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Utilizar términos consistentes y con un único significado para ellos
Ello significa que debemos utilizar un solo conjunto de términos para cada idea, para que
no se contradigan o tengan significados diferentes además de perder la conexión entre
premisas y conclusión.
Si atribuimos un único significado para cada término, evitaremos la falacia de ambigüedad
que luego desarrollaremos. Por ejemplo:
En este caso se evidencia que el término “fin” está utilizado de manera distinta en las
premisas del razonamiento.
Síntesis conceptual
Para poder escribir un buen ensayo basado en argumentos debemos usar razones
tanto como medio para indagar, como para explicar y defender las propias
conclusiones. Resulta necesario examinar los argumentos contrincantes y luego
escribir el ensayo mismo con un argumento defendiendo los puntos de vista
propios como argumentos y valorando críticamente los postulados por la parte
contraria.
Reglas generales:
1
Argumentos deductivos y no deductivos6
Los argumentos deductivos son los que pretenden que sus premisas ofrezcan
fundamentos concluyentes, la verdad de sus premisas, son prueba suficiente para
garantizar la verdad de sus conclusiones, ellas se encuentran lógicamente implicadas por
las premisas. La relación de deductibilidad es una relación de tipo lógico que no depende
del contenido informativo de las proposiciones sino de la forma lógica. Veamos un
ejemplo:
Hoy es lunes
Hoy es lunes
En este caso tenemos un procedimiento válido pero la conclusión es falsa debido a que la
primera premisa es falsa. En la vida real rara vez son ciertas, razón por la cual debemos
tomar con cuidado este tipo de silogismos, ellos nos ofrecen una forma adecuada de
organizar argumentos pero deben ser controlados con precisión.
Los razonamientos inductivos no nos ofrecen fundamentos concluyentes para asegurar la
verdad de la conclusión solo nos dan algún motivo o razón, pueden ser mejores o peores
pero no válidos o inválidos.
Ellos tendrán un grado de probabilidad o verosimilitud que verificaremos en las premisas
encargadas de conferir tal carácter a la conclusión.
Sócrates es hombre y mortal
Platón es hombre y mortal
Aristóteles es hombre y mortal
3RUORWDQWRSUREDEOHPHQWHWRGRVORVKRPEUHVVHDQ
PRUWDOHV
2
La conclusión de carácter universal se deriva de premisas particulares, este hecho
también es una nota recurrente de este tipo de enunciados, aunque puede haber casos
contrarios de igual forma. Por ello, no es conveniente creer que los razonamientos
deductivos son aquellos en donde obtendremos una conclusión particular a partir de
premisas generales; en caso de los inductivos el correlato seria afirmar que únicamente
derivan las conclusiones de carácter general a partir de premisas particulares.
En el primer caso es más acertado estipular que la conclusión se desprende con absoluta
necesidad (DEDUCCIÓN) y en el segundo la misma se sigue con alguna probabilidad
(INDUCCIÓN).
3) ALGUN S ES P: de tipo particular afirmativa, significa que “al menos uno” entra en
la clase, no lo afirma universalmente sino parcialmente.
“Algún político es mentiroso”
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág. 167 a 175
7
3
Debemos diferenciar calidad de cantidad, la primera hace mención al carácter afirmativo o
negativo de la proposición, y la segunda al hecho de ser “universal” o “particular”,
refiriéndose a todos, alguno o ninguno, los mismos toman el nombre de cuantificadores.
Como vimos en los ejemplos presentados, entre los términos S y P aparece algún tiempo
del verbo ser, esto se denomina cópula.
Distribución
En el caso de la proposición universal afirmativa: todos los diputados son ciudadanos, se
produce la distribución del término S, esto quiere decir que todos los miembros de la clase
que designa S no incluye a todos los miembros que designa P.
Por lo tanto, concluimos que la proposición distribuye un término si se refiere a todos los
miembros de la clase designada por él.
En el caso de la universal negativa se distribuye tanto el sujeto como el predicado. Por
ejemplo: ningún atleta es vegetariano, esto afirma de cada atleta que no es vegetariano,
que son todos los miembros de la clase S, es decir está distribuida. A la vez afirma que
toda la clase de los vegetarianos está excluida de los atletas, de esta forma distribuye la
clase P.
La particular afirmativa como sería “algunos soldados son cobardes” no afirman nada de
la totalidad de los soldados ni de los cobardes, por lo tanto ambas clases no están
excluidas ni incluidas totalmente, por ello no distribuye ni S ni P.
La proposición particular negativa por ejemplo: algunos caballos no son de pura raza, en
ella vemos que no se dice nada acerca de todos los caballos sino de algunos, quienes
están excluidos de la totalidad de la clase pura raza (P). Cuando decimos que algo está
excluido de una clase hacemos referencia a la totalidad de ella por lo tanto se distribuye el
predicado.
Podemos concluir que la cantidad de una proposición determina que el sujeto esté
distribuido o no, las universales son las encargadas de hacerlo. En cambio la calidad de
una proposición determina que el predicado sea distribuido, quienes lo realizan son las
negativas solamente.
Silogismo categórico8
Es un razonamiento deductivo del cual se infiere la conclusión a partir de la premisa.
Posee tres proposiciones categóricas y tres términos de los cuales el que aparece como
predicado de la conclusión se llama término mayor en cambio el sujeto de la conclusión
es el término menor, el restante se denomina término medio. Las premisas que los
contengan adquieren el nombre de mayor y menor respectivamente.
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág.205 a 212
8
4
Término medio
Término mayor
Término menor
Naturaleza formal
La forma del razonamiento desde el punto de vista de la lógica es su aspecto más
importante. Tanto que la validez del mismo depende de ella, independientemente del
contenido específico.
Todo M es P
Todo S es M
Por lo tanto, todo S es P
Este razonamiento es válido en virtud de su forma, por lo tanto otro que tenga la misma
también lo será. Podremos demostrar la incorrección de un silogismo presentando otro
que posea la misma forma pero que de antemano conozcamos la verdad de sus premisas
y la falsedad de su conclusión.
5
Modus ponens
Significa “poner”, puesto “P” se sigue “Q”, en este razonamiento se afirma el antecedente
y como conclusión se afirma el consecuente.
Si P entonces Q
P
Por lo tanto Q
Un ejemplo sería:
Si los optimistas tienen más posibilidades de éxito que los pesimistas, entonces Ud.
deberá ser optimista.
Los optimistas tienen más posibilidades de éxito que los pesimistas.
Por lo tanto, deberá ser optimista.
Con este tipo de silogismo es posible incurrir en la falacia de afirmar el consecuente.9
Modus tolens
Viene de “tollere” que significa quitar, en este modo realizamos la negación del
antecedente para poder en la conclusión negando el antecedente.
Su forma lógica es la siguiente:
Si P entonces Q
No Q
Por lo tanto no P
A través del uso de este argumento se puede caer en la falacia de negar el antecedente y
no el consecuente.10
6
Silogismo Hipotético11
En este caso, la condición para que se evidencie el tipo de razonamiento, es que el
consecuente de una premisa sea el antecedente de la siguiente y que luego en la
conclusión se enlace el primer antecedente con el último consecuente.
Como vimos en párrafos anteriores, una proposición condicional está conformada por dos
proposiciones componentes, el antecedente (“si”) y el consecuente (lo que sigue a
entonces).
Forma lógica:
Si P entonces Q
Q entonces R
Por lo tanto P entonces R
Ej.: Si Ud. estudia otras culturas, entonces comprenderá que existe una diversidad de
costumbres humanas.
Si Ud. comprende que existe una diversidad de costumbres humanas, entonces pone en
duda sus propias costumbres.
Si Ud. pone en duda sus propias costumbres, entonces será más tolerante.
Por lo tanto, si Ud. estudia otras culturas, entonces será más tolerante.
Silogismo disyuntivo
También llamado alternativo, este caso no afirma la verdad de una u otra de sus
opciones, sino que al menos una es verdadera o ambas pueden serlo.
Es importante mencionar que el “o “puede tener 2 sentidos:
Inclusivo: en este caso p o q son verdaderas o bien ambas. Su forma lógica es:
PoQ
No P
Por lo tanto Q
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 263 a 266
11
7
Exclusivo: aquí nos encontramos con que una de las posibilidades es verdadera
pero no las dos
PoQ
P
Por lo tanto no Q
Ej.: Sólo Carlos o Roberto pudieron haber sustraído el libro
Roberto lo hizo
Por lo tanto, Carlos no lo hizo.
Dilema12
Esta es una forma de razonamiento bastante común en lenguaje ordinario, ha sido
heredada a través del tiempo de la mano de la Lógica y la Retórica, disciplinas que sin
duda estaban más entrelazadas y conectadas que en la actualidad. La última de ellas
toma al dilema como un elemento poderoso e impactante en la persuasión, como arma
devastadora en una discusión.
Significa elegir entre dos alternativas que son malas o desagradables, se suele decir que
se está “atrapado entre los cuernos de un dilema” y por ello sea cual fuera la solución
estamos obligados a llegar a una conclusión desagradable. Pretende arrinconar al
contrincante y allí aniquilarlo, por decirlo de alguna manera adversarial.
Su forma lógica:
p o q.
Si p entonces r.
Si q entonces s.
Por lo tanto r o s.
Ej:
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 270 a 274
12
8
Debes decir lo que es justo o lo que es injusto
Por lo tanto, en ambos casos serás odiado.
Tomarlo o asirlo por los cuernos, esto implica rechazar la premisa constituida por la
conjunción, para ello basta con negar una de sus partes, se trata de mostrar que al menos uno
de los condicionales es falso.
Si trabajo, no me divierto y si estoy ocioso no gano dinero. O bien trabajo o bien estoy
ocioso. Luego o no gano dinero o no me divierto.
Veamos un caso:
El mundo tiene un creador que no tiene parecido alguno con el creador de viviendas.
El mundo tiene un creador que es parecido al creador de viviendas.
Si fuera así, él tendría los mismos defectos que los creadores de viviendas. Afirmamos que
Dios es imperfecto.
El creador del mundo no tiene parecido alguno con el creador de viviendas.
9
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
10
Problemas sobre la distinción entre
razonamientos deductivos e inductivos
y su enseñanza
Héctor Hernández Ortiz
Roberto Parra Dorantes
Universidad del Caribe
Abstract Keywords
A basic topic that is often included in introduction courses and man- Teaching, logic,
uals to logic is the distinction between deductive and inductive rea- deductive method,
soning. The common characterization that maintains that inductive logical thinking,
reasoning is that which goes from the particular to the general, and reasoning, validity.
vice versa for deductive reasoning, presents enough problems to jus-
tify its abandonment. However, there is no unanimously accepted
stance as to how each type of reasoning should be characterized,
and as a consequence, taught. Here we propose and defend a plau-
sible characterization of inductive reasoning that has the advantage
of adequately perceiving the typical cases of inductive reasoning.
Another benefit is that this proposal provides a unified treatment
of different kinds of examples that facilitates its understanding and
teaching. With regard to deductive reasoning, we reexamine a very
plausible known characterization and point out some of its (concep-
tual and didactic) advantages over other common characterizations. Recibido: 4/11/2013
Aceptado: 29/12/2013
U
na caracterización del argumento o razonamiento induc-
tivo que sigue siendo muy común sostiene que los razo-
namientos inductivos son los que “van de lo particular o
lo específico a lo general”, o aquellos que “van de una parte al
todo”. Por ejemplo:
Caracterización propuesta
Ejemplo P-G
Juan es mexicano y es amable.
Pedro es mexicano y es amable.
Pablo es mexicano y es amable.
Por tanto, todos los mexicanos son amables.
Ejemplo P-P
Juan es mexicano y es deportista.
Pedro es mexicano y es deportista.
Pablo es mexicano y es deportista.
Luis es mexicano.
Por tanto, Luis es deportista.
Ejemplo G-G
Todos los veracruzanos son hospitalarios.
Todos los poblanos son hospitalarios.
Todos los hidalguenses son hospitalarios.
Por tanto, todos los mexicanos son hospitalarios.
Ejemplo G-P
Todos los leones son felinos y tienen pulmones.
Todos los pumas son felinos y tienen pulmones.
Todos los tigres son felinos y tienen pulmones.
La pantera rosa es un felino.
Por tanto, la pantera rosa tiene pulmones.
Argumentos analógicos
Ejemplo P-P
Barack Obama es norteamericano y es presidente.
Por tanto, Barack Obama es presidente.
Ejemplo G-G
Todos los felinos son mamíferos.
Todos los gatos son felinos.
Por tanto, todos los gatos son mamíferos.
Ejemplo G-P
Todos los felinos son mamíferos.
Silvestre es un felino.
Por tanto, Silvestre es un mamífero.
Ejemplo P-G
Este zorro corrió hacia la colina.
Por tanto, es posible que los zorros corran hacia las colinas
(p. 68).
1 es mayor que 0.
Por tanto, todo número mayor que 1 es mayor que 0.
Conclusiones
Referencias
A LEPH
FALACIAS Y VERDADES EN
LAS JUSTIFICACIONES
ACTUALES DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES*
*
El presente trabajo fue presentado como ponencia en las V jornadas internacionales
de Derecho Natural, organizadas conjuntamente por el Centro de Estudios para el
Derecho y la Ética Aplicada de la Facultad de derecho de la Pontificia Universidad
Católica de Chile y la Cátedra Internacional Ley Natural y Persona Humana de la
Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica Argentina, en Santiago de
Chile, Octubre de 2009.
**
Doctor en Ciencias Jurídicas. Profesor titular de Filosofía del Derecho de la Facultad
de Derecho de la Universidad Católica de Buenos Aires, Argentina.
349
Recibido septiembre 17 de 2010, Aceptado diciembre 24 de 2010
D ÑO 24, -ISSN
AÍKAION VOL. 0120-8942, AÑO
19 NÚM. 2 - CHÍA,24 - VOL. 19
COLOMBIA - DNICIEMBRE
ÚM. 2 - 349-372
2010 - CHÍA, COLOMBIA - DICIEMBRE 2010
DANIEL ALEJANDRO HERRERA
RESUMEN
Palabras clave
Derechos humanos, derechos fundamentales, falacia, verdad, razón positivista,
razón procedimentalista, razón práctica, metafísica, antropología.
350
ABSTRACT
In this article it pretends to show the fallacies and truths of the different
actual justifications of the Essentials Rights. Precisely, being the problem
of the rational justification, will focus the question on the problem of the
reason and the extent of their knowledge. To better manage the exposure
of the different foundations, they will be classified in three lines: 1) posi-
tivistic reason; 2) proceduralist reason; 3) practical reason.
Key words
Human rights, essentials rights, fallacy, true, positivistic reason, proceduralist
reason, practical reason, metaphysics, anthropology.
351
D
AÑO 24, -ISSN
ÍKAION VOL. 0120-8942, AHÍA
19 NÚM. 2 - C ÑO ,24 - VOL. 19
COLOMBIA - DNICIEMBRE
ÚM. 2 - 349-372
2010 - CHÍA, COLOMBIA - DICIEMBRE 2010
DANIEL ALEJANDRO HERRERA
1. Planteo de la cuestión
Hace más de 40 años, más precisamente en 1965, el famoso filósofo político y jurí-
dico italiano Norberto BOBBIO publicaba en la Rivista Internazionale di Filosofía del
Diritto su conocido artículo “Sui fondamento dei diritto del’uomo”, donde plantea-
ba que a esta altura de los acontecimientos, con la positivización de los derechos
humanos a través de las declaraciones y los tratados internacionales, el problema
del fundamento ha perdido gran parte de su interés. Según su opinión, ya no se
trata de buscar otras razones o, como pretenden los iusnaturalistas, la razón de
las razones, más bien, el problema de fondo actual es no tanto justificarlos, sino
el de su garantía y protección1.
