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ANARQUIA, NIHILISMO: Y VIOLENCIA REVOLUCIONARIA JUAN AVILES ¥ ANGEL HERRERIN (EDS.) EL NACIMIENTO DEL TERRORISMO EN OCCIDENTE Anarquia, nihilismo y violencia revolucionaria per Juan Avis : y Anort Henrerin (eds) SIGLO INTRODUCCION. ;QUE ES EL TERRORISM? JUAN aVILES* El terrorismo, uns amenaze global que desde los atentados del 11 de septiembre clsesiona a los responsables de seguridad de todos los pai- ses, no es un fenémeno nuevo. El tema preocupaba ya hace mas de un siglo, y en 1898 se celebré en Roma una conferencia internacional para abordarlo. De manera significativa, esa confereacia se denamind santianarquista», porque, cn aquellos momentos, anarquismo y terro- rismo eran términos casi sindnimos para unos gobiernos y una opi- nin publica que compartian la inquietd por la sucesion de atenta- dos inspirados por la ideologia dcrata. En realidad, la primera gran oleada de terrorismo, en el sentido que definiremos a continuacidn, no fue exclusivamente anarquista, pues en ella desempefiaron un gran papel los narodnibi ruses y algunos grapos nacionalistas, camo los ir- landeses. A pesar de ello, no cabe nenar que el terrorismo anarquista fe el que mis contribuyd a queen el conjunto de Occidente se difun- dicta el temor ante ese nuevo fenémeno, que tan trégica celevancia iba aadquirir en mucstro tiempo. A pesar de ello, apenas s¢ ha abordado hasta ahora el estudio comparado del terrorismo anarquista en los distintos paises a las que afecté. La tendencia de los historiadores a centrarse en los casos na- cionales, cuando no locales, ha dificultado la comprensién de un fe- némeno que fue csencialmente internacional. En todas partes un mismo ideal revolucionario empujabs hacia la violencia a los anar- quistas, que lefan a los mismos autores, se carteaban entre si y se desplazaban a través de las fronteras. En aras de la revolucién mun- dial habia incluso militantes dispuestos a matar y morir fuera de su pais, come lo hicieron las talianos Caseria y Angiolillo que, para vengar a sus camaradas franceses 0 espafioles, asesinaron respectiva- * Catedaitico de Historia Comempordnea de lawn, * EL acnuearo ner Tersomrsgo EN OccinentE, mente al presidente francés Carnot y al jefe de Gobierno espafiol Ca- novas del Castillo. Se imponia, pues, un andlisis conjumto del desarrollo que tuvo el terrorismo anarquista en Francia y en Italia, en Alemania y en Estados Unidos, y por supucsto en Espaiia, y tal cs el propésito de este libro, resultado de la colsboracion de siete estudiosos dela materia. Custso de nosotros, Sucira, Rivas, Herrerin y Avilés, integramos un grupa de investigacién que lleva varios aos trabajando en el tema, con la ayuda de subvencioncs rccibidas del Ministerio de Educacisn y Ciencia y de ls Comunidad de Madrid, sin las cuales habria sido imposible caasul tar los archivos y bibliotecas de Espafa, Francia, Italia, Alemania, Ho. Janda y los Estados Unidos, en las que hemos rastreado la informacién recopilada en este libro! 1. ELCONCEPTO DE TERRORISMO El término aterrorismoy no es neutro, sino que, por el contraria, tiene una connotacién muy negativa, por lo que a menudo se considera que definir una organizacién o un acto como terrorista implica wna valora- cidn puramente subjetiva, de acuerdo con la famosa méxima de que quienes para unos son terroristas, para atras son luchadores por la li herted. :Por qué no prescindir pues del mismo? Porque, en ese caso, habria que buscar otro para caracterizar esta forma especifica de vio- lencia politica, que ha cobrado una gran importancis en el munde en Jas tltimas décadas, y cuyos arigenes se remontan a hace mis de un si glo. Se trata de una violencia ejercida a través de una serie de asesinatos sclcctivos, cuyo objetivo cs amedrentar a los agentes del Estado, ala s0- ciedad en su conjunto o a una parte de la misma, con el fin de crear un ambiente favorable 2 