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El pequeño secreto del pastor

Unos días atrás recibí esta reflexión con datos y estadísticas interesantes
acerca del pastorado, que me fue enviado de la Unión de Pastores de
Boaco, Nicaragua. Esta reflexión es originalmente escrita en inglés por
Philip Wagner y luego traducida al español. Aunque el artículo trata las
estadísticas y la realidad norteamericana, los problemas de los pastores
son el mismo en todo el mundo. Que Dios te bendiga en la lectura de este
artículo:

Peter Drucker, el ya fallecido gurú de liderazgo dijo que los cuatro


trabajos más difíciles en Estados Unidos (y no necesariamente en ese
orden) son:
1- Ser presidente de los Estados Unidos.
2- Ser presidente de alguna universidad.
3- Ser gerente general de algún hospital, y
4- Ser Pastor.
¿Será verdad eso? Los pastores aman a Dios y aman a la gente. Ellos oran
por la gente, guían a la gente a tener una fe en Jesucristo y enseñan la
Palabra de Dios.
Ese es un trabajo de ensueño. Puedes leer la Biblia todo el día, orar, jugar
algo de golf y predicar. ¡Yo quiero hacer eso!
Aquí les va el secreto: ser pastor es un trabajo muy duro, no es para
gallinas.

La verdad es que el trabajo de un pastor puede ser de 24/7 y conlleva


desafíos únicos. Algunos pastores se desgastan tratando de ayudar a la
gente. Algunos hieren a sus propias familias porque se envuelven
demasiado en el ministerio. Otros florecen en su ministerio y en su vida
personal. Aproximadamente el 85% de las iglesias en Estados Unidos tienen
menos de 200 personas. El 60% de las iglesias tienen menos de 100
personas. El promedio de tamaño de las iglesias en EEUU es de 89
personas, según la investigación del Grupo Barna. El personal es pequeño y
las necesidades son grandes. En muchas situaciones el pastor tiene que ser
un maestro de Biblia, contador, estratega, visionario, técnico en
computación, consejero, orador público, director de alabanza, guerrero de
oración, mentor, entrenador de líderes y levantador de fondos.

¿Quién podría llenar todos esos requisitos?


90 % de los pastores han dicho que el ministerio llegó a ser una cosa
totalmente diferente de los que ellos pensaban que sería antes de entrar
al ministerio. 70% dice que ahora tienen una más baja auto-estima que la
que tenían cuando recién comenzaron. En lo que a mí concierne, me
encanta ser pastor. Tengo un gran personal, tenemos excelentes personas
en nuestra iglesia y estoy satisfecho aunque pase por períodos buenos o
etapas difíciles. Por supuesto que es más fácil estar “satisfecho” cuando
las cosas marchan bien. Tengo muchos amigos que también son pastores.
Mi matrimonio es fuerte y soy un mejor hombre por causa de mi tiempo en
el ministerio.

Algunos de los problemas únicos que enfrentan los


pastores:

1- La crítica -
Los pastores pueden ser criticados por mucha gente y por una infinidad de
cosas:
“La música está muy fuerte. La adoración es muy corta. Es muy larga”.
“Los sermones no son profundos. Son muy largos”. “El pastor se cree muy
importante, me tomó tres semanas para lograr una cita con él”. “Habla
mucho sobre el dinero”. “Pastor, ¿Puedo hablar un minutito con usted?”.
Esta simple petición puede causar en la mente del pastor este
pensamiento: “Ay, Señor, y ahora ¿Qué hice?”. Nosotros los pastores
debemos encontrar la forma de no tomar la crítica tan a pecho y aprender
de algunas verdades que pueden estar escondidas detrás de la crítica.