Sin duda que es muy importante garantizar y proteger los derechos y de esto se
ocupan hoy fundamentalmente el Derecho Constitucional, el Derecho Internacio-
nal Público y las distintas disciplinas jurídicas a fin de hacer operativos y tutelar
los derechos en los diferentes ámbitos: civil, penal, laboral, etc. Ahora bien, esta
importante y necesaria tarea no es sustitutiva del problema de la fundamentación
de los derechos que siempre es imprescindible plantearse, e intentar dar respuesta
por distintas razones. En primer lugar, para aclarar y delimitar el tema que esta-
mos abordando, porque hoy por hoy las expresiones derechos humanos, y la más
precisa de derechos fundamentales, son particularmente ambiguas dando lugar a
distintas interpretaciones, muchas veces incluso contradictorias como sucede con
las últimas “generaciones de derechos” (de cuarta, quinta, sexta, etc.). En segundo
lugar, para dirimir si las declaraciones de derechos son constitutivas, creando nue-
vos derechos donde antes no existían, o son simplemente declarativas de derechos
preexistentes que por tanto deben tener otro fundamento. Por último, porque el
problema de la fundamentación es la cuestión central de la Filosofía del Derecho.
352 1
Cfr. Norberto BOBBIO, “Sui fondamento dei diritto del’ uomo”, en Rivista Internazionale di Filosofía del Diritto, fasc.
II, (1965), pp. 308-309.
Esta concepción positivista ha sido la razón de ser del conocido Círculo de Vie-
na, que a partir de la década de los veinte del siglo pasado, y hasta la segunda
2
Jürgen HABERMAS, Las bases premorales del Estado Liberal, diálogo con el Cardenal Joseph RATZINGER en la Aca-
demia de Baviera, enero de 2004, en La Nación, 28 de junio de 2005.
3
Robert ALEXY, “Menschenrechte ohne Metaphysik?”, Deusche Zeitchrift fur Philosophie, 52, trad. Eduardo R.
Sodero, 2004, pp. 15-24. 353
4
Augusto COMTE, Curso de filosofía positiva, Buenos Aires, Libertador, 2004, pp. 10 y ss.
D ÑO 24, -ISSN
AÍKAION VOL. 0120-8942, AÑO
19 NÚM. 2 - CHÍA,24 - VOL. 19
COLOMBIA - DNICIEMBRE
ÚM. 2 - 349-372
2010 - CHÍA, COLOMBIA - DICIEMBRE 2010
DANIEL ALEJANDRO HERRERA
guerra mundial, juntara filósofos y científicos, entre los que encontramos tanto
matemáticos y físicos, como juristas y sociólogos. Entre los juristas se destacaba
Hans KELSEN con su concepción positivista y formalista neokantiana del Derecho.
Justamente, en el plano del pensamiento jurídico, la atención se centró en la es-
tructura y la forma del sistema jurídico y en las fuentes sociales del Derecho, en
desmedro de los contenidos del mismo en términos de justicia-injusticia que que-
daban sujetos al arbitrio del poder político de turno.
Entre los autores que influyeron en este grupo podemos destacar a D. HUME, G.
FREGE, E. MACH y el primer WITTGENSTEIN5. Lo que más allá de las diferencias en su
pensamiento tienen en común todos estos pensadores, y que será una nota esen-
cial de la identidad del Círculo, es la actitud contraria a la metafísica. Sin embargo,
hay que hacer algunas distinciones. Al respecto es clara la posición antimetafísica
de HUME al decir que los libros de teología y metafísica debían ser arrojados a las
llamas6. En cambio, el primer WITTGENSTEIN, en el Tractatus logico-philosophicus,
distingue entre lo que puede ser expresado (las proposiciones de las ciencias na-
turales) y lo que sólo puede ser mostrado (lo metafísico, lo ético, lo trascendente).
En el Prólogo señala: “Cabría acaso resumir el sentido entero del libro en las pa-
labras: lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que
no se puede hablar hay que callar”7. Por otra parte, el último WITTGENSTEIN, identi-
ficando significado con uso, sustituye el único lenguaje lógico como figura de los
hechos que propuso en el Tractatus, por una pluralidad pragmática de lenguajes
(juegos de lenguaje) orientados a la acción, a la praxis. Sin embargo, no cambia
su posición respecto a la metafísica. En realidad, a diferencia de los positivistas
lógicos del Círculo de Viena (WITTGENSTEIN no era positivista, ni integró el Círculo,
aunque influyó mucho en él especialmente a través de uno de sus fundadores
como es el caso de M. SCHLICK), no era antimetafísico, sino que como lo metafísi-
co no podía expresarse, para él las proposiciones metafísicas no eran falsas, sino
absurdas, sin sentido y por eso lo mejor era no decir nada. En consecuencia, lo
metafísico es inexpresable, solo puede ser mostrado y de esto se ocupa la místi-
ca, no la filosofía8.
5
Cfr. Martín FARRELL, La metodología del positivismo lógico-su aplicación al derecho, Buenos Aires, Astrea, 1979,
pp. 22 y ss.
6
Cfr. David HUME, Investigación sobre el entendimiento humano, citado por Martín FARRELL, ibíd., p. 26.
7
Ludwig WITTGENSTEIN, Tratactus logico-philosophicus, Prólogo, trad. de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera, Madrid,
Alianza, 1993, p. 11.
354 8
Cfr. Juan Carlos Pablo BALLESTEROS, “Metafísica y Lenguaje en Ludvig Wittgenstein”, en Gladius, 39, (1997),
p. 19. En el mismo sentido, Francisco LEOCATA, Persona, lenguaje, realidad, Buenos Aires, Educa, 2003, pp. 40 y ss.
En realidad, como lo demuestra John FINNIS, los destinatarios de esta objeción hu-
meana no son los que cultivan una ética realista clásica (ni ARISTÓTELES, ni TOMÁS
DE AQUINO), sino más bien los partidarios de un iusnaturalismo racionalista, como
por ejemplo Joseph BUTLER, Ralph CUDWORTH y particularmente Samuel CLARKE13.
9
Cfr. David HUME, Tratado de la naturaleza humana, tomo II, par. I, sect. I, in fine: “En todos los sistemas de
moral que he encontrado hasta aquí, he reparado siempre que el autor procede durante algún tiempo según
la forma ordinaria de razonar, que establece la existencia de Dios o hace observaciones sobre la condición hu-
mana; después he tenido de pronto la sorpresa de encontrar que en lugar de las cópulas es o no es, habituales
en las proposiciones, no encuentro sino proposiciones donde el vínculo está establecido por el debe o no debe.
Este cambio es imperceptible, pero resulta sin embargo de la mayor importancia. En efecto, como estos debe o
no debe expresan una nueva relación y una nueva afirmación, resulta necesario explicarlas; y al mismo tiempo
se dé la razón de lo que parece inconcebible por completo: como se puede deducir esta nueva relación de otras
que son enteramente diferentes”.
10
Henri POINCARÉ, últimos pensamientos, p. 225: “Si las premisas de un silogismo están las dos en indicativo, la
conclusión estará también en indicativo. Para que la conclusión pueda ser puesta en imperativo se necesitaría al
menos que una de las premisas fuese ella misma imperativa. Ahora bien, los principios de la ciencia, los postu-
lados de la geometría están y no pueden estar más que en indicativo; todavía pertenecen a este mismo modo las
verdades experimentales y en la base de las ciencias no hay ni puede haber ninguna otra cosa. En consecuen-
cia, el dialéctico más sutil puede hacer malabarismos con estos principios como quiera, combinarlos, disponer
los unos sobre los otros. Todo lo que se obtenga estará en indicativo. Nunca obtendrá un enunciado que diga:
haz esto o no hagas aquello, es decir, una proposición que confirme o contradiga la moral”, citado por Georges
KALINOWSKI, El problema de la verdad en la moral y en el derecho, Buenos Aires, Eudeba, 1979, p. 23.
11
Cfr. Carlos Ignacio MASSINI CORREAS, La Falacia de la falacia naturalista, Mendoza, Edium, 1995, p. 20.
12
Cfr. Georges KALINOWSKI, El problema de la verdad en la moral y en el derecho, ob. cit., 1979, p. 19. 355
13
Cfr. John FINNIS, Ley Natural y Derechos Naturales, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1980, p. 72.
Ahora bien, parece ser el propio HUME el que viola el principio por él proclamado
cuando sostiene que hay que rechazar todo sistema de ética, por más sutil e in-
genioso que parezca, que no se funde en los hechos y en la observación14. Al res-
pecto señala FINNIS:
“En la medida en que su opinión ‘predominante’ es que los juicios morales son jui-
cios sobre qué características y acciones despiertan aprobación o desaprobación
en los hombres (de modo que como dice Hume, los sistemas de ética deberían estar
‘fundados en hechos y observaciones’), Hume obviamente intenta lograr la deriva-
ción lógicamente ilegítima”15.
Como señala Sergio COTTA, los que sí violan el principio o ley de Hume son los pro-
pios positivistas al derivar normas a partir de hechos. Del hecho de la existencia
del Derecho positivo no podemos concluir que deba ser obedecido16.
Después de la segunda guerra mundial, el positivismo duro cae en una crisis pro-
funda, terminal, ante la imposibilidad de dar una respuesta a la fundamentación
de los derechos humanos frente a sus violaciones sistemáticas dentro del marco de
ordenamientos jurídicos formalmente válidos y eficazmente vigentes. Esta situación
hace que aparezcan varios intentos neopositivistas (unidos a la filosofía analítica
que le da el soporte lógico al lenguaje positivista) que buscan compatibilizar una
concepción positivista descriptiva del Derecho con la necesidad de reconocer la
existencia, fundamentación y garantía de los derechos humanos, como es el caso
de H. L. A. HART con el discutido contenido mínimo de moralidad o de Derecho
natural17. Por su parte, otros positivistas prefieren ser coherentes con sus postu-
lados, aún a costa de no resolver el problema del fundamento del orden jurídico
y de los derechos fundamentales, como es el caso de A. ROSS: “Puedo considerar
a cierto orden como un orden jurídico, y al mismo tiempo entender que mi deber
moral más alto es derrocarlo”18. Entre ambas posturas podemos ubicar a Norberto
BOBBIO con aquélla con la que abrimos este escrito19.
14
Cfr. David HUME, Investigación sobre la moral, Buenos Aires, Losada, 1945, p. 33.
15
John FINNIS, ob. cit., p. 71.
16
Cfr. Sergio COTTA, “Seis tesis sobre las relaciones sobre el derecho natural y el derecho positivo”, en Persona y
Derecho, 8, 1981, pp. 151 y ss.
17
Cfr. H. L. A. HART, El concepto de derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1977, pp. 239 y ss.
18
Alf ROSS, Sobre el derecho y la justicia, Buenos Aires, Eudeba, 1974, p. 34.
19
Cfr. Norberto BOBBIO, “Sui Fondamento dei diritto dell’ uomo”, ob. cit. En nuestra doctrina esta fundamentación
356 es sostenida por Eduardo RABOSSI conforme lo señala Genaro R. CARRIÓ, Los derechos humanos y su protección,
Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1990, p. 21.
“tomo nota de que el positivismo jurídico está en crisis, no sólo como ideología y
como teoría, como lo demás yo mismo ya había admitido, sino también como modo
de aproximación al estudio del Derecho. He comenzado diciendo que el positivis-
mo jurídico nació como elección científica, pero me sea permitido reconocer ahora
que detrás de la elección científica había una exigencia política. Políticamente, el
positivismo es la aceptación del status quo. En cuanto tal, es buena o mala según
se considere buena o mala la situación a conservar […] ¿Quereis una conclusión?
Habiendo venido con la idea de concluir: el positivismo ha muerto, viva el positivis-
mo. Me parece en cambio, que nos iremos exclamando: el positivismo ha muerto,
viva el iusnaturalismo”20.
Como señala Rodolfo VIGO, a partir de allí BOBBIO pasa de la concepción estructu-
ralista formalista kelseniana a otra funcionalista promocional del Derecho: Dalla
estructura alla funzione21.
20
Norberto BOBBIO, Discurso final en la tavola rotonda sul positivismo giuridico, citado por Rodolfo VIGO, Perspectivas
filosóficas contemporáneas, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1991, p. 126.
21
Cfr. Rodolfo VIGO, Perspectivas filosóficas contemporáneas, ibíd., p. 126.
22
Pedro SERNA, Prólogo al libro de Juan Bautista ETCHEVERRY, El debate sobre el positivismo jurídico incluyente, Méxi- 357
co, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, p. XVII.
23
H. L. A. HART, El concepto de derecho, ob. cit., p. 137.
24
Cfr. Gustavo ZAGREBELSKY, “Diritto per valori, principi regole (a proposito della doctrina dei principi di Ronald
Dworkin)”, en Cuaderni Fiorentini, 31, (2002), tomo II, pp. 865-897, citado por Francesco VIOLA, “Los derechos
humanos: ¿una nueva forma de derecho natural?”, en Renato RABBI-BALDI CABANILLAS (Coord.), Las razones del
derecho natural, Buenos Aires, Ábaco de Rodolfo Depalma, 2008, p. 172.
25
Cfr. Francesco VIOLA, “Los derechos humanos: ¿una nueva forma de derecho natural?”, ob. cit., p. 171-172.
358 26
Cfr. Luigi FERRAJOLI, Derechos y garantías. La ley del más débil, Madrid, Trotta, 1999, p. 66.
27
Cfr. Ibíd., p. 37.
No voy a descubrir nada, ni a ser original, si digo que RAWLS es hoy uno de los po-
pes del pensamiento filosófico político contemporáneo. Incluso respecto a nuestra
temática ha sido uno de los que ha revalorizado a su manera la idea de justicia
28
Cfr. Sergio COTTA, “Seis tesis sobre las relaciones sobre el derecho natural y el derecho positivo”, ob. cit., p. 151
y ss.
29
Cfr. Arthur KAUFMANN, La Filosofía del Derecho en la posmodernidad, Bogotá, Temis, 1998, p. 39. 359
30
Cfr. Georges KALINOWSKI, El problema de la verdad en la moral y en el derecho, ob. cit., p. XIII.
Sin perjuicio de ello su teoría, más allá del pretendido y no siempre bien justifica-
do carácter empirista que él pretende darle, es un constructo artificial de la razón
a partir de una hipótesis básica que es la posición original de igualdad, donde las
personas ignoran cuál va a ser la posición que van a tener en la sociedad (velo de
ignorancia). Esto los lleva a acordar, mediante un contrato social hipotético (versión
aggiornada del contractualismo moderno), los dos principios de justicia básicos
referidos especialmente a los derechos y deberes sobre los que se apoya toda la
estructura social: 1) iguales libertades para todos, con los mismos derechos y de-
beres; 2) igualdad de oportunidades y justificación de las diferencias sociales (de
riqueza, poder, etc.) en lo que llama el principio de diferencia que las admite en
tanto y en cuanto al mismo tiempo redunden en beneficio de los menos aventaja-
dos. Incluso entre los principios existe un cierto orden porque el segundo supone
la existencia y garantía del primero. Como él mismo sostiene, esta concepción no
es original sino que está construida sobre la matriz kantiana donde los principios
de justicia operan al modo de imperativos categóricos. No porque sea una interpre-
tación rawlsiana del pensamiento de I. KANT, sino más bien (como él mismo dice)
porque se trata de una interpretación kantiana de su teoría de la justicia como
imparcialidad o equidad, que tal como la propone sería una primera parte de una
teoría moral integral que él denominaría rectitud como imparcialidad o equidad31.
31
Cfr. John RAWLS, Teoría de la Justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 29.
360 32
Cfr. John RAWLS, El derecho de gentes, Barcelona, Paidós, 2001; Justicia como equidad. Una reformulación, Bar-
celona, Paidós, 2002.
básicas y sus reglas de prioridad33. DWORKIN, por su parte, realiza una objeción
parecida, pues si bien comparte los dos principios de justicia que coinciden con el
principio “de igual consideración y respeto”, propuesto por él, no está de acuerdo
con su justificación a través de un contrato hipotético, al que considera totalmente
innecesario, además de negarle su carácter contractual34. Para DWORKIN, dentro de
un modelo constructivo, estos derechos en serio que constituyen los principios son
naturales, aunque no entendidos en forma ontológica o metafísica35.
33
H. L. A. HART, “Rawls on liberty and its priority”, en University of Chicago Law Review, 40-3, (1973), pp. 542-555;
reproducido por Norman DANIELS (comp.), Reading Rawls, New York, Basic Books, 1975, pp. 239-252. Ambos
citados por John RAWLS, The Basic Liberties and Their Priority, trad. Jorge Vigil Rubio, University of Utah Press
and Cambridge University Press, 1982, p. 30.