los fines que los terroristas persiguen. En ese sen. tido el terrorismo se diferencia de otras formas de violencia politica como la guerra, la insurreccién, el golpe de Estado o la guerrilla ! Se trata de lor proyectos de investigacién HLM 2004.00640/ttIST, financiado por al Ministerio de Educaeisin y Ciencia, y Ost 0078/2004 Finanefado poe la Ceemurs dad de Madeid Sere sia dd derable que la comunidad internacional cord na defini contin de tenors que dsprs toda as dade rex Destoal sigficado del témino, pero lo emia muy fel, or la ‘egatva de clerinsgobierns a admitir que pucdan sr calfados ‘mo errors actos comets ene conte deluchas de lene ‘ién sacral. Exist, sin embargo, una defini univer del acto {etrtsta conten ea la Conveneion Internacional par la Supre sinc le Financcin del Terrrsmo, qe Ie Asanbles Gene de iss Nacons Unidas adopt en didembe de 199 que etre v orn abril de 2002. De acuerdo con ext defiscén que bid ue 0 retmata en otros documentos se considera texorista cualuier S10 esti scala mere olesonesconporles graves 40 Gil oa ear ots pera qu no partic Giectarent a as inesllacs en we nuciin de confers amo ean pope toe dicho acto, por sunatuaeato context, se inimidar aun po Ulein w ebligara un gobi o «una npetecin internacional realizar un acto oa sbvenere de hucetiow" ‘Dos apecton deca defnicgn mercon se eubsyadoe Ea pi smerfgar, a exclusion de la misma delor sagues dings conta ombatlenesen una snuactin de confi stad: les sccones de fern quedan almargen del conespto,independientemente de que [Elven a cabo gretiorofaerar regulars En segundo pa la Alsen entre db poablesobjetvos dal teria el deaterrrzat a poblason ya fora una dein deun gobierno wong lin temacond, Sin embargo, a deni reels un tanto i preci en sedi ce que adept clare a eben considease re tetas los ataques conta fa pobladién cil pexpetados por agentes regulars deun Esa, yaa end conto dn gue o una sceise represivs, En ors plsbras estamoe ante cl problema dll ‘mao terrssmo de Enado Ea reall, bay buenas zones par inclien el concept dete croix erie contalspoblcia cv realindoe por agentes El punto de partida casi inevitable para delimitar intelectual o filos6fi- camente el nihilismo es [a famosa cefcrencia de Jacobi de 1799 en su Carta a Fichte, primera alusién explicita al concepto que tanto juego daria en los dos siglos siguientes. EJ nihilismo era para Jacobi la deriva filosofica subsiguicnte al idcalisme trascendental kantiano, en la me- dida en que se destruye 1a certeza tradicional sobre la realidad def mundo y con elle termina haciéndose superflua la existencia de un Dios —gzrantia del orden moral En efecto, la realidad, antes consistente por si misma, se convierte en una construccion del yo, mero artificia de aquella «subjetividad trascendentals que pastulaba el pensador prusiano. El problems en- tonces es que quien «crca> cl mundo no cs ya Dios sine la razée hu- mana, que no tiene por qué reconocer ninguna sealidad ajena a si mis- ma. Aunque el preceptor de Kénigsberg na se atreviera a dar més pasos hada cl abismo, las consccuencias eran inevitables, del idealis- mo trascendental al idealismo absoluto de Hege! y sus afines. De este moda, al negar el mundo en si, el hombre se encuentra ante el precipi- cio del nitilismo: al fin y al calso, no queda nada més alls de la razsn Doctor en Historia, Profesor de Plosodia. ® Nictexhe, Elnibelisma, Esccis psticwas, 1998, pp. 116, 120 189 EL SACIMIENTO: DEL TERRORIEMO EN OCCIDENTE, porque, lejos de ser todo resultado de un Dios creador, es el misma Ser Supremo quien se ha convertido, junto con el mundo pretendida- mente aabjetivos, en una mera creacidn del hambre ‘Tras una primera recreacidn del concepto en algunos artistas ¢ in- telectuales del romanticisma germano, es sin duda Nietzsche el pensa- dor que da un impulso decisive al término, al asignarle un lugar privi- legiado en su concepcicn filosdfica?, Qué significa el nihilismo para