La acción típica, para alterar y/o desintegrar en los elementos esenciales del
documento y segundo, en lo que respecta concreta donde el documento debe
ser empleado como medio de prueba en una situación específica. Dicho lo anterior, no se presentara la posibilidad de causar un perjuicio, cuando la supresión ha recaído sobre un elemento no esencial del documento o cuando la destrucción ha recaído sobre la copia del documento, contándose con la matriz de aquel. Sin embargo, la destrucción o supresión del documento será típica, cuando la copia sea el único testimonio de un documento original destruido o desaparecido por causas extrañas al agente. En resumidas cuentas, el delito en cuestión, es de peligro concreto, por lo que a efecto de realización típica, no se requiere acreditar la efectiva causación de dicho perjuicio en el derecho subjetivo de un tercero, sino verificar si potencialidad lesiva, desde una perspectiva ex – ante y ex – post. 4.- FORMAS DE IMPERFECTA EJECUCION La perfección delictiva de las figuras delictivas comprendidas en el artículo 430° del CP, ha de analizarse por separado, pues es de verse que cada una de ellas cuenta con una naturaleza jurídica particularizada. En la modalidad típica de la supresión, la perfección delictiva toma lugar, cuando el agente logra suprimir un elemento esencial del documento o en su defecto, cuando el agente –estando obligado a hacerlo, no presenta el documento ante la autoridad competente en su debida oportunidad. A ello debe añadirse, que dicha acción ha de ser idónea y/o apta para poder producir un prejuicio al derecho de un tercero, mas no debe acreditarse su efectiva causación. Pueden advertirse actos anteriores, que puedan dar inicio a la ejecución típica, que el agente sea sorprendido en circunstancias en que pretende emprender la acción de supresión de una parte esencial del documento, empero, al tratarse de un delito de peligro, nuestra posición es de rechazar el delito tentado. En la tipología delictiva de ocultación, la perfección se alcanza cuando el agente llega a poner a bien recaudo el documento o cuando no lo entrega, a quien legalmente lo requiere, siempre que cumpla con la posibilidad de poder producir un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero. Siendo así, conductas de esta naturaleza, no parecen admitir la procedencia de un delito tentado. En cuanto a la modalidad típica de destrucción, la perfección delictiva toma lugar cuando el objeto documental es eliminado en su integridad estructural, cuando desaparecen sus elementos esenciales, cuando el agente rompe, prendo fuego o lo parte en pedacitos, haciendo de aquel un objeto impropio para generar su funcionalidad para generar su funcionalidad probatoria. Se podría, que cuando el agente no emplea los medios idóneos para su destrucción o cuando es impedido por un tercero de exteriorizar la materialidad delictiva, seria reputado como delito tentado; empero, siguiendo con la línea argumental esbozada, hemos de regar dicha posibilidad. Hay que atender, que para que se haya consumado el delito, la destrucción o la supresión tiene que concretar el resultado de la desaparición del tenor del documento: es decir. Haber anulado completamente su representatividad. 5.- TIPO SUBJETIVO DEL INJUSTO La incriminación de todas las modalidades típicas, comprendidas en el enunciado normativo del artículo 430° del CP, únicamente resulta penadas a título de dolo, conciencia y voluntad de realización típica. El agente dirige su conducta, a suprimir, ocultar o destruir un documento, sabiendo que con dicha materialidad conductiva está neutralizando las funciones de perpetuidad y de eficacia probatoria del documento (público o privado). El elemento cognitivo del dolo ha de comprender todos los elementos constitutivos del tipo penal; de que se suprimiendo, destruyendo u ocultando u documento (público o privado), y que mediando dichas acciones se está generando un daño potencial de lesión hacia el derecho subjetivo de un tercero. El conocimiento del sujeto activo debe abarcar esa posibilidad y su voluntad conducirlo a seguir con el plan delictiva a pesar de tal saber. Aparte del dolo, no se exige la concurrencia de un elemento subjetivo del injusto de naturaleza transcendente. EXPEDICION DE CERTIFICADO MEDICO FALSO Art. 431.