34
Cfr. Ronald DWORKIN, Los Derechos en serio, Barcelona, Ariel, 1999, pp. 385-388.
35
Cfr. ibíd., p. 267.
36
Jürgen HABERMAS, Las bases premorales del Estado Liberal, ob. cit. p.31.
37
Jürgen HABERMAS, Facticidad y validez, Madrid, Trotta, 1998, p. 95: “El sentido de esta validez jurídica solo se
explica por la simultánea referencia a ambos polos, es decir, a la validez social o fáctica, es decir, a la vigencia,
por un lado, y a la legitimidad o validez, por otro. La validez social de las normas jurídicas se determina por el
grado de imposición, es decir por la aceptación que cabe esperar en el círculo de los miembros de la comuni-
dad jurídica de que se trate. […] Por el contrario, la legitimidad de las reglas se mide por la desempeñabilidad o
resolubilidad discursiva de su pretensión de validez normativa, y en última instancia atendiendo a si han sido
producidas en un procedimiento legislativo que quepa considerar racional, o a si por lo menos hubieran podido
ser justificadas desde puntos de vista pragmáticos, éticos y morales. La legitimación de una regla es indepen-
diente de su imposición o implementación fáctica. Pero a la inversa, la validez social y el seguimiento fáctico
de las normas varía con la fe en su legitimidad por parte de los miembros de la comunidad jurídica, y esa fe
se apoya a su vez en la suposición de legitimidad, es decir, de la fundamentabilidad de las normas de que se
trate”. En otras palabras, agrega: “La positividad del derecho lleva aneja la expectativa de que el procedimiento
democrático de producción del derecho fundamente o funde una presunción de aceptabilidad racional de las
normas estatuidas. […] Pues sin respaldo religioso o metafísico, el derecho coercitivo, cortado a la medida de
un comportamiento al que no se exige sino que se ajuste a la ley, sólo puede conservar ya su fuerza de integra-
ción social haciendo que los destinatarios de esas normas jurídicas puedan a la vez entenderse en su totalidad
como autores racionales de esas normas. Por este lado el derecho moderno se nutre de una solidaridad que se 361
concentra en el papel de ciudadano y en última instancia proviene de la acción comunicativa”.
Ahora bien, aquí es importante resaltar que la objeción de HABERMAS a RAWLS (dentro
del mismo pensamiento posmetafísico) se centra en la cuestión de la fundamenta-
ción o justificación racional de la teoría, o sea, respecto a su valor epistemológico.
HABERMAS opone el carácter veritativo del consenso frente a la neutralidad propia
de la noción de razonabilidad rawlsiana. Por eso, RAWLS considera que la doctrina
38
Cfr. Jürgen HABERMAS y John RAWLS, Debate sobre el liberalismo político, trad. Gerard Vila Roca, introducción a
cargo de Fernando Vallespín, Barcelona, Paidós, 2000, p. 65.
39
Ibíd., p. 66.
362 40
Jürgen HABERMAS, Las bases premorales del Estado Liberal, ob. cit., p.39.
41
Carlos NINO, Ética y derechos humanos, Barcelona, Paidós, 1984, p. 243.
Arthur KAUFMANN critica ambos modelos, pues la pretensión de hacer derivar prin-
cipios de contenido sustantivo de un mero procedimiento formal de argumenta-
ción es lógicamente una falacia (procedimentalista), pues nada puede obtenerse
en la conclusión que no esté contenido en las premisas45. Como dice MASSINI, la
falacia procedimentalista es similar a la que Otfried HÖFFE ha denominado fala-
cia normativista, para oponerla a la supuesta “falacia naturalista”, y que consiste
en la pretensión, completamente ilegítima, de extraer normas concretas de con-
tenido, sólo de normas generales formales46. Por otra parte, el procedimiento es
construido a partir de las intuiciones de contenido que se quieren justificar por
un lado, y por otro, se pretende derivar estas intuiciones de aquel procedimiento
cayendo en una justificación circular que no justifica nada, lo que constituye ló-
gicamente una falacia.
42
Jürgen HABERMAS y John RAWLS, Debate sobre el liberalismo político, ob. cit., pp. 84 y 85.
43
Eduardo Martín QUINTANA, Filosofía jurídica, política y moral en Jürgen Habermas, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni
Editores, 2007, p. 27.
44
Cfr. Jürgen HABERMAS, Facticidad y Validez, ob. cit., pp. 65-67.
45
Arthur KAUFMANN, La filosofía del derecho en la posmodernidad, ob. cit., p. 49
46
Carlos Ignacio MASSINI CORREAS, “Del positivismo analítico a la justicia procedimental: la propuesta aporética de 363
John Rawls”, en Persona y Derecho, 44, (2001), p. 194.
Atento a que, según sus propios dichos, no se puede ir más atrás de KANT y de su
pensamiento procesal, plantea una superación del esquema sujeto-objeto. En la
verdad que consistiría en la perfección del acto de conocimiento, podemos distin-
guir un aspecto o momento objetivo que proviene del mismo objeto común y un
aspecto o momento subjetivo que se refiere a los juicios provenientes de distintos
sujetos, pero que convergen sobre el objeto o tema común. En este sentido, la teoría
de la convergencia de la verdad (que no es ni sólo objetiva, ni sólo subjetiva, sino
subjetiva-objetiva) se ubica en un punto intermedio entre la teoría de la correspon-
dencia de la ontología sustancial propia tanto del pensamiento iusnaturalista que
atribuyó contenido absoluto al Derecho, como del positivismo legalista que iden-
tificó al Derecho con la ley positiva (dada como algo enteramente objetivo)48, y la
teoría consensual del funcionalismo propio del pensamiento constructivista proce-
sal puro, tanto en el modelo del contrato (RAWLS) como el del discurso (HABERMAS)49.
47
Cfr. Arthur KAUFMANN, La filosofía del derecho en la posmodernidad, ob. cit., pp. 42-43.
48
Cfr. Ibíd., p. 41.
49
Cfr. Ibíd., p. 46 y ss.
364 50
Arthur KAUFMANN, “El renacimiento del derecho natural de la posguerra y lo que fue de él”, en Renato RABBI-BALDI
CABANILLAS (coord.), Las razones del derecho natural, Buenos Aires, Abaco de Rodolfo Depalma, 2000, p. 246.
Para responder esto, sostiene ALEXY que es de una importancia decisiva el que los
derechos humanos presuponen más una metafísica (en el sentido de la filosofía
trascendental de KANT) que una ontología. Entonces, cuando el individuo hace uso
de la —para él— necesaria competencia del afirmar, interrogar y argumentar, en
tal uso presupone el reconocimiento del otro como participante del discurso con
51
Cfr. Arthur KAUFMANN, Filosofía del Derecho, Bogotá, Universidad Externado, 1999, p. 278. 365
52
Josef PIEPER, El descubrimiento de la realidad, Madrid, Rialp, 1974, p. 15.
53
Cfr. Robert ALEXY, ¿Derechos humanos sin metafísica?, Anuario de la Asociación Argentina de Filosofía del Dere-
cho, Ideas y Derecho, Buenos Aires, 2008, p. 24.
366 54
Cfr. Adela LÓPEZ MARTÍNEZ, El debate anglo-americano contemporáneo sobre la teoría tomista de la ley natural,
Roma, Edizioni Universitá Della Santa Croce, 2006.
“Nunca hemos dicho que no se pueda pasar de verdades metafísicas y/o fácticas
junto con principios del razonamiento práctico a conclusiones normativas. Nues-
tro punto más bien era que no puede haber deducción válida de una conclusión
normativa sin un principio normativo y de este modo que los primeros principios
prácticos no pueden derivarse de especulaciones metafísicas”55.
De esta manera, hacen suyo el principio o ley de Hume que establece que no se
puede pasar de premisas descriptivas en el orden del ser a conclusiones normati-
vas en el orden del deber ser. Por tanto, para justificar racionalmente conclusiones
normativas, por lo menos una de las premisas de las que se parte tiene que ser
normativa. En realidad, en Hume el ser se reduce al mero factum (al hecho como
fenómeno que percibo) por lo que es lógicamente imposible derivar conclusiones
prescriptivas de proposiciones puramente descriptivas de hechos.
55
John FINNIS y Germain GRISEZ, “The Basic Principles of Natural Law: A Reply to Ralph Mc.Inerny”, en The Ameri-
can Journal of Jurisprudence and Legal Philosophy, 26, (1981), p. 24, citado y trad. Adela LÓPEZ MARTÍNEZ, ob.
cit., p. 167.
56
Cfr. Georges KALINOWSKI, El problema de la verdad en la moral y en el derecho, ob. cit., pp. 134 y concordantes;
Concepto, fundamento y concreción del Derecho, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1982, pp. 89 y ss.; Carlos Ignacio
MASSINI CORREAS, La Falacia de la falacia naturalista, ob. cit.; Daniel Alejandro HERRERA, “¿Es posible una argu-
mentación más allá del iusnaturalismo o del iuspositivismo?”, ob. cit., p. 194.
57
Cfr. Georges KALINOWSKI, El problema de la verdad en la moral y en el derecho, ob. cit., p. 118. Adela LÓPEZ MARTÍ-
NEZ, El debate anglo-americano contemporáneo sobre la teoría tomista de la ley natural, ob. cit., p. 80.
58
Cornelio FABRO, Percepción y pensamiento, Pamplona, Eunsa, 1978, p. 277, citado por Lamas FÉLIX, en La expe- 367
riencia Jurídica, Buenos Aires, Instituto de estudios filosóficos Santo Tomás de Aquino, p. 269.
En suma, todo conocimiento (ya sea teórico o práctico) se funda sobre la noción de
ser porque lo que primeramente cae bajo la aprehensión es el ente y así, mientras
la inteligencia o razón teórica contempla el ser bajo la razón de verum (verdad), el
intelecto o razón práctica lo considera bajo la razón de bonum (bien). Por tanto, al
ser un trascendental convertible con el Ser, el Bien y lo bueno no son definibles
por el género próximo y la diferencia específica, ni son objeto de un concepto pro-
piamente dicho, sino más bien de un juicio por el cual afirmo o niego algo60. Por
esto, respecto al realismo clásico, no sólo no le es aplicable una indebida deriva-
ción del ser al deber ser, sino que tampoco es alcanzada por la supuesta “falacia
naturalista” de MOORE que denuncia la violación de la indefinibilidad del bien o
de lo bueno.
Por otra parte, afirma también que si bien no es necesario remontarse a Dios
para justificar el razonamiento práctico que se deriva de los primeros principios
evidentes de la ley natural, admite su inclusión como una explicación adicional
necesaria, de la misma manera que sostiene que si bien se puede explicar el mo-
vimiento molecular sin referirse a un creador increado, no implica que no sea ne-
cesario una explicación adicional y que la existencia de un creador increado (Dios)
no sea esa explicación62.
59
Cfr. TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, I-II, q. 94, a. 2.
60
Cfr. Carlos Ignacio MASSINI CORREAS, La Falacia de la falacia naturalista, ob. cit., p. 38; Daniel Alejandro HERRERA,
“¿Es posible una argumentación más allá del iusnaturalismo o del iuspositivismo?”, ob. cit., p. 195.
368 61
Cfr. John FINNIS, Ley Natural y Derechos Naturales, ob. cit., p. 67.
62
Cfr. Ibíd., p. 81.
5. Conclusión
En la actualidad nos movemos en una concepción antropocéntrica, donde hay
una impresionante y a veces hasta exagerada revalorización de la antropología, no
de la antropología fundada en el ser o en la naturaleza del hombre, sino de una
antropología empírica o constructiva, ya sea que por su propia limitación episte-
mológica estudie el fenómeno humano sin llegar a las raíces de su ser, o que al
negar una esencia humana (al modo como lo hace J. P. SARTRE, por ejemplo) la
construya libremente sin reconocer límites objetivos que surgen del propio ser del
hombre63. Al decir de E. TUGENDHAT, la antropología ha desplazado a la metafísica
como filosofía primera64.
Frente a este panorama es pertinente recordar el llamado realizado por Juan Pa-
blo II en Fides et ratio 83:
63
Cfr. Jean Paul SARTRE, El existencialismo es un humanismo, Buenos Aires, Ediciones del 80, 1984.
64
Cfr. Ernst TUGENDHAT, Antropología en vez de metafísica, Barcelona, Gedisa, 2007. 369
65
Juan Pablo II, Fides et Ratio, 83.
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372
Universidad de Murcia
España
La abstracción formal y la
validación del razonamiento inductivo
Introducción
Suelen admitirse normalmente dos métodos generales en el conoci-
miento científico: la deducción y la inducción. En efecto, puesto que la
ciencia es un conocimiento derivado o mediato, ha de presuponer siem-
pre unos principios o puntos de partida. Ahora bien, estos pueden ser de
dos clases, o bien superiores y más universales respecto del objeto de la
ciencia, o bien menos universales o más particulares. En el primer caso, se
procede por deducción, en el segundo, por inducción.
Por ello, para Aristóteles y los aristotélicos, la deducción es un proceso
que camina desde lo más universal a lo menos universal; y la inducción
éTtayoY'n {ep^goge), que procede desde lo particular y cercano a los senti-
dos, a lo universal. La deducción silogística utiHza el término medio para
demostrar la conexión entre sí de los extremos de la conclusión, mientras
que, en la inducción, se prueba que un extremo conviene al medio por un
tercero. En otras palabras, en la deducción silogística se utilizan premisas
en las que el término medio se halla unido a ambos extremos: es término
de mediación que conecta ambos extremos, uno más universal, otro más
particular, mientras que la inducción toma, no un medio para ver la cone-
xión de los extremos, sino que prueba que un predicado determinado con-
viene a un sujeto común o universal, ya que conviene a los singulares de
suyo o per se; esto es, como algo esencial o derivado necesariamente y de
modo constante de la esencia.
Y ¿cómo sabemos que conviene a los individuos de modo esencial, si la
esencia individual no es definible; y necesario, si lo individual es contin-
gente, ya que puede ser o no ser; y constante si no examinamos todos los
casos en todos los tiempos?
130 LORENZO VICENTE-BURGOA
'Cf. Anal. Poster. I, 18 (81 a 40). "Duplex est modus adquirendi scientiam. Unus quidem per
demonstrationem, alius autem per inductionem. Diffenint autem hi duo modi, quia demonstratio
procedit ex universalibus; inductio autem procedit ex particularibus" (TOMAS DE AQUINO, In Post.
Analyt. I, lee. 30, n. 251.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 131
3. El problema de la inducción
Se entiende, pues, por conocimiento inductivo el que procede desde lo
particular a lo universal', sea éste una forma o estructura esencial, una
definición, una ley dinámica constante, un juicio hipotético o condicio-
nal, un teorema, o cualquier enunciado o juicio universal.
Si tenemos en cuenta que nuestro conocimiento del mundo material, e
'Cf. Analyt. Priora, II, c. 23 (68 b - 69 a); Post. Analyt. I, 18 (81 a 39-40); II, 3 (90 b 15; II, 7 (92
a 37); Metaphys. I, 9 (992 b 33); VI,l(1025 b 15).; TOMAS DE AQUINO: In Post. Analyt. lee. 1, n II-
lee. 30, nn. 251-253, ete.
'Así se entiende desde ARISTÓTELES, si por tal entendemos lo que él'denomina ÍTia.-íwyr\. Cf.
Post. Analyt. I, 1(71 a 6); Metaphys. I, 9 (992 b 33); VI, 1 (1025 b 15); ToMÁs DE A Q U I N O , In Post.
Analyt. lee. 1, n. 11; lee. 30, nn. 251-253, ete.
134 LORENZO VICENTÉ-BURGOA
Planteamientos
Nos hallamos, pues, ante el grave problema de la inducción y de su justi-
ficación crítica. Al parecer, dificultades de tipo lógico y epistemológico,
parecen levantarse contra la validez y certeza posibles .del proceso inducti-
vo. Baste recordar una objeción, conocida ya desde Aristóteles' y presenta-
da modernamente como objeción crucial por Hume y los empiristas: que
un proceso inductivo que vaya desde los singulares a la obtención de leyes
o verdades universales no estaría justificado epistemológicamente ni sería
siquiera lógicamente válido, si no es sobre la base de observar o experimen-
tar todos los casos singulares (enumeración completa) ya que, de lo contra-
rio, la conclusión universal iría mucho más allá de lo que permiten las pre-
misas, que es la experimentación de los hechos singulares. Ahora bien, es
evidente que en la mayoría de los casos resulta absolutamente imposible la
experimentación o comprobación de todos los casos singulares posibles, que
pueden ser infinitos. Por tanto, es imposible justificar el proceso inductivo.