dliconoclasta aleman? E] mismo se encarga de explicitarlo meridiana- mente: que los valores supremos (la verdad, el bien, Dios...) dejan de tencr vigencia. Toda la metafisica occidental desde Plavn se nos viene abajo. Par deciclo en términos todavie mis sintéticos. es Ip «muerte de Dios» a manos del hombre. Pero el nihilismo, Jano contemporinco, tiene dos caras, y ademas de esa faceta negativa o destructiva, presenta uma faz distinta que es todo lo contrario del lamento o la pasividad: cs accién, es fuerza, es pasidn incontenible. Cama no hay nada dado de antemano, ni siquicra una realidad previamente establecida, todo de- pende del individuo que se atreva a desarrollar su capacidad creadora. Ello implica la ruptura absoluta con los lazas del pasado. Ruptura por ejemplo con la concepeién lineal (cristiana) del ticm- po, sustituida por un etemo retorno que significa decir si a este mun- do sin esperar salvacion alguna, sin ningin tipo de trascendencia, fun- diéndonos con la tierra, con lo contingente, con la nica vide que realmente existe. ¥ ello implica, por otta parte, que se desemboque en un nuevo tipa de actitud humana, la representada por el Superhom- bre, el ser que se atreve a romper con las falsas certezas y con las creen- cias consoladoras para instaurar unos nuevos valores. Dicho mas cla- ramente ain, para colocarse muds alla del bien y del mal, dela absurda contraposicidn entre la verdad y la mentira que hasta ahora ha eaca- denado a los espiritus débiles. Por expresario con la claridad que lo hace D. Sanchez Meca, no habria limites morales para la singularidad individual: «Si el bien y cl mal no funcionan ya como principias cn si, si todo comportamiento humane es expresidn de una voluntad de po- der, qué ms da entonces que csa voluntad se exprese en el cjercicio del bien o en ejercicio del mal! A un criminal no se le podria exigir 7 Sobee la lectura nicascheana de Kant y Schopeshawer, vixse Ferraris, Nietonche pel midslisnma, 2000, pp. 29.37 190 Lag: urncas SINGLISTA EN iL ANARQUISMO ESPAAOL que reformase su conducta para adaptame a la norma de tina ecco. mia pulsional mediocre y rebanizada»’. No hace falta subrayarel juego que padia dar esta laxitud moral 0, sise pretiere, esa patente rendiciéin de fos medios al fin, en individuos impacientes, cxaltados o simplemente descosos de encontrar un atajo para llevar a la prictica sus ideas redentoras. Pero antes de entrar en materia propiamente dicha, no estard de mas que prolonguemos bre- vermente estas consideraciones preliminares, Un estudio de mayores pretensiones tendeia que situar el nihilis moc su justo lugar en cl scno de las corricntcs irracionalistas y pesi- mistas, tarea que desborda obviamente las pretensiones de este ensa. yo. Establezeamos gencillamente que el pensamiento nihilista tiene bastante de irracionalisme (scria mas preciso matizarlo como una de Jas modalidades de antirracionalismo}, pero no es menos evidente que el nihilismo no se disuelve sin mas en el irracionalismo ni, atin en me- nor medida, éste tiene por qué desembocar en aquél. Del mismo modo que la confluencia entee anarquistas y nihilistas no autoriea @ hablar sin mas de una identificacién entre ambas corrientes, ni siquie- 1a en un pais preciso (el caso ruso como emblematico} ni én un mo- mento histérico determinado: no se puede reducir la pluralidad de opciones, planteamicntos y objetives del movimiento libertario a una cstrategia tan concreta como la del nihilismo. Mais matices interesantes para lo que aqui se trata presenta la com: paracién entre nihilismo y pesimisma, ingrecientes imprescindibles ambos para ese céctel denominado «mal del siglo», del siglo x1x tar- dio, para ser exactos. Ya se ha sugerida que hay una indudable con wergencis entre ambos si atendemos a una de las caras del primero Mis adios lguniod iaukoars Gonsidbcran jue la giae exile 2 ford dal pesimismo no es otra cosa que el nihilismo. “El