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Serie: Sin Cristo no hay Navidad

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Visión de Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén:
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En los últimos días el monte de la casa del Señor será
confirmado como cabeza de los montes; será exaltado por
encima de las alturas, y hacia él correrán todas las naciones. 3
Muchos pueblos vendrán y dirán: «¡Vengan, subamos al
monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob! Él nos guiará
por sus caminos, y nosotros iremos por sus sendas. Porque la
enseñanza saldrá de Sión; de Jerusalén saldrá la palabra del
Señor. 4 Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a
muchos pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación levantará la
espada contra otra nación, ni se entrenarán más para hacer la
guerra.» 5 Vengan ustedes, los de la casa de Jacob; caminemos
a la luz del Señor. Isaías 2:1-5

E l cumplimiento de la esperanza Mesiánica tiene


como trasfondo el nacimiento del Mesías. Pues es
Él quien habrá de crear condiciones que habrán de ser de
bendición para el Pueblo de Dios, pero que en primer lugar
significan que el cumplimiento de Su propósito redentor ha
llegado.
El cumplimiento de los tiempos, como Isaías había anunciado
es ya una realidad desde el nacimiento de Jesús.

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Pero cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios
envió a su Hijo, que nació de una mujer y sujeto a la ley,
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para que redimiera a los que estaban sujetos a la ley, a
fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Gálatas
4:4-5
Así el nacimiento de Jesús, anuncia que los últimos tiempos
han llegado. Este es el último espacio de gracia que los seres
humanos tenemos, para reconciliarnos con Dios y así esperar
la venida del Cristo en gloria. Lo que habrá de ocurrir en este
proceso que culminará con el día del Señor, no es descrito en
dos partes en nuestro texto de Isaías.

El Mesías es el lugar de destino del mundo.


El monte de la casa del Señor será confirmado como
cabeza de los montes; será exaltado por encima de las
alturas, y hacia él correrán todas las naciones. Isaías 2:2
El plan redentor de Dios, llega a cumplimiento, colocando a
Su Pueblo, como la cabeza de las naciones.
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»El Señor te pondrá por cabeza, no por cola. Estarás
por encima de todo, nunca por debajo, siempre y
cuando obedezcas y cumplas los mandamientos del
Señor tu Dios, que hoy te ordeno cumplir, 14 y siempre
y cuando no te apartes ni a diestra ni a siniestra de todas
las palabras que hoy te mando cumplir, ni vayas en pos
de dioses ajenos y les sirvas. Deuteronomio 28:13-14.
Pues este es el plan original de Dios, para su pueblo y que
habrá de completarse durante la era mesiánica. Sin embargo,
hemos de observar que la supremacía del Pueblo de Dios,

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sobre otros, no es por sí mismos. Sino por causa de la


presencia de Dios en medio de ellos. Por ello las premisas de
esta promesa, están orientadas a la comunión con Dios y su
pueblo.
1. Siempre y cuando obedezcas y cumplas los
mandamientos del Señor tu Dios
2. Siempre y cuando no te apartes ni a diestra ni a
siniestra de todas las palabras
3. Ni vayas en pos de dioses ajenos y les sirvas
Dicho de otra forma, el ser cabeza entre las naciones, es la
promesa que Dios da a todos aquellos que mantienen la
comunión con El y le sirven.
¿Cómo podemos hacer nuestra esta promesa?

1 En primer lugar por la obra que El Cristo ya ha hecho


en nosotros. Cuando nos eligió, llamó y salvo. Dando Su
vida por nosotros en la Cruz. A partir de esta obra de Cristo,
por nosotros somos hechos, hijos de Dios y receptores del
Pacto con Dios. Esto nos hace ser partícipes de Su promesa,
pero también por la presencia del Espíritu de Dios en
nosotros, podemos responder a su llamado de hacer Su
voluntad.

2 En segundo lugar por la acción de Cristo a través


nuestro. Dios sin duda puede hacer que seamos
obedientes en todas las cosas, pero no es esa la manera en
cómo ha planeado las cosas. Así que esta segunda etapa donde
nosotros apropiamos las promesas de Dios, requieren nuestro
compromiso. Así que somos nosotros, los que hemos de
caminar de acuerdo con Su plan. Y lo hacemos cuando:
A. Conocer la Palabra de Dios. Ella será nuestra guía
a cerca de lo que tenemos que hacer y lo que tenemos
que dejar de hacer.
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B. Creer La Palabra de Dios. Creer la Palabra de Dios


es esencial, pues esto afectará nuestras acciones. Así
que creer no es trata de una mera aseveración de que
los contenidos de la Biblia sean correctos, sino que los
hacemos una convicción personal por la que vivimos.
C. Vivir La Palabra de Dios. El punto medular para
hacer nuestra la promesa esta justamente cuando la
ponemos en práctica. Pues mientras no lo hacemos
así solo seríamos oidores olvidadizos y La Palabra no
tendría mayor efecto en nosotros. Conocer sin hacer,
nos coloca en el nivel de un fariseo. Y creer sin hacer
es idéntico a un ateísmo practico. Así que como Jesús
dijo. Los discípulos son aquellos que hacen Su
voluntad. Juan 8:31

Cómo hemos dicho antes, el punto de encuentro de todas las


naciones, no es el pueblo de Dios en sí mismo, sino que se
reúnen allí, por causa de la presencia del Señor en ellos. Así
como el apóstol Pablo lo menciono al hablar de la obra de
redención en Cristo.
Para que cuando llegara el tiempo señalado reuniera
todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los
cielos, como las que están en la tierra. Efesios 1:10
Pues es Dios, quien esta reuniendo todas las cosas bajo la
Cabeza de toda la creación. Es decir el Cristo. Así que la obra
redentora, no es solo de personas, sino que porque la creación
misma ha estado bajo las consecuencias del pecado, así
también toda la creación ha de ser reunida bajo la soberanía
del Cristo, quien es Su Creador, Redentor y Señor.
Esto no quiere decir que la iglesia, como Pueblo de Dios, no
tenga ninguna parte en la misión, sino todo lo contrario, pues