Se apela a una experimentación "suficiente", que es algo convencional...
Cabrían, de entrada, dos soluciones o respuestas: o se justifica a priori, por
'Cf. ARISTÓTELES; Analyt. Post. I, 5; ef. También: TOMÁS DE AQUINO: In Poster. Analyt. I, lee.
12, nn.106-108.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 135
Un poco de historia
No pretendemos en modo alguno trazar ahora la historia de las doctri-
nas inductivas, sino solamente delinear brevemente el curso de las ideas
principales.
Aristóteles atribuye a Sócrates el haber tratado acerca del razonamien-
to inductivo, mediante su arte de la "mayéutica", como técnica de divi-
siones y preguntas bien dirigidas para llegar a la definición universal'.
En Platón se encuentra ya el uso del término griego tnayzlv en el sen-
tido de inducir a un niño a adquirir un conocimiento o de introducir un
testimonio para basar una doctrina. Por otra pane, aunque sin el carácter
técnico de conocimiento científico, en Platón se apunta a la experiencia
como despertadora {anamnesis) de los conceptos universales, que según él
serían innatos en el alma'.
'"Dos son las cosas que cabe atribuir en justicia a Sócrates: los razonamientos inductivos y las
definiciones universales. Y ambas están cienamente en el principio de la ciencia" (ARISTÓTELES,
Metaphys., XIII, c. 4; 1078 b 27-29, [trad, de Tomás Calvo Martínez. Madrid: Gredos, 1998]; cf.
también Ib., 1086 b 2-6).
'Cf., Fedon 66 b, 101 e; Parmenides 130 a; Repub. 454 a; Filebo 16 b-c
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 137
esencia (el quid est), sino la existencia, el est aut non est". En donde se hace
referencia ya a la ineficacia de la prueba por enumeración™, a no ser que
se suponga o se acepte que se trata de una enumeración completa". Lo
cual parece coincidir con el texto de los Primeros Analíticos, en donde se
apela a la enumeración completa", con las dificultades insuperables que
eso implica.
"Anal. Poster. JI, 7 (92 b 1-2): "Ñeque enim demonstrabit inducens per singularia cum manifes-
ta smt, quoniam omne sic, eo quod nihil aliter est. Non enim quid est demonstrat, sed quoniam
est aut non est" (Trad, latina de Moerbecke).
Tomás de Aquino hace el siguiente comentario esclarecedor:
"...praedicta via non est syllogistica; quamvis cognoscere faciat quodquidest per alium modum.
Et hoc non est inconveniens, scilicet quod aliquid alio modo manifestetur quam per syllogismum.
Ule enim qui utitur inductione, non probat syllogistice, sed tamen aliquid manifestât" (In Post.
Anal, II, lee. 4, n. 450). Un poco antes: "Quod autem per viam divisionis (resolutionis) non pos-
sit aliquid syllogizari probat [Aristoteles] per hoc, quod in via divisionis non ex necessitate sequi-
tur conclusio, existentibus praemissis... sed ita se hahet in via divisionis, sicut et in via inductionis.
Ille enim qui inducit per singularia ad unversale, non demonstrat neque syllogizat ex necessitate...
Proceditur enim via divisionis cum, accepto aliquo communi quod per multa dividitur, remo-
to uno, concluditur alterum. Puta, si entium aliud est animal et aliud inanimatum, habito quod
homo non sit inanimatum, concluditur quod sit anima; sed ista conclusio non sequitur, nisi res-
pondens det quod homo vel sit animal vel inanimatum.
Et est attendendum quod satis convenienter comparavit divisionem inductioni... Utrobique enim
oportet supponere quod accepta sint omnia quae continentur sub aliquo communi: alioquin nee
inducens poterit ex singularibus acceptis concludere universale, nee dividens ex remotione quarun-
dam partium poterit concludere aliam. Patet igitur quod inducens, facta inductione quod Socrates
currat et Plato et Cicero, non potest ex necessitate concludere quod omnis homo currat, nisi detur
sibi a respondente quod nihil aliud continetur sub homine quam ista quae inducta sunt. Similiter
etiam nee dividens, si probaverit quod hoc coloratum non sit album nee pallidum, non potest ex
necessitate concludere quod sit nigrum, nisi detur sibi a respondente quod nihil aliud contineatur
sub colorato nisi ea quae assumpta sunt in divisione". {In Post. Analyt II lee 4 n 446)
'°Cf. Analyt. Post., II, c. 7 (92 a 38)
"Con todo, lo anterior no debe tomarse como definitivo, pues pertenece, al parecer, a un con-
texto del proceso disputativo, que suele seguir Aristóteles. Por ello, en los capítulos siguientes vuel-
ve sobre el tema de cómo establecer la definición y el quod quid est, para lo cual da reglas y adver-
tencias decisivas.
Así lo entiende también Tomás de Aquino: "Postquam philosophus disputative inquisivit quali-
ter cognoscatur definitio et quod quid est, hic déterminât veritatem" (In Post. Analyt. TI, lee. 7, n.
470). Así pues, a partir de este momento, que corresponde al texto aristotélico y que Aristóteles Ini-
cia efectivamente diciendo: "Debemos ahora revisar lo que venimos diciendo y considerar qué argu-
mentos son válidos y cuáles no lo son; qué es la definición; y si la esencia es demostrable y defini-
ble en algún sentido o absolutamente en ninguno" (Analyt. Post., Il, c. 8, 93 a 1-3).
"Cf. Anal. Primer., I, c. 23. En este texto Aristóteles pone un ejemplo famoso, que pudiera pro-
ponerse así: El hombre, el caballo y la muía son animales sin hiél. El hombre, el caballo y la muía
viven largo tiempo. Luego todos los animales sin hiél viven largo tiempo. Aquí el término medio sería
la enumeración de los singulares. Pero ello solamente sería válido si se presupone o se concede que
"todos" los animales sin hiél son el hombre, el caballo y la muía. Ahora bien, el mismo Aristóteles
sabe y admite en otras obras que esos no son los únicos animales sin hiél: cf. Histor. Animal., U, 15.
(506 a 20). En De Part. Animal., atribuye a los antiguos (jAnaxágoras?) la idea de que la ausencia de
bihs es causa de vida larga; y menciona otros animales, como delfines, camellos, ciervos, etc. (677 a 15
- b 1). Compárese este texto de Prim. Anal, con el de Anal Poster., O, c. 5 (91 b 35 y ss)
Obsérvese, además, que en el ejemplo no se trata de individuos, ni siquiera de "particulares" indi-
viduales, sino de "especies" exigiéndose la enumeración completa, al menos como presunta. Por otra
parte, cuando se da una enumeración completa de los particulares, ¿no se tiene de hecho ya la tota-
lidad universal aunque determinada? ¿No equivaldría ello entonces a un proceso, no desde un parti-
cular al universal, sino desde la totalidad de los particulares a lo universal.' Sería, pues, más bien una
deducción ocuha o equivalente y, por ello mismo, una inducción impropia. Volveremos sobre esto.
140 LORENZO VICENTE-BURGOA
*'E1 texto del Aquinate es muy esclarecedor de todo esté pasaje aristotélico. Extractamos los tex-
tos siguientes;
"Ulteriormente manifiesta [Aristóteles] lo que había dicho anteriormente respecto a que del
experimento de los singulares se obtiene el universal. Y señala que lo anteriormente dicho y no de
modo completo, esto es, cómo mediante el experimento de los singulares se forma el universal en
el alma, se ha de tratar de nueVo a fin de explicarlo mejor.
Así pues, SI se toman muchos singulares, que poseen de manera común [indifferenter) algo exis-
tente en los mismos, eso común, en lo que no difieren, recibido en el alma, es lo primero univer-
sal, sea ello lo que sea, tanto si pertenece a la esencia de los singulares, como si no. Por ejemplo, si
hallamos que advenimos que Sócrates, Platón y otros muchos son indiferentes en cuanto a la cua-
lidad de la blancura, tomamos eso común, lo blanco, como el universal, que [en este ejemplo] es
[un predicado] accidental. De modo similar, si encontramos que Sócrates, Platón y muchos otros
poseen en común {indifferenter) la racionalidad, esto común en lo que no se diferencian, el ser
racional, lo tomamos como el [predicable] universal, que en este caso es la diferencia.
Y cómo pueda tomarse eso común, lo explica [Aristóteles] en lo que sigue. Es claro que lo sin-
gular propiamente y de suyo (per se) es algo que se percibe por los sentidos, aunque el sentido es
ya también en cierto modo (quodammodo) perceptivo del universal. Así [el sentido] percibe a
Calias, no solamente en cuanto es [el individuo] Calias, sino también en cuanto es este hombre, y
lo mismo a Sócrates, como este hombre. Y de aquí que, a partir de tal percepción sensible, la mente
intelectiva puede considerar al hombre bajo ambos aspectos {in utroque). Si resultara que el senti-
do percibiera solamente el carácter particular y en modo alguno percibiera de algún modo la natu-
raleza universal en lo particula.-, sería imposible que de la percepción sensible pudiera generarse en
nosotros el conocimiento del universal.
Y esto mismo lo manifiesta [Aristóteles] en el proceso que va desde las especies al género. Por
ello añade que en ellos, esto es, en el hombre y el caballo, [la idea de] el alma permanece a través
de la consideración hasta que se llega a algo no particularizaba (impartibile) en ellos, y que es el
universal. Por ejemplo, consideramos tal o cual animal, el hombre y el caballo, hasta llegar a [la
idea común de] animal,- que es género; y luego hacemos algo similar hasta llegar a un género supe-
rior. Y dado, pues, que recibimos el conocimiento de lo universal a panir de los singulares, con-
cluye [Aristóteles]^ que es clara la necesidad de que los principios universales primarios sean cono-
cidos por inducción. Así pues, por la vía de la inducción, el sentido forma el universal interior-
mente en el alma, en cuanto se consideran todos los singulares" (TOMAS DE AQUINO, In Post.
Analyt., U, lec. 20, nn. 594-595. Traducción propia.
Cf. también: S. ALBERTO MAGNO: In Poster. Anal. U, tract. 7, c. 4; In Topic, I, tract.3, c. 4;
JUAN, DE STO. TOMAS. Cursus Philos., I, Lógica I P, Lib. 3, c. 2;. I P, q. 8, a. 2; ZARABELLA, J.: In
ducs Aristotelis libros Posteriorum Analyticorum Commentan'a (Venice 1582); MARITAIN, J.: El
orden de los conceptos (Buenos Aires: Club de Lectores, 1975) pp. 331-362; VERNEAUX, P.:
Epistemología Generalffl,5 (Barcelona, Herder, 1981); BONNIN AGUILO, F.: Lógica e introducción
al saberfilosófico(Madrid, 1976) pp. 267-68; C. FABRO: Percepción y Pensamiento (Pamplona-
EUNSA, 1978 ) p. 267 y ss.; etc.
"Por su pane, Hamelin escribe: "A pesar de las apariencias, el punto de vista de Aristóteles no
es el de la extensión y, al menos en su teoría de la inducción, no es su punto de vista principal.
Hemos tenido ya la ocasión de indicar que, para él, el universal no es solamente algo que se pre-
dica de todos, sino que es sobre todo, lo necesario. Si esto es así, el verdadero problema de la induc-
ción consiste para Aristóteles en captar lo necesario más allá de lo contingente. Y no se trata de
saltar desde unos pocos a todos. La última palabra de Aristóteles acerca de la inducción se halla
pues en el último capítulo del Libro Segundo de los Analíticos, y en textos similares. Inducir con-
siste en servirse de la sensación como de una intuición racional (o como dice en el libro de la Moral
a Nicómaco, VI, 12, 1143 b, 5: "...e singularibus universale. Horum igitur oponet habere sensum;
hic autem est intellectus"). En un acto singular el espíritu capta el ser necesario, que se halla inclu-
so en lo individual, y lo universal no es más que una cualidad derivada, que se deduce de lo nece-
sario" HAMELIN, O: Le système d'Aristote. Paris: Alcan,1976, p. 258; (trad, propia). Cf. también
SOLMSEN, F., Die Entwiklung der aristotelischen Logik und Rhetorik (Berlin, 1929); MANSIÓN, A.,
"L'origine du syllogisme et la théorie de la science chez Aristote" en Mansión (Ed.) Aristote et les
problèmes du méthode (Louvain 1961); ENGBERG-PEDERSEN, T., "More ou Ari.stotelian Epagoghe",
Phronesis 1979 (24); MILLAR, A., Reasons and experience, (Orford: Clarendon Press-Oxford Univer.'
Press, 1991); NICOD, J., Le problème logique de l'induction, (Paris, 1962 ); FABRO, C , Percepción y
142 LORENZO VICENTE-BURGOA
Autores modernos
El tema de la inducción ha sido abordado modernamente en innumera-
bles tratados, tanto por científicos como por filósofos.
Con el nominalismo, se lleva a cabo una crítica acerva del conocimien-
to abstracto, por lo que posteriormente se ignora casi todo sobre él.
Hume y el empirismo son un ejemplo de tal ignorancia y de las conse-
cuencias negativas para solucionar el problema de la inducción. El padre
del empirismo moderno no ve cómo pueda justificarse lógicamente y con
rigor el paso desde los hechos particulares a la ley universal si aquéllos no
se pueden observar en su infinita multiplicidad. Por consiguiente, la ley
universal estricta sería una consecuencia que desborda la experiencia: la
conclusión va más allá que las premisas. Con lo cual, la universalidad cien-
tífica sería una generalización más o menos gratuita y sin fundamento; o
se apela a un fundamento convencional, de visión colectiva, de analogías
y de creencias en la uniformidad de la naturaleza. Así pues, la ciencia natu-
ral no puede conseguir jamás una universalidad estricta ni una certeza
apodíctica^'. Es el denominado "problema de Hume".
pensamiento, ed. cit. p. 267 y ss.; ROBIN L. El pensamiento griego (México: Uthea, 1962), pp. 241-
242; POPPER K., Et desarrollo del conocimiento científico: Conjeturas y refutaciones, (Madrid, 1967);
RESCHER, N . : Induction. An Essay on the Justification of Inductive Reasoning (1972) BARNES,
JONATHAN; Aristotle's Posterior Analytics (Oxford: Clarendon Press, 1975) pp. 249-260.
"C. FABRO: Percepción y pensamiento p. 283-284 (Pamplona: EUNSA, 1978).
" Ya Aristóteles advierte que si por ejemplo pudiéramos advertir por el sentido que los ángulos
de un triángulo son equivalentes a dos rectos, todavía se seguirla necesitando la demostración, pues
el sentido es de lo singular y la ciencia requiere un conocimiento universal: cf. Analyt. Poster., I, c.
31 (88 a 9-12). Apud TOMÁS DE AQUINO, In Poster. Analyt., I, lee. 42, n. 378.
Según Hume: "Al estar determinados por costumbre a trasladar el pasado al futuro en todas
nuestras inferencias, cuando el pasado ha sido absolutamente regular y uniforme, esperamos el
acontecimiento con la máxima seguridad y no dejamos lugar alguno para la suposición contraria...
Cuando un gran número de experiencias en determinado momentos concurren en un mismo
hecho, lo fortalecen y confirman en la imaginación, engendran el sentimiento que llamamos cre-
encia y dan a su objeto preferencia sobre el objeto contrario que no es apoyado por un número
semejante de experiencias... Que cualquiera intente explicar esta operación de la mente desde cual-
quiera de los sistemas de filosofía recibidos, y se dará cuenta de la dificultad que esto entraña..."
(HUME, D., Investigación sobre el conocimiento humano, sec. 6, trad, de J. Salas Ortueta, Madrid:
Alianza, 1980, pp. 82-83).