pesimismo como pre- formacién del nihilismo” —ésta es la formula de Nietzsche—. Creo que en ella est el verdadero epicentro de la crisis espiritual de fin de siglos-*, Pera las cosas no son tan sencillas porque, aun admitiendo 9 Siincher Mees, EI nibilisma, 2004, p. 120. Si se prefiere una aprosimaciée mis elemental y esquematicu, Arnau, On esel nibisero?, 1990, pp. 15-26 + Coren. Ema del siglo. El ecrfter entre Haxorscwin y Remancicizmea em fa eri finisecalar del sino x1%, 2003, p.321. m1 TE aLamiesdits ube. ttonmcomasamy a OUauN EE que en cierto sentido el nihilismo sea la esencia 0 motar de la pesc- dumbre finisecular, habra de admitirse que, tras ese maridaje o hibr- dacién, uno y otro siguen derrotecos disimiles. Fijémonos tan s6lo, para no perdernos en procelosos territorios ajenos a esta cuestidn, ea Ja faceta vigorosamente creadora de! nihilismo, tan ponderada en las paginas nietzscheanas. Nada mas lejos de la inaccién, parilisis o desi- imo en que cae la mayor parte del pesimismo dela época. No hable- mos cn términos tedricos, o de lo que podria ser o haber sido, sino de Jo que realmente fue: el pesimismo que se traduce en decadentisma, tedio, abulia, spleen, opic, desesperanza, inaccién, ciudades mucrtas, estética narcotizante, ausencia de pulso...°. ZEs nihilista acaso el Azorin que confiesa no poder apartar de si cabeza esa «inmensa danza de la Mucrte, frenética, ciega, que jucga con nosotros y nos Hleva ala Nada»? © cusndo se pregunta «Pars «qué hacer nada? Yo crea que la vida es el mal, es fomentar esta perdi rable agonia sobre un dtomo perdido en lo infinito»®. ¢Hay nihilism en esas lineas de Machado en las que el poeta parece recrearse ante el sinsentido del ocaso, simbolo repetido de la falta de horizontes del devenir humano (... «Fl sol murié... ¢Qué buscas, # poeta, en el ace- so?) El antes citado Pedro Cerezo asi parece considerarlo, y de ahi que los incluya en su caracterizacién de la experiencia nihilista junto con el Discurso de Crista muerto de Jean Paul, In Playa de Dover de Ar- nold Matthew, Las flares de! mal de Baudelaire, el Diario de Amiel o cl no menos famoso Obermann de Sénancour, muestras todas cllas de una sensibilidad, tan exquisita coma, en el fondo, ayuna de esperanza, que scextiende a lo larga y ancho del Viejo Continente’. Pero insisto en que aun cuando se diagnostique al nihilismo com desencadenante del pesimisma del mamento —lo cual ya seria, como minima, discutible—, sera preciso reconocer que aquél sigue una trayectoria peculiar en el magma del «mal del siglo» o entre los d- versos y entrelazadas «males del siglow. Frente a lo que el concept 5 Hiimechiiuses, Fin de sigle, Figuras y mitot, 1980, pp. 41-68: Lanano, leigenes del pesimisme, Literatura y Arte 1995-1910, 2000, pp. 13-30. * Ayorls, La volunted, 1973, pp. 230274 Machado, Poesiss completes, 1980, pp. 126-127. * Coreze (2003: 324.334) 12 La aNFLUENCIA SIHMLISTA. EN EL ANARQUISM ESPASOL pucda cquivocamente sugeris, l nihilismo no se solaza cn la mera ne- gacién, como a ocurre con el decadentismo de la época; el més ear: teristico «mal del siglo». Ya en Nietzsche, como hemos reiteradamen- te sefialado, es pasign, vigor, impulsa creador. De ahi que, trasladado al ambito sociopolitico, el nihilismo resulte, desde entonces hasta hoy, inseparable de la violencia, pucs cl nihilista trata de cambiar aquello queno le guste y, atono con la radicalicad de su anilisis y sus objetivos, no-duda en acndir 3 los métodos mas contundentes o expeditivos’. TI NIHILISMO, ANARQUISMO ¥ TERRORISMO Elarticulo comespondiente de la Enciclopedia Espasa-Calpe (edicigin original de 1919) definia ef nihilismo como «doctrina politica de nega- cin del order. social, que tuvo en Rusia sus mayores desenvolyimien- tose. La palab-a en sf ya se usaba en el argot revolucionaria francés an- terior a 1848, pero —sigque diciends cl articulo en cuestién— no se presenta con todo su potencial