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siendo que la iglesia es el cuerpo visible de Cristo en este


mundo. Es a ella a la que se le ha encomendado el ministerio
de reconciliación.
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Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió
consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio
de la reconciliación. 19 Esto quiere decir que, en Cristo,
Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin
tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos
encargó el mensaje de la reconciliación. 2 Corintios
5:18-19
Entonces el papel que la iglesia desempeña tiene un papel muy
importante, para reconciliar todas las cosas en Cristo. Pues
siendo el cuerpo visible de Cristo, es allí donde Su pueblo se
reúne donde el Señor envía bendición y vida eterna. Y cuando
la iglesia está cumpliendo con el propósito para el cual fue
constituida, podemos esperar que allí El señor añada a los que
habrán de ser salvos.
41
Fue así como los que recibieron su palabra fueron
bautizados, y ese día se añadieron como tres mil
personas, 42 las cuales se mantenían fieles a las
enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo
compañerismo, en el partimiento del pan y en las
oraciones. 47 Mientras alababan a Dios y brindaban
ayuda a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la
iglesia a los que habían de ser salvos. Hechos 2:41,42,47
Constituyendo así a la iglesia en la comunidad de destino
como cuerpo de Cristo. Ya que la presencia y Palabra de Dios
es lo distintivo de la Iglesia, y con su actuar en el mundo ellos
representan el Reino de Dios a través de cada uno de sus
miembros que han sido redimidos por El Señor.

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El Mesías transforma y trae Su Paz.


Él juzgará entre las naciones, y dictará sentencia a
muchos pueblos. Y ellos convertirán sus espadas en
rejas de arado, y sus lanzas en hoces. Ninguna nación
levantará la espada contra otra nación, ni se entrenarán
más para hacer la guerra. Isaías 2:4
Las transformaciones que Dios, hace como cumplimiento de
la esperanza mesiánica abarcan diversas dimensiones, pero
cada una de ellas apunta al establecimiento final de la paz de
Dios en Su pueblo.
Las que están enunciada en este pasaje nos permiten ver el
escenario de bendición al que son conducidos los discípulos
al estar en Cristo.
1 El juicio de Dios. Hablar de juicio, para muchos es una
idea que puede inquietarles. Pero cuando se trata del
cumplimiento de la esperanza mesiánica. El juicio
finalmente es para bien. Como Jesús mismo lo dijo.
Si aquellos días no fueran acortados, nadie sería salvo,
pero serán acortados por causa de los escogidos. Mateo
24:22
Pues este juicio no es para condenar a los que ya han
sido salvados por el Señor, sino para separar a los que
son hijos, de los que no lo son. Así los discípulos
pueden esperar sabiendo que el juicio anuncia que la
salvación de ellos es inminente. Los discípulos que se
han mantenido fieles al Señor, haciendo uso de los
recursos que se les ha encomendado, pueden esperar la
sentencia que espera a esos mayordomos fieles.

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Su señor le dijo: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco


has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo
de tu señor.” Mateo 25:23
2 Condiciones para la paz. Muchas ideas en la Biblia
apuntan hacia el estado bienaventurado que aguarda a
los discípulos. Pero quizá uno de los más significativos
es la transformación que aquí es mencionada. Donde
los utensilios de guerra son transformados en
instrumentos de paz. Y se suprimen las condiciones de
injusticia e impiedad que hacían que los humanos
hicieran guerra unos contra otros. En lugar de todo ello
la Paz de Dios es la que se hace presente en los
discípulos y en las condiciones de vida que
experimentan.
Que en el corazón de ustedes gobierne la paz de Cristo,
a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean
agradecidos. Colosenses 3:15
Así la paz de Dios gobernando los corazones de los
discípulos, empiezan estos a actuar de acuerdo con la
paz que han recibido del Señor y les lleva a actuar como
promotores de la Paz. Haciéndose ellos mismo
constructores de la paz.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán
llamados hijos de Dios. Mateo 5:9
Esta paz ellos saben que es temporal pero confían en
que la presencia de Dios es la que traerá la paz perfecta
que ellos anhelan, porque así lo prometió Cristo.
La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el
mundo la da. No dejen que su corazón se turbe y tenga
miedo. Juan 14:27

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Así entonces, los discípulos pueden descasar en la paz


perfecta de Dios.

U n exhorto final es lo que hallamos al final del texto


que hemos estado considerando. Y esto es porque
en el escenario donde históricamente estamos tenemos la
promesa, pero aún no se ha concretado del todo. Pues si bien
ya somos salvos aún no estamos en gloria. Por ello la
invitación a continuar caminando bajo la luz de Dios es vital.
Vengan ustedes, los de la casa de Jacob; caminemos a
la luz del Señor. Isaías 2:5
La Navidad es real, pero aún falta la culminación de las
promesas que Dios ha hecho a Su pueblo. Por ello mientras
eso ocurre, como escribía el autor de la epístola a los hebreos:
perseveremos en la comunión con Dios y animémonos los
unos a los otros al amor y a las buenas obras.
24
Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de
estimularnos al amor y a las buenas obras. 25 No
dejemos de congregarnos, como es la costumbre de
algunos, sino animémonos unos a otros; y con más
razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
Hebreos 10:24-25

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