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 143
"En el sistema aristotélico-tomista, en este paso complejo desde el sentido externo hasta la inte-
ligencia, se ha de contar especialmente con la cooperación y el trabajo de los sentidos internos, par-
ticularmente el sensorio común y la facultad llamada cogitativa: cf. TOMÁS DE AQUINO: In Ethic.
Nichom. VI, lec. 9, nn.l249, 1253, 1255. Volvemos enseguida sobre ello.
146 LORENZO VICENTE-BURGOA
"' Debemos remitirnos a lo que hemos estudiado anteriormente, tanto respecto de la sensación
y la experiencia sensible, como respecto de la actividad abstractiva. Como complemento y pro-
fundización insuperable de todo ello remitimos a la obra clásica de C. FABRO, Percezione e Pensiero,
traducción española de J. F. Lisón, Percepción y pensamiento (Pamplona: EUNSA, 1978), especial-
mente los ce. IV-VIII.
"Cf. KANT: KrV. A 137-145, B 176-187.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 147
to" desde "arriba"; mientras que, para los aristotélicos, vendría puesto
"desde abajo" aunque en ambos viene a ser como una función unificado-
ra necesaria de las multiplicidad de las experiencias sensibles, antes de su
tratamiento intelectuaP*. Ello se mostraría, por ejemplo, en cómo, al pro-
poner a un niño que pinte un árbol, lo ejecuta dibujando, no un árbol
concreto, sino una especie de "esquema" común. Los mismos diseños o
planos de un arquitecto son "esquemas" un tanto abstractos de la obra a
realizar, que pueden multiplicarse en infinidad de singulares. O bien,
cuando queremos diseñar el sistema de funcionamiento de una máquina
de vapor o de un motor de explosión, recurrimos a un "esquema" abs-
tracto, que es la "forma abstracta", lo esencial del mismo prescindiendo de
los materiales de la máquina y de todo lo accidental.
Así pues, nosotros pasamos desde lo singular concreto a lo universal, a
base de una preparación de los materiales por la sensibilidad interna, espe-
cialmente la imaginación y la cogitativa. Esa elaboración consiste en uni-
ficar las sensaciones múltiples y dispersas, a base de comparar, clasificar y
eliminar las diferencias, manteniendo lo común y constante, todavía a
nivel de lo singular concreto, pero ya eliminadas múltiples circunstancias
individuales.
A esta labor concurren especialmente nuestros sentidos internos. Uno,
el centro común de la sensibilidad (sentido o sensorio común, según los
aristotélicos) realizando la integración y codificando los datos aportados
por los diversos sentidos externos; otro, h fantasía, expresando con vive-
za y claridad la forma {Gestalt) y la estructura, así como las relaciones
estructurales de los objetos; otro, la memoria, reteniendo las diversas
experiencias y experimentos; finalmente, la llamada estimativa o "cogita-
tiva", comparando, calculando, analizando y valorando (de co-agitare:
revolver conjuntamente algo) para llegar a formar un juicio correcto
sobre lo particular, pero con vistas a lo universal y constante. Es, pues,
ésta última una facultad de juicio concreto y de exploración, de confron-
tación, de deliberación, en una palabra, de procesamiento de datos expe-
rimentales, para llegar a descubrir lo universal y lo constante de lo real".
"Cf. FABRO, C , PercezioneePensiero, c. V. Cf. también nuestro estudio.- "¿Intuición pura o abs-
tracción formal?", en Pensamiento, 58 (2002), pp. 80-88.
"Tal es la función múltiple que se le atribuye a la "cogitativa', llamada también "razón parti-
cular". Así p. e. Tomás de Aquino dice: "De aquí que entre las partes sensibles del alma se coloca
una potencia, llamada 'razón particular' o bien 'cogitativa', que es procesadora (collativa) de las
concepciones [intentiones) particulares" (In Ethic. Nichom. VI, lee. 1, n. 1123). "...y así como per-
tenece a la inteligencia en lo universal el juicio absoluto acerca de los principios primeros, y a la
razón le pertenece el discurrir desde los principios a las conclusiones, así respecto de lo particular
corresponde a la facultad cogitativa, llamada 'entendimiento' [particular] el juicio absoluto res-
pecto de los singulares... Y se llama 'razón particular' porque discurre de un particular a otro"
{Ihid., lee. 9, n. 1255). Expresamente se la relaciona con la capacidad inductiva para llegar a lo uni-
versal. Cf. Ihid. n. 1249; In Metaphys., I. lee. 1, n. 15.. S.UeoL, I, 78, 4; S. Ueot,. I-II, 74, 3.1m; In
de anima. II, lee. 13, nn. 397-398. etc.
Psicología moderna y cogitativa.
"La experiencia está sujeta al orden y progresa hacia el orden: si el entendimiento es el princi-
pio del orden, es de suponer que el entendimiento es 'de algún modo' inmanente a la experiencia.
Toda la dificultad está en explicar de qué modo. En el tomismo, tal inmanencia es explicada, en el
148 LORENZO VICENTE-BURGOA
orden de la naturaleza y de la constitución del ser, como una especificación trascendental que a
partir del entendimiento tienen todas las potencias cognoscitivas y aquellas que dependen inme-
diatamente de ellas; en el orden dinámico de la operación, como una subordinación que el sentido
tiene respecto al entendimiento, cuanto más se halla en relación con el objeto y con la función cer-
cana a él. Cuando se dice que en el hombre el sentido participa del entendimiento se expresan con
un solo término ambos momentos de tal dependencia.
Tengo la impresión de que la psicología postgestaltista se ha ido acercando a esta concepción,
olvidada casi en los mismos ambientes más interesados, en formas frecuentemente explícitas e
insistentes, a partir únicamente de la fenomenología y del análisis nocional de los problemas. (...)
El ejercicio de la percepción no supone una mera repetición de actos, como creía el asociacionis-
mo, sino que implica una 'rectificación', con frecuencia bastante exacta, de los datos. La percep-
ción final es una conclusión de un proceso de mejora, que presenta todas las características del
razonamiento cuyos puntos sobresalientes son la fijación de un cierto contenido, la evocación
consciente, en el bloque de los contenidos perceptivos, del contenido que interesa, la elaboración
sintética de los contenidos parciales y finalmente la aparición del contenido global unificado...
Salzi llega a aproximar en un proceso idéntico a la física científica y al proceso de percepción: en
ambos casos la cualidad del conocimiento tiene como origen el pensamiento y la misma forma de
este pensamiento. (...) Es necesario pues reconducir la sensibilidad a la inteligencia... Para llevar a
cabo tal empresa, continúa Pradines, es necesario volver a recoger el proyecto, aunque no propia-
mente el itinerario, de Leibniz, de volver a encontrar la razón en el fondo de la sensibilidad" (C.
FABRO, Percepción y Pensamiento, Pamplona: Ed. EUNSA, 1978, pp. 231-233).
"In de anima, II, lee. 13, n. 397. Esta facultad tendría por objeto propio la naturaleza del ser
material en su singularidad concreta: Opuse. De principio individuationis, n. 5 (de autenticidad con-
trovertida).
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 149
en estos deben entrar también los del pasado y los del futuro... Es el pro-
blema de la inducción tal como lo propone Hume aunque ya era conoci-
do por Aristóteles y los escolásticos.
Pero resulta que en las ciencias experimentales se hacen frecuentemente
conclusiones universales del tipo: "Todo X tal que...", p. e., "el agua pura
—toda agua pura o destilada— hierve en torno a los 100° C"; "la luz se
mueve a una velocidad constante máxima de unos 300.000 km/s ó 3x10"';
leyes físicas, químicas y biológicas; hechos como "el fuego quema", "los
graves caen a tierra", etc. Estas afirmaciones se comprueban, incluso sin
excepción alguna. Por lo que, por otra parte, exceden la certeza de mera
probabilidad estadística. Y, de hecho, les damos una certeza científica com-
pleta y sin reservas.
Incluso hay ciencias que utilizan habitualmente la inducción incomple-
ta, como las ciencias sociales en las encuestas, en las que se comprueba el
resultado a través de una muestra o exploración finita de casos, con tal de
que sea una "muestra significativa". La certeza de tales exploraciones, si
bien se considera global o referida al conjunto de elementos, suele ser o
puede ser con todo muy elevada según un porcentaje confirmado por la
encuesta o exploración. La prueba es que, tal porcentaje se confirma fre-
cuentemente, siquiera con un grado de aproximación que descarta la mera
coincidencia, y, cuando no se confirma, suele ser por defectos de plantea-
miento o falta de "verdadera significatividad" en la muestra explorada.
Pero hemos indicado al principio otra forma de inducción, en la que no
se procede por enumeración propiamente o, al menos, la observación
multiplicada de casos no aporta una certeza mayor a partir de un deter-
minado número de observaciones. Incluso, a veces la observación de un
solo caso puede ser suficiente para establecer la regla o ley universal: es el
caso de inducción por ab-ducción o extracción de la "forma", "ley",
"estructura" o cualidad universal mediante un proceso de intuición abstrac-
tiva formal. Este procedimiento no camina por la inclusión cuantitativa,
sino por la comprehensión intensiva. Se trata de ver, no que tal caso es un
caso particular de un hecho, que incluye muchos casos iguales, sino que
es un caso en el que se da necesariamente y no accidentalmente una
"forma", que viene a ser el predicado universal o su fundamento.
Evidentemente, el pensamiento nominalista y empirista puros, que han
descartado la actividad abstractiva a pesar de ser un hecho psicológico nor-
mal en nuestra vida cognoscitiva, solamente pueden recurrir a la abstrac-
ción por enumeración incompleta, con el resultado de conclusiones
inciertas o, a lo sumo, probables. En esta línea de pensamiento se encuen-
tran dificultades insuperables para la justificación de la inducción.
En cambio, una vez admitida y descrita debidamente la abstracción for-
mal como abstracción intensiva o como intuición abstractiva, que es la
intuición más propia de la mente humana, ello nos permite una justifica-
ción de la inducción, incluso cuando termina en conclusiones estricta-
mente universales.
152 LORENZO VICENTE-BURGOA
4.4. La universalización
Es, por así decirlo, el ultimo acto o término del proceso inductivo. Este
acto de universalización ha de tener en cuenta el ámbito de los experimen-
tos y mantener la cautela para extensiones y generalizaciones o extrapola-
ciones más allá del tipo de los sujetos experimentados. Así si, por ejemplo,
un biólogo experimenta con ratas de laboratorio una vacuna para curar una
enfermedad, aunque los resultados experimentales fueran positivos, ha de
saber que no son inmediatamente extrapolables sin más a otras especies ani-
males, como el hombre. Es preciso que haya un proceso de aplicación o de
experimentación en otras especies para poder llegar a la fórmula universal
De esta manera, la ley o resultado final se ha de mantener dentro de los
límites del ámbito experimental procesado debidamente. En todo caso, la
justificación desde un caso o varios casos paniculares al ámbito específico
o común está garantizado por la garantía crítica de todo proceso inductivo.
Antes, otra observación: la pluriformidad del proceso inductivo según
los diferentes tipos de ciencias o saberes. Al ser aproximadamente el
mismo el punto de partida, que es lo concreto, lo que sucede en este caso
o en el otro, hic et nunc, etc.; sin embargo, la forma buscada o el carácter
típico que se investiga, el quid de cada cosa, no es ni puede ser el mismo
en las diferentes ciencias.
Ello pudiera advenirse fácilmente en las mismas ciencias del mundo
físico, como la Física, la Química o la Biología, la Astronomía, etc. Así
mediante el análisis químico se accede al conocimiento y discernimiento,
tanto cualitativo como cuantitativo, de los componentes materiales de un
compuesto químico. El análisis biológico puede orientarse tanto a anali-
zar los componentes, por así decirlo, esenciales o estructurales, como los
comportamientos constantes y característicos de las diversas especies de
plantas y animales.
Se advierte especialmente esta diferencia de procesos inductivos entre
los diferentes géneros de ciencias, como son las ciencias naturales, la mate-
mática y la metafísica. Si bien existe siempre una semejanza analógica
entre ellas, como procesos racionales para llegar a la verdad de sus objetos
propios, siendo estos objetos formales muy distintos, es claro que también
lo serán los procesos respectivos, aunque se trate de procesos que deno-
minamos analíticos, abstractivos o inductivos.
Así, la inducción matemática no trata ni parte de casos individuales o
singulares, sino ya bajo un cierto tipo de abstracción formal: esto es, tra-
baja ya con formas abstractas. Por ejemplo, no afirma que 5 + 5 son 10,
smo partiendo de que se trata de unidades homogéneas abstractas. O cuan-
do establece la fórmula del cuadrado de la suma: (a + b)' = a'-)-b'-f-2ab. No
lo hace sino a partir de casos particulares, pero ya abstractos: es decir, que
sean cuales quiera los valores deay h ,el resultado es siempre equivalen-
te a lo que se establece en la fórmula después del signo de igualdad. Del
mismo modo, el teorema de Pitágoras no se establece a partir de ver lo que
ocurre en un triángulo determinado, pintado en este papel, sino a base de
lo que necesariamente corresponde a todo triángulo rectángulo como tal.
Por tanto, se pane ya de un cieno nivel de abstracción formal.
En los experimentos de física se pane de la observación de casos con-
cretos individuales, aquí y ahora: así para ver la temperatura de ebullición
del agua, he de observarlo y medirlo en este caso concreto, con el agua que
tengo en este recipiente aquí y ahora. De modo similar, el metafísico ha
de analizar el sujeto propio que es el ser como tal, aunque lo contemple
154 LORENZO VICENTE-BURGOA
Hay casos, sin embargo, en que todavía no sabemos si es algo casual, indi-
vidual, contingente o es algo específico, determinado de alguna manera.
Así, por ejemplo, si en un dado sale el mismo número tres o cuatro veces
seguidas, todavía pudiera ser algo casual. Por lo que, al no excluirse total-
mente la casualidad, no tenemos ceneza, sino simple probabilidad o sospe-
cha de que se trata de un dado cargado. Mas si sigue apareciendo el mismo
resultado en tiradas sucesivas, incluso aunque en alguna tirada no se cum-
pla, no nos queda duda de que es un dado falsificado o cargado. ¿Por qué
estamos seguros de ello? Porque es la única explicación racional: es la razón
necesaria y suficiente de tal hecho. Pero, como vemos, hay una gradación
desde la sospecha a la probabilidad y luego a la certeza. Con todo, ello indi-
caría que se requieren un número "suficiente" de pruebas o experimentos
para establecer la no contingencia o individualidad de un resultado.
Pudiera haber casos en los que fueran posibles varias hipótesis explica-
tivas: o varias "razones suficientes " de un hecho, en cuanto no contin-
gente, sino "normalizado" o "determinado" hasta cierto erado. Esto sie-
nihca Igualmente que el proceso inductivo debe seguir adelante hasta ir
descartando soluciones o hipótesis de manera segura. Y ello puede impli-
car mucho trabajo de investigación y mucho tiempo. Mas, si al final se
consigue "aislar" la hipótesis y explicación correcta, ello será a base de dar
con la "clave", es decir, con la causa verdadera de los casos observados. Es
entonces cuando el proceso inductivo llega a su fin.
Por tanto, no se puede confundir el proceso inductivo en su estado de
ejecución, en el que quizás solo obtengamos certeza de probabilidad, con
el proceso completo. Y esto parece importante, pues a veces se juzga de la
inducción desde una forma incompleta o inacabada.
Es lo contrario de la deducción: en ésta parece que, si es válida, ha de
serlo desde el principio, esto es, desde el momento en que se propone el
razonamiento. Se diría que interviene más la intuición racional. Aunque
eso tampoco parece correcto. Lo que interviene es la "evidencia racional",
que es más rápida, por así decir, en la deducción que en la inducción. Y
ello es comprensible, ya que para el proceso inductivo se requieren nor-
malmente muchas consideraciones previas y concomitantes, muchas prue-
bas y gran precaución en las sucesivas eliminaciones de hipótesis.
Mientras que en la deducción, la validez del argumento o se ve desde el
principio o simplemente se rechaza.
" Por ello, ya Aristóteles excluye de la ciencia demostrativa este tipo de inducciones por divi-
sión: cf. Anal. Post., II, 5 (91 b 35 y ss.).