- “el medico que, maliciosamente, expide un certificado falso respecto a la existencia o no existencia, presente o pasada, de enfermedades físicas o mentales, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años e inhabilitación de unos a dos años conforme al artículo 36, incisos 1 y 2. Cuando se haya dado la falsa certificación con el objeto que admita o interne a una persona en un hospital para enfermos mentales, la pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años e inhabilitación de dos a cuatro años conforme al artículo 36, incisos 1 y 2. El que haya uso malicioso de la certificación, según el caso que se trate, será reprimido con las mismas penas privativas de libertad. 1.- CONCEPTOS PRELIMINARES Toda actividad científica, técnica y profesional debe estar al servicio del hombre, en el sentido de procurar siempre su bienestar; el desarrollo socio-económico que alcanzando la humanidad en el umbral del tercer milenio, es merced a los avances tecnológicos y científicos, cuyos protagonistas son los individuos que se dedican por entero a descubrir e inventar aquellos instrumentos y/o elementos a que sean necesarios para lograr una vida de alta calidad, de ahí, que la orientación axiológica en la que guía el proceder de todos aquellos que se dedican a cualesquiera ámbito de la ciencia. Siguiendo el hilo de la argumentación, debe precisarse que la medicina no se escapa de la afirmación esbozada, de que los hombres y mujeres que ejercen en la noble y humana profesión, tienen como fin esencial: la preservación de una salud de calidad en los miembros de la población, a tal efecto, han de agotar todos los esfuerzos posibles en la curación de las enfermedades que agobian a ciertos sectores de la población, máxima, hoy se habla de una medicina ´preventiva, de establecer procedimientos encaminados a evitar la formación de males y enfermedades en los comunitarios. Siempre se habla de ese juramento hipocrático, de que el medico tiene por objetivo principal en su tarea profesional la defensa de la vida humana. A lo dicho, advierte claramente un contenido ético, deóntico, de que los médicos, los galenos, los profesionales de la salud han de sujetar su actuación los parámetros y contornos previstos en la ley y, sobre todo, a los códigos de ética de la medicina, los cuales pueden verse pervertidos y/o afectados, cuando el profesional de la salud atenta contra los valores que guían su actuaciones profesional. Dicho lo anterior, tenemos que los profesionales, -encargados legalmente de diagnosticar males y enfermedades-, son precisamente los médicos, quienes a partir de sus conocimientos especiales de la materia, están en posibilidad de establecer cuál es la enfermedad que aqueja a su paciente, no solo para fijar así el tratamiento y/o medicinas adecuadas para su curación, sino también para certificar dicho diagnostico en el certificado correspondiente; esto quiere decir, que la certificación de la enfermedad por parte del galeno, del profesional de salud, permite al enfermo, emplearlo en una serie de circunstancias, como por ejemplo, para justificar su ausencia en el centro de labores, para solicitar una pensión y/o jubilación adelantada por incapacidad, para peticionar una indemnización por daños y perjuicios, cuando ha sido objeto de una afectación atribuible a otra persona, para la obtención de un seguro de vida, etc. Es decir, la certificación médica, que da constancia por su portador para una serie de cosas, que pueden dar origen a una serie de derechos y/o obligaciones, por lo que la veracidad de su contenido ha de ser garantizado, amén de que no produzcan fraudes a través de su ilícita utilización. Conforme lo anotado, el galeno está obligado a asentar la verdad sobre la situación médica de su paciente en el certificado, siendo que la información que allí asienta, al ser revestida de autenticidad, genera presunción de veracidad acerca de su contenido. Siendo así, la realidad demuestra, que no son pocos los médicos, que contravienen los principios que sostienen la actividad médica, al incurrir en prácticas que no se condicen con los lineamientos profesionales – antes anotados-, al faltar a la verdad en los certificados médicos que elaboran, al consignar enfermedades inexistentes en sus pacientes o haciendo pasar como sanos a personas que padecen a ciertos males. Dicho proceder conductos parece trascender un plano estrictamente ético social, al generar una alarma social generalizada, lo que permite legitimar la intervención del derecho penal, que se manifiesta en la tipificación