora Elvira en el cual
menciona algunos indicadores que llevaran la realización personal y con ello a la
ética cívica. La justicia es la parte central de estos indicadores. Y es desde la
ciudadanía que “el profesional tiene como primera obligación la de orientar su
actuación por el ideal de justicia. Sobre todo cuando se comprende este ideal
conformado por el conjunto de otros cinco valores: libertad, igualdad, solidaridad,
respeto activo y tolerancia, y actitud de dialogo” (Elvira, 2010, p.38).

La propuesta de un código de ética surge entonces desde el sujeto en calidad de


ciudadano, en el que debe seguir una serie de normas y valores sociales. Los
mismos que se van configurando al tener acceso a la educación, propiamente a la
carrera de comunicación. Posteriormente estos valores se verán influenciados por
el entorno laboral en el cual hay que aplicar todo el conocimiento adquirido desde
que se encontraban en calidad de ciudadano hasta la etapa en que cuenta con un
conocimiento particular que le permite realizar su trabajo en el amplio campo de la
comunicación. Es ese mismo conocimiento el que debe guiar una conducta
congruente entre las acciones que se realicen y lo aprendido en la vida universitaria,
pues toda acción que se distancie del conocimiento obtenido estaría poniéndose en
duda su carácter de ética.
Bibliografía
Contreras Saldivar, A. (2018) Teoría de la burocracia. México.
García González, D. Elvira. (2010). Ética, profesión y ciudadanía. Una ética cívica
para la vida en común. México: Editorial Porrua
Silva Camarena, J. (2003). La administración: entre la profesionalización y la
cientificidad. Contaduría y Administración,[en linea] (211), pp.9-15. Disponible en:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39521103

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