158 LORENZO VICENTE-BURGOA
"Esta es también, según creo, la interpretación que hace Hamelin de los textos aristotélicos: Cf.
HAMEUN, O., Le système d'Aristote, Paris: Alean, 1976, p. 258). Cf. también. FABRO, C , Percepción
y pensamiento, ed. cit. p. 267 y ss.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 159
" Cf. E. HUSSERL, Erfahrung und Urteil, III, cap. 2, § 87, d). Traducción castellano de J. Reuter:
Esperiencia y Juicio, México: UNAM, 1980.
160 LORENZO VICENTE-BURGOA
"Dice Aristóteles: Ka6óXou ôè Xeyo) ó óv Kaià navxóí TE OnápxTi Kai KaO'aÚTO Kai
íí auTO. Analyt. Post. I, c.4 (73 b 25-27): "Por atributo 'universal', entiendo algo que pertenece a
un sujeto como predicado en todos los casos del mismo, le pertenece per se y como tal"
("Universale autem dico quod cum, de omni sit, et per se, et secundum quod ipsum" Trad. lat. de
Moerbeke). Cf. Metaph., V, c. 18. Como dice Tomás de Aquino: "Universale scilicet praedicatum
est quod et de omni est, idest universaluer praedicatur de subiecto, et etiam per se, scilicet inest ei,
Idest convenit subiecto secundum quod ipsum subiectum est. Multa enim universaliter de aliqui-
bus praedicantur quae non conveniunt eis per se et secundum quod ipsa (...); quae autem per se
insunt, ex necessitate insunt" {In Anal. Poster. I, lec. 11, nn. 92-93); "oportet quod quid est uni-
versaliter et affirmative praedicari de re cuius est... lo esencial-específico debe ser predicado de
modo universal y afirmativo de la cosa de la cual es esencial..." {In Post. Analyt., II, lec. 7, n. 472).
Cf. la penetrante exposición tomista: In Post. Analyt. I, lecc.9-12, nn. 76 y ss.; In Metaph.. V, lec.
19, nn. 1050-1057.
Se dirá que Aristóteles lo estudia a propósito de la demostración, por tanto de la deducción. Eso
es cierto. Pero en el fondo son condiciones de cualquier tipo de inferencia legítima. Que perte-
nezcan a la inferencia deductiva, no significa que no puedan pertenecer a la inductiva. Antes bien,
en cuanto se trata de "inferencias" racionales, parece justo que estas condiciones lógicas y psicoló-
gicas se apliquen a ambas.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 161
"Excusamos la siguiente aclaración, atendiendo a los que quizá no dominen la terminología. Per
se y per accidens no se identifican con substancia y accidente; no son predicamentos en el sentido
aristotélico, sino "predicables", esto es, se refieren al modo como un predicado conviene a un suje-
to, si es de manera extrínseca y accidental ( per accidens, sintéticamente) o bien de modo intrínse-
co, necesario (per se, analíticamente).
""Cf. ARISTÓTELES, Anal. Post. II, 5 (91 b 35): T. DE AQUINO: In Post. Analyt., II, lee. 4, n. 450.
" Esto responde, como es fácil advertir, a los famosos "modi dicendi per se" o modos de predi-
cabilidad intrínseca y necesaria, que, según los aristotélicos, se ubican entre los cuatro primeros
predicables de la tabla clásica. Sobre ello, cf. ARISTÓTELES, Post. Analyt., I, c. 4; TOMÁS DE AQUINO,
In Poster. Analyt., I, lec.lO, nn. 83-88; In Metaphys., V, lee. 19, nn. 1050-1057; JUAN PoiNSOT 0. de
Sto. Tomás): Cursus philos., I, Lógica, II P., q. 24, a. 4 (Ed. Reiser, p. 767 y ss.)
164 LORENZO VICENTE-BURGOA
' Cf. ARISTÓTELES, Analyt. Post., I c. 4 (73 a 26 y ss). Según nota Tomás de Aquino: "Oportet
enim in propositionibus demonstrationis aliquid universaliter praedicari, quod significat dici de
omni, et per se, et etiam primo, quod significat universale. Nam omne quod per se praedicatur,
etiam universaliter praedicatur; sed non e converso. Similiter omne quod primo praedicatur, prae-
dicatur per se, sed non convertitur. (...) Tune enim dicitur aliquid de omni (...) quando nihil est
summere sub subiecto de quo praedicatum non dicatur. Per se autem dicitur aliquid praedicari, per
comparationem ad ipsum subiectum, quia ponitur in eius definitione vel e converso (.. ) Primo
vero dicitur aliquid praedicari de altero per comparationem ad ea, quae sunt priora subiecto et
continents ipsum..." {In Post. Analyt., I, lec. 9, n. 78).
"Tomás nota, que este no es un modo de predicar, sino un modo de existir. Cf. In Post Analyt
I lec. 10, n. 87. ' -^ "'
166 LORENZO VICENTE-BURGOA
rado", esto no se dice de la piedra como tal o como mineral sino en cuan-
to es algo extenso y, si el predicado es "canta", esto conviene al hombre
en cuanto músico, no en cuanto médico o filósofo... Así es propio decir
"el músico canta", "el médico cura"; pero es impropio decir "el médico
canta". Por ello, esta condición, de alguna manera, coincide con la ante-
rior, ser Ago per se, y ser un atributo que conviene a un sujeto constante-
mente {semper).
Con estas condiciones podemos decir que es algo peneneciente a la ratio
específica, a lo que no puede no ser (necesario) para la constitución del
objeto. O en todo caso, que no es algo derivado exclusivamente ni pro-
piamente de los caracteres individuales.
Y todo esto es comprobable por medio de experimentos (p. e., una luz
se enciende y se apaga siempre que doy a tal interruptor, sólo cuando lo
acciono y en todos los casos en que lo hago). ¿Puedo pensar que el accio-
nar el interruptor es la causa propia del encendido/apagado, incluso sin
ver la conexión, ni siquiera física (cableado continuo)? Otro ejemplo:
siempre que dejo una cosa sin apoyo, cae a tierra; siempre que acerco una
llama a un objeto combustible, éste arde. Si golpeo con el martillo un
trozo de hierro caliente, éste se estira, etc., etc. Si actúo mediante una
palanca, obtengo un efecto muy superior a mis fuerzas solas, etc., etc.
Cuando algo ocurre siempre, en todos los ejemplos individuales y sola-
mente en circunstancias determinadas, la razón (no la mera costumbre)
me indica que:
• se trata de algo (efecto, cualidad, estructura, etc.) pertenecien-
te, no a los individuos o casos particulares, sino a algo específico
(el tipo). Pues lo individual es diverso para cada caso. Luego, es
una cualidad de orden supraindividual, específica o genérica.
Esto es ya una base de universalidad, pues la forma específica es
multiplicable para "todos" los casos posibles de la misma espe-
cie o género; es predicable distributivamente.
" "Dicit [Aristoteles] quod universale, scilicet praedicatum, est quod est de omni, idest univer-
saliter praedicatur de subiecto, et etiam per se, scilicet inest ei, idest convenit subiecto secundum
quod ipsum subiectum est (...) infert quodam coroUarium ex dictis dicens quod ex hoc, ex quo uni-
versale est; quae autem per se insunt ex necessitate insunt (...) manifestum est quod universalia
praedicata, prout hic sumuntur, ex necessitate insunt rebus, de quibus praedicantur" (TOMÁS DE
AQUINO. In Post. Analyt.. I, lec. 11, nn. 92-93).
168 LORENZO VICENTE-BURGOA
y demonstrantes universale per id quod manifestum est singulare" {Anal. Post., I, 1- 71 a 6-7)
w. I, 18 (81 a 40 - b 4); Ih. II, c. 19.
J70 LORENZO VICENTE-BURGOA
bación empírica de unos hechos. Y ese plus que se requiere no es otra cosa
que lo que es la base y el presupuesto de toda abstracción formal, esto es,
el análisis real de los hechos o su reducción resolutiva en los elementos
fundamentales. Expliquemos esto un poco.
Para que podamos llevar a cabo la "abstracción formal" o captación de
la "forma" o selección de la estructura esencial de algo o de su dinamismo
operativo característico se requiere previamente un discernimiento, o sea,
una visión clara y distinta de los elementos que integran el todo concreto
individual, lo concreto fáctico aquí y ahora, sobre lo que opera el experi-
mentum. Ese discernimiento entre elementos esenciales y necesarios,
imprescindibles, y los accidentales, fortuitos o meramente circunstancia-
les es lo que ha de permitir seleccionar aquéllos, que es lo mismo que "abs-
traerlos" mentalmente del totum concreto individual.
Este análisis (resolutivo), según el pensamiento aristotélico implica,
aparte de la percepción sensible, el procesado racional de los datos sensi-
bles a fin de valorar su importancia relativa en el todo experimentado. Y
tal función corresponde, como ya vimos, tanto a la inteligencia liberado-
ra de lo particular, como a las facultades sensibles internas, especialmente
,a la llamada "estimativa" o cogitativa o "razón particular". Esta facultad es
justamente "procesadora de los datos sensibles en lo individual" {"collati-
va rationum particularium", dice Tomás de Aquino)". A ello se añade
también, según Aristóteles, la actividad de otras facultades sensibles inter-
nas, como el "sensorio común" o centro de control de las sensaciones, y
la memoria, en cuanto almacena los datos de la experiencia anterior, para
confrontarlos (procesarlos) con los posteriores". Así pues, el hombre está
capacitado para llevar a cabo el discernimiento analítico de los datos de la
experiencia, paso previo a lo que llamamos "intuición o abstracción for-
mal" de los datos significativos, esto es, de la forma o estructura necesaria,
esencial y constante, y, por lo mismo, universal, de lo real. Y ello, ya sea
en el plano de la constitución de los seres (estructuras, naturalezas, esen-
cias, compuestos esenciales...), ya sea en el campo de sus actividades carac-
terísticas o propias, su dinamismo operativo (causalidad)"!
Ahora bien, este proceso analítico —que es lo propio de los saberes teó-
'•' "... las cosas variables (contingentes) pueden ser conocidas de dos maneras. Una, atendiendo a
los aspectos (rationes) universales [que hay en ellas]; otra, atendiendo a sus aspectos paniculares.
Los aspectos universales de lo contingente son invariables, y bajo este aspecto se dan de ellas demos-
traciones y su conocimiento pertenece a las ciencias demostrativas. Bajo este aspecto, la ciencia
natural no trata solamente de cosas necesarias e inmutables [incorruptibilibus], sino también de lo
cambiante y lo contingente. Por ello, esta consideración de lo contingente pertenece a la misma
facultad del alma intelectiva que lo necesario y a la que Aristóteles denomina aquí mismo la facul-
tad científica. Y en este sentido caminan las razones aducidas. Bajo otro aspecto, los contingentes
pueden ser estudiados en cuanto algo particularizado; y en este sentido son variables y la potencia
intelectiva no puede versar sobre ello sino por medio de las potencias sensitivas. Por eso, entre las
partes sensitivas del alma se pone una potencia, llamada 'razón particular' [ratioparticulars) o tam-
bién facultad 'cogitativa' {vis cogitativa), que es procesadora {collativa) de los aspectos particulares"
{In Ethic. Nichom., VI, lec. 1, n. 1123). Cf. supra, 3.3.
"Cf. ARISTÓTELES, Metaphys.. I, c. L
" Hoy sabemos que no hay cambio o fenómeno en el universo, que no se produzca sin consu-
mo de energía. Pues bien, esto equivale a decir que no hay efecto sin causa suficiente. La causali-
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 173
ricos (los que buscan la verdad), frente al proceso sintético, más propio de
las ciencias prácticas (las que tienen como fin alguna utilidad práctica)"—
se lleva a cabo sobre lo concreto, el totum singular y complejo. Y proce-
de, en general, desde lo simple a lo compuesto, o sea, desde lo complejo a
los elementos más simples, desde lo fundado a lo fundante, desde lo acci-
dental y externo a lo interno y substancial, desde lo causado (efectos) a las
causas, desde lo posterior en el ser a lo anterior y más primario, etc. Esta
es la resolutio o vía analítica".
Y ello puede llevarse a cabo, en tres órdenes de cosas: en el orden de la
realidad del mundo (análisis real); en el de los conceptos mentales (análisis
conceptual); en el de las palabras (análisis tanto wor/o/og¿co-gramatical,
como sintáctico y semántico).
Ahora bien, a diferencia del sentido kantiano de análisis, que solamen-
te puede entenderse en el orden conceptual o semántico (análisis del con-
tenido de los conceptos o de los significados de las palabras) - y ello por
la simple razón de que en el kantismo no se admite un conocimiento de
lo real en sí— en el aristotelismo se entiende que se trata de un análisis rea-
lísimo, relativo al mundo real, a panir de los datos de la experiencia''.
El mismo proceso, denominado hipotético-deductivo, como método váli-
do para llegar a confirmaciones de hipótesis y formación de teorías cien-
tíficas, es un proceso básicamente inductivo, pues tiene en la experiencia
su inicio (la ocasión y la pauta para formar hipótesis generales) y su fin,
esto es, su confirmación o contrastación.
Tenemos, por tanto, la vía posible para llegar, desde la experiencia con-
creta o individual, a la comprensión, aislamiento y selección de "la forma"
o eïÔos "eidos", o "estructura", o "clave" o "sistema", etc., según las diver-
sas denominaciones y los diversos campos en que se realiza. El que no
siempre se consiga esta claridad analítica o este discernimiento de "lo for-
mal" por las dificultades que opone lo real (complejidad excesiva, variabi-
lidad múltiple, dificultad de acceso a lo más interno, ambigüedad a veces
de los síntomas, etc.) no significa que nunca se consiga o que no pueda lle-
gar a conseguirse; especialmente respecto de aspectos muy comunes y fun-
damentales de la reahdad. El avance en el conocimiento del mundo físico,
de la psicología humana, de los componentes biológicos y de sus relacio-
nes, etc., es prueba de que el hombre puede llegar a "ver" claramente cier-
tos aspectos básicos y universales de lo real, o sea, que a partir de la expe-
riencia y del análisis resolutivo o el procesado de los datos de la misma,
dad es justamente la estructura abstracta que expresa la producción real de algo nuevo o de cam-
bio en el mundo físico (e incluso en el orden psíquico, pues la misma actividad del pensamiento
lleva consigo el consumo de energía cerebral).
"Cf. TOMÁS DE AQUINO, In Ethic. Nichom. I, lee. 3, n. 35.
"Sobre el método analítico, cf. TOMÁS DE AQUINO, In Boeth. De Trinit. q. 6, a 1 3 q- In Metaoh
11, lee. 1. n. 278; In Ethic. Nichom. I, lee. 3, n. 35, etc.
"•Que en esto haya coincidencia con el "realismo" de la ciencia moderna, no parece que pueda
ponerse en duda. Ahora bien, si alguien opina que se trata de "un realismo ingenuo o injustifica-
do , diremos que en el anstotelismo se ha llevado a cabo desde antiguo una crítica sincera y ejem-
plar del alcance de nuestras facultades cognoscitivas; por tanto, no es un realismo acrítico
174 LORENZO VICENTE-BURGOA
"La cual pudiera comprender las siguientes fases principales: "La primera consiste en preparar
la inteligencia para que sea capaz de percibir el sentido de los hechos, es decir, obtener de ellos una
enseñanza, descubrir lo inteligible que llevan en sí. La segunda es simplificar lo más posible los
fenómenos naturales para que su sentido sobresalga más fácilmente, lo 'que equivale a hacer expe-
rimentos. La tercera consiste en elaborar lo que se ha creído ver, es decir, verificar que se ha visto
bien y precisar lo que se ha visto. La cuarta es demostrar la ley que se ha inducido. La clave de todo
este proceso es la coincidencia de una idea con una experiencia. Es, en efecto, el único momento
en que el espíritu entra en contacto con la realidad, es el paso decisivo que da a todo lo demás valor
de verdad. Pero para ello no hay regla ni método, pues es la intuición misma la que constituye el
fondo de la inducción, en cuanto es intuición formal abstractiva" (VERNEAUX, R., Epistemología
general... (Barcelona: Herder, 1981) p. 249.