penal regulada en el artículo 431 del CP. Observando en rigor la redacción normativa de la conducta delictiva se diría que el bien jurídico protegido. Desde una plataforma colectiva seria la buena fe pública, en cuanto a la confiabilidad se la sociedad sobre la veracidad de los certificados médicos que expiden los profesionales de la salud; mas de forma concreta, las funciones esenciales del documento cuando ingresa al trafico jurídico, en cuanto a la perpetuidad y a la eficacia probatoria, que solo puede advertirse en el caso de la tercera modalidad del injusto, pues sobre todo, en la primera modalidad, no se ha previsto el empleo del documento como una condición de punición. Mientas que en la segunda modalidad del injusto, si bien no se ha contemplado de forma literal, que debe emplearse el certificado médico, ello se da por descontado, pues la intención del agente, es que es admita o interna a una persona en un hospital para enfermos mentales, entonces para que pueda concretizarse dicho ingreso se requiere necesariamente utilizar el documento, empero, ello no ha sido previsto como elemento de tipicidad objetiva, sino como elemento subjetivo del injusto de naturaleza trascendente. Analizando lo sostenido, vemos que la primera modalidad del injusto, la básica, se aleja de la sustantividad material de los injustos de falsedad material, al no exigirse como presupuesto de punición, que el certificado médico deba ser empelado en el trafico jurídico y así poder provocar un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero, lo cual no puede deducirse de la tercera modalidad, pues la consumación de la primera tipología del injusto, se produce de forma totalmente independiente. Por consiguiente, la perfección delictiva de la primera modalidad, toma lugar con la mera expedición del certificado médico, convirtiéndolo en un delito formal, despojado en principio de una suficiente sustantividad material. Aspecto que si se prevé en la legislación penal argentina, como se describe líneas adelante, en cambio para Soler, el médico que da un certificado falso….da forma de verdad a una mentira, que aún es el caso de no presentar la posibilidad de un perjuicio, pues más ordinariamente puede darse un beneficio de alguna persona, importa una grave violación de sus deberes profesionales; lo que es objeto de incriminación no es propiamente la infracción de los deberes funcionales ni la verdad como principio, sino que deberían ser la funciones esenciales que despliega el documento en el trafico jurídico, respetando así la homogeneidad y sistematización de los delitos de falsedad documental. Es de verse, que el certificado médico no es un documento público, lo que lo alejaría de la estructura material de los delitos de falsedad ideológica, sin embargo, es la relevancia e importancia que dicho documento despliega en el trafico jurídico, lo que ha determinado que el legislador le otorgue una cualidad equivalente y, así proceder a su penalización en la cobertura normativa del articulado en análisis. Estamos en presencia de falsedad ideológicas que se cometen en documento privado, lo cual constituye una excepción al principio general sobre la comisión de aquella forma de falsedad. La falsedad del certificado es, en efecto, ideológica, ya que en el documento en su materialidad es auténtico, lo mentido es lo que en él se certifica que alguien esta o estuvo enfermo o lesionado o lo estuvo o no lo está. En la legislación comparada, encontramos una figura similar en el artículo 295° del CP argentino, que dice a la letra lo siguiente: “sufrirá pena prisión de un mes a un año, el medico que diera por escrito un certificado falso, concerniente a la existencia o inexistencia, presente o pasada, de alguna enfermedad o lesión cuando de ello resulte prejuicio. La pena será de uno a cuatro años, si el falso certificado debiera tener por consecuencia que una persona sana fuera detenida en un manicomio, lazareto u otro hospital”. 2.