2- El rechazo -
Hay miembros que se retiran, hay líderes que se van y amigos del pastor
que lo abandonan. La verdad es que - la gente se va. Mientras más
pequeña es la iglesia, más se nota cuando alguien se va. Algunos se van por
decisiones razonables, mucho se van de una manera imprudente. La gente
también se va de las iglesias grandes, y se van por miles. También hay
gente que se va de la iglesia de Marcos Witt y de la iglesia de Dante Gebel.
Cuando nuestra iglesia ya tenía 150 personas y alguien se iba, era muy
decepcionante. Yo trataba de consolarme pensando, “es posible que se me
estén yendo por docenas de aquí de mi iglesia, pero hay miles que se le
han ido a Jack Hayford y él sí que es un gran pastor”... Pero ese
pensamiento era consuelo por solo un minuto. “Me voy”. “Queremos algo
más espiritual”. “Mis necesidades no se están supliendo en esta iglesia”.
Estos comentarios parecieran un rechazo personal. Todos los pastores
hemos escuchado “no me estoy alimentando aquí”. Bill Hybels lo ha oído.
Wayne Cordero, Dino Rizzo, Ed Young, Craig Groeschel, Steven Furtick y
Matthew Barnett también lo han oído. ¿Verdad? ¿No se sienten nutridos en
esas iglesias con esos pastores? ¿Cómo será posible? -- Una de las virtudes
más difíciles de adquirir es tener “una piel dura y un corazón blando”.
Amar a la gente, no tomarlos tan en serio y no tomar las cosas tan
personalmente. “Ahhh, OK. Señor, ayúdanos”.

3- La traición -
El confiarle a algunos miembros de la iglesia nuestras cargas personales
muchas veces nos puede perjudicar. Es posible que ellos terminen
diciéndole a otras personas los asuntos íntimos del pastor. Los empleados
de la iglesia tienen la capacidad de echar a los miembros. El pastor a veces
le confía el púlpito o le da un título y esa persona usa esa influencia que
les han dado para sacar a la gente de la iglesia. El beso de Judas. El que el
personal de la iglesia cause problemas es traición. Hay pastores que
piensan, con razón, “te estoy pagando para que soluciones problemas. Yo
puedo conseguir los problemas gratis, no necesito pagarle un salario a
alguien para que provoque los problemas”. Un 40% reporta un conflicto con
un miembro de la iglesia por lo menos una vez al mes.
El 85% de los pastores dijeron que el problema más grande es que están
cansados de lidiar con gente problemática, ejemplo: ancianos, diáconos,
directores de alabanza, miembros de la directiva y pastores asociados que
están descontentos. La primera razón por la cual los pastores dejan su
ministerio es porque la gente de la iglesia no está dispuesta a seguir la
misma dirección y meta que tiene el pastor. Los pastores creen que Dios
les quiere llevar en una dirección, pero la gente no está dispuesta a
seguirles o a cambiar. El 40% de los pastores dice que ha pensado en
abandonar su pastorado en los últimos tres meses. Nosotros los pastores
debemos encontrar la manera, con la gracia de Dios, de amar a la gente
como que si nunca nos hubieran dañado antes.

5 - La soledad -
¿Quién es mi amigo? ¿En quién puedo confiar? Si le cuento a otro pastor mi
problema, ¿Me irá a criticar, le dirá a otros o me tratará de otra forma en
el futuro? El 70% no tiene a alguien a quien pueda considerar un amigo
cercano. ¿Son mis amigos verdaderamente mis amigos, o son miembros de
la iglesia que como amigos pasajeros se irán cualquier día? Las amistades
verdaderas son cruciales para una vida plena, especialmente para el
bienestar de un pastor. Ponga especial esfuerzo en esa área.

6 - El cansancio -
El 50% de los ministros no duran más de 5 años. El 70% sintió el llamado al
ministerio antes de comenzar un ministerio, pero después de tres años
como pastores, sólo el 50% siguió sintiendo el llamado. Mantenerse
personalmente refrescado es un arte y una ciencia, y es extremadamente
importante. Cuando llega la fatiga la fe tiende a disolverse. El cansancio
cambia nuestra interpretación de las cosas. La falta de tiempos de
descanso puede hacernos ver un vaso que está a la mitad, no sólo medio
vacío, sino que también sucio, contaminado y venenoso.