LA ABSTRACCIÓN FORMAL Y LA VALIDACIÓN DEL RAZONAMIENTO. . . 175
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ĂƌŐƵŵĞŶƚĂĐŝſŶ
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&ĂůĂĐŝĂƐ
Falacias formales y no formales14
Una falacia en sentido general significa toda idea equivocada o creencia falsa; en lógica
se la utiliza desde una óptica más restringida, haciendo alusión a un error de
razonamiento, aquí sucede una particularidad, que tiene que ver con que algunos no son
obviamente incorrectos y se usan comúnmente por ser altamente persuasivos
(principalmente en la argumentación jurídica). Su estudio es provechoso y necesario dado
que a medida que adquiramos mayor familiaridad con ellas evitará que seamos
engañados por las mismas.
No existe una clasificación que haya sido universalmente aceptada, digamos que ha sido
una preocupación constante establecer una que las contenga todas, asimismo la más
adecuada para su estudio es la que distingue en: formales y no formales.
Las primeras debemos analizarlas en conexión con esquemas de razonamiento válido, ya
que son errores evidenciados desde la lógica. En cambio las no formales no cumplen con
las reglas no formales (del contenido y fiabilidad de las premisas, que ya repasamos en
apartados anteriores) son errores de razonamiento en los que podemos caer por
inadvertencia o falta de atención, a la vez ellas se subdividen en falacias de atingencia y
ambigüedad.
Las falacias de atinencia tienen la particularidad que sus premisas carecen de atinencia
lógica con respecto a sus conclusiones, son incapaces de establecer una verdad,
utilizadas para estimular emociones como temor, hostilidad, piedad, entusiasmo, terror,
etc. Ellas son:
14
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 81 a 99
1
2) Argumento dirigido contra el hombre (ad hominem)
A la vez se clasifica en Ofensivo: en este caso en vez de refutar la verdad de lo
que se dice se ataca a quien lo afirma, por esto equivaldría decir que la filosofía de
Bacon es indigna por fue desposeído del cargo de canciller por deshonesto.
Se observa su carácter falaz ya que lo personal carece de importancia lógica para
establecer la verdad o falsedad de un enunciado.
Circunstancial: refiere a la relación entre la persona y las circunstancias que lo
rodean, por ejemplo la réplica del cazador al que se le acusa por sacrificar
animales inofensivos por diversión y él pregunta ¿por qué se alimenta de carne de
ganado inocente? Vemos que no trata de demostrar que es correcto sacrificar
vidas de animales para el placer de los humanos, sino más bien le reprocha a su
crítico que no sea vegetariano. Con este argumento atacamos a la persona que
nos discute, acusándola de contradicción entre sus creencias y prácticas. Vale
resaltar que a menudo logran su propósito, ya que son muy persuasivos, también
se lo denomina “envenenar la fuente” las razones de ellos son evidentes.
2
Caricatura de Charles Darwin como un simio, en la revista Hornet. Se puede
observar que lo representaban con características propias de la rama de los
simios, como manera de burla a su observación de la evolución del simio al
hombre actual. Evidencia la falacia comentada.
Esta forma de argumentar puede usarse en tono hasta ridículo si vemos el caso,
por ej, de un joven que luego de asesinar brutalmente a sus padres, frente a
pruebas abrumadoras que lo comprometían seriamente, hacia un pedido de
piedad al jurado por haber quedado huérfano.
3
Si la medida provoca cambios y se está en contra, arrojará sospechas de
innovaciones arbitrarias y elogiará al “orden existente”, pronunciarán términos
difamatorios, sin intento racional de argumentación; si está a favor de ella hablará
de progreso oponiéndose a los “prejuicios anticuados”. Sobrados ejemplos
invaden nuestra historia nacional, muchas veces imposibilitando el sustento de
una oposición fuerte y enraizada en la convicción republicana.
También en técnicas de publicidad y de ventas se suele manifestar la presencia de
este llamado al pueblo; allí producen la asociación del producto con un resultado/
efecto/sensación/situación etc. que alcanzaremos si lo consumimos; es como si
hechizaran sus productos y nos vendieran sueños e ilusiones.
El político en su campaña electoral argumenta que él debe recibir nuestros votos
porque “todo el mundo “vota por él, de igual manera se nos dice cuál marca de
automóviles o cigarrillos es la mejor, porque es la que más se vende en el país.
Debemos considerar que la aceptación popular de una actitud no demuestra que
sean razonables, ni verdaderas.
http://www.biografiasyvidas.com
Fuente: (Octubre 2004)
En esta imagen vemos a Adolf Hitler (1889-1945) aclamado por el pueblo alemán,
al cual supo convencer luego de la devastadora derrota de la Primera Guerra
Mundial que debía levantarse para reivindicar la nacionalidad; hábilmente utilizaba
técnicas discursivas para instarlo a seguir sus disposiciones. Lo llevarían a la
segunda guerra y un saldo más desfavorable aún que la primera.
4
7) Accidente
Incurrimos en el toda vez que aplicamos una regla general a un caso particular,
cuyas circunstancias hacen inaplicable la regla. Por ej.: la regla general sostiene
que una persona debe pagar sus deudas, puede suceder que la misma esté en
estado de insolvencia y no pueda hacerlo.
Lo que es verdad en general puede no serlo universalmente y sin reservas, porque
las circunstancias modifican los casos.
8) Accidente inverso
También denominado generalización apresurada al comprender y caracterizar
todos los casos de una especie, se puede prestar atención solo algunos de ellos.
Los casos deben ser típicos, no atípicos, porque estos últimos son los que nos
pueden llevar a realizar una falacia de esta clase. Por ej: al ver el valor de los
narcóticos que son administrados por los médicos para los enfermos graves, con
lo que se alivian sus dolores, podemos proponer que los narcóticos estén a
disposición de cualquiera. Estaríamos argumentando vía accidente inverso.
Un niño de Palestina sostiene un cartel que dice: «No somos terroristas». No todas las
personas que viven en Oriente Medio son terroristas, presunción extendida a
consecuencia de la propaganda estadounidense en la llamada "Guerra contra el
terrorismo”.
9) Causa falsa
Esta falacia ha recibido distintas denominaciones como: non causa pro causa y
“post hoc ergo propter hoc”15. La primera es caer en el error de tomar como causa
15
Significa después de esto, por lo tanto, a consecuencia de esto.
5
de un efecto algo que no es su causa real, y la segunda sería la inferencia de que
un acontecimiento es causa de otro sólo porque el primero es anterior al segundo.
Una creencia de pueblos antiguos que relacionaban el hacer sonar sus tambores
como causa de reaparición el sol luego de un eclipse., ofreciendo como prueba
que cada vez que se hicieron sonar los tambores durante el eclipse el sol apareció.
Significado de causa
Ya advertimos la importancia del conocimiento de las conexiones causales, pero debemos
diferenciar las condiciones necesarias de las suficientes; las primeras son circunstancias
que si no están el fenómeno no se produce, por ej.: el humo es la consecuencia necesaria
del fuego.
A es necesario para que B se produzca, donde quiera que exista B ahí existe A. El fuego
no puede ocurrir sin que exista humo; tener 18 años es necesario para obtener la licencia
de conducir, es posible aseverar que una condición necesaria puede ocurrir por sí sola ya
que hay formas de generar humo sin fuego.
En cambio las segundas son aquellas circunstancias en cuya presencia el fenómeno debe
ocurrir, es lo justo o lo adecuado para que la otra cosa exista: A no puede ocurrir sin B, no
puede suceder sin aquello para lo que es condición, no puedes tener una licencia sin 18
años.
6
Es muy frecuente que usemos el término causa tanto como condición suficiente, cuando
queremos que se produzca algo deseable, como necesaria la cual tiene un carácter aún
más usual.
Otro sentido que se le puede atribuir es por él, en el caso de una compañía de seguros
que envía a investigar un incendio misterioso. Ella no está interesada en buscar o
diferenciar entre condiciones necesarias o suficientes, si pretende descubrir la acción que
marque la diferencia entra la aparición y la no aparición del acontecimiento. Aquí entra en
juego otra distinción: causas remotas y próximas.
Causa próxima en este ejemplo será la acción de encender el fuego por el titular de la
póliza.
Causas remotas:
La persona fue instado por su mujer para que gane más dinero.
Exigencias de ella de tener más ropa.
Dado que la vecina se compró un valioso tapado.
Por la especulación en los cereales del marido de la vecina.
Favorecido por el aumento de precios.
Pérdida de cosecha en India, ésta última sería la causa más remota del hecho.
Nunca encontraremos ni lograremos definir una única causa que se ajuste a todos los
requerimientos. Puede haber una pluralidad de causas, en el caso de una muerte puede
darse por una ataque al corazón, envenenamiento, bala, accidente, etc., no podemos
hacer aquí inferencias que vayan desde los efectos a las causas, pero especificaciones
posteriores (autopsia) aclararan el panorama disminuyendo el número de ellas.
Toda vez que usemos la palabra causa estamos relacionándola con efecto, debido a que
están conectados uniformemente: una circunstancia particular causa un efecto particular,
causas similares producen efectos similares.
Las causas que producen ciertos efectos es un caso de ley causal general ya que van
siempre acompañadas de tales fenómenos, no es una relación lógica ni deductiva, sino
que debe descubrirse a priori.
7
Causas principales:
Causas secundarias
&orrespondientes a cada causa principal
8
10) Petición de principios
Falacias de ambigüedad16
Son razonamientos cuya formulación contiene palabras o frases ambiguas; si
retomamos las reglas del lenguaje que vimos paginas atrás, recordaremos que debe
utilizarse un único significado para cada término.
Las siguientes están clasificadas según las distintas maneras en que pueden
presentarse sus ambigüedades:
16
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 104 a 113
9
El equívoco:
La mayoría de las palabras tienen más de un significado literal, si distinguimos
estos diferentes sentidos no tendremos inconveniente alguno, pero si los
usamos dentro del mismo contexto con distintos sentidos, entonces caemos en
el equívoco. El ejemplo tradicional de este tipo de argumentos es:
El fin de una cosa es su perfección
Aquí se confunden dos sentidos distintos del término “fin”, uno como objetivo y otro como
último acontecimiento, ambos son legítimos pero lo ilegitimo es confundirlos. Genera que
la conclusión no sea deducida de las premisas.
Hay una clase de equívoco que se relaciona con los términos relativos, es decir los que
tiene diferentes significados en contextos distintos. Por ej. la palabra “bueno” se la usa
con frecuencia equívocamente, cuando decimos que debe ser una buena persona porque
es un buen matemático.
La anfibología:
Cuando se argumenta con premisas cuyo significado es confuso debido a la
manera descuidada en que sus palabras están combinadas; son premisas
peligrosas, raramente las encontramos en discusiones serias; suelen aparecer
en epígrafes o títulos de periódicos como el siguiente: “un granjero se saltó la
tapa de los sesos después de despedirse afectuosamente de su familia con un
revolver”.
Composición:
Esta falacia se aplica a dos tipos de razonamientos muy vinculados entre si; el
primero se define como llevar el razonar falazmente desde las propiedades de
las partes de un todo, a las propiedades del todo mismo. Un ejemplo sería: si
todas las partes de una maquina determinada son livianas la máquina “como
un todo” es liviana. El error lo vemos cuando consideramos una máquina muy
pesada que puede estar compuesta por partes livianas.
El segundo tipo de razonamiento, procede a partir de las propiedades de los
miembros individuales de una colección para pasar a las propiedades poseídas
por la colección. Equivaldría decir que si un ómnibus gasta más nafta que un
automóvil, todos los ómnibus gastan más nafta que los automóviles; lo que se
confunde en esta clase es el sentido distributivo y el sentido colectivo de
términos generales.
10
Ambos cosas aunque son semejantes la diferencia radica en la distinción entre
simple colección de elementos y el todo construido a partir de esos elementos.
Por ello una mera colección o clases de partes no es máquina; una mera
colección de ladrillos no es una pared. Una totalidad (máquina/ pared) tiene
sus partes organizadas de cierta manera definida.
División:
Es la inversa de la anterior, se presenta la misma confusión pero la inferencia
procede en la dirección opuesta. Tenemos dos géneros de falacia de división,
el primero consiste en argumentar falazmente que lo que es cierto de un todo,
debe serlo también de cada una de las partes. Por ej. si sostenemos que un
equipo de futbol es bueno decimos que cada uno de sus jugadores lo es.
El segundo subtipo consiste en deducir de las propiedades de una colección
de elementos las propiedades de los elementos mismos. Argüir que dado que
los estudiantes universitarios estudian Medicina, Derecho, Ingeniería,
Odontología y Arquitectura, por lo tanto cada uno de ellos o algunos estudian
Medicina, Derecho, Ingeniería, Odontología y Arquitectura. Es verdad que
colectivamente estudian esas disciplinas, pero es falso que lo hagan
distributivamente.
Ambigüedades en publicidad
En Argentina, un famoso shampoo anticaspa tenía por eslogan «Para la caspa». Cuando
se lo usaba en televisión, el locutor lo decía de tal modo que todos se preguntaban si se
refería al verbo parar o a la preposición. Se trata de un ejemplo de ambigüedad positiva.
La doble interpretación siempre tendría que remitir a algo bueno para el producto, sin que
quede lugar para las dudas.
El extremo opuesto, una ambigüedad negativa: «Televisores Mega. Son lo que tú ves».
¿Qué habrá querido decir el redactor con esta frase? ¿Qué son lo que se ve? ¿Qué no
son nada más que eso? ¿Qué son los televisores que ve todo el mundo? ¿Dónde los ven?
¿En sus casas, en los avisos o en las vidrieras?
11
)DODFLDVIRUPDOHV17
Caemos en ellas al tomar la verdad de sus proposiciones como garantía de la validez del
razonamiento, son fallas de sintaxis lógica, su número es extenso, pero tiene en común
que si abstraemos su forma lógica es posible una nueva interpretación con premisas
verdaderas y conclusión falsa.
Conclusión absurda.
Me mojo
17
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág 224 a 231
12
El término medio debe estar distribuido en una premisa al menos, observemos el
siguiente caso:
Para implicar una conclusión afirmativa ambas premisas deben afirmar una
inclusión de clases. La conclusión afirmativa sólo se deduce de premisas
afirmativas, si una es negativa la conclusión es negativa sí o sí.
13
Síntesis conceptual
Los argumentos deductivos son los que pretenden que sus premisas ofrezcan
fundamentos concluyentes, la verdad de sus premisas, son prueba suficiente para
garantizar la verdad de sus conclusiones, ellas se encuentran lógicamente
implicadas por las premisas.
ALGÚN S ES P
ALGÚN S NO ES P
Silogismo categórico
Es un razonamiento deductivo del cual se infiere la conclusión a partir de la
premisa. Posee tres proposiciones categóricas y tres términos de los cuales el que
aparece como predicado de la conclusión se llama término mayor en cambio el
sujeto de la conclusión es el término menor, el restante se denomina término
medio.
Modus ponens: Significa “poner”, puesto “P” se sigue “Q”, en este razonamiento se
afirma el antecedente y como conclusión se afirma el consecuente.
Modus tolens: Viene de “tollere” que significa quitar, en este modo realizamos la
negación del antecedente para poder en la conclusión negando el antecedente.
Silogismo hipotético: la condición es que el consecuente de una premisa sea el
antecedente de la siguiente y que luego en la conclusión se enlace el primer
antecedente con el último consecuente.
Silogismo disyuntivo: también llamado alternativo, este caso no afirma la verdad de
una u otra de sus opciones, sino que al menos una es verdadera o ambas pueden
serlo.
Dilema: significa tener que elegir entre dos alternativas que son malas o
desagradables, es un elemento poderoso e impactante en la persuasión, como
arma devastadora en una discusión.
La inducción se basa en razonamientos que no aspiran a mostrar la verdad de sus
conclusiones como derivación necesaria de las premisas, sino que tienen cierta
14
probabilidad; la misma no demuestra como ciertas las leyes a las que conduce
sino más bien como altamente probables.
Razonamiento por analogía es muy usado en la vida cotidiana, se encuentra el
fundamento por medio de la experiencia pasada que nos permite discernir el
futuro.
Significado de causa
Es frecuente que usemos el término causa tanto como condición suficiente como
necesaria.
