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Universidad Tecnológica de Pereira

Escuela de Filosofía

Filosofía moral y política

Presentado a: Carlos Alberto Carvajal

Presentado por: María Alejandra Ríos Martínez

05/06/2019.

John Rawls y la justicia.

Actualmente la sociedad está envuelta un infinito ciclo de egoísmo y vanidad. Cada persona

parece pensar solamente en su beneficio, en su placer, sin pensar en las necesidades o en los

deseos del otro. Vivimos en la sociedad de la unilateralidad, olvidando la constitución

intersubjetiva inherente al hombre. Como muchas veces nos dicen, el mundo actual parece

constituirse exclusivamente de islas, las cuales parecen no vislumbrar en el horizonte un

continente que las una. De hecho, esta imagen de las islas es muy diciente: por más que desde

el exterior parezcan separadas por inmensos mares, en el fondo las une una misma corteza,

aún cuando sus habitantes no se den cuenta.

¿Cómo pretendemos que nuestros Estados, siempre constituidos por hombres particulares,

sean buenos si nuestros ciudadanos no reconocen un bien distinto del de ellos mismos? Si la

ciudadanía desconoce el dicho ‘dos hombres valen más que uno’, y cree que cada uno puede

fructificar por sus propios medios en mayor medida que en el conjunto de la sociedad, si cree

que puede labrarse su bien y conservarlo en desprecio de sus semejantes, la cohesión de la

nación será un fracaso. Eso es lo que nos sucede en la mayoría de las sociedades occidentales
de nuestros días: a nadie le importa lo público, nadie quiere compartir. Lo único que vale es

la propiedad privada, y en este sentido la idea de nación se ve terriblemente desdibujada.

En efecto, podemos verlo claramente en nuestra nación. Muchas veces culpamos a los más

ricos de las desgracias económicas y ambientales en las que nos vemos, como nación,

constantemente hundidos. Sin embargo, y aunque reconozco que los ricos, por su mayor

responsabilidad con la sociedad y la economía, dada su incidencia directa sobre los

fenómenos que en ellas acaecen, tienen más responsabilidad, ¿cómo no vemos el mal papel

que juega el vulgo, que juega el ciudadano común? Si bien es cierto que los ricos pujan

porque el Estado conceda a las multinacionales que les enriquecen, distintos tipos de

concesiones sobre nuestros ríos, minas y bosques, ¿qué hace la ciudadanía al respecto? Sigue

comprando masivamente en las tiendas que se alimentan injustamente de ese oro, de ese

carbón o de esa energía.

Algunos dirán que además de volver cada cierto tiempo como una moda que renueva líneas

clásicas, permite justificar acciones que en nada cambian el panorama actual; la semántica

de la justicia aparece cual sombra de infinitos movimientos. Un sin número de instancias

contra2dictorias y análogas ocupan, usan, apelan al concepto de justicia, sin embargo, lo que

diferencia una de otra es el modo como conciben y materializan ese concepto:

“Justicia es una palabra con una carga teórica e histórica que esconde discursos y prácticas

que los afirman, combaten o tensionan. Hoy se teje junto a otras como ciudadanía,

democracia, bienestar, comunidad, reconocimiento, derechos, equidad, etc., todo lo cual

configura una trama colmada de contradicciones y pugnas, que se ubican muy lejos de la

aparente asepsia del mundo conceptual. Aquí esa trama de conceptos no será objeto de
estudio, solo se asumen como sustrato y consecuencias de la discusión sobre la justicia

social.”

geometría moral con todo el rigor que su nombre indica como se refiere a la Justicia el autor.

¿Cuál es el tema central de Rawls? La justicia, señala el autor, es la virtud de la práctica, en

un mundo marcado por la competitividad y en donde las distintas personas están facultadas

para ejercer sus derechos unas frente a otras.

Así, en una comunidad de santos, de personas desinteresada, con una moral intachable, donde

la codicia y el deseo de mejorar incluso a expensas de otros, no tiene sentido algunos debatir

acerca de la justicia. El hecho es que el mundo no es perfecto y es necesario de alguna manera

llegar a elaborar un concepto de justicia que logre la difícil tarea de organizar las

interacciones entre las personas, y en donde se respeten considerados como básicos o

mínimos, tales como la libertad y la igualdad. En palabras de Rawls, se requieren un conjunto

de principios de la justicia social para de esta manera tener un criterio que nos guíe en la

asignación de derechos y deberes en las instituciones básicas de la sociedad, así como la

distribución de las cargas y beneficios de la cooperación social. Para esto, Rawls nos explica

que su objetivo, tal como fue señalado anteriormente, es la de presentar y explicar una

concepción de la justicia “que generalice y lleve a un superior nivel de abstracción la

conocida teoría del contrato social tal como se encuentra, digamos, en Locke, Rousseau y

Kant”. Tal teoría debe ser, en primer lugar, verdadera y por otra parte, debe resguardarse de

no sacrificar la verdad por la elegancia y elocuencia. Así, Rawls de entrada señala que la

justicia “niega que la pérdida de libertad para algunos se vuelva justa por el hecho de que un

mayor bien es compartido por otros”. Imponer sacrificios y cargas a algunos solamente por

que como resultado muchos se verán beneficiados, no es parte de la concepción de justicia


de Rawls. De acuerdo a Rawls, lo único que nos permite tolerar una teoría errónea es la falta

de otra mejor. La pregunta obvia es cuál puede ser el aporte de Rawls en sociedades donde

existen una serie de concepciones acerca de lo que es justo e injusto. Después de todo, no

estamos ante un tema nuevo por lo que el autor deberá ofrecer alguna nueva visión acerca de

cómo abordar este asunto. A pesar de este problema de la multiplicidad de concepciones de

los justo e injusto, Rawls señala que cada persona tiene algo en común en lo que respecta a

una concepción de la justicia. Así, “las personas entienden la necesidad de disponer de un

conjunto característico de principios que asignen derechos y deberes básicos y de determinar

lo que consideran la distribución correcta de las cargas y beneficios de la cooperación social,

y están dispuestos a afirmar tales principios”. De esta manera concluye Rawls que las

personas estarían de acuerdo “en que las instituciones son justas cuando no se hacen

distinciones arbitrarias entre las personas al asignarle derechos y deberes básicos y cuando

las reglas determinan un equilibrio debido entre pretensiones competitivas a las ventajas de

la vida social”. Otro problema identificado por Rawls guarda relación con los conceptos de

coordinación, eficacia y estabilidad, que son claves para el buen funcionamiento de una

sociedad. En ausencia de una concepción de qué es lo justo, se hace complejo para los

individuos coordinar sus planes, así como encontrar los medios más eficientes para la

consecución de fines, sin que estos choquen contra otros fines con otro conjunto de fines. En

ausencia de una fuerza estabilizadora que prevengan las violaciones de contratos, respeto de

la integridad física y la libertad, la sociedad se vería sumida en un caos. Por lo tanto, una

concepción de justicia debe tener en consideración estos aspectos que son la coordinación,

eficiencia y estabilidad.

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