7 - Frustraciones y decepciones.
Las decepciones vienen de muchas maneras.
En las congregaciones pequeñas el salario anual de un pastor está entre los
USD 35.000 y los USD 40.000. Hay muchas cosas que un pastor con este
salario no puede hacer con su familia cuando otros a su alrededor ganan
más.
Hay muchas áreas en el ministerio en que definir el “éxito” es difícil. Los
pastores tenemos la tendencia a ser muy duros con nosotros mismos.
Trabajamos en un área en que el buen trabajo y el buen esfuerzo no
siempre se traduce en un éxito garantizado. Muchos pastores trabajan
duro, pero les falta un “factor X”. Son buenas personas, creyentes
sinceros, aman a Dios, conocen la Palabra, tienen satisfacción en sus
sermones, pero de alguna manera hay algo que no encaja. Es muy
frustrante. Es como si un líder de alabanza que ama a Jesús y tiene una
gran voz musical, de alguna manera no puede llevar a la gente a una
experiencia de adoración efectiva. Algunos días los líderes se sienten como
que pareciera que no pueden hacer nada bien. De repente las cosas están
yendo mejor y entonces uno de los líderes de la iglesia cae. A veces las
cosas marchan bien y de repente un par de los mejores diezmadores
abandona la iglesia. La iglesia necesita dinero, pero el pastor no quiere
poner mucho énfasis en el dinero. No todo se basa en el dinero, pero al
final todo se basa en el dinero.
Todo esto puede ser muy abrumador. 4.000 iglesias nuevas se fundan cada
año y 7.000 cierran sus puertas.
Más de 1.700 pastores dejaron el ministerio cada mes el año pasado. Más
de 3.500 personas por día dejaron la iglesia el año pasado. El 50% de los
pastores se siente tan desanimado que si pudieran dejar el ministerio lo
harían, pero no tienen otra forma de ganarse la vida. El 45.5% de los
pastores dice que han experimentado depresión o extremo cansancio al
punto de necesitar tomar permiso de ausencia de su trabajo. Este no es el
caso de todos los pastores. De hecho, muchos de los que conozco han sido
capaces de manejarse bien con estos asuntos.

Cómo es que los cristianos y los miembros de la iglesia


pueden ayudar.
1- Ore por su pastor: ore por guianza, protección, amigos saludables, por
su matrimonio y su familia.
2- Proteja a su pastor de la mejor manera posible, no permita el chisme ni
la crítica. ¿Cómo podría usted servir y solucionar los problemas para evitar
la sobrecarga del pastor?
3- Anime a su pastor. Déle gracias por su trabajo y su ministerio. Déle
gracias por su sacrificio. Dígale de algún tiempo específico en el cual usted
o alguien que usted conoce experimentó un cambio de vida en la iglesia.
Honre a su pastor delante de otros. Déjele saber que está orando por él.
De acuerdo con el reporte de la investigación Barna, la profesión del
pastor está ya entre las profesiones menos respetadas, un poquito más
arriba de vendedor de autos.

A los pastores:
¡No se rinda, pastor! La persistencia es poderosa. ¡Siga adelante! Su
trabajo, su labor de amor y su sacrificio realmente cuenta. Yo sé que lo
que menos quiere oír un pastor es otro sermón. Pero estos pasajes me han
ayudado mucho. Aférrese a la Palabra de Dios para su vida. Así que no
pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada.
Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la
voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Hebreos 10.35-36. No
nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si
no nos damos por vencidos. Gálatas 6.9. Tenga cuidado de no caer en la
trampa de la comparación. Mirar otros ministerios puede ser inspirador,
pero compararse con otras iglesias puede ser destructivo y decepcionante.
Hágase de nuevos amigos pastores. Busque acceso a nuevas influencias,
nuevos líderes, iglesias o ministerios que están haciendo algunas cosas
diferentes. Descubra algunas ideas y puntos de vista frescos. A veces sólo
basta una o dos ideas nuevas para cambiar la situación que nos rodea.
Algunos pastores que están batallando o quizás ya no están en el ministerio
es posible que tengan algunas heridas que no han resuelto. Les animo a
buscar sanidad. Busquen consejería, encuentren un grupo de Celebrando la
Recuperación, equípese con recursos para sanar y comparta sus secretos
con gente confiable. Recuerde que usted está tan enfermo como los
secretos que tiene. Pastores, ¡Les amo!
Phillip Wagner.

*El Instituto Fuller, George Barna y Pastoral Care Inc. Proveyeron las
estadísticas que he usado en este escrito.

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