destructor hasta que la adoptan unos grupos de cxaltados rusos bajo el rcinado del zar Alejandro IL. «Ser nihilista entonces era ser escéptico, dudar de todo mejoramiento posi- ble y concentrar en el zar ysus funcionarios Is causa de todas las pesa- dumbres sociales.» Pero La mera teoria se tradujo pronto en hechas. Los eriticos no se limitaron a lamentarse sino que pasaron a la accién. Extensién de la protesta y conflucncia con otras corricnics radicales fueron asi dos caras de la misma moneda. La explicacién subsiguiente termina emparentando la propaganda por el hecho nihilista con las demas doctrinas revolucionarias de la época, en especial, como no po- dia ser de otro modo, con el radicalismo anarquista de Bakunin: «cl socialismo andrquice vino a scr, por lo tanto, la guintacsencia del nihi- liso? Solar nihiliemo-y violencia en general: Navarte, Nibilirmo 7 violencia: wrayer xa. re losafis eontemporduea, 2003. Sobce nikilismo y violencia politica desde la pers- peetiva de hoy: Instituto Espanol de Estudios Esteatégieos, Nidilisom y cerrarizme, 2004, % Emeiclopeaia Uneversal Haxiradu ExcopeoArcricana, «Nihiismon, 1919, pp. £92693 193 EL, NACINIENTS? DEL TEBRORISNC EN OCCIBENTE (Como dice Paul Avrich, a pesar de su influencia indudable en la acracia rusa, el nihilismo no es propiamente anarquismo. El amas dea- mitico discipulo de Bakunin dentro de Rusia», Nechaiew (1847- 1882), «era mas un apdéstol de la dictadura revolucionaria que un anarquista genuino, mucho mas preocupado por los medios de cons- piracién y terrorisma que por los excelsos abjetives de la sociedad sin Estado. Resulta innegable sin embargo que todos estos mavimientos irracionales y violentos dejaron su huella cn cl anarquismo, en especial en un pais como Rusia, sometido a uno de los despotismos mas feco- ces del momento. La desesperacién no ayuda precisamente a propo- ner féirmulas graduales de mejara. Apenas bay lugar para el examen desapasionado y todo coadyuva a la explosidn incontrolada, El irra- cionalismo hunde sus raices en la tradicién revolucionaria rusa hasta tal punta que una profunda veta de wanti-intelectualismo» impregna al anarguismo de esa nacién, inchiso en stu momento de esplendar, a comienzos del siglo x01: «La mayoria de los anarquistas ruses alberga- ban una profunda desconfianza hacia los sistemas racionales y hacia Jos intelectuales que los elaborabanm, escribe Avrich!*. Con cierta exageracién y algunas dosis de esquematismo, Edward Hallet Carr llama a Nechdier «el primer terroristan, Si la que se busca es una caracterizacién rotunda, crea que ms aprapiada seria denomi- narle el «primer nihilista», no tanto por la primacia cronoldgica cuan- to por la radical coherencia en su actitud rebelde. Un rebelde integral, contra todo y contra todas, las enemigos y hasta los supuestos amigos. Lo expresa muy bien el propia Carr: «Nechdiev creia en la destruc cién del orden existente no porque tuvicra, como Herzen, una romiin- tica fe en la democracia o, como Bakunin, una mas romantica fe cn ls natureleza humans: creia en la revolucin como dagma vilido y sufi- ciente por si mismo; ¥ no crefa en nada maise. Como la moral no exis- te, todo esta permitido en aras de la rewolucidn, «desde cl asesinato 3 la mas pequefia rateria», sin que al revolucionario le detenga conside- racidin alguna fiseca de esa légica Fanditica =, Comparado con ese primitivismo, el pensarnienta de Bakunin pa- recia un depurado sistema filosélico. No obstantc, como recuerds 8 Avsich, Los amanguinias rire, 1994... 45-46, 98.99 9 sx © Care, Las exiiador saménuicon (Bakuorin, Heren, Operev), E985, p.239. 