- TIPICIDAD OBJETIVA a. Sujeto activo Conforme las variadas descripciones que se han glosado en los alcances normativos del artículo 431° del CP, diría que es un delito común, sin embargo dicha afirmación ha de verse relativizada, cuando de forma expresa en el primer párrafo, se señala que el autor ha de ser un médico, un galeno, un profesional de la salud, lo que indica que el tipo penal exige una condición especial funcional en la persona del agente, incidiendo en reconocer que se trataría de un tipo penal “mixto”. Siguiendo lo dicho, tenemos que autor de la primera y segunda modalidad del injusto, solo pueden ser perpetrados, por aquellos que cuentan con el título profesional de médicos y habilitación del colegio médico respectivo dando lugar a una figura especial, donde todos aquellos que no cuentan con dicha condición profesional, no podrán ser reputados como autores de esta infracción delictiva; en el certificado médico el galeno debe colocar su número de inscripción de colegiatura. Aspecto en cuestión, que influye a su vez, en la posibilidad de admitir una autoría mediata –desde atrás- quien no tiene la condición de médico, no puede quebrantar él debe funcional que exige la tipicidad objetiva, máxime al tratarse de un deber personalísimo, por lo que inclusive otro médico no puede ser considerado autor mediato, en el sentido, de quien certifica es el otro médico, donde se supone que es aquel quien ha realizado las pruebas necesarias y, quien a su vez ha llegado al diagnóstico de la enfermedad que padece el paciente; admitir la autoría mediata, supondría identificar un médico que actúa bajo un error de tipo, lo cual es rechazable por nosotros, en tanto, como señalamos, aquel certifica una enfermedad que aquel consta, otra cosa seria el error en la identidad del paciente. Sería una total dejadez de los deberes de función, de que el medico certifique el diagnóstico elaborado por otro galeno; por tales motivos, lo que sí podría admitirse es una instigación, de quien convence al médico certificador, a consignar una información falsa, sobre una enfermedad inexistente o la inexistencia de una enfermedad que en realidad padece el paciente. Dicho lo anterior, la enfermera u otro, que asisten al médico y, colaboran, para que consigné una información falsa en el certificado médico, solo pueden responder a título de participación delictiva (complicidad); así, quien sabiendo de que el paciente no padece de una anomalía psíquica y, parientes que pagaron, sobornaron al médico, para que este emita una certificación falsa. Cuando quien emite el diagnostico, es una persona que no cuenta con la habilitación profesional como médico, no puede responder por esta tipificación penal, pero si lo hará por ejercicio ilegal de la profesión –artículo 363° del CP, que puede también ir en concurso con la figura de la falsedad genérica, si es que suplanta la identidad de un médico real y verdadero. Si se trata de un médico de ESSALUD u otro hospital estatal, que puede configurarse también el tipo penal de usurpación de funciones. En el caso del particular, quien hace uso de la certificación, ha de responder como autor de su propio injusto, de la modalidad delictiva contenida en el tercer párrafo del articulado en cuestión. b. Sujeto pasivo Es la sociedad que se ve conmocionada, cuando el medico certifica una enfermedad inexistente o da cuenta de su no existencia, pese a padecerlo el paciente; no obstante, en el caso de la segunda modalidad y también la tercera, pueden identificarse a perjudicados directos, como el paciente que es internado en el hospital para enfermos mentales, o la institución que se ve obligada a pagar una pensión que en verdad no le corresponde al administrado. c. Modalidades típicas Primer punto a saber, que debe consumir en todas las modalidades del injusto, es que debe tratarse de un documento autentico, un certificado que ha sido expedido por un médico habilitado profesionalmente en el ejercicio de sus funciones; aquel certificado médico que es adulterado por un tercero, no ingresa al ámbito de protección de la norma; como sostuvimos lo que se presenta no es una afectación a su veracidad. c.1. Expedición de certificado médico falso Primer punto a saber, es que protagonista de esta modalidad del injusto, solo lo puede ser el médico –habilitado para expedir dicho certificado dando lugar a una figura especial. La materialidad típica debe plasmarse en un objeto documental, de forma concreta sobre un certificado, donde se hace constar la información falsa respecto a la inexistencia o no inexistencia, presente o pasada de enfermedades físicas o mentales. La materialidad típica debe plasmarse en un objeto documental, de forma concreta sobre un certificado, donde se hace constar la información falsa respecto a la inexistencia o no inexistencia, presente o pasada de enfermedades físicas o mentales. El certificado, en el