Nunca encontraremos ni lograremos definir una única causa que se ajuste a todos
los requerimientos.
Toda vez que usemos la palabra causa estamos relacionándola con efecto, debido
a que están conectados uniformemente: una circunstancia particular causa un
efecto particular.
Las causas que producen ciertos efectos es un caso de ley causal general ya que
van siempre acompañadas de tales fenómenos, no es una relación lógica ni
deductiva, sino que debe descubrirse a priori.
15
premisas, que ya repasamos en apartados anteriores) y a la vez se subdividen en
falacias de atingencia y ambigüedad.
Falacias de ambigüedad
Equívoco
Anfibología
Composición
División
Falacias formales
Falacia de afirmar el consecuente en el modus ponens y no el antecedente
Falacia de negar el antecedente en el modus tollens y no el consecuente
Falacia de cuatro términos
Falacia existencial
Falacia de premisas excluyentes
Falacia de extraer conclusión afirmativa de premisas negativas
El término medio debe estar distribuido en una premisa al menos
16
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
17
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͎WŽƌƋƵĠĂƌŐƵŵĞŶƚĂƌ͍
Antes de comenzar a tratar el tema especifico de la argumentación, será necesario hacer
un breve repaso sobre otras cuestiones relativas a la importancia del lenguaje, sus usos e
influencia.
Este sistema simbólico llamado lenguaje tiene una relevancia fundamental en nuestra
vida, nos proporciona las objetivaciones indispensables, configura el orden donde
adquiere sentido nuestra existencia y la de toda la red de relaciones humanas que
llevamos adelante, es un depósito objetivo de acumulación de significados y experiencias,
que perduran en el tiempo y se transmiten a través de las generaciones.
Debemos tener en cuenta que el lenguaje, como facticidad externa, ejerce un efecto
coercitivo, ya que genera que nos adaptemos a él, a sus pautas.
Vale resaltar que es imposible existir sin poder comunicarnos ni interactuar; es la nota
distintiva del hombre, único con capacidad del habla. La relación con nosotros mismos y
el mundo que nos rodea debe pasar ineludiblemente por la pantalla de las palabras.
Fuente:www.benitojuarez.buap.mx.lenguaje.jpg (30/07/2008)
1
Siguiendo a Copy (pág. 47) podemos expresar que el lenguaje puede llegar a conformar
un instrumento sutil, la mayoría de las veces perdemos de vista la multiplicidad de usos y
propósitos a veces no muy claros o encubiertos, dada la tendencia a simplificar la mirada
o no ver más allá de lo que las palabras dicen. Por ejemplo, cuando luego de hablar un
largo rato con alguien pensamos: “¡tanta charla para decir tan poco!” o “me preguntó
¿cómo estaba?, ¿cómo si eso le preocupara?”. Se ve claramente que hay una
incomprensión de propósitos, tal vez la pregunta: ¿cómo está?, es más un saludo
amistoso que un pedido de informe médico.
Debemos resaltar que la comunicación de ideas no tiene un único fin, sino varios, entre
los que podemos mencionar:
Despertar un sentimiento, pasión, sensación.
Propiciar o impedir alguna acción.
Colocar una determinada disposición.
Entre otros.
En cuanto a los usos, por fines didácticos, podemos clasificarlos de la siguiente manera:
INFORMATIVO: pretende la formulación, afirmación o negación de proposiciones.
EXPRESIVO: el ejemplo típico es la poesía, en donde se expresan sentimientos
del autor que pretende despertar en el lector similares experiencias.
DIRECTIVO: se utiliza para originar o impedir una acción manifiesta. Suelen ser
órdenes y pedidos, ante los cuales podemos estar o no de acuerdo, situación por
la cual nunca afirmamos que son verdaderos o falsos.
Esta división nunca es mecánica sino que en toda comunicación utilizamos los tres juntos,
por ello, decimos que son funciones más bien de tipo mixto.
2
Fuente: http://centros5.pntic.mec.es/cpr.de.ciudad.real/lengua/Funcleje.gif
El cuadro anterior refleja las distintas funciones del lenguaje entre ellas tenemos la referencial:
que tiene por objeto informar, la emotiva que busca expresar sentimientos, sensaciones, etc. La
conativa llamada también apelativa que intenta lograr que el otro sujeto actúe, la fática o de
contacto que esta orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor, la función
poética o estética que no le interesa tanto lo que se dice sino como se dice para llevarle al
receptor sensaciones de belleza, creatividad, etc., Por último se encuentra la metalingüística: se
centra en el propio código de la lengua la cual y se utiliza para hablar del propio lenguaje, aclara
el mensaje.
3
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Aristóteles
(Estagira, Macedonia, 384 a. C. – Calcis Eubea, Grecia, 322 a. C.)
Weston, Anthony. Las claves de la argumentación. Ariel, Barcelona 2001. (Introducción y Cap. 1)
2
4
vista idénticos, veremos que algunas conclusiones pueden apoyarse en buenas razones y
otras tendrán un sustento de carácter mucho más débil. Cotidianamente, desconocemos
cuál es cuál, por lo tanto, tenemos que brindar argumentos a favor de las diferentes
conclusiones y luego valorarlos para considerar cuán fuertes son realmente. Desde este
punto de vista un argumento viene a ser un medio para indagar.
Otro motivo que evidencia su relevancia es que, al momento de arribar a una conclusión
sustentada en razones, la explicamos y defendemos mediante argumentos. Un buen
argumento nunca es una reiteración de conclusiones, sino más bien una posibilidad
óptima de encontrar pruebas y razones, para que otras personas puedan formarse sus
propias opiniones por sí mismas. Por ejemplo, si tengo una convicción clara acerca del
impacto perjudicial que ejercen las papeleras en el medio ambiente, debo usar
argumentos para explicar cómo llegué a esa conclusión para poder convencer a otros,
ofreciendo las pruebas y razones que a mí me convencieron. Podemos decir de este
modo, que no es un error en absoluto tener opiniones, el error es no tener nada más.
El debate es un medio para solucionar problemas en el campo político, jurídico, científico,
etc., tiene un efecto enriquecedor por la confrontación de distintos puntos de vista. Sin
duda tienen mayor necesidad de argumentar quienes ejercen el poder, porque deben
justificar los actos que realizan, de esta manera quien condena, libera o gasta fondos
públicos debe explicar sus actos, lo que conforma a la vez una posibilidad de controlar la
administración de la cosa pública.
Tendremos distintos procedimientos de argumentación que conllevan a distintas clases de
resolución, a saber:
1) FORO JUDICIAL: es de base adversativa, una acción es presentada ante la corte,
hay dos partes opuestas, y el procedimiento será concluido cuando se emita un
veredicto a favor de una u otra.
2) NEGOCIACIONES ENTRE SINDICATOS Y PATRONALES: su meta es opuesta al
anterior ya que pretende lograr un compromiso consensuado aceptado por ambas,
una posición intermedia que sea satisfactoria para las partes.
3) CAMPO ARTÍSTICO: la función principal de la argumentación será la clarificación.
Por ej.: nos preguntan sobre una película que vimos explicaremos la significación
de nuestra afirmación más que probar que la misma es correcta, podrán discutir
otros la validez de nuestras interpretaciones. No se pretende establecer lo correcto
o incorrecto del tema debatido.
Argumentar desde la lógica es encadenar proposiciones de tal manera que algunas de
ellas (premisas) le sirven de fundamento a otras (conclusión), por ejemplo:
5
Si aceptamos la verdad de las dos primeras proposiciones aceptaremos la verdad de la
tercera. Lo que justifica la conclusión son las premisas, ellas son razones que sirven de
validación a la conclusión.
Fuente: www.liccon.edu.uy/bedelia/cursos/metodos/argumentacion
6
Cuando se requiere realizar un trabajo escrito interesado en los fundamentos de nuestras
creencias, las cuales puedan ser sometidas a prueba para luego ser defendidas como
puntos de vista, necesitamos aprender a pensar por nosotros mismos, a formar nuestras
propias opiniones de manera responsable.
Para poder escribir un buen ensayo basado en argumentos, debemos utilizar razones
tanto como medio para indagar, como para explicar y defender las propias conclusiones.
Se debe pensar el trabajo examinando los argumentos contrincantes y luego escribir el
ensayo mismo con un argumento, defendiendo los puntos de vista propios como
argumentos y valorando críticamente los postulados por la parte contraria.
Supongamos que llegamos a una conclusión que pensamos que es posible defender
adecuadamente, debemos:
Preparar un esquema.
Explicar el problema.
Preguntarnos ¿Por qué es importante? ¿Qué es lo que depende de la respuesta?
¿Por qué otros deberían preocuparse por el tema o interesarse en un cambio?
¿Qué nos llevó a interesarnos por la cuestión?
Debemos considerar a la audiencia, que tome conciencia de la gravedad del
problema para justificar el interés propio en la cuestión, apelar a valores o pautas
compartidas.
Formular una propuesta o afirmación definitiva.
Ser específico y concreto.
Desarrollar argumentos de un modo completo.
Una vez aclarada la importancia de la cuestión y decidido que es lo que no
proponemos, el trabajo estamos en condiciones de desarrollar el argumento
principal.
Planificar es importante. Un argumento bien desarrollado es mejor que tres
argumentos tan sólo esbozados. No debemos usar cualquier argumento que
consideremos que favorece a nuestra tesis. Concentrémonos en uno o dos de los
mejores.
Argumentar acerca de causas y efectos, mediante ejemplos, etc.
Examinar las objeciones.
Examinar qué desventajas puede tener la propuesta. Sacar las desventajas y
responderlas.
Anticiparse a las objeciones.
Seleccionar las críticas más fuertes y comunes y tratar de responderlas.
Examinar las alternativas.
Si defendemos una propuesta debemos mostrar que es mejor que las otras
maneras.
Escribir el ensayo (el último paso).
Seguir un esquema.
Formular una introducción breve.
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Exponer argumentos de uno en uno.
Regla general: argumento por párrafo.
Exponer intenciones con claridad.
Un buen ensayo primero explica la importancia de la cuestión, luego formula la
conclusión y finalmente dedica un párrafo (o varios) a defender cada una de las
premisas.
Utilizar los términos de un modo consistente.
Claridad.
Explicar las conexiones entre sus ideas.
Explicar el uso de términos clave.
Apoyar las objeciones con argumentos.
No afirmar más de lo que ha probado.
Reglas generales
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Por lo tanto, todos los seres vivos son mortales.
Esto nos hace ver que tomadas aisladamente ninguna proposición es premisa o
conclusión; puede suceder que nos encontremos con la conclusión al principio del
razonamiento y las premisas al final, como observamos en el ejemplo de la Política de
Aristóteles que aparece a continuación:
En una democracia los pobres tienen más poder que los ricos Conclusión
Porque son más Premisa
Y la voluntad de la mayoría es suprema Premisa
Si lo reformulamos quedaría:
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Atender a la existencia de las premisas implícitas (entimemas)4
Esta situación es muy frecuente en particular en el razonamiento judicial, donde se suele
dar por sobrentendida una de las premisas llamada entimema (generalmente la
normativa), expresando sólo una parte del contenido del silogismo. Logra sintetizar la
argumentación pero se debe actuar con prudencia ya que sino es conocida la premisa el
discurso se torna confuso. Dicho contexto resulta más peligroso para los jueces porque
deben hacer explicitas todas las razones que los llevaron a tomar el veredicto para que
posteriormente puedan ser conocidas, controladas y criticadas, generándose así un
vínculo entre argumento y ética profesional.
La mayoría de las inferencias se expresan de esta forma, en el lenguaje cotidiano y aún
en la ciencia, porque se presume que estas proposiciones son de conocimiento común.
Puede ser retóricamente poderoso y persuasivo, quizás en mayor medida que cuando es
expresado con todo detalle.
Observemos un ejemplo:
La conclusión “Juan es ciudadano” puede darse sólo con la premisa “Juan es argentino
nativo”. Este razonamiento se completaría de la siguiente forma:
1-
Todos los hombres son mortales
Sócrates es hombre
Por lo tanto, Sócrates es mortal
Copi, Irving. Introducción a la lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1994. Pág. 254
4
10
2-
La mayoría de las mujeres de Italia le son fieles a sus esposos
Anabela es de Italia
Sin duda el primer argumento nos ofrece una mayor certeza que el segundo debido a que
en este último las premisas justificadoras no alcanzan a ser fiables.
Las tres palabras poseen un significado literal igual pero el de carácter emotivo es
diferente:
Queda claro cómo el mismo hecho u objeto puede describirse por palabras con impactos
disimiles. El impacto emotivo puede entrar en relación con las propiedades que posee a lo
que hace alusión y también puede adquirir esta significación por asociación, no es
necesario que se produzca directamente con el objeto denotado por la palabra.
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Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia
12
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Como ya se mencionó, al momento de distinguir el proceso de la deducción del de la
inducción, éste tiene que ver con los razonamientos que no aspiran a mostrar la verdad
de sus conclusiones como derivación necesaria de las premisas, sino que tienen cierta
probabilidad.
Con referencia a la misma podemos esbozar que no demuestra como ciertas las leyes a
las que conduce sino más bien como altamente probables. Por ej.: la probabilidad de que
si tiramos una moneda al aire salga cara es ½, o también podemos decir que es
altamente probable la teoría de la Darwin en relación al relato de la creación del Génesis
de la Biblia.
La Teoría de la Probabilidad comienza con Blas Pascal y la siguen entre otros Laplace,
De Morgan, Keynes, etc.; ella siempre mide el grado de creencia racional, es el resultado
del conocimiento parcial y la ignorancia parcial; si se conociera el movimiento exacto de
los dedos al lanzar la moneda, sumado a la posición inicial, más las dimensión y
distribución del peso de la moneda, podríamos predecir la trayectoria y posición final con
toda seguridad. Esto es imposible porque contamos con información limitada, sólo
sabemos que la moneda tiene dos lados, que caerá y que hay dos posibilidades, cara es
una de ellas de ahí surge que tengamos ½ de probabilidad que salga cara.
La probabilidad indica lo fácil que es que algo pase. Se puede usar una línea para
representarla
Fuente: http://www.disfrutalasmatematicas.com/imagen/probability.line.gift
1
Podemos decir que la probabilidad de que algo pase está entre imposible y seguro.
Fuente: http://www.disfrutalasmatematicas.com/imagen/probability.line.gift
De 1000 personas logran 963 la propiedad aludida frecuencia relativa con que
los miembros de la clase representan la propiedad específica
2
Fuente:http://4.bp.blogspot.com/_Kj-xvqNac-
w/SApVEaPW3bI/AAAAAAAAAA8/Mpa4yW_5AV0/s320/Dibujo.bmp (19/04/2008)
Son zapatos
Comprados en la misma tienda PREMISAS
Dan buen resultado CONCLUSIÓN
A través de la presencia de la similaridad de dos cosas, una de ellas tiene una tercera
característica de la cual extraemos la conclusión, que la otra la tendrá también.
3
A, B, C y D tienen todos, las propiedades P y Q
A, B y C tienen todos la propiedad R
D tiene la propiedad R
Conclusión elevada
4
Número de desemejanzas o diferencias entre los ejemplos mencionados en las
premisas y el ejemplo de la conclusión.
Esta situación debilita el razonamiento y reduce la probabilidad de la última, ya
que tornará dudosa.
Notemos lo que sucede si al argumento que venimos analizando le agregamos
que: Juan conduce a escasa velocidad, en cambio Pedro lo hace a más de 80 km
(recordemos que a una mayor velocidad tendremos un mayor consumo de
combustible).
Si a lo anterior le sumamos un único ejemplo negativo, será suficiente para derribar la ley
causal que se pretendía establecer. Si lo analizamos vemos que apela a tres ejemplos
confirmatorios, ante lo cual podríamos decir que ellos fueron coincidencia y no obedecen a
una ley causal. Estas inducciones son muy frecuentes y sugerentes a pesar de su
debilidad mencionada. Debido a que si queremos construir esta clase de argumentos
veremos que solo buscaríamos ejemplos confirmatorios y habría una tendencia a ignorar
cualquier ejemplo negativo. Por esta razón las inducciones por enumeración simple no son
todas adecuadas como confirmación de leyes causales
5
Bibliografía de referencias
Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.
Nombre de la
materia