14 LinFLUENCIA NIHILISTA EN EL ANARQUISMO ESPAADL Wittkop, el mismo Bakunin se sentia atraido por ls contundencia te- rrotista. Ya en 1866, aludiende a uno de los stentados fallides contra ‘Alejandro II, habia escrito que aninguna propaganda puede tener una importancia tan grande», Atentades famosos, como el de Vera Zasu- lich en 1878 contra el jefe de policia de San Petersburgo, proporcio- naban a los conspiradores una sureola roméntica ala que era muy difi- cil sustraerse. Y en tiltimo término estaba la efectividad, un argumento poco discutible, como el éxito obtenido en 1881, tras tantas intentonas anteriores, con la explasién que cuesta la vida al zar. Pero para muchos Ja cuestidn esencial, por encima de todo, era simplemente que no habia otra altemativa. Lo expresé.asi, paco.antes de ser ajusticiado, el herma- no mayer de Lenin: «En un sistema que prohibe toda libertad de cx- presidn y seprime toda intento legal de servie al bien y a la ilustracidin del pucblo, sélo queda el camino del terror», Por otro lado, desde la perspectiva conservadora no se tenta el mis minimo interés en cstablecer distincioncs o matizaciencs cn co- rrientes y movimientos que coincidian cn lo esencial, la destruccion def orden social por los métodes mas expeditivos ¥, Constitufan'un peligco, ua motivo de alarma social y era preciso combatirlos de modo inmedisto, aplicando ademas el maximo rigor para que sirviera de es- carmiento y disuasi6n de futuros perturbadores. No obstante, los m: ponderades no dejaban de recanocer que esos brotes violentos no ‘eran mas que la respuesta desesperada a un estado de opresin*, En algunas casas se habla de los dos extremos de la politica rusa, ambos igual de nefastos: por un lado, ¢] absolutism de los zares y su brutal despotismo militar, y par otro, el terrorismo revalucionaria con el sis- temiitico asesinato politico ™. En otras ocasiones, a la par que se abomina de los crimenes nihi- listas, no deja de consignarse que cl despotismo zatista podlia llegar a © Witkop, Bate be bandone negra, 1975, pp. 92.95. Sobre ls actitod conservadora de meter a les nihlistasen el mismo sacn de todos ls agitadores del orden socal: Luboenirsk Lz mibilimeen Rursi, 1879. pp. 28-29 5 * Unrelara noveluco, escrito an primera persona por un tal Arie Protsmey, narca ide moda dramaticn cdime cohizo nihilista come respuesta ala brutalidad represiva del arama, Le Queus, Ler aibilsos eucns. Memorias de un oeiewbre ded mits oiccadivo, 919. at El rablemaa la poliioa reza, 1882, p. 189, as Ex. NACIMIENTD DEL TERSCHNSNNC EN QOCHDENTE extremos d= una injusticia atroz. Como, por ejemplo, a propasite dela condena de Chernishevski, escritor, fundador de La jouer Rusia, autor dela famosa novela ;Queé hacer? (1863), auténtico profeta del nihilis- mo, y martir al sec injustamente enviado largos afios a Siberia: «Ague- Ila persecucitn injusta, tan inconccbible ensahamiento con un ham- bre superior cuyo solo delito consistia en nutrir su mente de ideas cxaltadas, es cierto, de paradojas radicales, como negarlo, pero (...) que cn tiltime resultado no podian constituir jams delito alguno, ni menos merecedor de tan birbaro castigo...» Esta consideracién del «terror nihilistae como barbara respuesta a un previo stervor autoritarion est también de modo explicito en las conferencias que dofa Emilia Pardo Bazin pronuncié en el Atenea madrilefio en 1887, luego recogidas en un grueso tomo. Aunque la preocupacifin fundamental dela condesa era otea, el andlisis de la lite- ratura rusa del momento, no podia dejar de hacerse eco del ambiente sociopolitico, pues, al fin y al cabo, sin tener en cuenta éste resultabs ininteligible la produccién literaria. Em sus palabras se trasluce tam- hién algo que luego se pondra de moda entre los sectores establecidas, una cierta fascinacién del mal, la atraccién del torbellino violento. Un halo romirtico, un destine trigico parece que scompatia al nibilists como si fucra su inseparable sombra: «la cra del nihilismo sanguina- rio, en ese pais apasionado e idealista, la abre una mujer, la Carlota Corday del nihilismo: Vera Zasulitchs. Por otro lado, Pardo Bazan apunts como primeros apéstoles del nihilismo a Herzen y Bakunin, Es muy posible que la condesn tamara