sentido típico, si bien no necesita adoptar formas sacramentales, tiene que estar extendido por escrito y su tenor contener a aseveración del otorgante sobre la existencia de una enfermedad o lesión que no existe o no existió, o que son o han sido distintas de las expresa. En nuestro país, algunas farmacias y centros autorizados, comercializan los certificados médicos, bajo una determinada estructura documental, mas ello no obsta a que el mismo médico, utilice su propia papelera –donde estampa su nombre y número de colegiatura, para dar constancia de la enfermedad que padece el paciente. En las palabras de Creus, no constituye certificado la historia clínica redactada por el médico para su uso personal o destinada a ser empleada dentro de un circulo profesional destinado, pero si puede serlo la copia de ella cuando contiene falsedades y es entregada o puesta a disposición de un tercero con la firma del médico que introdujo la falsedad p de otro profesional que la conoce como tal, sin perjuicio, claro está de que en aquel primer supuesto la historia clínica reservada haya sido el medio para cometer otro delito. Tampoco estaremos ante la figura delictiva –in examine-. Cuando un médico es llamado por la instancia jurisdiccional es llamado por la instancia jurisdiccional para que emita un informe ilustrativo (pericia), sobre la salud mental del imputado, pues si en dicho proceder conductivo, se aprecia una dolosa falsedad, la tipificación penal se traslada a la figura contemplada en el artículo 409° del CP. Cuestión importante, es que en la certificación se debe hacer alusión a “enfermedades físicas o mentales”. Lo que implica por parte del médico, que debe describir con todo detalle que clase y/o tipología de enfermedad se trata, no bastara con que señale que padece de dolores en el estómago, sino que sufre de una gastritis severa o de ulceras. Las “enfermedades físicas” hacen alusión a ciertas sintomologias que aparecen en los órganos del ser humano, dando lugar a un cuadro clínico y, ciertos afectos que disminuyen las capacidades funcionales de dicho órganos, generando secuelas en la salud del paciente. No solo tenemos enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, cirrosis hepática, falencias renales, tifoidea, hepatitis, sarampión, asma, bronquitis, etc.; sino otras que toman lugar en accidentes, provocando lesiones, como parálisis, estado vegetativo, coma, perdida de las piernas u otros órganos; enfermedades tropicales (dengue) así como las diversas variantes de cáncer y tumores que se originan en diversos órganos del cuerpo humano. Bajo esta rotulación que podemos ubicar a un simple resfriado o a una congestión nasal. Por su parte, las “las enfermedades mentales”, son aquellas que se ubican en que psique del individuo, aquellos trastornos de la personalidad anomalías psíquicas, alteración de la conciencia, obligatoria, esquizofrenia, epilepsia y otros síndromes mentales, etc.; son las que afectan el discernimiento de la persona, afectando las funciones psico- motrices del individuo. Enfermedades de estas naturales, han de ser refrendas por un psiquiatra o psicólogo. Puede darse este delito, cuando el medico sobre dimensiona la gravedad de la enfermedad o cuando da una intensidad mayor a la ocasionada; de que el accidente, ha determinado lesiones graves, siendo en realidad leves. Cuando se trata de una enfermedad pasada, debe especificarse en el certificado la data exacta de aquella así como su tipología; así, cuando se pretende hacer pasar por inimputable al imputado –al momento de la acción del hecho punible-, por una grave alteración de la conciencia y así favorecerlo. Una situación distinta, los familiares que quieren interponer un proceso de interdicción a un familiar, sirviéndose para ello de un falso certificado médico, por ello, podrían incluso responder por inducción a error a funcionario público. Si el certificado médico contiene cualquier otro dato falso que no concierne a esa existencia o inexistencia (p, e), sobre la edad de la persona, falsedad de un parto, etc. pasa a formar parte de otros delitos, pero extraños a la falsedad documental. No podemos observar este delito, cuando de un diagnóstico certero, aparece nuevamente la enfermedad en el paciente, ora por no haber seguido en rigor el tratamiento médico ora por tratarse de un rebrote no susceptible de ser controlado; esto es, la inexistencia de la enfermedad debe manifestarse