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LA MODERNIDAD OCULTA: EL BARROCO

(Carlos Cousiño)

- La sociedad moderna: proceso de racionalización social, de constitución diferenciada de


la sociedad a través de un desmenbramiento que caracterizó al mundo occidental durante el
periodo medieval. Los ejes de esa diferenciación: La nacionalización y la
confesionalización de Europa y el Descubrimiento de América.

- Proceso de diferenciación: proceso de racionalización y abstracción creciente en el cual


descansa el estado moderno y la organización capitalista de la economía.

- La aparición del dinero y el texto privatizan el valor social y el patrimonio cultural. Se


crea el espacio social articulado sobre las operaciones del mercado y la opinión pública. Es
decir, sobre el dinero y el texto escrito.

- Este proceso de diferenciación se consolida hacia el siglo XVIII con el surgimiento de la


cultura y la sociedad ilustradas conducidos por el iluminismo. Esta cultura ilustrada se
entiende como ruptura frente al pasado y autosuficiencia epocal (surge la sociología).

EL PROYECTO ECUMÉNICO BARROCO

Si bien la cultura ilustrada constituye un proyecto moderno, ella solo representa una de las
formas de superación de la crisis cristiano medieval. La cultura moderna debía dar cuenta
de la nueva diversidad y ello fue planteado a través de un principio ecuménico. Así,
cualquier proyecto que asumiera este desafío era en sí moderno.

Una primera manifestación, fue el cisma producido al interior de la iglesia católica (XVI),
La Reforma. Inicia ésta por tanto, un proceso de renovación frente a las desviaciones
protestantes adquiriendo forma en el Concilio de Trento, que precisa y reafirma las
Verdades de la Iglesia. Enfrentaba la diversidad moderna desde la perspectiva católica,
diversidad dada por los pueblos constituyentes de Europa y los que se incorporaban desde
América y Oriente. Por tanto el principio ecuménico tenía ahora un alcance planetario.

Este desafío será asumido por la iglesia católica, inspirando el primer gran proyecto
ecuménico moderno, la cultura barroca, especie de extensión estilística del arte gótico,
basado en el rasgo trascendente que inspira a ambos estilos. De este modo, el Barroco es
una forma cultural que marcó la sociedad europea entre 1605 y 1650, pero fue en el espacio
americano donde mejor se desplegó.

El carácter moderno de la cultura barroca en Europa, esta dado por su condición urbana y
masiva, visualizando en sus centros la manufactura industrial, el comercio y la riqueza. El
rasgo masivo no solo está dado por lo demográfico, sino también por la diversidad social y
cultural, por tanto el fenómeno de integración será clave de la cultura barroca, que devendrá
en la síntesis arraigada en los espacios de representación cultural: sagrados, el teatro, en la
corte, espacios que representan la unidad social. Los valores de esta unidad serán recreados
por el barroco dando sentido a la vida del hombre, fundamentalmente sobre los aspectos
ceremoniales y rituales. Un ejemplo, la opulencia escenográfica de la iglesia católica en
oposición a la protestante. La “piedad” interior de ésta y la expresión colectiva de la
anterior.

Predomina la imagen visual antes que el texto. Sus formas son la pintura, la arquitectura, el
teatro y la poesía. Los lugares del público barroco están en los cafés, los clubes, el teatro, la
fiesta y las celebraciones religiosas, lugares en que predomina el derroche y la magnífica
representación.

La naturaleza y el hombre son temas barrocos: infinitud y trascendencia, en tanto que


“aquello maravilloso” y “el prodigio incomprensible”. La sensibilidad como motor de
integración social.

Estos rasgos son proyectados en su dimensión ecuménica. La Europa barroca se expande a


los nuevos territorios, en que no hay solo motivaciones económicas de por medio sino
también misioneras cristianas, encarnados en la orden jesuita. Su evangelización se basará
en la “acomodación” (respeto por el otro, la dignidad humana y la particularidad cultural,
ideas proyectadas también por la Escuela de Salamanca). En cambio, el ecumenismo
ilustrado quería homogeinizar a las culturas.

Entonces, el proyecto barroco será moderno, pero no ilustrado. Será de reconstitución


ecuménica, por tanto, América Latina no se incorpora a la historia de occidente en las
coordenadas ilustradas sino en la ecúmene barroca. Por esto, la sociedad latinoamericana no
se funda en la base del texto escrito ni del dinero por tanto no habrá apropiación privada del
valor social y de la cultura, por tanto el espacio público como lugar de socialización
permanece inalterado.

MERCADO Y SACRIFICIO

La renuncia a la capacidad de regular concientemente las estructuras sociales en virtud de la


privatización y de la secularización, es lo que marca a la sociedad moderna. El principio es
el bienestar (y no la vida buena y justa), dado en procesos mercantiles y regulaciones
administrativas positivas lo que redefine el espacio público en términos sociales.

El sacrificio constituye lo sagrado y lo profano: trascendencia e inmanencia. Consiste


básicamente en un acto destructivo que no busca la aniquilación total sino de la “coseidad”,
y está referido más a una restitución. El hombre cosifica la naturaleza por sus necesidades y
deseo de bienestar. El sacrificio niega esta relación. La destrucción sacrificial restaura a la
naturaleza aquello que la relación de utilidad le quita, y reconcilia la dimensión
trascendente e inmanente de la vida. Transforma al objeto en puente de comunión entre los
hombres. El objeto sacrificial posibilita la comunicación y no relaciones utilitaristas.

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