esos datos de un libro pu- blicado poco antes en espanol de G. B. Amnaudo, En él se sefialaba a Alexandr Herzen (1812-1870) como cl auténtico precursor de la co- rricnte: «el sistema de Herzen no es mas que una especie de pesimis- mo, y en su profesién de fe se encuentran todas las bases del nibilismo ideal, puesto que establece el principio de fa eterna negaciém. Pero aunque Herzen frera ruso, sus reflexiones venian con las vientos de Occidente, pues desde 1847 residia fuera de su patria, primero en Pa- ris y luego =n Londres. Por eso, dice Amaudo, el nibilisme, que em- © Arnau, Rees ance cf Oscidente, Enea evirico del nibilizmeo, 1881-1882, p. 365. * Parca Bazin, La revolucidn y fs oueda er Rusia (Lecturas en el Ateneo de Me- ddrid}, L887, pp. 153-311, en especial, 210 y 216.220. 196 La INPLUERCLA NIITILISTA EN EL ANARQUISMO-ESPRAIOL picza a cuajar entre los jévenes cusos en la década de los sesenta, 0 in- cluso un poco antes fapunta la fecha de 1857), no puede verse tan solo come resultado de la elaboracién interior, sino también como reflejo de las corrientes irracionalistas y pesimistas europeas de la épaca '*. ‘Conviene a este propésito precisar las cosas, empezando como re- sulta casi légico por el propio nivel terminolégico. Hay unanimidad en este sentido en atribuir su popularizacién a Turguéniey, aungue el concepto fuera empleado por autores anteriores como Royer Collard, Victor Hugo y De Maistre. Recordemos ¢l famoso pasaje de Padres e bijos donde se presenta al nibzlista Bazicov- —Nihilista —balbueié Nikolai—. Eso viene del latin mebul, «nada», por cuan- to puede jasgar; entonces; cain palabes define « un hombre quel. cqueno te sonoce nada? —Di ingjot: que no respeta nada —se aptesurd a decit Pavel [.] —Quec lo consideta todo desde el punto de vista ctitico —pubtualizd Ai- Kadi. =2¥ noes lo misino? —pregunté Pavel Picitsvich, No, no <5 lo thisine. El hibilista et uh hoinbte que ho se doblege ante nibguna autotidad, quetho cepta ningdn ptincipia camo atticula de fe, pot grande que sea el rexpeto que xe dé a este principio Es verdad que el personaje que dibuja Turguéniey es mas un teéri- co que un hombre volcado a la accién, pero lo esencial est ya puesto sobre la mesa. El paso siguiente cs el mas ftcil de dar. Es interesante tener en cuenta que la novela se publicd originalmente en 1862 y la primera traduccidn al castellano data de 1894. No hay que olvidar por otro lado que hay en ella, por encima de todo, un retrato de ambiente y de época: como sc ha dicho menudo, Bazérov es el precedente de Raskélkinov, el protagonista de Crier y castigo, que se empez6 a es- eribir en 1863?'. Puede hablarse, pues, de un espiritu de época, que cx © Arnmado, EI nibrlisma, Sw onigen. Sw dersrratla, Su csemeia. Six fim, pp. 29 y xs También L, Pasamac, «Los antecedenies del nibilisme uso», 1978, pp. 145-252. 3 Turgutnier, Padrer e bijor, 1999), p. 67. 2 Bienes verdad queel nihilisma en Dostoievski adapta formes mis tendentes ala sesigqneciia que a la vengania yon tod caso, termina desembocande en un naciona- Fame mesiinico que poca tiene que ver enn el ideal revalucionaris elisicn. Vésse Gi, El mando com desilustin, Le sociedad uibilirta, 1999, pp. 31-32. ast EL NACIMIENTO DEL TEERORISMO EN OCCIDENTE, Io que hacen algunos autores al celacionar a nihilistas y anarquistas, 3 tedricos y activistas, a literatos y politicos, pues, a pesar de las diferen- cias, hay un nexo comin a todos ellos: «Los precedentes se remontan a les scusaciones de Jacobi a ciertos filésofos, también esta presente en algunos romanticos como Jean Paul y se consolida en los nihilistas co anarquistas rusos que a partir de 1860 negaron violentamente toda tipo de autoridad y orden social. Es el caso, a pesar de las divergen- cias, de Chemishevski, Dobrolitibov, Pisarev, Bakunin y Nechdiev. ‘Dostoievski (_..) reflejaba esta concepeidns™.

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