en la data de la expedición del certificado o no posteriori. En seguida que la certificación médica sea solicitada por una persona, porque tiene un interés en emplearlo de determinada manera, sin embargo, el objeto de que sea empleada la certificación no ha sido previsto en la estructura típica de esta modalidad del injusto típico. Los certificados son documentos que se proporcionan a una persona para dar prueba de certeza de un hecho que le interesa o de un dato personal que le concierne. En sí mismos no tienen otra misión. Y no es poco, que dar prueba de certeza frente a cualquier instancia pública o privada, pueden ser emitidos por funcionarios públicos o por personas particulares. Punto importante a saber, es que en la estructuración típica de este modalidad del injusto, no se hace a que la confección de la certificación médica, tenga la idoneidad y/o potencialidad para poder causar un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero, claro está cuando es ingresado al trafico jurídico, lo que lo alejaría de la sustantividad material caracterizarle en los delitos de falsedad documental, mas no puede perderse de vista, que los médicos no certifican enfermedades a iniciativa propia, sino a solicitud de las particulares, quienes pretenden obtenerlo, para darle en definitiva un uso empero, dicha inferencia, no puede implicar que se exija la posibilidad de causar un perjuicio al derecho de un tercero, a efecto de dar por consumada la materialidad típica, ello supondría una lesión al principio de legalidad. En resumidas cuentas, esta modalidad delictiva, importa la construcción de un delito formal, donde se adelanta de forma significativa las barreras de intervención del derecho punitivo, tal vez por la delicadez de este asunto y de la actividad médica y el rol que dichos profesionales ejercen en la sociedad. Determinado la no inclusión de la posibilidad de causar un perjuicio al cual ser aparejado de un tercero, como condición objetiva de punibilidad, lo cual debe ser aparejado con la fenomenología fáctica, sobre la cual se desarrollan estas conductas de contenido ilícito. C.2.- Falsa certificación para ingreso a un hospital para enfermos mentales haciendo un vistazo de las tres conductas delictivas-que el legislador ha glosado bajo la cobertura normativa- observamos que el mayor desvalor del injusto típico así como del grado de reproche culpable {imputación individual) se devela en este comportamiento, pues no solo estamos hablando de un proceder conductivo (profesional) que afecta la fe pública, sino que se identifica una aptitud de lesión a un bien jurídico –de primer valor en el estado constitucional de derecho-, nos referimos a la libertad individual, pues si el certificado médico falso permite que la víctima sea internada en el nosocomio, no sabe duda dicho interés jurídico, también será objeto de afectación. Lo anotado, al margen de reconocer que la estructuración típica del tipo legal, no exige para su consumación, que el certificado médico propicie el internamiento del individuo en un hospital para enfermos mentales, más si, que ese sea el propósito que impulse al agente la confección del certificado falsificado. Por consiguiente, al advertirse un probable (de alto pronostico) de lesión a la libertad de comunitario, podría decirse inclusive, que estaríamos antes un bien jurídico pluriofensivo, por lo que la penalidad de mayor intensidad del articulado, debe recaer sobre este comportamiento típico, lo cual debe tomar en cuenta el juzgador al momento de la determinación e individualización de la pena. No perdamos de vista que la certificación falsa del médico está viabilizando el internamiento de una persona sana a un nosocomio para enfermos mentales. No solo la libertad personal se coloca en franco peligro de afectación sino que con ello, la inviolabilidad persona y la salud psíquica del individuo, quien a pesar de no sufrir una enfermedad mental grave, es recluida en un nosocomio especializado para el tratamiento de dichos males. Como se expone en la doctrina nacional, es suficiente que el certificado haya sido emitido con esta específica, sin que para la aplicación de tal agravante sea requerido la efectiva admisión o internamiento de la persona en el hospital para enfermos mentales. Es sabido, que el internamiento de una persona en un hospital para enfermos mentales, solo puede proceder legalmente ante dos situaciones –primero, cuando los familiares del enfermo, tramitan ante las instancias sanitarias correspondientes su ingreso al nosocomio especializado en enfermedades mentales o, mediando –en algunas oportunidades, la interposición de una demanda de interdicción, conforme lo estipulan los artículos 581° al 584° de CPC, donde el inc. 2) del artículo 582° (in fine), justamente sobre la actuación del galeno, dispone a la letra lo siguiente. “a la demanda se acompañara: la certificación medica sobre el estado del presunto interdicto, lo que se entiende expedida bajo juramento o promesa de veracidad, debiendo ser ratificada en la audiencia respectiva”. Segundo, instado un procedimiento penal, por la presunta comisión de un delito, al haberse que el agente es autor y/o participe de dicho evento criminoso y, que al momento de su comisión (tempuss comissi dilicti) Conforme a lo descrito, según la primera alternativa, podría deducirse a responsabilidad penal del médico, siguiente resolución dogmática: -por un concurso real de delitos, por la figura delictiva contenida en el artículo 431° de CP, en concurso con el de falso testimonio en juicio, siempre que acredite la falsedad de la certificación médica, mientras, que en el segundo supuesto, si es que el medico certifico la condición mental falsa del imputado, puede también por responder penalmente por el articulado –bajo examen. Aspecto esencial para dar por acreditada la materialidad típica en que solo basta que el profesional de la salud haya expedido un certificado médico, diagnostico la enfermedad mental del paciente, sino q1ue dicha emisión documental, tiene que haber tomado lugar con el fin de internarlo en un hospital para enfermos mentales, lo cual no se encuentra abarcado por el dolo del autor, sino que alusión a un elemento subjetivo de naturaleza trascendente, ello quiere decir, de seguro, que personas interesadas lo hayan solicitado, por lo que en el decurso del procedimiento penal respectivo, el titular del ejercicio de la acción penal, debe presentar evidencia de ello, de no ser así, la incriminación ha de desplazarse al primer párrafo del articulado. Cuestión no menos importante, es que el diagnostico (falso), del médico debe referirse a un enfermedad mental grave, una anomalía psíquica que suponga una profunda alteración de la realidad, que el trastorno mental produzca en el paciente la imposibilidad de conducirse conductivamente conforme a sentido, es decir, acá el sujeto se muestra totalmente incapaz para ordenar sus movimientos corporales conforme a un plano estricto de razonabilidad. Entonces, son defectos estructurales, que se sitúan en psique del individuo, que lo anulan completamente, de proceder conductivamente con arreglo a un discernimiento, que le permita identificar con toda claridad, lo malo de lo bueno. Ello no aparecerá necesariamente en aquellos individuos, que aún mantiene un resquicio de racionalidad en su quehacer conductivo, al contar con cientos intervalos de lucidez, que les permite conducirse conforme a sentido, a esto se le denomina “imputados relativos” No podemos ver esta conducta delictiva, por ende, cuando el diagnostico falso del médico se refiere al padecimiento de una enfermedad mental, que por su grado e intensidad, no requiere que se interne al enfermo en un hospital para enfermos mentales. Acá, al igual que en la modalidad típica anterior, el médico debe ser plenamente consciente, de que está consignado en el certificado médico que expide, una enfermedad mental que en realidad no padece el paciente o que en su defecto, la sufre en una entidad mucho menos; si es que llego a dicha conclusión por error o merced a su confusión con otras enfermedades (no mentales), que producen la misma sintomologia habrá que negarse la tipicidad subjetiva de la figura en cuestión. d. Uso malicioso de la certificación medica falsa Sostuvimos en el marco del análisis del primer párrafo del articulado que el galeno que expide la certificación medica falsa no actúa motu proprio, en el sentido de que su proceder antijurídico obedece a una iniciativa de un tercero interesado, a menos que se piense que el profesional de la salud promociona la venta de certificado médicos, en tal virtud, se diría salud promociona la venta de certificados médicos. En tal virtud, se diría en principio, que el tercero interesado (funcionario y/o particular), habría de responder penalmente como instigador, sin embargo, habiendo considerado